Capítulo 6 - Noche de ensueño, Segunda parte
—Buenas noches, Spike. -Le dijo amablemente el unicornio a su lado, vistiendo un elegante traje de etiqueta. Se trataba de un semental alto de manto blanco y melena azul fuerte, presentando un elegante mostacho del mismo color, y un monóculo en su ojo izquierdo. Fue entonces que Spike se percató de que Big Mac le había dejado solo.
—Uh, Fancy. ¿Qué hay? -Saludó sin muchos ánimos y sin cambiar de posición, devolviendo su mirada al frente.
—¿Sucede algo malo? -Se extrañó por su actitud.
—No. ¿Por qué debería?
—Bueno, estás en medio de una de las mejores fiestas del año notablemente desanimado, mi estimado. Me da una pequeña pista de que algo no va bien. ¿Te importa si me siento aquí? -Señaló el asiento de junto.
—Adelante. -Invitó, enderezándose y recostándose en el respaldo.
—No te sientes a gusto en eventos como este, ¿Verdad? -Preguntó, comprensivo.
—No es la fiesta en sí, sino el hecho de que casi no conozco a nadie aquí.
—Sabes que puedo presentarte a la gran mayoría de los ponis aquí presentes, si así lo quieres. -Comentó Fancy, sonriente.
—Gracias, pero no hace falta.
—Pues, si puedo hacer algo para ayudarte, siéntete libre de pedírmelo. -Continuó, con interés real.
—No es algo en lo que puedas ayudarme. -Respondió, con cierto grado de fastidio que no llegó a manifestarse del todo en su voz, y el cual trató de disminuir con objeto de disimular a medida que bebía una cuarta copa de jugo de manzana, dejándola después sobre la mesa.- Lo siento, pero la verdad es que... no es algo en lo que nadie pueda ayudarme.
—¿Problemas de corazón, acaso? -El dragón sintió un puntazo en el pecho ante la repentina pregunta del semental. El mismo se percató, por la reacción de Spike, que había dado en el clavo.
—Podría decirse. -Respondió, esquivo.
El dragón tenía los ojos perdidos en el público, guardando la esperanza de que alguna de sus amigas se presentase y le sacara de aquella incómoda situación, pues dada su educación le resultaba muy difícil, sino imposible, el simple hecho de abandonar la mesa, o decirle al propio semental que se metiese en sus propios asuntos.
—Vaya, asique se trataba de eso. ¿Y... lo sabe?
—¿El qué?
—Lo que sientes por ella. -Inquirió con delicadeza. Su interlocutor tragó saliva ante la pregunta, mientras que sus nervios iban en aumento con cada segundo que pasaba allí.- Disculpa, sé que... que no hablamos mucho, pero siendo que eres un gran amigo de Rarity, me gustaría que tu y yo algún día pudiésemos compartir una buena amistad también. Y está bien si no quieres hablar de ello conmigo, no te-...
—No, no. Está bien. -Negó el dragón, maldiciéndose a sí mismo por sus palabras después.- Si, ella... sabe cómo me siento. Se lo dije hace algún tiempo.
—¿Y cómo lo tomó? -Preguntó con curiosidad.
—Me dijo que me amaba. -Al repetir aquellas palabras, sintió que un nudo estaba a punto de formarse en su garganta. Se detuvo un momento para asegurarse de recuperar la compostura lo suficiente antes de continuar.- Que me amaba como a un amigo, como a un hermano menor. Que... esperaba que ese tipo de amor también contara.
—Cielos... lo siento.
—Descuida. En el fondo... siempre supe que era imposible. -Decía el dragón. Comenzaba a temer el poder soltar pista en algún momento de la poni sobre la que hablaba, pero para su suerte, alguien fue en su rescate finalmente.
—¡Fancy Pants! ¿Qué hay? -Saludo Twilight alegremente al aproximarse a la mesa circular. La alicornio en efecto lucía un vestido fucsia de falda larga, con bordados del mismo color ligeramente más oscuro. Además de una melena recogida por un broche con motivo de su cutie mark.
—Oh Twilight, querida. ¡Te vez deslumbrante!
—Pues, gracias. Rarity diseñó el vestido, de verdad es muy hermoso.
—En eso concordamos. ¿Sabes dónde está ella ahora?
