Diamante púrpura [Romance] [Cap. 21 - Act. 4/4/23]

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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Notapor agustin47 » 19 Jul 2015, 04:38

Eres genial. Y encima sacas los capítulos a las 5 de la mañana de España, con lo que me das algo que hacer a esta hora... Te quiero :qmeparto:
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Notapor agu10_play » 19 Jul 2015, 05:13

agustin47 escribió en 19 Jul 2015, 04:38:Eres genial. Y encima sacas los capítulos a las 5 de la mañana de España, con lo que me das algo que hacer a esta hora... Te quiero :qmeparto:


Gracias :mola: Cuando lo publiqué, eran las 11:30 p.m. acá en Argentina. Decidí hacerlo ahora y ya quedarme tranquilo porque en unas horas me voy de vacaciones por una semana :P ¡Saludos! Y espero lo disfrutes :)
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Notapor agustin47 » 19 Jul 2015, 06:31

Lo he disfrutado mucho. Espero que te lo pases genial en tus vacaciones :)
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Notapor LloydZelos » 19 Jul 2015, 13:04

Genial capítulo del que solo puedo destacar como algo negativo el HORRIBLE nombre de manzatruenos (sí, sé que es como se le llama oficialmente por Latinoamérica), y en el que consigues trasladar a la perfección la tensión y la acción del rescate y la paz de dos amigas con compromisos compartiendo un pastel a un lado del camino. Pero es demasiado corto :rarwhy: Y por cierto, curioso que hayas metido una cría de ortros.

Disfruta tus vacaciones, que te las has ganado 8)
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Notapor agu10_play » 19 Jul 2015, 17:59

LloydZelos escribió en 19 Jul 2015, 13:04:Genial capítulo del que solo puedo destacar como algo negativo el HORRIBLE nombre de manzatruenos (sí, sé que es como se le llama oficialmente por Latinoamérica), y en el que consigues trasladar a la perfección la tensión y la acción del rescate y la paz de dos amigas con compromisos compartiendo un pastel a un lado del camino. Pero es demasiado corto :rarwhy: Y por cierto, curioso que hayas metido una cría de ortros.

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Sorry, pero era inevitable :P Por curiosidad, ¿Cómo se nombraron allá a esas manzanas?

Y si, en algunas escenas quizá debería haberme explayado un poco más, pero intenté terminar el capítulo para ayer porque de otra forma iba a terminar subiéndolo el mes que viene :P Y el cachorro de ortro, por si acaso, no está de adorno. Es un personaje más, y uno bastante importante c:

Ya las arranqué, ahora mismo estoy en el auto camino a un pueblito tranquilo en el medio de la nada :uh: En fin, ¡Saludos Lloyd! Y gracias por pasarte :mola:
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Notapor LloydZelos » 19 Jul 2015, 19:15

agu10_play escribió en 19 Jul 2015, 17:59:
LloydZelos escribió en 19 Jul 2015, 13:04:Genial capítulo del que solo puedo destacar como algo negativo el HORRIBLE nombre de manzatruenos (sí, sé que es como se le llama oficialmente por Latinoamérica), y en el que consigues trasladar a la perfección la tensión y la acción del rescate y la paz de dos amigas con compromisos compartiendo un pastel a un lado del camino. Pero es demasiado corto :rarwhy: Y por cierto, curioso que hayas metido una cría de ortros.

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Sorry, pero era inevitable :P Por curiosidad, ¿Cómo se nombraron allá a esas manzanas?

Y si, en algunas escenas quizá debería haberme explayado un poco más, pero intenté terminar el capítulo para ayer porque de otra forma iba a terminar subiéndolo el mes que viene :P Y el cachorro de ortro, por si acaso, no está de adorno. Es un personaje más, y uno bastante importante c:

Ya las arranqué, ahora mismo estoy en el auto camino a un pueblito tranquilo en el medio de la nada :uh: En fin, ¡Saludos Lloyd! Y gracias por pasarte :mola:

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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Notapor Volgrand » 21 Jul 2015, 22:13

Me ha gustado mucho. Tienes una gran habilidad para narrar un slice of life tan mundano como el de Spike. ¡Sigue así!
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Notapor agu10_play » 22 Jul 2015, 18:19

Volgrand escribió en 21 Jul 2015, 22:13:Me ha gustado mucho. Tienes una gran habilidad para narrar un slice of life tan mundano como el de Spike. ¡Sigue así!


Gracias Volgrand :3 Aunque en los capítulos venideros quiero concentrarme más en Sweetie Belle, after all she is the star here :P ¡Saludos! Y gracias por pasarte ;-)
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 8 - Act. 23/8/15]

Notapor agu10_play » 23 Ago 2015, 19:50

Capítulo 8 - Al caer la noche


Los últimos rayos del sol de atardecer se colaban a través de las nubes al final de lo que había sido un día con mucho movimiento para la joven estudiante de música quien, cargando con una caja de madera en su costado -la cual contenía al cachorro de dos cabezas- caminaba sin prisas a través de las calles del pueblo, cuya actividad comenzaba a disminuir gradualmente con el paso del tiempo.

Desde la mañana, había pasado por una situación de peligro mortal con objeto de salvar al pequeño que ahora la acompañaba, habían galopado hacia la veterinaria para tratarle, visitado la casa de una de sus más queridas amigas, almorzado con ella y pasado la tarde ayudándole con el cuidado de sus propios animales.

Luego de unas horas, Apple Bloom decidió que debía descansar bien su casco si lo que quería era reiniciar sus labores normales lo más pronto posible, por lo que luego de almorzar con la unicornio y la pegaso, había partido con destino a Sweet Apple Acres a echarse una buena siesta, dejando la caja que había construido con Sweetie Belle para transportar a su nueva "mascota".

Ahora ella se encaminaba hacia la biblioteca Golden Oak donde había concertado sus clases con la princesa de la armonía y donde, con suerte, encontraría un hogar para su pequeño amigo. El ortro ladró con vehemencia para llamar la atención de Sweetie quien, al voltearse, notó que este intentaba sin éxito escapar de la caja.

—Tranquilo amiguito, te sacaré de ahí apenas lleguemos con Twilight. ¡Te encantará! Ya verás. -Intentó llevar su casco izquierdo sobre su hombro derecho para acariciar sus dos cabezas y así calmarle, algo que le resultó difícil en sobremanera dada la estructura y posición de la caja.

Mientras reiniciaba su paso, una sombra de duda apareció en su rostro cuando consideró si realmente conseguiría lo que se proponía: convencer a sus amigos de adoptar al pequeño. Aquella era, probablemente, su última oportunidad para mantener al cachorro cerca de ella, por lo que pondría todas sus energías en aquel intento.

La princesa y el dragón eran sus únicos amigos con un hogar lo suficientemente amplio como para albergar a un animal semejante en cuanto creciera, y siempre había alguien en aquella morada, por lo que el pequeño no estaría solo y abandonado. En lo que pensaba en ello, de un momento a otro se encontró frente a la biblioteca; había llegado la hora de la verdad. Abrió la puerta, e ingresó en el recibimiento con porte alegre.

—¡Twilight! ¡Spike! ¿Hay alguien en casa? -Preguntó con gentileza.

Se extrañó al no encontrar ni al dragón ni a la princesa en las cercanías, pero si las luces encendidas. Consideró que, probablemente, solo habían salido por un momento, por lo que se tomó la libertad de cerrar la puerta tras de sí y de cruzar la estancia, dirigiéndose a la sala continua. No había una sola alma en las cercanías.

El cachorro ladró una vez más para llamarle, y Sweetie comprendió que el mismo ya estaba cansado de quedarse allí mientras ella le llevaba de un lado a otro. Sonriéndole, se dispuso a desajustar las correas, retirando la caja de su costado al colocarla en el suelo, y dejando salir al pequeño.

