[Aventura] La dama venenosa (Capítulo 4)

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[Aventura] La dama venenosa (Capítulo 4)

Notapor Pandora » 09 May 2014, 20:12

Capítulo 1: La búsqueda del cetro del Alicornio
Spoiler:
— ¡Al abordaje, mis sementales! ¡No podemos perder esta batalla!

La tormenta era cada vez más violenta, pero eso no consiguió impedir que una potente voz femenina se alzase por encima del estruendo. Las olas chocaban contra la recia estructura del navío, que se mantenía erguido a duras penas, pues el viento soplaba como un huracán. La tripulación se mantenía en pie como podía, esquivando olas y objetos varios del barco que se bamboleaban sin control, cayendo por la borda.

Una pegaso de pelaje añil y mirada fiera se mantenía con los cascos pegados en la cubierta, sujetando un sable entre los dientes, preparada para lanzarse la primera al ataque. Su tripulación, totalmente fiel a ella, estaban preparados para lanzarse en pos de su capitana. Todos miraban fijamente lo que se les acercaba a gran velocidad: un barco pirata, pero de los grandes, que les doblaba el tamaño a lo ancho y largo, en clara posición de ataque. La bandera de la calavera y los huesos cruzados ondeaba con violencia, y los corsarios estaban dispuestos a arrasar con todo.

Poison Mermaid levantó el vuelo, sujetando ahora el sable con una pata mientras sacaba una botellita de sus alforjas. Contenía un líquido de color verde que brillaba con luz propia; por un momento sus ojos completamente azules como el mar quedaron iluminados.

— ¡Teniente High Tide, a mi señal de la vuelta y suelten la niebla!
— ¡Sí, mi capitana! —contestó un poni terrestre de color tierra un poco mayor que Poison.

“Espero tener suficiente con una botella” pensó Poison antes de dejar caer el sable a cubierta, clavándose fuertemente en la madera.
Entonces todo sucedió deprisa y de manera coordinada.
Con un grito, High Tide mandó a la tripulación a sus puestos de combate. Las bombas de niebla fueron cargadas en los cañones, las espadas y pistolas empuñadas, y la olla con la cena fuertemente amarrada. Mientras tanto Poison voló rauda directamente hacia el barco enemigo, esquivando proyectiles mortales que le lanzaban desde abajo con agilidad, hasta aterrizar en el palo mayor. Rápidamente destapó la botellita y voló en círculos sobre el navío, derramando el contenido del frasco.
La cubierta comenzó a arder con violencia, enormes llamas de color verde se elevaban al cielo tormentoso, la señal que High Tide estaba esperando.

— ¡Fuego! —gritó, mientras viraba el barco lo más rápido que pudo.

Mientras los cañones retumbaban en la noche tormentosa, las bombas de niebla se disolvieron al contacto con el agua salada, creando una gruesa cortina de bruma que ascendió rápidamente, ocultando el barco a los enemigos, que contemplaban impotentes como su propio navío ardía sin control, intentando apagar las llamas cetrinas sin éxito, salvando el pellejo y cuantos tesoros podían acarrear.

—Pobres diablos —susurró Poison para sí, alejándose volando de aquel pandemonium—, son incapaces de darse cuenta de que mi fuego sólo come madera.

Internándose en la espesa neblina que su barco había generado, se quedó unos segundos quieta en el aire, pensando qué hacer. Debía encontrar su barco y asegurarse de que ni los seguían ni había más posibilidades de ataques. Se pasó la pezuña por la frente, retirando la crin rizada empapada por la lluvia de sus ojos. Los brazaletes de sus patas delanteras tintinearon levemente, y le dieron una idea. Rebuscó entre sus alforjas y sacó un artilugio que parecía la mezcla de un reloj de sol y una brújula. Tras unos instantes observando la superficie del cachivache echó a volar en dirección noroeste, hasta que encontró su barco. Mientras aterrizaba suavemente su tripulación gritó de alegría ante un nuevo triunfo.

—Buen trabajo, mis sementales, buen trabajo —Poison alzó la voz, mirando uno por uno a sus muchachos, de distintas edades y razas—. Id a vuestros camarotes y descansad un poco antes de la cena. Que el timonel sea relevado. Teniente, acompáñeme.
— ¡Sí, capitana! —gritaron todos al unísono.

Un tranquilo y alegre murmullo se extendió por cubierta mientras los marineros corrían a sus camarotes para ponerse a salvo de la lluvia, que arreciaba. Con un golpe de cabeza, Poison recolocó lo mejor que pudo su empapada melena turquesa salpicada de mechones azules mientras caminaba con elegancia en dirección a su despacho/camarote. High Tide la seguía, embelesado con el vaivén de sus caderas y esa elegancia regia que poseía la pegaso. Cualquiera diría que era la misma feroz pirata que había hecho arder un barco hasta las cenizas sin despeinarse.

