Hacia muuuuuuuuuuuuuuuuucho que no ponia nada por aqui, pero eso no significa que este poniendo todo mi empeño en el fic
Y, tras mucho tiempo planificando, corrigiendo y escribiendo, aqui os dejo el capitulo 8 ^^
Spoiler:
De nuevo una sala negra y oscura apareció cuando Grey abrió los ojos, no tardó en darse cuenta de que volvía a estar soñando, puesto que ya se estaba acostumbrando a aquel escenario.
Como de costumbre, como si un foco le alumbrara desde el cielo, la zona en la que estaba se ilumino, y de nuevo, una que estaba a unos metros de el hizo lo mismo, dejando ver de nuevo la figura que vio hace meses, aquel que sabia sobre su carga.
Esta vez no estaba con una mirada inexpresiva, sino que parecía contento, o al menos era lo que su sonrisa dejaba notar.
- Parece que haces progreso.
Grey se limito a mirar al interlocutor y responder.
- Debes de tener una rara idea acerca de progresar.
- Jeje, créeme, has hecho cosas que muchos ponis en tu lugar no habrían podido hacer jamas. Puede que no te des cuenta, pero aunque sigas pensando que eres una carga, cada día que vives demuestras lo contrario.
- ¿Como? ¿Poniendo a mis amigos en peligro? Creo que no pensamos siquiera igual.
- Progreso no solo significa que las cosas vayan bien, tienes que expandir tu forma de ver el mundo.
Grey se quedo callado frente a aquella afirmación, era fácil de decir, pero con el paso de los años, su percepción de todo no era muy positiva, salvo en algunas circunstancias.
- Cada día que pasa eres mas capaz de cumplir con mis expectativas, solo espero que siempre sigas tu propio camino, y nunca sigas el de otros, puesto que podrás cometer sus mismos errores.
Estaba harto, hablaba como si le conociera de toda la vida, cuando jamas había estado con el, salvo en aquel momento cuando descansaba en TallTale, y le estaba poniendo de los nervios.
- Dime quien eres.
- ¿Desde cuando mi identidad importa?
- Desde que decidiste entrar en mi vida.
El desconocido simplemente se limito a reír disimuladamente ante la impaciencia de Grey, lo cual no ayudo demasiado en aquella situación.
- No necesitas saber quien soy, solo que soy un "amigo".
- Es fácil decirlo, pero difícil demostrarlo.
- Créeme, en su momento, veras por que lo soy.
El silencio invadió la estancia durante varios segundos, hasta que el poni cobrizo miro hacia detrás suya rápidamente, de nuevo con aquella irritante sonrisa en la cara.
- Me gustaría haber estado aquí mas tiempo, pero por lo visto la visita de hoy sera corta, y no precisamente por voluntad mía.
Grey apretó los dientes de pura ira, aunque el fuera un extraño, esta era su mente, este era su mundo.
- ¡ESO LO DECIDIRE YO!
Inmediatamente cargó contra el poni cobrizo, pero antes de llegar a su objetivo, una gran ráfaga de viento le comenzó a empujar hacia atrás, junto a un sonido muy fuerte, destruyendo la oscuridad y provocando que lentamente volviera a despertar.
- Recuerda, si tienes dudas, mira tu marca.
La ráfaga se tornaba cada vez mas fuerte y Grey notaba como era empujado cada vez mas lejos. Era muy real para ser un sueño. Al tiempo que entreabría los ojos, se dio cuenta que se estaba deslizando por un pavimento de mármol muy real.
-¡DESPERTAD DE UNA VEZ GREY EDGE!
Aquella tronante afirmación vino acompañada de una enorme onda sonora que lo mandó volando, estampándolo contra algo verdaderamente duro y que dolía de verdad.
El unicornio abrió los ojos del todo los ojos y pudo ver como ante él había una enorme vidriera... donde se representaba a seis ponis usando magia con una figura que conocía bien.
-Eso duele... ¿donde...?
-Ruego nos disculpéis. No era nuestra intención lanzaros tan lejos.
Grey reconoció aquella voz. Era una voz que no olvidaría nunca. Incorporándose, contempló una figura que no esperaba volver a ver.
- Princesa Luna...
El unicornio miro rápidamente el lugar, era una sala edificada en mármol con grandes vidrieras y telas aparentemente caras recubriendo el lugar, sin duda alguna, estaba en el palacio real.
- ¿Como he llegado aquí?
La princesa abrió las alas y voló hacia el fondo de la sala, situándose en el trono que allí se encontraba.
-Os hicimos traer cuando descubrimos que os encontrabais en Canterlot. A pesar de las protestas de la guardia real, nuestra autoridad aun está por encima de la suya. Tengo entendido que la Guardia Lunar os encontró cuando procedían a vuestro arresto. Una actitud que deberéis corregir cuando ocupéis tu puesto.
- No pienso dejar que me detengan por... espera, ¿Que puesto?
-Vais a ocupar la capitanía de la Guardia Lunar.
- ¡JAJA! Esa es buena... ahora si me disculpas, he de volver con mis compañeras.
La princesa entrecerró los ojos y las puertas se cerraron sonoramente tras Grey.
-Esto no es una propuesta, Grey Edge. No debisteis desaparecer tras los incidentes del laberinto. El puesto lleva aguardándoos desde que todo aquello terminó. Hemos perdido demasiado tiempo intentando localizaros y ahora estáis aquí. No volverá a ocurrir.
A Grey le pareció aquello más una encerrona que un encuentro amigable, no quería siquiera enfrentarse a precisamente la princesa de la noche nada más levantarse, pero aquella conversación se acercaba lentamente a una confrontación.
- ¿Y si me niego?
La princesa se sonrió.
-Danos motivos convincentes para hacerlo. Nos encantará oírlos.
- Ahora mismo no puedo ni quiero, Luna. Yo mismo desaparecí del mapa para evitar cosas como esta. En el laberinto demostré que ni siquiera podía estar bien sin causar problemas a los demás.
Grey dio un par de pasos al frente, necesitaba mas argumentos para distraerla mientras pensaba en como largarse de ahí.
- No soy un líder, ni soy alguien en el que se pueda confiar, estoy buscado por la ley y precisamente no soy el mejor acatando ordenes, y eso lo sabes de antecasco.
Luna suavizó ligeramente el gesto, sin dejar de estar seria.
-Solo sabemos que tenemos ante nos a un unicornio capaz y con gran talento que se empeña en desperdiciar. Ahí fuera no le servís a nadie y correís mas peligro que aquí. Pero esa no es la razón. Nos pasamos las noches leyendo los sueños de los ponis y sabemos cuando alguien nos oculta algo. Y estáis ocultando algo, Grey Edge. Algo que te aflige y te apremia a dejar estas estancias.
Grey miro brevemente al suelo para después volver a mirar a Luna a la cara, a pesar de la distancia.
- A estas alturas ya te imaginaras que solo hay un poni que me importe tanto.
La princesa tardó unos segundos en contestar.
-Si se trata de vuestra hermana, ¿creéis que un proscrito buscado por la guardia real y con un poder que aun no controla tendrá más éxito que yo misma y mi guardia lunar? Nos ocuparemos personalmente de averiguar su paradero. A diferencia de vos, ella si sueña, por lo que podremos encontrarla antes de lo que pensáis.
La princesa cerró los ojos antes de que Grey le recriminase e invocó algo que dejó al unicornio descolocado: un cristal negro.
-Además, las respuestas que buscáis no se encuentran ahí fuera, sino aquí.
Grey iba a responder a la princesa, pero el hecho que emulara su poder era algo que le dejo completamente en blanco. No podía creerlo, tras todo aquello, le oculto que lo sabia, después de todo.
- Condenada embustera, embaucadora, mentirosa..... ¡Te pregunte un millón de veces si sabias algo acerca de mis poderes y siempre lo negabas! ¡¿Y AHORA ME SALES CON ESTO?! ¡¿Te crees que siquiera pueda confiar en ti ahora que veo lo que me ocultabas?!
El unicornio estaba fuera de si, tanto tiempo buscando respuestas, tantas veces que le pregunto en el laberinto, tanto tiempo con entrenamientos raros... y ahora de la nada resulta que sabía todo. Grey estaba afligido al ver que la poni a la que intento proteger en su día jamás confió en él, y aquello solo daba lugar a mas ira.
La princesa puso los ojos en blanco antes de canalizar una poderosa magia que alcanzó al unicornio de lleno.
Grey dejó de ver el salón del trono solo para no ver absolutamente nada alrededor de él. Era un mundo totalmente blanco, como si fuera...
"La ira no os deja pensar con claridad, Grey Edge. ¿Acaso sólo recuerdaís lo que quieres?"
La voz de Luna resonaba ene el espacio blanco, pero la princesa no estaba por ninguna parte.
"Os recuerdo que mientras fuimos Nightmare Moon mi personalidad nos llevaba a no fiarnos ni de nuestra propia sombra. Os ganasteis mi confianza, demostrasteis ser capaz, me asombrasteis llegando donde pensábamos que nadie podría llegar; e iba a premiar vuestra lealtad con aquello que ahora voy a revelaros... Pero cuando volvimos a ser Luna lo olvidamos todo. Hasta que el laberinto acabó y vos partisteis. Fuisteis muy desconsiderado al darnos la espalda, Grey Edge. Huisteis vos por decisión propia cuando más se os necesitaba y cuando más vos lo necesitabais"
Grey estaba harto, no se creía ni una sola parte de aquello y la ilusión que había creado Luna no ayudaba a aquello.
- Estoy harto de decirlo, fue por el bien común.
"No sabes nada, Grey Edge"
El inmenso fondo blanco se esfumó para dejar paso a lo que parecía un mundo hecho con figuras de papel, como si se tratase de un cuento infantil. Ante el unicornio empezaron a materializarse unas figuras que se movían guiadas por la historia que la princesa de la noche empezó a narrar:
“Hace poco más de mil años, en el Imperio de Cristal, nacieron dos hermanos, uno un poni terrestre de pelaje cobrizo, mientras que su hermano era un unicornio con colores similares a los tuyos.
No tardaron demasiado tiempo en manifestar un poder muy peculiar, cada uno de una forma. Mientras que el unicornio podía crear piezas de cristal de la nada, el poni terrestre podía recubrirse a si mismo en cristal, pero sin quedar inmovilizado.
No tardo demasiado en que aquellos potrillos fueran conocidos como la "Esencia del Imperio", ya que la gente los veía como si fuera la encarnación del Corazón de Cristal. El unicornio se volvió un estudioso que se dedicó a estudiar las opciones que ofrecía su cualidad, mientras que el poni terrestre se alistó al ejercito del Imperio, y su popularidad se fue disparando gracias a que usaba sus poderes para proteger a los demás.
Aunque el unicornio se quedaba día y noche estudiando sus cristales, el segundo hizo una vida normal, se casó y tuvo descendencia, una pegaso y un unicornio.
Pero en todo corazón siempre hay una mancha oscura, y fue el primer hermano, el unicornio, el que la desarrollo.
