Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 18 Abr 2017, 23:52

Capítulo 33
El golpe de la NOOSE (1ª parte)


-¡Weazel News, confirmando tus prejuicios! ¡Escalada de violencia en Vespucci, los enfrentamientos entre bandas se cobran un nuevo territorio, y a la gente le da igual! Ayer por la mañana se registró un violento enfrentamiento entre miembros de la banda chicana de Marabunta Grande y los moteros renegados de los Lost, culminando en multitud de chicanos muertos y todos los moteros huidos. Hasta el momento se desconoce el porqué del ataque, hará cosa de un par de semanas atrás también se registró otro entre los propios chicanos y otra banda no identificada, la policía no descarta que ambos ataques estén relacionados, sin embargo hasta ahora no han llegado a ninguna conclusión fiable. La violencia entre bandas es algo habitual en esta ciudad de un tiempo a esta parte, aunque no lo es tanto en un barrio tan residencial y turístico como es el de Vespucci, lo que preocupa de cierta forma a los residentes locales, los cuales se han expresado a su manera.

-¡Menos mal que ayer llovía a cantaros y la playa estaba vacía, que si no alguien podría haber salido muy malherido! ¡Estoy harto de los chicanos de esta ciudad, de esos moteros ensutados en cuero y demás fauna que ensucia este maravilloso estado! ¡Con Jock Cranley esto no hubiera pasado! ¡Dios bendiga América!

-¡Oímos los tiros y explosiones desde nuestras casas y nos metimos bajo la cama muertos de miedo! ¡Por un momento parecía que estábamos en la franja de Gaza! ¡Este es un país libre, que se vayan a matarse a otra parte!

-¡Tenía la mañana hecha, aun a pesar de la lluvia, y los clientes salieron en espantada al oír los tiros y las explosiones! ¡Tuve que cerrar y encerrarme en mi cuarto del pánico hasta que pasó el peligro! ¡No es justo que jueguen con nuestros ingresos y derechos de esta manera! ¡Esto es América, no el Líbano!

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Vespucci, lugar de los más recientes acontecimientos


Para entonces Twilight dejó de escuchar, puesto que si algo había aprendido de esa ciudad y la gente que la habitaba es que no había que tomarse en serio nada de lo que decían los santinos. Habían demostrado, y más de una vez, lo absortos y obstinados que eran, por lo que prefirió terminar de desayunar enseguida, apagando la radio de seguido.

Esa mañana Los Santos había amanecido aún algo húmeda, ya que había seguido lloviendo durante gran parte de la noche, pero ahora tan solo quedaban varios restos de nubes en el cielo junto con un descenso de las temperaturas que dejaron al ambiente más frío de lo normal.

Twilight no tenía grandes planes para ese día, pero entonces en un momento dado el móvil la comenzó a sonar y lo cogió de seguido, haciéndose una idea de quien podría ser.

-Dime.

-Sparkle te necesito ya aquí, he llamado a las demás, es importante.

-Voy.

Tras eso colgó y comenzó a prepararse rápidamente. Había llegado a un punto en el que ya se había acostumbrado a esa dinámica, sin preguntarse cómo ni por qué, y simplemente se dejaba hacer sin más. Desde el golpe a Epsilon algo había cambiado en ella, y de cierta forma incluso la propia Twilight lo sabía, haciéndose rápidamente a la situación sin mayores contemplaciones. Total ¿para qué seguir recalcando lo evidente?

Una vez que estuvo lista se dirigió a las Eclipse Towers y, una vez allí, se encontró con las demás que ya habían llegado, aunque faltaba Applejack.

-Hola chicas.

-Hola Twilight-la saludaron las demás.

Sunset no dijo nada, aunque en ningún momento se estuvo quieta, caminando de un lado para otro en un evidente signo de preocupación y ansiedad.

-¿Qué pasa, Sunset? Te veo alterada…

-¿No me digas, Sparkle? Qué aguda…-masculló la chica, de mala manera.

Aun así la chica ni ninguna de las demás no se lo tuvo en cuenta, a lo que la aludida comentó.

-Sí, eso ya lo veo, pero si no me cuentas lo que pasa…

-Pues pasa que estamos en un serio aprieto que nos concierne a todos, incluido a mi jefe, estoy que me subo a las paredes puesto que no he conseguido sacar ningún plan, se va a cabrear, la va a pagar conmigo y…

Antes de que Sunset fuera a más Twilight la cogió de los hombros y la miró con gesto serio y decidido, lo que de alguna forma logró calmar por un momento a la chica.

-¿Mejor?-inquirió Twilight.

-Ah… sí, mejor… gracias Sparkle.

Ante eso la chica esbozó una breve sonrisita condescendiente, murmurando de seguido.

-Ahora explícame lo que pasa.

-Lo haré, pero prefiero que estemos todas primero, quiero verlo con todas vosotras presentes.

Twilight asintió y estuvieron esperando a Applejack todas juntas, aunque Sunset estuvo apartada del resto como normalmente lo hacía; en un momento dado Rarity se acercó a Twilight y la comentó.

-¿Cómo has hecho eso, querida?

-¿El qué?

-Dominar por un momento a Sunset, me has dejado de piedra.

-Sí, es raro, ya que por lo normal es una tía indomable-asintió Rainbow.

-¡Y no solo eso, sino que te ha dado las gracias así sin más! Viniendo de ella eso ha sido raro incluso para mí-añadió Pinkie, igual de impresionada.

-Sí, bueno, digamos que ahora la comprendo un poco mejor…

Por un momento las demás se quedaron un tanto extrañadas ante esa afirmación, aunque en ese momento llegó Applejack y se quedaron con la miel en los labios.

-¡Ya estoy aquí! Dios, esta ciudad y su tráfico son simplemente horribles…

-Bien, vamos, os explico.

Se dirigieron todas a la sala de preparación y, una vez allí, Sunset comenzó a hablar.

-Vale, tenemos un grave problema, parece ser que de alguna manera el gobierno federal se ha puesto las pilas y, gracias a un soplo, hemos conseguido averiguar que poseen información clasificada tanto de mí, como de la organización, mi jefe y todas vosotras incluidas, información más que suficiente como para acabar todas y todos una larguísima temporada en Bolingbroke.

Esa noticia alarmó a todas las presentes, y no era para menos, puesto que acabar en la cárcel era lo último que cualquiera con dos dedos de frente querría. Además Bolingbroke no destacaba especialmente por ser una penitenciaría común al uso, ya que era una de las más duras y rígidas de la costa oeste, teniendo bastante fama en ese sentido.

-Espera, espera ¿¡qué?! Pero… ¿¡cómo han conseguido esa información?!-inquirió Twilight, alarmada.

-¡No lo sé, el caso es ese, no tenemos ni idea de cómo ha pasado, pero el soplo es auténtico, tienen la información guardada en un disco duro, es cuestión de tiempo que se decidan a usarla y, en cuanto eso pase, empezaremos a vestir de naranja y muy probablemente alguna de vosotras se convierta en la reinona de alguna musculoca del pabellón de mujeres de Bolingbroke!

-¡Ah, gracias por los ánimos, eso ayuda mucho! ¡No puedo ir a la cárcel! ¿¡Qué sería de mi familia?!-exclamó Applejack, aterrada.

-¡No he llegado hasta aquí para acabar en el trullo, eso por descontado, vamos, me niego!-masculló Rainbow, igual de alterada.

-¡Oh, cielo santo, no me quiero ni imaginar cómo sería la vida ahí dentro, rodeada de convictas y vistiendo con un horrible naranja chillón!-exclamó Rarity.

-¡Oh, sí, porque esa sería la mayor desgracia, vestir de naranja!-la espetó Applejack.

-¡No puedo ir a la cárcel! ¿Qué pensarían de mí mis padres y mis hermanas cuando se enteraran?! ¿¡Y mis amigos?! ¡Ya no estoy nerviemocionada!-musitó Pinkie.

-Yo… nunca he estado en la cárcel, y no me gustaría estar nunca…-murmuró Fluttershy, preocupada.

Por un momento todas comenzaron a hablar a la vez, dejándose llevar por el pánico, pero entonces Twilight decidió intervenir, gritando.

-¡Ya está, calma todo el mundo, silencio!

Al instante todas las demás se calmaron y dejaron de chillar, mirando a una Twilight ligeramente encendida; en cuanto tuvo la ocasión, habló.

-Vale, ya sé que es grave, pero vamos a calmarnos todas y dejemos que Sunset siga explicando ¿de acuerdo?

Ante eso todas asintieron sin decir nada más, prestando atención.

-Bien, gracias Sparkle. Como decía tienen la información guardada en un disco duro al que va a ser muy complicado acceder, puesto que lo tienen en custodia en la sede de la NOOSE en el extremo norte de Palomino Highlands, un lugar muy vigilado.

Nada más decirlo desplegó la cortina de la pizarra, dejando a la vista una foto del complejo, el cual estaba compuesto por una serie de edificios con forma octogonal y unidos entre sí mediante accesos internos. Además la NOOSE, cuyas siglas responden a National Office of Security Enforcement, destacaba por ser una agencia del gobierno federal que siempre actuaba en casos extremos en los que era necesario aplicar gran fuerza y donde además se investigaban los casos más importantes y de mayor peso concernientes a la seguridad nacional, incluyendo terrorismo o conflictos internos.

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Sede de la NOOSE


-No sabemos exactamente dónde lo tienen guardado, aunque suponemos que siendo un disco duro lo deben de tener en alguna sala de servidores o similar. Y ahora normalmente es cuando pasaría a explicaros el plan, pero ahí está el problema, no tengo nada, no he podido montar nada en tan poco tiempo y con tanta presión. Así que os voy a pedir por primera vez ideas para poder entrar ahí, sacar el disco y salir echando ostias.

Tras eso todas se quedaron calladas, sin saber muy bien qué decir ni cómo tomárselo; por un instante nadie dijo nada, aunque Twilight se acercó a la pizarra para observar un poco mejor la sede, llegando a comentar en voz alta.

-Dado que es un complejo de alta seguridad sería imposible atacar de frente, por lo que tendremos que realizar un acercamiento más cauteloso. Podríamos averiguar alguna forma de entrar, o bien hacer salir a la gente y luego entrar nosotros.

-Hacer salir a la gente es una opción, aunque ¿qué podría hacer salir a un buen montón de agentes federales y fuerzas de seguridad del estado?

-¿Causar follón?-inquirió en ese momento Applejack.

-Pero ¿no sería eso contraproducente? Se supone que es un acercamiento cauteloso, no a lo loco…-recordó Rarity.

-No necesariamente, al menos si les hacemos creer lo contrario-comentó entonces Twilight.

-¿A qué te refieres?-inquirió Rainbow, ceñuda.

-A provocarles, a darles un motivo para sacar a todos sus efectivos de la sede de modo que sea más fácil entrar… ¿Quiénes suelen tener acceso allí?-preguntó Twilight a Sunset.

-Pues los agentes federales, las fuerzas que allí operan, que son las que se suelen replegar en caso de emergencia, los funcionarios que allí trabajan, guardias de seguridad… ah, sí, y la policía local y estatal, claro está, ya que colaboran entre sí conjuntamente.

El cerebro de Twilight comenzó entonces a trabajar a toda velocidad, comenzando a montar estrategias y situaciones; se movió entonces hacia el mapa al tiempo que comenzaba a explicar.

-Supuesto ataque terrorista en el centro de la ciudad, un lugar público, lleno de gente y bastante transitado… Legion Square, por ejemplo, es un buen lugar. Se monta la de dios y eso provoca una respuesta contundente por parte de la NOOSE, lo suficientemente contundente como para vaciar casi toda la sede. Es entonces cuando entramos allí disfrazados de policías tanto locales como estatales, pasando desapercibidas para el resto de gente que quede allí, que no supondrán ninguna amenaza, cogemos el disco y nos largamos. ¿Cómo lo veis?

Todo el mundo se quedó de una pieza, como si no se esperaran que a Twilight se le hubiera ocurrido algo semejante; Rarity fue la primera en opinar, inquiriendo de seguido.

-Vale pero ¿cómo pretendes provocar un ataque terrorista? ¿Acaso vas a ir tú misma a provocar el caos?

-No, tenemos que hacerles creer que ha sido cosa de terroristas, pero no tiene por qué morir o salir herido nadie.

-Pero ¿cómo? Si no hay víctimas o daños visibles apenas se moverían…-obvió entonces Fluttershy.

-Recuerda que se trata de hacerles creer algo, no tiene por qué haber algo.

-Pero si luego no hay nada verán enseguida que se trata de una falsa alarma y sospecharán, al menos algo tiene que haber, lo que sea-murmuró Pinkie en ese momento.

-No, ya entiendo lo que quieres hacer, Twilight, lo que pasa es que si te centras en un solo sitio no funcionará, habría que seleccionar varios lugares icónicos y atacarlos simultáneamente-sugirió entonces Rainbow.

-¿Por ejemplo?-inquirió ella.

-Se me ocurren unos cuantos: el cartel de Vinewood, el Vinewood Bowl, Legion Square, el pabellón coreano de Little Seoul, el muelle de Del Perro, el Kortz Center, las torres Rancho, la Terminal del puerto, la presa Land Act, el circuito de Vinewood, el estadio Maze Bank, el observatorio Galileo…-comentó a enumerar Sunset, al tiempo que marcaba los lugares en el mapa.

Al ver entonces lo que estaban sugiriendo tanto Rainbow como Sunset las demás se estremecieron, siendo Rarity la primera en opinar.

-Oh, por dios… la ciudad entera se sumiría en el más absoluto caos…

-Pero en algunos de esos sitios… podría haber heridos…-murmuró Twilight, preocupada.

-Es un riesgo que debemos correr si queremos llamar la atención del NOOSE y que se desplieguen todos sus efectivos, puede que incluso también el ejército se mueva. Muy bien pensado, Dash-murmuró Sunset.

-Pero… ¿cómo lo haríamos?-quiso saber entonces Fluttershy.

-Está claro, bombas que exploten más o menos a la vez pero de forma escalonada, así no damos tiempo a reaccionar a la policía, por lo que se verán obligados a pedir ayuda al NOOSE ante un ataque de semejante magnitud, los cuales estarán muy ocupados tratando de cazar a unos terroristas que realmente no existen-resumió rápidamente Twilight.

-Madre mía, pero eso provocará un caos tremendo, puede que incluso provoque pillajes y disturbios…-murmuró Applejack.

-Exacto, como los del 92, aunque en este caso el motivo no sería social, sino militar.

-Bien, pues teniendo en cuenta todo esto necesitaríamos una buena cantidad de explosivos, mi jefe los podrá conseguir para nosotros. Además habría que hacerse con uniformes tanto de la policía de Los Santos como de la policía del condado de Los Santos y dos patrullas, una de cada cuerpo-resumió Sunset rápidamente, al tiempo que iba apuntándolo todo en la pizarra.

-Está bien, en ese caso Fluttershy y yo nos ocuparemos de las del condado de Los Santos, incluyendo uniformes-anunció Applejack rápidamente.

-Bien ¿Quién se ofrece para los de la policía de aquí?

-¡Oh, yo, yo, yo, yo!-exclamó en ese momento Pinkie.

-Vale ¿alguien más?

-Déjame que te acompañe, querida, necesitarás la ayuda de alguien más para hacer esto-la sugirió en ese momento Rarity.

-¡Vale, hagámoslo juntas! ¡Qué emoción!-exclamó la chica.

-¿Estás emocionada porque vamos a atentar contra la ciudad a gran escala, Pinkie?-inquirió en ese momento Twilight, ceñuda.

-¡Puede que suene raro, pero sí, me da como cosica!-asintió ella, dejando estupefacta a la chica.

-Está bien, tan solo quedaría decidir dónde plantar las bombas y qué volar…-murmuró Sunset, mirando el mapa de la ciudad.

-Eso déjamelo a mí y a Rainbow, lo haremos de tal forma que cause los menos heridos posibles-comentó Twilight en ese momento.

-Je, por mí no te cortes, Twilight, vuela lo que más te apetezca…

-No es que me apetezca realmente, pero no hay otra forma de hacer salir al NOOSE si no es haciendo muchísimo ruido, así que…

Y así estaban las cosas, con tal de proteger su integridad debían de bombardear Los Santos y hacerla arder para poder entrar en la sede de la NOOSE. ¿Qué podía salir mal?

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Como no sabían en qué momento podrían usar los federales la información del disco duro en su contra, tuvieron que realizar los preparativos en tiempo record y en poco menos de una semana.

Las primeras en realizar su tarea fueron Applejack y Fluttershy, eligiendo para ello la comisaría de Paleto Bay; para ello decidieron simular una situación extraña, Fluttershy se acercó a la comisaría con gesto preocupado y visiblemente azorada aprovechando que había una oficial de guardia junto a la puerta.

-¡Oh, oh, ayúdeme por favor, mi amiga se ha lastimado en el bosque y no se despierta!

-¿Qué la ocurre, señorita?-inquirió la mujer, acercándose a ella.

-¡Mi amiga, se trata de mi amiga, estábamos paseando por el bosque cuando se cayó en una zanja y ahora no respira, por favor, señorita, tiene que ayudarla!

-Está bien, está bien, cálmese ¿dónde está en su amiga?

-¡En el bosque, un poco más adelante, pasado un camino de tierra!

De esta forma consiguió que la oficial abandonara su puesto, atrayéndola hasta el lugar, donde una aparentemente inconsciente Applejack yacía tirada entre los árboles. La oficial de policía se agachó ante ella y la comprobó el pulso.

-Tiene pulso, por lo que está viva… ¿decía que no respiraba?

Sin embargo Fluttershy no dijo nada, aprovechando ese momento para empuñar su bastón de combate y asestarla un seco golpe en la nuca que la dejó inconsciente de seguido, desplomándose en el suelo. Applejack se levantó en cuanto la oficial estuvo fuera de combate, comentando de seguido.

-Caramba, Fluttershy, qué fuerza tienes…

-En realidad no se trata de fuerza, sino de saber dónde golpear, no soy tan fuerte a decir verdad-reveló la chica.

-Entiendo… ayúdame a cargarla, la esconderemos en el desaguadero bajo la carretera.

Entre las dos la metieron en el pequeño canal que discurría bajo la carretera para evitar inundaciones y una vez allí la despojaron de su uniforme, el cual se puso Fluttershy; el uniforme de la policía del condado de Los Santos consistía en una camisa color beige, unos pantalones de pana color verde oscuro y unos zapatos deportivos marrones, además de un sombrero de ala ancha con el distintivo del cuerpo de policía correspondiente. Las armas reglamentarias eran la clásica y distintiva porra policial y una pistola estándar, mucho más precisa y potente que la pistola cutre que Fluttershy poseía, además de una radio para comunicarse con la centralita y las patrullas.

Una vez que estuvo vestida y lista, Applejack la recordó su otra parte del plan.

-Vale, así vestida nadie te llamará la atención y podrás entrar ahí sin mayores complicaciones, ahora coge dos uniformes más como este, las llaves de una patrulla y sal de ahí tranquilamente, yo te esperaré al otro lado del bosque junto a la autopista, al lado del teleférico.

-Está bien.

Applejack se marchó al tiempo que Fluttershy regresaba hacia la comisaría; nada más llegar otra oficial salió en ese mismo momento del edificio, y, al verla, la inquirió.

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Comisaría de Paleto Bay


-Hey ¿has visto a Jenny? Me dijo que salía a fumar un cigarro pero no ha vuelto…

La chica se dio cuenta enseguida de que probablemente se refería a la oficial que había dejado inconsciente, por lo que rápidamente inventó una excusa.

-Ah, sí, se ha tenido que ir, la llamaron de repente y se marchó, debía de ser importante.

-Oh, sí, probablemente fueran noticias de su madre, pobre mujer, está convaleciente en el hospital de Pillbox Hill, ya le diré al comisario que se ha tenido que ir.

-Sí…

-Por cierto, no me suenas de nada ahora que te veo mejor ¿eres nueva?-inquirió entonces la mujer, mirándola atentamente.

-Eh, sí, es que fui la última de mi promoción y me destinaron hace poco…-murmuró Fluttershy, tratando de sonar convincente.

-Ah, pues bienvenida al cuerpo.

-Gracias… voy entrando.

-Sí, ve.

