El sol se pone ahora [Drama] [Slice of life]

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El sol se pone ahora [Drama] [Slice of life]

Notapor Sg91 » 03 Jul 2013, 16:19

Prólogo

Spoiler:
-Por fin ha acabado…

Y es que la reparación de la dichosa fachada la había tomado mucho más tiempo de lo esperado, aunque era algo previsible; una estudiante de bachillerato y dos más de primaria no eran la mejor opción para una obra de albañilería que requería la presencia de, al menos, un experto en el tema. Pero claro, tampoco podía llevarle la contraria a la vicedirectora Luna, que fue a la que se le ocurrió. Por un lado lo entendía, ya que fue culpa suya todo lo que sucedió, pero por otro… lo vio un poco cruel.

-¡Sunset!

La aludida se dio la vuelta y vio a un grupo de cinco chicas acercándose a ella; una de pelo rosa y esponjoso comenzó a hablar rápidamente.

-¡Nos hemos enterado que ya has terminado con la fachada! ¡Buen trabajo, Sunset, ha quedado niquelada!

-Eh… gracias, Pinkie…-murmuró ella, mirando a otro lado.

-No te sientas mal, dulzura, los errores se enmiendan. Ya hablamos de eso…-comentó una chica con sombrero de vaquero y marcado acento sureño.

-Lo sé, Applejack, lo sé… pero por aquí no he recibido demasiadas atenciones últimamente-suspiró Sunset, viendo por el rabillo del ojo a un grupito de estudiantes que la miraban con desdén.

-Dales tiempo, querida, si les enseñas que no tienen por qué guardarte rencor, se portarán bien contigo… tu mochila.

-Gracias, Rarity…

Ya era el fin de jornada y muchos estudiantes volvían a casa, salvo los que se quedaban en la residencia; Sunset y las demás se fueron caminando calle abajo, dejando atrás el instituto Canterlot. La chica de pelo rojo y amarillo con ojos azules soltó un suspiro, mirando hacia atrás.

-¿Qué pasa?-inquirió una de ellas, de pelo rosa claro y ojos azules.

-No es nada, Fluttershy… bueno, andaba pensando que… quizás no me merezca nada de esto, os habéis portado tan bien conmigo…

-Oh, pero ya hablamos de eso… Twilight nos pidió que te enseñáramos acerca de la amistad, y eso hemos hecho…

-Pero después de todo lo que os he hecho… fui yo quien os separó…-recordó ella, temblándole el labio.

-Eso ya es cosa del pasado, lo que importa es el ahora, lo que estás haciendo y lo que vas a hacer. Le prometimos a Twilight que te enseñaríamos todo lo que podamos y lo vamos a cumplir. Anímate, mujer…-la dijo una chica con el pelo multicolor.

-Rainbow tiene razón, querida, no pienses más en eso… por cierto, solo queda una semana para los exámenes ¿cómo lo llevas?

En ese momento, Sunset sintió como si su estómago se vaciara de golpe, mareándose al instante.

-Oh, Dios… ¿¡Ya?! ¿¡Pues como quieres que lo lleve?! ¡No lo llevo, directamente! ¡Con las malditas obras no he tenido tiempo de estudiar! ¡No tengo apuntes, no tengo nada!-masculló, poniéndose nerviosa.

-No pasa nada, nosotras te dejamos los apuntes…-murmuró Fluttershy, en voz muy baja.

-¡Y los trabajos, y las prácticas! Me estoy mareando…-anunció ella, sentándose en un banco.

Entre todas trataron de calmarla un poco; Fluttershy la dio un poco de agua y Rarity sacó varios cuadernos.

-Tengo aquí los apuntes de historia, filosofía y lengua, está todo así que no te preocupes; para mañana puedo traerte los de español, matemáticas y economía…

-Gracias Rarity, me apañaré como pueda…-murmuró Sunset, cogiéndolos y guardándolos en su mochila.

Una vez que se sintió mejor continuaron andando hasta llegar a un cruce, donde ella y las demás se separaron; Sunset se despidió de ellas y siguió su camino todo recto, dejando escapar otro suspiro. Era cierto que después de todo lo que había pasado quizás se mereciera un poco de escarmiento, pero realmente quería cambiar, ser mejor persona… ser mejor poni. Porque eso es lo que ella es, y nada cambiaria eso; recordó entonces por qué llegó hasta allí, dándola más motivos para dudar.

Después de varios minutos más caminando, llegó hasta una pequeña casa en una urbanización lineal, pero con lo que se encontró con algo que venía siendo habitual de un tiempo a esa parte. Toda la pared frontal de la misma se encontraba cubierta por tomates chafados y podridos, además de otros vegetales de los más variados; Sunset bajó la cabeza, dejando escapar otro hondo suspiro.

-Otra vez…

Entró un momento en la casa y al poco rato salió con un cubo y una bayeta; la mojó bien y comenzó a limpiar la pared. En eso estaba cuando una voz grave y potente la hizo saltar del susto.

-¿¡Otra vez?! ¡Maldita sea niña, ya es la cuarta en esta semana!

-¡Señor Morris! Yo… lo siento mucho, de verdad, estaba limpiándola…

-¡Sí, claro, para que mañana esté igual! ¡Mira niña, me da igual cuanto te odien, pero te recuerdo que esa es mi casa! ¿¡Vale?! ¡Más te vale dejarla como los chorros del oro!

-Sí, señor Morris…

-¡Y dile a tus amorosos amigos que dejen de atentar contra la propiedad privada, si tienes problemas allá te los compongas, pero que la casa no pague tu mierda! ¿¡Está claro?!

-Sí, señor Morris…

-¡Pues más brío a esa bayeta!

El señor Morris, quizás el casero con más mala leche a ese lado de Pine Creek; Sunset era su piedra en el zapato, y para ella también. Si no fuera porque le debe un mes entero, dejaría con viento fresco el barrio, pero no podía en ese momento, y menos aún después de lo que había pasado.

Una vez que la fachada estuvo limpia de nuevo, entró en la casa y vació el cubo en la pileta de la cocina; luego se dirigió al salón y estuvo echando un vistazo a los apuntes que Rarity la había dejado, para hacerse una idea aproximada de lo que la esperaba. El temario de historia estaba compuesto por un total de diez temas, el de filosofía consistía en tres libros del tamaño de ladrillos y las frases de sintaxis de lengua se amontonaban en pilas.

-Voy a suspender…-pensó, abatida.

En ese justo momento algo estalló delante de ella, dándola otro susto tremendo.

-¿¡Pero qué?!

El cristal de la ventana se encontraba roto de buenas a primeras, y algo rebotó en los cuadernos, tirándolos al suelo. Sunset se agachó y vio una piedra de un tamaño considerable, con una nota atada con un cordel.

-¡Maldita sea! ¡Esa ventana me va a costar un riñón!-masculló, cogiendo la piedra.

Desató la nota y la desplegó, en ella había escrita una sola palabra: "Apestas". Sunset apretó la piedra con rabia, saliendo afuera para ver si veía al gracioso, pero no vio a nadie; observó el agujero en el cristal, sintiendo como el mundo se derrumbaba sobre ella.

-Como se entere el señor Morris, me guillotina…

Entró de nuevo en casa, haciendo trocitos la nota y tirando la piedra fuera; notaba como un nudo en la garganta, sintiendo cierto escozor en los ojos. Se dirigió a su habitación, abriendo un baúl en el cual estuvo rebuscando algo entre las tantas cosas que tenía; sacó entonces un sobre blanco, con una serie de fotos dentro, en las que aparecía ella como la unicornio que era, junto con un gran alicornio blanco. Dio la vuelta a la foto, en la cual se podía leer: "Buscando algo mejor".

-¿Mejor? Mejor, y una mierda…-farfulló por lo bajo.

Echó el sobre dentro del baúl, antes de hacerse un ovillo y dejando escapar las lágrimas; no podía más, sentía que iba a estallar, por lo que lo soltó todo. Antes regia el instituto con mano de hierro, ahora todos la despreciaban y la odiaban; antes hacía valer su autoridad y se hacía respetar, ahora ni eso. Quería culpar a Twilight, odiarla con todas sus fuerzas, pero sabía que no podía hacerlo; fue ella quien la dio su amistad y la trató como una más, a pesar de todo lo que había hecho. Fue ella quien pidió a quien ahora eran sus amigas que cuidaran de ella. Todo era culpa suya, desde el principio. Y eso la dio más motivos para llorar.



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Después de ver Equestria Girls pensé que Sunset como personaje no estaba del todo bien aprovechado; además, me gustó bastante como tal, y no sé si será porque soy un trozo de pan o qué, pero la verdad es que me dio mucha pena, por lo que decidí que se merecía una oportunidad, así como Trixie tuvo la suya. Como apenas han explicado nada, trataré de dar una versión plausible y, de paso, tapar los agujeros que la película muestra en todo momento.
Última edición por Sg91 el 05 Jul 2013, 17:03, editado 1 vez en total

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: El sol se pone ahora [Drama] [Slice of life]

Notapor Sg91 » 04 Jul 2013, 11:30

Capítulo 1

Nostalgia


Spoiler:
Esa mañana Sunset se levantó temprano, a pesar de que se quedó hasta tarde pasando apuntes a limpio en su notebook; tampoco cenó, un vaso de leche y unas galletas fue su único alimento en toda la noche.

Su intención era entrar un poco antes de que empezaran las clases para terminar con lo que la quedaba, y así poder devolverle los apuntes a Rarity; pero había llegado un poco pronto y aun no habían abierto, por lo que estuvo esperando cerca de la estatua de la entrada. Trató por todos los medios de ignorarla, pero eso no quitaba que estuviera ahí; finalmente soltó un hondo suspiro y se acercó lentamente, como si la diera reparo. Alzó la mano, dejándola a escasos centímetros de la superficie de piedra del pedestal antes de posarla sobre ella; se sentía duro y frio, como una barrera infranqueable, aunque en realidad lo era. Dejó caer la mano y bajó la vista, sintiendo como algo en su pecho se encogía.

-¿Sunset?-oyó entonces una voz familiar.

Se dio la vuelta y vio de quien se trataba.

-Oh… hola, Flash…

El que alguna vez fue su novio cuando llegó por primera vez le devolvió el gesto, junto con una ligera sonrisa; Flash Sentry era todo lo que una chica podría esperar de un chico, y lo que no, también. Inteligente, fuerte, sensato, hábil con la guitarra, guapo… su pelo azul en punta y su profunda mirada haría sonrojar a más de una, y Sunset ya lo hizo en su momento.

-¿Estás bien?-inquirió él.

-Sí, claro…-mintió ella.

-Oh… no hemos hablado desde lo del baile, y quería decirte que en realidad yo no te guardo rencor. Después de todo, ya te disculpaste ante todos, y confío en tu palabra.

-Gracias, Flash…

-Sé que aun hay gente que no termina de confiar en ti, pero quiero que sepas que yo sí. Por nuestra vieja amistad…-añadió él, con una sonrisa.

-Sí…

Los dos se miraron a los ojos por un momento, pero ella apartó la mirada enseguida; la puerta principal se abrió en ese momento y vieron a la directora Celestia al otro lado con las llaves. Los dos se encaminaron juntos y entraron.

-Buenos días, Flash-saludó ella

-Buenos días, directora…

-Buenos días a ti también, Sunset-añadió Celestia, mirándola detenidamente.

Ella la devolvió el saludo, evitándola; pero antes de que se fuera, la oyó decirla.

-No estoy enfadada contigo, Sunset.

La frase la hizo darse la vuelta y vio que la miraba sin ningún atisbo de molestia, sino todo lo contrario.

-Pensaba que igual me expulsaría…

-No, nada de eso… cometiste un error, pero lo enmendaste y reparaste la fachada tu sola, con la ayuda de Snips y Snails. Si realmente quisiera echarte, ya lo habría hecho ¿no crees?

A pesar de sus palabras, la chica bajó la mirada, intimidada.

-No pretenda suavizarlo diciendo que no pasó nada grave… como bien dice, podría haberme echado, pero eso no quita lo que hice. No hace falta que sea tan condescendiente conmigo.

Quiso irse, pero ella la paró enseguida.

-No digas eso, Sunset… todos cometemos errores, incluida yo. Y reconocer los errores es el primer paso para mejorar. Escucha Sunset, ni te voy a castigar, ni expulsar ni nada de nada ¿vale? Y si tienes algún problema, el que sea, ya sabes que la puerta de mi despacho siempre está abierta.

La chica bajó la mirada, tratando de parecer distante.

-¿Y a cuento de qué se preocupa tanto por mí?-inquirió entonces.

-¿No es obvio? Eres mi alumna, Sunset… ¿Qué clase de directora seria si no me preocupara por mis estudiantes?

Celestia la miró con porte maternal, algo que la hizo recordar muchas cosas, todas ellas muy lejanas y distantes para ella; la directora se retiró y Sunset la observó irse. Suspiró de nuevo y se dirigió a la biblioteca. Tenía hora y media antes de que empezara la primera clase del día, por lo que la aprovechó para pasar a limpio lo que le faltaba de historia. Una vez que terminó se dirigió directamente a clase, donde ya estaban varias personas, entre ellas Rarity y Rainbow Dash, las cuales la saludaron desde donde estaban; notó como las demás miradas incidían sobre ella como dardos envenenados, trató de ignorarlas, pero la presión era muy grande.

-Hola, Sunset.

-Hola… he terminado con historia, gracias Rarity-agradeció ella, devolviéndola el cuaderno.

-Oh, no me las des querida, por una amiga en apuros lo que sea-murmuró la chica, guiñándola un ojo.

-Aunque aún me queda el resto, te los devolveré en cuanto pueda…

-No te apures, no corre prisa… toma, el resto que te comenté ayer.

Una buena pila de cuadernos apareció delante de ella, dejándola aún más desesperada si cabe.

-Oh, Dios… me van a catear de lo lindo…-masculló Sunset, desinflándose.

-No, ya verás como no, si estudias duro lo consigues… ya sabes que si quieres podemos estudiar juntas, seis cerebros piensan mejor que uno.

-¡Claro! ¡Esta tarde nos vamos a juntar en casa de Fluttershy para mirarnos historia! Si quieres venirte…-la ofreció Rainbow, sentada en su mesa.

-Eh… bueno, ya veré lo que hago…-murmuró ella, apartando los cuadernos.

El resto de la clase fue llegando, entre ellas Fluttershy, Pinkie y Applejack, siendo el último su profesor de historia, un hombre entrado en años que peinaba canas y con una mala leche aberrante.

-Muy bien, buenos días… como siempre, voy a empezar pasando lista…-anunció, sentándose tras su mesa.

Sacó la lista y comenzó a pasarla por orden alfabético; tras unos cuantos más detrás de ella, finalmente dijo su nombre.

-Sunset Shimmer…

-Presente-anunció ella, levantando la mano.

Al verla, el hombre esbozó una graciosa sonrisa y murmuró.

-Vaya, vaya, menuda sorpresa me ha dado usted, señorita Shimmer… después de varias semanas sin verla, por fin se pasa por aquí… ¿Qué la ha tenido tan ocupada?

La chica trató por todos los medios de no parecer demasiado intimidada, pero entre la mirada que la lanzaba el profesor y las del resto de la clase clavándose en su nuca, era complicado.

-Yo… esto…

En ese momento, uno de sus compañeros contestó por ella.

-Poca cosa… si es poca cosa tratar de esclavizarnos para invadir no sé qué país…

Una carcajada general se extendió por toda la clase, Sunset deseó que la tragara la tierra.

-Oh, sí, apenas me enteré de los detalles, aunque el boquete en la fachada lo vi… ha sido una chica mala, señorita Shimmer… y encima tiene la desfachatez de pasarse por aquí después de varias semanas en blanco, y luego pretenderá aprobar, claro…

En ese momento se oyó un manotazo y Rainbow Dash exclamó, levantándose.

-¡Ya basta! ¡Se está pasando, señor Fillyway!

-No le he pedido su opinión, señorita Dash, ahora siéntese de nuevo y no vuelva a hablar si no la doy la palabra-masculló Fillyway, fulminándola con la mirada.

-¡Con todos mis respetos, señor Fillyway, pero creo que Rainbow tiene razón! Es cierto que Sunset no había vuelto a clase desde entonces, pero tampoco es para humillarla de esa forma delante de todo el mundo-le espetó Rarity, de la forma más formal posible.

El hombre la miró de hito en hito, mientras se quitaba sus gafas y las limpiaba.

-Que labia tiene usted, señorita Rarity… da mucho de qué hablar en la sala de profesores… ¿sabe que la llaman la oradora en bruto?

Ante semejante revelación, la aludida no pudo evitar sonrojarse más de la cuenta, halagada, pero a la vez indignada; se notaba a la legua lo que pretendía.

-Bueno, señor Fillyway, creo que ya se ha puesto demasiado en evidencia…-murmuró entonces Applejack, mirándole fijamente.

-¿Perdón, cómo dice, señorita Applejack?-musitó Fillyway.

-Digo que ya se ha puesto demasiado en evidencia… las cosas por su nombre.

Un denso silencio se echó sobre la clase, mientras los demás veían como el grupito de oro se enfrentaba a su profesor, defendiendo a Sunset; en ese momento Fillyway soltó una carcajada.

-Por supuesto, no podía faltar la honesta Joe! Es tan predecible como siempre, señorita Applejack…

La cara de la chica se puso roja por momentos, pero en ese momento Pinkie saltó.

-¡Y usted no debería de ser tan desconsiderado! ¿Cree que una carcajada suaviza las cosas?

La vena de Fillyway comenzaba a hacerse más grande por momentos.

-¿A qué se refiere, señorita Pie?

-Me refiero a que si se va a reír, al menos hágalo con cabeza.

Las gafas de Fillyway temblaron en su mano.

-Bueno, llegados a este punto creo que he tenido más que suficiente… ustedes cinco, fuera de mi clase.

Todo el mundo aguantó la respiración, preparándose para lo peor; Rainbow quiso hablar, seguida de Rarity, pero en ese momento Sunset exclamó.

-¡No! ¡Ya basta, si alguien se tiene que ir soy yo! ¡No lo pague con ellas! Sé cuándo no soy bien recibida…

-Oh ¿en serio?-inquirió una voz anónima, proveniente de las filas de atrás.

Sunset se levantó, con intenciones de irse, pero Rarity la paró.

-¡No Sunset, no lo hagas, no tienes por qué, éste capullo misógino sólo quiere provocarte!

-¿Y qué vosotras acabéis involucradas sólo por mi culpa? No, Rarity, me niego.

-¡Pero no seas tonta, no dejes que te mangonee así!-masculló Rainbow.

Aun así, ella cogió sus cosas y se marchó con viento fresco, dando un portazo al salir; al punto, las cinco se levantaron como si estuvieran sincronizadas.

-¡Si ella se va, nosotras también!-exclamó la chica de pelo multicolor,

-Por mí, adelante-murmuró Fillyway, arrastrando las palabras.

Las cinco se marcharon de igual forma, dando otro portazo al salir al pasillo, el cual estaba vacío; se dirigieron sin dudar al baño más próximo, donde se encontraron a Sunset llorando a lágrima viva frente al espejo.

-¡Sunset!

-¿¡Que hacéis aquí?! Volved a clase…

-¡Yo no vuelvo a clase de ese tío ni aunque me paguen!-masculló Rainbow, alteradísima.

-¡Ni yo, no me puedo creer que tengamos a semejante bárbaro dándonos clase!-dijo Rarity, igual de atacada.

-¡Pero ahora os cogerá manía por mi culpa! ¡Seguro que os suspende a todas en los exámenes!-argumentó ella.

-¡Eso da igual, lo que no da igual es lo que ha hecho contigo! ¡No te mereces que te traten así, nadie se merece que le traten de esa manera!-murmuró Fluttershy.

-¿Por qué te fuiste así, sin más? Podrías haberle dado una buena lección…-añadió Applejack.

-No, Applejack… hubiera sido peor… ¿no lo entendéis? Sois lo único que tengo… yo… no os quiero perder… ¡no quiero estar sola!-lloró Sunset, echándose sobre ellas.

Entre las cinco arroparon a una Sunset destrozada, la cual sollozaba en el hombro de Rarity.

-¡Todo el mundo me odia, hasta los profesores! ¡No me merezco nada de esto, ni siquiera vuestra amistad!

-¡No digas chorradas, Sunset, eres nuestra amiga! Jamás te abandonaremos…

Eso no hizo más que acrecentar los sentimientos de la chica, la cual se deshizo en lágrimas cada vez más fuertes, contagiando a sus amigas.

El resto de la jornada no fue igual, para ninguna de las seis; para la hora del recreo, todo el mundo se había hecho eco de lo que había pasado, y no se hablaba de otra cosa. Los comentarios volaban por todo el instituto, las cinco trataron de proteger a su amiga de ellos, pero éstos eran como flechas imparables que se clavaban en Sunset con fuerza; patética, perdedora, atrevida fueron unos de los tantos que oyeron, sobre todo, en la cafetería.

No asistieron a ninguna de las clases por estar con ella y tratar de animarla, se apartaron a uno de los jardines traseros, donde estuvieron solas durante varias horas; Rarity era la que más la apoyaba, dejándola apoyar la cabeza en su regazo.

-Nosotras estamos aquí, Sunset, siempre estaremos aquí… hicimos una promesa y vamos a cumplirla, aunque nos cueste nuestra popularidad y respeto-la dijo ella, jugueteando con sus puntas.

-Sabéis que sin eso aquí no sois nada ¿verdad?-inquirió Sunset, algo más calmada.

Todas asintieron con la cabeza, sin decir nada.

-Twilight consiguió que todo el instituto se uniera para que la votaran en el baile de otoño… pero desde que se fue, la gente parece haberla olvidado. Aun así, yo no consigo olvidar… nunca hubiera pensando que llegaría a decir esto, pero… echo de menos Ecuestria-anunció entonces.

Las cinco la miraron un tanto sorprendidas, escuchándola con atención; desde entonces, nunca habían hablado de eso.

-Entonces… ¿es cierto? ¿Hay otro mundo tras la estatua del corcel de la entrada?-inquirió Fluttershy.

-Sí… un mundo paralelo, donde todo es muy diferente. De donde provengo en realidad. Lo abandoné porque siempre pensé que podía aspirar a más, buscando algo mejor, algo distinto… pero cuando lo encontré, todo cambió para mal, por mi culpa. Pagasteis por mi imprudencia durante tanto tiempo… es culpa mía, todo es culpa mía-susurró Sunset, convencida.

-No, nada de eso, dulzura, no sigas culpándote así…

-Es que lo es, Applejack. Nunca estuve satisfecha, siempre quería un poco más… al menos allí me aceptaban y me respetaban, pero apenas presté atención. Primero lo perdí todo allí, y ahora la historia se repite aquí. Yo solo quiero que me quieran… quiero olvidarme de todo y empezar de cero. ¿Acaso es mucho pedir?-inquirió ella, dejando escapar una lágrima.

-Por supuesto que no… todo el mundo quiere que le quieran, Sunset. Y aunque hayas hecho lo que hayas hecho, eso no quita lo que eres: una chica como cualquier otra, que solo busca integrarse. Te entiendo, de verdad que te entiendo…-murmuró Fluttershy.

La aludida se encogió un poco más, esbozando una mirada incierta.

-No sé qué va a ser de mí… siento que no voy a poder salir adelante con toda esta presión…

-No te preocupes querida, nosotras te ayudaremos, siempre estaremos aquí para ti. No lo olvides-la dijo Rarity, sonriéndola.

Sunset sintió todo el calor y la amistad de sus amigas y se sintió un poco mejor, pero por otro lado no podía dejar de pensar en si realmente se lo merecía.

Para esa tarde todas se fueron para casa, pero al pasar al lado de la puerta principal, la directora Celestia apareció de improviso.

-Sunset, tenemos que hablar.

-Se ha enterado ¿no?-obvió ella, mirando al suelo.

-Sí… y vosotras también-añadió entonces, señalando a las demás.

Se dirigieron a su despacho, donde se encerraron para que nadie más les molestara; la vicedirectora Luna también estaba allí.

-Seré franca, habéis incurrido en una falta grave que os podría dejar fuera del curso durante al menos varios meses.

Exceptuando Sunset, las demás montaron en cólera.

-¿¡Falta grave?! ¿¡Y qué pasa con Fillyway? ¿¡Él no ha incurrido en nada?!-la espetó Rainbow.

-Con todos mis respetos, directora, puede que nosotras también tengamos parte de la culpa, pero las maneras del señor Fillyway no fueron las mejores. Ninguneó y despreció a Sunset delante de todo el mundo, nosotras tenemos nuestros derechos, y sé que podríamos presentar el caso al comité de estudiantes perfectamente-argumentó Rarity de manera contundente y precisa.

-Lo sé, y estáis en vuestro derecho. Yo también le he puesto las cosas claras a Fillyway después de hacer varias averiguaciones. Pero eso no quita lo que ha pasado, y a estas alturas del curso, con los exámenes a la vuelta de la esquina, el comité no está para tramitar recursos. Yo os puedo amparar y hacer que las consecuencias no sean tan severas, pero me temo que esto es más grave de lo que en un principio puede parecer. Sunset, te dije que si tenías problemas, te podría ayudar…

-Mis problemas son míos, no suyos…

-No, te equivocas, puedo ayudarte perfectamente…

-No, no puede. ¿Acaso no lo entiende? No se trata de respeto autoritario, sino de respeto social; puede que entre los profesores sea así, pero eso no se cumple en los pasillos. Lo sé mejor que nadie…

Celestia la miró de hito en hito, sopesando sus palabras; su hermana la echó una mirada inquisitiva, a lo que ella negó con la cabeza muy brevemente.

-Tienes razón, Sunset. Podría modificar todas las normas si quisiera, pero no cambiaría nada. Sé lo que pasa en los pasillos, Sunset, no creas lo contrario.

La chica miró al suelo, cabizbaja; Celestia se levantó, dirigiéndose a las demás.

-Trataré que este asunto no se interponga entre vuestros exámenes. En cuanto al señor Fillyway, no os preocupéis, no habrá ningún tipo de represalia. Él sabe lo que se juega, y vosotras también. Será mejor que estudiéis duro para su examen.