Lentamente, la oscuridad fue adueñándose de su corazón a medida que estudiaba la capacidad que ofrecía su poder, hasta que desapareció, para emerger como el mayor mal al que los ponis de cristal se enfrentaron jamas.
Uso su poder de un modo que pudo controlar a prácticamente todos los ponis que se encontraban en el Imperio a excepción de los pocos que lograron escapar, entre ellos los hijos del segundo hermano, los cuales comenzaban a dar signos de haber heredado los poderes de su antecesor.
Nosotras no tardamos en acudir en la ayuda de todos, junto al segundo hermano de nuestra parte, pudimos averiguar cosas acerca del unicornio que jamas hubiéramos sabido, incluso pudimos obtener su diario, con lo que vimos como ocurrió todo lentamente en el.
Finalmente pudimos asaltar el castillo, mientras que el segundo hermano iba por su cuenta, y pudimos estar cara a cara con el artífice de tanto dolor, tras lo cual, y armadas de valor, nos enfrentamos a el.
Poco pudimos hacer, salvo contemplar como ambos hermanos se enfrentaban, nos hizo prometer que ayudaríamos a su familia a escapar, y así hicimos. Poco después, el Imperio desapareció, sin dejar rastro alguno.
Sus hijos fueron rápidamente repudiados por aquellos sucesos y acabaron bajo protección nuestra hasta que crecieran. Aquello sucedió sin ningún percance, salvo el hecho de que ellos desarrollaban sus poderes bajo constante supervisión nuestra, para evitar que lo que ocurrió en el Imperio de Cristal se repitiera.
En pocos años los ponis abandonaron el castillo, cada uno por su lado, y tu eres descendencia de aquel valiente guerrero, Grey Edge”
Las figuras se desvanecieron y Grey de nuevo volvía a estar en la sala del trono.
-Y es por ello por lo que ingresarás en la guardia lunar: tu destino es proteger, como lo fue el de tu antepasado. Si tantas dudas tienes, nos recomendamos que mires esa marca que llevas.
Grey no pudo evitar relacionar al segundo hermano de la historia con el poni que estaba viendo hace un rato, pero si eso fue hace mas de mil años, no era posible que fuera el mismo.
Hizo caso al consejo que ambos le hicieron y miro su marca durante unos segundos, el escudo de cristal que adornaba su grupa era el signo de su verdadero talento, el cual siempre se había cuestionado desde que salio del laberinto. De nuevo, miro a Luna, hacia meses que no la veía y, a pesar de la hostilidad que recién salio, decidió tomar lo que el pensó que era la decisión correcta, por lo que se acerco un poco mas, se arrodillo frente a la princesa y la miro a los ojos.
- Acepto.
-Alzad pues la cabeza, Capitán Grey Edge.
El unicornio obedeció y se encontró con que la princesa de la noche parecía estar... sonriendo.
-Ahora ya puedo agradeceros lo que hicisteis por mí en el laberinto.
El tono de voz de Luna había cambiado ligeramente. Aunque seguía siendo autoritario, sonaba más… afectivo. El cuerno de la alicornio se iluminó y acto seguido Grey se vio recubierto de una armadura completa similar a la de los guardias reales, pero con peculiaridades: su aspecto era algo mas recargado y afilado, cubría la mayoría del cuerpo y los tonos se correspondían con los de Luna y no con los de Celestia.
-Empezareis hoy mismo con vuestra instrucción preliminar antes de que paséis a estar al mando de la guarnición. Y no temáis, encontraré a vuestra hermana... mi buen amigo.
Al pronunciar estas palabras los rasgos de Luna claramente se suavizaron, como si hubiese dejado atrás definitivamente gran parte de los formalismos que venía mostrando desde que el unicornio despertó.
Había muchas palabras para describir la sensación en aquel momento, pero la palabra clave era incomodo en aquel caso.
Estaba acostumbrado a ir sin nada recubriéndole todo el cuerpo, salvo su capa, y ahora una armadura toda de golpe y sopetón, estaba como un gato recién salido de una ducha, moviendo las patas a ver si se encontraba más cómodo.
Luna lanzó una risita.
-No os preocupéis. Está hecha con los materiales mas ligeros a la par que resistentes de Equestria y ha sido alterada mágicamente para que no os pese lo mas mínimo. Un par de días con ella y ni os enterareis de que la lleváis puesta.
- Sigue siendo algo raro.
El tono del unicornio era claramente de alguien molesto, pero a Grey no le quedaba otro remedio, sin embargo, el sabia que no seria tan fácil librarse de todo lo que tenia detrás con una simple armadura.
- ¿Que ocurre con mi orden de detención? No creo que una armadura haga que un delincuente deje de ser culpable.
Luna dejó de sonreír, pero su rosto no se endureció.
-Nos hemos ocupado personalmente de que las posesiones que sustrajiste a aquel guarda real le sean devueltas. Del mismo modo, tus cargos pendientes sobre incidentes ocurridos en el laberinto han sido sobreseídos. Si todos debiésemos responder por lo allí ocurrido, ahora mismo ninguno de nosotros estaríamos manteniendo esta conversación.
- Vale, una cosa más. Conmigo venían dos yeguas. ¿Donde están? Porque es obvio que algo sabrás de ellas puesto que venían conmigo.
-Ambas están a salvo y bajo nuestra vigilancia. Tendrán una audiencia conmigo a su debido tiempo. Sé lo que estás pensando, pero nosotras escucharemos lo que ambas tengan que decir antes de tomar cualquier decisión. Si queréis hablar por ellas, ahora es el momento.
¿Debería hablar o callarse? Era el pequeño dilema que se le mostraba a Grey con aquella propuesta. Era obvio que con Macdolia no tendría problema alguno, ya que ya la conoce y sabe que sus intenciones son buenas, el problema era Shadow Mirror.
Era obvio que, tras el incidente que provoco en el laberinto, era equina non grata para cualquiera que hubiera estado por ahí, por lo que, por mucho que hablara ella, estaba claro que un prejuicio muy negativo respecto a ella estaría muy vigente en la princesa.
- Sobre Macdolia no tengo nada que decir, salvo que su voluntad de ayudar a los demás es lo que me ha traído aquí, pero si tengo que hablar sobre mi otra compañera, cuyo nombre es Shadow Mirror.
Es obvio que la reconocéis, y no precisamente de un momento muy agradable. La encontramos en las ruinas de un edificio calcinadas de hace ya años, muy débil, y aun así con ganas de enfrentarse a nosotros, pero salio mal parada, de hecho, acabo irónicamente atravesada por una de sus propias lanzas e inconsciente.
Fuimos a parar a TallTale para así podernos curar en el hospital junto a ella, cuyo estado era tan deplorable que no pude evitar ayudarla, no podía dejarla ahí.
Ahí ya creo que Macdolia podría darte detalles mas técnicos acerca de algo que le extrajeron, no me acuerdo muy bien de todo, pero se que era algún amplificador de ira, lo cual por desgracia dio lugar a un incidente, del cual seguramente sabrás.
Bueno, tras aquello, la sacamos de ahí cuando ya estábamos algo recuperados y viajamos todos juntos hasta llegar a Canterlot. No dejo de ser un poco molesta, pero se que es buena en el fondo, porque tuvo mas de una oportunidad de acabar con nosotros y no lo hizo, sin necesidad de magia.
Grey miro un instante al suelo y pensó si aquel discurso ayudaría de algo, pero sabia que debía defenderla de cualquier destino atroz que le pudiera llegar.
- Se que es una buena poni, a pesar de lo que hizo en el pasado, y lo dice precisamente el que fue su objetivo principal.
La princesa asintió.
-Tendremos en cuenta tus palabras -dijo antes de realizar un gesto con la cabeza.
Las puertas se abrieron y en la sala del trono entraron volando dos ponis ataviados con armaduras similares a la de Grey. Sin embargo, no eran pegasos, pues sus alas eran de murciélago.
-Nuestra escolta os acompañará a vuestros aposentos. Y una cosa mas.
La princesa invocó con un estallido de magia un objeto alargado que Grey reconoció: era una espada larga.
-A Partir de ahora, este será vuestro filo. Usadlo para protegernos de aquellos que amenazan la armonía de nuestras tierras.
Grey uso su magia para guardar el arma en un espacio de la armadura, a lo cual sorprendentemente no tuvo ningún problema. Sin más dilación, se levanto y fue hace los dos guardias, no sin antes mirar a Luna una vez más.
- Me alegra que nos hayamos visto de nuevo en mejores circunstancias, princesa.
La Princesa de la noche no le respondió, pero si que le dedicó una grata sonrisa al tiempo que asentía.
Grey fue caminando por el pasillo junto a los dos guardias, los cuales tenían semblante serio, sin duda fruto de todo su entrenamiento.
Se quedo mirando los pasillos que en su día recorrió como portillo en circunstancias mucho peores, pero recuerdos aparte, no pudo evitar acordarse de sus compañeras.
"Espero que mis palabras hagan a Luna ser aunque sea menos severa con Shadow, no me gustaría que después de todo lo que ha pasado, todo acabe para ella aquí."
Finalmente, llegaron a sus aposentos a lo que los guardias abrieron la puerta, dejándole paso libre a Grey para entrar.
- Mañana a primera hora le llamaran para comenzar su entrenamiento, capitán Edge.
- Ugh, que mal suena... decidme simplemente Grey, por favor. Y muchas gracias por avisarme, que tengáis una buena noche.
El unicornio entro en la habitación, cerrando inmediatamente la puerta y quitándose la armadura, puede que fuera ligera, pero seguía siendo algo molesto y quitársela fue la mayor sensación de comodidad en todo el rato.
Miro a la habitación, estaba llena de muebles ostentosos y lujosos que sin duda costarían lo suyo, ademas de una gran cama, lo cual echaba en falta desde hacia mucho tiempo.
El unicornio se dejó caer sobre el mullido colchón. ¿Cuando fue la última vez que se había tumbado en una cama así? Quizás ni siquiera había última vez.
Pero aun así... no podía quitarse de la cabeza la idea de que, pese a su nueva posición, se encontraba más solo que nunca.
-¿Eh? ¿Que es eso que asoma bajo la almohada?
Grey usó su magia para hacer levitar aquel cojín... y se encontró algo totalmente inesperado.
Era un muffin.
-¿Pero como ...?
El unicornio miro el muffin sin evitar pensar en Macdolia, sin duda alguna todo esto había sido gracias a ella, y era en aquellos momentos en los que mas le hubiera gustado tenerla al lado, aunque fuera para hablar.
También recordó como se ponía si se le hacia un feo a uno de sus muffins, por lo que, con una sonrisa en la cara, comenzó a comérselo mientras pensaba en como se encontrarían sus compañeras.
La noche fue la mas cómoda que Grey tuvo en muchos años, aunque estar rodeado de lujos no era algo que le agradara demasiado, realmente necesitaba aquel descanso tras tanto tiempo viajando.