Sus ojos curiosos recorrieron toda la sala mientras caminaba con cautela sobre el extraño suelo de madera tallada, grabando en su mente la imagen de todo objeto que llamara su atención. Mientras el cachorro hacia esto, Sweetie Belle buscó en las estanterías los libros que había estado estudiando la tarde anterior bajo la tutela de Twilight: “Levitación, ¡Un poder fuera del límite físico!”, “¡Mantenlo dentro! Campos de fuerza avanzados” y “Compendio de magia: Volúmenes 1 a 36”. Le tomó un poco de trabajo extra retirar este último del estante dado el gran peso que suponía, pero al lograrlo, estuvo a punto de caerle encima.

Antes de que se hubiera movido para evitar el golpe, dos garras purpuras detuvieron el gran tomo en el aire. Sobre ella, el dragón de ojos verdes le dedicaba una mirada divertida.

—Oye, ten cuidado. Podrías haberte hecho daño. -Advirtió, mientras lo llevaba sin mucho esfuerzo hacia la mesa circular del centro.

—Claro que no, lo tenía todo bajo control.

—No desde mi punto de vista.

—Entonces deberías ir con el oculista. -Lanzó ella, a lo que el dragón soltó una pequeña carcajada. Sweetie notó entonces el aspecto de su amigo, quien lucía una pañoleta sobre las púas de su cabeza, y un delantal rosa con un corazón bordado en el centro. Intentó contener su risa mientras este se volteaba.

—Lamento decepcionarte, pero Twi aún no ha llegado. ¿Quieres que te prepare algo para merendar?

—Estoy bien, gracias. Pero... si me vendría bien sentarme un poco. -Advirtió, tomando asiento frente a la mesa circular.- Estoy algo cansada.

—Oí que en la mañana tuvieron algunos problemas en el camino de regreso. -Comentó el dragón, curioso, apoyándose contra una de las estanterías con brazos cruzados. La unicornio suspiró, sonriente.

—¿La versión corta, o la larga?

—Sorpréndeme. -Respondió de la misma forma, pero antes de que Sweetie comenzara a relatar su historia, Spike notó por el rabillo del ojo una caja de madera que antes no estaba allí.- ¿Eso es tuyo? -La estudiante se percató entonces de que el cachorro no se encontraba en los alrededores.

—Oh cielos, lo olvidé por completo. -Se incorporó, inquieta.- ¿Dónde se ha metido?

—Espera, ¿Quiéres decir que-...? ¡Aw! -Exclamó, más por sorpresa que por dolor. Al levantar el brazo derecho, los dientes de un can con el costado vendado permanecían firmemente clavados en la garra del dragón mientras que su otra cabeza le gruñía con desconfianza. El asistente, al levantar su brazo a la altura de los ojos, le dirigió una mirada con cierto enojo.

De acuerdo, ese no fue el mejor de los comienzos. -Pensó Sweetie, en extremo nerviosa.

—¿De casualidad buscabas esto? -Preguntó, ahora dirigiéndose a ella. La unicornio intentó lucir lo más natural posible, sin éxito.

—Si... verás, estuve llevándolo conmigo todo el día mientras se recuperaba de una pequeña herida, y como este es un lugar cerrado creí que no habría problema si lo soltaba. Eh... ¿Te molesta? -Preguntó, ahora exponiendo una expresión lastimosa, táctica que Spike había aprendido a reconocer con los años. En ese momento los dientes del ortro resbalaron de sus escamas, dejando tras de sí un rastro de espesa saliva.

—¡Ugh! Sweetie, ¿Puedes mantenerlo afuera? Acabo de limpiar y de seguro babeará en todos lados. -Habló mientras el ortro iba a refugiarse tras los cascos delanteros de la yegua, asomando su rostro con más desconfianza que temor.

—¡Claro que no! Aún no es tan grande como para babear así. -Acarició sus cabezas con cariño.- Además no puedo dejarlo salir. Si sale correrá, y no puede hacerlo porque aún no se ha recuperado. -Se apartó ligeramente, dejando a la vista del dragón al can sentado sobre sus cuartos traseros. A los ojos de la unicornio la criatura exponía una tierna, cautivadora y triste mirada, capaz de incitar a los sentimientos más recónditos en el corazón de cualquier poni. Frente a los ojos del dragón, en cambio, sucedía algo muy diferente.

—¿Acaba de orinarse? -Preguntó. Al bajar la mirada, el cachorro ya se había incorporado, caminando hacia el recibimiento de la biblioteca con intenciones de explorar y dejando tras de sí un rastro de pisadas mojadas, además de un charco que había alcanzado el casco izquierdo de la potra.

—Uh...

—De acuerdo, se acabó. -Sentenció, partiendo rumbo a su dormitorio en el primer piso, con la unicornio caminando tras de él.

—Spike, por favor, tenle algo de paciencia. Es solo un cachorro.

—Lo sé, Sweetie. Pero hoy no tengo un día precisamente para lidiar con cachorros. Acabo de limpiar la casa, y no voy a volver a hacerlo por causa de un perro revoltoso de dos cabezas.

—¡No es revoltoso! -Negó ella, mientras ambos cruzaban la puerta.

—Si no lo fuera, no habría ensuciado el piso de la sala. ¿No crees?

—No fue su culpa, yo lo lleve en esa caja todo el día. Es normal que no pueda aguantarse. -Continuaba explicando, cuando Spike extrajo de uno de sus cajones una correa azul, regresando a las escaleras.- Espera, ¿No vas a...? ¡Spike!

—No te preocupes, lo ataré cerca de la puerta para que no escape y puedas tenerlo vigilado.

—Aún así, podría romper la correa y escapar.

—Claro que no, son muy resistentes. Antes usaba de estas con las mascotas de las chicas, y nunca tuve problemas. -Encontró al cachorro intentando extraer con sus dos juegos de colmillos uno de los libros de un estante inferior en el recibimiento, por lo que pudo atraparlo sin mayores dificultades. Colocó el collar en la cabeza izquierda y, al abrir la puerta ató el otro extremo al pie del letrero de la biblioteca. Habiendo asegurado bien la correa, regresó al interior cerrando la puerta tras de sí, encontrándose con la mirada de la unicornio, una seria mirada en la cual podía notar leves dejos de enojo y tristeza.- ¿Qué? -Preguntó, no recibiendo respuesta.- No, no voy a caer en esos ojos otra vez Sweetie, y no voy a dejar que ese perro ande suelto por aquí. Así como lo has visto hace un momento, bien podría dañar o ensuciar los libros que estén a su alcance. -Explicaba, mientras regresaba del baño de la planta baja con el secador en brazos, limpiando el charco del suelo.

—Podrías entrenarlo. -Sugirió, sin medir sus palabras. El dragón levantó la mirada del piso, interrogante, hasta que al fin descifró las verdaderas intenciones de la potra al llevarlo a aquel lugar.- Oh no, no. No. No, claro que no. -Movió la cabeza con vehemencia.- No va a quedarse aquí. Olvídalo.

La unicornio había sido descubierta. Bien podría haber negado la acusación y continuado con aquella treta intentando llegar a Twilight, pero para su desgracia Spike contaba con la inconveniente habilidad de saber cuando alguien le estaba mintiendo. Ir contra aquel detector de mentiras de hábiles ojos y oídos era un callejón sin salida.

—¿Por qué no? -Preguntó finalmente.

—Para empezar... sabes en donde estamos, ¿Verdad? -Sweetie le mantuvo una mirada interrogante, haciéndole saber que no comprendía su punto. Francamente, Spike no esperaba otra reacción.- Mira a tu alrededor. Esta... es la única biblioteca del pueblo. Aquí es a donde vienen los pequeños cuando necesitan buscar información para sus tareas de escuela, aquí vienen los cocineros y pasteleros a buscar recetas que les sirvan como guía para concebir sus propios platillos, e incluso los artesanos vienen a buscar manuales para llevar a cabo sus proyectos. Este lugar es muy importante en el pueblo. -Nuevamente, la unicornio tenía aquella mirada, que decía no entender cuál era su punto.- Ahora, los ortros son, en esencia, criaturas salvajes. No son como Opal o Winona; no reciben órdenes de nadie, hacen sus propias reglas. ¿Qué lo detendrá de destruir los libros de aquí? ¿De ensuciar en cualquier lugar de la casa sin controlarse siquiera? -Preguntó nuevamente. La unicornio permaneció con la cabeza gacha. Frente a ello, el dragón habló de una forma más pausada y calmada.- Escucha Sweetie, lo siento, pero no creo que ese cachorro tenga lugar aquí.