Todas asintieron, sin decir nada; todas fueron a irse, pero en ese momento, la directora se acercó a Sunset.

-Sunset, quiero que sepas que no voy a dejar que los pasillos te engullan. Si tienes problemas, de verdad, ven a verme. Lo último que quiero es que te hundas-la dijo ella, haciéndola un gesto cariñoso bajo la barbilla.

Eso hizo que los ojos de la chica se humedecieran, asintiendo levemente. Salieron del despacho, Celestia las observó irse desde el umbral de la puerta.

-Creo que fuiste demasiado dura con ella, Luna…

-Lo siento, hermana… yo también lo creo…-murmuró ella, cabizbaja.

Las cinco acompañaron a Sunset a su casa, encontrándosela ésta vez sin ninguna sola mancha de tomate.

-¿Vas a estar bien, querida?-inquirió Rarity.

-Sí, no os preocupéis… gracias por todo chicas, si no fuera por vosotras yo…

-Ni lo digas, ya lo sabes-la cortó Rainbow, guiñándola un ojo.

Sunset esbozó una triste sonrisa y se echó sobre ellas, abrazándolas con fuerza. Mantuvieron el abrazo durante un buen rato hasta que finalmente se separaron. Tras la despedida, Sunset entró en su casa, soltando un hondo suspiro; últimamente no hacía más que suspirar. Se dirigió directamente a su habitación, donde estuvo sacando varias cosas en su baúl; se tumbó en la cama, contemplando los retazos de una vida pasada. Dos unicornios, una yegua de crin idéntica a la suya, y un semental con ojos con igual coloración la miraban, esbozando una gran sonrisa; Sunset pasó una mano por la superficie, tratando de no llorar. Más fotos se extendían ante ella, en muchas salía ella junto con un gran alicornio blanco; se frotó la barbilla, recordando el momento.

-Lo siento, princesa… nunca lo he sentido tanto…-susurró, con lágrimas en los ojos.

Abrazó todos sus recuerdos, recordando más que nunca a Ecuestria; por un momento quiso volver allí, consiguiéndolo en sueños. Esa noche, durmió mejor que nunca.


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j*der, tendríais que haberme visto escribiendo este capítulo. Ya sabéis que yo me esmero por tratar de plasmar los sentimientos de los personajes, pero cuanto más incidía, más lo sentía. Y es que realmente sabemos bien poco acerca de Sunset de forma oficial, me da una pena tremenda... como personaje tiene mucho potencial, y ha sido desperdiciado de esa manera... En fin, más cosas pasarán que pondrán patas arriba el mundo de Sunset, aún más incluso. Y sí, puede que vuelva a Ecuestria, pero aún es un tanto pronto, y no me olvido de los exámenes ni de otros detalles previos.
Última edición por Sg91 el 05 Jul 2013, 17:03, editado 1 vez en total

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Re: El sol se pone ahora [Drama] [Slice of life]

Notapor intervención » 04 Jul 2013, 11:53

Lo leeré cuando tenga un momento :P


Y ya te dije que si los subes en g.drive es gloria pa mi xD me los bajo al iPod y ale, para viajes y tal.
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Re: El sol se pone ahora [Drama] [Slice of life]

Notapor asideilogica » 05 Jul 2013, 16:54

¡Spoiler, Dios!
¡Ponlo en spoiler y me lo leo, prometido!
[Inserte frase interesante y sabionda aquí de un filosofo que no conoce nadie]

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Re: El sol se pone ahora [Drama] [Slice of life]

Notapor Sg91 » 05 Jul 2013, 17:02

asideilogica escribió en 05 Jul 2013, 16:54:¡Spoiler, Dios!
¡Ponlo en spoiler y me lo leo, prometido!


No acostumbro, pero vale, lo pondré

Edit: Listo

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: El sol se pone ahora [Drama] [Slice of life]

Notapor asideilogica » 07 Jul 2013, 17:23

Sg91 escribió en 05 Jul 2013, 17:02:
asideilogica escribió en 05 Jul 2013, 16:54:¡Spoiler, Dios!
¡Ponlo en spoiler y me lo leo, prometido!


No acostumbro, pero vale, lo pondré

Edit: Listo


Genial, ahora está más ordenado y no da tanta pereza bajar la página ;) Es un consejo organizarlo todo en spoilers.
En cuanto tenga un rato, me leo lo que ya está puesto y comento que me parece :D
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Re: El sol se pone ahora [Drama] [Slice of life]

Notapor Sg91 » 08 Jul 2013, 09:40

Capítulo 2

Tribulaciones


Spoiler:
Ese era el gran día, por fin, tras muchos dimes y diretes que no parecían acabar, sus padres habían conseguido matricularla en la escuela de unicornios talentosos de la princesa Celestia. Pero según la habían contado, debía de superar una prueba mágica para poder ser admitida; quizás fuera por eso que una joven Sunset temblara de cascos a cabeza, más nerviosa que nunca.

-Tranquila cariño, ya verás cómo lo consigues… has estado practicando duro hasta ahora-la recordó una yegua con la misma crin que ella.

-Ya lo sé mamá, pero es que… los nervios me matan… ¿y si no lo consigo?-masculló ella.

-Ya verás como sí… tu padre y yo estaremos al lado, animándote…

En ese momento, una yegua vestida de funcionaria salió al pasillo, sosteniendo unos papeles con su magia.

-¿Sunset Shimmer?

-¡Sí, yo!-exclamó ella, con voz temblorosa.

-Puede ir pasando ya.

Antes de cruzar el umbral de la puerta, lanzó una nerviosa mirada a sus padres, los cuales la animaron sin decirla nada; había pasado mucho tiempo luchando por entrar en la escuela, tras un par de años perdidos por fin lo había conseguido, aunque debido a eso, las cosas se complicaban un poco más.

Entró en un salón de actos, donde una serie de unicornios trajeados se encontraban al fondo del todo, mirándola atentamente; uno de ellos se levantó e inquirió.

-¿Es usted Sunset Shimmer?

-Sí…

-En la presente prueba se la evaluará sus conocimientos prácticos en la magia, así como su competencia para con ellos y el potencial adquirido. Y vamos a empezar con un sencillo hechizo de encogimiento.

En ese momento, una serie de ponis de tierra entraron en la estancia, trayendo consigo una enorme roca, casi tan grande como una carroza.

-Cuando usted quiera, señorita Shimmer.

Sunset inspiró y expiró lentamente, tratando de aparcar sus nervios; una vez que estuvo lista reunió energía en su cuerno y un aura verdosa envolvió a la roca, la cual comenzó a levitar. Una serie de corrientes mágicas la rodearon, al tiempo que comenzó a dar vueltas rápidamente; en menos de cinco segundos, la roca se había convertido en un minúsculo guijarro que cayó al suelo débilmente.

Los unicornios evaluadores asintieron en silencio, tomando notas; el que habló volvió a retomar la palabra.

-Excelente. Ahora seguiremos con un hechizo de replicación.

Al punto, más ponis de tierra trajeron un nuevo material, una sedosa tela de cachemira de colores fríos; Sunset la levitó primero y la dobló limpiamente en el aire, haciendo un cuadrado con ella. Justo después, concentró más energía en su cuerno, incidiendo sobre la tela, la cual comenzó a girar con rapidez; a cada giro que realizaba, la tela se replicó, sacando un total de diez copias idénticas. Una vez que terminó, las desdobló y desplegó, mostrando entonces la forma de Ecuestria con ellos.

Los unicornios evaluadores volvieron a asentir lentamente, al de más edad se le notaba especialmente emocionado, ya que tomaba notas con fervor.

-Estupendo. Sigamos con un hechizo de teletransporte encadenado.

Ésta vez no era necesario nada, por lo que nadie más entró. Sunset se concentró y en el momento menos esperado desapareció, para volver a aparecer al otro lado del escenario, repitiendo la acción de forma ininterrumpida y recorriendo casi toda la sala. Terminó reapareciendo en el centro del escenario, tras una leve explosión tan brillante como la luz del sol.

Los evaluadores siguieron tomando notas, tratando de parecer neutrales.

-Sorprendente. Continuaremos con un hechizo de levitación en tercer grado aplicado a sí misma.

Sunset se quedó un tanto extrañada por esa petición, pero igualmente se concentró; el aura verdosa rodeó todo su cuerpo y enseguida, sus cascos se separaron del suelo, comenzando a flotar en el aire. Se concentró un poco más y avanzó hacia delante, comenzando a volar con suma facilidad y haciendo virguerías en el aire, como un tirabuzón o un tonel volado, al más puro estilo de los Wonderbolts. Se posó con suavidad en el escenario, bajo la atenta mirada de los evaluadores, los cuales siguieron tomando notas.

-Qué vistoso… sigamos con un hechizo desencadenante-anunció entonces el poni examinador.

Sunset trató de mantener su cara de póker; ¿hechizo desencadenante? No la sonaba de nada… pero de nada, no había leído nada de eso en los manuales…

-¿Señorita Shimmer?

Esa llamada la despertó y por hacer algo, comenzó a concentrar energía sin ningún objetivo en mente.

-Piensa algo, piensa, piensa…-masculló para sí misma.

En ese momento, por la puerta entreabierta vio movimiento, un par de ponis de tierra transportaban consigo un vistoso espejo; y con ellos, iba alguien a la que no esperaba ver ni en todos los días de su vida.

-Princesa…

Celestia giró la cabeza y sus miradas se encontraron por unos escasos segundos; fue entonces cuando notó una repentina molestia en su cuerno, no se dio cuenta hasta que pasó. Un sopetón de energía fluyó a través de éste, dándola unas migrañas terribles; el aura mágica comenzó a cambiar de color repetidamente, presa de un abrupto descontrol. La princesa vio esto y fue a socorrerla, pero en ese momento se dio un pequeño estallido y un proyectil brillante salió despedido de su cuerno; éste comenzó a rebotar por todos los lados, hasta que finalmente atravesó la puerta entreabierta e impactó sobre la superficie del espejo, el cual brilló momentáneamente.

Para entonces, Sunset estaba totalmente descontrolada, con una poderosa aura mágica cubriéndola por completo; Celestia se movió deprisa y la envolvió con sus alas, al tiempo que hacia brillar su cuerno con la intensidad de un sol. En cuanto el brillo pasó, una inconsciente Sunset yacía entre sus alas, en ese momento sus padres entraron apresuradamente.

-¡Hija mía!-exclamó su madre.

-Tranquila, está bien-la calmó la princesa.

Al punto, Sunset abrió los ojos, encontrándose cara a cara con ella.

-¡Princesa! Lo… lo siento mucho, no estaba centrada… yo…

-No pasa nada, mi pequeña poni, todo cometemos fallos, incluida yo. Pero aun así he visto que tienes mucho potencial… me gustaría que entraras a formar parte de mi clase personal y ayudarte a controlar y hacer más poderosa tu magia. ¿Qué me dices?

Sunset se quedó helada, sin creerse lo que oía lo que la decía la mismísima princesa; era su sueño hecho realidad…

-Sí… ¡sí! ¡Me encantaría!-exclamó, maravillada.

-Pues no se hable más… a partir de mañana empiezas-anunció ella.

No pudo evitar emocionarse más de la cuenta y la dio un gran abrazo.

-Gracias por la oportunidad, princesa…

Celestia la regaló una sonrisa que brillaba casi tanto como el sol que alzaba.





-Gracias… por… la oportunidad…-susurró Sunset, a la vez que resbalaba una lágrima por sus ojos cerrados.

Fue entonces cuando los abrió, encontrándose tendida en su cama, echa un ovillo; su notebook se encontraba abierto sobre un taburete, junto con una pila de cuadernos abiertos en el suelo y una taza de café vacía.

Recordó entonces que ya llevaba un par de días en los que apenas había ido a clase, con tal de estudiar todo lo que tenía, así como de terminar los trabajos que aún no había entregado y las prácticas aparte también. Aún la quedaba un buen trecho.

Consultó su reloj, las nueve menos cuarto; se quedaría en casa si no fuera porque tenía que devolver unos cuadernos a Rarity, por lo que se levantó sin ganas, muy torpemente. Apenas desayunó, se vistió rápidamente y cogió un par de magdalenas para el camino, mientras se iba peinando a ciegas antes de salir de casa. Últimamente se estaba dejando bastante, todo le daba igual, incluso su aspecto.

Corrió bastante para llegar a tiempo antes de que el profesor llegara, ya que no tenía intención de quedarse.

-Toma Rarity, he terminado con lengua y geografía-jadeó ella.

-Ah, vale… ¿estás bien, querida? Últimamente apenas te pasas por aquí…-murmuró ella.

-¿Para qué, para que me insulten y mangoneen? Paso, prefiero quedarme en casa estudiando…

Las demás se miraron entre sí, algo preocupadas por ella.

-Al menos quédate a español, hoy no tenemos a Fillyway… y ya sabes que el señor González es majo…-la sugirió Rainbow.

Sunset suspiró, pensándoselo rápidamente; apenas las había visto de un tiempo a esa parte, por lo que decidió quedarse, a pesar de las miradas de reproche que ya estaba recibiendo por parte de los demás en cuanto entró por la puerta.

Al contrario que otros profesores, el señor González no le reprochó nada a Sunset, sino al contrario, la apoyó y la tranquilizó. Era natural de Zaragoza, España, de la cual hablaba constantemente y a todas horas, poniendo ejemplos de vocabulario aplicado a la ciudad. Además, salvo ocasiones puntuales, siempre les hablaba en español para que pudieran coger soltura con el idioma; si alguien no entendía algo o veían que iba demasiado deprisa, se lo decían y él se moderaba.

-Veamos, a ver quién me puede pronunciar bien esta palabra… paragüero-anunció.

Muchos se quedaron un tanto chocados, sobre todo por esa extraña virguería lingüística que sonaba imposible; Sunset estuvo pensando un poco, recordando unos viejos escritos que llegó a leer en la biblioteca de Canterlot. Se aclaró la garganta y lo intentó, separándolo por silabas para que fuera más sencillo.

-Pa-ra-güe-ro.

-¡Eso es! ¡Muy bien Sunset, esa diéresis te ha salido perfecta! ¿Habéis escuchado bien? Esto es importante, la diéresis funciona como una extensión de las palabras, sólo es aplicable en la pronunciación, pero a la hora de escribir también se ha de quedar reflejado, ya que la u se pronuncia como tal. Vuelve a decirlo, Sunset, que todos te oigan.

Ella repitió la pronunciación en voz alta.

-Perfecto, muy bien Sunset, sigue así-la alabó el señor González.

La chica sonrió, sintiéndose un poco mejor, a pesar de las miradas de reproche que se clavaban en su nuca.

-Recordad que el examen tiene una parte oral, así que tenéis que practicar casos como éste, que suelen ser los más complicados; os he dejado colgados en la web una serie de ejemplos con archivos de audio, para que ejercitéis un poco.

Como esa clase la había levantado el ánimo, decidió quedarse durante el resto del día; las siguientes fueron filosofía y geografía, impartidas por el señor Hathaway y la señorita Mainstream respectivamente. Hathaway se caracterizaba por ser un huevón de campeonato, apenas daba clase, decía cuatro cosas y luego se iba por las ramas, por lo que sus clases eran muy largas y muy lentas, bastante insufribles. Tal era su cachaza, que apenas sabía lo que había pasado y dejaba estar a Sunset, sin apenas recriminarla nada de nada. La señorita Mainstream era otro cantar, una mujer disciplinada y muy metódica, cuyas clases eran casi siempre un reto; siempre se centraba en la lección y apenas se enfocaba en otra cosa, sabía lo que había pasado, pero apenas le dio importancia y trataba a Sunset bien, por lo que no fue ningún suplicio.

A la hora del recreo, las seis se apartaron un poco para que dejaran en paz a Sunset, ya que de un tiempo a esa parte mucha gente aprovechaba para meterse con ella, haciéndola la vida imposible.

-Me voy a beber agua, ahora vuelvo-anunció en un momento dado, levantándose del césped.

-¿Quieres que te acompañe?-se ofreció Rainbow.

-No, tranquila, estaré bien.

La fuente más cercana estaba al lado de las canchas, llegó hasta ella sin problemas; echó un largo trago y, en cuanto terminó, se fue enseguida por donde había venido. Pero al pasar al lado de una esquina, alguien la cogió del brazo y la echó hacia un lado.

-¡Ah!-exclamó.

-¡Tranquila Sunset, soy yo!-dijo una voz familiar.

-¡Flash! ¡No vuelvas a hacer eso, me has dado un susto de muerte!-le reprendió ella.

-Perdona… solo quería hablar contigo a solas, nada más…

-¿Qué quieres? Que sea rápido, me están esperando…

-Verás, me enteré de lo que pasó el otro día con el señor Fillyway, y estoy oyendo muchos comentarios por los pasillos… lo que quiero decir es, que si hay alguien que se mete contigo, dímelo ¿vale? Sé que nuestro tiempo ya pasó, Sunset, pero no quiero que lo pases mal, ni ahora ni nunca. Eso es lo último que quiero-explicó él, cogiéndola de la mano.

La chica le miró a los ojos, recordando muchas cosas a la vez, todas demasiado lejanas e inalcanzables.

-Nada volverá a ser lo mismo, Flash…-susurró ella.

-Lo sé… yo solo quiero que seas feliz, nada más. Si tú eres feliz, yo soy feliz.

Sunset bajó la mirada, un tanto cortada, soltándole la mano.

-Gracias por tu atención, Flash, pero no soy ninguna princesa en apuros. Además, según lo que tengo entendido, sientes algo por Twilight Sparkle ¿verdad?

Ésta vez fue el turno de Flash el de sentirse un tanto cortado.

-Eh, bueno… sí… pero se fue sin si quiera despedirse de mí…

-Ya veo, y por eso recurres a mí…

-¿¡Qué?! ¡No, nada de eso, no pienses así, Sunset! Lo nuestro acabó hace tiempo…

-Ya lo sé… mira Flash, gracias por tu apoyo, pero no me apetece rememorar ahora lo que alguna vez fuimos ¿vale? Yo… tengo que irme-anunció ella, yéndose de seguido y dejando al chico con la miel en los labios.

Él la observó irse, sin saber bien qué pensar; hasta ella había adivinado que se había llegado a enamorar de Twilight, pero tampoco podía negar que le había sentado como un tiro el que no se hubiera despedido de él. Desde entonces estaba bastante confuso, y por alguna extraña razón se acordaba del tiempo que pasaron juntos hasta que rompieron; incluso le daba reparo acordarse de las razones por las que rompieron. Como si no lo quisiera afirmar categóricamente.

Flash se fue de allí, sin poder quitarse de la cabeza la primera vez que se conocieron; era una tranquila mañana de viernes, se dirigía hacia clase y como siempre, pasaba por el patio delantero para entrar por la puerta principal. En cuanto llegó al sitio, la vio dando vueltas por el patio, como si no supiera donde estaba; a primera vista la pareció una chica de lo más mona, con un curioso peinado y unos ojos preciosos. Flash se acercó a ella, curioso.

-Hola… ¿eres nueva?

Sunset pegó un bote tremendo, asustando a Flash también; por un momento sus miradas se cruzaron y no dijeron nada hasta que él rompió el hielo.

-¿Estás bien? Pareces perdida… soy Flash Sentry ¿y tú?

-Yo… Sunset… Sunset Shimmer…

-Encantado… ¿eres nueva entonces?

-Pues… supongo…-murmuró ella, mirando todo el rato a la estatua del corcel.

Flash frunció el ceño, extrañado por su comportamiento, pero aun así se mostró amable con ella.

-Los nuevos deben formalizar la matricula en secretaría… ¿quieres que te lleve?

La chica tan solo asintió la cabeza, sin decir nada más; su aire misterioso y parcialmente inocente le cautivó sin siquiera proponérselo. Pocas semanas después, comenzaron a salir.




El resto del día pasó sin pena ni gloria, con una Sunset un tanto apática y callada, a pesar de que el día no había sido tan malo como ella se esperaba; apenas se habían metido con ella, y a la hora de la comida dos albóndigas voladoras no llegaron a golpearla gracias a la rapidez de Rainbow con su bandeja. Incluso los golpes las devolvieron al remitente, riendo ellas las últimas. A la salida de clase, Pinkie se ausentó momentáneamente, para luego regresar saltando y corriendo alegremente.

-¡Buenas noticias, chicas!-exclamó entonces, saltando en el aire y apoyándose en los hombros de Sunset.

-¿Qué pasa, Pinkie?-inquirió ella.

-¡He estado hablando con Vinyl y me ha confirmado su asistencia como DJ a la fiesta de esta noche!-anunció entonces la chica de pelo rosa.

-¿Qué fiesta?

-¡Una muy especial! ¿Vendréis, chicas?-quiso saber Pinkie.

-Si va Vinyl eso no me lo pierdo, tiene unos temas buenísimos-comentó Rainbow.

-Bueno… ¿Por qué no? Vendrá bien desconectar aunque solo sea un poco…-murmuró Applejack.

-¿Una fiesta a estas alturas? No sé yo, aun tengo un buen trecho que estudiar, chicas…-masculló entonces Sunset, insegura.

-Oh, vamos, sin ti no será lo mismo, Sunset…-dijo Pinkie, con gesto triste.

-Pero es que tengo una montaña de trabajos, Pinkie… me encantaría ir, pero no voy a poder…

En ese momento, la chica puso una carita que derretiría incluso al más sólido iceberg; Sunset desvió la mirada, Applejack la observó alzando una ceja.

-Ya sabes que cuando se pone en ese plan, no para…

-Porfi, porfi, porfi…-repitió Pinkie, manteniendo esa mirada.

Sunset quiso negarse, pero en vez de eso masculló.

-¡Está bien, está bien, iré! ¡Pero deja de mirarme con esa cara de cordero degollado!

-¡Yay! ¡Genial, será una gran fiesta!-aseguró ella, dando un gran salto.

-En ese caso me voy ya, tengo que dejar las cosas en casa, arreglarme y…

-¡Oh, en ese caso pásate por mi tienda, querida, así no tienes que andar tanto!-exclamó Rarity.

-No, déjalo, no quiero ser una molestia…

-¡No lo eres! ¡Vamos, así te ayudo con esos pelos, que los tienes un poco descolocados!

Rarity era un poco como Pinkie, cuando se le metía algo entre ceja y ceja no paraba, aunque lo hacía de forma algo más sofisticada que ella; no tardó nada en convencerla, por lo que se pusieron en camino todas juntas. En cuanto llegaron al cruce, se separaron, yendo cada una por su lado excepto Rarity y Sunset, las cuales continuaron a mano izquierda; Fluttershy, Applejack y Rainbow se fueron cada una a su casa, mientras que Pinkie se fue hacia el lugar donde se daría la fiesta para ultimar los preparativos.

-Madre mía, siempre me dejo liar por esta chica…-suspiró Sunset.

-Ah, ya sabes cómo es Pinkie… y no te preocupes por el trabajo atrasado, si quieres un día de estos quedamos tú y yo y te ayudo-añadió Rarity, guiñándola un ojo.

-Gracias, Rarity… realmente eres el elemento de la generosidad…-murmuró la chica, sonriéndola.

Llegaron enseguida a la tienda de Rarity, una vez allí, las dos se comenzaron a preparar.

-Voy a ducharme… ¿o quieres pasar tú primero?

-Me es igual, solo quiero lavarme un poco la cabeza…

-Oh, en ese caso déjame que intente una cosa, me han estado explicando varias cosas de peluquería…

Sunset no la dijo que no, por lo que la dejó hacer; Rarity la estuvo lavando y tratando el pelo con una serie de lociones especiales que la habían regalado por su cumpleaños, junto con un manual de peluquería profesional.

-Ya sabes que lo mío es el diseño de moda, pero tampoco digo que no a cosas nuevas… cualquier derivado de la moda ya me gusta…-explicó ella mientras la masajeaba el pelo.

-Pues pareces una experta… si sigues así me quedaré dormida…-murmuró Sunset, adormilada.

-Ahora viene el aclarado, ya verás cómo te despierta…

Un chorro de agua fría la recorrió el pelo, dando la chica un buen bote.

-¡Ah, está fría!

-Perdona, pero es que estas lociones se aclaran en frio… ya verás como te brillará luego, tienes un pelo muy bonito, por lo que despuntará aún más.

-Gracias, Rarity…

-De nada cielo, me das un poco de envidia, la verdad… este tono dorado combinado con pelirrojo brillante es divino…

-Bueno, pero tus rulos también son muy vistosos…

-Oh, para ya…-la dijo ella, poniéndose colorada.

Una vez que terminó la secó rápidamente y la peinó, resultando en un pelo tan brillante como bien la prometió.

-Voilá… estás preciosa, querida…

-Muchas gracias, Rarity…

-Ah, ni lo menciones, cielo… me voy a la ducha-anunció ella, despareciendo escaleras arriba.

Sunset estuvo esperando, mientras ojeaba varias revistas de moda que Rarity tenía o bien admirando el buen trabajo de la modista mirándose al espejo; fue entonces cuando ella dibujó una mueca de incertidumbre. No podía haber pedido mejores amigas, y todo gracias a Twilight; los elementos de la armonía habían funcionado sobre ella de forma eficaz, y todo sentimiento de odio y rencor se habían esfumado en cuanto ese tornado armónico la tocó. Pero aun así, no dejaba de preguntarse si era merecedora de tamaña amistad. En ese momento, Rarity apareció del todo vestida y lista para la fiesta.

-¡Ya estoy! ¿Nos vamos?

-Sí, venga.

Las dos se pusieron en marcha, dirigiéndose hacia donde Pinkie había montado la fiesta, en una pequeña nave sin uso cerca del polígono industrial; una vez allí, al abrir la puerta se encontraron con una densa oscuridad justo detrás del umbral.

-¿Seguro que es aquí? Está muy oscuro…-observó Sunset.

-Claro, ve pasando, querida.

En cuanto puso un pie en el interior, las luces se encendieron y una serie de focos iluminaron una gran pancarta colgada por encima de las chicas, en la que ponía: "Fiesta privada de Sunset Shimmer".

-¡Sorpresa!-exclamaron todas, Pinkie la primera.

-¡Ah! ¿Y esto que es?-inquirió la aludida, sorprendida.

-¡Una fiesta sorpresa, por supuesto! ¡Y exclusivamente para ti!-anunció la chica de pelo rosa.