La chica respiró un poco más relajada en cuanto dejó de hablar con ella, ya que, aun a pesar de sus progresos con sus amigas, aún no conseguía soltarse del todo con gente que no conocía, costándola más en ese sentido.

Una vez dentro de la comisaría buscó los vestuarios, entrando en los de mujeres y comprobando las primeras taquillas hasta encontrar dos uniformes más o menos de la misma talla que la suya; los guardó en una bolsa de deporte que encontró tirada en el suelo y, tras eso, fue a por las llaves de una patrulla. Normalmente no sabría dónde buscarlas, pero por mediación de la propia Rarity, que ya había estado antes en una comisaría, pudo saber que normalmente las colgaban en un tablón de corcho en las oficinas inmediatamente más cercanas al mostrador de recepción. Nada más entrar saludó a dos policías que se encontraban allí, frente a sus ordenadores, y vio en la pared contigua a la de la puerta dicho corcho con una serie de llaves colgadas en él. Sin dudarlo cogió las primeras que vio, aunque nada más hacerlo el policía más cercano a ella la habló.

-¿Qué, de patrulla?

-Ah, sí, me han asignado el tramo noreste de la autopista de Great Ocean…

Lo cierto era que no se había preparado nada, y se estaba sorprendiendo a sí misma de las rápidas salidas que se iba sacando cada vez que las necesitaba.

-Sí, mucho tráfico por ahí, sobre todo por la tarde. Que te sea leve.

-Gracias.

Tras eso salió de allí rápidamente, sin muchas ganas de hablar con nadie más, y se dirigió directamente al parking, donde la gran mayoría de coches patrulla se encontraban estacionados. La gran mayoría de ellos seguía el mismo esquema de color, totalmente blanco, con los signos de la oficina del sheriff puestos en los costados y el capó, y con dos luces LED de policía rojas y azules. Se subió al que más cerca la quedaba y arrancó el motor, saliendo del parking e incorporándose al tráfico rodado, dirigiéndose hacia el sur y saliendo así del pueblo. Una vez lejos de la comisaría respiró mucho más tranquila, e incluso sorprendiéndose a sí misma, ya que lo había conseguido, y de una forma bastante impecable. Condujo unos cuantos kilómetros más hasta llegar a ver a Applejack en el mismo sitio donde quedaron, recogiéndola justo al lado de la estación del teleférico y continuando hacia el sur dirección Los Santos.

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Patrulla de la policía del condado de Los Santos


-Bravo, Flutters, lo has conseguido-la felicitó Applejack nada más subir al coche.

-Sí, la verdad es que sí, vaya…-murmuró la aludida, contenta y feliz por su logro.

-Bien, voy a llamar a Twilight para avisar que ya tenemos lo nuestro.

Al cabo de unos pocos segundos de espera la granjera habló.

-Podemos tachar los uniformes y la patrulla del sheriff del condado de la lista, dulzura.

-Bien, estupendo, dejadlo todo en el almacén del campo petrolífero de Murrieta, donde la última vez.

-Vale.

El viaje de vuelta fue tranquilo y pausado, aunque algo aburrido, ya que los coches patrullas no tenían radio, no obstante se entretuvieron escuchando los canales de la radio de la policía. Mientras tanto Los Santos permanecía ajena al peligro que la acechaba.

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Los siguientes en ejecutar su plan fueron Pinkie y Rarity, las cuales optaron por una táctica parecida a la de Fluttershy y Applejack aunque ligeramente diferente. Dado que se había aumentado la presencia policial en las calles de Vespucci tras el enfrentamiento entre los Lost y Marabunta Grande, decidieron repetir el mismo esquema aunque atrayendo esta vez a una patrulla, ocupada coincidentemente por dos oficiales femeninas de la policía de Los Santos. Rarity las salió al paso de un callejón cercano, obligándolas a parar de seguido.

-¡Oh, cielo santo, ayúdenme, por favor, nos han robado en el callejón y han dejado inconsciente a mi amiga, tienen que ayudarla, se lo suplico!-exclamó ella, haciendo mano de su buena interpretación.

Las dos oficiales acercaron el coche al callejón y se bajaron del mismo, acercándose a Pinkie, la cual se encontraba tendida en el suelo. En cuanto las tuvo justo enfrente de ella la chica se despertó de improviso, exclamando.

-¡Bu!

Acto seguido roció a ambas oficiales con sendos espray de cloroformo, durmiéndolas al instante y cayendo en redondo junto a ella.

-¡Ja, dos por uno! ¿Has visto qué rápido?-inquirió la chica, reincorporándose de golpe.

-Sí, Pinkie, sí, ahora ayúdame a esconderlas y a quitarlas los uniformes-murmuró Rarity, cargando con una.

Escondieron a las dos detrás de unos espaciosos contenedores, aunque sólo Rarity se cambió, guardando el otro y llevándose consigo el coche patrulla, el cual destacaba por ser blanco y negro, con un grueso guardabarros dispuesto en el radiador, un par de serigrafías en los costados con la palabra Policía y un par de luces LED rojas y azules en el techo. En cuanto a los uniformes se refería consistían en una camisa azul oscura, unos pantalones de pana de igual color y unos pulcros zapatos negros formales, todo ello rematado con una gorra policial. Las armas reglamentarias eran la clásica porra policial y una pistola estándar, además de una radio para comunicarse con la centralita y las demás patrullas, aunque incluía también un modelo de pistola eléctrica para inmovilizar sospechosos.

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Patrulla de la policía de Los Santos


-Bien, la comisaría más cercana está a un par de manzanas de aquí, entraré a coger el uniforme que falta y nos iremos como si nada hubiera pasado. Tú espérame aquí, Pinkie-murmuró Rarity, conduciendo la patrulla.

-¡Okie dokie! Te ves de lo más intimidante vestida así, espero que no me vayas a detener por infringir las leyes…

-Oh, querida, infringir las leyes como tal se queda corto ante lo que vamos a hacer en esta ciudad. Va a ser terrorismo puro y duro, y eso no se regula mediante las leyes comunes.

-Sí, bueno, patata, tomate, tampoco hay tanta diferencia…-murmuró la chica pelirosa, con gesto normal.

-Pinkie, a veces realmente das miedo…

La comisaría de Vespucci se encontraba situada en la intersección entre la calle principal y el paseo de la playa, Rarity aparcó justo enfrente y se recompuso el pelo antes de salir, recogiéndoselo para que la gorra no la entorpeciera.

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Comisaría de Vespucci


-Oh, creo que es la primera vez que te veo con el pelo recogido, Rares-comentó en ese momento Pinkie.

-Sí, bueno, es que si no se me desarregla con la gorra, no suelo recogérmelo, pero bueno, es algo eventual. Lo dicho, quédate aquí, y ponte en la parte de atrás mejor, así la gente pensará que eres una detenida.

-¡Oki, doki!

Rarity salió del coche y se dirigió hacia la comisaría con paso seguro y decidido, metiéndose en el papel de una oficial de policía; nada más entrar un compañero tras el mostrador de recepción la saludó y ella le devolvió el gesto rápidamente, sin detenerse siquiera. Entró en las dependencias policiales y buscó los vestuarios, encontrándolos enseguida al otro lado del pasillo y entrando en el de mujeres.

Nada más hacerlo oyó entonces varias voces saliendo de algunas duchas, lo cual la hizo bajar el ritmo e ir con cuidado.

-Mierda…-pensó ella, algo contrariada.

Al mismo tiempo otro par de oficiales entraron tras ella, saludándola de seguido.

-Hola.

-Ah, hola queridas…-murmuró ella, para aparentar.

-Bof, qué rollo, tía, siete patrullas, siete, y encima no vimos ni un solo yonki al que trincar, que al menos hubiera sido más divertido, pero ni por esas.

-Estás tú que lo tiras, Sammy ¿te crees que por cuatro tiros que se suelten aquí ya van a venir todos los delincuentes y camellos de la ciudad? Si precisamente este barrio destaca por ser medianamente tranquilo…

-Ya, Lily, pero una servidora entró en el cuerpo para alardear de ello ante mis amigas y creerme superior al resto de los hombres, algo tenía que tener esto de bueno ¿no?

Las chicas comenzaron entonces a desvestirse para meterse en las duchas, pero al ver que Rarity no se movía se dirigieron a ella.

-¿Estás bien? ¿Te has perdido?

-No me suena de nada, debe de ser nueva…

-Ah, sí, sí, sólo estaba pensando ¿Cuál era mi taquilla?

-Puedes usar la que quieras, sólo van numeradas, esto no es un instituto-comentó entonces Sammy.

-Si lo fuera el sargento Rowney sería el profesor de gimnasia-sugirió en ese momento Lily.

-¡Huy, sí, y amenazaría a los tíos con meterles un palo por el culo si no hicieran los ejercicios! Eso es algo que querría ver sí o sí…

Ante eso las dos se rieron con ganas y Rarity las imitó para aparentar, comentando de seguido.

-Je, je, sí, muy buena esa, queridas…

-Sí… ¿te vas a duchar tú también?-inquirió entonces Lily, dirigiéndose a ella.

-Ah… sí, sí, claro…

Ante eso la chica no tuvo más remedio que hacerlo para que no sospecharan, desnudándose rápidamente, metiendo su ropa en la taquilla más cercana a la ducha más alejada y metiéndose en esta rápidamente. Normalmente no se metería ni loca en una ducha comunal como esa, aunque situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas, por lo que hizo de tripas corazón y comenzó a mojarse un poco con agua caliente, puesto que no tenía gel de baño ni champú consigo.

Estuvo esperando a que los vestuarios se vaciasen, teniendo que quedarse allí un buen rato hasta que finalmente pudo salir aunque con las manos arrugadas por la humedad.

-Bof, qué mal rato, por dios…

Buscó una toalla por allí y comenzó a secarse, aprovechando además para buscar un uniforme para llevarse, encontrando uno de su misma talla en una taquilla cercana a la salida y metiéndolo en una bolsa de plástico de un 24/7 que encontró tirada por allí. Se vistió de nuevo, secándose al menos el pelo para que no se rizara demasiado, aunque no pudo plancharlo ya que no tenía consigo su plancha para el pelo.

-Agh, no me gusta demasiado rizado, pero bueno, ya me lo plancharé cuando vuelva al hotel.

En cuanto estuvo lista salió de allí a paso ligero, volviendo al coche y subiéndose a él; nada más llegar Pinkie inquirió.

-¿Por qué has tardado tanto? Me empezaba a preocupar… aunque espera ¿qué le ha pasado a tu pelo?

-Había gente en el vestuario y me he tenido que duchar para aparentar, ha sido horrible, no pienso volver a pisar una ducha comunal en mi vida-masculló la chica, arrancando el motor.

-Oh, ya veo… qué fina eres, Rares…

-Pues sí, querida, sí que lo soy, qué quieres que te haga…

Salieron de allí y Pinkie aprovechó para llamar a Twilight y avisarla de que ya estaba todo por su parte.

-¡Hey, TwiTwi, ya tenemos los uniformes y el coche patrulla de la policía de LS!

-Oh, bien, estupendo, llevadlo todo al almacén del campo petrolífero de Murrieta, donde la última vez.

-¡Oki, doki!

Las dos se dirigieron sin más premura allí, dejando atrás la comisaría y mezclándose entre el tráfico de una ciudad ajena al peligro que la acechaba.

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Una vez que tanto los coches patrullas y los uniformes correspondientes estuvieron cubiertos, las siguientes en realizar su tarea fueron Twilight y Rainbow, las cuales tuvieron que decidir qué sitios y lugares bombardear. Al contrario que Twilight, Rainbow iba nombrando lugares sin ton ni son, mientras que la bibliotecaria prefería ir analizando los pros y los contras de cada lugar para tratar de evitar la menor cantidad de víctimas posibles.

-¡Oh, vamos Twilight! ¿Qué clase de ataque terrorista es lo suficientemente considerado como para evitar que la gente salga herida? ¡Se trata de justo lo contrario, si queremos que toda la NOOSE al completo se persone aquí debe haber víctimas!

-¡Sí, Rainbow, pero no mortales por necesidad, bastante cargo de conciencia tengo ya con la muerte de toda esa gente y la de Trixie con lo del programa Epsilon!-la recordó ella, visiblemente dolida.

Ante eso Rainbow aceptó a regañadientes la petición de Twilight, murmurando.

-Está bien, lo haremos a tu manera, sor angustias… Vinewood Hills ¿qué elegimos?

-El cartel de Vinewood es lo más inmediato, es un símbolo único y reconocible en todo el mundo, en cuanto la gente lo vea reventar se llenará de miedo.

-Vale ¿dónde colocamos las cargas?

-Entre la E y la W, así evitaremos destrozar todo el cartel, no es necesario destruirlo todo.

-Vale ¿qué más?-inquirió Rainbow, apuntándolo.

-Había pensado en el Vinewood Bowl, el anfiteatro local, por las mañanas no hay nadie por lo que no habrá riesgo alguno. Una carga bien colocada en el centro del escenario puede hacer ceder la cúpula.

-Bien, Vinewood Bowl… ¿Qué más?

-Sunset llegó a mencionar la presa Land Act, supongo que para provocar una inundación, pero tal y como están diseñados los canales del río podrían evitarla perfectamente, por lo que si se trata de provocar una inundación moderada he pensado en la presa del lago Vinewood, situada en la urbanización homónima. No hay tanta agua acumulada en comparación con la de la reserva de Land Act, pero tiene la suficiente como para inundar toda esa parte de las colinas, incluso puede que llegue hasta el barrio de Vinewood, provocando un buen estropicio.

-Bien, presa del lago Vinewood… necesitará una buena carga que destruya toda la pared…

-No necesariamente, simplemente debemos colocarla en el punto de gravedad central, que es donde se sostiene la pared, con ese punto destruido toda la parte frontal de la pared caerá, con que abramos una brecha es más que suficiente.

-Ya está la marisabidilla… en fin, vale, lo que tú digas.

Ante eso Twilight tan solo rodó los ojos, volviendo al mapa para elegir el siguiente objetivo.

Estuvieron toda la mañana elaborando una lista que finalmente, y tras alguna que otra discusión eventual, quedó tal que así:

    · Cartel de Vinewood, Vinewood Hills, entre la E y la W
    · Vinewood Bowl, Vinewood Hills, centro del escenario
    · Teatro Sisyphus, Vinewood Hills, centro del escenario
    · Presa del lago Vinewood, Vinewood Hills, centro de la pared de contención
    · Observatorio Galileo, Vinewood Hills, lado derecho de la cúpula central
    · Kortz Center, Pacific Bluffs, torre del reloj del edificio de la campana
    · Circuito de Vinewood, Vinewood Este, en el centro del campo, junto al lago
    · Club de golf de Los Santos, Richman, en el centro del campo
    · Edificio en obras en Alta, planta baja
    · Pabellón coreano, Little Seoul, en el centro del gazebo
    · Legion Square, Pillbox Hill, en lo alto de la estructura abstracta junto a la fuente
    · Playa de Vespucci, en el bote pesquero abandonado lleno de grafitis
    · Monumento a Martin Luther King, Davis, en el centro
    · Fábrica textil quemada y abandonada Darnell Bros, La Mesa, primera planta
    · Matadero Raven, Cypress Flats, junto a la entrada
    · Estadio Maze Bank, La Puerta, junto a la entrada
    · Desguace del campo petrolífero de Murrieta, El Burro Heights
    · Terminal del puerto, entre los contenedores del centro
    · Almacén en el muelle 400, Elysian Island
    · Estatua del avión junto al restaurante y bar Sightings, aeropuerto internacional de Los Santos

-Pues ya está… veinte localizaciones, veinte explosiones concatenadas-murmuró Twilight, repasándola.

-Madre mía, la ciudad va a arder...-murmuró Rainbow, divertida.

-Desde luego, si esto no hace salir a toda la sede del NOOSE, no sé qué lo hará.

-Más les vale.

Ya sólo faltaba colocar las cargas y seleccionar el día. Cada vez faltaba menos para el momento de la verdad. Y debían de estar preparadas.

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Debido a la gran cantidad de cargas que requerían, un total de veinte, se tardó un poco en armarlas y tenerlas todas listas, pero en cuanto estuvieron terminadas empezaron a colocarlas todas yendo una por una. Lo hicieron tanto Sunset como Twilight, la cual llevaba la lista consigo y la iba diciendo a Sunset dónde colocarlas, al amparo de una noche cerrada sin luna; en cuanto a las cargas en sí consistían en un grande y generoso paquete lleno hasta arriba de C4 y otros componentes explosivos para hacer la explosión aún más potente y destructiva. El detonador se encontraba acoplado en un viejo móvil adosado a la carga, el cual, en cuanto recibiera la llamada, la desviaría hacia el siguiente móvil y, tras eso, detonaría las cargas, provocando de esta forma una reacción en cadena que haría que las explosiones fueran consecutivas, dándose una tras otra y con un pequeño lapso de unos pocos segundos de duración entre una y otra.

Comenzaron colocando primero las de Vinewood Hills, siendo la primera de todas la del cartel de Vinewood, colocándose entre la E y la W según las indicaciones de Twilight. Sunset se encargó de activarla una vez que estuvo ubicada y la ocultó con unas cuantas ramas para que no llamara la atención.

-Bien, ya está ¿la siguiente?-inquirió Sunset, subiendo a la furgoneta donde transportaban las cargas.

-En el Vinewood Bowl, un poco más abajo desde aquí.

-Sí, sé dónde está ¿dónde va?

-En el centro del escenario.

-¿En el centro del escenario? ¿Qué pasa? ¿Es que queréis anunciar a todo el mundo el inminente ataque terrorista?-inquirió Sunset, con sorna.

-Estuve informándome previamente y sé que por las mañanas no suelen haber representaciones, así que está bien, nadie la verá.

-¿Segura? Te recuerdo que no podemos cagarla, Sparkle, un solo fallo y tanto la policía como la NOOSE sospecharán-la recordó Sunset, con contundencia.

-No, tranquila, estoy segura.

Sunset no dijo nada, optando por confiar en su criterio, y continuaron colocando las distintas cargas. En un momento dado, y tras colocar bien la de la presa del lago Vinewood, la chica comentó.

-Qué raro que no hayas dicho nada al respecto…

-¿Sobre qué?-inquirió Twilight, tachando de la lista la carga más reciente.

-Sobre todo esto… como siempre tienes algún comentario indignado concerniente a casi todo lo que hacemos…

Frente a eso Twilight dejó escapar una risita ahogada, algo que cogió por sorpresa a Sunset, la cual inquirió.

-¿Te hace gracia todo esto?

-No, me hace gracia que me hagas esa pregunta.

-¿Y eso por qué?

Por su parte la chica miró a Sunset con gesto resignado, murmurando justo después.

-¿No está claro? Después de todo lo que hemos hecho hasta el momento, incluyendo lo que estamos haciendo ahora, un ataque terrorista fingido ni más ni menos, ya nada me sorprende. De cierta forma me he acabado acostumbrando, y además ¿qué más dará mancharme la conciencia un poco más de lo que ya está? En fin, supongo que te tengo que dar las gracias después de todo…

-¿A mí? ¿Por qué a mí?-inquirió Sunset, extrañada.

-¿No es obvio? Fuiste tú quien me enseñaste.

Esa afirmación cogió con la guardia baja a Sunset, la cual no se esperaba para nada algo semejante, y sin saber muy bien qué decir al respecto, puesto que después de todo tenía razón. Sin embargo tampoco pudo evitar pensar al respecto, quedándose muy callada durante el resto de la noche.

Continuaron colocando las cargas restantes siguiendo la lista y cubriendo casi todos los barrios de la ciudad, terminando en el aeropuerto a las dos menos cuarto de la madrugada. Para entonces ambas chicas estaban que se caían de sueño, subiendo a la furgoneta y alejándose de allí para no llamar la atención.

-Bueno, pues esa era la última…-bostezó Twilight, tachando la última carga de la lista.

-Sí, por fin… aunque no pueden quedarse allí mucho tiempo, corremos el riesgo de que alguien las descubra, así que mañana mismo las detonaremos y comenzaremos la operación.