—Está bien. He escuchado eso mismo varias veces el día de hoy. -Reveló ella.

—¿Qué? -Cuestionó, sin comprender. La unicornio suspiró, y se sentó contra uno de los estantes, recostando la espalda.

—Mis padres no lo aceptarían en nuestra casa, por más que insistiera. Pregunté a Apple Bloom si su familia podía cuidarlo, y luego a Fluttershy. Ninguna de las dos aceptó. Pinkie Pie no le pondría límites, Rainbow no podría llevarlo con ella, y mi hermana siempre está demasiado ocupada y no podría ponerle atención. -Continuó relatando, con cierta tristeza en su voz, pero no llegando a quebrarse.- Siento lo del piso. -Se disculpó. Spike odiaba aquello, el hecho de que la unicornio siempre encontraba la forma de tocar su fibra sensible, algo que le llevó a tomar asiento junto a ella, por un instante manteniendo el silencio.

—¿Estuviste buscando a alguien para cuidarlo toda la tarde? -Preguntó con cierta duda. La unicornio asintió.- ¿Por qué? Ese cachorro no tiene nada que ver contigo. -Se extrañó. Sweetie suspiró una vez más.

—¿Acaso eso importa? Estaba solo, Spike. Solo y... lastimado. Y si lo devolviera al lugar donde lo encontré seguiría solo.

—Muchos animales viven sus vidas solos, sin ponis que los cuiden. Es normal. -Intentó razonar, pero sabía bien que la unicornio nunca respondería ante tales razonamientos, lo sabía incluso antes de que la misma le dirigiera aquella triste mirada, con una sonrisa casi imperceptible de por medio.- ¿Qué?

—Si te lo digo, te reirás de mi.

—¿Me crees capaz? -Preguntó con seriedad. Sweetie permaneció callada un momento, considerando si debía hablar o no. Finalmente se decidió.

—Cuando vi sus ojos por primera vez... sentí que me necesitaba. -Reveló finalmente.- Llámalo como quieras: coincidencia, destino, pero creo que lo encontré porque debía ser así, porque debía cuidar de él. -Concluyó, y la habitación quedó en silencio. En el exterior, la luz se había extinguido casi por completo, dando paso a la pronta oscura noche.- Lo sé, no tengo remedio. ¿Verdad? -Habló con tristeza en su voz.

—De verdad te importa, ¿Eh?

—Solo quiero protegerlo, y estar cerca de él. Siento que... que soy lo único que tiene, y no quiero que esté solo. Lo sé, quizá suene tonto, pero...

—No lo hace. -Cortó él, esbozando una sonrisa comprensiva.- Probablemente sea lo mismo que yo sentí cuando salvé a Peewee de esos bravucones. Quería protegerlo, y estar cerca suyo... pero luego encontramos a su familia, y no hizo falta que me hiciese cargo de él. -La habitación quedó en silencio nuevamente, los dos sin saber cómo continuar. Al cabo de un momento, el dragón se incorporó, disponiéndose a regresar a la sala central.- Déjalo entrar.

—¿En verdad? -Se incorporó Sweetie, con cierta ilusión. El dragón agitó el brazo en señal de aprobación mientras se disponía a limpiar el resto del charco. Mantendría el secador cerca de su garra el resto del día, solo por si acaso.- Gracias Spike.

—Ni lo menciones. -Dijo con cierto desgano. La unicornio se precipitó a la puerta rápidamente, y la abrió repentinamente. Su aliento, perdiéndose un instante, y su prematura felicidad desvaneciéndose. En el suelo yacían los restos de la correa azul, cuyo extremo aún seguía atado al letrero de la biblioteca.

—No... no. -Susurró. Spike se volteó extrañado, y entonces vislumbro delante de Sweetie la escena que ella estaba contemplando.

—Oh, rayos. -Maldijo al regresar a la entrada, desprendiéndose de la pañoleta y el delantal en el camino.

—¡No puede estar suelto, Spike! Si corre hacia el bosque... -Decía ella, con gran temor. Su corazón latía de forma poco usual, dada la desesperación que la invadía.

—No te preocupes, lo encontraremos antes de que todo quede a oscuras. Tu ve hacia la entrada este y de ahí rodea hacia el sur, yo iré hacia la oeste y rodearé hacia el norte. Nos reuniremos aquí en veinte minutos, ¿De acuerdo? -La yegua asintió al instante, y ambos partieron al destino establecido.

El manto de estrellas en el cielo nocturno comenzaba a resaltar más y más con cada minuto que pasaba. Pronto la oscura noche se abriría paso, y entonces difícilmente encontrarían al can antes de que este saliera del pueblo. El mismo les llevaba apenas unos cuantos minutos de ventaja, pero al tratarse de un cachorro herido, probablemente aún tendrían una oportunidad.

Agudizando tanto su vista como su olfato, el dragón examinó detenidamente el área circundante, manteniendo un paso apresurado. La poni, por su parte, usaba su cuerno para iluminar el camino mientras llamaba al can al grito de “¡Ven perrito!”. Sus esfuerzos no estaban dando frutos; había llegado al otro extremo del pueblo, y no había un solo rastro del pequeño.

Con el agobiante pensamiento presente de que el mismo había escapado hacia los bosques y ahora estaba a merced de cualquier predador que rondara el área cercana, se apresuró a rodear el pueblo por el otro extremo, ahora galopante. Tenía que tener fe de que el can aún seguía en las cercanías, debía tenerla, pues la otra opción no era confortante.

A Spike no le estaba yendo mucho mejor en su búsqueda, pues era incapaz de hallar el rastro del ortro, así como de percibirlo mediante vista u oído. Cuando llegó al puente que daba acceso a los bosques, investigó concienzudamente si había un rastro de huellas o de olor que pudiera llevarlo a sus galerías, sin éxito.

Es mi culpa, yo tuve la idea de dejarle afuera. -Pensaba el dragón.- Maldición, si no encontramos a ese cachorro... Sweetie nunca me lo perdonará. -Al instante, partió desde aquel punto hacia el norte del pueblo. No había tiempo que perder.

—Disculpa, ¿Has visto a un cachorro andando por aquí? -Preguntó la unicornio a una pareja que cruzaba la calle.

—No, lo siento. -Respondió la pegaso, con gesto amable.

—Está bien, gracias. -Continuó su camino por el medio de la calle, deteniéndose a llamar nuevamente.- ¡Perrito! ¡Ven perrito! -Sin intenciones de esperar al mismo en aquel lugar por demasiado tiempo, continuó su camino.- Tiene que estar por aquí. -Continuó su búsqueda, con el pulso de su corazón acelerado.

—Es marrón claro, con manchas café. Y tiene dos cabezas. -Lo describía el dragón a un joven semental con frenos y lentes de carey, desconcertado.

—No he vizto nada azí en mi vida. -Contestó con desgano, antes de reiniciar su camino.

—Gracias de todas formas. -Suspiró con cansancio.- Cielos, ¿En dónde te has metido?

Para cuando llegó a la calle frente a la alcaldía, sus piernas ya estaban cansadas. Las repercusiones del desgaste físico que había sufrido a lo largo del día ahora le pasaban factura, encontrando que sus piernas se rehusaban a obedecer la misma orden nuevamente. Necesitaba detenerse un momento.

Dio un paso adelante, y su oído percibió las inconfundibles vibraciones del gruñido de un can, al duplicado.