-¿Para mí?

-¡Claro, tontita! Queríamos que te animaras, por lo que la montamos entre todas…

El lugar estaba ampliamente decorado, con serpentinas, globos y luces de muchos colores; al fondo, en la cabina del Dj, Vinyl Scratch preparaba la música. Justo al lado, una larga mesa exhibía todo un extenso catering en la que se notaba la mano de todas, especialmente de Applejack.

-¿Te gusta?-inquirió Pinkie, con una sonrisita.

Sunset miró a las cinco, aun sin creérselo del todo, y notando algo que crecía en su pecho y la hacía humedecerse los ojos.

-Me encanta… gracias, chicas… sois las mejores…-masculló, con los ojos brillantes.

Las seis se dieron un fuerte abrazo grupal, con Sunset en el centro; en cuanto se separaron, Vinyl exclamó.

-¿Empezamos, Pinkie?

-¡Dale duro, Vinyl!

A su señal, la Dj puso en marcha la cadena y la música comenzó a sonar con fuerza; varios minutos condicionaron el principio de la fiesta, pero media hora después, comenzó a entrar más gente, entre ellos algunos compañeros de clase y de otros cursos.

-Un momento ¿y estos que hacen aquí?-inquirió Pinkie.

-Pensaba que iba a ser algo íntimo…-murmuró Sunset algo cohibida.

-Y es que lo es…-masculló la chica, frunciendo el ceño.

Entre los presentes también estaba Flash y el resto de su banda, por lo que se dirigió a hablar con él.

-Oye, Flash…

-Ah, hola Pinkie… ¿dónde quieres que montemos la banda?

-No, no es eso… ¿Qué hacéis aquí? Esto es una fiesta privada…

-¿Ah, sí? Qué raro, a mí no me dijeron nada de eso…-murmuró el chico, extrañado.

-¿Cómo? ¿Quién te dijo nada a ti?-quiso saber ella, cada vez más molesta.

-A mí solo me avisaron por WhatsApp de que habías montado una fiesta aquí y que buscabas una banda que tocara en ella… como siempre habías contado conmigo en otras fiestas, pues pensé que querías que mis amigos y yo viniéramos… -explicó él, algo cortado.

-Pues no, nada de eso… ¿Quién ha sido el gracioso?-masculló ella.

-No lo sé, a mí solo me llegó un copia-pega de uno de mis amigos…

Pinkie no escuchó más y atravesó la nave a zancadas, con una mueca de pocos amigos; la única que sabía acerca de la fiesta era Vinyl, por lo que era la única que podía haber difundido el mensaje. Se puso delante de ella y masculló.

-¡Vinyl! ¿De dónde ha salido toda esta gente?

-Ah, los avisé yo, claro…

-¿¡Qué?! ¡Te dije que iba a ser una fiesta privada!-exclamó entonces, realmente enfadada.

-¿Ah, sí?

-¡Pues claro, te lo dije como unas tres veces!-gritó entonces, dando un manotazo en la mesa de mezclas, lo que hizo que el brazo fonocaptor del tocadiscos saltara y la música cesara. Todo el mundo las miró, extrañado.

-Tranquila, no te pongas así, un error lo tiene cualquiera…-murmuró la Dj, bajando la mirada.

-¿¡Que no me ponga así?! ¿¡Pero tú eres tonta, tía?!-chilló ella.

-¡Pinkie, Pinkie, tranquila!-exclamó Rainbow, tratando de calmarla.

-¡No Rainbow, no me pidas que me calme porque no! ¡Esto iba a ser solo para nosotras seis y lo sabias! ¡Ha sido culpa suya!-masculló la chica, señalando a Vinyl.

-No pasa nada, Pinkie, no me importa…-murmuró Sunset, tratando de calmar los ánimos.

-¡No, nada de eso, Sunset, ésta es tu fiesta, no la suya!-insistió Pinkie, señalando al resto.

-¡Eh, eh, a nosotros no nos metas, tía!-la dijo un chico.

-¡A ver, un momento, calma todo el mundo! Debe de haber una explicación para todo este lio… Pinkie ¿estás segura que le dijiste a Vinyl que era una fiesta privada?-inquirió Rarity, llamando a la calma.

-¡Pues claro que sí, Rarity!

-Vale, Vinyl, si según Pinkie ella te avisó ¿Por qué llamaste a toda esta gente?

-No, pero si yo no llamé a nadie…

En ese momento, tanto Rarity como Applejack entrecerraron los ojos, pensando en lo mismo.

-Nos estás mintiendo…-murmuró la segunda.

-¿¡Qué?! ¿¡Y yo para que iba a mentiros, a ver?!-exclamó Vinyl, indignada.

En ese momento, Pinkie la quitó las gafas de improviso, revelando una nerviosa mirada por parte de unos ojos rubíes intensos.

-¡Deja de mentir!-gritó Pinkie, tirándola las gafas.

-Vinyl… ¿Por qué llamaste a toda esta gente?-repitió la pregunta Rarity.

Acorralada, la Dj suspiró y murmuró.

-Porque… porque me lo pidieron… me dijeron que si difundía el evento, me… pagarían…

-¿¡Qué?! ¿¡Por qué?!

-¡Ne… necesitaba el dinero! ¿Tú sabes todo lo que gasta este tinglado? Me gasté los ahorros en la matrícula y mis padres no quisieron apoquinar más… lo siento, Pinkie…

-¿¡Cómo has podido?! ¡Confiaba en ti! ¿¡Quién te ha pagado?!-chilló Pinkie, encolerizada.

-Yo-anunció entonces una voz.

Todas se dieron la vuelta, viendo entonces a una chica en el centro de la estancia.

-¡Ah, pero si es Starshine Green!-exclamó entonces Fluttershy, abriendo la boca por primera vez.

-¿Quién?-inquirieron las demás.

-Mi anterior rival el año pasado en las elecciones del baile de otoño…-anunció entonces Sunset, con voz neutra.

-Exacto… la misma, a la que humillaste vilmente delante de todos con tus horribles videos. ¿Cómo es que te acuerdas tan bien de mí?-inquirió ella, arrastrando las palabras.

Sunset no dijo nada, pero sus amigas salieron a defenderla.

-¿Y qué es lo que quieres? ¿Vengarte de ella?-quiso saber Pinkie, aun con el cabreo presente.

-Mismamente… después del ridículo que pasé por su culpa, acabé esfumándome en la niebla, como si nunca hubiera existido. Mis amigas me rechazaron y me quedé sola… y ahora… vengo a cobrar mi venganza.

Tras esas palabras, apretó un botón del mando a distancia que llevaba; al punto, una tromba de agua cayó del techo sobre Sunset, arruinando su peinado.

-¡Sunset!-exclamaron sus amigas a la vez.

La chica se movió un poco hacia atrás, resbalando y cayendo al suelo estrepitosamente.

-¿Sientes eso? Es la misma desazón e impotencia que sentí yo cuando tú me arrojaste al limbo social… supe de este lugar gracias a Vinyl y preparé el tanque de agua que hay en el techo; pero aún no he acabado.

Nada más decir eso, apretó un segundo botón; del techo, cayó un buen montón de plumones blancos, pegándose a ella.

-Oh, sí, no sabes bien lo que estoy disfrutando en este preciso instante… verte así, a mi merced, completamente indefensa… es una delicia.

En ese momento, Pinkie tembló de pura rabia y masculló.

-Primero hechas a perder mi fiesta y ahora humillas a mi amiga así… ¡yo te mato, zorra!

Trató de echarse sobre ella, pero las demás la sujetaron enseguida.

-¡Pinkie, no!

-¡Soltadme, dejadme que la haga una cara nueva!

-¡No Pinkie, no merece la pena!-exclamó Fluttershy, en un hilillo de voz.

Sunset no dijo nada, tan solo se quedó en el suelo, empapada y cubierta de plumón.

-Ja, ja, menuda pérdida de tiempo… gracias por todo Vinyl, te debo una-murmuró Starshine, guiñando un ojo a la escondida Dj.

Todo el mundo comenzó a irse, viendo que la fiesta había terminado; Sunset se levantó torpemente, tratando de quitarse los plumones de encima.

-Sunset… lo siento tanto…-masculló Pinkie.

-No es culpa tuya, Pinkie… es culpa mía, esto es lo que me merezco… lo siento chicas, lo he estropeado todo. Será mejor que me vaya…-anunció ella, reprimiendo las lágrimas.

-¡No! ¡Esto no es culpa tuya, Sunset, es culpa de esa zorra vengativa!

-¡Pinkie, por Dios, estás asustando a Fluttershy!-la reprendió Rarity, viendo que la chica iba a llorar.

Vinyl aprovechó la coyuntura para irse, pero Pinkie la vio.

-¡Y tú, traidora, no me vuelvas a pedir nada! ¿¡Me oyes?! ¡Ya no somos amigas, lo que has hecho no tiene nombre, no me vuelvas a llamar, no quiero saber nada de ti!-la gritó Pinkie, al tiempo que varias lágrimas salían de sus ojos.

En ese momento su pelo se desinfló, mostrándose lacio y totalmente liso, al tiempo que empezaba a llorar; Rarity vio que Sunset también se iba y trató de pararla.

-¡Espera Sunset, no te vayas!

-No Rarity, déjalo… necesito estar sola…

-No, espera, al menos déjanos que te acompañemos a casa…

Pero no la quiso escuchar más y se fue de allí, con el pelo empapado y aun cubierta de plumón; enfilando la calle, una voz detrás suyo la llamó.

-Sunset, espera…

-Flash, déjame en paz por favor, en estos momentos lo último que necesito es tu compasión…

-No tenía ni idea, en serio, lo siento… déjame que te ayude…-pidió el chico.

-¡No! ¡Ya vale, Flash! ¡Te recuerdo que fuiste tú el que cortaste conmigo!-exclamó ella.

-¡Y tú sabes por qué!-añadió él.

En ese momento, los dos se miraron fijamente, sintiendo lo mismo; el chico se dio cuenta de su cagada, pero ya era tarde.

-Sunset… lo siento, perdona, no era mi intención…

-¡Déjame en paz! ¡Si lo sabes, entonces déjame en paz!-lloró ella, cortándole de golpe.

Flash se quedó en el sitio, sin saber que decir y tan dolido como ella.

Sunset se dio la vuelta y se largó dando grandes zancadas; notaba como el mundo se derrumbaba a su alrededor, perdiendo la importancia e incluso la dignidad. Siguió caminando, sin mirar atrás y llorando abiertamente. No pasó por ningún otro sitio más, tan solo enfiló la calle hasta llegar a su casa; quería tirarse en la cama y llorar hasta secarse, olvidarse de todo. Sacó las llaves con manos temblorosas, pero entonces vio una nota colgada con celo en la puerta que decía: "Aún me debes un mes. Mi paciencia tiene un límite".

Sunset se limitó a suspirar, arrugando el papel y tirándolo al suelo; como si no tuviera bastante… Se metió en la ducha para lavarse un poco y quitarse el plumón y tras eso, se hizo un ovillo en su cama, donde lloró amargamente hasta que se durmió sin darse cuenta.




En el cielo, las estrellas brillaban con intensidad, aunque un patrón de luces de colores destacaba entre ellas, provenientes de un jet privado que se acercaba a la ciudad desde el norte. El jet sobrevolaba la zona cada vez más bajo, preparándose para aterrizar; en un costado del fuselaje se podía entrever un símbolo compuesto por un circulo de color azul con un rayo amarillo atravesándolo. En su interior, en la parte más alejada, un chico de dieciocho años se entretenía haciendo botar una pelota pequeña contra la pared, repantigado en un mullido sillón; tenía una intensa mirada, era moreno, de ojos claros y de facciones redondas. En ese momento, un mayordomo entró en el sitio, dirigiéndole la palabra.

-Señorito, su padre me ha pedido que le diga que estamos llegando, le agradecería si se abrochara su cinturón para el aterrizaje.

-¿Mi viejo no tiene otra cosa que hacer que mandarme como a un crio?-inquirió él, de forma chulesca.

-Usted mismo, señorito, yo sólo le aviso…

-Muy bien…

El mayordomo se retiró y el chico se levantó, viendo la inmensidad de Pine Creek desde las alturas.

-Vaya full… que nos tengamos que venir a este pueblucho de segunda sólo porque a mi viejo le dé la gana…

Regresó a su asiento, haciendo caso omiso de la luz del cinturón.

-Más vale que merezca la pena…

El jet siguió bajando, enfilando al fondo la pista de aterrizaje del aeropuerto.

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Re: El sol se pone ahora [Drama] [Slice of life]

Notapor Volgrand » 08 Jul 2013, 23:39

Pues fíjate tú... que me está gustando.
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Re: El sol se pone ahora [Drama] [Slice of life]

Notapor Sg91 » 09 Jul 2013, 08:34

Volgrand escribió en 08 Jul 2013, 23:39:Pues fíjate tú... que me está gustando.


Pues que tu me digas eso... estoy halagado :D2

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Re: El sol se pone ahora [Drama] [Slice of life]

Notapor Sg91 » 11 Jul 2013, 16:07

Capítulo 3

Amor, celos y DVDs



Spoiler:
-Oye, Sunset, ¿te gusta alguien?

La unicornio alzó la vista del libro que se encontraba leyendo, como si no hubiera escuchado bien; miró hacia su diestra y vio a una de sus compañeras de clase, mirándola con interés.

-¿Perdona? no estaba escuchando…

-Te preguntaba si te gusta alguien…-repitió ella,

-¿Gustarme? no… ¿por qué?

-No sé, por saber… como siempre te veo tan reservada… apenas te juntas con los demás…

-Tengo cosas que estudiar, eso es todo…-replicó ella, volviendo a su lectura.

-Ya, pero dice la princesa que salir e integrarte con los demás también es bueno…-argumentó su compañera.

-Y también dice que el estudio y la disciplina son vitales para desarrollar nuestra magia. Solo quiero llegar a ser tan hábil como ella, eso es todo-la cortó ella, finiquitando la conversación.

Su compañera lo intentó una vez más, pero ella se mostró inflexible, dándola como un caso perdido y dejándola sola; Sunset suspiró, a gusto, y se concentró en su lectura. Al cabo de unos pocos minutos, oyó una voz sobre su cabeza la cual juraba.

-¡Mierda, mierda, mierda!

Alzó la vista y vio a un pegaso volando erráticamente sobre los jardines, hasta estrellarse contra un árbol; Sunset echó a correr, bordeando el lago, hasta llegar donde se encontraba el accidentado.

-¡Ey! ¿Estás bien?

-¡Creo que no! ¡Ay, mi ala!-masculló una voz masculina, de entre las ramas.

-¡Espera, no te muevas!-exclamó ella, haciendo brillar su cuerno

Al punto, sacó del árbol al pegaso accidentando, dejándolo en el suelo; era un chico de su edad, su pelaje era anaranjado, con una crin y cola de color azul intenso, con destellos más claros, y de ojos color azul vívido. Su marca de belleza consistía en un escudo azul con un rayo amarillo sobre él.

-¿Qué te ha pasado? ¿Estás bien?-inquirió ella, preocupada.

-Estaba de prácticas en el campo aéreo de la academia militar, cuando una ráfaga de viento me desvió y perdí el control… auch, mi ala, me duele…-musitó él, con dolor.

Su ala derecha se encontraba un poco torcida, no se movía.

-Espera, déjamelo a mí…

Sunset hizo brillar su cuerno por segunda vez, posándolo sobre el ala adolorida; el pegaso soltó un respingo, algo azorado, pero en cuanto el brillo pasó, pudo moverla sin problemas, libre de todo dolor.

-¡Ey, ya se me ha pasado!

-Te he aplicado un hechizo desinflamatorio, el golpe te debió de afectar los tendones; no hay por qué preocuparse-explicó ella.

-¡Vaya, muchas gracias! Eso era magia curativa ¿verdad? pensaba que solo unos pocos podían dominarla…

-Y así es, pero estoy intentando abarcar todos los campos de la magia para volverme tan poderosa como la princesa Celestia; por eso estoy aquí.

-Ya veo, una yegua con una meta clara… yo también lo tengo muy claro, estoy entrenando para convertirme en Guardia Real y proteger al reino y a las princesas-reveló él.

-Oh, qué bien…

Los dos se quedaron en silencio por un momento, mirándose a los ojos y sin apenas pestañear; en ese momento, se oyó a lo lejos un pitido, lo que hizo reaccionar al pegaso.

-¡Oh no, he de irme! ¡Gracias por los cuidados!-exclamó él, yendo a despegar.

Pero antes de hacer nada, se paró y murmuró.

-Ah, por cierto… soy Flash Sentry. Encantado.

-Ah… yo Sunset… Sunset Shimmer.

Flash la dedicó una última sonrisa y despegó rápidamente, levantando una fuerte ventolera que azotó la crin de la unicornio, la cual le vio volar hasta que se perdió más allá de los tejados de la escuela. Se quedó mirando al cielo por un momento, como esperando volverlo a ver, pero una serie de campanadas la alertó; recogió su libro y regresó a la escuela, recordando lo que la había preguntado su compañera.

-¿Te gusta alguien?

Fue entonces cuando no pudo evitar sonrojarse levemente, esbozando una tonta sonrisa, mientras volvía a clase.


--------------------------------------------------------------------------------

Una serie de golpes ininterrumpidos la sacaron de su sueño, maldiciendo su suerte; el único momento de paz, durante el cual nada la perturbaba, era una vez más finiquitado por la cruda realidad. Echa un ovillo, con las mantas entre sus piernas y toda la cama echa un desastre, se lo pensó mejor, pero los golpes continuaban. Alzó la vista para mirar la hora, las doce y cuarto del mediodía; no había ido a clase, ni siquiera puso el despertador la noche anterior. Como los golpes insistían, fue a mirar a ver quién llamaba a la puerta. En cuanto abrió, una preocupada Rarity la devolvió la mirada, sosteniendo su mochila en sus manos.

-Hola, Sunset… ¿estás bien?

-¿Qué quieres, Rarity?

-Bueno, venía a devolverte la mochila, como ayer te fuiste directamente te la dejaste en la tienda… al ver que hoy no habías ido a clase, pues pensé en pasarme…-explicó ella.

Las dos se miraron por un momento, Sunset cogió la mochila sin pena ni gloria.

-Gracias, Rarity…

-De nada…

La modista quiso decir algo, pero al final no dijo nada, un tanto azorada; Sunset entrecerró los ojos, con dudas, pero al final murmuró.

-Pasa…

Rarity pasó después de ella, cerrando la puerta tras de sí; Sunset dejó la mochila en su habitación y regresó enseguida.

-¿Quieres tomar algo?

-No, gracias, ya desayuné…

-Pues yo no…

Sunset desapareció un momento en la cocina, mientras que Rarity esperaba en el pequeño salón, observando la casa; apenas tendría más de setenta metros cuadrados, era más bien pequeña, ideal para arrendar.

-Sé en lo que estás pensando… es enana, lo sé, pero el dinero no me daba para más-murmuró Sunset, con una taza de café de sobre y un par de magdalenas en sus manos.

-Bueno, tiene su encanto… es cuca-argumentó ella.

-Sí, pero no sé si podré seguir parando aquí mucho más… aún le debo un mes a mi casero. La alegría de la huerta, vamos…

Por un momento sólo se oyó el tintineo de la cuchara al mover el café; Rarity parecía estar buscando las palabras apropiadas para empezar a hablar, pero no la salía nada. Sunset decidió romper el hielo.

-¿Qué tal en clase hoy?

-Bien, como queda poco para los exámenes estamos resolviendo dudas y haciendo ejemplos… el temario de historia y filosofía ya está cerrado, aunque aún queda un poco de matemáticas y física. Por lo demás, todo bien.

Sunset dio un sorbo al café y luego preguntó.

-¿Se hablaba de mucho hoy?

-¿A qué te refieres?

-Sabes a lo que me refiero, Rarity… habré sido la hablilla, se habrán hartado a reír…

-Oh, no creo… yo no he oído nada, vamos…

La chica dejó la taza en la mesita, pero no la llegó a apoyar del todo y ésta se cayó, derramando el café; Rarity soltó un respingo, pero Sunset apenas reaccionó, preocupando a su amiga aún más.

-Querida ¿estás bien?

La aludida alzó una llorosa mirada, llena de angustia.

-No, Rarity… no estoy bien…

Y tras eso, se echó a llorar; ella se puso a su lado, arropándola y estrechándola entre sus brazos para tratar de calmar su dolor, pero apenas pudo hacer gran cosa. Sunset lloró sobre ella, sin consuelo, mientras iba articulando palabras entrecortadamente.

-Ya está, cielo, ya está, tranquila… ya pasó…

-¡No puedo estar tranquila! ¡No me sé ni la mitad de todo el curso entero, voy a suspender fulminantemente! ¡Todo el mundo se mofa de mí, soy la comidilla oficial del instituto, a nadie le importo nada!

-No, sabes que eso no es verdad, nosotras estamos aquí, Sunset…

-¡Lo sé, pero aun así! ¿De qué sirve haberme redimido si ahora todo el mundo me rechaza y me ningunea? ¡Ya nada tiene sentido, estoy harta de esta mierda! ¡Ya basta, por favor! ¡No puedo vivir así!-sollozó ella, sobre el hombro de Rarity.

-No digas eso, Sunset… tienes que ser fuerte, por ti, por nosotras…-murmuró Rarity, dejando escapar una lágrima.

Esto lo vio ella, la cual inquirió.

-¿Por qué lloras? éste es mi dolor, no el tuyo…

-No, Sunset, también es el mío… porque eres mi amiga, Sunset, mi mejor amiga. Ni yo ni las demás te vamos a abandonar ¿me oyes? porque eres nuestra amiga… y porque te queremos, Sunset, yo la primera.

La chica alzó la mirada, con la cara surcada de lágrimas.

-¿De verdad me queréis?

-¡Por supuestísimo que sí, querida! ¿Cómo no vamos a quererte? ¡Después de todo lo que hemos pasado juntas, demostrándonos que de verdad has cambiado, compartiendo nuestra amistad! ¡Te queremos muchísimo Sunset, las que más! ¡Puede que el resto no te quiera tanto, pero nosotras sí, y nada podrá cambiar eso!

Sunset la miró fijamente, casi sin creerse lo que oía; pero ella sabía que todo eso era cierto, notando un agradable calor en el pecho que la hizo llorar de otra forma. Abrazó a Rarity con todas sus fuerzas, dejándose llevar por sus sentimientos.

-Yo también os quiero… lo sois todo para mí… no me dejéis sola, por favor…

-Nunca, Sunset, antes muerta, lo juro-la susurró ella al oído.

Las dos se quedaron en esa pose por unos eternos segundos; el corazón de Sunset se calmó enseguida, notando el calor de la amistad de Rarity. En cinco minutos la chica ya estaba calmada del todo, Rarity la ayudó a limpiar el café que se le había caído, teniendo que hacerse otro; una vez que terminó de desayunar, su amiga intentó convencerla de ir a clase por la tarde, Sunset estuvo un tanto reticente por lo que la dirían, pero al final pudo convencerla. Se vistió rápidamente y se volvieron las dos juntas al instituto.

Entraron por la puerta principal, pasando al lado de la estatua del corcel; Sunset no pudo evitar mirarla por el rabillo del ojo, como un acto reflejo. Cuando entraron por la puerta, algunos grupillos dispersos comenzaron a hablar por lo bajo al verla, lo que la amedrentó un poco; pero Rarity la animó a seguir, ignorándolos enseguida. En ese momento, salió un chico que no había visto antes de la secretaría y le miró de forma inquisitiva; fue entonces cuando éste la devolvió la mirada brevemente, cruzándose de forma muy fugaz. Una pequeña sonrisa se dibujó en la cara del muchacho y Sunset miró hacia otro lado, como si la incomodara. Aun así, la curiosidad no tardó en hacerla mella y la preguntó a su amiga.

-Oye, Rarity ¿Quién es ese chico que ha salido de secretaría? No me suena…

-Oh, sí, me han hablado de él, por lo que me contaron es nuevo. Es el hijo de un empresario multimillonario dedicado a la producción energética, había estado cursando las asignaturas en otro instituto, pero como su padre se ha mudado a Pine Creek, viene a hacer los exámenes aquí. Creo que se llamaba Shine Streak…

Sunset miró hacia atrás por un momento, pero el tal Shine Streak ya se había marchado.

-¿Por qué lo preguntas?-inquirió entonces ella.

-Oh, no, por nada en especial… solo por saber…

En ese momento, Rarity esbozó una tonta sonrisa y murmuró, divertida.

-Oh, creo saber exactamente el por qué… es guapo ¿verdad?

-¿Eh? Bueno, es monillo…-dijo Sunset, por lo bajo.

Rarity no dijo nada más y se dirigieron directamente a clase, ya que la siguiente estaba a punto de empezar.

El resto del día pasó como otro cualquiera, ella creía que sería distinto, que notaria la mirada de todo el mundo en la nuca, esperando un aluvión de comentarios por la espalda, risitas tontas y burlas a baja voz; alguna que otra cayó, pero trato de ignorarlas todas, sobre todo mirando a sus amigas. Ellas la apoyaban en todo momento, y el saber eso la daba un poco más de fuerza para lidiar con cualquier cosa.

Por la tarde, las clases fueron un poco más ligeras y rápidas, se notaba que los exámenes estaban cerca, algo que a Sunset le daba un miedo atroz; pero sus amigas la iban a ayudar a ponerse al día, por lo que se quedó algo más tranquila, pero no demasiado. Y menos aun cuando el profesor de física anunció que los últimos problemas resueltos entrarían para el examen.

-Recuerden que los últimos ejemplos antes vistos pueden caer en el examen, por lo que repasen bien los volúmenes del Sistema Internacional. También se incluyen los que aparecen en el libro.

Sunset les echó un vistazo, viendo que no tenía ni idea ni de la mitad; por un momento se sintió mareada y levantó la mano.

-¿Sí, señorita Shimmer?

-Señor Blowless ¿puedo ir al baño, por favor? No me encuentro bien…

-Sí, claro, vaya…

La chica se levantó de golpe, Rarity inquirió.

-¿Estás bien, querida?