El camarote estaba manga por hombro, con el suelo cubierto de cartas de navegación, planos y fórmulas químicas. Muchos cuadros, retratos y mapas colgados de la pared se habían caído, y la silla frente al escritorio estaba volcada hacia atrás. Por suerte, los objetos más delicados y peligrosos estaban fuertemente sujetos y guardados en pesados arcones clavados al suelo. Ya podía ponerse el barco bocabajo, caerse por una cascada o convertirse en submarino que el contenido permanecería en su posición. Poison colocó su silla en posición horizontal, recogiendo papeles y soltándolos en el escritorio, un enorme mueble de madera que a veces servía de mesa de experimentos. Se sentó pesadamente, resoplando.

—¿Bajas? —preguntó de manera sistemática, a pesar de conocer la respuesta.
—Ninguna, capitana —High Tide se puso firme.
—¿Daños?
—Una vela se ha roto durante el viraje, pero tiene fácil arreglo. También se ha roto el apoyo de uno de los cañones, pero no es grave y se arregla rápido.
—¿Pérdidas?
—Algunos barriles de zarzaparrilla —dijo con pesar—, aún quedan en la bodega, pero esos los habíamos sacado para la cena.
—No te preocupes, mañana hará buen tiempo y llegaremos a puerto en dos días, puede que menos. En esta ruta es poco probable que nos ataquen, y por el encargo de la vara sacaremos una buena tajada para conseguir la bebida perdida y pagaros a todos.
—¿Para quién es semejante armatroste? Pensar que una simple vara es un tesoro tan valioso que nos han perseguido siete galeones piratas a robárnosla…
—Una dama nunca revela a sus clientes, mi querido High Tide —Poison sonrió, lanzándole una toalla a su teniente—. Y ahora sécate, no querrás llegar mojado a la cena, ¿verdad?
—S-sí, mi capitana —el teniente se frotó la crin hasta que dejó de gotear.
—Puedes retirarte, me uniré a vosotros en cuanto me acicale un poco.

Cuando High cerró la puerta, Poison se acercó a uno de los arcones, el más grande del camarote. Dentro estaba el premio de aquella peligrosa expedición, lo que les había tenido en alta mar durante casi tres semanas y lo que había conseguido acabar con su reserva de azufre: el legendario Cetro del Alicornio. Aquella vara de oro macizo de casi dos metros era un objeto de cuento que podías oír en las tabernas si ponías la suficiente atención. Cuando a sus cascos llegó el encargo de ir en busca de aquella vara, no hizo otra cosa que reírse a mandíbula batiente. Pero cuando ante ella le pusieron un mapa con la isla en la que verdaderamente se encontraba el cetro, su espíritu aventurero habló por ella y aceptó sin pensar.

Si había aceptado el encargo es porque conocía bien a la clienta, y sabía que pagaba generosamente. No porque le cayera precisamente bien. En realidad, Poison detestaba a aquella pony.

Tras cerrar el arcón con llave, procedió a cepillarse crin y cola para después ir a cenar con su tripulación.

-------------------------------------------------------------
Notas de la autora:

- VOLGRAND, TE ODIO MUCHO

- Pues aquí está el primer capítulo de mi dichoso fic XDD Al final me he decidido a publicarlo, ya que estaba gustando mucho en mis círculos, so why not try?

- Siento que el capítulo no sea demasiado largo en comparación con otros escritores del foro, pero iré ampliándolos más a medida que escriba :)

- Las críticas constructivas siempre son bienvenidas :3

- VOLGRAND, TE ODIO (pero gracias por leer mi fic cuando te lo pedí -/////-)
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Re: [Aventura] La dama venenosa (Capítulo 1)

Notapor Volgrand » 09 May 2014, 20:35

Yo también te quiero guapa.
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Re: [Aventura] La dama venenosa (Capítulo 1)

Notapor Volgrand » 10 May 2014, 00:04

Critic mode on!!!

¿Te creíste que te librarías? ¡BWAHAHAHA!

- "Cuando el potro (High Tide) cerró la puerta..."
Antes se describe al contramaestre como "Un poni de tierra marrón algo mayor que Poison". A no ser que Poison sea una potrilla en si -lo cual sería preocupante al pensar que otro poni se fija en el vaivén de sus caderas-, creo que "potro" no es la mejor palabra para describirle.

-"[...]el legendario Cetro del Alicornio. Aquella vara de oro macizo de casi dos metros era un objeto casi legendario[...]".
¿En qué quedamos, es legendario o no?