-¿¡Qué?! Pero espera un momento, si ni siquiera hemos preparado un plan de acción para cuando entremos en la sede…

-No os preocupéis por eso, he estado preparando algo, llevad vuestros pinganillos siempre puestos, coged los coches patrulla, dirigíos a las montañas Tataviam mañana por la mañana y, en cuanto estéis listas, detonad las cargas. Si sale todo bien podréis ver desde allí como la sede de la NOOSE se vacía y podréis acercaros sin peligro. Llama a las demás y avísalas.

-Sí, ya, ahora mismo deben de estar durmiendo…

-Pues las despiertas, esto es importante, deben de estar preparadas.

-Está bien…

-En fin, te acerco a casa.

-Gracias, Sunset…

-De nada.

Ninguna de las dos dijo nada, sin darse cuenta siquiera del hecho en sí, y dejando pasar el tiempo. Llegaron al poco rato a Del Perro y se despidieron, al tiempo que Twilight hacía mano de su móvil y comenzaba a llamar a las demás una por una. Mañana iba a ser el gran día. Y debían estar preparadas.

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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 19 Abr 2017, 19:38

Capítulo 34
El golpe de la NOOSE (2ª parte)


-¡j*der, qué sueño! Twilight eso de llamar a las dos de la madrugada para decir que hacíamos esto hoy no mola…

-Lo sé, Rainbow, pero Sunset me urgió y ya sabes cómo va esto… en fin ¿estáis todas listas?

-Sep, listas para atentar contra el estado y la nación…

-¡Veamos unos cuantos fuegos artificiales!

-Pinkie, querida, a veces me preocupas…

-Vamos allá, supongo…

Dormir poco menos de seis horas no era la mejor opción antes de dinamitar toda una ciudad, pero las circunstancias no dejaban ninguna otra opción; después de quedar todas en el almacén de Murrieta tras el respectivo madrugón, cambiarse y coger los coches, se encontraban en el punto más alto de las montañas Tataviam, a punto de hacer historia. Sórdida, incongruente y muy explosiva historia, pero historia al fin y al cabo.

Tanto Twilight como Fluttershy y Applejack iban vestidas de policía del condado de Los Santos, siendo Applejack la única que llevaba el sombrero reglamentario, ya que sólo pudieron conseguir uno y ella misma se lo pidió. Por su parte Fluttershy iba sin ningún otro complemento, aunque en sus pantalones Twilight se encontró con unas gafas de sol de aviador y aprovechó para ponérselas y rematar así el conjunto.

Por otro lado Rarity, Pinkie y Rainbow iban vestidas de policía de Los Santos, la primera era la única que llevaba la gorra reglamentaria y con su pelo debidamente planchado y recogido, mientras que Pinkie iba sin nada más y Rainbow iba con unas gafas de sol normales puestas, encontradas en las mismas circunstancias que las de Twilight.

-Bueno, pues después de esto seremos las responsables del mayor ataque terrorista fingido de la costa oeste ¿creéis que podréis vivir con ello?-inquirió Twilight, sacando su móvil.

-¿Bromeas, Twilight? no es como si no nos hubiésemos infiltrado en una base militar, robando dos aviones al ejército…-recordó Rainbow, con sorna.

-… o no nos hubiéramos infiltrado de igual forma en la sede de un culto para destruirlo desde dentro…-argumentó Rarity.

-… o no nos hubiésemos sumergido a más de mil metros de profundidad para robar el armamento de un grupo paramilitar organizado… que oye, estuvo bien dentro de lo que fue, aun a pesar de que me dio un vahído entre medias-añadió Pinkie.

-Meh, si hemos podido vivir con eso podremos con esto también-murmuró Applejack.

-Sí, además, después de todo lo que he hecho a lo largo de mi joven vida esto no supondrá ninguna diferencia-añadió Fluttershy, con gesto serio.

Twilight tan solo asintió ante sus argumentos, sin decir nada al respecto y dirigiéndose a su agenda, buscando el número del detonador y encontrándolo por la D con el nombre de Detonar. La chica suspiró y, sin decir nada más, marcó y esperó hasta que finalmente dio tono. Había empezado.

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-Sácame bien, que se vea todo el cartel.

-Te tengo enfocada, quieta un momento, y… ¡grabando!

-¡Hey, hola a todos mis suscriptores, estoy aquí como podéis ver en la ciudad de Los Santos, San Andreas, en frente del mítico cartel de Vinewood, la cara de la industria del cine y el celuloide!

Normalmente muchos turistas solían visitar el cartel, aunque en ese caso esos dos se habían adelantado a todos los demás, despertándose temprano con tal de conseguir una toma única con la luz de la mañana incidiendo sobre el cartel. Por suerte para ellos estaban unos cuantos metros alejados de él, y fue en ese mismo instante cuando empezó a sonar un tono de llamada que se extendió por todo el lugar.

-¡j*der, Jimmy, te dije que silenciaras el móvil!

-¿Qué dices? Ese no es mi…

Sin embargo no pudo continuar, puesto que de golpe y porrazo algo hizo explosión de forma tan violenta que tiró al chico hacia atrás, haciéndose daño en la cabeza al golpearse contra una piedra. Por su parte la chica le pasó lo mismo, acabando con la nariz rota por varios costados al caer de cara al suelo.

-¡Agh, mierda, mi cabeza, creo que estoy sangrando!

-¿¡Qué co*o ha sido eso!? ¡Dios, mi nariz, me la he roto!

-¡No lo sé, no lo…! ¡Oh, dios santo, el cartel, Lizzie, el cartel, mira el cartel!

En cuanto la chica lo vio se quedó horrorizada, y no era para menos, puesto que la explosión se había llevado consigo la E, la W y parte de la N y la primera O; el resto estaba intacto, pero los restos del cartel destruido esparcidos por la colina entre el amasijo de hierros que era ahora tan distinguido símbolo les hizo temblar de puro miedo, saliendo corriendo de allí. Sin embargo, en la distancia, comenzó a oírse otra explosión.

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El Vinewood Bowl era un anfiteatro al aire libre bastante conocido, y donde se habían celebrado eventos de todo tipo desde discursos, conciertos, concursos televisados y hasta galas benéficas; todo el sitio consistía en un amplio escenario cubierto mediante una media cúpula con forma de campana y con una serie de gradas dispuestas de forma concéntrica delante de la misma. En cuanto la explosión se dio sacudió violentamente todo el escenario, al tiempo que una bola de fuego enorme abrasaba todo lo que se le ponía a su paso, alcanzando algunas gradas y llegando a prenderlas en el proceso. En el techo de la cúpula había una plataforma circular con multitud de focos y sistemas de iluminación, el cual cedió con la explosión y cayó al escenario, destrozándolo un poco más. Fue entonces cuando la parte superior de la cúpula se comenzó a resquebrajar por efecto de la onda expansiva, quebrándola de arriba abajo y finalmente derrumbándose en el proceso, provocando un inmenso destrozo que incluso llegó a afectar a las gradas más cercanas. Sin embargo eso tan solo fue el principio, y otra explosión se oyó un poco más lejos de allí.

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El teatro Sisyphus era otro anfiteatro, aunque no tan conocido como el Vinewood Bowl, con un diseño mucho más clásico, imitando a los antiguos templos griegos. La destrucción aquí fue muy similar a la del Vinewood Bowl, la explosión quemó todo lo que se le puso al alcance, la plataforma superior que sostenía la iluminación cedió y cayó, y el techo, que tan solo estaba hecho con planchas de hierro, cedió con mucha más facilidad y cayó a plomo sobre el escenario, cubriéndolo por completo de escombros y un enorme amasijo de hierro y piedra que llegó a alcanzar las gradas más cercanas. Al mismo tiempo otra explosión sucedía no muy lejos de allí.

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El lago Vinewood era un pequeño lago artificial que se construyó para complementar la exclusiva y particularmente lujosa urbanización del lago Vinewood, como lugar de ocio acuático y donde los residentes podían disfrutar de un baño más auténtico con pequeñas playas artificiales, así como ir de esquí acuático mediante motos de agua. La presa que lo mantenía lleno de agua se construyó antes de ser llenado, sin embargo en cuanto la explosión se dio su estructura central comenzó a resquebrajarse de arriba abajo hasta que finalmente cedió, abriendo una enorme brecha por la cual comenzó a filtrarse una enorme tromba de agua que comenzó a peinar todo ese lado de las colinas. Las casas más cercanas fueron las primeras en sufrir las fuertes embatidas del agua, inundándose en el proceso y arrastrando consigo todo lo que se encontraba, al tiempo que el agua se derramaba por todos los rincones posibles, convirtiendo las estrechas calles de las colinas en auténticas riadas que lograron arrastrar los coches que por allí pasaban y algún que otro viandante desprevenido. Por unos instantes las colinas Vinewood pasaron a convertirse en las cascadas Vinewood, sin embargo otra explosión se dio en lo más alto de las mismas.

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El observatorio Galileo, nombrado en honor del famoso astrónomo Galileo Galilei, era otro símbolo por el que Vinewood Hills era bastante conocida aparte del propio cartel, recibiendo muchas visitas por el día, ya que mostraba unas vistas magnificas de la ciudad desde allí, y astrónomos de muchos puntos del país para estudiar allí el cielo y los astros. Poseía tres telescopios, dos pequeños y uno central, el más grande y potente de todos, el cual fue el que se llevó la peor parte. La explosión fue tan potente que logró destrozar gran parte de la cúpula central, afectando de esta forma al telescopio en su interior, además de desprender gran parte del techo delantero del propio edificio, hundiéndose hacia dentro; los escombros salieron volando, cayendo en el jardín delantero, y algunos incluso llegaron a chocar contra el obelisco central con tanta fuerza que lograron partirlo en dos, cayendo la otra parte al suelo y destrozando la pequeña estatua de Saturno que lo coronaba. Al mismo tiempo otra explosión resonaba en la distancia.

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El Kortz Center destacaba sobre todo por su carácter multicultural y por ser bastante visitado, aunque por suerte no había mucha gente allí en el momento de la explosión, la cual destruyó por completo el reloj del edificio de la campana, esparciendo sus restos por toda la colina y cayendo algunos en el patio interior del centro, siendo la propia campana uno de esos restos, llevándose por delante algunas mesas y cayendo dentro del estanque reflectante resonando con fuerza hasta que se rajó de arriba abajo. Al mismo tiempo otra explosión resonaba al otro lado de la ciudad.

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El circuito de Vinewood destacaba por albergar dos servicios de ocio y tiempo libre de la ciudad: por un lado un hipódromo y por otro lado un casino que sólo abre por la noche, aunque actualmente estaba cerrado por renovaciones, con una próxima apertura aún no programada. No había nadie en el momento de la explosión, pero esta provocó un hermoso cráter en el centro del circuito que esparció restos de tierra y piedras por gran parte del mismo, haciéndolo impracticable. Otra explosión resonó al otro lado de la ciudad.

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El club de golf de Los Santos destacaba por ser muy pijo, de renombrado caché y excesivamente caro, por lo que sólo los más acaudalados de la ciudad podían acceder a la oferta de ocio y deporte al aire libre que ofrecía. En el momento de la explosión no había nadie aún en el campo, aunque sí algunos jardineros que estaban adecentando el mismo antes de que el club abriera; de golpe y porrazo la frondosa encina situada en el mismo centro del campo fue arrancada de cuajo del suelo, cayendo a unos pocos metros de distancia al tiempo que una inmensa bola de fuego achicharraba todo el césped colindante, destrozando gran parte de las calles de dos hoyos y prendiendo algunos árboles y matorrales cercanos, comenzando a arder y extendiendo el fuego rápidamente. Un jardinero que salió bien parado trató de llamar a los bomberos, pero otra explosión en la lejanía le detuvo en seco, llenándole de miedo y echando a correr para salvar su vida.

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La construcción siempre estaba al alza en una ciudad como Los Santos, y la empresa de construcción STD lo sabía muy bien, siendo la actual constructora de futuros edificios como el Mile High Club, el cual se encontraba en construcción en el mismo centro, o ese mismo de allí entre Alta y el centro de Vinewood. La construcción iba bastante bien, encontrándose en su primera fase, sin embargo la explosión en la planta baja provocó que todo el techo que sostenía el resto de plantas cediera, cayendo sistemáticamente y convirtiéndose rápidamente en un enorme amasijo de vigas de hierro dobladas y piedras amontonadas. Incluso algunos coches que pasaban justo al lado salieron despedidos por la fuerza de la explosión, dañando a las personas que iban en ellos. Sin embargo no tuvieron tiempo de preguntarse qué había sido eso, puesto que otra explosión resonó en la distancia.

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Little Seoul era un barrio eminentemente coreano, y eso bien lo evidenciaban los anuncios en coreano y la gran mayoría de gente que allí vivía, mayoritariamente inmigrantes coreanos. Uno de los elementos más destacables de este barrio era el pabellón coreano, el cual se encontraba situado en una pequeña plazoleta en el extremo oeste del barrio y consistía en un gazebo típico coreano de madera y de color rojo y verde, con un tejado a dos aguas y rematado con un pequeño pináculo superior. No había mucha gente en ese momento pasando por allí, pero la explosión resultante llegó a lanzar a varias personas cercanas, además de a varios coches, al tiempo que el gazebo era completamente destruido al ser de madera, no quedando prácticamente nada de él, siendo incluyendo la base de madera y piedra que lo sostenía. Muchos vecinos que lo vieron se echaron a llorar, pero no tuvieron mucho tiempo para lamentarse, puesto que otra explosión sacudió la ciudad no muy lejos de allí.

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Legion Square era el parque más céntrico de toda la ciudad, antes era conocido por ser mucho más natural, aunque fue sometido a una profunda reforma hace ya varios años atrás que lo transformó por completo, pasando ser más una plaza con vegetación algo más reducida y diseños más vanguardistas y abstractos, con formas geométricas de colores que rodeaban todo el espacio. Al ser tan céntrico era de los más transitados, sin embargo a muy primera hora de la mañana apenas había gente, por lo que la explosión resultante no fue especialmente letal, por suerte, aunque acabó destruyendo gran parte de los diseños geométricos más altos, extendiendo por toda la plaza multitud de restos encendidos y prendiendo las palmeras más cercanas. La gente de alrededor salió corriendo en estampida tropezándose los unos con los otros y saliendo algunos heridos en el proceso, aunque apretaron aún más el paso en cuanto oyeron otra explosión en la lejanía.

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La playa de Vespucci era casi tan famosa y transitada como la Del Perro e incluso más, ya que era en ella donde se agolpaban la gran mayoría de servicios turísticos del barrio como todas las tiendas del paseo, bares, restaurantes o el gimnasio Muscle Sands. Aparte también tenía algunos elementos propios que también atraían a los locales como las pistas de patinaje o las esculturas abstractas que decoraban las inmediaciones, aunque justo al lado de toda esta zona descansaba un antiguo bote pesquero Reefer encallado el cual ahora era el lienzo de los grafiteros locales. La playa estaba casi vacía, ya que era buena mañana, y no había apenas gente por las inmediaciones, pero la explosión fue tan fuerte que destruyó por completo la vieja embarcación, esparciendo sus restos por toda esa parte de la playa, y además provocó un vistoso cráter que levantó una gran nube de arena que invadió parte del paseo, cegando a todo el mundo que pasaba por allí y frotándose los ojos con dolor. Al mismo tiempo otra explosión hacía temblar Los Santos.

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El monumento a Martin Luther King era un punto especial dentro del barrio de Davis, ya que no sólo era un homenaje al hombre que trató de que los negros americanos fueran reconocidos como personas con los mismos derechos y libertades que los blancos, sino que también era un símbolo a todo hombre y mujer de color que incluso ahora seguía luchando por la justicia y un mundo con ideales justos y equitativos para todos. Fue también por eso por lo que se colocó justo enfrente de los juzgados de Davis, reforzando de esta forma ese concepto. Por suerte no había mucha gente esa mañana, aunque la explosión fue tan fuerte que destrozó por completo el monumento, lanzando sus vigas blancas de hierro en múltiples direcciones y cayendo por allí cerca; varias de ellas se incrustaron en la pared de los juzgados y otras atravesaron sus ventanas, llegando a herir muchos funcionarios que allí trabajaban. Incluso algunas palmeras aledañas acabaron prendiéndose debido a la bola de fuego creada, sumando un poco más de fuego al caos imperante. La gente de alrededor salió corriendo aterrada, al tiempo que otra explosión se sucedía un poco más allá pasado el río.

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La historia de la fábrica textil Darnell Bros era un tanto extraña; construida a principios de los años sesenta, estuvo en funcionamiento durante el auge industrial que se dio en la ciudad más o menos durante los mismos años, el cual decayó a partir de mediados de los setenta, lo que condujo a su cierre y posterior abandono. Permaneció abandonada y sin uso durante una década, más o menos, aguantando bastante bien el paso del tiempo sin apenas desgastarse su característico diseño propio de los años sesenta hasta que en los ochenta fue parcialmente reformada y reabierta, volviendo a producir tejidos y ropa de todo tipo. Aguantó el tipo otros diez años y a finales de los noventa volvió a cerrar, incapaz de competir con otras fábricas más modernas y mecanizadas. Estuvo cerrada y abandonada de nuevo durante los primeros diez años del nuevo milenio, hasta que su propiedad pasó a subasta, siendo entonces comprada por cuatro perras por un particular de esa misma ciudad, el cual la volvió a poner en funcionamiento sin reformar nada, produciendo ropa como antaño aun a pesar de que actualmente es inviable producir ropa de ese modo. Estuvo tres años abierta en un sibilino y muy poco productivo tiempo hasta que un buen día un incendio consumió gran parte de su estructura, el cual nunca fue del todo aclarado; su dueño se desentendió, renunciando a su propiedad, y quedándose abandonada y medio quemada desde entonces. La explosión fue más que suficiente para destruir su ya de por sí debilitada estructura, derrumbándose hacia dentro y poniendo fin a la única fábrica textil en todo Los Santos Este. Nadie pasaba por allí en el momento de la explosión y, por lo tanto a nadie le importó, aunque el ruido de la siguiente explosión se oyó igualmente, un poco más al sur de allí.

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El matadero Raven era un sitio productivo y, al mismo tiempo, tétrico. Y no porque se sospechara que las tríadas de Los Santos fueran sus actuales propietarios, extendiendo rumores acerca de la dudosa procedencia de la carne que de allí salía, sino por el hecho de ser el único matadero de toda la ciudad y del que se decía que la gran parte de las cadenas de restaurantes se proveían. La explosión se dio justo enfrente de la entrada, provocando un enorme boquete en la fachada frontal y destrozando gran parte de la maquinaria que allí tenían, causando un gran estropicio. Por suerte aún no había abierto, pero la explosión alcanzó un tanque de gas cercano, aumentando un poco más la destrucción del complejo. Mientras tanto otra parte de Los Santos temblaba, sumándose al caos reinante.

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El estadio Maze Bank era un lugar importante de la ciudad, y no sólo porque su construcción hubiese sido protagonizada por el propio banco Maze, el cual puso el dinero para ello, sino porque era el hogar de Los Santos Panic, uno de los equipos locales de baloncesto más famosos y reconocidos de la costa oeste. Además también se solía usar como lugar de grabación de algunos shows de talentos como Fama o drama. Esa mañana no había ningún partido ni ninguna grabación, por lo que no había gente por allí, pero la explosión fue lo suficientemente fuerte como para destruir toda la fachada frontal del mismo y parte de la cara note del estadio, taponando además la entrada principal con escombros y destrozando parte del interior de la recepción. No hubo ningún herido pero los destrozos fueron importantes, dañando en parte el hogar patrio del baloncesto americano de la costa oeste. Sin embargo no fue lo único dañado, puesto que otra explosión se sucedió al otro lado de la ciudad.

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El campo petrolífero de Murrieta destacaba sobre todo por poseer una serie de industrias y servicios que, si bien funcionaban, no estaban en las mejores condiciones ya que, después de todo, esa zona en concreto nunca fue desarrollada debidamente desde que se abrió; además las reservas de crudo a ese lado del estado comenzaban a escasear, ya que muchos proveedores comenzaban a tener problemas para satisfacer la demanda de algunas distribuidoras, lo que evidenciaba un agotamiento paulatino de los recursos naturales de esa zona. La explosión se dio en el desguace de coches, reventando los almacenes que allí habían como si fueran de papel, ya que estaban hechos de planchas de hierro y cobre de mala calidad, prendiendo además un depósito cercano, el cual provocó una segunda explosión que extendió unas largas lenguas de fuego por todo el lugar, provocando más explosiones por los alrededores, siendo un punto caliente en ese sentido. Sin embargo hubo más explosiones cercanas.