-Sí, solo es un mareo, ahora vuelvo…

Una vez fuera, se dirigió al baño y se mojó un poco la cara con agua; realmente se había llegado a marear, por lo que técnicamente no se estaba saltando ninguna clase. Se apoyó por un momento en el lavabo, mirándose al espejo y devolviéndose la mirada.

-¿Quién eres, Sunset? ¿Qué quieres hacer con tu vida?-murmuró ella, con una mirada ciertamente melancólica.

En ese mismo momento, la puerta se abrió y tres chicas de un curso superior entraron en el baño, viéndola inmediatamente.

-Vaya, vaya, mira quien tenemos aquí… es la señorita de oro-dijo una de ellas.

-Desde luego, la empapada señorita de oro-agregó otra.

Las tres se rieron como unas tontas, tratando de ridiculizarla; ella hizo oídos sordos y trató de irse, pero la que no habló antes la paró.

-¿A dónde vas? ¿No quieres quedarte y charlar un rato?

-¿Charlar? Dudo que lo que vosotras queréis sea simplemente charlar…-la espetó ella, sin apenas mirarla.

Sin embargo, la dio la vuelta bruscamente y la espetó.

-¿Quién te crees que eres, eh? ¿La reina del mambo? Quizás antes sí, pero ahora ya no, perdiste tu trono Shimmer, y ahora no lo vas a volver a recuperar.

-¿Qué te dice que pienso recuperarlo? No pienso volver a esa vida, he dejado atrás todo eso, dejadme en paz.

Salió del baño rápidamente, pero nada más hacerlo se chocó de frente con un chico muy alto y musculoso, el cual se la quedó mirando fijamente.

-¿Algún problema con mi novia, Shimmer?-inquirió él.

-Ninguno, machote, ahora dejadme todos en paz.

Sin embargo, el chaval se lo tomó un tanto mal, cogiéndola de la muñeca y apretando; Sunset dejó escapar un grito leve, antes de darse cuenta se encontró inmovilizada contra la pared.

-Bueno, ahora que la princesa ha caído creo que voy a poder desquitarme después de todo este tiempo…

Sunset quiso gritar, pedir ayuda, pero no la salió nada; en ese momento se oyó una exclamación que llamó la atención de todos, incluidas a las chicas del baño.

-¡Eh, tú!

Giraron la cabeza y ella se sorprendió al ver al chico nuevo a pocos metros de donde ellos estaban, mirando al chaval con cara seria y sin sacar las manos de los bolsillos.

-¿Qué se supone que estás haciendo?

-¿¡Y a ti que te importa, piltrafilla? ¡Métete donde no te llaman!-le espetó el chaval, molesto.

-Oh, pero resulta que precisamente me están llamando… cuando veo a alguien como tú haciendo daño a una chica, me llaman automáticamente, para advertirte…-murmuró el nuevo, manteniendo una fría calma.

-¿¡Pero tú de que vas, fantasma?! ¡Lárgate antes de que haga algo de lo que me pueda arrepentir!

-Ya veo que no lo has captado… suéltala, ahora.

-¡No me toques los cojones, chaval!

-No te lo voy a repetir, suéltala.

Su aire calmado y sereno terminó de calentarle y soltó a Sunset, solo para tratar de golpearle con un derechazo; pero para su sorpresa, él lo esquivó con un simple movimiento, cogiéndole inmediatamente después del brazo y torciéndoselo como si fuera de papel. Luego le asestó un rápido golpe en la frente, dejándolo alelado perdido, cayendo al suelo de espaldas.

-Te lo advertí… pero no, quisiste hacerlo por las malas…-la espetó él.

Las chicas salieron del baño, algo asustadas, y llevándose al fortote chaval consigo, sin siquiera mirar atrás; una vez solos, Sunset le miró por un momento, pero el dolor en la muñeca volvió.

-¿Estás bien?

-Sí, solo es un leve dolor, se me pasará…

-Déjame ver…

Por un momento sus manos hicieron contacto y Sunset sintió como una especie de escalofrío; las tenía suaves y tersas, apenas prestó atención al masaje que la hizo por eso mismo.

-No parece que ningún tendón esté tocado… se te pasará.

-Gracias.

-No ha sido nada, hice lo que tenía que hacer. Me llamo Shine Streak.

-Yo… Sunset Shimmer.

El chico la dedicó una dulce sonrisa, perdiéndose en su profunda mirada sin siquiera darse cuenta.

-¿Qué haces por aquí? ¿No estás en clase?-inquirió ella.

-No, ya tengo todos los apuntes del anterior instituto al que iba, no hace falta que venga por aquí, pero quería ver cómo era este por dentro. Hace poco que me han transferido el expediente, llegué ayer por la noche. ¿Y tú?

A eso, Sunset se quedó algo cohibida, pero contestó igualmente.

-Había salido un momento a mojarme la cara…

-En ese caso deberías volver ya, o creerán que te estás saltando la clase.

-Oh, sí… gracias por ayudarme, igualmente…-murmuró ella, dirigiéndose hacia la puerta.

-Sin problema, no creo que se vuelvan a meter contigo.

Fue a abrir la puerta, pero en ese momento Shine la paró.

-Sunset…

-¿Sí?

-¿Haces algo esta tarde?

-Eh… no, en realidad no…

-Soy nuevo en el pueblo, y no lo conozco muy bien, estaba pensando en preguntar a alguien si podría enseñármelo… si no estás ocupada, me gustaría que me lo enseñaras.

-Ah… claro, por supuesto… ¿a las seis te viene bien?

-Sí, te espero en la entrada y ya partimos desde aquí…

-Vale… pues a las seis nos vemos.

Shine se despidió de ella con otra sonrisa y Sunset agitó la mano; entró en clase justo después, pero en cuanto puse un pie en ella, vio que todo el mundo la miraba ceñudo. El señor Blowless murmuró.

-Si mal no recuerdo se encontraba usted mal, señorita Shimmer… yo pensaba que se trataba de algo más serio, y no de un simple mal de amores…

A ese comentario, gran parte de la clase soltó una carcajada, provocando un fuerte sonrojo por parte de Sunset. Regresó a su sitio, deseando que se la tragara la tierra; Rarity inquirió.

-Querida… ¿has quedado con el nuevo a las seis?

-Pues… sí…-murmuró ella, aún algo cortada.

-¡Ja, que buena Sunset! ¡No pierdes el tiempo! ¿Eh, bribona?-la dijo Rainbow, guiñándola un ojo.

-No es nada de eso… solo voy a enseñarle el pueblo, nada más…

-Ah, una cita entonces…-resumió Applejack.

-¡No, nada de eso!

-Bueno, dejadla estar chicas, ya nos contará todo cuando vuelva ¿verdad?-inquirió Pinkie.

Como siempre, Fluttershy no dijo nada, aunque esbozó una divertida sonrisita.

Una vez que terminó la jornada, las seis se dirigieron a la salida, pero Sunset se quedó en el patio para esperar a Shine.

-Bueno, Sunset, ya nos contarás que tal con el nuevo…-murmuró Rainbow, divertida.

-Sí… mucha suerte-añadió Pinkie, guiñándola un ojo.

-¡Ya os he dicho que no es ninguna cita!-repitió ella por enésima vez.

-Venga, dejad de meteros con ella… la vais a poner nerviosa…-murmuró Rarity.

-¿¡Tú también?!

Finalmente las seis se despidieron de ella, quedándose cerca de la estatua; si no hubiera sido porque había quedado con él, se la hubiera quedado mirando melancólicamente, pero al final resultó que sus amigas tenían razón. Estaba nerviosa sin razón aparente.

-Hola, Sunset.

La aludida dio un pequeño bote, asustada de repente.

-Oh, perdona ¿te ha asustado?

-Oh, no, nada de eso… ¿nos vamos?-sugirió ella, disimulando.

-Vamos entonces…

Los dos se pusieron en marcha, partiendo desde allí y dirigiéndose hacia el centro del pueblo, donde se concentraban la mayoría de los servicios y tiendas; Pine Creek era una localidad mediana tirando a pequeña, no tan grande como cualquier otro pueblo promedio, pero lo suficiente como para tener un instituto como el de Canterlot, y todas las comodidades propias de una ciudad estándar. Sunset le enseñó lugares destacados como la biblioteca, la plaza central, la cafetería de los Cake, el centro comercial, los cines o el videoclub, un lugar bastante frecuentado por los alumnos del instituto.

Justamente, pasando al lado de la puerta, ésta se abrió y Shine se chocó de frente con un chico que salía de allí, cargado con una serie de DVDs que se cayeron al suelo.

-¡Un poco más de cuidado, carape!

-Oh, lo siento…-murmuró él.

Sunset se agachó para recoger las películas que se cayeron, pero al levantarse vio de quien se trataba.

-Ah, Flash, eres tú…

-Oh, Sunset… ¿Qué haces aquí?-inquirió él, al verla allí.

-Estaba enseñando a Shine el pueblo, es nuevo aquí…

-Hola, soy Shine Streak, encantado-se presentó el chico, tendiéndole la mano.

Flash le miró por un momento, esbozando una mirada un tanto rara, pero al final se la estrechó rápidamente.

-Igualmente, yo soy Flash Sentry…

Los dos chicos se miraron por un momento, Flash con el ceño fruncido y Shine con una cara de póker tremenda.

-Y esto es Pine Creek… lo sé, es un tanto pequeño, pero tiene su encanto…-murmuró Sunset, tratando de romper el hielo.

-No está mal, me recuerda a los típicos pueblos de mediados de los 80… yo es que soy de ciudad ¿sabes? Pero supongo que me podré acostumbrar…

A esa frase, Flash esbozó una mirada un tanto molesta, opinando él también.

-Bueno, aquí los de pueblo no somos tan urbanitas, pero sabemos distinguir la diferencia…

-¡Flash!-le reprendió Sunset, cortada.

-No pasa nada, Sunset… es normal que los nuevos suscitemos dudas a los propios de por aquí…-murmuró Shine, mirando al chico sin ningún atisbo de nada.

Flash estaba cada vez más molesto con él, aunque no estaba seguro si de por su actitud o por la situación con la que se había encontrado; la tensión entre los dos se podía notar, hasta cortar con un cuchillo.

-¿Quieres ir a tomar algo, Sunset? Yo invito… y no admito un no por respuesta-murmuró entonces Shine, ignorando a Flash.

-Eh… vale ¿A dónde quieres ir?

-A esa cafetería que vimos antes… esos granizados tenían buena pinta.

-¿A la de los Cake? Muy bien, pues vamos… adiós Flash, nos vemos-se despidió ella, sin apenas dirigirle la mirada.

El chico se quedó en el sitio, viéndoles irse calle abajo; apretó los DVDs que llevaba con fuerza, pensando en una sola cosa.

-Ese imbécil arrogante… ¿Quién se ha creído que es? Un hijo de papá, por supuesto, se te ve el plumero, tío…

Sin embargo, no estaba del todo seguro de si lo que sentía era por su chulesca actitud o quizás porque Sunset le acompañaba; su orgullo le decía todo lo contrario, pero tampoco podía negar lo evidente. Estaba celoso… muy celoso; y todo lo que había estado pensando acerca de Sunset hasta el momento, no le ayudaba demasiado a aclararse las ideas. Suspiró y se marchó de allí, con más dudas que nunca.

Casi sin darse cuenta, Sunset y Shine pasaron toda la tarde juntos, conociéndose mejor y entablando amistad; a pesar de su posición adinerada gracias a su padre, Shine era un chico bastante maduro, tenaz e inteligente. No se ataba a sus circunstancias ni se aprovechaba de ellas, sino que tan solo eran un detalle más, aunque un detalle bastante relevante. Aun así, en ningún momento se mostró chulo o arrogante, sino todo lo contrario.

-No busco fama ni ser ningún dandi; después de todo, es mi padre el que maneja el cotarro, yo solo le observo hacer. Creo que el hecho de tener mucho dinero no tiene por qué ser lo más destacado, tan solo soy un chico de lo más normal.

A Sunset le gustó mucho su forma de ser, se esperaba a alguien más refinado, más creído, por lo que su sorpresa fue aún mayor; además, era un chico muy educado y atento, centrado en los detalles. Incluso se ofreció a acompañarla hasta su casa, ya que comenzaba a atardecer.

-Gracias por el tour introductorio, Sunset… me ha gustado mucho.

-Oh, de nada, bienvenido al pueblo… estoy segura de que te adaptarás muy bien.

-Sí, no veo por qué no… y más aun estando tú….

-Oh, para ya, no hace falta que me adules tanto…-murmuró ella, sin poder evitar sonrojarse más de la cuenta.

El chico se rio tontamente, contagiando a Sunset y riéndose juntos; llegaron enseguida a la puerta de su casa.

-Bueno, pues… aquí vivo yo…

-Oh, pues estamos cerca, yo vivo un poco más adelante, cerca de la salida del pueblo…

-Vaya, que coincidencia… somos vecinos…

-Pues sí…

Los dos se quedaron en silencio durante unos ínfimos segundos, mirándose fijamente; había algo en la mirada de Shine que siempre lograba captar su atención y la hacía devolvérsela fijamente, como si fuera un poderoso imán. Sunset sonrió tontamente, jugueteando con las llaves, y él la devolvió una dulce sonrisa. Pero en ese momento, un grito estropeó la bonita escena.

-¡Ahí estás! ¡No te puse la nota en la puerta por nada, niña!

-¡Ah, señor Morris!-masculló ella, asustada.

-¡Ni "ah, señor Morris" ni nada, sabes perfectamente a lo que vengo! ¿Qué pasa con ese mes que me debes? ¡Ya he esperado demasiado, o me pagas de una vez o ya sabes qué hacer!

-Lo siento, deme un poco más de tiempo y se lo pago, lo prometo…

-¡Ya he oído eso antes, así que no! ¡O me pagas ahora o ya puedes ir recogiendo tus cosas!-le espetó el hombre, muy enfadado.

-Un momento, señor mío ¿Cuál es el problema?-inquirió Shine, metiéndose.

-¡No te metas pipiolo, esta es una conversación entre casero y alquilada!

-Me parece muy bien, pero creo que esas no son maneras de tratar a la chica ¿no le parece?

-¿Qué no son…? Mira chaval, haré como que no he oído eso, ahora lárgate de aquí antes de que me cabree aún más…

Sunset en ese momento decidió intervenir.

-Déjalo Shine, este es mi problema, no el tuyo… ya nos vemos mañana si eso…

-No, no, no puedo permitirle que te trate de esa forma ¿Quién se ha creído que es?

-¡Pues su casero, evidentemente, y siendo su casero puedo hacer lo que me dé la gana! ¡Me debe un mes de alquiler y todavía no he visto ni un duro, o paga ya o la echo!

Shine le miró fijamente, reprimiendo su opinión, y luego sacó un talón.

-Muy bien… ¿lo quiere al portador o a cuenta?

El señor Morris le miró incrédulo, y Sunset reaccionó de seguido.

-¿Qué haces? No, ni se te ocurra Shine, de eso nada…

-Pues… al portador, supongo…-masculló el señor Morris.

Shine comenzó a rellenar el cheque, esquivando los intentos de Sunset de quitarle el talón.

-¡No, Shine, no voy a dejar que lo hagas, deja de escribir ahora mismo!

-Tranquila, Sunset…

-¿¡Pero cómo que tranquila?! ¡Para de una vez, no, dame eso!-exclamó la chica, tratando de alcanzarle.

Pero aun así, el chico siguió rellenando las casillas, añadiendo el importe que el señor Morris le indicó, 1200 dólares; una vez que estuvo todo en orden, le entregó el cheque al incrédulo casero.

-Considere la deuda saldada.

-Sí, claro…

-Y le agradecería que no volviera a gritar a Sunset, por favor…

-Sí, sí…

Una vez solos, Sunset le espetó.

-¿¡Se puede saber a qué ha venido eso?! ¡Yo no te he pedido nada! ¿¡Quién te crees que soy, una necesitada?!

Sin embargo, el chico la acalló posando dos dedos sobre sus labios, teniendo un efecto instantáneo; los dos se miraron a los ojos por un momento.

-Considéralo como mi agradecimiento por tan buena tarde, y no como un favor. Y deja de gritar, por favor, no te pega.

Sunset se quedó en total silencio, notando como sus mejillas se volvían a encender; el chico separó sus dedos de sus labios, dirigiéndola una dulce sonrisa.

-Shine… gracias, de verdad…-susurró ella.

-No, Sunset, gracias a ti… ahora la mudanza ha merecido la pena.

Por un momento, la chica quiso que ese momento durara para siempre, pero hasta ella sabía que tenía que acabar; Shine se despidió de ella y le vio caminar calle arriba hasta que al final le perdió de vista. Cuando estuvo sola soltó un gran suspiro, confirmando lo evidente. Entró en casa, se desvistió y se tumbó en la cama, pensando en muchas cosas; ese día había sido tan diferente de los otros… no había tenido nada que ver con lo que había estado viviendo hasta ahora, había sido un día muy tranquilo, y eso era lo que más notaba. Y todo gracias a Shine.

-Oh, Shine…-suspiró entonces.

Nunca pensó en que llegaría a suspirar de esa forma, ni siquiera cuando estuvo saliendo con Flash se comportó así; era todo tan diferente, tan brillante, que apenas podía creerlo. Ahora ya tenía algo que contar a sus amigas. Esa noche durmió mejor que nunca.


A ver si alguien acierta a qué película hago referencia con el título de este capítulo :D2
Última edición por Sg91 el 27 Ago 2013, 23:24, editado 1 vez en total

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: El sol se pone ahora [Drama] [Slice of life]

Notapor Sg91 » 20 Jul 2013, 23:24

Capítulo 4

Recuerdos que van y vienen


Spoiler:
Desde ese día, la vida dio un vuelco para Sunset; todo era muy distinto, en el instituto apenas se metían con ella y podía ir por los pasillos sin temor a que la parasen o la arrinconasen. Tanto sus amigas como Shine supusieron un punto importante en ese cambio, y se lo agradecía todos los días, especialmente a Shine, con el que empezó a quedar más de seguido. A partir de entonces tenia más tema e conversación con sus amigas.

-¿En serio te pagó el mes que debías a tu casero?-inquirieron ellas, incrédulas.

-Sí… traté de impedírselo, pero aun así…

-¿Y que? mejor aun, si te encontrabas apurada…-murmuró Rainbow, mientras daba toques a un balón con las rodillas.

-¡Rainbow Dash! Fue muy atento por su parte, no lo niego, sin embargo no me parece del todo apropiado…

-Lo sé, Rarity, lo sé…

-¡Bueno, mira el lado bueno, ahora no tienes por qué preocuparte sobre mudarte! ¡Pero bueno, hablemos de otra cosa! ¿Cuántas veces habéis quedado ya?-inquirió entonces Pinkie, echándola una mirada sagaz.

-Pues no sé… unas cuantas, creo…-murmuró ella, mirando a otro lado.

Las cinco soltaron un silbidito, tratando de provocarla.

-Te gusta ¿verdad?-inquirió Rainbow, riendo socarronamente.

-Puedes decirlo dulzura, después de todo sabemos la respuesta-añadió Applejack, guiñándola un ojo.

Sunset esbozó una sonrisa resignada y murmuró.

-Pues sí, la verdad es que es muy guapo…

-¿Y no le has pedido salir ya?

-Bueno, salir, lo que se dice salir… no.

-¿Pues a que esperas, tontita? si yo fuera tu, se lo pediría sin dudar…

-Eh… no sé, bueno, yo…

-¡Oh, venga ya! ¡Si no se lo pides tú, se lo pido yo!-avisó Rainbow, con chulería.

-Rainbow Dash, ya vale…-la avisó Rarity, molesta.

-¿Qué? Sunset necesita un empujoncito, y yo estoy dispuesta a dárselo…

-No, déjala Rarity, si tiene razón… está bien, le pediré salir-anunció entonces la chica.

-¡Así me gusta, a por él!-exclamó Rainbow.

-Oh, Rainbow, en serio, a veces eres tan vulgar…

Sunset dejó escapar una sonrisita divertida; había veces que ver a sus amigas discutiendo por lo más mínimo llegaba a ser divertido. Y era entonces cuando más se daba cuenta de lo equivocada que había estado durante todo ese tiempo.

La academia para unicornios talentosos de la princesa Celestia destacaba enseguida por ser una institución donde primaba la disciplina y las ganas por aprender; normalmente la prueba a superar es dura, Sunset pudo comprobarlo por si misma aquella vez, a pesar de que las cosas acabaron yéndola mejor de lo que ella esperaba. Ya estaba dentro, y enseguida pudo sentir esa extraña atmósfera, como si todos y cada uno de los que allí se encontraban la examinaran con lupa. Se esperaba mucho de ella, sobre todo por parte de la propia princesa, por lo que no podía defraudarla, ni a ella ni a otro profesor. Fue por eso que decidió enfocarse al cien por cien a lo que había venido a hacer. Ninguna otra cosa podía apartarla de su cometido, tan solo tuvo en mente el hacerse más fuerte. Y ese fue, quizás, el primer fallo.

-Hola Sunset, Moondancer va a organizar una fiesta esta noche en el jardín, ¿te apuntas? Será divertido, habrá ponche y juegos…

La unicornio levantó la vista del libro que se encontraba leyendo, mirando a su compañera con gesto ceñudo.

-Blossom… ¿te das cuenta de por qué estás aquí?-inquirió entonces ella.

-¿Eh? Pues para aprender magia, claro…

-Exacto… se espera mucho de todos nosotros ¿sabes? No sé vosotras, pero yo me tomo en serio todo esto, no estoy aquí por diversión, estoy aquí porque quiero llegar a ser alguien en la vida.

-Yo también… pero tampoco es malo divertirse de vez en cuando…

-Quizás, pero eso apenas tiene algo que ver con lo que yo hablo… quiero que la princesa esté orgullosa de mi, que vea que he mejorado y que puedo llegar a ser tan poderosa como la que mas.

-Me parece muy bien, pero tampoco es para ponerse así…

Sunset prefirió guardarse sus comentarios y finiquitó enseguida la conversación.

-Si me disculpas, tengo unos tratados sobre magia posesiva que leer.

Blossom se retiró de allí, dejándola sola y reuniéndose con un grupito de yeguas no muy lejos de la sala de lectura.

-¿Qué te ha dicho?

-Que prefiere quedarse sola y sin amigos… dejadla, ella se lo pierde.

Sunset estuvo tentada a decir algo, pero prefirió callarse; serian ellas las que al final se disculparían en cuanto vieran que ella era muy superior a todo el resto.

-¿Cómo pude estar tan ciega?

En ese momento notó algo en su hombro y vio a Rarity mirándola preocupada.

-¿Estás bien, querida?

-Ah, sí, tranquila, estoy bien…

-¿Segura?

-Sí, sólo… pensaba.

El recreo pasó enseguida y volvieron a clase; de vuelta a su aula de siempre, pasaron al lado de las clases de cursos más superiores, los cuales ya estaban dando clase. En una de ellas, vio a la directora Celestia dando clase de química a unos alumnos de segundo.

-Y recordad que los ácidos carboxílicos tienen preferencia sobre todos los demás, aunque hayan dos o tres grupos más. De esta manera, obtenemos extremos radicales de la cadena principal, quedando tal que así…

Celestia se giró para escribir con tiza en la pizarra, y en ese momento las dos se cruzaron las miradas; ella la saludó con una dulce sonrisa, pero Sunset tan solo la evitó, andando más deprisa.

-Quizás fuera por eso… estaba tan enfocada en sorprenderla, que perdí el rumbo de mi vida…

-Sunset…-oyó entonces una suave voz, llamándola la atención.

Alzó la vista y vio a Fluttershy, quien la miraba con un deje de preocupación.

-¿Estás bien?

-Ah… sí, claro que sí…

-¿Segura? Estás muy callada, más que yo incluso…

-Vaya, eso sí que es raro…

Las dos se miraron por un momento y luego se rieron tontamente, con complicidad.

-Vamos, la clase de lengua empezará dentro de nada…

El resto del día pasó tranquilamente, con muchos más recuerdos sobrevolando sobre su cabeza, imposibles de controlar ni parar; por ello, Sunset estuvo más ausente que nunca, y apenas prestó atención a las indicaciones de los profesores, los cuales daban los últimos toques a los temarios antes de los exámenes. Quedaban menos de cinco días y ella ni siquiera se sabía ni la mitad de cada uno.

Cada anotación y explicación la recordaban irremediablemente a todo el tiempo pasado en la academia, los apuntes de filosofía se mezclaban sin darse cuenta con los de magia posesiva, y los de química, con los de magia curativa. A Pinkie le hizo mucha gracia que los ácidos carbónicos pudieran aplicarse directamente sobre cuernos agrietados. O que todo el trabajo dialéctico de Platón tuviera que ver con los hechizos posesivos-regresivos de nivel cinco.

-¡Es graciosísimo! ¡Mirad, mirad, los ácidos clorogénicos son perfectos para la conjuntivitis mágica!

-¡Ya vale, Pinkie, no tiene ninguna gracia! Toma, querida…-murmuró Rarity, devolviéndole a Sunset sus apuntes.

-No pasa nada, Rarity, si hasta a mi me hace gracia…-asintió la chica, con la mirada perdida.

Sus amigas notaron enseguida su estado de ánimo y trataron de confortarla.

-¿Seguro que estás bien, dulzura? desde esta mañana estás como… ausente.

-Sí, igualito que mi estado del WhatsApp…

-Sabes que puedes contárnoslo… solo si quieres, claro…

-No te vamos a obligar…

-Pero siempre te vamos a escuchar-remató Rarity.

Sunset no pudo evitar esbozar una sonrisa y finalmente se decidió a hablar.

-Desde esta mañana me siento un tanto nostálgica… todo este día ha sido como rememorar mis días pasados en la academia, recordando las clases, los buenos momentos, y los malos. Pero no he podido evitar recordar lo que me hizo cambiar… fui una tonta, y es ahora cuando mas me doy cuenta de eso. Vuelvo la vista atrás, y parece que todo se diluye… es como si nunca hubiera estado allí. Y eso me entristece hasta extremos insospechados.

Sus amigas la observaron atentamente, transmitiéndola su comprensión.

-¿Quieres contarnos más? dicen que ayuda…-la sugirió Applejack.

Sunset asintió con la cabeza y se acomodó al lado de ellas, las cuales siguieron escuchando a su amiga.