-"Pony".
Aunque muchas veces se acepta en el fandom, no veo la necesidad de usar el nombre anglosajón cuando podemos usar la preciosa palabra castellana "poni".

-"Mientras tanto Poison voló rauda directamente hacia el barco enemigo, esquivando proyectiles mortales que le lanzaban desde abajo con agilidad, hasta aterrizar en el palo mayor".
No es que esto esté mal (no lo está). Pero creo que habría merecido más descripción el cómo Poison Mermaid esquivó los "proyectiles mortales". Si bien no es bueno entrar en excesivos detalles (no queremos ver cómo esquiva cada bala por separado) en ocasiones está bien explicar cosas como "...mientras los proyectiles silbaban a su alrededor". Cosas que dan sensación de "¡Wow, corre Poison!".

-"neblina que su barco había generadoCOMA se quedó unos segundos quieta en el aire"

-"[...]pero eso no consiguió (¿impedir?)que una potente voz femenina se alzase por encima del estruendo"

-Los sementales que se ponen a cubierto de la tormenta
Hombre, no es por nada, pero si no hay nadie para dirigir el barco en medio de la tormenta... la cosa no pinta bien para esta gente :D.

COSAS MUY BUENAS:

Si cuando me lo enseñaste empecé a darte el coñazo para que publicaras, e incluso pedí a mis lectores que hicieran lo propio, es por algo. Poison es un personaje con una personalidad marcada desde sus primeras palabras. "¡Al abordaje, mis sementales!". El hecho de que ella permaneciera erguida en medio de la tormenta, el plan para vencer a un enemigo claramente superior (en cuanto a armas), unido a su forma elegante de caminar cuando acaba la batalla... No será la primera pirata "sexy y peligrosa" de la historia, desde luego. Pero eso no le quita encanto.

El hecho de que se cuenten como pérdidas la zarzaparrilla y que el teniente esté sinceramente apenado por ello dice mucho acerca de la tripulación. Esto invita a acabar conociendo el barco por su nombre. Y en una historia de piratas, eso es básico. Si nos ponemos en el caso de "Piratas del caribe", comparemos: ¿Qué decían los presos en la primera película?

"Es el barco del capitán Barboa"

¡¡NO!!

Lo que decían era:

"¡Es la perla negra!". Y no lo decían solo, lo decían con miedo. Porque el mero nombre de la Perla inspiraba sentimientos de miedo. Eso es lo que debe ser un barco pirata: un PERSONAJE. Y creo que "La sirena mutilada" tiene muchos números de serlo.

¡Sigue en ello, Pandi, o azotaré a más lectores para que te den el coñazo!
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Re: [Aventura] La dama venenosa (Capítulo 1)

Notapor horwaith » 10 May 2014, 01:02

Buena historia, por un momento he olvidado el nombre de la protagonista y he pensado que el ataque al barco iba a ser como en una pelicula de piratas, pero esta forma es perfecta para alguien llamado Poison Mermaid.
Volgrand escribió en 10 May 2014, 00:04:¡Sigue en ello, Pandi, o azotaré a más lectores para que te den el coñazo!

Te digo lo peor, le he puesto algo de comentario y me ha dado error perdiéndose por el camino cualquier texto y mis ganas de recordar lo que había puesto.
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Re: [Aventura] La dama venenosa (Capítulo 1)

Notapor agustin47 » 10 May 2014, 10:47

Te criticamos porque te queremos. Bueno, vamos a ver... Esencialmente está muy bien escrito. He pillado algunas cosas como repeticiones de palabras(creo que hay 4 mantenía en los 2 primeros párrafos), algunos fallos de puntuación(comas que faltaban y alguna que sobraba también he visto) y (esto es meramente opinión mía) una descripción un pelín corta de lo que ocurre en la batalla, llevando a pequeña confusión. Por todo lo demás, genial. Me ha gustado mucho, tanto la escritura como el personaje, que parece ser un poni con cierto carácter y una personalidad bien marcada. No soy muy aficionado a las historias de piratas, pero sin duda son divertidas y algunos personajes hacen que te encariñes con ellos nada más conocerlos. No veo ningún fallo grave, ni nada que haga que se empañe el escrito. Felicitaciones por un gran capítulo.

Aunque duele que no me lo enseñaras antes
Los milagros no son gratuitos.