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En la terminal del puerto se cargaban y descargaban numerosos barcos todos los días, amontonando los contenedores a lo largo y ancho de todo el lugar; era un sitio especialmente ocupado a cualquier hora del día, por lo que era el lugar con más probabilidades de dejar algún herido de diversa consideración, por lo que la bomba cuando estalló lo hizo entre los contenedores más alejados del suelo. Sin embargo la explosión fue tan potente que lanzó hacia todas las direcciones los contenedores superiores, esparciéndose su contenido por toda la terminal y llevándose por delante cualquier cosa que se les cruzara, desde coches que pasaban por allí, carretillas, estibadores y otros elementos. Incluso uno de ellos llegó a golpear de refilón una de las grúas, la cual se detuvo en seco, dejando caer la carga que sostenía y esparciéndola por todo el muelle. El resto de operarios y estibadores se quedaron paralizados del miedo, aunque en cuanto oyeron el seco de otra explosión reaccionaron de seguido, echando a correr para ponerse a salvo.

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El muelle 400 era uno de los tantos lugares donde se cargaban y descargaban distintas embarcaciones, aunque este muelle en concreto destacaba por ser propiedad del gobierno, y durante el tiempo que Merryweather estuvo en la ciudad se apropiaron de él y lo hicieron su base, aunque tras su marcha volvió a ser propiedad del gobierno. Al ser su propiedad gubernamental no había mucha gente trabajando en él salvo cuando era usado, y esa misma mañana no había nadie, por lo que la explosión pertinente no hizo más que dañar gran parte del muelle, llegando a desencajar varias vigas que sostenían parte de su estructura, cayéndose sistemáticamente cual castillo de naipes. Sin embargo hubo una explosión más que sacudió una última vez la ciudad, no muy lejos de allí.

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El aeropuerto internacional de Los Santos destacaba por ser uno de los más ocupados de la costa oeste, además de poseer ciertos servicios bastante cerca, sino al lado de la misma terminal. Los más relevantes eran un aparcamiento bastante grande y un restaurante y bar con forma de disco y sostenido en el aire mediante cuatro pilares blancos. Junto al pilar del sur se encontraba situada una estatua de acero inoxidable pulido de dos aviones despegando, siendo esta estatua lo primero que voló en cuanto la explosión tuvo lugar; los aviones se desprendieron y salieron disparados, cayendo lejos de allí y llevándose por delante algunos coches que por allí pasaban, al tiempo que la explosión debilitaba el pilar sur, haciendo cabecear el disco donde se situaba el restaurante, tambaleándose por entero. El pilar llegó entonces a ceder, comenzando a caer, pero por suerte se encontró de golpe con el suelo y eso lo detuvo en seco, aunque el disco se quedó inclinado hacia un lado, sacudiendo hacia ese lado todo lo que había en su interior, incluyendo mesas, sillas, cubertería y personas que allí había en ese momento.

Tras la última explosión se sobrevino la calma más absoluta y Los Santos enmudeció por unos muy breves segundos. Inmediatamente después, se desató el caos.

(Continúa en el siguiente mensaje)

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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 19 Abr 2017, 21:07

(Continúa del anterior mensaje)


Tras la última explosión fue entonces cuando se desató el más absoluto caos, comenzando a oírse una extensa cacofonía de gritos, cláxones, sirenas de policía, ambulancia, bomberos y demás elementos propios de una gran algarabía motivada por un reciente ataque terrorista. Todas observaron la situación sin poder evitar sentirse un tanto intimidadas, sobre todo por lo que habían causado, viendo además las consecuencias más inmediatas de ello. El humo se alzaba sobre la ciudad desde diferentes focos, y los gritos de la gente lograban alzarse sobre todo lo demás, provocándolas algún que otro escalofrío.

-Dios santo ¿qué hemos hecho?-masculló en ese momento Applejack, consternada.

Las demás no dijeron nada, mirando hacia el suelo con gesto igual de afligido.

Al cabo de unos pocos minutos más sirenas de policía comenzaron a oírse desde el sur, fue entonces cuando Pinkie anunció.

-¡Chicas, mirad!

Todas las demás se giraron y, desde donde se encontraban, pudieron ver como una larguísima hilera de furgones policiales y rancheras ocupaban casi toda la extensión de la autopista de Palomino, salidas todas directamente desde la misma sede de la NOOSE, la cual se podía ver desde donde estaban. Entre furgones y rancheras llegaron a contar casi setenta coches en total, sumándose además dos helicópteros de combate Annihilator despegando de la propia sede y sumándose al larguísimo convoy en dirección hacia Los Santos. Incluso salieron unos cuantos furgones más poco después, sumándose al total como unos quince o veinte más.

-Lo hemos conseguido… han desplegado a todos sus efectivos-murmuró Twilight, alucinada por la respuesta.

-Normal, como para no hacerlo, ha sido muy hardcore después de todo-comentó Rainbow.

-Desde luego…-murmuró Rarity.

Las demás no dijeron nada más, aunque en ese momento llamaron a Twilight, viendo que era Sunset y cogiendo de seguido, activando el altavoz para que la oyeran todas.

-Ya han explotado todas ¿y bien?

-Ha funcionado, un convoy gigante acaba de salir de la NOOSE junto con dos Annihilator, ya podemos pasar.

-Bien, en ese caso poneos en marcha, en cuanto estéis dentro avisad.

-Vale ¿cómo está todo por allí?

-Un maldito caos, la gente se ha vuelto loca, el club de golf está ardiendo, la playa también, el campo petrolífero tres cuartas partes de lo mismo, y la policía no da abasto, así que sí, lo hemos conseguido.

-¡Y tanto! ¡j*der, que locura!-masculló Applejack, que era la que más impactada estaba.

-Sí, pero era lo que queríamos, así que venga, id tirando.

Tras eso colgó de seguido y bajaron del cerro donde estaban, subiéndose a los coches y conduciendo hacia allí; desde donde estaban un camino de tierra recorría todo el lado este de las montañas Tataviam hasta desembocar en el extremo superior de la autopista de Palomino, dirigiéndose tras eso hacia el sur y tomando una salida a la altura de la sede hasta Sustancia Road, donde se encontraba el primer control de paso para entrar en la NOOSE. Había un guardia de seguridad en la garita, pero al ver a las dos patrullas no dijo nada y les permitió el paso con un rápido gesto.

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Autopista de Palomino


Siguieron la carretera hasta llegar a la garita principal, donde allí sí que las pararon; el guardia de seguridad se dirigió a ellas.

-¿Vienen por el atentado?

-Sí, tenemos razones para creer que los terroristas tienen intención de atentar aquí también, venimos a hacer una inspección de emergencia ¿Cuántos efectivos hay en el complejo?-inquirió Twilight, conservando la calma.

-¡Ningunos, han salido todos, hemos recibido multitud de llamadas y la respuesta ha sido inmediata!

-Es comprensible, no pasa nada, nos las apañaremos como podamos.

-Está bien, pueden aparcar aquí delante.

Ambas patrullas aparcaron justo al lado de la entrada principal y las chicas salieron de ellas, dirigiéndose directamente al interior; una vez dentro Twilight se llevó la mano a su pinganillo, murmurando por lo bajo.

-Estamos dentro.

-Bien, he podido acceder a los planos de la sede y los estoy comprobando, dadme un momento-pidió Sunset desde el otro lado.

Cerca de allí vieron una guía del interior de la sede y la estuvieron comprobando, por suerte no había nadie en la recepción y el lugar se veía vacío, sin nadie a la vista.

-Vaya, sí que han vaciado realmente esto…-murmuró Rarity, impresionada.

-Sí, aunque igualmente debemos ir con cuidado, no creo que no quede absolutamente nadie aquí dentro, alguien se debe de haber tenido que quedar al menos para vigilar-comentó Twilight, con gesto serio.

Localizó entonces un par de cámaras de vigilancia en ambos extremos de la habitación, viendo entonces que se movían ligeramente; la chica hizo un gesto con sus dedos a las demás, las cuales enseguida lo comprendieron, moviéndose rápidamente. Una vez que estuvieron fuera de su rango de visión Twilight volvió a dirigirse a Sunset.

-Sunset, hay cámaras de vigilancia aquí, aunque no sé si están automatizadas o no…

-Lo sé, estoy al tanto, tengo localizada la sala de seguridad, vais a tener que inutilizarla antes de marcharos con el disco duro.

-Dejadme eso a mí-comentó en ese momento Pinkie.

-Te acompaño-añadió Rainbow, pegándose a ella.

-Bien, tengo un virus troyano que se puede mandar por correo electrónico, pero necesito saber el destinatario para poder enviarlo, intenta averiguar cuál es el correo del departamento de seguridad de allí.

-Oki doki.

-Entendido.

-Vale, ya tengo localizado donde puede estar guardado el disco duro, como bien pensé está en una sala de servidores, pero no sé dónde está situado exactamente, puedo extraerlo desde aquí, pero alguien va a tener que estar al tanto para cogerlo.

-Rarity y yo nos podemos encargar-comentó Twilight en ese momento.

-Bien, dirigíos a la segunda planta del tercer edificio, está al otro lado del pasillo. La sala de seguridad está en la primera planta del segundo edificio, junto a las escaleras.

-Vale, vamos, las demás desplegaos y haced como que buscáis algo, en cuanto lo tengamos todo os avisaremos y nos reuniremos aquí.

-De acuerdo-murmuraron Applejack y Fluttershy.

Una vez repartidas las tareas todas se separaron para realizar sus cometidos, volviendo a dejar la recepción vacía. Las cámaras se siguieron moviendo lentamente.

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Twilight y Rarity se movieron a paso ligero, ya que después de todo tenían que recorrer bastantes metros pasando de un edificio a otro a través de varios puentes aéreos, siendo en ese sentido un lugar bastante lioso si no se sabía bien por dónde ir. Por suerte Sunset las pudo ir guiando sin problemas comunicándose sólo con ellas a través de un canal distinto.

-Vale ¿habéis pasado ya por el segundo puente?

-Sí, estamos llegando al tercer pabellón según las indicaciones.

-Vale, nada más entrar veréis la recepción de ese pabellón junto a un ascensor, cogedlo y subid a la segunda planta.

Nada más entrar vieron el ascensor y lo cogieron sin más premura, llegando rápidamente a la segunda planta.

-Ya estamos aquí.

-Bien, la puerta está al otro lado del pasillo, nada más salir del ascensor a la derecha.

Siguieron sus indicaciones recorriendo el estrecho pasillo hasta llegar a la susodicha puerta, la cual estaba identificada mediante una placa en la que ponía: Sala de servidores Nº 1. Sin embargo vieron que tenía una cerradura electrónica que sólo se podía abrir mediante una tarjeta magnética.

-Mierda ¿ahora qué hacemos?

-No lo sé, usad vuestra imaginación.

En ese momento se abrió una puerta al otro lado del pasillo y de esta salió un solitario funcionario mirando unos papeles con gesto abstraído; nada más verlo Rarity se dirigió a él inquiriendo de seguido.

-Disculpe ¿sabe cómo podemos acceder a la sala de servidores?

-Ah, sí, el caso es que sólo nosotros podemos acceder mediante nuestras tarjetas de identificación… aunque espere ¿Qué hacen ustedes aquí? ¿No deberían estar en Los Santos? Se ha sucedido un atentado terrible…

-Lo sabemos, querido, pero hemos venido ya que creemos que los terroristas podrían atentar aquí también, y necesitamos acceder a ciertos registros para asegurar que no quieren intentar nada ¿podría hacernos el favor? Recuerde que está en juego la seguridad nacional…

Ante eso el funcionario asintió, murmurando de seguido.

-Ah, claro, deme un momento.

Usando su tarjeta les abrió la puerta rápidamente.

-Listo, ya pueden pasar.

-Oh, muchas gracias, querido, es usted un amor…-murmuró Rarity, sonriéndole con una afable sonrisita.

Ante eso el funcionario no pudo evitar sonrojarse ligeramente, murmurando de seguido.

-Ah, no ha sido nada, estoy encantado de ayudar a la policía, sobre todo a una tan guapa como usted…

-Oh, querido, me halaga…

Tras eso el funcionario se marchó y, una vez solas, Twilight murmuró.

-Rarity, no te lo tomes a mal, pero eres terrible con los hombres…

-No es tanto eso, sino más bien saber cómo manejarlos. Tú también podrías hacerlo, es muy fácil, tan solo hay que saber qué teclas tocar…

-Supongo…

-Yo te lo resumo rápidamente, Sparkle: zorreando-comentó en ese momento Sunset con tono plano.

-¡Oye, perdona, no es zorreo, es simple persuasión, nada más!-exclamó Rarity, indignada.

-Sí, claro, con flirteo y diciendo lo amoroso que es… eso es zorreo puro y duro.

Rarity quiso contestar, cada vez más y más indignada, pero antes de que fuera a más Twilight medió rápidamente.

-Da igual eso, centrémonos a lo que hemos venido a hacer. ¿Sunset?

-Sí, cierto. Vale, tengo acceso directo al sistema de servidores, aunque no voy a poder estar en él mucho tiempo más sin que el sistema me detecte, así que hay que hacer esto ya. Voy a expulsar el disco, atentas.

-Bien.

Tanto Twilight como Rarity se pusieron en alerta, observando todas las ranuras de servidores a la vista por si veían moverse alguno.

-Y… expulsando.

Nada más decirlo Twilight vio entonces un disco saliendo hacia afuera de unas las ranuras inferiores del servidor más cercano a la puerta, por lo que se movió con premura y lo cogió de seguido.

-Lo tengo.

-Bien, justo a tiempo, salid de allí.

Una vez que lo tuvieron se marcharon y pusieron rumbo de nuevo al primer edificio, aunque por su parte Rarity refunfuñó por lo bajo.

-Zorrear yo, habrase visto ¿qué se ha creído?

-Bueno, a ver, lo siento si te ha molestado lo que te he dicho antes…-murmuró Twilight, algo azorada.

-No, tú no molestas, querida, es esa presuntuosa de Sunset… que yo zorreo, vamos, venga ya, como si fuera una vulgar meretriz ¿a ti te parece que eso haya sido zorreo?

Por un momento Twilight no supo muy bien qué decir, pero al final murmuró.

-Bueno, a ver, tal y como yo lo veo no es zorreo, simplemente te lo has camelado y ya está, además, eres muy femenina después de todo, y eso a los hombres les entra por los ojos quieras que no.

-¡Por supuesto que sí! zorreo, sí, claro ¿y qué más? Ya me gustaría verla a ella…

Ante eso Twilight no dijo nada, al menos en el momento, aunque al poco rato murmuró.

-Bueno, tal vez no sea la persona más cortés del mundo, aunque…

-¿Aunque?-inquirió Rarity, ceñuda.

Por un momento se calló, midiendo sus palabras antes de volver a hablar, aunque al final tan solo comentó.

-No, no es nada, simplemente no la hagas caso y ya está.

Ante eso Rarity se quedó un tanto extrañada, aunque prefirió no decir nada más y guardó silencio mientras volvían por donde habían venido.

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Por su parte Pinkie y Rainbow también se movieron deprisa, por suerte no se encontraron con nadie hasta llegar a la puerta de la sala de seguridad, la cual permanecía cerrada.

-Vale ¿cómo lo vamos a hacer?-inquirió Rainbow una vez allí.

-Oh, tú confía en Pie, Dashie, lo tengo todo pensado-murmuró entonces la chica, sacando de su cinto un par de granadas de gas de la última vez.

-Vaya, te han gustado por lo que veo…

-Puedes jurarlo-asintió ella, sonriendo ampliamente.

Repitiendo la misma estrategia de la última vez, primero comprobaron cuanta gente había dentro, habiendo un total de tres guardias de seguridad en una sala más amplia, los cuales hablaban entre sí; sin embargo hubo un problema añadido en cuanto captaron retazos de su conversación.

-¿Qué ha sido de esas oficiales que han entrado antes? Se supone que aquí no debe de haber nadie más salvo los funcionarios de guardia…

-No lo sé, estoy revisando las últimas grabaciones, a ver si las veo…

-Esperad un momento. Falco 1 ¿me recibes?-inquirió uno de ellos a un walkie-talkie.

-Aquí Falco 1, dime, nido-respondió una voz al otro lado.

-¿Dónde estás?

-En el edificio dos, montando guardia en la tercera planta ¿alguna novedad?

-Sí, han entrado unas oficiales del condado de Los Santos y de la policía de Los Santos, no sabemos a qué han venido y no las tenemos a la vista ¿puedes ir a echar un vistazo?

-Recibido, nido, me pongo en marcha.

Ante eso Pinkie se puso un poco nerviosa, mascullando de seguido.

-Oh, no…

-No te preocupes, yo lo distraeré, haz lo tuyo.

-Vale.

Rainbow se puso en marcha rápidamente y subió al piso superior, yendo agachada todo el rato y vigilando por si veía alguna otra cámara cerca; por suerte pudo evadir un par y colarse en la planta hasta que finalmente localizó al guardia de seguridad, al otro lado del pasillo y registrando varios puestos de trabajo separados entre sí mediante tabiques móviles. Cogió entonces una lata de Sprunk vacía de una papelera, avanzando entre los puestos sigilosamente, y la lanzó hacia el otro lado del recinto haciendo ruido en el proceso. El guardia lo oyó y masculló.

-¿Qué ha sido eso? ¿¡Hay alguien ahí?!

Rainbow guardó silencio y esperó a que se moviera, en cuanto vio que lo hacía se adelantó, cogiendo entonces la pistola eléctrica, se acercó a él por la espalda y le disparó. Dos electrodos atados a sendos alambres flexibles salieron disparados del arma e impactaron en su espalda, dándole un buen calambrazo que le hizo convulsionar y caer al suelo KO al instante.

-Bien, un problema menos-pensó Rainbow.

Escondió el cuerpo bajo una mesa para que nadie lo viera y volvió con Pinkie, la cual seguía esperando junto a la puerta.

-Me he ocupado del guardia ¿cómo lo llevas?

-He tirado dos hace poco, ya deben de estar durmiendo, voy a abrir.

Entreabrió la puerta lentamente, echando un vistazo por el resquicio, y viendo a uno de ellos tirado en el suelo, confirmando que había funcionado.

-Bien, vamos.

Pinkie fue la primera en entrar, sin embargo de golpe y porrazo alguien la abordó por detrás tratando de noquearla asiéndola del cuello, viendo que se trataba de uno de los guardias, el cual había evitado caer dormido tapándose la cara con un pañuelo; Rainbow reaccionó de seguido y trató de quitárselo de encima, el guardia dio una patada a Pinkie en la espalda tirándola al suelo y se centró en Rainbow sin decir nada.

Trató entonces de propinarla un derechazo, pero Rainbow lo esquivó echándose hacia atrás y contraatacó inmediatamente después con un derechazo directo, pero él la interceptó a tiempo y trató de retorcerla el brazo, sin embargo ella se dio la vuelta a tiempo y le propinó un rodillazo en el estómago, lo que le hizo soltarla. Rainbow se reincorporó a tiempo y le asestó un buen gancho con la izquierda que le dejó parado en el sitio, el guardia trató de contraatacar sobreponiéndose al dolor, sin embargo Rainbow no le dejó margen, volviendo a atacar de seguido y rematándole con su porra, dejándole inconsciente en el suelo.

Tras eso se acercó a Pinkie, la cual se quedó tirada en el suelo.

-¡Pinkie! ¿¡Estás bien?!

-Sí, sí, estoy bien, me dolía, por eso me quedé quieta…

-¿Puedes moverte?

-Creo que sí…

Rainbow la ayudó a levantarse y Pinkie se reincorporó, aunque con la espalda un poco torcida, sentándose frente a la consola de mando del sistema de seguridad y ante la gran mayoría de monitores.

-Tenemos que encontrar el correo, ayúdame a buscar.

-Vale.

Entre las dos estuvieron revisando los ordenadores que allí había hasta que finalmente Rainbow lo encontró.

-Tengo algo, Sunset.

-Vale, dime.

-Es securityfacility@NOOSE.eyefind.info.