La mañana siguiente se levantó e inmediatamente se miro al espejo, hacia mucho tiempo que no se veía a si mismo detenidamente, al descuidarse tanto parecía que le había crecido una barba de cabra en la cara, ademas de que notaba que estaba lleno de suciedad, por lo que decidió limpiarse rápidamente y cortarse aquel pelo de mas de su cara, gracias a una pequeña hoja de cristal.
Se miro de nuevo, ya mas limpio y listo, se sentía a gusto tras notar la relajante caricia del agua sobre el, pero ya casi seria la hora para su entrenamiento, por lo que, refunfuñando un poco, se coloco su armadura encima y se preparo a que lo llamaran mientras veía en lo que se había convertido de la noche a la mañana.
Fueron muy puntuales a la hora de llamarlo, lo cual Grey agradeció, sin mediar palabra comenzaron a caminar por el castillo. Muchos años habían pasado desde la ultima vez que se encontró en el, y por lo menos esta vez no había nadie detrás suya, sin embargo notaba de vez en cuando alguna mirada hacia el, y no eran precisamente de admiración, todo lo contrario, pero intentaba ignorarlas lo máximo posible.
El silencio ahí era un poco incomodo, pero no sabia siquiera de que hablar, no era como con Macdolia y Shadow, que sabia que decir o al menos que podía decir, ahora mismo, estar callado era lo mas fácil para Grey, y así fue todo el trayecto.
Ante el se encontraba una gran sala, con aspecto parecido a un gimnasio, repleto de diferentes aparatos y espacios para entrenar y practicar, tales como muñecos de entrenamiento para magia, o armas cuerpo a cuerpo con un pequeño saco de arena en la punta.
Ante el asombro de Grey, un poni de curiosa figura de encontraba ante el, aclarándose la garganta para obtener su atención, pero el unicornio no pudo evitar en fijarse en sus rasgos mas que prestarle atención. Las había visto la noche anterior en los guardias que lo escoltaron a sus aposentos, pero ahora podía verlas de cerca: unas alas membranosas, completamente diferentes a las que siempre había visto, repletas de plumas, junto a unas orejas mas profundas y un iris que solo podría describir como peculiar eran suficientes para atraer la curiosidad de Grey hacia ellas.
El extraño poni no pudo evitar reírse un poco, por lo visto no era la primera vez que le pasaba.
- ¿Nunca has visto un batponi eh?
- Pues.... no, la verdad, es curioso.
- Jeje, pues acostúmbrate, esto es la guardia lunar y créeme, hay muuuuuuuchos batponis por aquí, ahora, si no te importa, sígueme.
Ambos comenzaron a caminar por el amplio recinto, donde habían muchos mas ponis entrenando, incluso habían un par de batponis haciendo maniobras aéreas, lo cual, a pesar de que ya las había visto, seguían siendo impresionantes para el.
- Así que eres nuestro nuevo capitán eh.
- Para gracia o desgracia, si, me llamo Grey Edge.
- Pues bienvenido la Guardia Lunar, o Guardia Nocturna, Capitán Edge, hay varias formas de llamarla, aunque la primera es la mas popular.
- Muchas gracias.
- No hay de que, por cierto, me llamo Brave Wind.
Finalmente se detuvieron frente a una sala repleta de persianas, la luz entraba fácilmente por ellas, dejando ver varios obstáculos que a primera vista eran sencillos, demasiado, incluso.
Brave Wind saco de un armario cercano un casco con una lente de cristal , su forma parecía un poco ambigua, ademas de desgastada.
- Capitán, si me es tan amable de quitarse la armadura.
Grey se quito su armadura rápidamente, realmente le incomodaba estar con ella, pero tampoco era momento de quejarse.
- Supongo que no estarás acostumbrado a la oscuridad como nosotros, por lo que siempre a los nuevos les damos este casco para comenzar, esa lente contiene un hechizo el cual, sin dar luz alguna, hace que puedas ver todo en la oscuridad, los objetos inanimados se verán ligeramente con una silueta algo clara, mientras que ya las cosas mas "animadas" se verán con mas claridad para que no tengas problemas. Y con el tiempo te acostumbraras y no te hará falta, pero de mientras, úsalo.
Grey se coloco el casco y Brave cerro todas las persianas rápidamente, dejando el lugar completamente a oscuras, pero sin embargo, gracias al casco, no era precisamente una visión clara como su fuera de día, pero aquello era impresionante, incluso en la mas completa oscuridad, podía ver sus alrededores.
- Hoy haremos un ejercicio simple, capitán. Solamente trate de hacer el recorrido estándar con el menor numero de errores posible.
Grey asintió y presto atención a las indicaciones de su instructor, gracias al cual pudo completar el recorrido, pero no exento de fallos por falta de visión, seguidos de una risilla de Brave.
- No esta mal para la primera vez, no te preocupes por los tropezones, todos los que no están acostumbrados a la noche tienen esos problemas, es solo cuestión de acostumbrarse.
Poco mas pudo entrenar, ya que su escolta había vuelto, bajo orden de Luna, para traerle de vuelta a la sala del trono, con motivo de anunciar su promoción a capitán, por lo que se coloco la armadura rápidamente y comenzó a seguirlos.
El anuncio de su ascensión a Capitán de la Guardia Lunar de una forma tan súbita causo mas de un murmuro entre ambas guardias, pero sobretodo había movimiento en la solar, entre los cuales se notaba especialmente en una parte de la Guardia Solar, entre los cuales Grey pudo distinguir a varios de los ponis involucrados en el intento de arresto del día anterior.
La ceremonia no tuvo mucho mas por parte de Grey, por lo que este se dedico a buscar por los pasillos a Macdolia, a la cual echo en falta en la sala del trono, ya que, según Luna, estaba por el castillo.
Poco podía imaginar el unicornio que ahora mismo la yegua espacio-temporal se encontraba más cerca de lo que se pensaba, dejando otro muffin en los nuevos aposentos de Grey.
-El reloj de arena está dando la vuelta... -murmuró-. Lo que empiece a caer ahora depende del día de hoy.
Al mismo tiempo, la Princesa Luna sufría un ligero asedio por parte de los guardias solares que mas molestos se encontraban por el nombramiento de Grey.
La Princesa de la noche decidió terminar aquellas quejas con un manifiesto cargado de un buen número de decibelios.
-NO HAY MAS QUE HABLAR. Grey es ahora el capitán de la Guardia Lunar y ninguno de vosotros tiene la potestad para ponerle un casco encima.
-En ese caso, recurriremos a la Princesa Celestia. Ella sabrá ocuparse de ese delincuente greñudo -dijo el guardia que se quedó mas rezagado del grupo; el mismo al que Grey había sustraído la espada.
"Dudo que responda a tu petición, soldado. Hermana sabe al igual que yo cuan importante es Grey en el nuevo orden de Equestria" -dijo la Princesa para sí- "Y ahora... toca ocuparme de ella"
Muchos metros por debajo de la sala del trono, en una habitación algo mas lúgubre, pero bien acomodada, una unicornio empezaba a impacientarse.
-¡¿CUANTO TIEMPO MAS VOY A ESTAR AQUÍ METIDA?! -vociferó Shadow mientras intentaba teletransportarse fuera de allí, sin éxito- Si tuviese toda mi magia...
-No la usaríais para escapar. Sería poco práctico -dijo la Princesa Luna mientras entraba en la sala- Volvemos a vernos, Catleya, si mal no recuerdo; aunque tratóse de un alias ¿no? Tu nombre real es Shadow Mirror.
- Creo que me suenas, estabas cuando trate de acabar con ese unicornio hace unos meses ¿No?- Shadow sonreía mientras miraba a la princesa a los ojos.- Tu eres la que se cargó mi hechizo de contención.
Luna se sorprendió ligeramente.
-A pesar de haber pasado mil años en el destierro, nos sorprende que no nos conozcas.
- ¿Nos? ¿Sois una legión de alicornios similares a ti o que?
Shadow obviamente se estaba mofando de Luna, aquella situación no le gustaba, y ya que no podía hacer nada para evitar el destino que le decidieran, al menos se divertiría sacando de quicio a quien pudiera.
La princesa encajó el golpe arqueando la ceja ligeramente.
-Pasamos mil años encerradas en la luna. Aun no consigo desprenderme de este deje arcaico ni de este plural majestático; pero has esquivado mi afirmación: ¿cómo es que no nos conoces?
- No puedo conocer a todo ser que exista en Equestria, además, los temas de realeza me importan más bien poco.
La princesa entrecerró los ojos.
-Más bien parece ser que el único tema que teníais entre ceja y ceja era acabar con mi nuevo capitán de la guardia lunar.
Shadow abrió instantáneamente los ojos y comenzó a reírse durante un buen rato frente a una Luna que parecía inmune a toda la actuación de la unicornio.
- ¿En serio que....? Jejeje... espera... ahora, bien. ¿En serio que ese unicornio que no tiene ni la mas remota idea... de NADA acerca de si mismo o sus poderes debe ser Capitán? Porque si así es el panorama de Equestria me apunto a ser Reina... ya que están regalando cargos importantes..
La princesa espero a que Shadow dejase de reírse antes de continuar.
-Ahora está más enterado del origen de sus poderes. Por si no estás informada, mi hermana y nos estuvimos allí cuando todo empezó. Lo curioso es... cuanto sabéis vos. No somos estúpidas: tu habilidad es similar a la suya. Es obvio que sois una descendiente también.
- Tampoco es que lo oculte precisamente, y si, lo soy, por si acaso no ha quedado suficientemente claro.
-En ese caso, me inclinaría a pensar que buscáis extinguir el linaje para evitar lo que sucedió entonces, ¿nos equivocamos acaso?
: El rostro de Shadow se torno en una mirada seria y desafiante en un instante.
- Ahí ya tocas un tema espinoso, señora Alicornio. Y no soy muy dada a hablar acerca de mis acciones o motivos.
Luna se sonrió.
-Fuisteis capaz de enfrentaros a cuatro ponis, dos de ellos especialistas en luchas contra seres sobrenaturales y que además contaban con nos de apoyo. Sobrevivisteis al ataque de un lich milenario. Os infiltrasteis en un plano onírico ante nuestras mismísimas narices. Vuestras acciones hablan por vos, Shadow Mirror.
La princesa continuó antes de que la unicornio replicase.
-Y aun así, pese a tu perseverancia, el primer acto de mi nuevo capitán ha sido interceder por ti. Por la unicornio que parece desear verle muerto por encima de todas las cosas. Nos gustará saber porqué.
- Padecerá del síndrome de Estocolmo, yo que se. No es mi culpa que ese unicornio y su cansina compañera decidieran por su cuenta que debía viajar con ellos.- Shadow suspiró, desviando la mirada.-De todos modos, ahora mismo tengo otras cosas en mente, las cuales hacen que la vida de tu querido capitán este segura, por lo que ya puedes dejar de preocuparte. Que parece que dependes de él.
Luna prefirió ignorar el último comentario. Resultaba mas interesante lo de antes... ese gesto, y esa frase...