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Re: [Aventura] La dama venenosa (Capítulo 1)

Notapor Pandora » 11 May 2014, 23:14

Ya lo he corregido y arreglado lo máximo posible, Volgrand ;)

agustin47 escribió en 10 May 2014, 10:47:Te criticamos porque te queremos. Bueno, vamos a ver... Esencialmente está muy bien escrito. He pillado algunas cosas como repeticiones de palabras(creo que hay 4 mantenía en los 2 primeros párrafos), algunos fallos de puntuación(comas que faltaban y alguna que sobraba también he visto) y (esto es meramente opinión mía) una descripción un pelín corta de lo que ocurre en la batalla, llevando a pequeña confusión. Por todo lo demás, genial. Me ha gustado mucho, tanto la escritura como el personaje, que parece ser un poni con cierto carácter y una personalidad bien marcada. No soy muy aficionado a las historias de piratas, pero sin duda son divertidas y algunos personajes hacen que te encariñes con ellos nada más conocerlos. No veo ningún fallo grave, ni nada que haga que se empañe el escrito. Felicitaciones por un gran capítulo.

Aunque duele que no me lo enseñaras antes


Las críticas son siempre bien recibidas mientras sean constructivas, Bocas. Y siento si no conté contigo en lo de enseñártelo, pero en cuestión de crítica de fics tengo fe ciega en Volgrand, no se lo he enseñado a nadie más que a él para que me aconsejase :(
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Re: [Aventura] La dama venenosa (Capítulo 1)

Notapor edgareo » 11 May 2014, 23:16

Mfw ya te lo dije, pero te lo repito, mola musho ovo
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Re: [Aventura] La dama venenosa (Capítulo 1)

Notapor Volgrand » 12 May 2014, 00:24

Pandora escribió en 11 May 2014, 23:14:Ya lo he corregido y arreglado lo máximo posible, Volgrand ;)

agustin47 escribió en 10 May 2014, 10:47:Te criticamos porque te queremos. Bueno, vamos a ver... Esencialmente está muy bien escrito. He pillado algunas cosas como repeticiones de palabras(creo que hay 4 mantenía en los 2 primeros párrafos), algunos fallos de puntuación(comas que faltaban y alguna que sobraba también he visto) y (esto es meramente opinión mía) una descripción un pelín corta de lo que ocurre en la batalla, llevando a pequeña confusión. Por todo lo demás, genial. Me ha gustado mucho, tanto la escritura como el personaje, que parece ser un poni con cierto carácter y una personalidad bien marcada. No soy muy aficionado a las historias de piratas, pero sin duda son divertidas y algunos personajes hacen que te encariñes con ellos nada más conocerlos. No veo ningún fallo grave, ni nada que haga que se empañe el escrito. Felicitaciones por un gran capítulo.

Aunque duele que no me lo enseñaras antes


Las críticas son siempre bien recibidas mientras sean constructivas, Bocas. Y siento si no conté contigo en lo de enseñártelo, pero en cuestión de crítica de fics tengo fe ciega en Volgrand, no se lo he enseñado a nadie más que a él para que me aconsejase :(


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Re: [Aventura] La dama venenosa (Capítulo 1)

Notapor agustin47 » 12 May 2014, 08:18

Aquí me ha ganado :qmeparto: :qmeparto: de todas formas era bromita.
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Re: [Aventura] La dama venenosa (Capítulo 1)

Notapor ScorKi » 01 Jun 2014, 08:21

A mi me ha absorbido. Muy buen comienzo. Esperando la segunda parte con ganas. ;)
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Re: [Aventura] La dama venenosa (Capítulo 1)

Notapor Pandora » 02 Jun 2014, 22:18

Capítulo 2: El Manehattanés Errante

Spoiler:
— ¡Mira, papi, mira! ¡Estoy volando! –gritó Poison, agitando sus diminutas alitas.

—Muy bien, pequeña. Pronto podrás tocar el cielo.

Salve Mermaid, un respetado y amable pegaso de crin y ojos azules, recogió a su pequeña potrilla flotando a pocos palmos del suelo y la colocó sobre su lomo.

—Cuando sea mayor, le llevaré una nube de color rosa a mamá –murmuró Poison antes de quedarse dormida sobre su padre.

En la localidad costera de River Hills, al norte de Horseshoe Bay, se congregaban ponies de todas las especies, donde la gran mayoría tenía su residencia de verano en lujosos apartamentos en primera línea de playa. La familia Mermaid había vivido allí durante generaciones, dedicada casi siempre al campo médico y científico. El bisabuelo de Poison descubrió un remedio para curar cicatrices a base de zumo de alga y ralladura de coral. Su padre había hecho grandes progresos médicos en el campo de la curación con aguas termales, a la que añadía sales especiales que él mismo creaba para sus pacientes.
La infancia de Poison fue tranquila y sosegada en el seno familiar, viviendo los lujos de una familia acomodada: todos los veranos iban a Manehattan de vacaciones, viajaban a Canterlot dos veces al año por conferencias de su padre e incluso iban a Cloudsdale a ver a los Wonderbolts. En su adolescencia se convirtió en una despampanante pegaso que miraba con ojos lánguidos a los jóvenes que le pedían citas y…


Toc, toc, toc

El hilo de pensamientos de la capitana quedó interrumpido por la llamada. Recolocándose la crin, murmuró un suave “pase”. Su contramaestre, un unicornio de pelaje verde musgo y crin color pajizo llamado Helm Salt entró con paso firme al camarote.