-Bien, lo tengo, lo mandaré ahora, tenéis que abrirlo para que se ejecute el virus, el cual se infiltrará en la memoria y borrará todos los videos guardados hasta el momento en ella dejando inoperativo el sistema, por lo que os podréis mover sin problemas por allí.

Estuvieron esperando a que llegara el correo y, en cuanto lo recibieron, lo abrieron; nada más hacerlo salió un aviso sobre un posible malware en el contenido, sin embargo el virus comenzó a actuar de seguido, saltándose la seguridad y comenzando a aparecer avisos de error por toda la pantalla.

-Ya está, vámonos ¿te encuentras mejor?

-Sí, estoy mejor. Siento ser tan débil, Dashie, siempre dependo de los demás, a veces me siento un poco inútil…-murmuró Pinkie, algo alicaída.

-¿Qué dices? Para nada eres una inútil, Pinkie, gracias a ti hemos podido infiltrarnos con éxito, aun a pesar del inconveniente.

-Ya, pero aun así apenas me pude defender…

-Pero porque te cogió por sorpresa, no sabíamos que uno iba a evitar caer dormido.

-Aun así…

Antes de que Pinkie fuera a decir algo más Rainbow la cortó, murmurando de seguido.

-Tú no eres ninguna inútil ni débil, Pinkie, simplemente tienes limitaciones, pero eso no te hace menos capaz. De hecho eres más capaz que yo en ciertos aspectos incluso.

-¿Ah, sí? ¿Cómo cuáles?

-Siempre estás alegre, siempre tienes un chiste para aliviar la tensión, y te lo tomas todo con mucho humor. Yo no sería capaz, la verdad…

Pinkie se quedó un tanto chocada por esa revelación, pero al final esbozó una sincera sonrisa y abrazó repentinamente a la chica.

-Gracias, Dashie.

-No es nada, Pinkie.

Tras ese breve inciso las dos amigas se dirigieron a la salida sin tener que preocuparse por las cámaras de seguridad.

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-No parece haber nadie más, han dejado esto del todo vacío…-murmuró Applejack, cogiendo unas llaves que se habían dejado tiradas.

-Sí, nunca llegué a pensar que llegaría a entrar en un edificio federal, la verdad…

Applejack y Fluttershy no se habían ido demasiado lejos, quedándose cerca del vestíbulo y explorando un poco el sitio para hacer algo; en ese momento se encontraban en la cafetería del complejo, donde encontraron muchos cafés humeantes en algunas mesas, evidenciando que habían salido disparados en cuanto se enteraron de lo ocurrido.

-Bueno pues… no parece que seamos muy útiles en este golpe después de todo-comentó en un momento dado Applejack.

-¿Y eso por qué?-inquirió Fluttershy, a media voz.

-Hombre, tú me dirás, estamos aquí prácticamente haciendo tiempo, mientras que las demás hacen el trabajo.

-Ya, bueno, al menos conseguimos el coche y los uniformes…

-Sí, aunque eso fue más mérito tuyo, yo apenas hice nada en comparación.

-¿Qué dices? Sin ti no hubiera podido noquear a esa oficial…

-Podrías haberlo hecho tu misma tranquilamente sin mucha dificultad.

Ante semejante ola de negatividad Fluttershy se quedó un tanto extrañada, inquiriendo de seguido.

-¿Qué te pasa, Applejack? Normalmente no eres tan negativa…

La aludida suspiró, comentando de seguido.

-Perdona, Shy, es sólo que… me gusta que reconozcan mi trabajo ¿sabes? He estado trabajando durante toda mi vida para sacar a mi familia adelante, y ellos siempre me lo han agradecido como tal, pero que me aparten así sin más sin ningún otro propósito en mente… no sé, me molesta un poco.

La chica se quedó callada, pensando en las palabras de su amiga y sin saber muy bien qué decir al respecto; siguió en silencio por un momento hasta que finalmente habló.

-Creo que puedo entender por qué lo dices… sí, puedo entenderlo.

-¿De veras?

-Sí… antes de dedicarme a lo que me dedico ahora trabajaba como jornalera en el almacén de mi padre, el cual no hacía más que explotarme sin ni siquiera pagarme argumentando que tan solo ayudaba al negocio familiar. Él nunca me tomó en serio, ni agradeció jamás mi ayuda, y eso me quemaba mucho. Luego comenzó a conseguirme de sus otros trabajos, que en realidad se los pedían a él, pero me los encargaba a mí para evitar mancharse las manos.

-Qué hijo de p*ta…-soltó Applejack, saliéndola del alma.

Ante eso Fluttershy tan solo suspiró, cerrando los ojos y dejando escapar unas pocas lágrimas; la granjera la consoló dándola un suave abrazo, haciéndola sentirse un poco mejor.

-¿Mejor?

-Sí, gracias Applejack…

Las dos esbozaron sendas sonrisas confidentes, aunque Applejack inquirió luego.

-¿Y que fue del desgraciado de tu padre? Si no es intromisión…

Fluttershy negó con la cabeza, comentando de seguido.

-Como hui no volví a saber de él, aunque llegué a averiguar que se fue de la ciudad y del estado. Aunque la verdad es que no quiero saber nada de él.

Esta vez fue el turno de Applejack de asentir con la cabeza, sin decir nada más.

Sin embargo en ese justo momento oyeron unas voces resonando en el pasillo que las hizo reaccionar.

-¡Viene alguien!

-¡Tras la barra, rápido!

Las dos se escondieron tras la barra de la cafetería y desde allí vieron entrar a dos guardias de seguridad los cuales conversaban entre sí.

-¿Te responden en el nido?

-Qué va, lo he intentado un par de veces y ni por esas, es extraño, deberíamos ir a echar un vistazo.

-Sí, será mejor… espera, voy a ir a mear.

-Vale, te espero.

Un guardia se quedó junto a la puerta mientras que el otro se dirigió al baño, al otro lado de la cafetería.

-Mierda ¿qué hacemos?-inquirió Applejack, en susurros.

-Podemos esperar a que se marchen y luego salimos nosotras-sugirió Fluttershy, susurrando de igual forma.

-Es una opción…

En ese momento sus pinganillos resonaron y oyeron a Twilight diciendo.

-Tenemos el disco, nos dirigimos a la salida, nos vemos allí.

-Vale, el sistema de seguridad está fuera, allí nos vemos-anunció en ese momento Rainbow.

-Chicas, estamos atrapadas en la cafetería, hay dos guardias aquí, decían algo de ir al nido-comentó entonces Applejack.

-¿Al nido? Así es como llaman a la sala de seguridad, si van allí se encontrarán a los guardias de allí tumbados y darán la alarma, no dejéis que vayan.

Por un momento ambas chicas se miraron y observaron el panorama, descubriendo entonces que el guardia se encontraba entretenido mirando su móvil; fue entonces cuando Fluttershy aprovechó el momento, cogiendo una taza pequeña de café y lanzándola hacia el otro lado de la cafetería, rompiéndose contra el suelo y alertando al guardia.

-¡Ah! ¿Qué demonios ha sido eso?

En cuanto fue a comprobar ese ruido las dos se movieron hacia la salida sigilosamente y, en cuanto salieron, cerraron la puerta silenciosamente y, en ese instante, Applejack tuvo una iluminación. Cogió entonces las llaves que encontró tiradas, probando una por una hasta que finalmente la correcta encajó, cerrando de esta forma la puerta y dejando a esos dos encerrados dentro de la cafetería.

-Vaya, qué suerte la nuestra…

-Sí, al menos sí que hemos servido para algo después de todo ¿no?-inquirió entonces Fluttershy.

Ante eso Applejack la sonrió y las dos regresaron al vestíbulo principal, donde se encontraron con las demás al poco rato.

-¡Aquí estáis! ¿Y los guardias?-inquirió Twilight.

-Encerrados en la cafetería-murmuró Applejack, tirando las llaves.

-Bien, entonces vámonos.

Regresaron a sus coches y salieron de allí rápidamente, al pasar por la garita principal el guardia se dirigió a ellas, pero Twilight controló la situación comentando.

-No hemos encontrado nada por suerte, volvemos a la ciudad para ayudar en todo lo que podamos.

-Bien, mucha suerte.

Una vez fuera y lejos de la sede de la NOOSE Twilight comentó.

-Ya está, lo hemos conseguido, y sólo ha hecho falta destruir media ciudad. Ni tan mal, oye.

-Eso lo dirás en sentido figurado ¿no, querida?

-Pues claro, no me quiero ni imaginar cómo tiene que estar la cosa ahora mismo en Los Santos…

-Imagínate…-murmuró Rainbow.

-Sí… en fin, voy a llamar a Sunset, tenemos que darla el disco.

Hizo mano de su móvil y lo puso en manos libres.

-Tenemos el disco.

-Buen trabajo, por aquí están los ánimos caldeadísimos, el ejército también se ha presentado hace poco y está ayudando a los federales a poner orden en las calles, no es seguro quedar aquí, mejor hacerlo en las afueras, id a Two Hoots Falls y esperadme allí, iré en cuanto pueda.

Tras eso Sunset colgó de seguido, sin darle tiempo a Twilight a preguntar acerca de ese sitio.

-¿Two Hoots Falls? ¿Dónde está eso?

-Ni idea, aunque igual Applejack lo sabe, llámala-sugirió entonces Rarity.

Llamaron entonces a Applejack, la cual iba detrás de ellas, y en cuanto le nombraron el sitio exclamó.

-¡Ah, pues claro que sé dónde está eso, es una cascada muy bonita situada en el valle de Tongva, donde antes vivía! me pongo delante y os guio ¿va?

-Vale, te sigo.

Tras eso Twilight dejó que Applejack la adelantara y la siguió mientras se dirigían hacia el norte por la autopista de Palomino. El viaje fue algo largo ya que no pudieron atajar por la ciudad, teniendo que dar un largo rodeo y seguir todo recto hacia el norte por la autopista de Señora y saliendo hacia la ruta 68 en cuanto llegaron al desierto de Señora, yendo todo recto por ella durante unos buenos y largos kilómetros hasta llegar a la altura de Zancudo Road y llegando enseguida a partir de ahí.

El sitio era pequeño pero bastante acogedor, consistía en un pequeño camino de tierra que llevaba hasta la propia cascada, con un tótem en medio del camino circular con la forma de un búho con las alas desplegadas y un cartel con el nombre del sitio en él. Nada más salir de los coches todas se quedaron maravilladas por la belleza natural de la zona.

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Two Hoots Falls


-¡Oh, vaya, qué sitio más bonito!-exclamó Pinkie, encantada.

-¿Verdad? Suele ser un sitio de camping muy transitado, mi abuela nos llevaba a mí y a mi hermano aquí de pequeños-explicó la chica, con nostalgia.

Las seis se sentaron en la hierba junto a un árbol y estuvieron esperando bastante tiempo a que Sunset apareciera, pasando la mayor parte del día allí; Applejack incluso fue a comprar algo de comer para todas a Harmony, volviendo con bastantes provisiones y disfrutando del momento todas juntas, olvidándose de todo.

Sunset no apareció hasta bien entrada la tarde, comenzando incluso a anochecer, su coche llegó a eso de las ocho y salió de él con gesto quemado.

-¡Sí que has tardado!-exclamó Twilight.

-¡No me lo recuerdes, por dios, cinco horas esperando a que me permitieran salir de la ciudad, y con razón, el ejército ha instaurado la ley marcial y va a haber un toque de queda dentro de una hora, nadie va a poder entrar ni salir en Los Santos mientras buscan a los terroristas!-anunció Sunset.

Eso pilló por sorpresa a todas, aunque en ese momento Rainbow murmuró.

-Bueno si lo piensas tampoco es tan raro…

-Sí, realmente es tan grave como para que actúen de esa forma…-asintió Twilight.

-Ya, pero ahora no podremos volver…-murmuró Rarity.

-No, pero va a ser mejor así, esta situación nos favorece para pasar desapercibidos tras el golpe, vivid la vida rural americana mientras tanto, no se sabe cuándo levantarán la ley marcial por lo que la situación puede durar un buen tiempo-añadió Sunset.

-Pero… yo tengo mis cosas en el apartamento…-comentó en ese momento Twilight.

-Sí, y yo también tengo todas mis cosas en el hotel-añadió Rarity.

-Yo igual, Thunderlane preguntará por mí de hecho…-murmuró Rainbow.

-¡Y a mí los señores Cake, deben estar preocupadísimos!-exclamó Pinkie.

-Apañaos como podáis, en Paleto Bay tenéis un motel, bares, restaurantes y tiendas de ropa, así que no es tan horrible.

-¿Y qué hay de ti?-inquirió entonces Fluttershy.

Ante eso Sunset se quedó callada, como si no tuviera muchas ganas de hablar al respecto, pero finalmente murmuró.

-Mi jefe me proporcionará sitio fuera de la ciudad, no os preocupéis. El disco, por favor.

Twilight se lo entregó y Sunset se lo guardó, aunque en ese momento Fluttershy comentó.

-Bueno, yo puedo aprovechar para volver a mi casa en Monte Gordo, si tuviera sitio os ofrecería venir, pero me temo que es una cabaña pequeña…

-Iba a decir lo mismo de hecho, veníos a mi granja, la casa es lo suficientemente grande como para albergar a todas-añadió Applejack justo después.

-No, Applejack, no te molestes, vi que vivías con más gente, no queremos ser una molestia-murmuró Twilight rápidamente.

-¡Para nada, nos apretujamos un poco y ya está!

-No, en serio, de verdad…

En ese momento Rainbow se adelantó, comentando de seguido.

-Pues yo creo que me voy a pasar por tu queli, Jack ¿te importa?

-No, para nada, Dash, yo encantada… vamos chicas, en serio, no pasa nada.

-¡Me encantaría pasar tiempo contigo, Jackie, pero creo que me voy a quedar mejor con mi hermana, también debe estar preocupada por mí!-se excusó Pinkie.

-Bueno, claro, es entendible… ¡Venga, Twilight, Rares, solo quedáis vosotras!

Twilight quiso volverse a negar, pero Rarity se adelantó comentando.

-Gracias por tu ofrecimiento, querida, no es por ser desconsideradas, pero si vives con más gente tampoco queremos molestar, Twilight y yo nos quedaremos en Paleto Bay.

-¿Seguras? De verdad que tengo sitio para todos, si es una casa enorme, perteneció a un antiguo terrateniente, tiene dos salones amplísimos y una sala de estar…

-Seguras, no pasa nada, iremos a veros igualmente para juntarnos.

Finalmente, aunque muy a regañadientes, Applejack aceptó, quedándose sólo Rainbow con ella. Sunset aprovechó para marcharse.

-Muy bien, pues yo me voy retirando, estaremos en contacto.

Se acercó hasta el coche, aunque en ese momento se dio la vuelta y exclamó.

-¡Ay, sí, casi se me olvida! ¡Toma, Sparkle!

Tras eso la lanzó algo y Twilight lo cogió, viendo que se trataba de una granada de mano y comprendiéndolo al instante. Sunset se despidió con un breve gesto con la mano y se marchó de allí, dejándolas solas.

-Bueno, pues cambiémonos-murmuró la chica, abriendo el maletero de la patrulla y sacando varias bolsas con su ropa normal.

Se cambiaron todas rápidamente, metiendo los uniformes en ambas patrullas y acercando la una a la otra todo lo posible para que la explosión destruyera a las dos al mismo tiempo, aunque antes las alejaron todo lo posible de Two Hoots Falls para que pareciera que había sido un accidente. En cuanto estuvo todo preparado Twilight quitó la anilla y lanzó la granada, la cual cayó entre las dos patrullas; al segundo siguiente hizo explosión y ambos coches reventaron a la vez, destruyendo así toda posible prueba.

-Bueno, pues ya está…

-Sí, aunque… ¿ahora cómo vamos a ningún sitio?-inquirió entonces Pinkie.

El detalle en sí cayó entre ellas como una losa pesada, sintiéndose muy estúpidas por unos breves segundos, aunque Applejack lo solucionó enseguida comentando.

-No pasa nada, dadme un segundo que hago una llamada.

Al cabo de unos pocos minutos llegaron dos minivans, de las cuales salieron dos hombres, uno de ellos, el más grande y fortote de los dos, se echó sobre Applejack dándola un gran abrazo.

-¡Oh, Applejack, aquí estás, menos mal, estaba preocupadísimo por lo que había pasado!

-Sí, lo siento Big Mac, debí llamarte antes, pero es que apenas he tenido tiempo…-murmuró Applejack, abrazándole con la misma fuerza.

-Prima, menos mal, estábamos preocupados…-murmuró el otro hombre, haciendo lo mismo.

-Braeburn, aquí estás… pero bueno, dejad que os presente a mis amigas ¿crees que podríais acercarlas?

-Sí, sin problema…

Estuvieron hablando un poco más, hasta que al final todos montaron en las minivan y se alejaron de allí rumbo hacia el norte. Hacia el sur el humo seguía cubriendo la ciudad de Los Santos, la cual aún seguía gimiendo, adolorida.

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Esa misma noche en la costa este del estado, y cerca de la central eléctrica Palmer-Taylor, un lujoso y bastante grande yate blanco se encontraba fondeado con el ancla echada e iluminado mediante una serie de luces de neón de colores, resaltando ampliamente sobre la superficie del agua. El mar estaba en calma y pequeñas y suaves olas chocaban contra su casco sin apenas hacer ruido.

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Yate frente a la costa


Al fondo, y recortándose entre las montañas cercanas, la figura de un helicóptero se hizo cada vez más grande conforme se iba acercando, aminorando la marcha en cuanto se acercó al yate y maniobrando para aterrizar en el helipuerto situado en su proa. En cuanto se posó del todo y los rotores se detuvieron, del mismo bajaron la propia Sunset y unos cuantos hombres más, los cuales la guiaron hacia el interior del yate.

Por dentro el yate era incluso más lujoso, con suelos de madera de caoba y paredes blancas, aunque la guiaron directamente hasta la cubierta inferior, donde se encontraban los camarotes a lo largo de un alargado pasillo. Al fondo del todo había una austera puerta, Sunset, con el disco duro en la mano, se acercó hasta ella y llamó antes de entrar.

-Adelante.

Sunset abrió la puerta y se encontró de lleno en un oscuro y austero camarote; su jefe, escondido entre las sombras, la observaba atentamente, viendo enseguida lo que la traía y murmurando de seguido.

-Lo han conseguido.

-Sí, lo han conseguido.

-Estupendo, maravilloso, qué gran grupo.

-Sí, tengo que admitir que lo hacen verdaderamente bien para ser un puñado de chicas corrientonas…

-No subestimes lo corriente, Sunset, después de todo nunca se sabe lo que puede deparar. El disco, por favor.

La chica se acercó hasta su mesa y le tendió el objeto, cogiéndolo de seguido y observándolo atentamente. En un momento dado llegó a comentar.

-Y pensar que un objeto tan común, tan insignificante, un pedazo de plástico, ha estado a punto de tumbar todo lo que hemos conseguido, todo lo que hemos hecho aquí… es fascinante ¿no crees?

-No sé yo si fascinante es la palabra apropiada, señor…

-Puede ser. Después de todo, otras cosas son mucho más fascinantes que esto. Como esas chicas, por ejemplo. Ellas sí que son fascinantes. Me han ayudado tanto… y yo las he dado tan poco a cambio.

-¿Qué quiere decir?-inquirió Sunset, extrañada.

-No me malinterpretes, Sunset, no pienso ceder ni un ápice un grupo tan valioso, pero creo que después de esta operación se han merecido un buen descanso ¿no crees?

Ante eso la chica se quedó un tanto dudosa, sin saber muy bien qué hacer, hasta que finalmente murmuró.

-Sí, supongo que sí…

-Así es. Y tú también. Han preparado un camarote de esta cubierta para ti, ya puedes instalarte.

-Muchas gracias, señor.

-Puedes retirarte.

Sunset se levantó y, tras un gesto de agradecimiento, se fue de allí, dejando solo al hombre con el disco duro en la mano. Aunque tras eso dejó el objeto en la mesa y salió de allí, dirigiéndose a la cubierta superior aprovechando que apenas había luna moviéndose entre las sombras y observando la costa este de San Andreas, dirigiendo su mirada hacia el sur. Apenas se veía desde donde estaba, aunque el débil resplandor de Los Santos se alzaba sobre las montañas, evidenciando que estaba allí. Herida en lo más profundo, pero aún viva.