-Nos gustaría dejar de estar preocupadas, pero existe algo que nos escama. Tus crímenes son muchos, entre ellos agresión a una princesa. No obstante, debo de hablar con alguien más antes de disertar sobre ti. En breves sabrás más.
Minutos más tarde, la princesa de la noche hizo entrar a cierta poni de tierra y coletas en la sala del trono.
Las puertas se cerraron tras ella. Macdolia dio un rápido vistazo a los laterales de la sala. Parecía ser que la alicornio le había concedido una audiencia privada.
Luna esperaba al final de la sala, en el trono, con semblante serio. Su cabello ondeaba con todo el firmamento reluciendo en él. Cuando llegó hasta él, la poni de pelaje magenta bajó la cabeza y se inclinó.
-Alteza.
Luna abandonó el semblante serio y lo reemplazó por una sonrisa.
-Alzaos, Macdolia. Vemos que seguís el protocolo.
-Y yo veo que estáis recuperada del todo. Es un alivio.
La princesa asintió.
-Y nos alegra ver de nuevo a una de las artífices de que eso fuese posible. Al igual que mi nuevo capitán, partisteis antes de que pudiese agradecéroslo en nombre de Equestria y en nuestro nombre.
Macdolia se encogió ligeramente de hombros.
-No acostumbro a quedarme a las celebraciones: siempre suele haber alguien que puede necesitarme.
-Y es una tarea encomiable aquella a la que te has entregado. Pero solitaria. Lo vimos en tus sueños.
La poni de tierra se mordió el labio.
-Me lo imaginaba. Viste aquello; ¿no fue así como nos localizaste en el orfanato?
-Tus pesadillas son extrañas, Macdolia, la que conocen como "la guardaespaldas errante", “la viajera misteriosa” o “la bruja poni”. No es la primera vez que oímos tu nombre pero tu poder va más allá del tiempo. Viajas ayudando a los demás de un periodo a otro sin esperar nada mas a cambio que la felicidad de aquellos a los que ayudas, pero... ¿qué hay de tu propia felicidad?
Macdolia cerró los ojos.
-Mi felicidad... me basta con ver a los demás felices. Mis anhelos no son posibles, bien lo sé.
Luna miró con cierto sentimiento de pena a aquella poni. Ella mejor que nadie sabía lo que era compartir dos mentes. Su alter ego, Nightmare Moon, la atormentó durante demasiados años, demasiados lustros...
-Desearíamos poder ayudarte, joven poni.
-No soy tan joven. Viajar en el tiempo tiene sus contrapartidas.
-Aun así, sois joven si os comparáis con nosotras. Siempre lo seréis.
Macdolia no pudo sino sonreír. Por alguna extraña razón, aquella conversación estaba aliviando algunos de sus propios tormentos.
-Como decíamos: queremos ayudaros. Podríais servir a Canterlot. Mi guardia privada...
-Conozco a la guardia privada, princesa Luna. También a la "otra" guardia y creedme: nunca llegaría a la estar a la altura de Rise Love. Y sus métodos tampoco van conmigo…
Luna arqueó las cejas.
"No en vano, uso el poder de ese extraño reloj para obtener información"
-No os preocupéis, alteza: seguiré haciendo lo posible no solo por Canterlot, sino por Equestria, y por todos.
-Aun así... algo podríamos hacer.
Macdolia meditó unos segundos.
-Existe una cosa, alteza. Una petición que quiero haceros y que pediría que escuchaseis hasta el final.
-Oigámosla, pues.
Grey seguía pasando los días entrenando en la sala oscura, mejorando sus reflejos en la oscuridad. Aunque no entrenaba en el ámbito mágico, aquello, por nimio que fuera, era mucho más de lo que el podría llegar a hacer por su cuenta, y se notaba.
Los días fueron pasando, y el unicornio notaba más aun la ausencia de Macdolia, la cual cada noche le dejaba un muffin en la cama, como señal de que seguía cerca, lo cual al menos le aliviaba. Mientras supiera que estaba a salvo, podía respirar tranquilo.
Grey seguía sin acostumbrarse a su titulo nuevo, y a toda la "parafernalia" que ello conllevaba, no le gustaba que le trataran con solemnidad, y tampoco le gustaba oír murmullos de la Guardia Solar cada vez que se cruzaba con alguno, pero también conociendo toda la circunstancia, lo veía lógico.
Ya había pasado una semana desde que Grey fue nombrado Capitán, sus reflejos habían mejorado un poco gracias a los entrenamientos y se notaba en forma, al menos, mucho más que antes, aunque tanta comodidad sabia que a la larga haría mella en el, le estaba gustando demasiado su cama como para desprenderse de ella, sobretodo porque en ella cada noche había un dulce muffin de Macdolia esperándole, el cual siempre se comía en total tranquilidad, mientras pensaba en que estaría haciendo la yegua magenta para estar tan ocupada. Sin embargo, ninguna rutina dura tanto tiempo invariable, y una noche Grey no encontró muffin alguno en la habitación cuando volvió por la noche, pero se imagino que en lo que sea que estuviera involucrada Macdolia, la estaría manteniendo especialmente ocupada, pero minutos más tarde una nueva tarea le sacaría de aquellos pensamientos, un guarda le estaba avisando de que Luna quería verle urgentemente en la sala del trono. Grey, preocupado por lo que pudiera ser el asunto, se coloco rápidamente la armadura y entro en la sala del trono, donde Luna parecía esperarle desde su asiento habitual.
-¿Me habéis hecho llamar, Princesa Luna? -dijo Grey con cierto sentimiento de extrañeza. Seguía sin acostumbrarse a los formalismos propios de su rango.
-Así es, Grey Edge. Asuntos importantes han ocurrido en el castillo en las últimas horas que requieren un trato inmediato. No nos andaremos con preámbulos: la yegua que conoces como Shadow Mirror ha escapado.
Oír aquello pareció hacerle de todo menos gracia al unicornio, después de lo que le dijo el mismo a Luna para defenderla, en su rostro se denotaba la ira que acababa de aparecer en el, pero intento mantener las formas.
- ¿Como ha sucedido?
El rostro de Luna no se relajó.
-No lo sabemos. La teníamos en una estancia personal y no debería haber podido escapar de ella, pero al parecer, ha podido de un modo u otro. Y eso no es todo.
Grey permaneció callado mientras que pensaba únicamente en que debía de haber una explicación, sabiendo lo que podía haber hecho, debía haberla.
Sin embargo, aquel pensamiento saltó por los aires cuando Luna endureció mas aun la mirada y dijo:
-He recibido un informe de que se ha visto a una unicornio con una descripción que encaja con la suya en las afueras de Canterlot en dirección a Ponyville... y llevaba consigo a una yegua de pelaje magenta y coletas, al parecer inconsciente.
La ira que Grey estaba conteniendo seguía acumulándose, mas aun al escuchar aquella noticia, porque no tardo en saber a que yegua se refería la princesa, era obviamente Macdolia.
- ¿Que tiene pensado hacer al respecto, Princesa Luna?
La princesa alicornio alzó la cabeza y miró al frente.
-¡Esto es una orden que os damos, Grey Edge, Capitán de la Guardia Lunar: debéis partir hacia Ponyville y encontrar a la unicornio Shadow Mirror! ¡La seguridad de muchos ciudadanos de Equestria depende de ello!
Sin dudarlo ni un instante, Grey se arrodillo ante Luna.
- Partiré inmediatamente. ¿Cual es la ruta mas rápida a Ponyville?
-No hay ferrocarriles hasta mañana, pero haremos que os preparen un carruaje especial para que lleguéis al pueblo lo antes posible: el tiempo apremia -Luna levantó una de sus patas y tras tomar aire...-¡MARCHAD, CAPITÁN GREY EDGE!
La voz real de Luna hizo retumbar la sala entera. Grey por primera vez agradeció llevar la armadura, la cual le ayudo a no volver a salir despedido.
Grey rápidamente trato de emular el saludo militar que vio hacer cientos de veces a los demás guardas antes de salir corriendo de la sala, sin otra en la cabeza que buscar respuestas, sin importar los medios.
Estaba ya acercándose a la salida del castillo, cuando noto un detalle bastante importante, había dejado su nueva arma en el cuarto, la cual había estado cogiendo polvo desde el primer día, dado que no tuvo que usarla en sus entrenamientos, ni vio la necesidad de cogerla en ningún momento, o al menos así fue hasta ahora.
Grey entro en la habitación, pero esta vez era distinto para el, con un aire algo solemne, levito la espada que Luna le dio y miro fijamente sus detalles. Le gustaban los relieves y diseños que habían en las hojas de la guardia, tanto la solar como la lunar, pero fuera de aquel momento, Grey movió un poco el arma con su magia, dando un par de tajos en el aire, como su estuviera probando su filo contra un objetivo invisible, tras lo cual enfundo el arma y decidido, se dirigió a la salida del castillo sin perder mas el tiempo.
Muchos soldados habían en todo el edificio, pero parecía que el destino quería que Grey se frenara lo máximo posible, porque antes de que saliera, un guardia solar le corto el paso, era ni mas ni menos al que Grey robo el arma, meses atrás.
El guardia parecía mal encarado. Por lo que podía comprobar, sus quejas y las de sus compañeros a la princesa Celestia acerca del nuevo capitán de la Guardia Lunar habían caído en saco roto.
-No te irás de rositas eternamente, recuérdalo.
Grey se detuvo a mirar a aquel guardia. A pesar de que en su día le sustrajo el arma, aun le producía resquemor la brutalidad con la que había sido tratado en el internado.
-¿He oído bien? Creo que en tu afirmación falta algo.
En guardia entrecerró los ojos. Casi parecía lanzar rayos por las pupilas.
-Recuérdalo... Capitán.
Grey lanzó un mohín y se sonrió.
-Eso está mejor. Y ahora que te tengo delante... una pregunta: ¿quién os dio la orden de arresto?
El guardia pareció quedarse sorprendido por la pregunta.
-Esa orden nos fue entregada en nombre del Capitán Shining Armor.
Grey, tras oír aquello, recordó que también le menciono en su momento cuando le atraparon, tendría que resolver aquello, pero eso sería en otro momento, ahora mismo la vida de Macdolia y todos aquellos que estuvieran en Ponyville corrían peligro.
No tardo en llegar al lugar que Luna le había indicado, como dijo, había un carruaje junto a dos guardas batponis listos para partir. Al ver a Grey, se pusieron firmes, dando la señal de que estaban listos para partir.
- ¿Listo para partir, Capitán Edge?
- Si, vamos a Ponyville.
Aquella afirmación fue seguida de un fuerte "¡Si, señor!" de ambos guardas lunares, tras lo cual comenzaron a cojer velocidad y finalmente volar, con rumbo directo a Ponyville.
"Esta vez estamos en igualdad de condiciones Shadow, no escaparas".
Mientras la carroza partía, una figura la enfocaba desde el catalejo de una de las torres al tiempo que amanecía.