—En un minuto bajará con las demás. Spike, escuché que la princesa ordenó preparar este año una mesa con piedras preciosas para dragones. ¿Qué te parece si vamos a echarle un vistazo? -Le guiñó un ojo, sonriente.
—Uh... seguro. -Aceptó, antes de comenzar a incorporarse.- Disculpa.
—No tienes por qué, Spike. -Asintió el semental.- Pero intenta olvidar esos asuntos por esta noche, y disfruta de la velada. -Aconsejó, comprensivo.
—Claro. Nos vemos después. -Se despidió. Cuando ambos se alejaron, el dragón se dirigió a la alicornio con un susurro.- No hay una mesa de gemas, ¿Verdad?
—Por supuesto que no. -Respondió, perfectamente consciente de la situación. El dragón dibujó una pequeña sonrisa en su rostro por causa de ello.
—Gracias. Pero... ¿No crees que es demasiado obvio? Digo, ¿Una mesa con piedras preciosas? -Inquirió, resaltando lo ridículo en la excusa.
—No creo que lo haya notado. De seguro está preocupado por cosas más importantes como para considerarlo. -Comentó, riendo. Un rastro de preocupación apareció en su mirada por un instante, el cual fue notado por su familiar más cercano.
—¿Qué clase de cosas? -Cuestionó con curiosidad.
—¿Eh? Eh... ¡De negocios! Supongo. Recuerda que es un empresario importante. -La repentina respuesta de Twilight la delataba, siendo esta la forma clásica en que respondía cuando intentaba ocultar algo, sin éxito. Efectivamente, de seguro Fancy le había contado sus planes para esta noche, probablemente al pedirle ayuda. Aún así, el dragón dejó pasar esto por alto, pues no había razón para indagar más en el tema cuando ya conocía la respuesta.
—Oye, ¿Y por qué no bajaste con las chicas?
—Necesitaba saber cómo marchaba todo por aquí. Hubiera venido antes, pero Rarity no quería dejarme ir hasta que mi presentación “estuviese a la altura”.
—No me extraña.
—Bueno, no importa. Anda, no habrá una mesa de gemas, pero si hay suculentos bocadillos en las mesas de buffet. -Apuntó, pasando a través de la pista de baile.
Se dirigían a las mismas cuando, por las escaleras a escasos metros de ellos, comenzaron a descender las mejores amigas de la alicornio, todas ellas vistiendo los diseños originales de la unicornio de crin azul.
Applejack lucía un vestido en dos tonos de verde diferentes, flecos marrones en la parte inferior, con montura incluida y falda larga -además de su característico sombrero, y un adorno con forma de manzana en su pecho-, a diferencia de Dash que llevaba un vestido de encaje de bordes dorados, con una tela que hacía alusión a los colores del arcoíris.
El de Fluttershy era celeste de bordes de un tono más fuerte, con adornos florales y una gran mariposa en su pecho. Pinkie Pie lucía un vestido amarillo y blanco de falda larga, con varios adornos vistosos e innecesarios añadidos en cintura y cola así como en su melena, con forma de dulces, helados, y globos -y aún así, en verdad se veía bien-. Y por último, la modista lucía un vestido color rosa carmín de cuello rosa claro y pecho abierto, donde lucía un colgante en forma de su cutie mark, similar a sus pendientes.
—Chicas, lucen... impresionantes. -Comentó el dragón, aunque realmente solo estaba fijándose en una de ellas.
—Gracias Spike, eres todo un caballero. -Aceptó Rarity por ella y las demás, mientras que algo parecía estar sucediendo con la poni rosada, cuyo cuerpo se estremecía y temblaba violentamente.- Pinkie Pie, ¿Estás bien? -Preguntó la unicornio a su lado, preocupada. La pastelera no hizo más que extender una sonrisa imposible de oreja a oreja frente a todos mientras balbuceaba algo inentendible, que parecía sonar vagamente a “pista, banda, comida”, antes de gritar con todas sus fuerzas...
—¡Fiesta! -Exclamó con una alegría infinita, antes de zambullirse entre los invitados, saltando entre ellos sin ningún miramiento, y tomando los cascos de una poni al azar para compartir un baile que probablemente la misma no hubiera deseado. Ya no había vuelta atrás. Las yeguas y el dragón rieron ante aquella actitud azarosa que tanto caracterizaba a una de sus mejores amigas.
—En fin, ¿Todo en orden por aquí, chicos? -Preguntó AJ.