—Capitana, hemos avistado tierra, ¿procedemos a preparar el desembarco?

—Sí. En principio nos quedaremos en tierra dos días. Tengo asuntos que atender que requieren paciencia. Y también quiero enterarme de posibles rumores que pueda haber.

—A la orden, capitana –el unicornio salió rápidamente, comunicando las órdenes de la capitana al resto.

El encuentro con la clienta se produciría a las 9 de la mañana del día siguiente en “El Manehattanés errante”, el sitio de encuentro común de lobos de mar y exploradores terrestres. Aquel antro tenía fama de haber reunido tanto a grandes tripulaciones piratas como a los mejores cazafortunas, pero si por algo era famoso era por su zarzaparrilla casera. La tripulación de Poison (y ella misma, debía confesar) nunca salían a travesías largas sin unos cuántos barriles de aquel néctar. Poison era conocida en aquel lugar, y my respetada, aunque siempre había algún joven semental dispuesto a quitar méritos a su trabajo, o intentar ligar con ella, o retarla en alta mal. Aquello concluía en anécdotas para contar en la cena sobre aquel pobre inocente que acabó tirado en un barril de atún en salmuera, o del pobre diablo rechazado muy elegantemente por Poison.

Con sus botas de cuero taconeando por la cubierta, la capitana salió de su camarote con el desánimo pintado en el rostro. Enfrentarse con su clienta era lo último que quería soportar, pero había dado su palabra de Dama Venenosa de cumplir el encargo hecho. Poison comprobó las velas izadas, los cañones limpios y pulidos, la despensa que necesitaba llenarse y la cocina, que olía deliciosamente a puré de patatas con pastel de manzanas de postre.

— ¿Ocurre algo, capitana? –preguntó High Tide, acercándose a ella.

—Simplemente estaba pensando en… -antes de irse de la lengua, recapacitó-, que esa nube tiene forma de pera, ¿no crees?

Su teniente sonrió y comentó algo como “parece más bien una calabaza”, pero la pegaso no prestó atención. No debía mostrar debilidad ante su tripulación. No otra vez.

—Que Mess Aboard haga una lista de lo que falta en la despensa. Avisadme cuando vayamos a desembarcar –murmuró Poison antes de encerrarse de nuevo en su camarote.

Aquella dichosa exploradora. Cabezona, indisciplinada, impulsiva, temeraria… Bueno, Poison también era bastante temeraria, pero no tanto como aquella dichosa exploradora. La pegaso desplomó la cabeza contra el escritorio, gimió con frustración y se durmió.

Imagen



La despertaron los gritos de su tripulación, que comenzaba el atraque del barco. Poison sacudió la cabeza y salió de su camarote, algo mareada.

—Contramaestre, ¿por qué no me has avisado?

—Lo he intentado, capitana, pero estabais dormida y no quería…

—Tonterías. Si hay que atracar el barco es mi deber como capitana organizarlo todo–cogió un cabo y se dirigió a sus sementales, dando sencillas órdenes hasta que una fuerte sacudida anunció que habían atracado en puerto.

Poison empaquetó el Cetro del Alicornio lo más cuidadosamente que pudo e hizo una lista con los ingredientes químicos que necesitaba reponer. Su tripulación iba de aquí para allá recogiendo cosas y preparándose para bajar a tierra. Normalmente Poison era la primera en poner los cascos en tierra firme para ayudar a colocar el puente, pero su frágil y valiosa carga la obligó a permanecer quieta. De todas formas, en aquel momento no le importó tener que esperar. De hecho… cuanto más tiempo, mejor.

“Basta, Poison. ¿Qué clase de comportamiento infantil estás demostrando ante tu tripulación? Es sólo una clienta más, por el amor de Luna. Deja de murmurar como una potrilla” se gritó a sí misma. “Sólo una clienta más, sólo una clienta más. Pero esta clienta… Es harina de otro costal”.
Enfrascada en estos pensamientos la pegaso no se percató de que sus marineros la estaban esperando para bajar. Carraspeó, procurando sonar tranquila y segura.

—Buen trabajo, mis sementales. Podéis retiraros, disfrutad del tiempo libre, contad nuestras travesías y pasad la noche en casa de alguna yegua hermosa; y espero que en eso último no me defraudéis –alguna risita traviesa se extendió por la cubierta-. Eso es todo, queridos míos.