"Buena suerte, capitán -pensó Luna mientras apuraba los últimos momentos del alba-. Que vuestra misión sea fructífera y vuestro camino seguro".
Como de costumbre, como si un foco le alumbrara desde el cielo, la zona en la que estaba se ilumino, y de nuevo, una que estaba a unos metros de el hizo lo mismo, dejando ver de nuevo la figura que vio hace meses, aquel que sabia sobre su carga.
Esta vez no estaba con una mirada inexpresiva, sino que parecía contento, o al menos era lo que su sonrisa dejaba notar.
- Parece que haces progreso.
Grey se limito a mirar al interlocutor y responder.
- Debes de tener una rara idea acerca de progresar.
- Jeje, créeme, has hecho cosas que muchos ponis en tu lugar no habrían podido hacer jamas. Puede que no te des cuenta, pero aunque sigas pensando que eres una carga, cada día que vives demuestras lo contrario.
- ¿Como? ¿Poniendo a mis amigos en peligro? Creo que no pensamos siquiera igual.
- Progreso no solo significa que las cosas vayan bien, tienes que expandir tu forma de ver el mundo.
Grey se quedo callado frente a aquella afirmación, era fácil de decir, pero con el paso de los años, su percepción de todo no era muy positiva, salvo en algunas circunstancias.
- Cada día que pasa eres mas capaz de cumplir con mis expectativas, solo espero que siempre sigas tu propio camino, y nunca sigas el de otros, puesto que podrás cometer sus mismos errores.
Estaba harto, hablaba como si le conociera de toda la vida, cuando jamas había estado con el, salvo en aquel momento cuando descansaba en TallTale, y le estaba poniendo de los nervios.
- Dime quien eres.
- ¿Desde cuando mi identidad importa?
- Desde que decidiste entrar en mi vida.
El desconocido simplemente se limito a reír disimuladamente ante la impaciencia de Grey, lo cual no ayudo demasiado en aquella situación.
- No necesitas saber quien soy, solo que soy un "amigo".
- Es fácil decirlo, pero difícil demostrarlo.
- Créeme, en su momento, veras por que lo soy.
El silencio invadió la estancia durante varios segundos, hasta que el poni cobrizo miro hacia detrás suya rápidamente, de nuevo con aquella irritante sonrisa en la cara.
- Me gustaría haber estado aquí mas tiempo, pero por lo visto la visita de hoy sera corta, y no precisamente por voluntad mía.
Grey apretó los dientes de pura ira, aunque el fuera un extraño, esta era su mente, este era su mundo.
- ¡ESO LO DECIDIRE YO!
Inmediatamente cargó contra el poni cobrizo, pero antes de llegar a su objetivo, una gran ráfaga de viento le comenzó a empujar hacia atrás, junto a un sonido muy fuerte, destruyendo la oscuridad y provocando que lentamente volviera a despertar.
- Recuerda, si tienes dudas, mira tu marca.
La ráfaga se tornaba cada vez mas fuerte y Grey notaba como era empujado cada vez mas lejos. Era muy real para ser un sueño. Al tiempo que entreabría los ojos, se dio cuenta que se estaba deslizando por un pavimento de mármol muy real.
-¡DESPERTAD DE UNA VEZ GREY EDGE!
Aquella tronante afirmación vino acompañada de una enorme onda sonora que lo mandó volando, estampándolo contra algo verdaderamente duro y que dolía de verdad.
El unicornio abrió los ojos del todo los ojos y pudo ver como ante él había una enorme vidriera... donde se representaba a seis ponis usando magia con una figura que conocía bien.
-Eso duele... ¿donde...?
-Ruego nos disculpéis. No era nuestra intención lanzaros tan lejos.
Grey reconoció aquella voz. Era una voz que no olvidaría nunca. Incorporándose, contempló una figura que no esperaba volver a ver.
- Princesa Luna...
El unicornio miro rápidamente el lugar, era una sala edificada en mármol con grandes vidrieras y telas aparentemente caras recubriendo el lugar, sin duda alguna, estaba en el palacio real.
- ¿Como he llegado aquí?
La princesa abrió las alas y voló hacia el fondo de la sala, situándose en el trono que allí se encontraba.
-Os hicimos traer cuando descubrimos que os encontrabais en Canterlot. A pesar de las protestas de la guardia real, nuestra autoridad aun está por encima de la suya. Tengo entendido que la Guardia Lunar os encontró cuando procedían a vuestro arresto. Una actitud que deberéis corregir cuando ocupéis tu puesto.
- No pienso dejar que me detengan por... espera, ¿Que puesto?
-Vais a ocupar la capitanía de la Guardia Lunar.
- ¡JAJA! Esa es buena... ahora si me disculpas, he de volver con mis compañeras.
La princesa entrecerró los ojos y las puertas se cerraron sonoramente tras Grey.
-Esto no es una propuesta, Grey Edge. No debisteis desaparecer tras los incidentes del laberinto. El puesto lleva aguardándoos desde que todo aquello terminó. Hemos perdido demasiado tiempo intentando localizaros y ahora estáis aquí. No volverá a ocurrir.
A Grey le pareció aquello más una encerrona que un encuentro amigable, no quería siquiera enfrentarse a precisamente la princesa de la noche nada más levantarse, pero aquella conversación se acercaba lentamente a una confrontación.
- ¿Y si me niego?
La princesa se sonrió.
-Danos motivos convincentes para hacerlo. Nos encantará oírlos.
- Ahora mismo no puedo ni quiero, Luna. Yo mismo desaparecí del mapa para evitar cosas como esta. En el laberinto demostré que ni siquiera podía estar bien sin causar problemas a los demás.
Grey dio un par de pasos al frente, necesitaba mas argumentos para distraerla mientras pensaba en como largarse de ahí.
- No soy un líder, ni soy alguien en el que se pueda confiar, estoy buscado por la ley y precisamente no soy el mejor acatando ordenes, y eso lo sabes de antecasco.
Luna suavizó ligeramente el gesto, sin dejar de estar seria.
-Solo sabemos que tenemos ante nos a un unicornio capaz y con gran talento que se empeña en desperdiciar. Ahí fuera no le servís a nadie y correís mas peligro que aquí. Pero esa no es la razón. Nos pasamos las noches leyendo los sueños de los ponis y sabemos cuando alguien nos oculta algo. Y estáis ocultando algo, Grey Edge. Algo que te aflige y te apremia a dejar estas estancias.
Grey miro brevemente al suelo para después volver a mirar a Luna a la cara, a pesar de la distancia.
- A estas alturas ya te imaginaras que solo hay un poni que me importe tanto.
La princesa tardó unos segundos en contestar.
-Si se trata de vuestra hermana, ¿creéis que un proscrito buscado por la guardia real y con un poder que aun no controla tendrá más éxito que yo misma y mi guardia lunar? Nos ocuparemos personalmente de averiguar su paradero. A diferencia de vos, ella si sueña, por lo que podremos encontrarla antes de lo que pensáis.
La princesa cerró los ojos antes de que Grey le recriminase e invocó algo que dejó al unicornio descolocado: un cristal negro.
-Además, las respuestas que buscáis no se encuentran ahí fuera, sino aquí.
Grey iba a responder a la princesa, pero el hecho que emulara su poder era algo que le dejo completamente en blanco. No podía creerlo, tras todo aquello, le oculto que lo sabia, después de todo.
- Condenada embustera, embaucadora, mentirosa..... ¡Te pregunte un millón de veces si sabias algo acerca de mis poderes y siempre lo negabas! ¡¿Y AHORA ME SALES CON ESTO?! ¡¿Te crees que siquiera pueda confiar en ti ahora que veo lo que me ocultabas?!
El unicornio estaba fuera de si, tanto tiempo buscando respuestas, tantas veces que le pregunto en el laberinto, tanto tiempo con entrenamientos raros... y ahora de la nada resulta que sabía todo. Grey estaba afligido al ver que la poni a la que intento proteger en su día jamás confió en él, y aquello solo daba lugar a mas ira.
La princesa puso los ojos en blanco antes de canalizar una poderosa magia que alcanzó al unicornio de lleno.
Grey dejó de ver el salón del trono solo para no ver absolutamente nada alrededor de él. Era un mundo totalmente blanco, como si fuera...
"La ira no os deja pensar con claridad, Grey Edge. ¿Acaso sólo recuerdaís lo que quieres?"
La voz de Luna resonaba ene el espacio blanco, pero la princesa no estaba por ninguna parte.
"Os recuerdo que mientras fuimos Nightmare Moon mi personalidad nos llevaba a no fiarnos ni de nuestra propia sombra. Os ganasteis mi confianza, demostrasteis ser capaz, me asombrasteis llegando donde pensábamos que nadie podría llegar; e iba a premiar vuestra lealtad con aquello que ahora voy a revelaros... Pero cuando volvimos a ser Luna lo olvidamos todo. Hasta que el laberinto acabó y vos partisteis. Fuisteis muy desconsiderado al darnos la espalda, Grey Edge. Huisteis vos por decisión propia cuando más se os necesitaba y cuando más vos lo necesitabais"
Grey estaba harto, no se creía ni una sola parte de aquello y la ilusión que había creado Luna no ayudaba a aquello.
- Estoy harto de decirlo, fue por el bien común.
"No sabes nada, Grey Edge"
El inmenso fondo blanco se esfumó para dejar paso a lo que parecía un mundo hecho con figuras de papel, como si se tratase de un cuento infantil. Ante el unicornio empezaron a materializarse unas figuras que se movían guiadas por la historia que la princesa de la noche empezó a narrar:
“Hace poco más de mil años, en el Imperio de Cristal, nacieron dos hermanos, uno un poni terrestre de pelaje cobrizo, mientras que su hermano era un unicornio con colores similares a los tuyos.
No tardaron demasiado tiempo en manifestar un poder muy peculiar, cada uno de una forma. Mientras que el unicornio podía crear piezas de cristal de la nada, el poni terrestre podía recubrirse a si mismo en cristal, pero sin quedar inmovilizado.
No tardo demasiado en que aquellos potrillos fueran conocidos como la "Esencia del Imperio", ya que la gente los veía como si fuera la encarnación del Corazón de Cristal. El unicornio se volvió un estudioso que se dedicó a estudiar las opciones que ofrecía su cualidad, mientras que el poni terrestre se alistó al ejercito del Imperio, y su popularidad se fue disparando gracias a que usaba sus poderes para proteger a los demás.
Aunque el unicornio se quedaba día y noche estudiando sus cristales, el segundo hizo una vida normal, se casó y tuvo descendencia, una pegaso y un unicornio.
Pero en todo corazón siempre hay una mancha oscura, y fue el primer hermano, el unicornio, el que la desarrollo.
Lentamente, la oscuridad fue adueñándose de su corazón a medida que estudiaba la capacidad que ofrecía su poder, hasta que desapareció, para emerger como el mayor mal al que los ponis de cristal se enfrentaron jamas.