—Es él. -Se puso en alerta, volteando en todas direcciones.- ¿Dónde está? -Al cabo de unos momentos, sus ojos se centraron en una de las bancas de piedra cercanas al edificio. Bajo ella, dos pares de ojos resplandecientes a la luz de los últimos rayos del atardecer le observaban con recelo.

Spike suspiró aliviado; lo único que debía hacer era llevar al pequeño hasta la biblioteca nuevamente, y todo estaría bien. Se aproximó sin prisas a la banca ignorando los gruñidos del can, y se agachó para extender su garra hacia el pequeño animal.

—Vamos, es hora de-... -Se vio interrumpido cuando una de las cabezas lanzó un mordisco a su garra, luego retirándose rápidamente hacia el fondo. El dragón retiró el brazo, sorprendido, pero incapaz de despegar la vista de los rostros del cachorro.

Allí, fue capaz de distinguir claramente al can. La mirada de sus dos cabezas permanecía clavada sobre él al igual que antes, amenazante. Pero, más allá de la expresión defensiva que este exponía, el dragón vio algo más: miedo. ¿Pero a qué? ¿Le tenía miedo a él? De seguro, en parte. Pero el origen del miedo no era ese.

Recordaba haber notado esa misma mirada muchos años atrás, cuando sus amigas intentaron relacionarse con Peewee. El mismo se había mostrado temeroso de acercarse a alguien más que no fuese el pequeño dragón, por lo que siempre se mantenía cerca de él. El ortro ahora se encontraba en esa misma situación, atemorizado, y alejado de la única potra en quien confiaba.

Y eso sin contar que el pequeño provenía de un lugar muy diferente a aquel, de la vida salvaje. ¿Y de repente una correa? Poniéndose en el lugar del animal, Spike también hubiera querido escapar, regresar a lo que el conocería como su antiguo hogar.

Pero no lo había hecho. Estaba demasiado cerca del bosque, así como de los llanos e infinitos campos que rodeaban el pueblo de Ponyville, pero aún así no había escapado. ¿Por qué? No lo era en un principio, pero al cabo de unos segundos de reflexión la respuesta estuvo tan clara como el agua.

—Quieres estar cerca de ella. -Lo había notado, tan solo unos minutos atrás, cuando luego de morderle por primera vez, el pequeño se retiró a esconderse detrás de Sweetie. No creía posible que el animal se escondiera detrás de alguien en quien no confiara. No solo era cariño lo que los unía, no solo la confianza, o la dependencia. Era un lazo de amistad que, sin darse cuenta, los había unido a ambos.- Siento haberte hecho eso, pequeño. Pero Sweetie no tuvo la culpa de nada, y ahora está galopando por ahí, preocupada por ti, buscándote por todas partes. -Habló en voz baja, luego riendo tristemente.- Sé que no me entiendes, pero... solo espero que te des cuenta de que le importas. De que quiere ser tu amiga, y de que quiere estar junto a ti. -El cachorro continuaba con sus ojos clavados en el dragón, esperando algún ataque por su parte, una arremetida repentina. Se puso en guardia nuevamente cuando le vio moverse.- Te prometo que no volveré a atarte. -Rió al incorporarse. El cachorro había dejado de gruñir unos segundos atrás, ahora asomando la cabeza con cierta duda, intentando no perder de vista al dragón que ahora había comenzado a alejarse de la banca, y quien luego volteó hacia él.- Anda, vamos. La noche suele ser fría en estos días. -Aún tenso, el cachorro salió de su escondite y allí permaneció, sentado frente a la banca, compartiendo una mirada mantenida con el dragón. Las palabras del mismo no eran entendidas por la criatura, pero Spike esperaba que sus sentimientos si lograran llegar a él, y entendiera que podía regresar con la unicornio. No hubo necesidad de ello cuando el can oyó el inconfundible llamado de la poni que había cuidado de él a lo largo de todo el día.

—¡Pequeñín! -Llamó Sweetie a unos pocos metros de distancia, a la izquierda de la fuente. El cachorro ladró por dos en respuesta mientras corría a toda velocidad hacia la yegua, quien se sentó sobre sus cuartos traseros para recibirle entre sus brazos, y recibiendo el doble de lamidas en forma de un infinito cariño mientras ella reía descontroladamente, desbordante de felicidad.- Me tenías preocupada, ¿Dónde te habías metido?

Al acercarse, Spike no podía hacer más que observar la escena con una ternura indescriptible. No hizo falta decir nada más; el vínculo de amistad que el dragón preveía se exponía justo frente a él, casi tangible.

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Para cuando llegaron a la biblioteca, con Sweetie llevando al ortro en su lomo, la noche ya había caído por completo, y aún así la alicornio lavanda aún no había regresado a casa. Spike consideró que el tren probablemente se había retrasado, lo cual sucedía de vez en cuando.

Ambos ingresaron en la sala central nuevamente, y de ahí a la cocina. El dragón solo necesito revisar la alacena un momento para hallar lo que buscaba: una hogaza de pan. Partiéndola a la mitad, cedió un pedazo a cada cabeza, las cuales aceptaron con gusto el bocadillo. Una vez con los alimentos en sus hocicos, el cachorro se refugió bajo la mesa circular de la sala central para cenar.

—Tienes que admitirlo, es muy tierno. -Comentó ella, mientras ambos le seguían el rastro.

—Creo que cada uno tiene su propio concepto de ternura... -Pensó en voz alta, viendo que una de las cabezas había soltado su porción en el suelo para pelear fervientemente por la mitad restante con la otra cabeza.- ¿No crees que necesita un nombre?

—Así es, pero en realidad debería tener dos nombres. Fluttershy me contó que cada cabeza piensa de forma distinta, por lo que básicamente serían dos perros en uno. Cada uno debería tener un nombre.

—Podrías llamar a los dos con el mismo nombre, ¿Quién se daría cuenta?

—No lo sé, no me parece correcto. -Dudó ella, sonriéndole después con decisión.- Le pondré dos nombres.

—De acuerdo. ¿Puedo sugerir “Inde” para uno, y “Seable” para el otro?

—No es gracioso. -Le reprendió, devolviendo su atención a ambos. Pensar en un nombre no era fácil, y siendo la presente su primer "mascota", la elección lo era un poco menos. Pero al final se decidió por uno, el nombre del perro protagonista de un cuento para potrillos que había leído muchos años atrás.- Toby me gusta, siempre quise tener un perrito y ponerle Toby. -Reveló ella, sonriente.

—¿Y cuál de los dos será el afortunado?

—Mmm... tú. Tienes más cara de Toby. ¡Eres un buen chico, Toby! -Acarició la cabeza izquierda, cuando ambos habían terminado de cenar.

¿Está bromeando? Los dos tienen casi la misma cara. -Pensó, extrañado.

—Spike. -Llamó mientras acariciaba al can. El dragón se sobresaltó. ¿Acaso lo había dicho en voz alta sin darse cuenta?- ¿Quieres elegir el nombre del otro? -Preguntó amablemente.

—Soy malo para los nombres, Sweetie. Creo que lo sabes mejor que nadie.

—Anda, has un intento. -Pidió ella, casi suplicante. Viendo que el dragón dudaba, puso en marcha su arma secreta.- ¿Por favor? -Pidió nuevamente con una mirada que, probablemente, superaba los límites de ternura permitida. Luego de unos segundos, Spike soltó el primer nombre que le vino a la mente.

—Tod.

—¿Tod? -Preguntó ella, curiosa.

—Tod. Suena bien, ¿No crees? Tod, Toby. Tod y Toby, el dúo imbatible. ¿Qué te parece?

—Me encanta. -Respondió sonriente, ahora dirigiéndose a la cabeza derecha.- Entonces, tú serás Tod. Y tú, Toby. ¿Les gusta? - Les preguntó. Spike no sabía si realmente habían entendido de que iba todo ello, o si tan solo fue casualidad, pero ambos ladraron al unísono con alegría.

—Yo creo que sí. -Convino el dragón. De un momento a otro, la puerta de la biblioteca fue abierta nuevamente, y la alicornio lavanda ingresó directamente en el cuarto al oír las voces de su alumna y su asistente.