Con la cabeza alta y mirada fija al frente, Poison descendió por la plataforma, seguida por el resto de su tripulación, que charlaba amigablemente, despidiéndose unos de otros y acordando pillarse una buena cogorza por la noche. Ay, lo que Poison daría por una buena borrachera con zarzaparrilla para celebrar la expedición…

Con paso firme se dirigió al Manehattanés Errante. Apenas abrió la puerta la música, murmullos y charlas cesaron, implantándose un silencio sepulcral en la taberna. Poison, lejos de achantarse, esbozó su mejor sonrisa, que acompañó con un golpe de cabeza para recolocar su crin.

— ¿Es esta la bienvenida que le dais a una vieja amiga? Vuestros modales deben de haberse ahogado en estas tres semanas de ausencia, al parecer.

—¡Poison Mermaid! Dichosa granuja, ¿dónde te habías metido? Estaba a punto de comprar una lápida con tu nombre –un poni terrestre con evidente sobrepeso y espesa y despeinada barba salió de detrás de la barra al encuentro de Poison.

Aquel poni, de nombre Blade Bottle, era el regente del Manehattanés. Un poni curtido, con fama de borrachín y casi un segundo padre para Poison, que siempre estaba de buen humor y cantando obscenas sonatas de alta mar. De no ser por él, Poison no habría llegado a donde estaba.

—Oh, vamos, sabes bien que no puedo vivir sin ti ni tu zarzaparrilla, no creerías que iba a dejarte solo, ¿verdad? ¿A eso le llamas amor? –bromeó la capitana, sonriendo sinceramente por primera vez en todo el día-. Ponme una jarra de zarzaparrilla y pídele a tus chicas que me dejen un reservado. He de hacer una entrega importante y me gustaría intimidad.

—¡Marchando, preciosa! - Blade Bottle volvió a la barra, y con él, el jaleo propio del antro.

Mientras Poison se dirigía al fondo de la taberna, donde se encontraban los reservados, notaba una gran cantidad de miradas posadas en su persona… y más concretamente en sus cuartos traseros. Antaño pensaba –inocente de ella- que miraban las marcas negras que poblaban sus flancos, pero con los años había aprendido que las miradas buscaban otra cosa. Y si aquellos diablos se pensaban que podrían ver el tesoro de Poison tan fácilmente, es que habían estado con demasiadas yeguas ligeras de cascos. Sin embargo, la pegaso agradecía que su cola se encrespase por acción de la humedad marina y fuese aún más difícil entrever lo que había entre sus patas.

Ya en la zona de reservados, Poison esperó hasta que llegó Blade Bottle con su jarra de fresca y espumosa zarzaparrilla.

—En un momento mi Cherry Cake te dejará libre el tercer reservado –dijo servicial.

—Cuando termine con esto recuérdame que en mi barco tengo unas cuantas joyas para tus chicas. Son las más bonitas que encontré en esta expedición –comentó Poison, mirando una araña en el techo.

—Gracias, Poison. Ya sabes que las quiero como a mis hijas, me encanta verlas felices - Blade regresó de nuevo a la barra, donde comenzó a cantar-. ¡Y a esa invita la casa!

“Había una yegua en Villa Aldaba
No hablaba mucho pero no veas si tragaba…”


Toda la cantina acompañó la canción, incluso la pegaso canturreó aquella obscenidad por lo bajo, sonriendo. La había escuchado muchas veces, y aunque sabía que su honor de dama se sonrojaba con aquel cántico, su vena pirata entonaba jocosa la letra desde el corazón.

Bebió con avidez de la jarra, esperando, hasta que Cherry Cake salió del reservado acompañada de un semental no más joven que Poison.

—Hola querida –exclamó Cherry-. Me alegro de verte sana y salva. ¿Te lo has pasado bien ahí fuera? Bueno, ¡ya me contarás todo más tarde!

Cherry Cake y las chicas eran las yeguas de compañía que trabajaban en el Manehattanés. Eran las protegidas de Bottle, y ellas eran felices con aquel oficio, pero Poison se preguntaba muchas veces por qué la vida había tenido que ser así para ellas.

Entró en el tercer reservado, una acogedora habitación con un diván, un escritorio, una mesita con dos sillones a los lados y un pequeño lavabo. Sabía de buena tinta que los otros reservados tenían cama. Soltó el cetro en el diván y se sentó en uno de los sillones, terminándose la jarra. A través de las paredes se oían risitas y susurros de las otras yeguas; Poison se preguntó si alguno de sus sementales estaría en las habitaciones continuas.

Tras una larga espera, llamaron a la puerta. Una yegua de pelaje pelirrojo entró en el reservado. Llevaba puesta una capa sobre los hombros y la crin recogida en un moño dentro de un sombrero de paja.