-Oh, querida mía, siento que las cosas hayan tenido que ser así, pero me habían amenazado, por lo que no tuve otra opción. Perdóname, por favor.

Guardó entonces silencio, como si se esperara que le fuera a contestar, aunque volvió a hablar al poco rato.

-Nos han separado, pero no te preocupes, en cuanto te recuperes volveré a ti y me darás el último impulso que necesito. Y entonces, sólo entonces, serás mía. Contigo toda la costa oeste te seguirá, desde San Fierro hasta Seattle. Y será entonces cuando me volveré invencible. Tan sólo espera, querida. Espérame.

Esas últimas palabras las pronunció en un débil susurro llevado por el viento, perdiéndose en la inmensidad del océano. Tras eso se retiró, dejando desierta la cubierta y oyéndose tan solo el frágil murmullo del mar

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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 11 May 2017, 10:45

Capítulo 35
La América rural


-¡Weazel News, confirmando tus prejuicios! ¡Los Santos tiembla! Un atentado múltiple a diversos puntos de la ciudad la ha sacudido de arriba abajo dejando centenar de heridos de diversa consideración y al menos diez víctimas mortales, muchos menos de los que estamos acostumbrados, pero igualmente es una cifra relevante. Tanto la policía de todo el estado como los federales y el ejército se encuentran ahora mismo replegados en la ciudad haciendo controles exhaustivos en las principales carreteras y patrullando por las calles para garantizar la seguridad de los ciudadanos, los cuales aún siguen en estado de shock debido a la escalada de violencia reciente; muchos de ellos han expresado su miedo de la mejor forma posible: gritando.

-¡Fue horrible, todo comenzó a explotar y cundió el pánico, la gente echó a correr para ponerse a salvo, yo también, me llegaron a empujar y me hice daño en el brazo al caer! ¡Dios santo, qué miedo, no quiero morir, soy demasiado joven, aún tengo muchas cosas que hacer en mi vida!

-¡Estuve cerca de una de las explosiones, vi cómo estallaba el pabellón coreano, fue espantoso, la gente se cagó encima y el tráfico se detuvo de golpe, vi como alguien arrollaba a una anciana tratando de escapar, horrible, simplemente horrible!

-¡América está dañada! ¿¡Me oyen?! ¡Nos han hecho mucho daño, la ciudad ha pagado por nuestra imprudencia y ni la presidenta Celestia, ni el FIB ni la IAA han hecho nada por impedirlo! ¿¡Para esto sirven mis impuestos?! ¡Ya sabía yo que una mujer en la Casa Blanca no podía traer nada bueno, ahora nos atacan a nosotros y a nuestras familias! ¿¡Y qué podemos hacer ?! ¿¡Protegernos nosotros mismos?! ¡Es una vergüenza, presidenta dimisión! ¡Viva América!

-¡Malditos terroristas, ahora vienen aquí, a nuestra propia casa, y tratan de matarnos a todos a base de explosiones! ¿¡Cómo ha podido pasar?! ¡Pensaba que este país era seguro! ¿¡Ahora qué les voy a decir a mis hijos?!

-¡Más les vale a esos condenados terroristas pagar todo el estropicio que han provocado en Vinewood Hills, han inundado y echado a perder mi casa y parte de mi colección de revistas antiguas! ¿¡Ahora quien me las va a reponer?! ¡Mi vida entera ya no tiene sentido!

-¿¡Quienes se creen esos terroristas que son para venir a nuestro barrio y destrozar el monumento a King?! ¡Más les vale no volver por aquí, porque si nos enteramos y tenemos algún indicio de que están por los alrededores, les vamos a hacer que no olviden jamás lo que han hecho a nuestro barrio y a nuestra gente! ¿¡Me oís, putos terroristas de mierda!? ¡Con los Ballas no se juega!

Aunque la cifra de damnificados no ha resultado ser la más relevante, cosa que llama la atención tanto a la policía como a los federales, quien se ha llevado la peor parte ha sido la propia ciudad, la cual ha resultado severamente dañada, y con monumentos tan distinguidos como el cartel de Vinewood, el pabellón coreano, el Vinewood Bowl o el monumento a King total o parcialmente destruidos. Por el momento los daños materiales ascienden a más de un millón y medio de dólares, y se prevé que la cifra siga aumentando, ya que no se han evaluado todos los daños, aunque las infraestructuras que se han llevado la peor parte ha sido el club de golf de Los Santos, que ha acabado totalmente calcinado, y gran parte del campo petrolífero de Murrieta, que ha provocado una caída en picado del crudo en la bolsa americana.

Por ahora la ley marcial seguirá estando presente en la ciudad, así como el toque de queda, los cuales se ha decidido mantenerse por razones de seguridad; todas las salidas de la ciudad están cortadas y vigiladas por el ejército, y se necesita un permiso especial para salir de la ciudad, el aeropuerto está cerrado y el puerto también, todo ello para garantizar que los terroristas no puedan escapar por ninguna vía y así cazarlos lo más rápidamente posible.
Por su parte la gobernadora Sue Murry ha declarado para tranquilizar a la población.

-San Andreas está bajo ataque, pero no nos doblegaremos a las presiones del terrorismo, soportaremos lo indecible para así plantar cara al terror y echarles de nuestro estado. Trataré por todos los medios de poner solución al problema que nos ocupa y comenzaremos a reconstruir en cuanto haya pasado la amenaza, no temáis, andreínos, estaremos ahí para vosotros.

Por otro lado la presidenta Celestia también se ha pronunciado condenando los hechos en sí.

-Estoy al tanto de lo que ha sucedido en San Andreas y no vamos tolerar un ataque así en suelo americano, la justicia se aplicará ciegamente y condenaremos a los terroristas para que paguen por sus horribles crímenes. También destinaré parte del presupuesto nacional en reconstruir todos los monumentos, infraestructuras y demás elementos que han sido dañados o destruidos, no abandonaremos a los andreínos a su suerte, eso por descontado. Este es un ataque a nuestros derechos y libertades que no debe quedar impune.

En cuanto al ataque en sí ningún grupo terrorista conocido ha reivindicado el atentado, cosa que extraña en parte a los federales, los cuales siguen en la ciudad investigando los sucesos, y según los indicios es posible que esto vaya para largo. Les seguiremos informando de lo que vaya pasando, manténganse a salvo. Esto es Weazel News, confirmando sus prejuicios.

Imagen


Los primeros rayos de sol comenzaron a colarse por la ventana, trazando una fina línea de luz al atravesar la antigua persiana echada hasta acabar en uno de los párpados cerrados de Twilight, la cual arrugó los ojos en un gesto instintivo. Sin embargo el sol fue insistente a su manera hasta que finalmente la chica se terminó de despertar, desperezándose en la cama y enderezándose en ella hasta acabar sentada en la misma, con gesto aún dormido. Miró a su diestra y vio a Rarity echa una bolita a su lado y todavía dormida, recordando entonces que estaban en Paleto Bay.

Tras ser recogidas por el hermano y el primo de Applejack las acercaron tanto a ellas como a Pinkie hasta allí, Pinkie se fue a casa de su hermana y tanto ella como Rarity se alojaron en el motel Dream View, donde pasaron la noche hasta ese mismo momento. Resultó ser la opción más económica, ya que salía a cincuenta dólares la noche, aunque fue Rarity quien pagó, sin darle tiempo a Twilight a reaccionar. Como no sabían cuánto tiempo iban a estar exactamente la chica pagó por una semana entera de estancia, cubriendo así un tiempo más o menos amplio.

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Motel Dream View


Twilight se levantó y se dirigió al baño, acicalándose un poco y vistiéndose enseguida; nada más salir del baño vio a Rarity acercándose a ella algo adormilada y con el pelo bastante revuelto.

-Buenos días.

-Buenos días, querida. Y sí, sé en lo que estás pensando.

-¿Ah, sí? ¿En qué?

-El pelo, lo tengo horrible, pero tranquila, dame un peine y unos cuantos minutos y estaré presentable.

Ante eso Twilight se rió tontamente, al tiempo que comentaba.

-No me refería exactamente al pelo, pero supongo que también puede valer.

-Oh, querida, subestimas el poder de un buen peinado… podría hacer muchas cosas con el tuyo si me lo permitieras.

-Bueno, vamos a tener un retiro rural indefinido de lo más interesante, algo tendremos que hacer mientras tanto, no veo por qué no…

-Espléndido… ¿desayuno?

-Por favor.

-Bien, dame un momento que me ponga guapa y vamos para allá.

Twilight esperó pacientemente a Rarity mientras consultaba su móvil; tanto las redes sociales como las páginas de noticias se encontraban ardiendo, todos los medios cubrían la misma noticia, en Bleeter el hashtag #LosSantosexplota era trending topic mundial, en LifeInvader todo el mundo comentaba al respecto, colgando imágenes inéditas, y en el resto de internet la vida seguía anodinamente. En cuanto estuvieron listas salieron a la calle a desayunar.

Paleto Bay había amanecido bastante vacía, apenas había gente por la calle, y la poca que vieron caminaba apresuradamente como si quisiera llegar cuanto antes a su destino. Estaba claro que era uno de los efectos del atentado, el cual había causado el suficiente miedo en la población como para obligarles a quedarse en sus casas y no salir a la calle. Por un lado era comprensible, aunque por otro se sentía extraño, ya que no era habitual ese tipo de estampas en un pueblo tan rural como Paleto, donde todos o casi todos los vecinos se conocían.

Nada más salir del motel se dirigieron a Paleto Boulevard, la calle principal del pueblo la cual lo atravesaba de norte a sur y donde se concentraban la gran mayoría de comercios locales, entre ellos una cafetería de nombre Bay Bar donde entraron para desayunar. El interior se veía como la típica taberna de pueblo y se podía notar el ambiente rural nada más entrar en ella; apenas había gente salvo un solitario hombre sentado frente a la barra y un camionero en la zona de las mesas leyendo un periódico. Una tele se encontraba encendida, mostrando anuncios varios.

Las dos se pidieron sendos cafés, acompañándolos con algo de bollería, huevos rotos y beicon, además de un zumo de naranja. El barman, un hombre de mediana edad y bastante barbudo, las miró atentamente mientras las servía, llegando a comentar en un momento dado.

-Ustedes no son de aquí ¿verdad?

-Ah, no, para nada, tan solo estamos de paso, nos quedaremos un tiempo por aquí, eso sí-explicó Twilight.

-Ya…

Tras eso el hombre no dijo nada más y las chicas siguieron desayunando tranquilamente mientras hablaban un poco.

-¿Qué te apetece hacer hoy?-inquirió en un momento dado Twilight.

-Bueno, podemos ir a ver a Applejack y Rainbow a Grapeseed, ir a dar una vuelta… necesitamos comprar ropa nueva, te recuerdo que vamos con lo puesto-comentó Rarity.

-Cierto, probablemente Applejack sepa guiarnos un poco…

-Y necesitaríamos también útiles de aseo, toallas, champú, gel de baño, un secador…

Twilight quiso decir algo al respecto, pero en ese momento su móvil comenzó a sonar y echó un rápido vistazo a la pantalla, viendo de quien se trataba.

-¡Es mi madre! ¡Oh, mierda, debe llamar por lo que ha pasado! Dame un momento.

-Claro, sin problema.

La chica se apartó para poder hablar y lo cogió de seguido.

-¿Sí, mamá?

-¡Twilight! ¡Oh, gracias al cielo, estaba tan preocupada! ¿¡Estás bien?!

-Sí, sí, estoy bien, tranquila, no me ha pasado nada…

-¡Oh, Dios santo, qué susto, me enteré justo ayer y pensaba que te había pasado algo!

-Lo siento, mamá, lo siento mucho, se me olvidó por completo llamarte, soy un desastre total…

-¡No, no, tranquila, debe haber sido duro para ti también! ¿Dónde estás? ¿Sigues en la ciudad?

-No, si de hecho no me ha llegado a afectar nada de lo que ha ocurrido porque me pilló fuera de Los Santos, ahora mismo me encuentro en un pueblecito del condado de Blaine con una amiga.

-Ah, vale, entonces me quedo más tranquila… aunque ha sido horrible, he visto las noticias y media ciudad ha quedado arrasada, qué horror, menos mal que no estabas allí.

-Sí, la verdad es que sí, por lo que sé la ciudad está cerrada a cal y canto y no se puede pasar, así que me quedaré unos días por aquí…

-Sí, será lo mejor, al menos estarás más tranquila que estando atrapada en esa ratonera, espero que esos terroristas no vuelvan a atacar.

-Sí, eso espero…

Para entonces a Twilight la estaba resultando particularmente duro mantener la conversación con su madre, y por buenas razones; el saber que había sido ella la causante de que hubiera estado tan preocupada la hacía sentir bastante mal al respecto, y lo peor de todo era que no podía contarla nada sin arriesgarse a ponerla en peligro.

-Pero bueno, lo importante es que estás bien y no te ha pasado nada, me quedo mucho más tranquila.

-Lo siento, mamá…

-No te preocupes, cielo, ya ha pasado todo.

En realidad no era una disculpa por lo ocurrido, sino por todo en general, por su situación, su incapacidad de decirla lo que realmente ocurría y por no ser una buena hija después de todo.

-Pero bueno ¿quieres hablar con tu padre y con Spike?

-Ah, vale…

La conversación se alargó un poco más entre Night Light y Spike, que era el que más preocupada estaba por ella, quedándose mucho más tranquilo en ese aspecto, pero ésta vez echándola mucho más de menos, lo que hizo un poco más de daño a la chica. Finalmente terminó con él la conversación, colgando de seguido y volviendo con Rarity, la cual la miró con gesto comprensivo.

-Duro, lo sé, mis padres tampoco saben por qué estoy aquí exactamente, y dejé atrás a mi hermanita cuando la prometí que volvería en una semana. Tiene gracia y todo…

-No sé yo si gracia es la palabra apropiada para describirlo…-murmuró Twilight, con gesto triste.

-Sí, bueno, para mí supongo que sí, aunque… estoy preocupada por mi padre también. Se supone que no debería estar de vuelta en Vice City, y aun así...

Ese comentario en concreto dio que pensar a Twilight, la cual la miró brevemente antes de comentar.

-¿Puedo preguntarte algo, Rarity?

-Claro, querida, dispara.

-¿Cómo llegaste a donde estás ahora?

Ante eso la chica sonrió con un gesto triste, comentando de seguido.

-Bueno, no es como si tuviera muchas opciones, después de todo mi padre me dejó al cargo de todo lo que él había construido y yo lo mejoré un poco. Él me enseñó todo lo que necesitaba saber para mantener el negocio a flote y, bueno… las cosas han sido así desde entonces.

-No pareces muy contenta por ello…

Rarity asintió con la cabeza, dejando escapar un hondo suspiro y murmurando de seguido.

-Pues sí, no te voy a engañar, ha sido un asco, aunque durante todo este tiempo me convencí a mí misma que se trataba de una más de mis tantas responsabilidades. Aun así hubiera preferido que todo hubiera sido diferente, la verdad.

Las dos chicas se quedaron calladas, Rarity dio un sorbo a su café y Twilight la imitó, terminando sus huevos; fue entonces en ese mismo instante cuando, esta vez, el móvil de Rarity comenzó a sonar de improviso.

-Vaya, me toca a mí. Si me disculpas, querida.

-Sí, claro.

Rarity se apartó y cogió el móvil a su madre, murmurando de seguido.

-Tranquila, estoy bien.

-¡Oh, menos mal, acabo de ver lo que ha pasado, tu padre y yo estábamos preocupadísimos!-exclamó Pearl al otro lado.

-Sí, lo sé, perdona por no haber llamado antes, se me ha pasado.

-¿Cómo estás? ¿Sigues en la ciudad?

-No, de hecho me ha pillado fuera por lo que no he acabado encerrada.

-Oh, bien, menos mal… aquí está tu padre ¿quieres hablar con él?

-Sí, pásamelo.

Hubo un breve silencio que apenas duró unos pocos segundos hasta que la voz de Magnum sonó al otro lado.

-Hola, hija.

-Hola papá ¿cómo estás?

-Bueno, eso más bien debería preguntártelo yo ¿no crees?

-Sí, bueno, yo lo decía más por ti…

-No te preocupes por mí, estoy bien ¿cómo estás tú?

-Bien, perfectamente, te digo lo mismo que le he dicho a mamá, estaba fuera cuando ocurrió así que no me ha afectado.

-Oh, bien, en ese caso me quedo más tranquilo… ¿cómo te va por allí?

-Tirando, aunque ahora con todo esto que ha pasado no sé yo si podré continuar…

-Tómatelo con calma, no pasa nada.

-Está bien… ¿cómo está Sweetie Belle?

-Bien, ahora mismo está en clase, ya la diremos que te hemos llamado, te volverá a llamar ella después.

-Vale.

Su conversación fue un poco más corta, volviendo al poco rato y terminando de desayunar junto a Twilight.

-Tal vez sí que tengas razón después de todo-comentó en ese momento Rarity.

-¿Y eso?

-Es una mierda tener que mentir a tus padres, especialmente a mi hermana pequeña. Dios, me siento tan culpable…

Por un instante ambas chicas se miraron, compartiendo un mismo sentimiento; Twilight esbozó una leve sonrisa conciliadora y murmuró.

-Bueno, al menos no estamos solas.

-Sí, eso es cierto.

Pagaron por el desayuno, que salió mucho más barato que en la ciudad, y tras eso salieron a la calle.

-Bueno ¿pues vamos a ver a Applejack?-inquirió en ese momento Twilight.

-Sí, vamos, podemos avisar a Pinkie si eso.

-Vale.

Dado que vinieron juntas el otro día la misma Pinkie aprovechó para presentarlas a su hermana, por lo que se acordaban de dónde vivía, estando su casa un poco más delante de donde se encontraban. Nada más llamar a la puerta fue la propia Maud quien abrió.

-Hola Maud ¿está Pinkie?-inquirió Rarity.

-Sí, ahora la aviso. Pinkie, han venido tus amigas-murmuró la aludida con tono plano y sin apenas elevar su voz.

La aludida se presentó al poco rato, saludándolas de seguido.

-¡Hola, chicas! ¿Qué tal? ¿Queréis pasar?

-No, gracias, de hecho veníamos a decirte que vamos a ir a visitar a Applejack y Rainbow en Grapeseed ¿quieres venir?

-Oh, me encantaría, aunque me voy a quedar mejor con Maud, aún está un poco asustada por lo que ha pasado y me gustaría pasar un tiempo con ella-explicó la chica, bajando un poco la voz.

-Oh, está bien, como veas…

-Podemos quedar para cenar esta noche si eso-añadió entonces la pelirosa.

-Suena como una buena idea… ¿qué dices, Rarity?

-Por mí estupendo, te avisaremos en cuanto volvamos.

-Vale, genial, saludad de mi parte a Jackie y a Dashie ¿va?

-Descuida, lo haremos.

Rarity y Twilight se despidieron de ella y Pinkie las observó irse, entrando tras eso en casa y dejando escapar un leve suspiro.

-Podías haber ido con ellas.

La chica reaccionó de seguido, mirando a su hermana y comentando rápidamente.

-Ah, sí, bueno, prefiero quedarme aquí contigo por hoy…

-¿Segura? Yo estoy bien, no hace falta que te preocupes tanto por mí…

-¡Pues claro que me preocupo por ti! Eres mi hermana, además, quiero pasar más tiempo contigo ahora que puedo.

Ante eso Maud la miró con su característico gesto anodino, sin decir nada más; aun a pesar de lo que podía parecer, Pinkie era capaz de ver tras esa mascara de aparente indiferencia, y sabía muy bien cuando algo molestaba a su hermana mayor. Después de todo era una Pie, y entre los Pie no había secretos, por lo que en ese sentido lo sabía y de sobra.

En un momento dado la chica se abalanzó sobre su hermana y la abrazó, llegando a esbozar una triste mirada y mascullando en un tono más inquieto.

-Estaba tan preocupada… vi las noticias y por un instante quise ir allí, pero aun así…

-Ya está, Maudie, no pasa nada, estoy aquí.

Las dos se quedaron en esa pose un buen rato, aunque por su parte Pinkie esbozó un mustio gesto en su cara, sintiéndose algo dolida al respecto ya que después de todo ella había sido parte de esa difícil situación y, por ende, se sentía responsable por el mal rato que le había hecho pasar a su hermana. Aun así no dejó que eso la molestara, cambiando el gesto enseguida y exclamando.