—¡Todo marcha sobre ruedas! ¡Los invitados se la están pasando de maravilla! -Convino Twilight, a lo que la granjera se aproximó a Spike rápidamente.
—Menos mi cosechador estrella. -Dijo al oprimir las mejillas del dragón con ambos cascos.- ¿Qué sucede, dulzura? ¿Por qué la cara larga? -Preguntó, preocupada. Su amigo apartó los cascos con sus garras para poder emitir al menos un sonido entendible.
—Digamos que no dormí muy bien anoche. Estoy algo cansado...
—Oh, no te preocupes por eso. Ven, vamos a mover un poco esos pies. ¡Estarás como nuevo en un santiamén! -Exclamó alegremente la granjera, tomándolo de su garra y arrastrándole contra su voluntad a la pista de baile.
—¡Twi, ayuda! -Suplicó, recibiendo una divertida sonrisa por su parte.
—Lo siento. -Respondió ella, ahogando una carcajada. En tanto, Rainbow notó que sus compañeros de equipo le saludaban al otro lado de la pista, por lo que se dirigió a la pegaso de melena rosa.
—Oye, ¿Quieres venir conmigo y con los chicos? Se ve que les caíste muy bien.
—¡Claro! Suena bien. Pero... primero debo ir con Big Mac, le prometí que cenaríamos juntos. -Comentó, pronto cambiando su expresión.- ¿Te-... te molesta?
—Por supuesto que no, tonta. Vamos, de seguro te está esperando. Y... luego iremos con los chicos. -La animó a moverse mientras hacia un gesto con el casco a los pegasos.
—Twilight, ¿Has visto a Fancy? Dijo que vendría a la fiesta luego de atender unos asuntos. -Preguntó la modista.
—No te preocupes, ya llegó. Está esperándote en nuestra mesa.
—Gracias, querida. ¿Vienes conmigo?
—¡Seguro! -Aceptó, poniéndose en camino en su compañía.
Mientras tanto, a unos cuantos metros del lugar y cruzando a una gran multitud, una poni terrestre de melena roja y una pegaso de manto naranja bailaban alegremente la una con la otra, mientras que su amiga unicornio se encontraba junto a una de las mesas de buffet cercanas sirviéndose un gran vaso de ponche, pues sabía por medio de cierta poni rosada que consumir una buena cantidad de azúcar era justo lo que necesitaba en aquel momento para despejar el sueño que le agobiaba.
Apple Bloom lucía en ese entonces un vestido rojo oscuro de falda corta con una carga exagerada de lentejuelas, y en su pecho un colgante con motivo de su cutie mark. Scootaloo, en cambio, había optado por un vestido de encaje color violeta, con bordes negros y un adorno rosa oscuro en forma de estrella tras su oreja derecha. Y finalmente, Sweetie Belle llevaba un vestido dorado de falda corta con bordes color amarillo claro, y su melena recogida con una cinta del mismo tono.
Con el vaso vacío frente a sus ojos, siendo levitado por el aura mágica verde clara que su cuerno emanaba, la potra se encontraba perdida en sus pensamientos, esperando que la “dosis” ingerida fuera suficiente para sobrellevar la noche. Aunque también sabía que la mayor parte del problema subsanaría cuando pusiera sus piernas en movimiento, pero claro, debía de tener cuidado con su casco trasero, el cual aún no había sanado por completo.
—¿Y a ti qué te sucede? -Inquirió Apple Bloom al aproximarse, preocupada.
—Solo estoy algo cansada. No fue un viaje tranquilo desde Ponyville, sabes... -Respondió al voltearse, habiendo dejado el vaso al borde de la mesa.
—Más tarde tendrás mucho tiempo para dormir. Anda, ¡Vamos a divertirnos! -Le dijo al tomarla del casco, arrastrándola a la pista de baile y sin darle tiempo a responder, elevando el ánimo de la unicornio.
En aquel momento, no muy lejos de las tres amigas, la granjera mayor se encontraba intentando reanimar el espíritu del dragón para aquella ocasión, bailando con él al son de la balada de rock clásico que ahora interpretaba “Winds of Change”, la banda sobre el escenario, compuesta por cuatro pegasos cuyas melenas, con flequillos y copetes bien peinados, permitían diferenciarlos fácilmente. No era difícil imaginar que, durante aquella danza de cascos y garras, era la granjera quien tomaba las riendas de la situación, asumiendo un papel dominante en una batalla de pasos que el dragón, no muy experimentado en el asunto, le resultaría imposible ganar.