—¡Oigan chicos! Siento el retraso, pero el tren se detuvo por un bloqueo de ovejas en el medio de las vías. ¿Todo bien por aquí? -Preguntó alegremente, cargando con dos pesadas alforjas. Fue entonces que notó al ortro quien, al verla, salió de su escondite y corrió rápidamente hacia ella.

El dragón estuvo a punto de gritar para advertirle, pero entonces fue demasiado tarde. El cachorro saltó contra el pecho de Twilight, que le atrapó en un fuerte abrazo, mientras el pequeño lamía su rostro con un gran cariño y con ambas lenguas. La princesa de la armonía no podía hacer más que reír por causa de ello.

—Oye, oye, tranquilo pequeñín. -Intentaba apartarlo, aún sorprendida. Spike no sabía cómo sentirse al respecto, pues a él le había mordido y gruñido al apenas conocerlo. ¿Y ahora saltaba a Twilight con alegría, así sin más? "Tal vez tengan más aprecio por los ponis que por los dragones. O... tal vez contigo debió darse cuenta de inmediato que no lo querías tener cerca, ¿No crees?" Habló una voz en su mente, pero Spike la ignoró.- ¿De dónde salió esta lindura?

—Es... una larga historia. -Comentó Sweetie.

Y así, mientras el dragón preparaba té para ambas yeguas la menor, con el cachorro en brazos, le relató a la princesa todo lo que había sucedido en la mañana, mientras que su asistente no necesitaba estar presente en la habitación para oírle con claridad desde la cocina.

—Es muy cariñoso. -Continuó Twilight al contemplarle, mientras volteaba hacia la puerta de la cocina.- Spike, ¿Crees que haya algo que podamos darle de comer?

—Está bien, no hace media hora se comió una hogaza de pan él solo. O ambos, aún no lo tengo claro.

—Es tan lindo. -Se enterneció nuevamente.- ¿Vas a adoptarlo, Sweetie?

—Eso quería, pero mis padres no me lo permitirán. Cuando crecen se vuelven muy grandes, y no tendrá espacio para moverse en mi casa. Les pregunté a Apple Bloom y a Fluttershy, pero ninguna de las dos podía ocuparse de él. -Explicó ella, y la alegría que hasta ese entonces tenía se desvanecía con cada palabra. El ortro notó el cambio de tono en su voz, y miró hacia arriba con curiosidad en busca de su rostro.- No sé qué es lo que haremos pero... no quiero alejarme de él.

—Bueno... esta biblioteca es bastante espaciosa. -Sugirió la alicornio. Sweetie levantó la mirada, sorprendida y algo ilusionada.- La verdad, ha estado bastante silencioso aquí desde... bueno, desde hace un tiempo. Y creo que me vendría bien algo de compañía cuando Spike no anda por aquí. Claro, si estás de acuerdo.

Spike dejó de servir las tazas en la mesada de la cocina al oírle, tragando saliva. Sabía de lo que hablaba. Había pasado ya un año desde la partida de Owlicious, evento que había golpeado fuertemente tanto a la princesa como a su joven asistente. Ambos habían adoptado al ave como parte de su pequeña familia, por lo que su ausencia había dolido en el corazón de ambos.

Claro, el ortro nunca podría ocupar el vacío que el pequeño búho había dejado atrás, pero sin duda ayudaría en sobremanera a la alicornio. Por esa razón, si esta tenía intenciones de adoptar a aquel cachorro, él no se opondría.

—Puedo cuidarlo, y podrás estar aquí con él siempre que lo desees. -Continuó explicando ella, algo emocionada también por la idea.

—¿En verdad? -Preguntó con gran ilusión.

—¡Claro!

—Aw gracias, gracias, ¡Gracias Twilight! -Exclamó ella, abrazando al cachorro con fuerza moderada por el vientre.

—No es nada, en serio. -Respondió, sonriente y con ojos cerrados.

Una vez la alicornio había comunicado esto al dragón oficialmente mientras tomaban el té sentados a la mesa circular, con los tres libros hechos a un lado, ambos iniciaron los planes para el acomodo del pequeño animal en su humilde hogar.

Al día siguiente, en la mañana, Spike se encargaría de comprar tanto un plato de comida como otro de agua, una cama pequeña, y algunos juguetes para roer. Conociendo la naturaleza de la criatura, era inevitable que el mismo tuviera la necesidad de morder el mobiliario, por lo que esperaban que esto fuera suficiente para reducir aquel impulso al mínimo.

Por lo pronto, eran sus propios platos los que habían dejado en el suelo para alimentarlo, uno de ellos aún cargado hasta el borde con agua. Y para descansar, un viejo y cómodo cojín que una vez había pertenecido a la mismísima Twilight.

Antes de que el dragón se diera cuenta, la alicornio y su estudiante ya habían comenzado a hablar de sus propios asuntos al terminar el té, con el cachorro acurrucado junto a la unicornio. Spike se incorporó para llevar a la mesada de la cocina los platos y tazas que antes habían usado, y mientras se encargaba de lavarlos -no deseando que la vajilla sucia se acumulara esa noche- oía a Sweetie hablar del incidente de la mañana una vez más, y de su frustración al ser incapaz de mantener el campo de energía que tenía como objetivo proteger a su amiga y al cachorro.

—Es normal, aún no has logrado mantener una esfera completa para ti misma por largos periodos de tiempo. Abarcar a un grupo de tres con una esfera completa por más de unos cuantos segundos era prácticamente imposible. -Explicó a su pupila.

—Creí que había llegado lo suficientemente lejos para lograrlo. -Respondió, sintiendo una gran frustración.

—Sweetie... no tienes que pensar en eso. Un unicornio sabio debe ser consciente tanto de sus fortalezas como de sus debilidades. Has avanzado mucho en lo que a hechizos de transformación respecta, pero aún te resulta difícil controlar los campos de fuerza. En ese momento, podrías fácilmente haber manipulado los troncos para crear un puente, pasar por encima de los géiseres y rescatar a este pequeño.

—Ni siquiera lo había pensado... -Intentó rememorar la situación mencionada, el tiempo con el que contaba, y la distancia a la cual se encontraba. En efecto, la solución que su maestra le presentaba hubiera sido mucho más eficaz.- Pensé que solo tendríamos una oportunidad si nos protegía de esa forma, ya que tanto Apple Bloom como Tod y Toby estaban heridos.

—Está bien Sweetie, todo sucedió muy rápido. No tienes que sentirte mal por ello, todo salió bien después de todo. -Twilight se incorporó, dando por terminado el tema y disponiéndose a iniciar la clase oficialmente.- Mi profesora de primer año me dio hace mucho tiempo un excelente consejo, y es uno que por mi parte debería transmitirle a mi joven alumna también: "Cada hechizo en su momento". -Habló casi pausadamente, esperando que la unicornio grabara aquellas palabras en su memoria. Sweetie asintió.- De acuerdo, ¿Quieres que hoy empecemos por los campos de magia para protección y defensa, o expansión y ataque?

—Protección y defensa, por supuesto. -Respondió rápidamente, como si de algo obvio se tratase, mientras se incorporaba y se acercaba a Twilight.

Habiendo terminado de lavar los platos, Spike se dispuso a comenzar a preparar la comida, pues ya eran más de las ocho de la noche. Revisó la alacena y no encontró más que enlatados y algunas verduras que habían sobrado de los últimos días.

—Mañana debo hacer las compras. -Susurró, haciendo una pequeña anotación en su libreta mental. Qué vergüenza, visitas en casa y no había algo apetitoso que ofrecer. Aunque...- Um, ¿Tarta de espinacas? Servirá.

Retiró del mueble en efecto dos atados de espinacas, dos cebollas, tres huevos, y un pote de queso para nachos que había quedado de la noche anterior, dejando todos los ingredientes para el relleno sobre el lado derecho de la mesada, pues el izquierdo estaba ocupado por la vajilla limpia. Devuelta a la alacena, tomó en sus garras también un paquete de harina, otro huevo, el pote de mantequilla, y el salero.