-La vida era sencilla… o al menos esa era la sensación para mí. Entré en la academia porque quería ser tan poderosa como la princesa, quería mejorar en magia y ser la mejor, impresionarla, para que estuviera orgullosa de mí.

-¿Cuánto tiempo estuviste allí?-quiso saber Rainbow.

-Fueron unos seis años duros e intensos, tenía una serie de profesores que me enseñaban distintas disciplinas mágicas, pero la princesa Celestia era la que se encargaba de supervisar mis avances y mis conocimientos. Sus tutorías eran lo que más me gustaban, la oportunidad perfecta para demostrarla todo lo que había aprendido.

-Hablas muy bien de ella… la querías mucho ¿no?-supuso Fluttershy.

Sunset asintió lentamente, dejando escapar una mirada llena de nostalgia.

-Ella era mi modelo a seguir, mi guía y mi maestra. Todos los viernes por la tarde iba a su despacho para que ella me evaluara personalmente; primero los ejercicios teóricos, luego los prácticos. Después, merendábamos juntas y, si hacia buen tiempo, salíamos a los jardines a dar un paseo y a pasar un buen rato. A veces me leía viejas leyendas que ella guardaba en su despacho, otras veces tratados de magia antigua o cuentos clásicos. Adoraba esos viernes como a ningún otro día. Pasar tiempo con ella era mi actividad favorita, por encima de cualquier otra. Y sí, la princesa… se convirtió como en una segunda madre para mí. La quería mucho…

Sunset hizo una pausa, sin poder evitar que una lágrima resbalara por su mejilla; Rarity la pasó un pañuelo y las demás la arroparon un poco más.

-¿Y que pasó? si no te importa contarlo…

La chica se mostró algo reservada al principio, pero luego siguió hablando.

-Yo… no supe bien por qué, o igual sí, pero… empecé a querer ser más poderosa. Después de todo esa era mi meta, convertirme en alguien poderosa, ser diestra con la magia. Pero sin siquiera darme cuenta, cada vez quise más, anhelando un poder sin límites… si antes no me destacaba por ser alguien social, a partir de entonces me volví lo que nunca hubiera pensado. Yo… hice cosas malas… le grité a la princesa, me enfadé con ella… no pude obtener lo que quería cuando quería y… hui. Antes apenas pensaba en nada de esto, pero ahora… ahora… es cuando más me arrepiento de todo. Lo siento… lo siento, princesa…

No pudo más y se echó a llorar; Rarity la sostuvo entre sus brazos y las demás también trataron de arroparla para consolarla.

-Ya, ya está, querida… no pasa nada. Estoy segura de que ella te perdonará…

Sunset no dijo nada, tan solo siguió descargando su frustración sobre el hombro de su amiga. Tardó unos pocos minutos en calmarse.

-¿Mejor?-inquirió Rarity.

Sunset asintió con la cabeza y Fluttershy comentó.

-Siento haberte hecho recordar tan malos momentos, Sunset… no debí haberte preguntado…

-No pasa nada Fluttershy, si ha sido hasta mejor… gracias por escucharme, chicas.

-Para eso estamos-murmuró Rainbow.

-¡Las penas se digieren mejor con amigos!

-Siempre estaremos aquí para apoyarte, dulzura, no lo olvides.

Ya se lo habían dicho unas cuantas veces, pero eso daba igual, cada vez que sentía su amistad incondicional, no podía evitar emocionarse como una niña pequeña; sin decir nada, las abrazó sorpresivamente, tratando de abarcarlas a todas entre sus brazos.

-Sois mis mejores amigas.

Ellas tampoco dijeron nada, no hacia falta, con devolver el abrazo fue más que suficiente. ¿Cómo pudo perderse algo así cuando estuvo en Ecuestria? realmente estuvo muy ciega.

Para el final de la jornada, Sunset ya estaba mejor y las últimas clases las aprovechó al máximo; a la salida, Rarity la estuvo comentando.

-Por cierto, si quieres quedar luego con nosotras en casa de Fluttershy puedes venirte, vamos a estudiar juntas.

-Oh, bueno, aunque antes tengo que pasarme por casa… ¿vais a ir directamente?

-Rainbow sí, aunque yo también tengo que pasarme por la tienda… si quieres te pego un toque en cuanto esté lista y vamos juntas ¿te parece?

-Vale, pues espero tu llamada.

Se despidieron en el cruce, como siempre, y Sunset siguió todo recto; llegó a casa enseguida, dejó las cosas en su habitación y se metió directamente en la ducha, para arreglarse. Tardó poco menos de cinco minutos, vistiéndose enseguida, pero en ese momento llamaron al timbre.

-¿Quién será?

Echó un vistazo por la mirilla y vio que se trataba de Shine.

-Ah, pero si es Shine…

Comprobó rápidamente que estaba presentable y abrió la puerta.

-Hola, Shine… ¿Qué te trae por aquí?-inquirió ella.

-Oh, pasaba por aquí y me he dicho: voy a visitar a Sunset. Como llevaba un par de días sin verte…

-Sí, bueno, es que he estado un poco ocupada…

-¿Te pillo en buen momento, puedo pasar?

-Oh, claro, pasa.

El chico pasó hacia el salón, mientras que Sunset se dirigía a la cocina.

-¿Quieres tomar algo?

-No, gracias… ¿haces algo esta tarde?-inquirió él, mirando a su alrededor.

-Sí, voy a ir a estudiar con mis amigas, estoy esperando una llamada de una de ellas, en cuanto la reciba me iré.

-Vaya, esperaba invitarte a algo hoy…

-¿Invitarme otra vez? No, gracias, ya me has invitado demasiado de un tiempo a esta parte ¿no te parece?-inquirió ella, saliendo de la cocina.

-¿Por qué dices eso?

-Vamos, sabes perfectamente de qué te hablo…

Los dos se miraron por un momento, sin apenas pestañear; en ese momento, se oyó algo en el baño, como un grifo borboteando.

-¡Ay, la pila! Espera un momento…

Sunset salió disparada, quedándose Shine allí; en ese momento, oyó algo vibrar no muy lejos de donde él estaba y vio que se trataba del móvil de la chica. Vio que lo tenía en silencio, por lo que solo vibraba, pero le llamó la atención aún más quién llamaba.

-Vaya, así que Rarity…

Le dejó vibrar, sin cogerlo, hasta que finalmente se cortó; inmediatamente después, se quedó registrada la llamada perdida, pero el chico no lo dejó ahí. Desbloqueó la pantalla pasando su dedo por la misma, y se dirigió al registro, donde se había quedado reflejada la llamada; rápidamente la seleccionó y la eliminó. Bloqueó de nuevo el teléfono y lo dejó donde lo había visto, en una esquina de la mesa del salón.

En ese momento, regresó Sunset del baño.

-Que cabeza la mía, me dejé el grifo abierto…

-Sí, suele pasar, no eres la única...

La chica se percató entonces de su móvil y lo cogió.

-A ver si Rarity ya me ha llamado… vaya, otra vez lo he dejado en silencio...

Estuvo callada durante unos pocos segundos, mirando el registro, y extrañándose enseguida.

-Qué raro, no me ha llamado…

-Quizás la haya salido un contratiempo…-sugirió él.

-Aun así es extraño, con lo metódica que es… voy a llamarla a ver.

Pero entonces el chico la paró, argumentando.

-Espera, si no te ha llamado quizás sea por una buena razón. ¿Y si le ha salido un imprevisto y no puede atenderte? Mejor espera un poco más para ver si te llama, en caso contrario, quizás es que no pueda quedar.

-Ya, pero aun así eso no lo sabré hasta que la llame…-murmuró Sunset.

-¿Y si resulta que la llamas y la pillas en medio de alguna emergencia? Si no te ha llamado será por algo, Sunset. Dices que es metódica ¿no? en ese caso te hubiera llamado…

La chica pensó por un momento el argumento de Shine, el cual la sostuvo la mirada con una cara de póker tremenda; finalmente desistió y se guardó el móvil.

-Está bien, tienes razón… ¿seguro que no quieres tomar nada mientras esperamos?

-No, tranquila, estoy bien…

Estuvieron hablando un rato, mientras Sunset esperaba una llamada que parecía no llegar; un cuarto de hora después, la chica se dio por vencida.

-Qué raro… espero que no haya pasado nada grave…-murmuró ella, mirando a su móvil con un gesto preocupado.

-Si hubiera habido algo grave, te hubiera llamado enseguida… quizás sea otra cosa, yo no me preocuparía.

Sunset suspiró, sin poder apartar su preocupación; Shine cogió su cartera, mientras decía.

-Por cierto, tengo dos entradas para ir a ver la nueva película de acción de la temporada ¿quieres venir conmigo?

La chica le miró por un momento, no muy segura; tenía un montón que estudiar, y en esos momentos, ir al cine no entraba dentro de sus prioridades. Pero por otro lado, el que Rarity no la hubiera llamado la había dejado algo tristona, y notaba la necesidad de distraerse con lo que sea, por lo que al final murmuró.

-Está bien… si no dura mucho…

Los dos salieron de casa y vio que Shine se había traído su coche, un deportivo de color rojo zafiro precioso; montaron en él y se dirigieron al centro del pueblo, donde se encontraba el cine. Shine aparcó cerca y se metieron rápidamente en la sala, disfrutando de la película con un buen bol de palomitas y un refresco grande para compartir.





Mientras tanto, en casa de Fluttershy, una preocupada y extrañada Rarity no se despegaba del móvil.

-Qué raro que no me haya devuelto la perdida… ¿estará bien?

-Bueno, quizás no ha podido venir por algún motivo…-supuso Fluttershy.

-Ya, pero al menos que nos hubiera avisado… ¿y si ha pasado algo? Voy a llamarla…-anunció Rarity, marcando.

Esperó a que cogiera mientras la línea sonaba intermitentemente; un toque, dos, tres… seis.

-No me lo coge… ay, Dios, esto no me gusta…

-Tranquila Rarity, la habrá salido un imprevisto… ya llamará-murmuró Rainbow, quitándole importancia.

-Pero…

-Tranquila dulzura, igual se ha puesto mala de repente… mañana saldremos de dudas.

La chica lo dejó estar, centrándose en el temario de lengua y repasando las últimas frases de sintaxis; pero aun así, ese sentimiento de duda y preocupación estuvo presente durante toda la tarde, sin dejarla estudiar como era debido.





Sin darse cuenta ninguno de los dos, la tarde pasó rapidísima; después de ver la película fueron a tomar un helado y, tras eso, al parque a dar una vuelta. Picaron algo en una cafetería y, a eso de las nueve, Shine la acercó a casa en su coche.

-Me lo he pasado muy bien, Shine… gracias por todo.

-No, gracias a ti, Sunset… desde que te conocí, mi estancia aquí ha cobrado algo más de sentido…

La chica enrojeció un poco, alagada.

-Ah, para ya…

-No, en serio… yo no quería venir aquí, pero mi padre tenía negocios que atender y no me quedó otra. Si no hubiera sido por ti, me habría pegado un tiro.

Los dos se encontraban justo al lado de la puerta, Sunset jugueteó con su llavero, buscando la llave principal.

-No hace falta que seas tan atento ¿sabes?

-Bueno, pero yo si quiero ser atento… sobre todo contigo.

-¿Sólo conmigo?

-Sólo contigo.

Los dos se miraron por un momento a los ojos y ninguno dijo nada; el chico entrecerró los ojos, atrapando a Sunset con la mirada. No dijeron nada, no hacía falta. Shine acortó distancias de forma muy sutil y los dos se besaron suavemente; fue un momento breve pero intenso, los dos se dejaron llevar por la sensación y Sunset soltó las llaves. Él la rodeó la cintura con los brazos y ella se asió de su cuello, disfrutando de un beso que se alargaba cada vez más. Pero en un momento dado, Shine cortó el beso y miró a Sunset a los ojos.

-¿Nos vemos mañana?

-Claro…

No hacía falta decirlo, ya lo habían dicho todo antes; el chico la despidió con un último beso en los labios y se fue de allí en su coche, lanzándola una última mirada desde el asiento del conductor. Sunset le despidió en la distancia con la mano y le observó irse hasta que la silueta del coche se perdió hacia las afueras del pueblo. Suspiró como lo haría una enamorada y entró en casa, sintiendo que volvía a ser feliz otra vez. Se metió en la cama y se durmió enseguida, pensando en un futuro que por fin veía más brillante que nunca. Al menos para ella.

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Re: El sol se pone ahora [Drama] [Slice of life]

Notapor Sg91 » 29 Jul 2013, 23:19

Capítulo 5

Grietas


Spoiler:
Pine Creek brillaba con fuerza esa mañana, o al menos esa fue la sensación que le dio a Sunset. Se levantó más descansada que nunca y bastante pronto, sorprendiéndose gratamente; al menos podría desayunar a gusto y sin prisas por llegar a tiempo a clase.

Tuvo tiempo para ducharse, desayunar, vestirse e irse, incluso le sobraba un cuarto de hora; el paseo hasta el instituto se le pasó en un suspiro y llegó antes de lo previsto, apoyándose en la estatua del corcel mientras miraba su móvil.

-Anda, ayer me llamó Rarity…-observó entonces.

Había sido a las siete y media, justamente cuando ella se encontraba en el cine con Shine; no se enteró debido a que había puesto en silencio su móvil, y no lo había mirado hasta ahora.

En ese momento rozó a alguien con el hombro y, al darse la vuelta, se encontró con ella.

-¡Ah! ¿Estás bien, que te pasó?-inquirieron las dos a la vez, como si las hubieran sincronizado.

Las dos se miraron, un tanto extrañadas, y justo después se presentaron las demás.

-¡Anda, Sunset! ¿Qué te pasó ayer que no pudiste venir?-inquirió Applejack.

-Sí, Rarity estaba muy preocupada… y yo también-murmuró Fluttershy.

-¿Qué pasó, querida? ¿Por qué no me devolviste la llamada?-quiso saber la chica, igual de preocupada.

-Ah, pero… ¿me llamaste?

-Pues claro que te llamé, mira-aseguró Rarity, enseñándola el registro de su móvil.

Éste cercioraba que la llamada había sido efectuada exactamente a las seis menos cuarto del día de ayer.

-Pero… qué raro, a mí no me llegó nada, en serio, no me sonó el móvil…-murmuró Sunset, sin comprender.

-¿Y por qué no me llamaste? Haberme llamado…

-Ya, si lo pensé, pero… pensé que igual te había salido algo importante…-explicó ella, algo azorada.

-No, nada de eso, estuvimos estudiando durante toda la tarde…

-Y luego nos fuimos a cenar a la pizzería-añadió Rainbow.

-¿Y qué te pasó a ti? Yo pensaba que igual te había pasado algo, estaba muy preocupada…

Fue entonces cuando Sunset sintió como si un enorme abismo negro se abriera bajo sus pies; su situación no podía ser peor, y en esos momentos no estaba segura de si contarlas la verdad o salir del paso con una mentira. Por un lado, la mentira la podría sacar del apuro, pero por otro, no quería mentirlas. Nunca antes lo había hecho, de hecho siempre había sido muy sincera con ellas desde que comenzaron su amistad, y sentía que se lo debía. Simplemente, no podía.

-Veréis chicas, yo…

Las cinco la miraron atentamente, esperando una respuesta por su parte. Sunset tragó saliva y se preparó para contárselo todo, pero antes de que pudiera comenzar, Shine apareció sorpresivamente de detrás de ella.

-Hola, cielo-saludó el chico, plantándola un suave beso en los labios.

-¡Shine! Ahora no, por favor…

-Perdona… solo quería decirte que ayer me lo pasé muy bien, fue una tarde estupenda-murmuró el chico, guiñándola un ojo.

Por el rabillo del ojo, Sunset pudo ver a sus amigas mirándola como si no hubieran terminado de comprenderlo del todo, aunque incluso ella sabía que era del todo evidente.

-Nos vemos luego.

El chico desapareció rápidamente y Sunset encaró a sus amigas, las cuales la miraban con reprensión.

-Ahora lo entiendo… por eso no me cogiste la llamada…-murmuró Rarity, dolida.

-No es lo que pensáis, de verdad, si no te llamé fue porque no me llamaste a mí, Rarity…

-Ya, claro ¿y quién me dice que no borraste la llamada tu misma?-la espetó ella.

-¿¡Qué?! ¿¡Por qué iba a hacer eso?!

-No lo sé, dímelo tú…

Sunset quiso contestar, pero en ese momento Rainbow la quitó el móvil rápidamente y le echó un vistazo al registro.

-¡Mira todo lo que quieras! ¿Cómo quieres que borre una llamada que ni siquiera me llegó?

-En tal caso, te habría bastado con poner el móvil en silencio o cerrar la línea…-obvió ella, con seriedad.

-¿Qué? Pero, no entiendo nada, si la llamada no me llegó…-masculló la chica, impotente.

-Sunset, si no querías quedar, haberlo dicho desde el principio… esto no se hace…-la reprendió Applejack.

-Desde luego… y encima nos pide ayuda para estudiar, sólo quedan cinco días para los exámenes y sin embargo ella pierde el tiempo y nos ignora… muy bonito, Sunset, muy bonito…-murmuró Rarity, molesta.

Ni Pinkie ni Fluttershy dijeron nada, tan solo la miraron sin saber bien cómo reaccionar; finalmente las cinco se retiraron, dejando sola a una abatida y desconsolada Sunset, la cual sentía como un negro abismo que ella conocía bien la volvía a engullir.

-No, por favor…esperad…

Se apoyó en la base de la estatua y se dejó caer hasta el suelo, de donde apenas se movió. Aún no comprendía como había ocurrido lo que había ocurrido, y por un momento llegó a pensar que era otro de esos recurrentes sueños que la solían torturar durante las noches hasta hace relativamente poco. Pero rápidamente se dio cuenta de que la realidad era otra bien distinta. Alzó entonces la vista y miró hacia atrás, al portal cerrado que la daba la espalda. Fue entonces cuando esa sensación de nostalgia se intensificó más que nunca.

El resto del día pasó lentamente, como cuando no tenía a nadie más con ella; ninguna de sus amigas la dirigió la palabra, cosa que la dolía hasta extremos inimaginables. Se disculpó cientos de veces, trató de hablar con ellas para solucionar el asunto, pero Rarity no estaba dispuesta a escucharla, ni si quiera las demás.

-Por favor, Rarity, ya te he dicho que lo siento, debí de haberte llamado, la culpa es mía, pero por favor, háblame…

-No, Sunset, lo que has hecho no se puede perdonar tan fácilmente. ¿Crees que las cosas se arreglan así, sin más? Un simple perdón no soluciona nada…

-¿Desde cuando eres así? Siempre me has escuchado y apoyado ¿Por qué ahora de repente te cierras en banda de esa forma?

-¿Hace falta que te conteste a esa pregunta? Creía que ya lo sabias…

La frialdad e impasibilidad de la chica hicieron mella en Sunset, la cual desistió en seguir intentándolo; se encontraba muy enfadada, por lo que prefirió dejarla estar, aunque eso supusiera dejar de hablarla a ella y a las demás. Ni siquiera Rainbow o Fluttershy trataron de dirigirla la palabra.

Para esa tarde, Sunset se encontró de nuevo con Shine a la salida.

-Hola preciosa ¿te apetece quedar?

-No, Shine, no estoy de humor…-murmuró ella, con voz entristecida.

-¿Qué pasa cielo, a que viene esa cara?

-Mis amigas ya no me hablan… y en buen momento apareciste tú, ya te vale…-le reprendió ella, molesta.

-Oye, yo solo quería saludarte… no tengo la culpa de que ellas se hayan enfadado…

La chica sopesó sus palabras antes de contestar.

-Tienes razón, perdona, es que… no estoy de humor, en serio, quedamos otro día…

-¿No quieres hablar? Sabes que puedes contármelo, estoy aquí para lo que quieras…

Por un momento Sunset lo consideró detenidamente, mirando de reojo a la estatua del corcel; no esperaba en ningún momento perder a sus amigas, por lo que cuando la situación se torció, apenas supo bien cómo reaccionar. Por un lado no quería perderlas, pero por otro, la situación jugaba con ella de forma inesperada. No sabía bien que hacer, pero una cosa era segura.

-Está bien… te espero en casa dentro de poco, te contaré lo que me pasa.

La chica fue la primera en irse y Shine la observó marcharse, con el ceño fruncido; en ese momento notó como alguien le tiraba del brazo y le ponía contra la pared del pedestal.

-Hablemos claro tu y yo…-masculló entonces un chico que le era familiar.

-Vaya, yo a ti te conozco…

-No me conoces de nada, tío, eso lo primero. Mucho ojito con lo que dices-le espetó Flash, mirándole fijamente.

-Bueno, veamos lo que tienes que decirme…-murmuró Shine, recolocándose su ropa.

-No me fio de ti, tío, tú te traes algo raro entre manos y yo no me pienso quedar de brazos cruzados.

-¿De qué me hablas?

-Hablo de todos esos movimientos extraños que estás haciendo desde que viniste aquí. Vienes todos los días pero no se te ve por clase, te paseas por los pasillos con esa pose de chulito que me pone enfermo, y lo peor de todo, te estás aprovechando de Sunset. Y eso sí que no te lo pienso dejar pasar.

-Oh, ya veo, así que por ahí van los tiros… ya me contaron que estuviste saliendo con ella hace tiempo… y que fuiste tú quien cortó, es curioso ¿no?

Flash arrugó la cara, realmente enfadado, y le puso contra la pared.

-¡Mira tío, mi paciencia tiene un límite! ¿De acuerdo? ¡Como me entere que le estás haciendo pasar mal a Sunset, el que lo va a pasar mal eres tú!

-Te repites un poco ¿no? ten cuidado, no te vayas a quemar con ese ingenio que tienes…

Flash se tuvo que contener todo lo que pudo para no saltar sobre él; Shine le miró como si no fuera con él y antes de irse, murmuró.

-No sé a qué viene tanto alboroto por tu parte, pero teniendo en cuenta los antecedentes… sólo te diré que los celos solo son algo pasajero, ya se te pasará.

Si no hubiera sido porque una gran parte del instituto se encontraba allí, le hubiera encasquetado su guitarra en toda la cabeza; Shine se fue rápidamente, quedándose él solo allí, pensando en sus cosas. Puede que tuviera razón y se encontrara celoso, pero eso no quitaba sus sospechas, las cuales no eran para nada infundadas. Sabía que tramaba algo raro, pero tampoco podía demostrarlo fehacientemente. Lo único que tenía era una conversación de lo más reveladora entre la directora y la vicedirectora que llegó a oír de forma fortuita.

-Si no hubiera sido por ese permiso, no tendría nada…-pensó el chico, recordando el momento.

Aquel día, la profesora de lengua le había pedido que le llevase una carta certificada a secretaría durante clase, dándole permiso previamente; secretaría estaba justo al lado de la recepción y el despacho de la directora, y a mano izquierda quedaba la sala de seguridad. Flash vio la puerta de ésta entreabierta y una serie de voces saliendo de ella, por lo que se acercó un poco.

-¿Pero cómo que han desaparecido así sin más? Se supone que esas cintas estaban clasificadas y nunca salen de aquí…-oyó decir a la directora.

-Por eso se lo digo, señora directora, y es que encima el ladrón se ha tomado la molestia de reordenar el resto de cintas… no entiendo nada-murmuró el jefe de seguridad.

-¿Qué cintas son las que faltan?-inquirió en ese momento la vice directora.

-Sólo las de la noche de baile de otoño… precisamente las que usted me pidió que guardara bien, señora, por eso la aviso a usted primero.

Hubo un momento de silencio en el cual se pudo obviar un intercambio de miradas preocupadas, sobre todo entre Luna y Celestia.

-Que hayan robado precisamente esas nos da una idea de lo que quería ver el ladrón… y es por eso que me preocupa…-murmuró Celestia.

-Sí, bueno… ¿doy parte a la policía?

-Sí, pero evita revelar el contenido de las cintas… no nos conviene que la policía esté enterada de algo que solo nos concierne a nosotros y a todo el instituto. Esto no va con ellos.

-Lo que usted diga, señora.

En ese momento oyó pasos que se dirigían hacia la puerta y se apartó a tiempo para evitar ser descubierto; se escondió tras el mostrador de recepción y vio a Celestia y Luna saliendo de la sala, hablando entre sí.

-Esto es malo, hermana… ¿para que querrían esas cintas? Nadie más está enterado de lo que aquí pasó salvo nosotros y los estudiantes…

-Lo sé Luna, y eso mismo me hace pensar en que el ladrón no puede ser alguien de fuera. Tiene que ser alguien que hubiera sabido de antemano lo que pasó aquí. Pero eso mismo me hace dudar ¿Quién querría las cintas? ¿Y para qué? ¿Para airearlas y hacerlas públicas o para otra cosa?

-Es por eso que debemos de ser prudentes… y si te soy sincera, temo por Sunset Shimmer.

-Sí, yo también, en el caso de que el ladrón decidiese publicarlas ella saldría muy mal parada. Debemos protegerla. E intentar recuperar esas cintas.

Celestia dejó escapar un suspiro preocupado y murmuró.

-Trataré de dar con ellas, te mantendré informada hasta entonces.

Las dos se separaron en ese punto y Celestia se metió en su despacho, de donde no salió. Flash se escabulló de su escondite, meditando todo lo que acababa de oír.

-Alguien de dentro… todo el mundo conoce lo que pasó, unos más que otros ¿Quién querría saberlo?

La respuesta le vino inmediatamente después, no fue ninguna revelación prodigiosa puesto que era más que evidente, al menos para él.

-Shine Streak… es el único nuevo aquí, no sabe nada previo a su venida. Pero ¿para que querría robar esas cintas? ¿Para saber más de Sunset? ¿Y con qué propósito?

Era todo un cumulo de preguntas sin respuesta y sospechas fundadas, pero que en realidad no tenían ningún valor real; solo eran suposiciones, pero para Flash se volvían en algo más consistente cuanto más lo pensaba.

-Si tuviera algo más que probara mi teoría…-pensó el chico, regresando al presente.

Se dirigió al parking para ir a por su coche, de camino hacia allá se cruzó con Snips y Snails, los que fueron los esbirros de Sunset por aquel entonces.