Al pararse sobre sus cascos traseros -mientras que Spike prácticamente se aferraba a los delanteros para seguirle el ritmo-, y coincidiendo con el final de la canción, la poni concluyó sosteniendo al dragón recostado en su brazo derecho -el cual resistía gracias a las aptitudes físicas de la granjera-, mientras el mismo aún se aferraba con su garra derecha al casco correspondiente de la poni terrestre quien, confianzuda, le sonreía ampliamente. En tanto, el dragón pronto notó que algunos ponis a su alrededor se habían detenido a observar a la particular pareja, alcanzando a oír las risas por lo bajo de al menos tres en las cercanías.
—Applejack, esto es vergonzoso. -Susurró, sonrojado, mientras se incorporaba con ayuda de su compañera.
—¡Vamos, anímate! Estamos entre amigos. -Decía ella, cuando la banda iniciaba la interpretación de una nueva canción. Ambos comenzaron a danzar muy cerca el uno del otro, pero sin tocarse en un principio.
—Nosotros, no los ponis a nuestro alrededor.
—Solo ignóralos. -Respondió ella al pararse sobre sus cascos traseros y apoyando los delanteros contra su pecho, incitándole a mirarla a los ojos.- Anda, somos solo tú y yo esta noche. ¡Muéstrame lo que puedes hacer! -Ordenó. Spike sonrió una vez más.
—De acuerdo, ¡Tú lo pediste! -Replicó al tomarla de sus cascos delanteros.
Y así, cuando la canción había tomado impulso, ambos habían retomado el animado baile, perdiéndose entre la multitud y las luces de variados colores cuyo brillo aumentaba y disminuía al ritmo de la música.
Al dirigir una mirada a sus alrededores, vio al resto de los ponis bailando tal y como él, bañados por los destellos de una bola de espejos, y a la DJ de Ponyville ultimando preparativos en su puesto de trabajo, en compañía de otro unicornio de crin gris oscura y manto azul cielo, con lentes negros.
Vio también a Winds of Change, una de sus bandas favoritas tocando sobre el escenario y, segundos después, a la unicornio de melena rosa y purpura, divirtiéndose tanto como él en compañía de sus amigas a pocos metros de distancia. Supo entonces que aquella noche, culminara de la forma en que lo hiciera, sería una gran noche.
No había pasado mucho tiempo cuando la joven potra cruzó mirada con el dragón por primera vez en la fiesta, deteniéndose un breve instante para sonreír y saludarle, gesto que el mayor correspondió con una sonrisa.
—Oye vaquero, mis ojos están por aquí. -Bromeó Applejack.
—Lo siento. -Respondió apenado, negando con la cabeza.
—Estás un poco distraído esta noche, ¿No crees?
—Claro que no, es solo que no he dormido bien. Ya te lo he dicho. -Se explicó. La granjera entonces apartó sus garras, parándose en cuatro cascos una vez más.
—Ven, vamos a la mesa. La noche aún es joven, y no quiero que te la pierdas por estar cansado.
—Gracias AJ. -Respondió a la yegua que, sin perder tiempo, le guió a través de la muchedumbre. En tanto, a espaldas del dragón alguien le seguía de cerca, esperando pacientemente el momento para atacar. Fue segundos después, cuando vio a su objetivo desprevenido, que se precipitó hacia él rápidamente.
—¡Spike! -Gritó alegremente quien lo tomaba por el cuello, ejerciendo una gran fuerza en la llave. El dragón no necesitó de mucho tiempo para saber de quién se trataba, al igual que la granjera.
—¡¿Star?! Aw... ¡Tu ganas, tu ganas! ¡Tranquila! -Suplicó a la poni. Se trataba de una yegua unicornio, de manto lila, crin morada y ojos purpura, que lucía un adorable vestido de encaje color carmesí con lentejuelas, y montura incluida.
—¡Amethyst Star! ¿Qué haces por aquí? -Preguntó Applejack, sonriente.
—Lo que ustedes. ¡Divirtiéndome! -Replicó efusivamente al aflojar la llave y descender de la espalda del dragón, que se volteó hacia ella.
—Creí que habías viajado a Ponyville para estar con tu familia. -Se extrañó Spike.
—¿Eh? ¿Quién te lo dijo?