—La forma está perfecta, pero estás esforzándote más en ello que en darle resistencia. Si continúas así, el escudo no durará más que unos pocos minutos. -Explicaba Twilight, desde la otra habitación. Sonriente, Spike consideraba que su hermana mayor era una excelente profesora, aunque una muy exigente también.- Perfecto, eso está mucho mejor.

Volviendo a sus asuntos, tomó uno de los boles ya lavados y vertió en él la mitad de la harina, el huevo, una cucharada sopera de mantequilla, una pizca de sal, y un poco de agua del grifo. Dentro del mismo, con sus garras comenzó a integrar los ingredientes, los cuales poco a poco se convirtieron en masa. Una vez listo este paso, debería dejar reposar el preparado en tanto se ocupara del relleno. Fue entonces que, a su lado, algo llamó su atención.

—¿Eh? -Volteó a la izquierda, y miró hacia abajo. Se trataba del cachorro, que le mantenía la mirada como si esperara algo.- No tengo nada para darte ahora mismo. Tendrás que esperar a las sobras, ¿Crees que puedas? -El cachorro inclino ambas cabezas hacia la izquierda, sin cambiar su expresión. Spike nunca lo admitiría, pero aquella imagen si que le proyectaba algo de ternura.- Tomaré eso como un sí. Veamos, ahora necesito...

Dejo al cachorro un momento, mientras se disponía a preparar el relleno de la tarta. Al haber ubicado los ingredientes y el orden en el cual debía de utilizarlos, volteó una vez más a ver al cachorro, no encontrándolo a su lado.

—¿Dónde se ha metido?

Al voltear a su espalda por pura casualidad, alcanzó a ver a Tod y a Toby subidos a la alacena, intentando abrir el frasco de galletas de la cocina con sus fauces, antes de resbalar. Apenas fue capturado por el brazo del dragón antes de tocar el piso.

Spike suspiró cansadamente y observó con resignación el hecho de que, habiéndose tomado del estante de madera para no caer el también, hundió sus garras en el mismo.

—Cielos, Twilight se va a molestar por eso. Uh, supongo que no podré confiarme contigo. -Le habló al sostenerle frente a él. Ambas cabezas lamieron su nariz con cierto cariño, y el dragón cerró los ojos con una sonrisa en los labios.- Eso no te servirá conmigo.

En tanto, Sweetie se encontraba en la sala central con la princesa de la armonía frente a ella, ambas mirándose a los ojos con determinación en sus miradas. En la mesa, los libros que la potra antes había alcanzado seguían abiertos de par en par.

—¿Estás segura de que quieres ponerlo en práctica? -Preguntó Twilight.

—Sí, estoy segura.

—¡Oigan! No se atrevan a hacer un desastre en la sala. Acabo de limpiar. -Oyeron la cansada voz del dragón desde la cocina.

—¡Entendido! -Respondió Twilight, antes de iluminar su cuerno con una luz violácea, la cual se expandió hasta cubrir toda la sala, cerrando las salidas y protegiendo el mobiliario. De un momento a otro, la estancia resplandecía con aquel color característico de la alicornio.- Un unicornio debe saber valerse de sus conocimientos, saber cómo ponerlos en práctica en la situación adecuada. Mira a tu alrededor: no puedes depender del entorno para enfrentarme, solo cuentas con tu magia, tus hechizos, y tus aptitudes físicas. ¿Lo entiendes?

—Sí. -Respondió, confianzuda.

—Cuando estés lista, Sweetie. -Declaró, expectante.

—¡Nací lista! -Exclamó, dando un salto hacia atrás e iluminando su cuerno con un resplandor verde claro, mismo del cual salió disparado un rayo verde que impactó de lleno con un nuevo escudo violáceo que protegía a la princesa.

Un campo dentro de un campo. -Pensó ella.

—Tus ataques aún no tienen la suficiente fuerza. -Desvaneció el escudo a su alrededor con ojos cerrados.- Veamos cómo está tu defensa. -Los abrió nuevamente con una clara mirada competitiva, lanzando un rayo púrpura contra el escudo recién formado de la unicornio. El rayo de magia hundió el campo de magia de Sweetie; fue por poco menos de un segundo, pero ambas fueron capaces de notarlo.- Lo has resistido bien... pero el escudo tampoco tiene la fortaleza suficiente. -Se concentró un momento para desvanecer el escudo que protegía el hogar, dando por terminada aquella sección de la clase.

—¿No vamos a continuar? -Cuestionó Sweetie, extrañada.

—Debes seguir practicando. -Explicó ella, optando por aquella opción por no decir que aún no estaba lista para enfrentarla seriamente. Aún así, Sweetie Belle fue capaz de deducir esto último, mostrándose algo afectada por ello.

—Twilight... ¿De verdad crees que puedo mejorar? -Preguntó con cierta duda. La alicornio sonrió al aproximarse.

—Estoy segura. -Respondió, colocando un casco en su hombro derecho.- Nunca... nunca te des por vencida. ¿De acuerdo? -La unicornio asintió al instante con seriedad.

Ambas ponis continuaron la clase con uno de los clásicos preferidos de Twilight: “Levitación, ¡Un poder fuera del límite físico!”. En tal texto se explicaban los métodos para entrenar tal técnica de forma que el usuario pudiera ser capaz de levantar varias veces su propio peso.

Tanto maestra como alumna se encontraban conversando sobre él, sacando conclusiones y deduciendo cual era la mejor manera de avanzar desde aquel punto. Una vez el campo de energía que protegía la habitación se había disipado, Tod y Toby habían ido en busca de la potra, al lado de quien se acurrucaron para descansar.

Los segundos se hicieron minutos, los minutos, horas, y para cuando se dieron cuenta, el reloj marcaba ya las diez de la noche, y el dragón advirtió que la cena pronto estaría lista. Haciendo caso a sus palabras, pronto desocuparon la mesa de la sala central, devolviendo los libros a su estante original y colocando en su lugar los respectivos platos para todos, cubiertos adecuados, vasos, y una jarra con jugo de manzana. Al poco tiempo, el grupo estaba disfrutando de una deliciosa tarta de espinacas.

—Entonces, ¿Qué tal fue la lección? -Preguntó el dragón, degustando el primer bocado de su porción.

—Ha estado muy bien. Había un detalle con el cual no había contado esta mañana al crear el campo de energía, pero ahora lo tengo claro. -Comentó Sweetie.

—Has mejorado mucho. El sábado próximo veremos un nuevo libro sobre campos de fuerza expansivos. ¿Te parece bien? -Sugirió Twilight, tomando un nuevo bocado.

—¡Genial! -Exclamó ella, sus ánimos calmándose por un segundo.- Pero... uh, olvidé mencionarlo. El sábado quizá llegue un poco más tarde. Iré con Apple Bloom a Canterlot en la mañana, y quizá me tarde un poco.

—¿Vas a audicionar? ¿En verdad? -Preguntó Spike, sorprendido.

—¿C-cómo sabes-... cuándo dije-...? No, en realidad-... -Tropezaba con sus propias palabras, confundida.

—Calma, no tienes que ponerte nerviosa. Vi el anuncio de una banda pegado en la base de la caja en la que trajiste a Tod y a Toby. ¿De verdad vas a audicionar?

—No, no, claro que no. La escuela no me deja tiempo para ocuparme de esas cosas. Y además los fines de semana tengo clases también, solo iremos a ver el ensayo. ¿Recuerdas a Rumble? Nuestro compañero de escuela. Es el guitarrista de la banda, y nos invitó a Apple Bloom y a mí a verle cuando quisiéramos.

—¿Las invitó, o te invitó? -Preguntó de forma sugerente, mientras bebía un poco de jugo.

—Es lo mismo, ¿O no? -Respondió Sweetie, ligeramente ruborizada.

—Nop, no es lo mismo. -Continuó el dragón, al notar el nuevo tono en las mejillas de la unicornio.