-¡Pero bueno, aprovechemos para pasar más tiempo juntas! ¿Qué te apetece hacer?

-Probablemente se retrase con lo del atentado, aunque ahora estoy practicando un poco para la lectura de mi tesis ¿quieres que te la lea?

-¡Oh, me encantaría!

-Bien, voy a por ella.

Maud se ausentó un momento y Pinkie esperó allí en el salón, aunque en ese justo momento su móvil comenzó a sonar su móvil, viendo quién se trataba y cogiéndolo de seguido.

-¡Mami!

-¡Oh, Pinkie, menos mal! ¡Dime que estás bien!

-¡Sí, claro que sí, mami, perfectamente!

-¡Oh, gracias al cielo, estábamos tan preocupados tu padre y yo, hemos visto lo que ha pasado y casi me da algo!

-Tranquila, mami, no pasa nada, no me ha llegado a afectar, no estaba en la ciudad cuando pasó.

-Menos mal… ¿y dónde estás?

-¡En Paleto Bay con Maudie! ¿Quieres hablar con ella? ¡Es mamá!-exclamó ella, en cuanto la vio volver con su tesis.

-Oh, está bien, pásamela.

Pinkie la pasó el móvil a su hermana y ésta la pidió que sostuviera su tesis, la cual estuvo ojeando mientras hablaban; era una edición bastante bonita, hecha de cuero, con tipografía clásica, de color grisáceo como una roca y con letras blancas rematadas con bordes dorados. El título rezaba: Rocas y sedimentos de la costa oeste. Estudio y análisis de los sustratos y componentes del sur de San Andreas por Maudalina Daisy Pie. La tesis tenía en total unas doscientas cincuenta y seis páginas, lo que dejó alucinada a Pinkie.

Quiso decirla algo al respecto, aunque en ese momento Maud la sostuvo el móvil delante comentando.

-Es mamá, quiere decirte algo.

Pinkie cogió el móvil y saludó de nuevo a su madre.

-¡Hola de nuevo, mami!

-Pinkie, una cosa, me quedo más tranquila sabiendo que estáis las dos bien aunque ¿Qué hay de Cupcake y Carrot, sabes algo de ellos?

Esa pregunta cogió con la guardia baja a Pinkie, la cual exclamó.

-¡Ay, no, se me ha olvidado por completo! Ahora les llamaré y te diré.

-Vale, sí, dime lo que sea, también estoy preocupada por ellos.

Tras eso Pinkie se despidió de ella, aunque tras eso pasó directamente a llamar a la señora Cake, comentando a su hermana.

-Dame un momento que tengo que hacer una llamada.

Maud tan solo asintió mecánicamente, sin decir nada, y Pinkie se apresuró a marcar su número; tardó un poco en cogerlo, pero finalmente lo hizo.

-¡Señora Cake! ¿Están ustedes bien?

-¡Pinkie, oh, menos mal, querida, estábamos muy preocupados, no hemos sabido nada de ti desde ayer! ¿Estás bien?

-Sí, estoy bien, me encuentro en Paleto Bay con mi hermana ¿cómo están ustedes?

-Pues mira, estamos aquí en casa y no hemos salido desde ayer, no hay casi nadie por la calle y hemos tenido que cerrar, se respira el miedo afuera.

-Vaya…

-Hay un montón de policías y federales patrullando por las calles, sólo en el paseo de Prosperity Street hay por lo menos dos patrullas que la vigilan de arriba abajo por la mañana y por la tarde.

Ante esa nueva información Pinkie se quedó callada, un tanto intimidada por el hecho en sí; realmente habían hecho bien en alejarse todo lo posible de Los Santos, aunque por otro lado la carcomía el hecho de que ella misma había contribuido a provocar una situación tan extrema.

-Pero bueno, has hecho bien en alejarte de la ciudad, nos quedamos más tranquilos si estás bien.

-Ah, sí, yo también, le diré a mi madre que se encuentran bien.

-Vale, gracias querida, trataré de hablar con ella.

La conversación con ella no se prolongó mucho más, y en cuanto colgó Maud abrió su tesis e inquirió.

-Bien ¿lista para escucharme?

-¡Claro, dispara!

Maud se aclaró la garganta y comenzó a hablar con su característica voz monótona que, sin embargo, a Pinkie no parecía afectar, la cual estuvo escuchando atentamente a su hermana. Afuera un sol radiante brillaba sobre una temerosa San Andreas.

(Continúa en el siguiente mensaje)

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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 11 May 2017, 14:20

(Continúa del anterior mensaje)


Al mismo tiempo, en Grapeseed, Rainbow se encontraba fuera de la casa de Applejack hablando por teléfono y apoyada en un árbol junto al camino.

-Ya te he dicho que estoy bien, Thunderlane, no hace falta que te preocupes tanto por mí…

-Sí, ya, claro, pero qué quieres que haga, la ciudad explota y no apareces por ninguna parte ¿cómo quieres que no me preocupe?

-Pues no sé… ¿no haciéndolo?

-Muy graciosa… ¿dónde estás, por cierto?

-En Grapeseed, junto al mar de Álamo, rodeada de naturaleza, vacas y mosquitos.

-Suena como un buen lugar para estar…

-Sí, mira, cojonudo… pero bueno, estoy en casa de una amiga, por lo que me encuentro bien. ¿Y tú? ¿Cómo estás?

-Pues aquí, encerrado en casa, con toda esta mierda que ha pasado se ha desatado el miedo colectivo y casi todo el mundo se ha encerrado en su casa mientras que la policía, el ejército y los federales patrullan las calles, parece un sitio militar, es la ostia.

-Ya, normal… si te enteras de cuando se levanta el cierre o algo avísame.

-Claro… aunque aún no me has contado lo que pasó después de que Boyd te llamara ¿está todo bien?

Nada más oírlo la vieja herida volvió a reabrirse, esta vez doliendo más que la última vez; como no quería hablar de ese asunto, y mucho menos por teléfono, Rainbow optó por cortar rápidamente.

-Te tengo que dejar, Thunderlane, me están llamado por aquí.

-Ah, bueno, está bien…

Sin decir nada más la chica colgó y se quedó en el sitio, mirando a la nada, dejando pasar el tiempo y dejando que el ambiente que la rodeaba la envolviera. No se esperaba que todo fuera a cambiar de forma tan abrupta, y sin embargo ahí estaba, escondida tras haber atentado en la ciudad, siendo miembro de una banda de moteros de poca monta y con pocas o nulas expectativas de futuro. Realmente no veía qué podía haber de bueno en toda esa situación, aunque en cuanto recordó a sus amigas supo enseguida que no todo estaba tan mal después de todo.

En ese justo momento oyó el ruido de un coche acercándose, levantando la vista y viendo a Twilight y Rarity acercándose hasta ella por el camino de tierra delantero que llevaba hasta la casa. Se acercó a ellas y las saludó.

-Hombre ¿cómo vosotras por aquí?

-Venimos de visita ¿podemos pasar?-inquirió Rarity, que era quien conducía.

-No sé yo, tendrías que preguntar a la señora primero…-murmuró la chica en voz alta, divertida.

-¡Muy graciosa, Dash! ¡Hola, chicas, sí, pasad, podéis aparcar junto al granero, dad la vuelta a la casa y lo encontraréis allí!-indicó Applejack en ese momento desde el balcón de su habitación.

-¡Vale!

-Por cierto ¿y este coche?-inquirió en ese momento Rainbow, observándolo detenidamente.

Se trataba de un Asea sedán de cuatro puertas, compacto y ergonómico, muy a la línea del Premier pero algo más cuadriculado y no tan alargado. Era de color gris.

Imagen
Asea


-Lo hemos alquilado en Paleto Bay, de alguna forma teníamos que movernos ¿no?

-Sí, también.

Rarity se puso en movimiento, rodeando la casa como bien la indicó Applejack y aparcando justo enfrente del granero, el cual permanecía cerrado. Una vez allí Applejack hizo las pertinentes presentaciones al resto de su familia, aunque Apple Bloom recordó enseguida a Twilight comentando.

-Ah, sí, me acuerdo de ti, tú eres aquella chica que se presentó de improviso desnuda…

El comentario encendió entonces a la chica, recordando entonces ese justo momento y muriéndose de la vergüenza; por su parte Applejack la reprendió.

-¡Apple Bloom!

-¿Qué? Si es cierto, Big Mac también la vio ¿verdad, Big Mac?

-Errr… nope…-murmuró el aludido, igual de cortado que Twilight.

Antes de que la cosa fuera a más Applejack se adelantó y comentó.

-En fin ¿queréis que os enseñe nuestras tierras?

-Sí, vale-murmuró Twilight rápidamente.

-No veo por qué no-añadió Rarity.

No había mucho que ver en cuanto a terrenos se refería, pero igualmente lo vieron todo, desde el manzanar principal justo al lado de los silos, el corral con sus pocos animales en él, entre ellos cerdos, algunas gallinas, unos pocos gallos y poco más, los terrenos del sur donde se encontraba la gran mayoría de sembrados junto al granero pequeño. El tour terminó en lo alto de una colina en el lado sur de sus tierras, desde donde se podía observar de un solo vistazo las hectáreas que poseían.

Imagen
Rancho Apple


-Y bueno, eso es todo, no es mucho pero nos mantiene, aunque últimamente pasamos una mala racha, la producción de manzanas nos falló y la carpocapsa echó a perder la última cosecha.

-Oh, vaya, qué mal…

-¿Carpo qué?-inquirió Rainbow, extrañada.

-La polilla del manzano-comentó Twilight rápidamente.

-Qué pena… aunque tengo que admitir que el sitio es bastante pintoresco, y eso que soy más de ciudad-murmuró Rarity, observando el paisaje.

-Los Apple siempre hemos sido gente de campo, vivimos de la tierra y de lo que ésta puede darnos. Pero de igual forma que nos da, también nos quita, y no podemos controlar los elementos, por mucho que a veces me gustaría.

-Vaya, querida, qué filosófica…

-No te hacía yo tan pensadora, Jack… ¿has estado leyendo algo últimamente?-inquirió Rainbow, divertida.

Ante eso la chica la dedicó una adusta peineta, sin decirla nada y mirándola con mala cara, aunque la chica de pelo multicolor se lo tomó con mucho humor.

Aunque en ese momento Twilight recordó las compras pendientes que tenían y comentó.

-Ah, por cierto, Applejack ¿sabes si hay por aquí algún sitio donde podamos comprar algo de ropa y útiles de aseo?

-Ah, sí, en la calle principal del pueblo hay una tienda en la que venden ropa rebajada y un supermercado, allí podréis comprar lo que necesitéis.

-Bien ¿dónde está?

-Os puedo acompañar, no está muy lejos.

Applejack se ausentó un momento de la granja y llevó a Twilight y Rarity allí. Lo bueno de pueblos como ese era que la gran mayoría de servicios y recursos eran mucho más baratos que en la ciudad, por lo que resultaba mucho más económico. Lo único que variaba era la calidad, aunque eso a Twilight no la importaba demasiado, comprándose un par de vaqueros junto con un par de camisetas, una sudadera para las noches, ya que tendía a refrescar, y otro par de zapatillas. Por su parte Rarity optó por algo más a su línea, comprándose un par de blusas, dos faldas de vestir y unos zapatos de medio tacón que conjuntaban bien con su estilo refinado.

Imagen
Tienda de descuento


Tras eso se pasaron por el supermercado e hicieron lo propio con el resto de cosas que necesitaban, encontrándolo todo a mitad de precio e incluso más barato que en un supermercado de ciudad.

-Madre mía, vivir aquí ya es toda una ganga de por sí…-murmuró Twilight, asombrada.

-Desde luego, querida, en Vice City está todo muy caro, los negocios locales aprovechan que es una ciudad turística para inflar los precios una barbaridad-comentó Rarity.

-No sé cuánto lo harán, pero Liberty City tampoco es que sea barata, y eso que también es turística. Y Los Santos no le va a la zaga.

-Los Santos es tremendamente cara, al menos para mí, pero ya veis, puedes tener todo lo que necesites por precios más decentes. Ventajas de vivir en el condado de Blaine…-murmuró Applejack.

-Bueno, dijiste que antes vivías en el condado de Los Santos ¿no?-inquirió en ese momento Rarity.

-Sí, aunque allí apenas hay comercios aparte de los de la propia ciudad, por lo que siempre veníamos a comprar aquí. Aunque es mucho más barato, el condado de Blaine también tiene algunas cosas caras, por ejemplo comprar y reconstruir nuestra actual vivienda nos costó un buen ojo de la cara, y hubiera salido por mucho menos si no hubiera sido porque estaba destruida.

-Oh, sí, me contaste la historia ¿en serio estuviste trabajando para ese psicópata?-inquirió en ese momento Rarity.

-Sí, no me lo recuerdes, menos mal que se fue hará cosa de unas semanas y no le he vuelto a ver el pelo… o lo poco que le queda.

-Bueno, al menos ahora te ha dejado en paz…-murmuró Twilight.

-Sí, aunque sólo para ser remplazado por una déspota mandona pelirroja… al menos Philips pagaba.

Twilight abrió la boca para decir algo, pero entonces prefirió quedarse callada y no dijo nada. Rarity la miró de reojo, pero tampoco dijo nada al respecto.
Tras las compras regresaron todas a la granja en torno a mediodía y nada más llegar Apple Friter salió de la casa para hablar con Applejack.

-Ah, hola Fritter ¿cómo va la comida? Te encargabas tú hoy ¿no?

-Sí, el caso es ese, se me ha vuelto a ir la mano y he hecho de más, ya sabes que no me termino de acostumbrar a las medidas, somos tantos…

Normalmente en casa de Applejack la abuela solía cocinar para cuatro: Big Mac, Apple Bloom, ella misma y la propia Applejack. Pero desde que murió, el aspecto de la comida va rotando entre los presentes, además de ser muchos más que de costumbre, por lo que además había que hacer comida para siete personas en total: Applejack, Big Mac, Apple Bloom, Braeburn, Apple Cobbler, Apple Fritter y Fiddlesticks. Hacer comida de más realmente no era ningún problema, sin embargo Applejack decidió aprovecharlo a su favor.

-Hey, chicas ¿queréis quedaros a comer? Hemos hecho comida para un regimiento y sería un desperdicio no aprovecharla toda, además, Rainbow come como una lima…

-¡Te he oído!-exclamó la aludida, la cual ayudaba a Big Mac a cargar con una bala de paja.

-Oh, bueno, no veo por qué no… ¿tú qué dices, Rarity?-inquirió Twilight, dirigiéndose a la aludida.

-Por mí sin problema, querida, siempre y cuando no molestemos demasiado…

-No, para nada, sois bienvenidas en nuestra mesa.

No tardaron mucho más en sentarse para comer, dando buena cuenta de toda la comida que hizo Fritter, la cual se había esmerado bastante en ese sentido. Un guiso de carne con arroz acompañado de mazorcas de maíz asadas y puré de patatas hizo las delicias de todos los presentes, acompañadas además como postre de un buen surtido de frituras de manzana; tanto Twilight como Rarity quedaron encantadas, ya que nunca habían probado nada semejante, felicitando rápidamente a la cocinera.

-Caramba, Fritter, eres una gran cocinera…

-Desde luego que sí, querida, qué guiso más bueno te ha quedado, chapó…

-Oh, muchas gracias, chicas, en la familia Apple abundan los buenos platos como estos, y todos sabemos preparar nuestras propias recetas-explicó ella.

-¿De veras?

-Oh, sí, desde luego, somos una familia tan grande que incluso compartimos recetas y las mejoramos entre todos.

-Vaya… ¿cuán grande sois, por curiosidad?-inquirió entonces Twilight.

Ante eso la propia Applejack fue la siguiente en responder.

-Pues mira, somos un gran clan familiar que se extiende por todo el estado de San Andreas. Aquí en el sur estamos nosotros, Big Mac, Apple Bloom y yo, y en el resto del estado se reparten la gran mayoría de miembros.

-Sí, por ejemplo Fritter y yo venimos del condado de Paleto, que está en la parte norte del estado, tenemos otra granja de manzanas allí y vivimos con varios familiares más-reveló Cobbler.

-Sí, y yo vengo del condado de Red, que está un poco más al oeste del condado de Paleto y no muy lejos de la ciudad de San Fierro. También vivo con otros familiares, tenemos además una pequeña banda de música country-comentó Fiddlesticks.

-Por mi parte vengo del condado de Bone, un sitio típicamente desértico y no muy lejos de la ciudad de Las Venturas, tenemos tierras ricas en sustratos y logramos cultivar manzanas en pleno desierto, es bastante impresionante-añadió Braeburn.

-Caramba, querida, sí que estáis en toda San Andreas…-murmuró Rarity, asombrada.

-Gran parte de la familia sí, aunque también tengo familiares en la costa este, mis tíos Orange viven en Liberty City, concretamente en Algonquin-reveló entonces Applejack, para sorpresa de Twilight.

-¿Ah, sí?

-Sí, de hecho una vez cuando era pequeña fui a visitarles, ya que tenía curiosidad por ver cómo era la vida allí, pero no me gustó demasiado y volví a casa en poco menos de una semana.

-Vaya, no tenía ni idea…-murmuró Twilight, sorprendida.

-Sí, bueno, tampoco surgió la ocasión… pero ya ves, los Apple tenemos dominada toda esta parte de la costa oeste.

-Ya veo, ya…

Tras la comida estuvieron hablando un rato en el salón hasta que la gran mayoría de los Apple se retiraron para echarse un rato, algo que solían hacer de vez en cuando sobre todo cuando comían copiosamente, y esa no iba a ser la excepción.

Por su parte Twilight, Rarity y Rainbow permanecieron despiertas, quedándose en el salón viendo la tele; en ese momento estaban echando la serie animada de Gordon Moorehead vuelve a la carga, una antigua serie policial radiofónica de los años cuarenta que posteriormente fue readaptada a serie de animación, con un estilo clásico que emulaba los años cuarenta y cincuenta americanos.

-Oh, me acuerdo de esta serie, era muy popular en Vice City ya que al principio estaba ambientada allí-comentó Rarity.

-Sí, de hecho creo que en un capitulo comentan que se mudaron de allí a Los Santos… ¿había pantanos en Vice Beach?-inquirió Twilight, extrañada.

-Cuando era una zona sin desarrollar, sí, era una zona pantanosa bastante peligrosa, pero luego comenzaron a adecentar el sitio, a construir y se convirtió en la actual y glamurosa Vice Beach.

-Suena como a un sitio en el que te pega estar, Rarity.

-Huy, sí, y sin embargo vivo en Starfish Island. La ironía que es mi vida…

Ante eso Twilight se quedó callada, no muy segura de si responder a eso, pero en ese momento Rainbow comentó.

-Agh, qué rollo, no sé cómo os puede gustar tanto ver la tele, yo no la soporto. Salgamos de aquí a hacer algo, me aburro.

-Bueno, podemos salir a dar un paseo si eso…-murmuró Rarity en ese momento.

-No veo por qué no, así bajamos la comida-asintió Twilight.

-¡Pues vamos, será mejor que estar aquí paradas sin hacer nada!

Las tres salieron de la casa y se dirigieron hacia el sur desde donde estaban, al tiempo que Rainbow lideraba la comitiva. Si por algo destacaba la chica era por su carácter inquieto y su imposibilidad de estar parada sin hacer nada, rasgo que contrastaba ampliamente con Twilight o Rarity, que se lo tomaban con más calma.

Siguiendo el camino de tierra llegaron hasta la carretera, concretamente hasta Grapeseed Avenue, la cual atravesaba de ese a oeste toda esa parte de la localidad y llevaba directamente hasta el extremo norte de la cordillera de San Chianski. Se dirigieron hacia allí para contemplar las vistas, pasando bajo el puente ferroviario y observando desde allí las vistas; la carretera hacía las veces de frontera entre el inicio de la cordillera de San Chianski y los pies del monte Gordo, conformando así un estrecho paso desde donde se podía ver al fondo la figura del faro de El Gordo. Animadas por la propia Rainbow se dirigieron hacia él para verlo mejor, cruzando un pequeño puente de madera y andando por un camino de tierra que llevaba hasta una solitaria casa de estilo Cape Cod, la cual encaraba el faro, situado en una pequeña islita a unos pocos metros de la propia costa.