Uso su poder de un modo que pudo controlar a prácticamente todos los ponis que se encontraban en el Imperio a excepción de los pocos que lograron escapar, entre ellos los hijos del segundo hermano, los cuales comenzaban a dar signos de haber heredado los poderes de su antecesor.
Nosotras no tardamos en acudir en la ayuda de todos, junto al segundo hermano de nuestra parte, pudimos averiguar cosas acerca del unicornio que jamas hubiéramos sabido, incluso pudimos obtener su diario, con lo que vimos como ocurrió todo lentamente en el.
Finalmente pudimos asaltar el castillo, mientras que el segundo hermano iba por su cuenta, y pudimos estar cara a cara con el artífice de tanto dolor, tras lo cual, y armadas de valor, nos enfrentamos a el.
Poco pudimos hacer, salvo contemplar como ambos hermanos se enfrentaban, nos hizo prometer que ayudaríamos a su familia a escapar, y así hicimos. Poco después, el Imperio desapareció, sin dejar rastro alguno.
Sus hijos fueron rápidamente repudiados por aquellos sucesos y acabaron bajo protección nuestra hasta que crecieran. Aquello sucedió sin ningún percance, salvo el hecho de que ellos desarrollaban sus poderes bajo constante supervisión nuestra, para evitar que lo que ocurrió en el Imperio de Cristal se repitiera.
En pocos años los ponis abandonaron el castillo, cada uno por su lado, y tu eres descendencia de aquel valiente guerrero, Grey Edge”
Las figuras se desvanecieron y Grey de nuevo volvía a estar en la sala del trono.
-Y es por ello por lo que ingresarás en la guardia lunar: tu destino es proteger, como lo fue el de tu antepasado. Si tantas dudas tienes, nos recomendamos que mires esa marca que llevas.
Grey no pudo evitar relacionar al segundo hermano de la historia con el poni que estaba viendo hace un rato, pero si eso fue hace mas de mil años, no era posible que fuera el mismo.
Hizo caso al consejo que ambos le hicieron y miro su marca durante unos segundos, el escudo de cristal que adornaba su grupa era el signo de su verdadero talento, el cual siempre se había cuestionado desde que salio del laberinto. De nuevo, miro a Luna, hacia meses que no la veía y, a pesar de la hostilidad que recién salio, decidió tomar lo que el pensó que era la decisión correcta, por lo que se acerco un poco mas, se arrodillo frente a la princesa y la miro a los ojos.
- Acepto.
-Alzad pues la cabeza, Capitán Grey Edge.
El unicornio obedeció y se encontró con que la princesa de la noche parecía estar... sonriendo.
-Ahora ya puedo agradeceros lo que hicisteis por mí en el laberinto.
El tono de voz de Luna había cambiado ligeramente. Aunque seguía siendo autoritario, sonaba más… afectivo. El cuerno de la alicornio se iluminó y acto seguido Grey se vio recubierto de una armadura completa similar a la de los guardias reales, pero con peculiaridades: su aspecto era algo mas recargado y afilado, cubría la mayoría del cuerpo y los tonos se correspondían con los de Luna y no con los de Celestia.
-Empezareis hoy mismo con vuestra instrucción preliminar antes de que paséis a estar al mando de la guarnición. Y no temáis, encontraré a vuestra hermana... mi buen amigo.
Al pronunciar estas palabras los rasgos de Luna claramente se suavizaron, como si hubiese dejado atrás definitivamente gran parte de los formalismos que venía mostrando desde que el unicornio despertó.
Había muchas palabras para describir la sensación en aquel momento, pero la palabra clave era incomodo en aquel caso.
Estaba acostumbrado a ir sin nada recubriéndole todo el cuerpo, salvo su capa, y ahora una armadura toda de golpe y sopetón, estaba como un gato recién salido de una ducha, moviendo las patas a ver si se encontraba más cómodo.
Luna lanzó una risita.
-No os preocupéis. Está hecha con los materiales mas ligeros a la par que resistentes de Equestria y ha sido alterada mágicamente para que no os pese lo mas mínimo. Un par de días con ella y ni os enterareis de que la lleváis puesta.
- Sigue siendo algo raro.
El tono del unicornio era claramente de alguien molesto, pero a Grey no le quedaba otro remedio, sin embargo, el sabia que no seria tan fácil librarse de todo lo que tenia detrás con una simple armadura.
- ¿Que ocurre con mi orden de detención? No creo que una armadura haga que un delincuente deje de ser culpable.
Luna dejó de sonreír, pero su rosto no se endureció.
-Nos hemos ocupado personalmente de que las posesiones que sustrajiste a aquel guarda real le sean devueltas. Del mismo modo, tus cargos pendientes sobre incidentes ocurridos en el laberinto han sido sobreseídos. Si todos debiésemos responder por lo allí ocurrido, ahora mismo ninguno de nosotros estaríamos manteniendo esta conversación.
- Vale, una cosa más. Conmigo venían dos yeguas. ¿Donde están? Porque es obvio que algo sabrás de ellas puesto que venían conmigo.
-Ambas están a salvo y bajo nuestra vigilancia. Tendrán una audiencia conmigo a su debido tiempo. Sé lo que estás pensando, pero nosotras escucharemos lo que ambas tengan que decir antes de tomar cualquier decisión. Si queréis hablar por ellas, ahora es el momento.
¿Debería hablar o callarse? Era el pequeño dilema que se le mostraba a Grey con aquella propuesta. Era obvio que con Macdolia no tendría problema alguno, ya que ya la conoce y sabe que sus intenciones son buenas, el problema era Shadow Mirror.
Era obvio que, tras el incidente que provoco en el laberinto, era equina non grata para cualquiera que hubiera estado por ahí, por lo que, por mucho que hablara ella, estaba claro que un prejuicio muy negativo respecto a ella estaría muy vigente en la princesa.
- Sobre Macdolia no tengo nada que decir, salvo que su voluntad de ayudar a los demás es lo que me ha traído aquí, pero si tengo que hablar sobre mi otra compañera, cuyo nombre es Shadow Mirror.
Es obvio que la reconocéis, y no precisamente de un momento muy agradable. La encontramos en las ruinas de un edificio calcinadas de hace ya años, muy débil, y aun así con ganas de enfrentarse a nosotros, pero salio mal parada, de hecho, acabo irónicamente atravesada por una de sus propias lanzas e inconsciente.
Fuimos a parar a TallTale para así podernos curar en el hospital junto a ella, cuyo estado era tan deplorable que no pude evitar ayudarla, no podía dejarla ahí.
Ahí ya creo que Macdolia podría darte detalles mas técnicos acerca de algo que le extrajeron, no me acuerdo muy bien de todo, pero se que era algún amplificador de ira, lo cual por desgracia dio lugar a un incidente, del cual seguramente sabrás.
Bueno, tras aquello, la sacamos de ahí cuando ya estábamos algo recuperados y viajamos todos juntos hasta llegar a Canterlot. No dejo de ser un poco molesta, pero se que es buena en el fondo, porque tuvo mas de una oportunidad de acabar con nosotros y no lo hizo, sin necesidad de magia.
Grey miro un instante al suelo y pensó si aquel discurso ayudaría de algo, pero sabia que debía defenderla de cualquier destino atroz que le pudiera llegar.
- Se que es una buena poni, a pesar de lo que hizo en el pasado, y lo dice precisamente el que fue su objetivo principal.
La princesa asintió.
-Tendremos en cuenta tus palabras -dijo antes de realizar un gesto con la cabeza.
Las puertas se abrieron y en la sala del trono entraron volando dos ponis ataviados con armaduras similares a la de Grey. Sin embargo, no eran pegasos, pues sus alas eran de murciélago.
-Nuestra escolta os acompañará a vuestros aposentos. Y una cosa mas.
La princesa invocó con un estallido de magia un objeto alargado que Grey reconoció: era una espada larga.
-A Partir de ahora, este será vuestro filo. Usadlo para protegernos de aquellos que amenazan la armonía de nuestras tierras.
Grey uso su magia para guardar el arma en un espacio de la armadura, a lo cual sorprendentemente no tuvo ningún problema. Sin más dilación, se levanto y fue hace los dos guardias, no sin antes mirar a Luna una vez más.
- Me alegra que nos hayamos visto de nuevo en mejores circunstancias, princesa.
La Princesa de la noche no le respondió, pero si que le dedicó una grata sonrisa al tiempo que asentía.
Grey fue caminando por el pasillo junto a los dos guardias, los cuales tenían semblante serio, sin duda fruto de todo su entrenamiento.
Se quedo mirando los pasillos que en su día recorrió como portillo en circunstancias mucho peores, pero recuerdos aparte, no pudo evitar acordarse de sus compañeras.
"Espero que mis palabras hagan a Luna ser aunque sea menos severa con Shadow, no me gustaría que después de todo lo que ha pasado, todo acabe para ella aquí."
Finalmente, llegaron a sus aposentos a lo que los guardias abrieron la puerta, dejándole paso libre a Grey para entrar.
- Mañana a primera hora le llamaran para comenzar su entrenamiento, capitán Edge.
- Ugh, que mal suena... decidme simplemente Grey, por favor. Y muchas gracias por avisarme, que tengáis una buena noche.
El unicornio entro en la habitación, cerrando inmediatamente la puerta y quitándose la armadura, puede que fuera ligera, pero seguía siendo algo molesto y quitársela fue la mayor sensación de comodidad en todo el rato.
Miro a la habitación, estaba llena de muebles ostentosos y lujosos que sin duda costarían lo suyo, ademas de una gran cama, lo cual echaba en falta desde hacia mucho tiempo.
El unicornio se dejó caer sobre el mullido colchón. ¿Cuando fue la última vez que se había tumbado en una cama así? Quizás ni siquiera había última vez.
Pero aun así... no podía quitarse de la cabeza la idea de que, pese a su nueva posición, se encontraba más solo que nunca.
-¿Eh? ¿Que es eso que asoma bajo la almohada?
Grey usó su magia para hacer levitar aquel cojín... y se encontró algo totalmente inesperado.
Era un muffin.
-¿Pero como ...?
El unicornio miro el muffin sin evitar pensar en Macdolia, sin duda alguna todo esto había sido gracias a ella, y era en aquellos momentos en los que mas le hubiera gustado tenerla al lado, aunque fuera para hablar.
También recordó como se ponía si se le hacia un feo a uno de sus muffins, por lo que, con una sonrisa en la cara, comenzó a comérselo mientras pensaba en como se encontrarían sus compañeras.
La noche fue la mas cómoda que Grey tuvo en muchos años, aunque estar rodeado de lujos no era algo que le agradara demasiado, realmente necesitaba aquel descanso tras tanto tiempo viajando.
La mañana siguiente se levantó e inmediatamente se miro al espejo, hacia mucho tiempo que no se veía a si mismo detenidamente, al descuidarse tanto parecía que le había crecido una barba de cabra en la cara, ademas de que notaba que estaba lleno de suciedad, por lo que decidió limpiarse rápidamente y cortarse aquel pelo de mas de su cara, gracias a una pequeña hoja de cristal.