—Solo voy a verlo por cortesía, ¿Está bien? -Comenzaba a hastiarse.

—Claro, no estoy asumiendo ninguna otra cosa. ¿Por qué estás tan a la defensiva? -Devolvió él, con un gesto y sonrisa que se antojaban insoportables para la menor.

—Oigan chicos, calma. -Los detuvo Twilight, al notar la tensión creciente.- Entonces, ¿Vendrás más tarde a las clases?

—Estoy segura de que podré estar a las seis, a más tardar.

—Perfecto. ¿Y tú, Spike?

—Quizá regrese para la tarde también, eso si a Amethyst no se le ocurre algún otro lugar a donde ir cuando despertemos.

—¿Amethyst? -Preguntó Sweetie, con curiosidad. Sabía que se trataba de la unicornio que de vez en cuando veía los fines de semana, cuando la misma venía desde Canterlot para visitar a su amigo dragón. Aquel probablemente fuera su punto débil...

—El viernes es mi cumpleaños, y en la noche iremos a Fillydelphia a ver a Wildfire en vivo. Volveremos a Canterlot al amanecer, y de ahí veremos que sucede.

—Suena a que son muy buenos amigos. -Habló la unicornio, con el mismo tono que el dragón había usado. Su estrategia, en extremo obvia para los presentes.

—No te funcionará conmigo, Sweetie. -Advirtió.

—¿Funcionar qué? No he dicho nada. Creo que estás muy a la defensiva, Spike. -El dragón rió al oír sus palabras.

—Por cierto, dale mis saludos a Rumble. No lo he visto en una eternidad. -Comentó Twilight, pues fue cuando recién se había coronado como princesa la última vez que le había visto en el pueblo.

—Sí, me contó que se mudó con su hermano a Canterlot cuando este se convirtió en Wonderbolt. Terminó la escuela, y ahora está en el negocio de la música.

—¿Y cómo le está yendo?

—No lo sé. Supongo que lo averiguaré el sábado.

—¿No le dirán a Scootaloo que las acompañe?

—Scoot ha estado ocupada preparándose para entrar a la Wonderbolts Academy. La verdad, no la hemos visto mucho últimamente.

—Es cierto, Rainbow me contó que haría el examen de ingreso dentro de dos semanas.

—Sí, la vi hace unos días comprando barras y bebidas energéticas en el mercado del pueblo. Se ve que preparó un entrenamiento bastante pesado para estos días. -Comentó Spike.

—Cielos, le dije que no se sobreexigiera. No hace más de medio año se había dislocado el ala derecha, y aún no ha aprendido la lección. -Suspiraba ella, cuando algo rozó su costado. Se trataba del cachorro una vez más.- ¿Qué sucede, chicos? -Preguntó. Sus ojos suplicantes no dejaban duda alguna.- Aw... aquí tienen. -Les cedió parte de la rebanada de tarta, algo que Spike no se tomó a bien.

—No le des de comer en la mesa.

—No seas aburrido. -Reprendió ella, despreocupada.

—Si lo haces, cuando quieras darte cuenta estarán sobre la mesa. -Sweetie suspiró cansadamente.

—De acuerdo. -Asintió, acariciando a ambos.- Les daré de comer después, ¿Si? -Advirtió, y ambos partieron rumbo al cojín nuevamente, donde dieron algunas vueltas hasta encontrar una posición cómoda, y allí se quedaron.

—Hay que cambiarle las vendas mañana, ¿Verdad? -Preguntó Twilight.

—Así es. Aunque, si están ocupados, no se preocupen. Yo misma puedo hacerlo al regresar.

—Claro que no, no hay ningún problema.

—Por cierto, Twilight. ¿Está bien si me quedo? Es algo tarde para regresar a mi casa, y no quiero despertar a mis padres.

—Seguro. Tus padres saben que estás aquí, asique no creo que haya problema. -Respondió la alicornio.

—Puedes dormir en mi cama. Tengo una bolsa de dormir para mí. -Continuó el dragón.

—Gracias Spike. Eres muy atento. -Le sonrió ella.

—Ni lo menciones.

La cena siguió su curso normal en ese entonces, con los presentes platicando amenamente, comentando sus planes para el resto de la semana y cada tanto su nueva mascota llamándoles la atención. Finalmente, el cachorro regresó y encontró lugar sobre las piernas de Sweetie, deseando ser parte de aquel circulo.

Para cuando terminaron, vieron que el reloj estaba a punto de marcar las once de la noche, y supieron que ya era hora de dormir. Twilight, por su parte, se despidió apropiadamente de los tres presentes y partió escaleras arriba rumbo a su habitación. Siendo que ella debía levantarse a las ocho de la mañana, contaba con varias horas de sueño para reponer sus energías. Mientras tanto, Spike levantaba los platos, siendo después auxiliado por la unicornio, quien era seguida por su fiel can.

—Está bien, puedo con esto. -Advirtió Spike, mientras se dirigían a la cocina.

—Soy una invitada. No me sentiría bien si no ayudara al menos con esto.

—Como quieras. -Aceptó finalmente.- No hay mucho por aquí. Yo iré lavando, y tu puedes ir secando si así lo quieres.

—Por supuesto. -Rápidamente tomó el paño de cocina, lista para el trabajo, y observó por el rabillo del ojo que el cachorro se había retirado nuevamente al cojín de la sala.- Parece que Doble T no tiene intenciones de ayudarnos.

—¿Doble T? -Se extrañó- ¿No habías dicho que no era correcto llamar a ambos de la misma manera?

—Porque sus dos cabezas piensan diferente la una de la otra. Ahora mismo, no parece que estén en desacuerdo. -Razonó ella. Spike aún no alcanzaba a encontrar la lógica de aquel sistema, y lo pasó por alto.

Una vez habían terminado con los quehaceres, Sweetie guió al can al exterior de la biblioteca para hacer sus necesidades, mientras que Spike iba en busca del saco de dormir guardado en el armario, extendiéndolo a los pies de su cama. Siendo que Tod y Toby no contaban con una cama adecuada para la ocasión, el dragón accedió a que el cachorro durmiera esa noche en compañía de la unicornio. Habiéndose deseado las buenas noches, ambos se recostaron disponiéndose a dormir, pues aquel había sido un largo día.




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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 8 - Act. 23/8/15]

Notapor agustin47 » 24 Ago 2015, 01:39

Como si el slice of life no fuera divertido... capítulos en los que no pasa nada muy relevante en la trama también se aprecian, son metodos de pausa entre acción y acción, además de que son muy amenos y dejan más desarrolladas las personalidades de los personajes y ayudan al posterior avance de la trama en sí. Eso sí, no te voy a negar eso último de que me encantaría más de un capítulo por mes, pero tampoco se puede pedir tanto :qmeparto: gran trabajo como siempre.
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 8 - Act. 23/8/15]

Notapor agu10_play » 24 Ago 2015, 03:01

agustin47 escribió en 24 Ago 2015, 01:39:Como si el slice of life no fuera divertido... capítulos en los que no pasa nada muy relevante en la trama también se aprecian, son metodos de pausa entre acción y acción, además de que son muy amenos y dejan más desarrolladas las personalidades de los personajes y ayudan al posterior avance de la trama en sí. Eso sí, no te voy a negar eso último de que me encantaría más de un capítulo por mes, pero tampoco se puede pedir tanto :qmeparto: gran trabajo como siempre.


Lo mencionaba porque me imagino que a lo largo de los capítulos siguientes, varios de los que leían la historia se quedaron con ganas de algo similar a la búsqueda del principio, algo como la persecución y el enfrentamiento con la mantícora que protegía el templo.

Pero en fin, si, estoy tratando de lograr una lectura que aún así resulte entretenida, por más que sean capítulos muy tranquilos estos últimos (espero estar consiguiéndolo, al menos).