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Paso montañoso y faro El Gordo


El camino de tierra continuaba hacia el norte, bordeando los pies del monte Gordo, hasta acabar unos pocos metros más adelante, aunque desde donde estaban vieron una cabaña justo al lado de un estrecho sendero y junto a los acantilados. Llevadas por la curiosidad se acercaron para verla un poco mejor, y fue entonces cuando la vieron rodeada de animales de todo tipo, entre ellos un par de ciervos, varios conejos, unos pocos castores, varias ardillas, tres gatos monteses y una gaviota.

-¿Fluttershy?-soltó entonces Rainbow.

Nada más oír esa voz todos los animales salieron en desbandada, asustados, aunque la chica al verlas murmuró.

-¡Anda, chicas! ¿Qué estáis haciendo aquí?

-Dábamos un paseo cuando te encontramos… así que vives aquí-murmuró Twilight.

-Sí, hice construir esta cabaña aquí y me asenté en este sitio.

-Ya veo… es un lugar bonito.

-Es precioso, se vive muy bien aquí, hay tanta paz y silencio… y, como habréis visto, no estoy sola-añadió ella, con una sonrisa.

-¡Es impresionante! ¿Cómo lo haces? Son animales salvajes ¿no?-inquirió Rainbow mirando a los aludidos, los cuales se habían quedado a una distancia prudencial de ellas.

-No sé, es algo que tengo, desde siempre he tenido una conexión especial con la naturaleza, me siento muy cómoda entre animales, más que entre personas… sin ofender, por supuesto, vosotras sois una excepción.

-No pasa nada-murmuró Twilight, llena de curiosidad.

-Oh, es simplemente divino, querida, parecías salida de un cuento de hadas…

Ante eso Fluttershy esbozó una tímida sonrisa y se acercó un poco a los ciervos, uno macho y el otro hembra, al tiempo que murmuraba.

-No pasa nada, pequeños, no os van a hacer daño, son solo unas amigas mías. Vamos, vamos, venid aquí…

Ambos venados la miraron de arriba abajo, cabeceando ligeramente, hasta que se acercaron a ella con paso lento pero seguro; el macho fue el primero en llegar hasta ella, dejándose acariciar por la muchacha, al tiempo que la hembra también demandaba mimos por su parte, a lo que Fluttershy tan solo pudo acariciar con la otra mano libre. El resto de animales perdieron el miedo enseguida y se acercaron a ella también. Los gatos monteses se enredaron entre sus piernas, con sus colas en alto y maullando débilmente. Los castores se arrejuntaron junto a sus piernas, al tiempo que las ardillas hacían lo propio hasta alcanzar sus hombros. Los conejos se acurrucaron junto a sus pies, moviendo sus narices en un gesto tranquilo, y la gaviota voló de vuelta desde un árbol cercano hasta posarse en la cornamenta del ciervo macho.

Las demás observaron esta bella estampa con sendos gestos de asombro grabados en sus caras, incluso Rainbow aprovechó para hacer una foto que quedó perfecta. Twilight fue la primera en hablar, haciéndolo en voz baja.

-Jamás había visto nada semejante…

-Desde luego que sí, querida, es hasta mágico…-murmuró Rarity, con gesto extasiado.

-Parece Blancanieves…-añadió Rainbow.

En un momento dado la chica dirigió su mirada hacia sus amigas y las indicó mediante gestos que se acercaran, Twilight fue la primera en moverse hasta quedar a su lado sin que los animales se marcharan. Sin decirla nada la indicó que acariciara al ciervo macho, Twilight alzó la mano con algo de duda, a lo que el animal reculó un poco, pero entonces Fluttershy cogió su mano y la posó suavemente en su hocico, lo que calmó al ciervo y tranquilizó a Twilight, quien empezó a acariciarlo con seguridad. Las demás también se aproximaron, Rarity se acercó a los gatos monteses y los acarició con ternura, y Rainbow se atrevió con los castores, los cuales se cogían a sus dedos y hacían amago de ir a morderlos, pero sin llegar a hacerla realmente daño.

-Vaya, nunca creí que llegaría a tocar un venado…-murmuró Twilight, acariciando esta vez a la hembra mientras la olisqueaba la ropa.

-Estos gatos monteses son de lo más elegantes, aunque son algo más grandes que mi gata Opal…-comentó Rarity, sin dejar de acariciarlos.

-No tenía ni idea de que los castores fueran tan juguetones…-añadió Rainbow, elevando levemente a uno de ellos mientras éste se agarraba a su brazo.

Por su parte Fluttershy permaneció en silencio, disfrutando de la compañía tanto de sus amigas como de los propios animales, esbozando una alegre y radiante sonrisa que la hizo verse particularmente feliz. Entre las cuatro les estuvieron dando de comer y pasando gran parte de la tarde, dejando pasar el tiempo. Un brillante sol iluminaba la costa de San Andreas.

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Los recuerdos iban y venían, proyectándose en su mente como en una gran pantalla de cine; momentos específicos, detalles inconexos iban pasando delante de sus ojos como en una película muda. Vio luces y sombras danzando a su alrededor, mostrándolo todo y nada al mismo tiempo. Sonidos apagados reverberaban en la distancia, sin apenas distinguirse los unos de los otros. En un momento dado comenzó a distinguir siluetas más pronunciadas y definidas; vio un skyline que le era familiar, con altos edificios rematándose en la distancia y junto a una figura con un brazo en alto sosteniendo algo y esbozando una gran sonrisa. Tras eso vino una súbita calma, seguida entonces por una gran algarabía en la que apenas logró distinguir casi nada de lo que decían salvo una única palabra.

¡Sunset!

Fue entonces cuando la aludida despertó de improviso, reincorporándose de golpe en el jacuzzi y dejando escapar un leve gruñido. No era tan raro quedarse dormido, después de todo el agua tenía una temperatura templada ideal que contrastaba con el ambiente frío de la costa, aunque al mismo tiempo era un tanto molesto, ya que tanto tiempo metida en él no era bueno para la piel. Se mojó un poco la cara para despejarse y consultó la hora en su móvil, viendo que ya eran las siete de la tarde. La luz parda del sol poniéndose en la distancia teñía el agua del pacífico y el casco blanco del yate, dándole un ambiente distinto y bastante llamativo.

La chica se puso en pie y salió de allí, envolviéndose en una toalla blanca cercana y empezándose a secar con ella. Se la enrolló en la cintura tras eso y se acercó a la barandilla, contemplando el estado de San Andreas desde allí. Hasta ahora la estancia en el super yate de lujo Aquarius de su jefe estaba siendo bastante placentera, pero al mismo tiempo un tanto solitaria. Aparte de algunas personas de la tripulación con los que hablaba de vez en cuando, entre ellas la camarera del bar de la entrecubierta, el capitán Brendan Darcy y poco más, apenas tenía mayor contacto con ninguna otra persona, ni siquiera con su jefe, el cual se pasaba la gran mayoría del tiempo en su camarote y sólo salía a cubierta cuando nadie más estaba allí.

Siempre había sido un hombre esquivo y solitario, pero desde que estaba allí viviendo con él le notaba aún más receloso y esquivo que de costumbre. Recordaba que cuando comenzó a trabajar para él estaba bastante en contacto con ella, hablando sobre todo de negocios, pero ahora parecía que no estuviera ahí, al menos para él.

Por otro lado también recordaba a Sparkle, para su buena o mala suerte, preguntándose para sus adentros lo que estaría haciendo. Aún no comprendía por qué su jefe iba a dejarlas descansar así sin más, aunque por otro lado los más recientes acontecimientos la daban una rápida respuesta, ya que tras semejante golpe se hacía necesario pasar desapercibido durante un buen y largo tiempo. Después de todo había sido un golpe bastante arduo y muy grande en términos de repercusión y efectos se refería, ya que no sólo habían dañado en gran parte a la ciudad, sino que habían provocado que se decretara y mantuviera por tiempo indefinido la ley marcial, cerrando los accesos a la misma y aislándola del resto del estado y el país, y esas eran palabras mayores.
Finalmente prefirió dejarlo estar y se dirigió a su camarote para cambiarse; a pocos metros enfrente de donde estaba el jacuzzi, y bajo las escaleras que llevaban a las cubiertas superiores, se encontraba el acceso a las cubiertas internas. Nada más entrar, un pequeño y sobrio recibidor la dio la bienvenida, el cual estaba decorado de forma minimalista y con un par de sillones y una mesita situados justo enfrente de la puerta; detrás de la pared se encontraban las escaleras que llevaban a la entrecubierta, donde había un amplio salón de estar y un bar propio con una amplia remesa de alcohol de todo tipo. Sin embargo se dirigió a mano izquierda, pasando las escaleras, y entrando en el pasillo que daba acceso a los camarotes de ese lado del barco. Entró en el primero, el suyo, y ya allí se quitó el bikini para que se secara y se cambió, quedándose vestida con una ropa más de estar por casa, pero sin perder la formalidad de cara al resto del pasaje y a su propio jefe, ya que éste último odiaba la informalidad en todas sus facetas. Para ello se quedó vestida con un pantalón de seda y una blusa suave, conjuntándolo con unos zapatos deportivos.

Una vez que estuvo más cómoda se dirigió a la entrecubierta y entró directamente en el bar, donde se encontró con la barman, la cual la saludó nada más entrar.

-Buenas tardes, señorita Shimmer.

-Buenas, Jenny, ponme un whisky, cortito.

-Marchando.

La mujer escanció un corto chorro de whisky en un vaso old-fashioned y lo acompañó con unos cuantos cubitos de hielo para refrescarlo; Sunset le dio un sorbo y se sentó en un sillón cercano, dejando escapar un prolongado suspiro. Jenny la vio y comentó al respecto.

-La noto un tanto apagada, señorita Shimmer ¿qué la ocurre?

-Pues… la verdad es que no lo sé, Jenny…

-¿Qué quiere decir?

-Quiero decir que… estoy aquí, en un super yate de lujo, con todas las comodidades del mundo y rodeada de lujos, pero aun así… no me siento satisfecha. Es como si el estar aquí no me llenara…

Ante eso Jenny se quedó pensativa, rumiando en una respuesta que la pudiera satisfacer, hasta que finalmente murmuró.

-Bueno, salta a la vista que no se encuentra del todo cómoda. Si tiene alguna queja en relación al servicio o la tripulación no dude en hacérselo saber al capitán Darcy.

-No, no es nada de eso, sois todos buena gente, es el hecho en sí, es… agh, no sé ni cómo explicarlo…-masculló Sunset, dándole otro sorbo al whisky.

-Bueno, tal y como yo la veo me da la sensación de que echa de menos algo… o quizás a alguien…

Ese comentario dio que pensar a Sunset, sosteniendo la copa entre sus manos y moviéndola en círculos con gesto pensativo; había demasiadas cosas que echaba de menos, y sin embargo no había vuelto a pensar en ellas desde hacía mucho tiempo. Sus recuerdos se agolpaban en su cabeza, sin apenas dejarla pensar con claridad; imágenes inconexas y borrosas seguían atravesando su mente, recordando los acontecimientos más recientes, hasta que finalmente se detuvo en el momento más o menos apropiado, no supo distinguirlo con claridad. Vio entonces a Twilight y las demás abrazadas en un gesto de infinita alegría difícil de discernir para ella, al tiempo que esa voz en su subconsciente volvía a llamarla por su nombre. Cerró los ojos y sacudió levemente la cabeza, tratando de que todo esos recuerdos se marcharan, y dio otro sorbo algo más largo al whisky, terminándoselo casi todo.

-No tiene importancia, Jenny, perdona por haberte molestado.

-No molesta, señorita Shimmer.

-Ya… ¿dónde está el jefe?

-¿El señor? No le he visto en casi todo el día, no se ha pasado por aquí en ningún momento desde esta mañana.

Ante eso la chica esbozó un gesto inquisitivo casi imperceptible, como si la molestara el hecho en sí. Se terminó entonces de una sentada lo que quedaba de whisky y se levantó, dejando el vaso en la barra.

-Gracias por el whisky, Jenny.

-No hay de qué, la cena estará lista enseguida, la llamaremos en cuanto esté servida.

Ante eso Sunset tan solo asintió y se dirigió de vuelta al pasillo izquierdo inferior de los camarotes; nada más acceder a él, vio entonces a su jefe al otro lado del mismo, sentado en un sillón y envuelto entre las sombras que se formaban, ya que no había ventana a ese lado del pasillo. La chica se dirigió a él apropiadamente.

-Ah, buenas tardes, señor.

-Buenas tardes, Sunset.

Hubo un denso silencio tras ese seco saludo y Sunset se quedó un tanto cortada, sin saber muy bien qué decir, aunque al final se decidió hablar.

-Se… señor ¿puedo preguntarle algo?

Ante eso el hombre no dijo nada, moviendo levemente la cabeza hacia delante.

-¿Está todo bien?

Ante esa pregunta el hombre se reincorporó levemente, mirándola atentamente desde donde estaba hasta que finalmente inquirió.

-¿A qué te refieres?

-A… a todo, en general, ya sabe… ¿se sabe algo del asunto de los federales? ¿Ha podido acceder a la información del disco duro?

El hombre la volvió a mirar de cabo a rabo y la chica notó como un agudo escalofrío la recorría de arriba abajo, sin saber muy bien por qué. Al segundo siguiente el hombre volvió a hablar.

-Si es eso lo que te inquieta, en tal caso no tienes por qué preocuparte. Está todo bien. Sí, está todo bien.

Sunset se sintió incapaz de rebatirle o de preguntarle de nuevo, prefiriendo quedarse callada momentáneamente. Aunque al segundo siguiente logró reaccionar, comentando de seguido.

-Ah, está bien, en ese caso… me retiro a mi camarote…

Ante eso el hombre no dijo nada y la chica se metió de nuevo en su camarote, sin volver a salir de allí. Una vez que estuvo solo el hombre se levantó y comenzó a caminar lentamente hacia la salida, dejando tras de sí un rastro de extrañas sensaciones que se fundían con el ambiente, dando como resultado una extraña mezcla que lo enrarecía y deformaba, como si su sola presencia lo cambiara todo. Salió a la cubierta exterior y observó como el sol terminaba de ocultarse, al tiempo que las luces exteriores del yate comenzaban a encenderse. A unas pocas millas de distancia la central eléctrica Palmer-Taylor trabajaba a pleno rendimiento, con sus chimeneas soltando un constante y negruzco humo que se elevaba en el aire hasta disolverse.

En un momento dado sacó entonces de su chaqueta el disco duro, el cual aún tenía enchufado un cable USB; lo desconectó del todo y lo miró atentamente, como si fuera algo ajeno a él y con un gesto anodino grabado en su cara. Al segundo siguiente lo asió con fuerza, dejando escapar un gesto furioso, y lanzándolo al agua con todas sus fuerzas. El dispositivo chapoteó en el agua y se hundió acto seguido en las frías aguas del océano pacífico.

Tras eso se dirigió ésta vez con paso raudo a la cubierta superior, pasando al lado de un helicóptero SuperVolito Carbon de color negro en un helipuerto, y se dirigió directamente a unas puertas dobles cercanas. Nada más atravesarlas entró de lleno en el puente de mando, donde el capitán de la nave se encontraba, y se dirigió a él.

-¿Señor?-inquirió el hombre, levantándose de su silla frente al timón.

-Movámonos, alejémonos de esta posición inmediatamente.

-Sí, señor ¿algún sitio en concreto?

-Me da igual, quiero estar lejos de aquí.

-En ese caso podemos dirigirnos hacia el norte, hay unas vistas magníficas del monte Chiliad desde la playa de Procopio.

-Me vale. Vámonos. Ahora.

-Sí, señor, nos pondremos en movimiento enseguida.

Tras eso el capitán Darcy se puso a los mandos de la nave y el hombre se fue de allí rápidamente, volviendo a su camarote y encerrándose allí. Pocos minutos después el Aquarius hizo sonar su sirena, recogió las anclas y comenzó a moverse en dirección norte, abandonando su posición y comenzando a navegar. Un manto de estrellas comenzó a arropar el firmamento, al tiempo que una luna menguante se asomaba entre las nubes.

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-¿Y bien? ¿Cómo ha ido?

-La primera fase del plan ha salido a las mil maravillas, a partir de ahora entramos de lleno en la segunda fase. Si ese hombre es como los informes del departamento de psiquiatría constatan, entonces no habrá ningún problema.

-¿Está seguro de todo esto, señor mío? No me hace ninguna gracia tener que dejar pasar semejante tropelía sólo por un plan que, de por sí, luce descabellado.

-Bueno, cierto es que los métodos que han empleado no han sido del todo éticos…

-¿Del todo? Por favor, señor mío, que han bombardeado la ciudad, ese hombre es un demente…

-Lo sé, lo sé, es todo un angelito, pero ahora debemos centrarnos en la segunda fase y debemos permanecer muy atentos y ver cómo se desarrollan los acontecimientos. No se preocupe, señora presidenta, lo cazaremos, eso se lo garantizo.

-Más le vale, más le vale que todo esto dé resultado, porque en caso contrario las cosas se van a complicar mucho, y no sé yo si podré tranquilizar al congreso y al senado después de semejante atropello. Madre mía, si George Washington levantara la cabeza… ahora mismo no me estoy diferenciando tanto de Joe Lawton.

-Oh, vamos, señora presidenta, mire el lado bueno, ahora está donde nosotros queríamos. Tiene que tener un poco más de fe en mí y en mi fabuloso plan…
Ante eso Celestia le miró con gesto anodino y levantando una ceja, a lo que el hombre rápidamente respondió.

-¿Qué? Ya sé que no soy el tipo más formal del mundo, pero tiene que reconocer que el plan, aun a pesar de sus discutibles métodos, podría funcionar.

-Por su bien espero que funcione…

-Oh, lo hará, ya lo verá. Confíe en el plan, señora presidenta, confíe en el plan. Después de esto podremos montar una pequeña fiestecilla en el departamento y sus índices de popularidad subirán como la espuma, se lo garantizo.

Ante eso Celestia suspiró, comentando de seguido.

-No es eso lo que más me preocupa, sino la gente que ha salido perjudicada… y sobre todo ellas. No se merecían algo así.

-Sí, bueno, es una desgracia personal para cada una, pero ya sabe cómo va esto, el plan…

-Sí, sí, el plan, confío en el plan…

-Exactamente, muy aguda señora presidenta, aprende rápido.

La aludida tan solo rodó los ojos, comentando de seguido.

-En fin, puede retirarse, manténgame informada.

-Sí, señora presidenta, a sus órdenes. ¡Ta-da!

El hombre se marchó del despacho oval y, una vez solas, Celestia inquirió.

-¿Y bien? ¿Cómo lo ves?

-Veo que ese tipo es insoportable.

-Sí, ya, aparte de eso…

-Ya te lo comenté en su día, Tia, es una auténtica locura… pero si dice que funciona, pues bueno, habrá que darle un voto de confianza.

-Ya, Luna, pero es que es eso, ha habido un ataque en suelo americano, el parlamento y el congreso me piden cuentas, y la gente está cabreada y asustada a partes iguales. Y esas pobres chicas están en medio.

-Lo sé, Tia, lo sé, es terrible, pero no hay otra alternativa.

-Sí… ése es el problema, que no hay otra alternativa…

Ante eso Celestia se quedó callada, pensando en sus propias cosas, pero en ese momento su hermana se levantó del sofá y se acercó a ella, cogiéndola de una mano y diciendo.

-Tia, eres mi hermana y confío en ti, es más, mira a tu alrededor, mira donde estamos. Si hemos conseguido llegar hasta aquí ha sido gracias a tu ingenio y perseverancia, pero sobre todo por tu deseo de cambiar las cosas. Las cosas cambiarán gracias a ti. Pero para eso debemos hacer sacrificios. Estoy segura de que todo saldrá bien.

La presidenta asió de la mano a su hermana y esbozó una tímida sonrisa, al tiempo que murmuraba.

-Gracias, Luna, espero que así sea.

-Lo será, ya lo verás.

Tras eso Luna se retiró, aunque Celestia se quedó un poco más allí, terminando el papeleo faltante. La misma luna menguante brillaba sobre la capital, alumbrándola débilmente.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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