Se miro de nuevo, ya mas limpio y listo, se sentía a gusto tras notar la relajante caricia del agua sobre el, pero ya casi seria la hora para su entrenamiento, por lo que, refunfuñando un poco, se coloco su armadura encima y se preparo a que lo llamaran mientras veía en lo que se había convertido de la noche a la mañana.
Fueron muy puntuales a la hora de llamarlo, lo cual Grey agradeció, sin mediar palabra comenzaron a caminar por el castillo. Muchos años habían pasado desde la ultima vez que se encontró en el, y por lo menos esta vez no había nadie detrás suya, sin embargo notaba de vez en cuando alguna mirada hacia el, y no eran precisamente de admiración, todo lo contrario, pero intentaba ignorarlas lo máximo posible.
El silencio ahí era un poco incomodo, pero no sabia siquiera de que hablar, no era como con Macdolia y Shadow, que sabia que decir o al menos que podía decir, ahora mismo, estar callado era lo mas fácil para Grey, y así fue todo el trayecto.
Ante el se encontraba una gran sala, con aspecto parecido a un gimnasio, repleto de diferentes aparatos y espacios para entrenar y practicar, tales como muñecos de entrenamiento para magia, o armas cuerpo a cuerpo con un pequeño saco de arena en la punta.
Ante el asombro de Grey, un poni de curiosa figura de encontraba ante el, aclarándose la garganta para obtener su atención, pero el unicornio no pudo evitar en fijarse en sus rasgos mas que prestarle atención. Las había visto la noche anterior en los guardias que lo escoltaron a sus aposentos, pero ahora podía verlas de cerca: unas alas membranosas, completamente diferentes a las que siempre había visto, repletas de plumas, junto a unas orejas mas profundas y un iris que solo podría describir como peculiar eran suficientes para atraer la curiosidad de Grey hacia ellas.
El extraño poni no pudo evitar reírse un poco, por lo visto no era la primera vez que le pasaba.
- ¿Nunca has visto un batponi eh?
- Pues.... no, la verdad, es curioso.
- Jeje, pues acostúmbrate, esto es la guardia lunar y créeme, hay muuuuuuuchos batponis por aquí, ahora, si no te importa, sígueme.
Ambos comenzaron a caminar por el amplio recinto, donde habían muchos mas ponis entrenando, incluso habían un par de batponis haciendo maniobras aéreas, lo cual, a pesar de que ya las había visto, seguían siendo impresionantes para el.
- Así que eres nuestro nuevo capitán eh.
- Para gracia o desgracia, si, me llamo Grey Edge.
- Pues bienvenido la Guardia Lunar, o Guardia Nocturna, Capitán Edge, hay varias formas de llamarla, aunque la primera es la mas popular.
- Muchas gracias.
- No hay de que, por cierto, me llamo Brave Wind.
Finalmente se detuvieron frente a una sala repleta de persianas, la luz entraba fácilmente por ellas, dejando ver varios obstáculos que a primera vista eran sencillos, demasiado, incluso.
Brave Wind saco de un armario cercano un casco con una lente de cristal , su forma parecía un poco ambigua, ademas de desgastada.
- Capitán, si me es tan amable de quitarse la armadura.
Grey se quito su armadura rápidamente, realmente le incomodaba estar con ella, pero tampoco era momento de quejarse.
- Supongo que no estarás acostumbrado a la oscuridad como nosotros, por lo que siempre a los nuevos les damos este casco para comenzar, esa lente contiene un hechizo el cual, sin dar luz alguna, hace que puedas ver todo en la oscuridad, los objetos inanimados se verán ligeramente con una silueta algo clara, mientras que ya las cosas mas "animadas" se verán con mas claridad para que no tengas problemas. Y con el tiempo te acostumbraras y no te hará falta, pero de mientras, úsalo.
Grey se coloco el casco y Brave cerro todas las persianas rápidamente, dejando el lugar completamente a oscuras, pero sin embargo, gracias al casco, no era precisamente una visión clara como su fuera de día, pero aquello era impresionante, incluso en la mas completa oscuridad, podía ver sus alrededores.
- Hoy haremos un ejercicio simple, capitán. Solamente trate de hacer el recorrido estándar con el menor numero de errores posible.
Grey asintió y presto atención a las indicaciones de su instructor, gracias al cual pudo completar el recorrido, pero no exento de fallos por falta de visión, seguidos de una risilla de Brave.
- No esta mal para la primera vez, no te preocupes por los tropezones, todos los que no están acostumbrados a la noche tienen esos problemas, es solo cuestión de acostumbrarse.
Poco mas pudo entrenar, ya que su escolta había vuelto, bajo orden de Luna, para traerle de vuelta a la sala del trono, con motivo de anunciar su promoción a capitán, por lo que se coloco la armadura rápidamente y comenzó a seguirlos.
El anuncio de su ascensión a Capitán de la Guardia Lunar de una forma tan súbita causo mas de un murmuro entre ambas guardias, pero sobretodo había movimiento en la solar, entre los cuales se notaba especialmente en una parte de la Guardia Solar, entre los cuales Grey pudo distinguir a varios de los ponis involucrados en el intento de arresto del día anterior.
La ceremonia no tuvo mucho mas por parte de Grey, por lo que este se dedico a buscar por los pasillos a Macdolia, a la cual echo en falta en la sala del trono, ya que, según Luna, estaba por el castillo.
Poco podía imaginar el unicornio que ahora mismo la yegua espacio-temporal se encontraba más cerca de lo que se pensaba, dejando otro muffin en los nuevos aposentos de Grey.
-El reloj de arena está dando la vuelta... -murmuró-. Lo que empiece a caer ahora depende del día de hoy.
Al mismo tiempo, la Princesa Luna sufría un ligero asedio por parte de los guardias solares que mas molestos se encontraban por el nombramiento de Grey.
La Princesa de la noche decidió terminar aquellas quejas con un manifiesto cargado de un buen número de decibelios.
-NO HAY MAS QUE HABLAR. Grey es ahora el capitán de la Guardia Lunar y ninguno de vosotros tiene la potestad para ponerle un casco encima.
-En ese caso, recurriremos a la Princesa Celestia. Ella sabrá ocuparse de ese delincuente greñudo -dijo el guardia que se quedó mas rezagado del grupo; el mismo al que Grey había sustraído la espada.
"Dudo que responda a tu petición, soldado. Hermana sabe al igual que yo cuan importante es Grey en el nuevo orden de Equestria" -dijo la Princesa para sí- "Y ahora... toca ocuparme de ella"
Muchos metros por debajo de la sala del trono, en una habitación algo mas lúgubre, pero bien acomodada, una unicornio empezaba a impacientarse.
-¡¿CUANTO TIEMPO MAS VOY A ESTAR AQUÍ METIDA?! -vociferó Shadow mientras intentaba teletransportarse fuera de allí, sin éxito- Si tuviese toda mi magia...
-No la usaríais para escapar. Sería poco práctico -dijo la Princesa Luna mientras entraba en la sala- Volvemos a vernos, Catleya, si mal no recuerdo; aunque tratóse de un alias ¿no? Tu nombre real es Shadow Mirror.
- Creo que me suenas, estabas cuando trate de acabar con ese unicornio hace unos meses ¿No?- Shadow sonreía mientras miraba a la princesa a los ojos.- Tu eres la que se cargó mi hechizo de contención.
Luna se sorprendió ligeramente.
-A pesar de haber pasado mil años en el destierro, nos sorprende que no nos conozcas.
- ¿Nos? ¿Sois una legión de alicornios similares a ti o que?
Shadow obviamente se estaba mofando de Luna, aquella situación no le gustaba, y ya que no podía hacer nada para evitar el destino que le decidieran, al menos se divertiría sacando de quicio a quien pudiera.
La princesa encajó el golpe arqueando la ceja ligeramente.
-Pasamos mil años encerradas en la luna. Aun no consigo desprenderme de este deje arcaico ni de este plural majestático; pero has esquivado mi afirmación: ¿cómo es que no nos conoces?
- No puedo conocer a todo ser que exista en Equestria, además, los temas de realeza me importan más bien poco.
La princesa entrecerró los ojos.
-Más bien parece ser que el único tema que teníais entre ceja y ceja era acabar con mi nuevo capitán de la guardia lunar.
Shadow abrió instantáneamente los ojos y comenzó a reírse durante un buen rato frente a una Luna que parecía inmune a toda la actuación de la unicornio.
- ¿En serio que....? Jejeje... espera... ahora, bien. ¿En serio que ese unicornio que no tiene ni la mas remota idea... de NADA acerca de si mismo o sus poderes debe ser Capitán? Porque si así es el panorama de Equestria me apunto a ser Reina... ya que están regalando cargos importantes..
La princesa espero a que Shadow dejase de reírse antes de continuar.
-Ahora está más enterado del origen de sus poderes. Por si no estás informada, mi hermana y nos estuvimos allí cuando todo empezó. Lo curioso es... cuanto sabéis vos. No somos estúpidas: tu habilidad es similar a la suya. Es obvio que sois una descendiente también.
- Tampoco es que lo oculte precisamente, y si, lo soy, por si acaso no ha quedado suficientemente claro.
-En ese caso, me inclinaría a pensar que buscáis extinguir el linaje para evitar lo que sucedió entonces, ¿nos equivocamos acaso?
: El rostro de Shadow se torno en una mirada seria y desafiante en un instante.
- Ahí ya tocas un tema espinoso, señora Alicornio. Y no soy muy dada a hablar acerca de mis acciones o motivos.
Luna se sonrió.
-Fuisteis capaz de enfrentaros a cuatro ponis, dos de ellos especialistas en luchas contra seres sobrenaturales y que además contaban con nos de apoyo. Sobrevivisteis al ataque de un lich milenario. Os infiltrasteis en un plano onírico ante nuestras mismísimas narices. Vuestras acciones hablan por vos, Shadow Mirror.
La princesa continuó antes de que la unicornio replicase.
-Y aun así, pese a tu perseverancia, el primer acto de mi nuevo capitán ha sido interceder por ti. Por la unicornio que parece desear verle muerto por encima de todas las cosas. Nos gustará saber porqué.
- Padecerá del síndrome de Estocolmo, yo que se. No es mi culpa que ese unicornio y su cansina compañera decidieran por su cuenta que debía viajar con ellos.- Shadow suspiró, desviando la mirada.-De todos modos, ahora mismo tengo otras cosas en mente, las cuales hacen que la vida de tu querido capitán este segura, por lo que ya puedes dejar de preocuparte. Que parece que dependes de él.
Luna prefirió ignorar el último comentario. Resultaba mas interesante lo de antes... ese gesto, y esa frase...
-Nos gustaría dejar de estar preocupadas, pero existe algo que nos escama. Tus crímenes son muchos, entre ellos agresión a una princesa. No obstante, debo de hablar con alguien más antes de disertar sobre ti. En breves sabrás más.
Minutos más tarde, la princesa de la noche hizo entrar a cierta poni de tierra y coletas en la sala del trono.