—Tu tío. Pasé por la biblioteca ayer en la mañana.
—Entonces, ¿Recibiste mi paquete?
—En tiempo y forma.
—Genial, entonces ya sabes lo que me debes. -Le guiñó un ojo.- En fin, debí volver porque a mi hermana se le olvidó mencionarme el minúsculo detalle de que actuaría en la representación de la fundación de Equestria este año. -Les explicó.
—Es cierto, la vimos en la obra. Su actuación de Clover la Lista fue genial. -Comentó AJ.
—Tiene madera de actriz, tengo que decirlo. Espero que haga algo con ese talento. -Bromeó.
—¿Ella también vino contigo? O...
—Ugh, ni me lo recuerdes. Debí de soportarla en mi departamento junto a sus dos amigas mientras se preparaban. Y yo que creí que ya no tendría que cuidar niños.
—Vamos, no seas tan dura con ella. Además ya no es una niña. -Dijo Spike, comprensivo.
—Físicamente. -Retrucó la unicornio, provocando la risa del dragón. AJ, no deseando interferir entre los dos amigos, habló nuevamente.
—Oye Spike, iré a la mesa a saludar a Big Mac. Los veré después, ¿De acuerdo?
—Claro, no te preocupes. No tienes que estar cuidándome.
—No lo sé, ustedes los jóvenes tienden a hacer desastres en las fiestas si se les deja solos.
—Quieres decir, ¿Cómo tú y las chicas hace unos años?
—Yo en tu lugar me guardaría esa lengua viperina para alguien que no pueda patearme el trasero, jovencito. -Respondió con ojos entrecerrados, amenazante, antes de recuperar su tono amigable.- Compórtate, ¿Quieres? -Le despidió con una sonrisa, pronto perdiéndose entre la multitud.
—En cualquier caso, me vendría bien despejarme un poco. -Continuó Amethyst al retomar la conversación, sugerente.
—¿Qué tienes en mente? -Preguntó el dragón, siguiéndole la corriente.
—¡Solo sígueme! -Tomó su garra, arrastrándole en dirección contraria. El menor simplemente se dejó guiar por su particular amiga.
No les tomó mucho tiempo el llegar a una pequeña barra establecida en una de las esquinas de la sala, tras la cual podían verse estantes con una gran variedad de botellas de múltiples contenidos y colores, en el medio de los cuales se acomodaba un gran barril que, sabía con seguridad, contenía sidra de la familia Apple.
Tuvieron también la suerte de que, al apenas llegar, dos taburetes habían sido desocupados por una joven pareja, que regresaba nuevamente a la pista de baile.
—¡Oye, Berry Punch! -Saludó la unicornio, al tiempo que tomaba asiento en compañía del dragón.
—¡Spike! ¡Amethyst! ¿Qué hay? -Respondió una poni terrestre de manto lavanda y melena fucsia, con vestido negro de encaje.
—Vaya, ¿Ahora eres barmare? -Preguntó el dragón, sorprendido.
—Hice un curso hace algunos meses aquí cerca. Hoy, tengo turno hasta las dos de la mañana. ¡No hay quejas! Son pocas horas y me pagan una buena cantidad de bits. -Explicó, mientras se inclinaba sobre la barra, pasando una franela en forma circular para limpiar.- Oh, por si acaso, no puedo darle sidra a los niños. Lo siento pequeñín. -Se disculpó con el menor, divertida, provocando la risa de Amethyst y un cansado suspiro por parte de Spike.- En fin, ¿Qué van a beber?
—"Fiesta Frutal", para mí y el "pequeñín".
—Salen dos. -Anunció, tomando rápidamente los implementos necesarios.
—¿"Fiesta Frutal"? -Preguntó Spike, curioso.
—Confía en mí. -Le guió un ojo, mientras frente a ellos la poni terrestre iniciaba su preparación.
Con un descenso rápido y conciso del cuchillo que ahora sostenía con su boca, cortó en pequeños trozos las rodajas de naranja, durazno y manzana que tenía sobre la tabla de picar, colocándolas en la coctelera y vaciando sobre las mismas una pequeña fracción del contenido de una botella roja, una naranja y otra amarilla.