-Un momento, esos dos… quizás sepan decirme algo.

Se dio la vuelta enseguida y los llamó antes de perderlos.

-¡Ey, esperad, Snips, Snails!

Los aludidos se dieron la vuelta y le miraron con desconfianza.

-¿Qué es lo que quieres?-inquirió Snips.

-Solo hablar con vosotros, nada más…

-Si es sobre Sunset olvídalo, ya hemos dicho más que suficiente. Estamos hartos de que se nos echen encima-masculló Snails.

-¿A qué te refieres?

-¿A ti que te parece, genio? Si lo hubiéramos llegado a saber…

-¡Aliarnos con Sunset fue la peor decisión de nuestras vidas! Y ahora lo estamos pagando…

-Entiendo… aunque necesito que me digáis si habéis hablado de esto con alguien más que no fuera vuestros compañeros de clase. ¿Recordáis a alguien que no conocierais de antemano?

Los dos chicos se miraron entre sí, no muy seguros de contestar.

-Pues… si te lo decimos ¿nos dejarás en paz?

-Eh… sí, supongo que sí.

-Está bien… hace poco que un chico más o menos de tu edad nos estuvo interrogando hace un par de días en plan poli bueno, poli malo, solo que al revés-reveló Snips.

-¿En serio?

-Sí, fue de lo más raro, se comportaba de forma muy errática, como si pensara que lo estuviera haciendo bien. Nos preguntó acerca de lo que pasó en el baile de otoño, tratamos de decirle lo menos posible, pero…

Snails siguió en su lugar.

-… no dejaba de preguntar acerca de Sunset. Tratamos de hacernos los tontos, pero no funcionó del todo…

Los dos se quedaron en silencio, evitando mirarle y visiblemente azorados.

-Vale, una pregunta más y os dejo tranquilos. ¿Sabéis quien era ese chico, lo habíais visto antes?

Snips y Snails negaron con la cabeza, sin querer decir nada más; Flash les observó alejarse, con la duda persistiéndole. Su testimonio no había sido demasiado revelador, podría ser Shine o podría ser cualquier otro, aunque que sólo preguntara acerca de Sunset estrechaba el cerco aún más sobre el chico nuevo. Ahora tenía más motivos para sospechar de él. Por un momento pensó en comentárselo a la directora, pero prefirió ser prudente y no dejarse notar.

Montó en su coche y se dirigió a su casa, arrastrando consigo un mar de dudas e incertidumbre.






Una vez en casa, Sunset trató de contactar de nuevo con Rarity mandándole un mensaje por WhatsApp, pero la chica la volvió a ignorar; pensó en mandar otro a Fluttershy o a Rainbow, pero al final desistió. La dolía en el alma tener que estar en esa situación, pero por ahora sería mejor dejar que las cosas se calmasen. Estaban muy enfadadas cuando descubrieron lo que realmente había pasado. Y no las culpaba, de hecho tenían razón, la culpa era suya.

-Debí haberla llamado…

Echó un vistazo a sus fotos más recientes, viendo algunas en las que aparecía ella con todas las demás en grupo; tenía una en la que salía con Rainbow en la última quedada, antes de que todo se echara a perder, y otra con Rarity.

-Lo siento chicas… no hago más que meter la pata…-pensó ella, desanimada.

En ese momento sonó el timbre y fue a abrir, apareciendo Shine en el umbral.

-Hola nena, ya estoy aquí-la saludó él, dándola un beso en los labios.

-Hola, pasa…

El chico se acomodó y ella se sentó a su lado, preparándose para sincerarse con él.

-Bueno, lo que te voy a contar es rigurosamente cierto… si luego no me crees, lo comprenderé.

-Bueno, primero tendrás que contarme ¿no?-obvió el chico, sonriéndola.

Esa sonrisa hizo que Sunset aliviara tensiones y tras soltar un pequeño suspiro, comenzó a relatarle prácticamente todo; su verdadero origen, su infancia y adolescencia en Canterlot, su ansia de poder, su huida a través del espejo y todo lo ocurrido después de atravesarlo, acabando en los acontecimientos más recientes.

-Esta mañana mis amigas se enfadaron conmigo al descubrir que había pasado de ellas solo por estar contigo, y… esa es mi historia.

Los dos se miraron a los ojos, sin decir nada.

-Si crees que estoy loca, no te culpo.

-Oh, no, nada de eso… de hecho, te creo.

-¿De veras?

-Sí… puede que suene del todo descabellado, pero eres mi chica, y confió en ti. Sé que no me engañarías así.

Sunset se mostró bastante sorprendida por su actitud, ella se esperaba algo más de reticencia a creerla; aun así eso la dio más motivos para creer en él y le abrazó con fuerza.

-Gracias, Shine… esto lo sabe poca gente, ya que la mayoría de las personas del instituto parecen haber olvidado lo que pasó, al menos desde el punto de vista de los acontecimientos.

-Ya ves tú…

El chico la besó en los labios dulcemente, haciendo que olvidara el asunto rápidamente. A pesar de eso, el chico la miró de arriba abajo y murmuró.

-Aunque… algo me dice que hay algo más ¿o me equivoco?

Sunset suspiró, algo indecisa, pero al final se lo contó.

-Sí, tienes razón… de un tiempo a esta parte he estado pensando mucho en todo lo que he hecho hasta este momento, y… siento que le debo una disculpa apropiada a una serie de ponis que, por desgracia, no puedo volver a ver hasta dentro de dos años y medio.

-Ya veo… es por lo del portal ¿no?

-Sí, sigue cerrado y no se abrirá hasta entonces… si hubiera otra manera de llegar hasta Ecuestria, Shine, iría allí sin dudarlo. He de hacer esto, puede que las chicas me hayan perdonado, pero es que ni siquiera pude disculparme con Sparkle. Además, te mentiría si te dijera que no echo de menos Ecuestria… porque realmente la echo de menos.

El chico se quedó pensativo, apoyando su barbilla en las yemas de sus dedos, con las manos juntas como si estuviera rezando.

-Ese espejo… ¿sabes cómo funciona?

-Lo estuve estudiando un poco antes de usarlo, es cosa de magia, no lo entenderías…

-Ya, pero… si tendrías que describir la magia usando una palabra de este mundo ¿Cuál dirías?

La chica se quedó algo confusa por esa pregunta, aun así se quedó pensando un poco y al cabo de unos pocos segundos dijo sin dudar.

-Electricidad.

Fue entonces cuando el rostro de Shine se iluminó, dejando escapar un murmullo de satisfacción.

-¿Se te ha ocurrido algo?

-Creo que sí… y podremos probarlo enseguida, mañana es sábado ¿no?

-Eh… sí.

-Estupendo, en ese caso vente mañana por la noche al patio, a eso de las diez y media. Quizás pueda abrir ese portal-anunció el chico, con mucha seguridad.

-¿De veras? Pero necesitarías magia para ello, y no sé yo si se podría abrir fuera de temporada…

-Bueno, por probar no perdemos nada ¿no?

Sunset le miró, no muy segura de lo que hablaban; tenía ganas de volver a Ecuestria, pero temía trastocar algo. Por lo que leyó en su día, el portal funcionaba con magia arcana, que ni ella misma pudo llegar a entender en su día.

-¿Y qué tienes en mente?

-Ah, ya lo verás… tu solo vente mañana a esa hora.

Tenía que admitir que Shine poseía cierto aire misterioso que le daba una poderosa capacidad de atraer la atención, cosa que pudo comprobar por sí misma una vez más. El chico se quedó un poco más con ella y se fue enseguida, ya que tenía que prepararlo todo para mañana y para ello tendría que tirar de algunos hilos en la empresa de su padre.

La idea de poder volver a Ecuestria animó a Sunset un poco más e intentó estudiar un poco, consiguiendo centrarse; por otro lado, sus amigas seguían sin hablarla, cosa que la dejaba un poco abatida. Sólo esperaba que su enfado remitiese y pudiera volver a hablar con ellas para disculparse por su actitud.

-Las conozco y sé que no me darían de lado así sin más… será mejor darlas tiempo-pensó Sunset, centrándose en el temario de historia.

Antes de que se diera cuenta, el viernes terminó, dando paso a un sábado que pasó bastante lento; las horas previas al intento de abrir el portal se la hicieron más pesadas que nunca, intentó repasar los apuntes de lengua y español, pero los nervios y la incertidumbre de qué pasaría apenas la dejaban concentrarse.

Finalmente, antes de la hora prevista, Sunset salió de casa y se dirigió al instituto; esa noche era especialmente cerrada y no había luna, por lo que las farolas alumbraban con más fuerza. Una vez allí, la chica se adentró en el patio, el cual permanecía oscuro y un tanto tenebroso; la figura del corcel se recortaba en la oscuridad, y la fachada del instituto también resaltaba bastante.

-¿Shine?-llamó ella.

-Estoy aquí-anunció el chico, encendiendo una linterna.

La luz de la misma llegó a alumbrar una especie de dispositivo con forma de bobina acabada en una forma cónica, con anillos concéntricos a su alrededor y un pequeño boliche en su punta. Se encontraba conectado a la corriente principal del instituto, en la caja eléctrica de la fachada.

-¿Qué es eso?-inquirió ella, extrañada.

-Esto es una bobina magnética portátil, especialmente diseñada por mi padre. Como puedes ver apuesta por un diseño moderno, circular y concéntrico, con un panel de mandos electrónico y todas las prestaciones que puede dar una bobina, pero elevadas a la máxima potencia. Es un prototipo, pero funciona perfectamente-explicó el chico.

-Oh… pareces un anuncio-murmuró ella, divertida.

-Bueno, estoy practicando para entrar en el negocio, y saber vender también es un buen aliciente. ¿Qué te parece?

-No está mal… ¿y qué es lo que vas a hacer exactamente?-quiso saber la chica.

-Voy a coger toda la corriente posible, condensarla y dispararla sobre el portal, para ver si éste reacciona.

-¿Y eso ya se puede hacer? Suena a cliché futurista…

-Claro, ya te digo que este prototipo puede hacer un montón de cosas. Lo he visto en acción, te puedo hacer una demostración si quieres…-murmuró Shine, poniéndose a los mandos de la bobina.

-No, tranquilo, me fio de ti. Eres mi chico, después de todo ¿no?-le recordó Sunset, rodeándole entre sus brazos.

Shine la regaló una encantadora sonrisa y la besó dulcemente en los labios.

-Bueno, ponte a mi lado, el diseño frontal del panel aísla a los usuarios de la corriente eléctrica.

La chica obedeció y Shine tecleó rápidamente sobre una pantalla táctil; al punto, una serie de auras azuladas rodearon los discos concéntricos de la punta cónica, mientras que el motor de la bobina comenzó a vibrar de forma muy suave y sin apenas hacer ruido.

-Vaya, pensaba que armaría un escándalo…-murmuró Sunset.

-Que va, su estructura interna está diseñada para aislar el ruido producido por el motor. Es quizás la bobina más silenciosa del mundo.

Al cabo de unos pocos minutos más calentándose, las auras eléctricas se intensificaron y el boliche de la punta resplandeció.

-Carga completa, parámetros predefinidos. Esto ya puede disparar-anunció Shine, visiblemente entusiasmado.

-¿Pues a que esperas? Dale caña-murmuró Sunset, igual de emocionada.

-No, voy a dejar que ese honor recaiga en ti. Tan solo tienes que pulsar el botón rojo.

-¿De veras, puedo hacerlo?

-Claro, después de todo esto lo hago por ti… y nada más me alegraría que verte feliz-murmuró el chico, cogiéndola de la mano.

Los ojos de Sunset brillaron, sin poder contener la emoción.

-Gracias, Shine… te quiero.

-Yo también, nena. Y ahora, haz los honores.

La chica respiró con calma y, en cuanto estuvo lista, pulsó el botón. Nada más hacerlo, un buen montón de energía deslumbrante se reunió en el boliche de la punta y, al segundo siguiente, ésta salió despedida en un potente rayo eléctrico, el cual impactó en la base del pedestal del corcel. Rayos y chispas saltaban por doquier, emitiendo continuos chasquidos e incidiendo sobre la superficie del pedestal, el cual no parecía cambiar. Sunset cogió de la mano a Shine y el chico se la apretó, sin apartar la vista del espectáculo de luces que se sucedía ante ellos. Los destellos emitían una potente luz, la cual iluminaba los cuartos traseros del corcel alzado y la fachada del instituto. El continuo flujo de energía siguió incidiendo sobre el portal durante unos dos minutos, sin llegar a conseguir nada visible.

-No parece reaccionar…-murmuró la chica, preocupada.

-No te apures, aumentaré la potencia-murmuró él, sin alterarse.

Movió una pequeña palanquita representada en el panel táctil, y el rayo de energía aumentó de tamaño y dobló su fuerza, provocando más chispas y luz. El estruendo también aumentó, llegando más allá de las casas más cercanas al instituto. Sunset temía que alguien pudiera oírles y les obligara a parar, pero sus ganas de volver a Ecuestria eran muy fuertes y deseó con todas sus fuerzas que funcionara.

-Vamos… reacciona…-masculló Shine, por lo bajo.

Otros dos minutos condicionaron los resultados posteriores, sin seguir obteniendo nada palpable.

-No creo que podamos lograrlo… quizás deberíamos dejarlo…-propuso Sunset entonces.

-No, de eso nada, este pequeño aún no ha dicho su última palabra-aseguró él, aumentando la potencia hasta el máximo de su capacidad.

Fue entonces cuando una enorme descarga eléctrica surgió de la punta, rasgando el aire como lo haría un rayo surgido de las nubes y golpeando el pedestal con todas sus fuerzas; la estatua del corcel tembló y el ruido posterior sonó igual que un trueno, haciendo retemblar los cristales del instituto. Sunset se cubrió los oídos por instinto, pero Shine tan solo se aferró al panel de mandos, aguantando el tipo varonilmente. La luz emitida por el rayo resplandecía tanto que obligó a los chicos a entrecerrar los ojos; Sunset hundió su cara en el hombro del muchacho, el cual se tuvo que cubrir la cara. Las farolas de la calle principal titilaron, al tiempo que la caja eléctrica del instituto echaba chispas. Al fondo, Pine Creek también parpadeaba.

-¡Páralo, es insoportable!-gritó Sunset, aterrada.

-¡No, espera, veo algo, creo que está funcionando!-anunció entonces Shine.

Eso hizo reaccionar a la chica, la cual miró hacia delante; la superficie del pedestal comenzó a cambiar abruptamente, brillando con una luz suave y verdosa que se extendió por toda la cara del mismo. En ese momento, se oyó un fuerte chasquido detrás de ellos y la caja eléctrica del instituto se fundió. Las farolas acabaron reventando y Pine Creek se apagó.

-¡Mierda, se sobrecargó la línea!-masculló Shine.

La bobina se apagó de golpe, al igual que todo a su alrededor; algunas alarmas de coche comenzaron a sonar con estridencia, no muy lejos de allí.

-Sunset, mira…

La chica alzó la vista y vio que el pedestal brillaba levemente antes de apagarse.

-Creo que lo hemos conseguido…

Sin perder más tiempo, se dirigió hacia el portal, al tiempo que Shine alumbraba el camino con su linterna; Sunset se acercó hasta él, sin poder evitar que los nervios la volvieran a abordar. Su corazón comenzó a latir con fuerza, al tiempo que alzaba su mano para tocar la superficie del portal. En cuanto ésta entró en contacto, un aura brillante la rodeó, confirmando su apertura.

-¡Está abierto, está abierto! ¡Oh, Shine, muchísimas gracias, eres el mejor, te quiero!-exclamó ella, abrazándole con todas sus fuerzas.

-Lo que sea por mi chica… eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

Los dos jóvenes se fundieron en un apasionado beso que duró unos intensos segundos antes de separarse de nuevo.

-Bueno, pues ya puedes pasar.

-Sí… no tardaré mucho, hablaré con quién quiero hablar y volveré, aunque no sé cuánto tiempo me tomará…

-No te preocupes, yo vigilaré el portal por si no vuelves hasta mañana. Ya sabes que el tiempo es relativo y todo eso, lo dijo el tipo del bigote…

-¿Einstein?

-Sí, algo así llegué a oír…

Los dos se rieron tontamente; antes de cruzar, Sunset se aseguró que llevaba todo encima. Cogió el móvil para ver si tenía algún mensaje nuevo, pero no había notificaciones. Finalmente se despidió de Shine con un último beso en los labios y traspasó el portal. En cuanto desapareció dentro de él, el chico esbozó una pequeña sonrisa.

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Re: El sol se pone ahora [Drama] [Slice of life]

Notapor Volgrand » 30 Jul 2013, 14:52

Pues fíjate tu, que me está gustando. Aunque sunset se ha vuelto un poco boba jajaja.
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Re: El sol se pone ahora [Drama] [Slice of life]

Notapor Sg91 » 30 Jul 2013, 15:50

Volgrand escribió en 30 Jul 2013, 14:52:Pues fíjate tu, que me está gustando. Aunque sunset se ha vuelto un poco boba jajaja.


How you dare?! Don't bother mai waifu!! fs:stare: XD vaya, me alegro de que te guste, gracias Volgrand ;)

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Re: El sol se pone ahora [Drama] [Slice of life]

Notapor Sg91 » 05 Ago 2013, 20:13

Capítulo 6

Segunda oportunidad


Spoiler:
Atravesar el portal la dio una sensación de familiaridad que la tranquilizó bastante, a pesar del extraño efecto que se experimentaba cada vez que se cruzaba de un lado a otro. Solo duró un segundo, pero parecía haber durado una eternidad. En cuanto dio el segundo paso, notó cómo perdía el equilibrio y cayó sobre cuatro patas, una vez más. Se miró sus cascos, sin poder evitar esbozar una gran sonrisa.

-De nuevo en casa…-pensó ella, sintiendo algo cálido en su pecho que se extendía por todo su cuerpo.

Se dio la vuelta y pudo verse reflejada en la superficie del espejo mágico; por alguna razón, pensaba que se vería diferente desde a la última vez, pero en realidad seguía como siempre. La única diferencia era que sonreía como nunca antes lo había hecho. Y eso mismo la daba más motivos para sentirse aun más feliz.

-Mi viejo cuerno… espero no haberme olvidado, haré una prueba-murmuró en voz alta.

Al punto, se concentró y su cuerno brilló en un aura verdosa clara; todos los objetos a su alrededor comenzaron a levitar lentamente, elevándose hacia el techo.

-Perfecto, sigo en forma como el primer día-se dijo satisfecha, recolocando los objetos.

Sin perder más tiempo, salió por la puerta tranquilamente, totalmente confiada y segura de sí misma; sabía por dónde se salía, ya que había estado allí previamente antes de urdir todo su antiguo plan. Pero de lo que se olvidó fue de las guardias, puesto que nada más torcer a la izquierda al salir, se dio de bruces con uno de ellos, el cual tenía su cuerno encendido. Miró entonces por la ventana y vio la luna ecuestriana brillando en lo alto del cielo estrellado.

-Anda ¿aquí también es de noche?

Pero en ese momento se percató de que el guardia le miraba fijamente, como si no estuviera del todo seguro que ella se encontraba allí; se sostuvieron la mirada por unos segundos y Sunset decidió romper el hielo.

-Esto… ¿buenas noches?

-¡Alarma, intrusa, intrusa!-exclamó entonces el guarda.

Sunset pegó un bote y echó a correr por puro instinto; el guardia corrió tras ella, mientras que otros muchos comenzaban a aparecer desde todos los lados.

-¡Alto, he dicho alto, no se mueva!-ordenó el guardia.

-¡No soy ninguna amenaza!-exclamó ella.

-¿Entonces por qué corre? ¡No me va a engañar!

Desde el otro lado del pasillo, una tropa de guardias se echó sobre ella, a punto de apresarla; pero haciendo mano de sus reflejos, Sunset se concentró y al segundo siguiente desapareció. El guardia que la perseguía se dio de bruces contra sus compañeros, al tiempo que ella reaparecía al otro lado del pasillo, torciendo a la derecha. Esquivó a más grupos de guardias que corrían por las esquinas, buscándola a ella, y siguió todo recto, pero resultó acabar en un callejón sin salida, frente a un alto ventanal desde donde se podía ver parte del imperio de cristal.

-¿¡Dónde está?! ¡Encontradla, que no escape!

-¡Avisad al príncipe, ponedle en alerta! -se oía cerca de donde se encontraba.

Sunset se dio la vuelta, pero en ese momento vio que había unas puertas dobles justo a su lado; no lo dudó ni un instante y se adentró tras ellas, cerrando justo después.

-Buf…-suspiró, aliviada.

Pero la tranquilidad duró poco, puesto que resultó encontrarse en el lugar menos indicado para esconderse; tras el dosel de una ancha cama de matrimonio, unos atónitos Shining Armor y Cadance la miraban sin comprender nada. Shining sostenía con su magia un periódico, mientras que Cadance hacía lo propio con un libro.

-¿Quién es usted, qué hace en nuestros aposentos, qué es esto?-inquirió él, alterado.

Sunset quiso responder, pero en ese momento Cadance habló.

-Un momento, tú eres… Sunset Shimmer…

Justo después, las puertas se abrieron de golpe.

-¡Señor, se ha colado una intrusa en el palacio, debe…!

El guardia se quedó mirando a la unicornio, como si no estuviera seguro de lo que veía.

-¡Es ella!-exclamaron el resto de guardias, entrando en tropel.

-¿¡A que esperáis?! ¡Prendedla!-exclamó Shining.

Al punto, los guardias se echaron sobre ella, inmovilizándola contra el suelo.

-¡No, soltadme, parad, no vengo a robar nada!-exclamó ella.

-¡Ya basta!-ordenó en ese momento Cadance, saliendo de la cama.

Los guardias se quedaron quietos, mientras que la princesa se acercaba a ellos; miró de arriba abajo a la susodicha, encontrándose sus miradas y sosteniéndoselas durante unos pocos segundos.

-Soltadla.

-¿Qué? Pero, alteza…

-He dicho.

Los guardias obedecieron enseguida y liberaron a Sunset, la cual miró a la princesa agradecida. Se miraron de nuevo durante unos segundos y la princesa habló.

-¿Qué haces aquí? Twilight me comentó que te habías quedado al otro lado del espejo…

-Bueno, es una larga historia… se la puedo resumir.

-Ya… vamos a la sala del trono, allí estaremos más tranquilas.

-¿Quieres que vaya contigo, cariño?-inquirió Shining, dubitativo.

-Tranquilo cielo, estaremos bien… solo vamos a hablar.

Mientras se dirigían hacia allá, fueron hablando tranquilamente.

-Entonces… ¿el portal se ha vuelto a abrir? Qué raro, recuerdo que mi tía Luna comentó que sólo se abría cada treinta lunas…

-Y así es, pero… digamos que he forzado la cerradura.

-¿Que has hecho qué? ¿Es eso prudente?

-Bueno, en realidad no lo sé, pero créame alteza que necesitaba volver… después de que Twilight se fuera, la vida no me ha tratado con especial celo, y… bueno, creo que no me disculpé apropiadamente.

Cadance la miró fijamente, pero ella esquivó su mirada bajando la cabeza. Para entonces ya estaban en el salón del trono, pero Cadance no se sentó en él, sino que permaneció a su lado. Cerca de allí, una criada limpiaba los cristales diligentemente.

-Veo sinceridad en tus ojos, no hace falta que te sientas tan cohibida. Y por lo que puedo ver, el conocer a Twilight te ha hecho cambiar…

-Sí, realmente agradezco que me hubiera podido parar… nunca hubiera pensando que me podría convertir en…

Pero Sunset no pudo continuar y se quedó callada, apartándose de la princesa y mirando el paisaje nocturno del imperio desde la cristalera. En ese momento notó un casco posándose sobre su hombro y Cadance habló.

-No dejes que tu pasado te ahogue… lo que importa es el presente y lo que vas a hacer ahora, nada más.

Sunset se dio la vuelta y vio a la princesa dedicándola una sincera sonrisa que la reconfortó bastante.

-Gracias, alteza…

-Llámame Cadance-dijo ésta, guiñándola un ojo.

En ese momento oyeron un ruido metálico junto con un chapoteo, miraron a su diestra y vieron a una unicornio del servicio a quien se le había caído un cubo con agua.

-Oh, lo siento mucho, alteza…-masculló ella.

-Tranquila, no pasa nada, sólo es agua-apuntó Cadance, recogiendo el cubo con su magia y haciendo desaparecer el agua.

-Gracias, muchas gracias, alteza-repitió la criada, inclinándose ante ella.

Tras sus disculpas se retiró rápidamente, dejando a las dos solas de nuevo.

-¿Y qué piensas hacer ahora que estás aquí?-inquirió la princesa.

-Me gustaría ir a Canterlot y hablar con Sparkle… tengo mucho de lo que disculparme.

-Ya veo… bueno, puedes esperar a mañana y alojarte aquí, o si lo prefieres, partir ya para allá. El último tren parte en diez minutos.

-En ese caso me voy ya… aunque… no tengo bits, sólo dólares-se percató entonces Sunset.

-¿Dólares?

-Dinero humano… es ligeramente distinto al de aquí…-explicó ella, sacando un billete de un dólar de sus alforjas.

-¿Ese papel es dinero?-inquirió Cadance, extrañada.

-Sí… vaya ¿a cuánto saldrá el cambio de bits a dólares?-se preguntó Sunset, desviándose ella sola.

Pero al ver que la princesa la miraba ceñuda y sin apenas entender, murmuró.

-Oh, ni caso, divagaciones mías… el caso es que no puedo usar el dólar aquí…

-No te preocupes, di en la estación que carguen el importe al palacio. Y saluda a Twilight de mi parte.

-Así lo haré… gracias, alte… Cadance-se corrigió ella.

Se despidió de ella y cruzó todo el imperio en dirección hacia la estación, donde al principio tuvo ligeros problemas en la taquilla; no todos los días los ponis pedían que le cargasen el importe al palacio real. El tren llegó a la hora exacta, las diez de la noche, por lo que llegaría a Canterlot a eso de las once y media.