Las puertas se cerraron tras ella. Macdolia dio un rápido vistazo a los laterales de la sala. Parecía ser que la alicornio le había concedido una audiencia privada.
Luna esperaba al final de la sala, en el trono, con semblante serio. Su cabello ondeaba con todo el firmamento reluciendo en él. Cuando llegó hasta él, la poni de pelaje magenta bajó la cabeza y se inclinó.
-Alteza.
Luna abandonó el semblante serio y lo reemplazó por una sonrisa.
-Alzaos, Macdolia. Vemos que seguís el protocolo.
-Y yo veo que estáis recuperada del todo. Es un alivio.
La princesa asintió.
-Y nos alegra ver de nuevo a una de las artífices de que eso fuese posible. Al igual que mi nuevo capitán, partisteis antes de que pudiese agradecéroslo en nombre de Equestria y en nuestro nombre.
Macdolia se encogió ligeramente de hombros.
-No acostumbro a quedarme a las celebraciones: siempre suele haber alguien que puede necesitarme.
-Y es una tarea encomiable aquella a la que te has entregado. Pero solitaria. Lo vimos en tus sueños.
La poni de tierra se mordió el labio.
-Me lo imaginaba. Viste aquello; ¿no fue así como nos localizaste en el orfanato?
-Tus pesadillas son extrañas, Macdolia, la que conocen como "la guardaespaldas errante", “la viajera misteriosa” o “la bruja poni”. No es la primera vez que oímos tu nombre pero tu poder va más allá del tiempo. Viajas ayudando a los demás de un periodo a otro sin esperar nada mas a cambio que la felicidad de aquellos a los que ayudas, pero... ¿qué hay de tu propia felicidad?
Macdolia cerró los ojos.
-Mi felicidad... me basta con ver a los demás felices. Mis anhelos no son posibles, bien lo sé.
Luna miró con cierto sentimiento de pena a aquella poni. Ella mejor que nadie sabía lo que era compartir dos mentes. Su alter ego, Nightmare Moon, la atormentó durante demasiados años, demasiados lustros...
-Desearíamos poder ayudarte, joven poni.
-No soy tan joven. Viajar en el tiempo tiene sus contrapartidas.
-Aun así, sois joven si os comparáis con nosotras. Siempre lo seréis.
Macdolia no pudo sino sonreír. Por alguna extraña razón, aquella conversación estaba aliviando algunos de sus propios tormentos.
-Como decíamos: queremos ayudaros. Podríais servir a Canterlot. Mi guardia privada...
-Conozco a la guardia privada, princesa Luna. También a la "otra" guardia y creedme: nunca llegaría a la estar a la altura de Rise Love. Y sus métodos tampoco van conmigo…
Luna arqueó las cejas.
"No en vano, uso el poder de ese extraño reloj para obtener información"
-No os preocupéis, alteza: seguiré haciendo lo posible no solo por Canterlot, sino por Equestria, y por todos.
-Aun así... algo podríamos hacer.
Macdolia meditó unos segundos.
-Existe una cosa, alteza. Una petición que quiero haceros y que pediría que escuchaseis hasta el final.
-Oigámosla, pues.
Grey seguía pasando los días entrenando en la sala oscura, mejorando sus reflejos en la oscuridad. Aunque no entrenaba en el ámbito mágico, aquello, por nimio que fuera, era mucho más de lo que el podría llegar a hacer por su cuenta, y se notaba.
Los días fueron pasando, y el unicornio notaba más aun la ausencia de Macdolia, la cual cada noche le dejaba un muffin en la cama, como señal de que seguía cerca, lo cual al menos le aliviaba. Mientras supiera que estaba a salvo, podía respirar tranquilo.
Grey seguía sin acostumbrarse a su titulo nuevo, y a toda la "parafernalia" que ello conllevaba, no le gustaba que le trataran con solemnidad, y tampoco le gustaba oír murmullos de la Guardia Solar cada vez que se cruzaba con alguno, pero también conociendo toda la circunstancia, lo veía lógico.
Ya había pasado una semana desde que Grey fue nombrado Capitán, sus reflejos habían mejorado un poco gracias a los entrenamientos y se notaba en forma, al menos, mucho más que antes, aunque tanta comodidad sabia que a la larga haría mella en el, le estaba gustando demasiado su cama como para desprenderse de ella, sobretodo porque en ella cada noche había un dulce muffin de Macdolia esperándole, el cual siempre se comía en total tranquilidad, mientras pensaba en que estaría haciendo la yegua magenta para estar tan ocupada. Sin embargo, ninguna rutina dura tanto tiempo invariable, y una noche Grey no encontró muffin alguno en la habitación cuando volvió por la noche, pero se imagino que en lo que sea que estuviera involucrada Macdolia, la estaría manteniendo especialmente ocupada, pero minutos más tarde una nueva tarea le sacaría de aquellos pensamientos, un guarda le estaba avisando de que Luna quería verle urgentemente en la sala del trono. Grey, preocupado por lo que pudiera ser el asunto, se coloco rápidamente la armadura y entro en la sala del trono, donde Luna parecía esperarle desde su asiento habitual.
-¿Me habéis hecho llamar, Princesa Luna? -dijo Grey con cierto sentimiento de extrañeza. Seguía sin acostumbrarse a los formalismos propios de su rango.
-Así es, Grey Edge. Asuntos importantes han ocurrido en el castillo en las últimas horas que requieren un trato inmediato. No nos andaremos con preámbulos: la yegua que conoces como Shadow Mirror ha escapado.
Oír aquello pareció hacerle de todo menos gracia al unicornio, después de lo que le dijo el mismo a Luna para defenderla, en su rostro se denotaba la ira que acababa de aparecer en el, pero intento mantener las formas.
- ¿Como ha sucedido?
El rostro de Luna no se relajó.
-No lo sabemos. La teníamos en una estancia personal y no debería haber podido escapar de ella, pero al parecer, ha podido de un modo u otro. Y eso no es todo.
Grey permaneció callado mientras que pensaba únicamente en que debía de haber una explicación, sabiendo lo que podía haber hecho, debía haberla.
Sin embargo, aquel pensamiento saltó por los aires cuando Luna endureció mas aun la mirada y dijo:
-He recibido un informe de que se ha visto a una unicornio con una descripción que encaja con la suya en las afueras de Canterlot en dirección a Ponyville... y llevaba consigo a una yegua de pelaje magenta y coletas, al parecer inconsciente.
La ira que Grey estaba conteniendo seguía acumulándose, mas aun al escuchar aquella noticia, porque no tardo en saber a que yegua se refería la princesa, era obviamente Macdolia.
- ¿Que tiene pensado hacer al respecto, Princesa Luna?
La princesa alicornio alzó la cabeza y miró al frente.
-¡Esto es una orden que os damos, Grey Edge, Capitán de la Guardia Lunar: debéis partir hacia Ponyville y encontrar a la unicornio Shadow Mirror! ¡La seguridad de muchos ciudadanos de Equestria depende de ello!
Sin dudarlo ni un instante, Grey se arrodillo ante Luna.
- Partiré inmediatamente. ¿Cual es la ruta mas rápida a Ponyville?
-No hay ferrocarriles hasta mañana, pero haremos que os preparen un carruaje especial para que lleguéis al pueblo lo antes posible: el tiempo apremia -Luna levantó una de sus patas y tras tomar aire...-¡MARCHAD, CAPITÁN GREY EDGE!
La voz real de Luna hizo retumbar la sala entera. Grey por primera vez agradeció llevar la armadura, la cual le ayudo a no volver a salir despedido.
Grey rápidamente trato de emular el saludo militar que vio hacer cientos de veces a los demás guardas antes de salir corriendo de la sala, sin otra en la cabeza que buscar respuestas, sin importar los medios.
Estaba ya acercándose a la salida del castillo, cuando noto un detalle bastante importante, había dejado su nueva arma en el cuarto, la cual había estado cogiendo polvo desde el primer día, dado que no tuvo que usarla en sus entrenamientos, ni vio la necesidad de cogerla en ningún momento, o al menos así fue hasta ahora.
Grey entro en la habitación, pero esta vez era distinto para el, con un aire algo solemne, levito la espada que Luna le dio y miro fijamente sus detalles. Le gustaban los relieves y diseños que habían en las hojas de la guardia, tanto la solar como la lunar, pero fuera de aquel momento, Grey movió un poco el arma con su magia, dando un par de tajos en el aire, como su estuviera probando su filo contra un objetivo invisible, tras lo cual enfundo el arma y decidido, se dirigió a la salida del castillo sin perder mas el tiempo.
Muchos soldados habían en todo el edificio, pero parecía que el destino quería que Grey se frenara lo máximo posible, porque antes de que saliera, un guardia solar le corto el paso, era ni mas ni menos al que Grey robo el arma, meses atrás.
El guardia parecía mal encarado. Por lo que podía comprobar, sus quejas y las de sus compañeros a la princesa Celestia acerca del nuevo capitán de la Guardia Lunar habían caído en saco roto.
-No te irás de rositas eternamente, recuérdalo.
Grey se detuvo a mirar a aquel guardia. A pesar de que en su día le sustrajo el arma, aun le producía resquemor la brutalidad con la que había sido tratado en el internado.
-¿He oído bien? Creo que en tu afirmación falta algo.
En guardia entrecerró los ojos. Casi parecía lanzar rayos por las pupilas.
-Recuérdalo... Capitán.
Grey lanzó un mohín y se sonrió.
-Eso está mejor. Y ahora que te tengo delante... una pregunta: ¿quién os dio la orden de arresto?
El guardia pareció quedarse sorprendido por la pregunta.
-Esa orden nos fue entregada en nombre del Capitán Shining Armor.
Grey, tras oír aquello, recordó que también le menciono en su momento cuando le atraparon, tendría que resolver aquello, pero eso sería en otro momento, ahora mismo la vida de Macdolia y todos aquellos que estuvieran en Ponyville corrían peligro.
No tardo en llegar al lugar que Luna le había indicado, como dijo, había un carruaje junto a dos guardas batponis listos para partir. Al ver a Grey, se pusieron firmes, dando la señal de que estaban listos para partir.
- ¿Listo para partir, Capitán Edge?
- Si, vamos a Ponyville.
Aquella afirmación fue seguida de un fuerte "¡Si, señor!" de ambos guardas lunares, tras lo cual comenzaron a cojer velocidad y finalmente volar, con rumbo directo a Ponyville.
"Esta vez estamos en igualdad de condiciones Shadow, no escaparas".
Mientras la carroza partía, una figura la enfocaba desde el catalejo de una de las torres al tiempo que amanecía.
"Buena suerte, capitán -pensó Luna mientras apuraba los últimos momentos del alba-. Que vuestra misión sea fructífera y vuestro camino seguro".
Espero que os haya gustado, me encantaria saber que opinais del capitulo y del camino que esta tomando el fic, y como siempre, toda critica y mensaje de apoyo es bien recibido
Gracias por leer ^^