Voy a tratar de publicar más de un capítulo, en serio, aunque voy a tener que restar algunas horas de sueño a la ecuación :roto2rie: ¡Saludos Agustin! ¡Gracias por pasarte, y un abrazo grande!
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 8 - Act. 23/8/15]

Notapor agu10_play » 19 Sep 2015, 20:31

Mmm... ¿Debería empezar a temer por mi vida ahora?

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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 8 - Act. 23/8/15]

Notapor Sr_Atomo » 19 Sep 2015, 21:19

agu10_play escribió en 19 Sep 2015, 20:31:Mmm... ¿Debería empezar a temer por mi vida ahora?

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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 9 - Act. 4/10/15]

Notapor agu10_play » 04 Oct 2015, 23:31

Capítulo 9 - Juega conmigo


Un extraño sonido molestaba a la somnolienta yegua quien, buscando su origen a tientas con sus cascos en la oscuridad, encontró la manera de detenerlo, e hizo un intento por retomar aquel sueño tan agradable del cual disfrutaba hacia unos pocos segundos. Un brazo la rodeó por la espalda y la acobijó entre sueños, y ella se dejó llevar por aquella nueva comodidad que había hallado.

La unicornio durmiente se movió para evitar la molestia que le causaba el resplandor del sol, que se colaba a través de las ventanillas del sótano alcanzando la habitación secreta. Al hacerlo, rozó su rostro con una superficie extraña. Al abrir uno de sus ojos se encontró con algo color verde pálido, y al mirar hacia arriba vislumbró parte del rostro del dragón tapado por el vientre del cachorro quien, en algún momento de la noche, había descubierto un nuevo lugar donde dormir.

Sonrió ante la escena, divertida, preguntándose cómo reaccionaría Spike al despertar y descubrir que alguien había apagado el sol. Luego se percató de que, ubicándose sobre él y reposando la cabeza en su pecho, el dragón la había rodeado por la espalda con el brazo derecho. Si bien cualquiera que los hubiera encontrado en aquella postura hubiera tenido ideas incorrectas al respecto, el único pensamiento que cruzó por la mente de Sweetie fue que el pecho de Spike constituía una almohada cómoda, cálida y agradable. Fue entonces que sintió que estaba olvidando algo importante. Sabía que, en medio de su sueño, había trepado por el cuerpo del dragón para alcanzar el punto de origen de un molesto pitido y así darle fin. Ese pitido era...

—Mmm... ¿Eh? —Al percatarse, rápidamente volteó hacía el brazo de su amigo que recaía en su costado derecho y buscó el reloj con la mirada. Eran las seis cuarenta y siete de la mañana—. ¡Rayos! —Gritó exaltada, golpeando involuntariamente el abdomen de Spike con sus cascos al incorporarse rápidamente. El dragón se sentó abrazando su vientre al ser arrancado de su sueño tan abruptamente, y la bola de pelo marrón cayó en su entrepierna añadiendo un extra de dolor a la situación.

—¡Ow! Sweetie, ¿Qué demo-...?

—Lo siento, lo siento. —Se disculpó, saliendo rápidamente de la habitación secreta.

—¿Qué mosca te picó?

—¡Me quedé dormida! Si no estoy en la estación en diez minutos no llegaré a clase. ¡Y hoy tenemos examen de “Elementos de armonía aplicada” a primera hora! —Explicaba con desespero mientras subía las escaleras al trote. Tod y Toby, con su costado vendado, fueron tras ella.

—Espera. ¿Les enseñan a usar los elementos de la armonía en esa escuela? —Pregunto un somnoliento Spike, extrañado.

—¡No es esa clase de armonía, Spike! —Gritó desde lo alto, abriendo la puerta de un golpe.

—Cielos, ¿Qué más da? —Se incorporó con dificultad.

Dirigiéndose hacia el estante secreto y guardando allí los documentos y el libro que antes habían usado, lo cerró al presionar la parte lateral del fondo falso. De la misma forma, pisó con fuerza la parte superior de la estantería adjunta, la cual se elevó ocultando la sección de la habitación donde se encontraba la escotilla. El dragón esperaba que todo aquello continuara siendo un secreto, al menos hasta que hubieran desentrañado el misterio. Fue entonces que subió en busca de su invitada.

Al llegar al recibimiento encontró a Tod y a Toby intentando extraer con fuerza el mismo ejemplar del día anterior, mientras que Sweetie de seguro estaba en el baño de su habitación acicalándose. Luego de colocar bien el libro correctamente una vez más, entró a la sala central con el ortro bajo el brazo. En ese momento, Twilight estaba bajando por la escalera con su melena algo desalineada, dando un pequeño bostezo.

—¿Qué es todo ese alboroto? —Preguntó, aún somnolienta.

—Tal parece que Sweetie debía levantarse hace casi una hora, y va tarde para un examen. —Explicó Spike.

—Cielos, no tenía idea. —Comentaba ella, ligeramente afligida. La potra bajo por las escaleras con gran agitación—. Sweetie, ¿Quieres que-...?

—Lo siento, lo siento, voy con prisa. Gracias, Twilight. Gracias, Spike. —Se paseó frente a ellos rápidamente, abrazando a la alicornio, al dragón, y acariciando con fuerza al cachorro que este cargaba—. Adiós chicos, ¡Los veré esta tarde! —Se despidió al partir, cruzando la puerta con la velocidad de un rayo. Twilight y Spike permanecieron allí parados, somnolientos y sin saber si debían regresar a la cama o iniciar con su día normalmente. Sin necesidad de un extenso intercambio verbal al respecto, ambos optaron por la segunda opción.

—¿Desayunamos? —Preguntó la alicornio.

—Seguro. —Ambos partieron rumbo a la cocina con una sonrisa divertida en los labios, pero el ortro permaneció mirando en dirección a la entrada de la biblioteca, ladrando hasta que esta se perdió de vista.

—Tranquilo, volverá en la tarde. —Lo consoló Spike.

Luego de parar en su hogar durante escasos segundos para recoger sus alforjas y saludar a su madre y padre que en aquel momento desayunaban, Sweetie Belle corrió a toda velocidad por las calles de Ponyville y no tardó mucho en llegar a la estación de trenes con un gran cansancio a sus espaldas. El tren ya estaba en el andén. Arribó al interior de la estación casi arrastrándose hasta la ventanilla, y sosteniéndose del borde con sus cascos. El encargado la observaba inexpresivo, poco sorprendido por la forma en la que se había presentado.

—Un boleto para... Canterlot, por favor. —Habló ella, jadeando en busca de aire.

—Son dos bits. —Sweetie extrajo de sus alforjas el monto solicitado y lo depositó en el mostrador—. Aquí tiene. Que tenga un buen día. —Saludó el poni mayor, pero la yegua lo ignoró.

En cuanto oyó al encargado decir “El tren rumbo a Canterlot saldrá en un momento. ¡Todos a bordo!” la unicornio tomó impulso y galopó a través del andén con desespero. Dado su agotamiento le resultaba casi imposible acortar la distancia entre ella y la puerta del primer vagón, pero la potra no iba simplemente a darse por vencida y desaprobar aquel examen. Sacando fuerzas de donde no las había, saltó a través de la primera puerta, cayendo de bruces al suelo.

—¡Lo logré! —Exclamó al incorporarse, adolorida, pero la puerta seguía abierta. En efecto, el tren aún no iba a salir. El resto de los pasajeros, en tanto, la observaba con curiosidad y extrañes. La joven yegua quiso por un momento que la tierra la tragase mientras se dirigía a uno de los vagones contiguos, y tomaba asiento frente a un semental mayor, el cual estaba segura, no había sido testigo de su "proeza".





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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 9 - Act. 4/10/15]

Notapor agustin47 » 05 Oct 2015, 01:21

Nuevamente me alegras las noches con tus relatos, que simplemente me maravillan. En serio, quiero escribir así :qmeparto: Hay un par de errores ortográficos(recuerdo ahora mismo un "intensiones" y un "extrañes"), pero tampoco importa demasiado. Y lo peor... NOOOO POR FAVOR, no otro mes y pico de espera :qmeparto:
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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