El viaje fue rápido y bastante fugaz, el tren atravesó rápidamente la helada estepa norteña y encaró un gran puerto de montaña que atravesaba las montañas de Cristal; en cuanto atravesó el angosto paso, continuó todo recto, bordeando algunos campos cubiertos de escarcha y hielo. El viento helado del norte evito que se durmiera por el camino y estuvo contemplando los paisajes que la vieja Ecuestria la ofrecía, sobre todo por la noche; inspiró con fuerza, dejándose llenar los pulmones por ese aire tan limpio y fresco, que nada tenía que ver con el de Pine Creek.

Más adelante, la escarcha dejó paso a unos verdes campos alumbrados por la luz de la luna y salpicados de altos pinos; el tren cruzó el cañón del Galope, un pequeño paso rocoso colindante a la explanada sobre la que se ubicaba de vez en cuando Cloudsdale, sobre todo cuando la tenían quieta por labores de mantenimiento. Fuertes sogas se ataban al suelo para mantenerla parada en el aire, ya que la mayoría de las veces solía ser llevada por el viento en un movimiento circular entre la cordillera del unicornio y el norte de Ponyville, donde casi siempre solía estar. Una vez que salió del cañón, el tren continuó todo recto hasta llegar a un cruce de vías, donde solían cambiar de sentido los trenes que se dirigían hacia Tall Tale o Vanhoover. Pero el poni guardián estaba en todo y mantenía las agujas en correcta posición, para que el tren tomara dirección hacia Canterlot. El desvío le llevó directamente hacia la cordillera del Unicornio, pero el tren recorrió el trayecto justo al lado, sin atravesar el sistema montañoso en ningún momento. Ese fue el trayecto más largo de todos, Sunset pudo ver al fondo la montaña donde se ubicaba Canterlot, la cual se hacía más grande y alta conforme el tren se acercaba a ella. La poni notó como su corazón se encogía de la emoción, más alegre que nunca. Después de tanto tiempo, volvía a su ciudad de origen, donde ella nació y creció; no pudo evitar que dos lágrimas surcaran sus mejillas, aunque por otro lado tampoco pudo evitar sentirse algo nerviosa. Pero ella había venido por algo, por lo que se repuso enseguida en cuanto entraron en el primer túnel. El sistema de túneles que conectaban la vía ferroviaria hacia todos las direcciones radicaba en el cruce central, justo en medio de la montaña, donde un complejo entramado de vías y agujas vigiladas constantemente mantenían la dirección correcta para los trenes venidos de todas partes de Ecuestria. En menos de cinco minutos incluso, el tren atravesó el interior de la montaña para acabar entrando en la estación de Canterlot, justo a la hora que ella previó.

-¡Canterlot desde el imperio de Cristal, fin de trayecto!-exclamó el revisor.

Sunset se apeó del tren, siendo ella la única pasajera; el andén de la estación lucia desierto, hasta la taquilla se encontraba vacía. Enfiló la calle de la estación, la cual también lucia desierta, aunque vio algún que otro poni dando un paseo nocturno. El reloj de la plaza marcó las doce menos cuarto y las campanadas se oyeron por todas partes.

-Ya es bastante tarde… el palacio ya debe estar cerrado, lo dejaré para mañana. Ahora… de vuelta al hogar-se dijo Sunset, ahogando un hondo suspiro.

Continuó todo recto por la calle de la estación y luego giró a la derecha por la primera intersección; atravesó varias callejuelas rápidamente, con el mapa en su cabeza, subió unas estrechas escaleras que conectaban dos calles transversales y fue todo recto hasta quedar en frente de una de las tantas casas que allí había. Era el numero veinticuatro, y unas pequeñas escaleras precedían a la puerta. Sunset miró a la fachada, como si buscara un desperfecto en ella, pero en realidad tan solo estaba dudando; ¿Cómo podía dudar en un momento así? Estaba en casa, después de todo ese tiempo fuera. Quizás se tratase de eso. O quizás no. De todos modos, quería verlos, necesitaba verlos. Subió las escaleras pesadamente, con el corazón martilleándola y sintiendo su cuerpo algo pesado. Llamó a la puerta con su casco y, tras varios segundos de espera, la puerta se abrió.

-¿Pero qué horas son estas de lla… mar?

La unicornio que abrió la puerta se encontraba entrada en años, aunque aún conservaba algo de jovialidad en su mirada; su crin tenía la misma coloración que la de Sunset, pero sus ojos eran más oscuros. Su pelaje poseía unos tonos más fríos y aclarados, pero de alguna manera conjuntaban. Las dos se miraron a los ojos, como si no creyeran bien lo que veían.

-Oh… Sunset… ¿eres tú?-inquirió la yegua, con los ojos llorosos.

La aludida la devolvió una mirada igual de brillosa y susurró.

-Hola, mamá.

Madre e hija no aguantaron más y se fundieron en un gran abrazo, sin poder evitar llorar de la alegría.

-Mi Sunset, mi niña… eres tú de verdad…-masculló su madre, llena de alegría.

-No sabes cuánto me alegro de verte, mamá… ya he vuelto a casa-murmuró Sunset, tragándose las lágrimas.

Las dos mantuvieron el abrazo un poco más y finalmente entraron en el recibidor de la casa.

-Espera a que te vea tu padre, se va a poner de contento… ¡Dusk! ¡Baja, mira quien ha vuelto!

En lo alto de las escaleras, apareció un unicornio igual e mayor que su madre, de ojos claros, pelaje oscuro y con una crin llena de canas.

-Espero que sea importante, Sunshine, ya sabes que estoy escribiendo mis memorias y necesito concentrar… me.

En cuanto vio a Sunset, se le hizo un nudo en la garganta y le fue imposible continuar, sin poder creer lo que veían sus ojos.

-Sunset… mi pequeña Sunset ¿eres tú?-musitó, sin apartar la mirada de ella.

-Hola, papá-saludó ella, sonriéndole.

El unicornio se lanzó escaleras abajo y, en cuanto la tuvo delante, abrazó a su hija con todas sus fuerzas; Sunset tenía que admitir que siempre había sido el ojito derecho de papá, por así decirlo, por lo que su padre era la que más cariño la profesaba siempre, antes de que ella se fuera.

-Has vuelto… sabía que volverías, nunca lo dudé, en ningún instante-masculló él, sin apartarse de su hija.

-Yo también te he echado mucho de menos, papá… no sabéis cuanto…-afirmó ella.

En cuanto la emoción y la alegría del reencuentro pasó, los tres se acomodaron en el salón para hablar.

-Cuéntanos cariño ¿Dónde has estado durante todo este tiempo?-inquirió su madre, curiosa.

-Sí, cuando le preguntamos a la princesa dónde estabas, tan solo nos reveló que te habías ido así, sin más… estaba muy apenada cuando nos lo dijo…-recordó su padre, haciendo memoria.

Sunset dejó escapar una triste mirada, no muy segura de si contárselo. Bajó la vista y murmuró.

-Es una larga historia… y no estoy orgullosa de ella.

Sus padres la miraron un tanto extrañados, pero a la vez curiosos.

-Puedes contárnoslo si quieres, cariño...-murmuró su madre, tomándola de su casco.

La primogénita suspiró y tras una breve pausa, comenzó a relatar todo su periplo, sin omitir nada; les contó absolutamente todo, desde que comenzó a ansiar más poder hasta los acontecimientos acaecidos al otro lado del espejo. En cierto punto de la historia apenas pudo contener las lágrimas y estuvo llorando un buen rato, pero ella continuó, puesto que quería soltarlo todo. Fue muy duro, pero a la vez, bastante liberador.

-No podía controlarme, apenas podía pensar, solo quería más y más. Pero la princesa consiguió detenerme. Fue horrible, mamá, pude ver todo el daño que causé durante todo ese tiempo y fue entonces cuando comprendí que me había convertido en un monstruo. Si no hubiera sido por ella yo… yo…

El dolor y la angustia del tener que contarles a sus padres todo lo que había hecho pudo con ella y lloró con fuerza, sin poder continuar; a pesar de todo, sus padres estuvieron a su lado en todo momento, abrazando a su hija y reconfortándola. Sunset se dejó envolver entre sus patas, pero eso solo hizo acentuar aún más el dolor.

-¡Lo siento! ¡Lo siento tanto, os he defraudado, no me merezco nada de esto, ni siquiera vuestro amor!-sollozó ella.

-No digas eso, cariño. Puede que hayas cometido errores, pero el primer paso para mejorar es reconocer esos errores, y eso ya lo has hecho-murmuró Sunshine.

-Tu madre tiene razón, hija, si realmente te arrepientes de todo lo que has hecho, en ese caso no tienes por qué seguir culpándote. Nosotros ya te hemos perdonado, no llores más, cielo, ni yo ni tu madre te vamos a reprochar nada-la aseguró Dusk, limpiando las lágrimas a su hija.

-¿De verdad? ¿Después de todo lo que he hecho, me vais a perdonar?-inquirió ella, insegura.

-Pues claro que sí, Sunset ¿Qué clase de padres seriamos si no lo hiciéramos? Puedo ver que realmente sientes haber hecho mal, con eso es más que suficiente. Eres nuestra hija, y eso no lo va a cambiar nada.

Fue entonces cuando notó como si se hubiera despojado de una pesada carga que llevaba tiempo arrastrando, sintiéndose así mejor consigo misma; ahora todo estaba mejor con el mundo, al menos un poco más.

-Gracias papá, mamá… os quiero mucho…-susurró entonces.

-Y nosotros a ti. Siempre serás nuestra pequeña Sunset.

Otro gran abrazo ayudó a la unicornio a sentirse mejor y, en ese momento, dejó escapar un lánguido bostezo.

-Estoy muerta… me gustaría descansar un poco…

-Claro cariño, tu habitación está arriba, sigue intacta y como la dejaste antes de irte.

Sunset subió las escaleras, giró a la derecha, abrió la puerta y encendió un candil; como bien le dijo su madre todo seguía igual, tal y como ella la recordaba. Su escritorio se encontraba limpio y ordenadito, sin ningún solo material a la vista encima de él. La colcha de su cama no tenía ni una sola arruga y estaba completamente lisa. Las baldas y estanterías se encontraban llenos tanto de juguetes y peluches con los que solía jugar de pequeña, así como de algunos premios de competiciones de magia y condecoraciones varias. Una gran nostalgia la invadió y tan solo pudo sonreír.

-Los viejos tiempos nunca se olvidan…

-¿Verdad que sí? parece que fue ayer cuando eras una pequeña e inquieta potrilla, ansiosa por aprenderlo todo sobre la magia. Siempre querías saber más…-asintió su madre, igual de nostálgica que ella.

Al lado del armario había un viejo poster en el cual aparecía la princesa Celestia en una pose bastante majestuosa, con su cuerno brillando y los ojos cerrados. Era un viejo poster promocional de la academia de magia para unicornios talentosos de la misma.

-Siempre la admiré, era mi mayor ídolo, mi referencia, quería ser como ella… quizás fue por eso mismo, me empeñé en ser la mejor-supuso Sunset, mirando al suelo.

-No tiene nada de malo el proponerse una meta, cariño. Siempre es bueno saber qué es lo que quieres hacer en la vida. Eres tú quien decide, y puedes marcar la diferencia si te lo propones.

-Lo sé, mamá, pero mira como acabé… no fue la mejor de mis decisiones…

-Y ahora lo sabes también. Estoy segura que la princesa lo entenderá y te perdonará. Cuando nos dijo que te habías ido estaba muy triste y abatida, incluso me llegó a comentar que había vuelto a cometer un grave error. No por ti, sino por ella. Realmente te aprecia, hija, eso te lo puedo asegurar.

Madre e hija se miraron por un momento y se sonrieron. En ese momento, Sunshine tomó el candil con su magia y la indicó.

-Venga, metete ya en la cama, debes estar agotada del viaje…

-Ay, mamá, venga ya, ya no soy una potrilla…

Aun así, su madre insistió y siguió tratándola como tal, lo que la molestaba un poco; como si volviera a tener cinco años, se vio arropada y arrullada por ella.

-Mamá, por favor, esto es vergonzoso…-masculló Sunset.

-No digas tonterías… para mí siempre serás mi pequeña Sunset.

A pesar del papelón por la que la estaba haciendo pasar, ella sonrió, contenta por haber vuelto y un poco más feliz. Sunshine la dio un beso en la frente.

-Descansa, cariño…

Apagó el candil con un rápido soplido y abandonó la habitación; Sunset se repantigó en su cama, aspirando el olor de sus viejas sábanas. Realmente todo estaba mejor con el mundo. Esa noche durmió mejor que nunca.







El continuo y molesto sonido del despertador acabó despertando de muy mala manera a una adormilada Rarity, la cual extendió su brazo de golpe para apagarlo. Dejó escapar un ligero murmullo ininteligible y se levantó pesadamente.

-¡Rarity, Rarity, a desayunar!-oyó una vocecilla al otro lado del pasillo.

-Ya voy, Sweetie Belle…

Normalmente no la suele molestar madrugar, pero ese día se sentía distinto; quizás fuera por todo lo que había pasado hasta ese momento con Sunset. O quizás tan solo era un día más. En cualquier caso, lo había estado consultando con la almohada y había llegado a la misma conclusión antes de dormirse.

-Quizás no debí haber sido tan fría con Sunset… después de todo, es mi amiga y lo está pasando mal…

Hizo mano del móvil rápidamente y abrió el WhatsApp, seleccionando la conversación con Sunset; su último mensaje decía: "Lo siento Rarity, de verdad, solo quiero hablar". Suspiró y fue a escribir algo, pero se lo pensó mejor y salió de la aplicación.

-Hablaré con ella, no es bueno que sigamos así.

Se dirigió a la cocina, donde su hermana pequeña y sus padres se encontraban desayunando.

-Buenos días, cielo-saludó su madre.

-Buenos días…

La radio se encontraba puesta y el locutor se encontraba explicando las causas del apagón de anoche.

-Hace pocas horas que se restableció el suministro de energía después del repentino apagón registrado ayer por la noche; aún se desconoce lo que causó semejante subida de tensión que dejó a todo el pueblo sin luz durante más de cinco horas. Todas las farolas han quedado reventadas y algunas cajas eléctricas como la del ayuntamiento o la del instituto Canterlot han quedado bastante dañadas, como resultado de la enorme tensión eléctrica a la que se vieron sometidas…

-Vaya ¿podremos dar clase?-se preguntó Rarity.

-No han dicho nada de que se cancelen, por lo que supongo que sí-supuso su madre, friendo bacon.

-Jo, no estaría mal un día libre por causas ajenas…-comentó Sweetie Belle, sin ganas.

-No tengas tanta cara, señorita… y comételo todo antes de que se enfríe.

-Sí, mamá.

Los huevos con bacon eran quizás la especialidad de su madre, pero también le quedaban muy bien las tortitas con miel y nata, con un buen tazón de leche y cereales. Tras el desayuno, Rarity se duchó rápidamente, se vistió y salió a la calle, en compañía de su hermana pequeña, dirigiéndose juntas a clase.

-¿Y por qué crees que se daría el apagón, Rarity?-inquirió Sweetie, curiosa.

-Pues no lo sé, supongo porque habría mucho consumo…-supuso ella, sin saber bien que contestar.

Una vez que llegaron al instituto, las dos se separaron y se fueron cada una por su lado; Rarity se dirigió a la puerta principal y pasó al lado de la estatua del corcel, pero vio entonces que el pedestal estaba precintado con cinta amarilla y negra por la parte trasera, puesto que el borde de la base superior que sostenía la estatua se había roto.

-¿Y esto?-inquirió ella en voz alta.

-No sabemos, cuando llegamos ya estaba así-anunció Applejack, justo al lado.

-Sí, incluso la directora se quedó extrañada, no sabía que se había roto… y tampoco ordenó que la precintaran…-añadió Fluttershy.

-Ya… ¿habéis visto a Sunset? Quiero disculparme con ella…

-No, no ha aparecido… espero que esté bien, yo también quiero disculparme…-asintió Fluttershy, algo cohibida.

-Sí, yo también… fuimos demasiado duras con ella, nos lo tomamos muy a pecho…

Pasando al lado de la entrada pudieron ver la caja eléctrica bastante chamuscada.

-¿Sabéis si al final va a haber clase?

-Sí, la directora nos reunió a todos aquí y nos dijo que sí habría clases, pero que no habrá recursos electrónicos en todo el día porque van a tener que cambiar la caja.

En el recibidor, la gente iba y venía, hablando entre sí o tecleando en sus móviles; vieron a Shine al otro lado del sitio y le preguntaron si había visto a Sunset.

-No, no la he visto, no sé cuándo vendrá.

-¿Y no la has llamado?

-No ¿Por qué iba a llamarla?

-Hombre, eres su novio…

-Sí, pero tampoco la voy a llamar a primera hora de la mañana…-argumentó el chico.

Las chicas le dejaron estar y se dirigieron a clase, preocupadas por Sunset. Rarity miró hacia el vestíbulo, esperando verla entrando por la puerta, pero ésta permaneció cerrada.

-Espero que esté bien…







Las campanadas del reloj de la plaza marcaron las nueve de la mañana, despertando a Canterlot; Sunset abrió lentamente los ojos, recordando enseguida que estaba en casa. Su hogar.

Se desperezó enseguida y encaró el día con un marcado optimismo y una gran sonrisa dibujada en su cara; bajó a la cocina, donde sus padres se encontraban haciendo el desayuno.

-Buenos días, cielo… ¿Qué tal has dormido?-inquirió su madre.

-Mejor que nunca en toda mi vida…-murmuró ella, sentándose en la mesa.

-¿No se dormía bien en ese mundo donde estabas tú?-inquirió su padre, dando un sorbo al café.

-Bueno, sí, pero es muy diferente… aparte que allí empezaba a hacer calor, pero aquí hace fresco y se duerme bien.

Sunshine elevó un tazón bastante grande con su magia, mientras comentaba.

-Como has vuelto después de tanto tiempo, he pensado que te haría ilusión volver a comer tu desayuno preferido…

Puso el tazón delante de ella y Sunset dejó escapar un respingo.

-Ah… leche con avena, heno, miel y azúcar…

-La misma…

Con una cuchara removió bien la leche y luego la probó; no pudo evitar soltar unas lágrimas.

-Oh, ahora es cuando más me alegro de haber vuelto… gracias, mamá-masculló ella, abrazándola.

La acompañó con unas tostadas y cupcakes que la supieron aún mejor.

-Hacía mucho tiempo que no desayunaba así…

-¿Y eso por qué, acaso no comías bien, cariño?-inquirió su madre.

-Es que allí el asunto de la comida también es muy distinto… hay bollería, pero no es como esta, es todo industrial, con aditivos y conservantes… la leche también es tratada después de obtenerla de las vacas, y la comida en general suele ser conservada-explicó ella.

En cuanto levantó la vista, vio a sus padres mirándola como si la hubieran cambiado por otra.

-Oh, perdón, lo siento, no me he dado cuenta…

-Me he perdido a partir de bollería…-admitió su padre.

-¿Qué es un aditivo?-inquirió Sunshine, extrañada.

-Nada, cosas humanas, no lo entenderíais.

Mientras desayunaban, les estuvo enseñando algunas cosas que se pudo llevar de allí, entre ellas su móvil.

-Mirad, esta soy yo allí-anunció ella, mostrándolas una foto suya como humana.

Tanto Sunshine como Dusk se quedaron boquiabiertos, incluso dieron un pequeño bote hacia atrás.

-¡Pero cariño, que hocico más pequeño!-masculló ella.

-¿¡Que son esas garras que tienes?!-inquirió él, algo asustado.

-Se llaman manos, y son más útiles de lo que parecen a simple vista-murmuró Sunset, divertida por sus reacciones.

-Ay, no sé, te ves muy rara…

Pasando las fotos de forma aleatoria, llegaron a ver una en la que ella salía con Shine, dándose un beso.

-¿¡Pero qué demonios?! ¿¡Quién es ese?!-exclamó su padre, poniendo el grito en el cielo.

-Tranquilo papá, solo es mi novio…

-¿¡Qué?!

-¡Anda, cariño, no me dijiste que tenías novio!

-Se llama Shine, y me ayudó a volver aquí… gracias a él estoy aquí-añadió ella.

-¡Pues dile a ese Shine de mi parte que ni se atreva a sobrepasarse contigo!

-Papá, no me seas carroza…

En cuanto terminaron de desayunar, Sunset se preparó para salir.

-¿Qué piensas hacer hoy, cielo?-quiso saber su madre.

-Quiero ir al palacio, me gustaría hablar con la princesa… ya sabes…-reveló ella.

-Vale… ¿te esperamos para comer?

-No sé, ya veré lo que hago, en cuanto sepa algo te aviso.

-Muy bien… saluda a la princesa de nuestra parte-añadió Sunshine.

-Claro.

Se despidió de ellos y se dirigió primero a la plaza, para luego tomar la calle principal hacia arriba, la cual daba directamente hasta la entrada principal del mismo. Las calles de Canterlot se encontraban hasta arriba de ponis que iban y venían, el mercado estaba abarrotado y los ponis de alta alcurnia marchaban con la cabeza alta, mientras que los de clase media andaban con un porte más normal. Al principio Sunset iba alegre y sonriente, admirando la gran ciudad, la cual apenas había cambiado en todo ese tiempo; pero conforme se iba acercando al palacio, se iba poniendo más y más nerviosa. Para cuando llegó a la verja principal, la temblaban las patas.

-Tranquila, puedes hacerlo… solo voy a hablar con ella, nada más-se dijo a sí misma, para calmarse.

Parecía ser jornada de puertas abiertas, puesto que tanto la verja como el portón principal se encontraban abiertos, sin apenas vigilancia; un guardia real incluso la saludó al pasar. Se dirigió al salón del trono, donde esperaba encontrar allí a Celestia. Para entonces, había dejado de temblar, pero seguía igual de nerviosa. En cuanto llegó al sitio, vio las puertas entreabiertas y echó un vistazo; en medio de la larga estancia, la princesa Celestia se encontraba levitando una pila de papeles y firmándolos con una pluma. Sunset cerró los ojos, abriéndolos enseguida y entrando en el salón. La puerta se abrió sin emitir ni un solo ruido y la alfombra roja ahogó sus pasos; se acercó a ella lentamente, parecía no haberse dado cuenta de su presencia. Pero en cuanto quedaba muy poco para alcanzarla, Celestia murmuró sin darse la vuelta.

-Ahora no puedo atender a las visitas, pásenle el recado a mi secretaria.

Sin embargo, ella se aclaró la garganta y la saludó con voz entrecortada.

-Hola, princesa.

En cuanto oyó su voz, Celestia dejó de escribir de golpe, como si no hubiera oído bien; se dio la vuelta lentamente y en cuanto confirmó sus sospechas, se quedó de piedra. Incluso dejó caer los papeles y la pluma.

-Sunset…-musitó ella.

Las dos se quedaron en silencio, sosteniéndose la mirada fijamente y dejando pasar los segundos; Celestia parpadeó, dejando caer un par de lágrimas, y se lanzó hacia ella. Su antigua estudiante hizo lo mismo y se dieron un efusivo abrazo, fue ella quien empezó a hablar.

-Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento…-lloró Sunset.

-No, soy yo quien lo siente…-masculló Celestia, llorando también.

-No, fui yo quien intentó conquistar Ecuestria… lo siento tanto… ojalá pueda perdonarme, princesa…

Las dos se quedaron en silencio de nuevo, sin dejar de llorar. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que compartieron un momento tan tierno como ese. Sunset habló, sin poder contener las lágrimas.

-Siento mucho haber dejado que mis ambiciones me dominaran. Si la hubiera hecho caso y hubiera hecho amigos en su día, quizás no hubiera ocurrido nada. Siento haberla gritado… siento haberla llamado traidora. Lo siento… lo siento tanto…

En cambio, Celestia negó con la cabeza y habló ella.

-No, Sunset, yo también debo disculparme. Sabía que tenías mucho talento y tú solo querías que me sintiera orgullosa de ti…

-Pero fue por eso por lo que la codicia me cegó… si no me hubiera obcecado en satisfacerla, las cosas serían muy distintas…

-Lo sé, pero yo apenas te presté la suficiente atención, o al menos la atención que tú me pedias… ni siquiera llegué a ser lo suficientemente imparcial contigo. Que tú te hubieras llenado de codicia era algo que podía pasar, sí, pero también era algo que yo podría haber evitado perfectamente… aun así no lo hice, dejé que tus ambiciones te devoraran. Ya cometí ese mismo error hace mucho tiempo… y como una tonta lo volví a cometer. ¡Lo siento, Sunset! ¡Lo siento mucho!-sollozó Celestia, abrazando a su antigua estudiante con todas sus fuerzas.

Los lloros de la que fue su mentora calaron hondo en ella, lo que la hizo reaccionar.

-No… nada de eso, fue todo culpa mía… usted no tuvo nada que ver…

-¡Sí, Sunset, sí, fue culpa mía también! ¡Y eso ha sido lo que más me ha dolido durante todo este tiempo! ¡Sufriste por mi culpa y pagaste por mi imprudencia! ¡Soy una tonta!-insistió Celestia.

Sunset quiso decir algo, pero no logró articular palabra alguna; las dos se quedaron en silencio, llorando juntas. El tiempo pasó muy despacio, dejándolas espacio. El mundo a su alrededor dejó de existir momentáneamente por pura consideración. Compartieron el mismo dolor y lloraron las mismas lágrimas. Después, la calma se impuso sobre las dos de forma suave y serena. Sunset recobró el aliento sobre el pecho de Celestia, la cual la acarició la crin suavemente.

-La he echado mucho de menos, princesa…-murmuró ella, más calmada.

-Yo también… no había un solo día en el que te recordara. Y los viernes se hicieron muy duros-admitió Celestia.

Las dos se separaron, mientras seguían hablando; dieron un paseo por el palacio hasta llegar a los jardines, donde la conversación siguió su curso de manera natural y tranquila.

-¿Y cómo has conseguido llegar hasta aquí? El portal no se abre hasta pasadas treinta lunas…

-Lo sé, pero digamos que… he forzado la cerradura.

-¿En serio? ¿Y cómo lo has hecho sin la ayuda de la magia?

-Mi novio me ayudó, usamos electricidad y funcionó.

-Anda ¿estás saliendo con un semental?

-Sí, bueno, aunque allí no se les llaman sementales… se llama Shine y es un poco más mayor que yo.