Agregó después cuatro cubos de hielo con una pinza que sostenía en su boca y colocó la tapa del recipiente, el cual agitó con sus cascos a una fuerza y velocidad moderadas. Al abrirlo, ubicó el colador oruga en la boca del recipiente, evitando de esta forma que los trozos de fruta o el hielo pasaran junto con el resto del contenido a los dos vasos long drink. Aquel trago presentaba un color naranja tirando a rojo, y un fuerte olor a fruta. Finalmente, los vasos fueron decorados con un gajo de limón al borde de cada uno.
—Aquí tienen, chicos. ¡Disfruten!
—Gracias Berry. -Dijo Amethyst.
—Ni lo menciones. -Respondió, pronto dirigiéndose a un grupo de tres sementales jóvenes que se habían acercado al final de la barra.- Y ustedes, galanes, ¿Qué van a beber? -Se alejó, reiniciando su labor nuevamente.
—Bueno, lucen geniales. -Comentó Spike, contemplando los tragos.
—También saben geniales. -Le dijo, levitando el suyo hacia su hocico. El dragón dio un pequeño sorbo, saboreándolo detenidamente el preparado, asintiendo en señal de aprobación.
—Exquisito.
—Entonces... ¿Qué te pareció "El origen de la vida"? -Preguntó, ansiosa.
—Aún lo estoy leyendo, pero por lo que vi hasta ahora... bueno, la teoría de ese grifo es muy interesante.
—¿Solo "interesante"?
—Opinaré mejor una vez lo haya terminado.
—Uh, está bien. -Respondió, algo decepcionada.- De cualquier forma, me tomé la libertad de investigar un poco al autor: Darouin Blake. ¡Es un tipo increíble! Él-...
—Acosadora. -Habló por lo bajo mientras tosía, para luego llevar el vaso a su boca nuevamente.
—Perdona, ¿Dijiste algo?
—Por supuesto que no, tenía algo en la garganta. Por favor, continúa.
—Bien. Como te decía, investigué un poco sobre él. Parece que viajó con su familia alrededor del mundo durante años, recopilando datos de cada especie conocida y su hábitat, antes de llegar a las conclusiones que presenta en su obra. ¿Puedes imaginarlo? ¡Viajó durante toda su vida para escribir ese libro!
— A eso le llamo dedicación.
—Y aquí va lo mejor: ¡El tipo es el hermano menor de Asrah, el emperador de Griffonia!
—¿En serio? -Preguntó, fingiendo interés. La verdad era que no le interesaba mucho saber sobre los autores de las obras que leía, a diferencia de Amethyst.
—¡Claro! Imagínate, tenía todas las comodidades posibles viviendo en el castillo de Balthosna, la capital del imperio. Pero prefirió viajar por el mundo con su familia para realizar su investigación y, cuando regresó a su hogar, tomó el trabajo de profesor de biología en la universidad más importante del continente, donde antes había sido estudiante.
—Siendo sinceros, viajar por el mundo no es algo muy sacrificado que digamos. El tipo tuvo todas las facilidad-... ¡Aw! -Fue golpeado en su costado, sonriendo al notar la mueca de fastidio de la unicornio.
—¡No me lo arruines! -Reclamó.- En fin, ¿En qué estábamos?
—Estábamos en que aún no has leído "Daring Do y el imperio del diamante lunar".
—Disculpa, es que estuve muy ocupada con-...
—¿El de tu amor platónico? -Bromeó.
—Cierra el pico, Spike.
—Lo siento, pero me lo estás dejando bastante fácil.
—De acuerdo, ¿Y qué me dices del tuyo? -Devolvió ella, apenas cayendo en la cuenta de lo que significaban sus palabras para él. Aún así, el dragón no reaccionó ante ello, mientras continuaba degustando aquel trago.- Uh... creo que se me fue el casco.
—No, claro que no. -Negó, con el vaso aún en su garra.
—Cielos Spike, lo sie-...
—Ya te lo he dicho, no importa. -La interrumpió. Realmente le molestaba que sus amistades más cercanas le tuvieran pena por causa de aquel tema.- Por otro lado, creo que tenemos algo pendiente. -Sugirió sonriente, intentando dejar atrás aquel incómodo momento.
—¿Estás pensando lo que yo?
—Seguro que sí.
—¡Fondo! -Exclamaron al unísono para luego beber los tragos de una sola vez, golpeando los vasos contra la barra, y exhalando con fuerza después.
—¡Venga, vamos! -Tomó su garra con los cascos, bajándose del taburete y dirigiéndose a la pista una vez más.