—Menudo cambio de look, querida –saludó Poison, intentando esbozar una sonrisa no demasiado falsa-, pero ese gorro no te sienta nada bien.

—Prefiero pasar desapercibida por aquí –respondió la yegua, dirigiéndose al diván-. Es una suerte que pudieras encontrarlo, es muy importante.

“Vale, arreglado, dame el dinero para que pueda irme”, pensó Poison, mirando como su clienta sacaba el cetro del envoltorio y lo examinaba.

— ¿Puedo saber de dónde sacaste el mapa para encontrar el cetro? Era un objeto de leyenda hasta que lo saqué de aquel cofre dentro de la montaña; y aun teniéndolo entre los cascos me costaba creer que fuera real –la curiosidad de Poison se sobrepuso a las ganas de terminar aquel negocio.

Sin embargo, la poni de tierra se limitó a hurgar bajo su capa hasta sacar una bolsa de cuero bastante grande que tiró sobre la mesa. La capitana la guardó en sus alforjas.

—Llegó a mis manos, simplemente. Lo encontré en una expedición y me lo quedé.

—Me temo que no eres la única que conoce la existencia real del cetro. Nos persiguieron siete galeones de piratas y corsarios tras encontrarlo. Ten cuidado por si acaso intentasen capturarte o algo similar.

—Tú misma lo has dicho, lo intentarán.

De repente, fuera de la sala comenzó a oírse un ligero murmullo inquieto en el pub. Poison dirigió su atención a la puerta. Sabía perfectamente que aquello no era algo normal y se puso alerta. No sería la primera ni la última vez que hay un altercado en el antro.

—Creo que deberías irte ya –susurró Poison-, esto no me da buena espina.

Se oyeron varios gritos, uno de ellos de mujer, y el murmullo se alzó hasta que Poison supo con certeza que tras la puerta se estaba llevando a cabo una pelea de las gordas.

— ¿¡DÓNDE ESTÁ LA DAMA VENENOSA!? –una voz fuerte y rasposa se alzó por encima del griterío casi rugiendo

—Vaya, no esperaba una cita en estos momentos –la pegaso miró a su clienta, que se volvía a poner el sombrero sobre la cabeza-. Sígueme, te sacaré de aquí sin que te vean.

Poison abrió una pequeña rendija de la puerta, escudriñando el pasillo. Estaba desierto y las puertas de los otros reservados estaban abiertas. La capitana esperaba que las chicas de Cherry se hubieran puesto a salvo, pues herir a una mujer indefensa, fuera cual fuera su oficio, era lo más bajo y rastrero que un pirata podía hacer.

Con un gesto de la cabeza indicando que estaba despejado, Poison se encaminó al final del pasillo de los reservados, escuchando atentamente por si se habían percatado de su presencia.

—Escúchame –farfulló-: hay que salir de aquí rápido. Si vienen a por mí quieren el cetro o mi remedio casero para curar el escorbuto. Y no estoy dispuesta a ceder ninguna de las dos cosas.

Abrió las alas y se alzó hasta el techo, buscando algo muy concreto…

Crack

Un sonoro chasquido desplegó una polvorienta escalera a lo que parecía un desván. La pegaso esperó a que su cliente subiera, con una pata cerca del costado preparada para echar casco de un puñal que guardaba en las alforjas. Había sido una imprudencia olvidar sus botellas de veneno, pero eso no iba a evitar que protegiese con su último aliento al cetro y su dueña.

Tras subir al desván volvió a guardar la escalera. Se encontraban en una buhardilla muy espaciosa, llena de objetos variados que iban desde mesas y sillas apiladas hasta maniquíes, pasando por polvorientos barriles vacíos y alguna que otra botella de cristal rota por el suelo. La poca luz que entraba se filtraba por un sucio ventanuco a la derecha de Poison. Conocía aquel lugar porque Blade Bottle la había escondido allí cuando las trifulcas se ponían demasiado violentas y ella no había aprendido a defenderse correctamente.

—Vale, esto es lo que vamos a hacer –la capitana encaró a su cliente, que observaba a través del ventanuco-: voy a bajar otra vez y enfrentarme a ellos, no lo haré sola, así que poco me importa que me superen en número. Tú y el cetro quedaos aquí hasta que suba a por ti, ¿entendido?

— ¿De verdad crees que voy a quedarme quieta ante una pelea de bar? Me he enfrentado a cosas peores.