-Me alegro… y cuéntame ¿Qué tal te va todo por allí?

-Bueno, la vida parece darme una segunda oportunidad… tengo amigas que se preocupan por mí… y estoy volviendo a estudiar de nuevo.

-Eso es bueno, dejaste inacabados tus estudios de magia…

-Lo sé, pero éstos no tienen nada que ver… damos matemáticas, física, química, historia, lengua, español…

-Vaya, que interesante suena todo eso… cuéntame más de ese mundo.

La conversación se fue por otros derroteros, y en menos de cinco minutos, se encontraron visitando de nuevo la academia de magia para unicornios talentosos; allí, Sunset rememoró los viejos tiempos estudiando entre sus paredes, así como la vida como estudiante de magia. Visitaron su antigua aula, arrancando más de una sonrisa a la unicornio.

-Qué recuerdos… la de tiempo que me pasé empollando los libros. Y lo poco que aproveché mis oportunidades de hacer amigos…

-Muchos de los profesores coincidían en lo mismo contigo, eras brillante… y yo también lo creía, por supuesto. Desde el primer momento en tu prueba de admisión supe que acumulabas mucho potencial, por eso decidí tutelarte.

-El día más feliz de mi vida… desde siempre la había admirado ¿sabe, princesa? Me propuse ser tan poderosa como usted, manejar con gracia mis poderes… resulta irónico que al final ellos me acabaran manejando a mí…-murmuró Sunset, algo alicaída.

-Sé que te duele, pero ya hemos hablado de eso. Lo pasado, pasado está, lo que ahora importa es el presente y el futuro; me has demostrado que has cambiado y no puedo estar más orgullosa de ti-la animó Celestia.

Sunset sonrió, sintiéndose mucho mejor con ella misma.

-Gracias, princesa…

Las dos se volvieron a abrazar y regresaron de vuelta al palacio.

-Me gustaría hablar con Sparkle también… ¿sabe si está disponible?-inquirió ella, en un momento dado.

-Twilight no está aquí, se encuentra en Ponyville.

-¿Ah, sí?

-Sí, alterna entre el pueblo y el palacio, pero normalmente está allí. Si quieres ir a verla, puedes ir ahora.

-Oh, está bien, en ese caso iré para allá.

-Muy bien. Salúdala de mi parte.

-Claro.

Las dos se despidieron dándose otro gran abrazo y Sunset abandonó la sala del trono; al pasar por la puerta, se encontró con la princesa Luna, la cual la miró de arriba abajo.

-Buenas, princesa.

-Hola, Sunset Shimmer-la saludó ella.

Salió del palacio, dirigiéndose primero a su casa para avisar a sus padres y coger algo de dinero.

-Me voy a Ponyville a hablar con la princesa… no me esperéis para comer.

-Muy bien, pásatelo bien.

Tras esa breve visita volvió a dirigirse a la estación de tren y compró un billete de ida hacia Ponyville; la espera no se hizo muy larga, y tras diez minutos justos el tren hizo acto de presencia y se subió a él.

El viaje fue mucho más rápido y corto que desde el imperio de Cristal, en tan solo media hora se personó enseguida, ya que estaba bastante cerca de la montaña. Nunca antes había estado en Ponyville, pero su primera impresión en cuanto lo vio fue bastante favorable; se esperaba algo más pequeño, con muy poca afluencia y más tranquilo, pero descubrió bastante asombrada que el pueblo era bastante grande y con muchos ponis por sus calles. Preguntando acerca de dónde podía encontrar a la princesa, la informaron que se encontraba en la biblioteca, recibiendo indicaciones para llegar hasta allí. Se dirigió primero hacia la plaza, tomando el ayuntamiento como referencia y pasando al lado del parque; cuando fue a atravesar un pequeño puente sobre una parte del rio que cruzaba el pueblo, algo la abordó con fuerza por detrás, acabando en el suelo. Llegó a divisar una estela multicolor justo a su lado.

-¡Ajá, te pillé! ¡Te conozco, tu eres la poni que robó la corona a Twilight!-exclamó una voz que ella conocía bien.

-¡Rainbow Dash!

-¡Exacto, la auténtica y genuina! ¿A qué has venido, a robarla de nuevo? ¡Contesta!-exclamó ella, reteniéndola contra el suelo.

-¡Agh, nada de eso, solo quiero hablar con ella, nada más!-argumentó Sunset.

Aun así, la pegaso multicolor no se fio de ella.

-¿Seguro? Como sea un truco, te arrepentirás de haber venido por aquí…

-¡Seguro, y ahora hazme el favor de apearte de mis riñones! ¿Quieres?

-¡Oye! ¿A que vienen esas confianzas? ¡Si ni nos conocemos!-la espetó Rainbow.

Sunset se reservó el explicarle nada y consiguió zafarse de ella.

-Solo he venido a hablar con ella, nada más. No vengo a robar nada.

Rainbow Dash la miró de arriba abajo, no muy convencida.

-Está bien… pero mucho ojito, te estaré vigilando-la avisó ella, antes de alzar el vuelo de golpe.

Sunset rodó los ojos, mientras se volvía a poner en marcha. Una vez en la plaza, fue calle abajo, hasta el fondo, cuando pudo ver la silueta del árbol que era la biblioteca. Una vez que llegó, llamó a la puerta con su casco, abriéndola un pequeño dragón lila y verde.

-¿Sí?

-Hola, me han dicho que la princesa Twilight está aquí ¿puedo hablar con ella un momento, por favor?

-Ahora mismo no está aquí, ha salido… un momento, esa cara me suena…-murmuró el dragón, fijándose en ella.

Sunset quiso decir algo, pero entonces el dragón exclamó.

-¡Ah, Sunset Shimmer! ¡Atrás, no te saldrás con la tuya de nuevo, ésta vez soy un dragón y puedo ser peligroso si me lo propongo!

-¡No es nada de lo que piensas! ¡Sólo quiero hablar con Twilight, nada más!-trató de calmar los ánimos ella.

-¡Sí claro, y esperas que me lo crea! ¡Seguro que quieres vengarte de ella!-insistió Spike.

-¡Que no, que solo me quiero disculpar!-exclamó ella, harta.

Fue entonces cuando Spike se quedó callado, un tanto extrañado.

-¿En serio?

-¡Sí, sé que hice mal y he conseguido cambiar, en serio! Sólo quiero hablar con ella, de verdad…

El dragón la miró de hito en hito, rumiando sus palabras. Finalmente la creyó y anunció.

-Twilight se ha ido con su guardia personal, está de acampada junto al rio, un poco más arriba.

-Gracias-agradeció ella.

Se puso en movimiento, siendo seguida con la mirada por Spike hasta que éste la perdió de vista; pasó al lado de una tienda con forma de dulce, pero apenas la prestó atención. Siguió caminando por la calle, pero en el momento menos pensado algo pasó zumbando justo a su lado y se tuvo que parar, debido a que una poni rosada la cortaba el paso, sonriéndola fijamente.

-¿¡Pero qué demonios?!

-¡Hola! ¡Me llamo Pinkie Pie, y te he visto antes! ¡No me suenas de nada, por lo que puedo deducir que eres nueva, y en el caso de que seas nueva, te tengo que hacer una fiesta de bienvenida! ¡Y ya que estás aquí, yo misma te daré la bienvenida también!-exclamó entonces, antes de ponerse a cantar y bailar.

-Pinkie Pie…

-¡Oh! ¿¡Me conoces?! Aunque espera, ahora que te miro mejor, me suenas de algo…-observó ella, clavando la vista en Sunset.

-Aquí vamos de nuevo…-pensó ella, sin dudarlo.

-¡Ah! ¡Tú eres aquella poni tan mala que le robó la corona a Twilight!

-Sí soy yo, y antes de que digas nada más, no, no vengo a ni a vengarme ni a robar nada más. Sólo vengo a disculparme-se adelantó Sunset, sin ganas de dar más explicaciones.

Pinkie la miró por un momento, muy brevemente, y tras eso volvió a sonreír con ganas.

-¡Qué bien! ¡En ese caso te haré una fiesta de bienvenida y de disculpa también!

-Me parece perfecto, ya puedes empezar.

-¡No me lo digas dos veces!-exclamó Pinkie, antes de echar a correr.

-Pinkie Pie… como nunca en cualquier mundo…-pensó ella, sin poder evitar esbozar una tonta sonrisita.

Tras ese breve paréntesis rosa, continuó su viaje hasta llegar al sitio que Spike la indicó; para su sorpresa, vio que Twilight se encontraba tumbada al lado de Flash, el cual iba sin armadura, al igual que ella, que tampoco llevaba su corona. Se acercó un poco, ocultando su presencia.

-Gracias por invitarme, Twilight… sólo soy tu guardia personal, pero al menos no estoy de servicio ahora…

-Ah, ya ves tú… que seas mi guardia personal, no significa que no puedas ser mi amigo…

-Claro…

Los dos compartieron una mirada llena de complicidad y la alicornio violeta no pudo evitar sonrojarse un poco.

-Caramba, Sparkle, no pierdes el tiempo…-pensó Sunset, divertida.

En ese momento, se movió un poco, sacudiendo el arbusto tras el que se encontraba; Flash reaccionó al segundo siguiente y exclamó.

-¿Quién va?

-¿Qué pasa?

-Hay alguien ahí… ¡salga ahora mismo!

Sunset no supo bien si revelarse o esperar un poco, pero en ese momento oyó que algo se acercaba a ella y el pegaso la placó con fuerza, rodando por la ladera y cayendo los dos al rio.

-¡Flash!

Los dos salieron a la superficie a la vez, y en cuanto la vio, se quedó quieto, mirándola bastante sorprendido.

-Un momento… tú eres esa unicornio que me ayudó aquella vez…

-Sí, hola…

Twilight se asomó por un momento y al verla exclamó.

-¡Sunset! ¿Qué haces aquí?

-Hola, Sparkle… ¿podemos hablar?-inquirió ella, aun en el agua.

Los dos salieron del rio y se secaron al instante gracias a un hechizo rápido por parte de Twilight; ésta aceptó hablar con ella y se apartaron un poco para estar a solas.

-Que sorpresa… ¿a qué has venido?-inquirió la princesa, curiosa.

-Pues, principalmente, a disculparme. No me dio tiempo a hacerlo aquella vez, te tenías que ir…

-Ah… bueno, ya sabes que te perdoné desde el principio…

-Sí, pero yo apenas te di las gracias ni nada… si no hubiera sido por ti, habría echado mi vida a perder. Tú me hiciste ver que estaba equivocada… y me diste a las que ahora son mis mejores amigas. Por eso…

Las dos se quedaron en silencio por un momento, observando la corriente del agua.

-Sunset… me alegro ver que has conseguido aprender acerca de la amistad. Si te soy sincera, cuando la princesa me explicó lo que pasó hace tiempo, me quedé un tanto extrañada. No recordaba a nadie anterior a mí siendo tutelado por ella, cosa que además me dejó bastante asombrada. No todo el mundo puede llegar a ser tutorado por ella.

-Bueno, normal que no supieras de mí. Tengo dieciocho años, después de todo…

-Dos más que yo…-observó Twilight.

-Tan solo hice un año en la academia antes de irme, por lo que normal que no te sonara.

Otro corto silencio condicionó la conversación, antes de que Twilight volviera a hablar.

-Quiero que sepas que en ningún momento llegué a odiarte o despreciarte. Sólo quería recuperar mi corona, pero eras tan…

-… idiota es la palabra que buscas. Una completa y tarada idiota.

Las dos se miraron a los ojos por un momento y Sunset bajó la vista.

-Cuando te fuiste, volver a adaptarme no fue nada fácil. La gente cuchicheaba y me juzgaba, señalándome con el dedo y recordándome lo que hice durante todo ese tiempo. Por un lado tenía a las chicas, que siempre me apoyaron y estuvieron a mi lado; pero por otro, la presión social podía conmigo. Sabía que la culpa era mía, sin embargo más de una vez quise echarte la culpa a ti. Incluso traté de odiarte con todas mis fuerzas, pero aun así, no pude. A pesar de todo lo que llegué a hacer, me hiciste frente y luego me ofreciste tu perdón y amistad. Cuando echo la vista atrás y veo todo el mal que hice, no hago más que lamentarme y preguntarme cómo pude ser tan idiota.

Sunset hizo una breve pausa, dejando escapar un par de lágrimas.

-En realidad te tenia envidia… tú conseguiste llegar a ser princesa con tu empeño, pero yo sólo quería poder y más poder, sin importar qué. Conseguiste lo que yo en su día, ni siquiera intenté conseguir. La amistad te ayudó a superarte a ti misma. Eras muy especial. Y eso mismo me quemaba por dentro de envidia. Ahora que puedo ver lo que significa la amistad, es cuando más me arrepiento de todo. Lo siento, Twilight. Ojalá puedas perdonarme…

Sunset clavó la vista en el suelo, con los ojos anegados y sin atreverse a sostenerla la mirada; en ese momento, notó como la princesa la abrazaba de improviso y la dijo al oído.

-Ya lo hice en su día.

Fue entonces cuando notó como un ligero pinchazo en el pecho y la devolvió el abrazo, esbozando una gran sonrisa.

-Gracias, Twilight.

En ese momento, oyeron una chillona voz que exclamó.

-¡Fiesta de disculpa, disculpada! ¡Sopla las velas!

Miraron a su lado y vieron a Pinkie, con una tarta de chocolate en sus cascos y con unas letras glaseadas sobre ella que decían: "Lo siento mucho". Las dos se rieron tontamente y Twilight comentó.

-Es Pinkie Pie…

-… siendo Pinkie Pie, lo sé, tengo a otra que es igual-añadió Sunset, acabando la frase.

El resto de ponis estaban justo al lado, mirándolas sonrientes. Sunset sopló las velas y la fiesta comenzó justo después, apareciendo incluso de la nada.

Una vez que todo estuvo hablado y arreglado, Twilight inquirió.

-¿Y cómo están las demás por allí?

-Pues muy bien, como siempre…-murmuró Sunset, algo cohibida.

Twilight notó esto enseguida y murmuró.

-¿Seguro? ¿Puedo quedarme tranquila?

-Bueno… no es nada serio, aunque…

-Puedes contármelo, si quieres…

Sunset suspiró y la explicó.

-Antes de venir aquí, ellas se enfadaron conmigo por mi culpa, ya que no las devolví una llamada que no me llegó y… tengo que disculparme con ellas, igualmente.

Por instinto, sacó su móvil de sus alforjas y le echó un vistazo, pero estaba sin señal.

-Sin servicio, me lo esperaba…

En ese momento, Pinkie se echó sobre ella, exclamando.

-¡Hala! ¿Qué es eso, qué es eso, qué es eso?

-Es mi móvil… y te agradecería que te apearas de mi grupa, Pinkie…

-¿Y para qué sirve?

-Pues para llamar y hablar con otra persona, jugar, hacer fotos…

-¿¡De veras?! ¿¡Se puede hacer fotos?! ¡A ver, a ver!

Las demás también se acercaron, curiosas de ver semejante artefacto, y las estuvo enseñando sus fotos, entre ellas la foto grupal de ella con sus amigas. Excepto Twilight, las demás se quedaron pasmadas al verse a sí mismas, pero como humanas.

-¡Pero si soy yo!-exclamó Applejack.

-¡Oh, es increíble, mola casi tanto como yo!-masculló Rainbow, al ver su contraparte humana.

-¡Cielo santo, tiene tanto estilo como moi!-murmuró Rarity, del todo encantada.

-Vaya, parece… buena poni…-susurró Fluttershy, algo cortada.

-¡Oh, oh, mirad, mirad, tiene mi mismo mechón!-exclamó Pinkie.

El móvil se convirtió en el centro de atención y Pinkie sugirió hacerse una foto todas juntas; Sunset lo programó para que hiciera la foto tras una cuenta regresiva y todas se colocaron en fila, antes de que la luz roja dejara de parpadear. El resultado se pudo ver posteriormente, dejando a todas impresionadas.

-Vaya, que cosas más modernas tenéis por ahí…-comentó Applejack.

-Y su diseño es muy mono… parece una cajita de maquillaje muy fina-observó Rarity.

-En ese mundo los móviles son así de finos e incluso más. Éste es un Samsung Galaxy Ace 2-especificó Sunset.

En ese punto, la sugirieron pasar el resto de la tarde con ellas y Sunset aceptó encantada; por primera vez desde que regresó a Ecuestria, se sintió integrada y aceptada, además de que todas la habían perdonado. Incluso Rainbow se disculpó por haberla abordado antes. La estuvieron enseñando todo el pueblo y presentándola a muchos más ponis. La tarde se la pasó volando y en cuanto el reloj del pueblo marcó las ocho de la tarde, con todo el dolor de su corazón tuvo que anunciar.

-Me lo he pasado muy bien con todas vosotras, chicas, pero me temo que he de irme ya… me esperan al otro lado del portal.

-¿¡Te vas ya?! ¡Oh, yo pensaba que habías vuelto para quedarte!-masculló Pinkie, abatida.

-No, no puedo, tengo a mis amigos esperándome al otro lado… pero anímate, dentro de dos años y medio volveré a visitaros.

-¿¡Dos años y medio?! ¡Eso es mucho tiempo!-exclamó la poni rosa.

-Lo sé, pero es cuando el portal se abre en circunstancias normales… lo de hoy ha sido una excepción, no quiero forzarlo demasiado.

-Es una pena… te echaremos mucho menos, dulzura-murmuró Applejack.

-Sí, y no te preocupes, dos años se pasan volando.

-Bueno, Rarity, eso es relativo…

Las seis la acompañaron a la estación y estuvieron esperando al tren juntas, el cual se presentó en la estación tras diez minutos de espera.

-Te vamos a echar mucho de menos…

-¡Escríbenos!

-¡Te estaremos esperando con las patas abiertas!

Sunset se despidió de ellas una por una hasta llegar el turno de Twilight, la cual la sonrió dulcemente.

-Me alegro mucho por ti, Sunset. Espero que te vaya todo tan bien como hasta ahora.

-Muchas gracias por todo, Twilight…

-Ni lo menciones.

Las dos se dieron un gran abrazo. En ese momento se oyó al revisor exclamar.

-¡Tren hacia Canterlot, cinco minutos!

Se terminaron de despedir rápidamente y Sunset abordó el primer vagón antes de que la locomotora se pusiera en movimiento; Twilight y sus amigas siguieron al tren, diciendo adiós a Sunset, la cual las devolvía su adiós agitando el casco. El último vagón se perdió tras la primera curva y la estación desapareció de la vista.

-Gracias por vuestra amistad-susurró Sunset, sintiéndose totalmente en paz por primera vez en mucho tiempo.

El viaje de retorno a Canterlot se le hizo un poco más largo, pero aun así eso no empañó la alegría que sentía en esos momentos; era en ese momento cuando más agradecía el haber vuelto. Para cuando estuvo de nuevo en Canterlot, el sol estaba próximo a ocultarse y la noche comenzaba a hacer acto de presencia en lo alto del cielo; se pasó primero por el palacio para despedirse de la princesa, la cual se mostró algo apenada por su rápida marcha. Un fuerte abrazo entre alumna y mentora selló aún más su amor y amistad.

Después, se pasó por su casa, para despedirse de sus padres; fue quizás la más dura de las despedidas y la que más sintió.

-¿Pero cómo que te vas ya? Si acabas de llegar…-masculló su madre.

-Lo sé, mamá, me duele tanto como a ti, pero he de volver… me están esperando al otro lado del portal…

-¿Segura que no puedes quedarte un par de días más? Me habría gustado compartir más tiempo los tres juntos…

-Y yo, y yo, pero no va a poder ser… y hasta dentro de dos años y medio no creo que vaya a poder volver…

-¿¡Dos años?! Pero eso es mucho tiempo…-murmuró su padre, afligido.

-Así son las cosas… lo siento, me duele tanto no poder pasar más tiempo con vosotros. Ojalá hubiera otro modo…-masculló ella, sin poder evitar llorar.

A pesar de eso, sus padres lo comprendieron y aceptaron su marcha, fundiéndose en un gran abrazo familiar que duró casi un minuto.

-Os quiero mucho, papá, mamá…

-Y nosotros a ti, cariño.

Volver a separarse de sus padres fue aún más duro que cuando lo hizo por primera vez, pero se mantuvo fuerte en todo momento; la acompañaron a la estación, donde para su sorpresa, se encontró también con Celestia y Luna, acompañadas de sus guardias.

-¿¡Princesa?! ¿Qué hace aquí?

-Sé que nos despedimos antes, pero quería darte una sorpresa… y un regalo-añadió Celestia.

Usando su magia, sacó un pequeño regalo envuelto y se lo tendió; Sunset lo cogió y desenvolvió, revelando una cajita de madera tallada. La abrió y vio un colgante con forma de pequeño libro que se podía abrir; en su interior vio a cada lado una foto suya y de la princesa.

-Para que no me olvides, estés donde estés-añadió ella.

-Oh, princesa… muchas gracias-masculló Sunset, dándola otro gran abrazo.

-La quiero mucho, princesa-añadió ella.

-Y yo a ti, Sunset…

Para entonces, el tren ya había llegado y el revisor dio el primer aviso.

-¡Tren hacia el imperio de Cristal, cinco minutos!

Se dieron las últimas despedidas antes de que Sunset subiera; el tren lanzó un largo silbido y salió de la estación, al tiempo que ella se asomaba por la ventana y se despedía de todos. En cuanto llegó el primer túnel, los perdió de vista.

-Jamás podría olvidarla, princesa-pensó ella, poniéndose el colgante con la cadenita de oro que colgaba en su punta.

El viaje de regreso fue el más largo y pesado de todos los que hizo en ese rápido y escaso día que duró su visita; aun así, marchaba tranquila y sin nada más que temer. Su corazón latía en paz, sin más tribulaciones en él. Notó como volvía a ser feliz. Terminó enseguida de oscurecer y la noche se echó sobre Ecuestria, mientras ella dejaba que el aire nocturno la meciera hasta dormirse.

Llegó al imperio de Cristal a eso de las diez y media, el grito del revisor la ayudó a despertarla.

-¡Imperio de Cristal desde Canterlot, fin de trayecto!

Sunset dejó escapar un lánguido bostezo, al tiempo que salía del tren; el andén lucia desierto, al igual que las calles del imperio, las cuales brillaban con fuerza gracias al corazón de cristal, el cual giraba sempiternamente en el centro de la cúpula inferior del palacio. De la punta del mismo, una aurora boreal se desprendía de la misma, proyectando la magia del imperio hasta donde alcanzaba la vista. Sunset siguió con la mirada la aurora mientras se acercaba al palacio, pero algo que se le antojó extraño le llamó la atención.

-Un momento… ¿ese no es el espejo?

El espejo se encontraba en el balcón presidencial del palacio, encarando al imperio desde allí, justo al lado de la barandilla.

-¿Qué hace ahí? Ese no es su sitio-pensó ella, muy extrañada.

Por un momento se quedó parada, sin saber bien por qué. En ese momento le pareció ver que el espejo se movía hacia delante.

-¿¡Pero qué?!

Al segundo siguiente, se inclinó sobre la barandilla y comenzó a caer inexorablemente hacia el suelo.

-No… ¡no!-chilló Sunset, echando a correr.

En ese momento el tiempo se ralentizó y los sonidos se apagaron; Sunset corrió con todas sus fuerzas, tratando de alcanzar el espejo, pero éste caía rápidamente con todo su peso hacia abajo, dando vueltas sobre sí mismo. El cuerno de la unicornio se encendió, tratando de coger al vuelo el espejo, pero en ese momento resbaló, cayendo al suelo y desconcentrándose. Para entonces, sólo quedaban unos pocos metros entre el suelo y el espejo, pero parecía que tardaba horas en caer. En el momento menos pensado, el tiempo recuperó su ritmo y el espejo se encontró con el suelo; miles de pedazos de vidrio chascaron contra éste, esparciéndose hacia todas las direcciones. El tablón de madera que lo sostenía se partió en dos y las ornamentaciones de hierro que coronaba el marco superior se retorcieron. Las gemas que decoraban los lados del marco se quebraron en trocitos diminutos, al igual que su corazón. El grito de Sunset quebró el silencio del imperio.

-No… no… ¡no!

Se levantó a trompicones, acercándose al destrozado espejo; su cara de impotencia e incredulidad se reflejó en los trozos más grandes. Posó sus cascos en ellos, llegándose a cortar y sangrando abundantemente.

-No, no… ¿Por qué? No… no… ¡no!-chilló con todas sus fuerzas, comenzando a llorar amargamente.

Sus gritos y sollozos alertaron a casi todo el imperio, hasta Cadance y su guardia se personaron en el lugar.

-¡Sunset! ¿Qué ha pasado aquí?-inquirió ella, acercándose y viendo el estropicio que ahora era el espejo.

La unicornio siguió llorando desconsoladamente hasta que finalmente se desmayó; Cadance vio que estaba herida y comenzó a dar órdenes de inmediato.

-¡Llevad a Sunset a la enfermería, rápido! ¡Recoged todos los trozos del espejo, no os dejéis ninguno! ¡Cerrad todos los accesos del palacio y avisad a mi marido! ¡Un espejo así no podría caerse sin más, alguien ha debido de tirarlo, tenemos que descubrir quien ha sido!

-¡Sí, alteza!-exclamaron a la vez los guardias.

Cadance observó por un momento el destrozado espejo y luego echó un vistazo hacia arriba, en dirección al balcón; llamó a un escriba para que la redactara una carta a su tía.

-Querida tía Celestia, te mando esta carta con la mayor urgencia posible. Ha ocurrido una desgracia…

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¡Chan, chan, chaaaaan! XD y así empieza el punto de inflexión de la historia, a partir de aquí tomará un ritmo mucho más dinámico y mas detallado, cerrando antiguas cuestiones y abriendo muchas nuevas. En cuanto al tema de la edad de Twilight y Sunset me ha dado algunos quebraderos de cabeza, pero como no hay nada oficial de acuerdo a eso, preferí dejarlo como estaba, con un cambio de última hora; el problema radicaba en sus contrapartes humanas, ya que éstas aparecen cual adolescentes de instituto, cuando en Ecuestria parecen ser mucho mas mayores incluso. Pero bueno, de forma aproximada, yo creo que queda bien.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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