Poison fulminó con la mirada a la yegua pelirroja. La capitana no estaba para tonterías; su cuerpo pedía una pelea, pero su cabeza gritaba que no fuera imprudente y protegiese al cetro y a la exploradora. Lo último que quería era tener que discutir con aquella testaruda yegua, lo que no iba a servir para nada, de todas formas, así que bajó la escalerilla de nuevo, esta vez sin preocuparse por el ruido. Tendría más posibilidades de ganar siendo ella sola contra pequeños grupos que contra una tripulación de más de siete integrantes. Sólo deseaba que alguno de sus sementales estuviera allí.

Respiró hondo, manteniendo esa máscara de tranquilidad y elegancia que siempre mostraba a sus enemigos, salió de los reservados.

El bar no estaba demasiado desordenado, al menos dos mesas seguían en pie. En el centro del antro se encontraba un poni de tierra musculoso y alto, con el pelaje amarillo y las crines cortas de color verde mohoso. Poison pudo apreciar que su cutie mark era un cuchillo ensangrentado. Tras él había dos unicornios, un grifo y otro poni de tierra, que parecían estar buscando algo: a ella.

—¿Me buscaban, caballeros? –Poison no necesitó alzar la voz para que se la oyera, pues de nuevo el silencio se extendió sobre la taberna.

Con una sacudida de cabeza fingiendo recolocarse la melena, echó un vistazo al lugar. Si iban a empezar una pelea, causaría bastantes daños, por lo que era mejor iniciar el enfrentamiento fuera, en el puerto. Escondidos bajo las mesas había bastantes clientes, que si bien algunos permanecían escondidos por miedo, otros no querían verse involucrados. No conseguía discernir si alguno de los suyos se encontraba allí, por lo que caminó esquivando sillas caídas hasta colocarse delante del poni musculoso.

—Tienes algo que nos pertenece. Dánoslo –tenía una voz rasposa y grave, seguramente fuera el cabecilla de los matones de aquella tripulación.

—Por supuesto, querido, pero creo que deberías mejorar tus modales ante una dama.

Poison no se alteró cuando uno de los unicornios se situó tras ella, colocando una espada bajo su garganta.

—Danos lo que buscamos, p*ta, o te aseguro que te dejaré el cuello igual que la oreja.

La capitana giró la cabeza lo suficiente como para poder mirar a los ojos al unicornio.

—Lo haré encantada, querido, pero si no quitas el cuchillo no puedo sacarlo de las alforjas.

Poison casi suelta una carcajada al comprobar que el unicornio retiraba la espada y se apartaba unos pasos. No debía de tener mucha experiencia en aquello, pues perder la oportunidad de hurgar en las alforjas por sí mismo era un error de principiante. Claro está que Poison no tenía lo que buscaban. Y ellos parecían no haberse dado cuenta aún.

Dirigiendo al unicornio una caída de ojos que habría derretido al semental más vigoroso, inclinó la cabeza fingiendo buscar algo en la bolsa, cuando en realidad estaba calculando la distancia entre el musculitos y la puerta. Con la boca cogió un plano que dejó delicadamente en el suelo, a los pies del unicornio. Éste lo recogió y examinó, primero satisfecho, después confuso, por último, iracundo.

— ¿Qué… es esto?

—El mapa para llegar a la Isla Dulce, por supuesto. Es lo que veníais a buscar, ¿no? –la yegua sonrió de medio lado.

—Has cavado tu tumba, zorra. Pero no te preocupes, antes de morir te dejaré que me comas la…

Con un rápido sprint, Poison golpeó la cabeza del unicornio, haciendo que soltase la espada que sujetaba con su magia, con un grito de dolor. La capitana aprovechó el momento para abrir las alas, coger la espada caída y salir volando a la puerta.

— ¡A mí, mis sementales! ¡Nos atacan! –gritó apenas salió de la cabeza, rezando porque alguno de los suyos la oyese.

—p*ta…

En un abrir y cerrar de ojos se vio rodeada por aquella tripulación, en clara actitud hostil. Sería peligroso y completamente estúpido intentar escapar por el aire con un grifo de por medio y no colaría escabullirse por las patas de cualquiera de ellos, por lo que el enfrentamiento era inminente e inmediato.

—De aquí no te escapas, zorra. Basta de jueguecitos y tal vez tengamos un poco de piedad cuando nos encarguemos de ti –el musculitos esbozó una sonrisa taimada.

Un ruido de vidrios rotos sonó por encima de sus cabezas, y una peligrosa lluvia de cristales cayó sobre ellos. La clienta de Poison, con el cetro atado a su espalda, había saltado por la ventana de la buhardilla.

Y entonces se desencadenó la lucha.

Poison fijó como objetivo al grandullón, sin bajar la guardia a su espalda, donde la yegua pelirroja repartía leña con el Cetro sin despeinarse, golpeando la cabeza de los unicornios y evitando picotazos del grifo.

— ¡Creí que te dije que esperases hasta haberme encargado de todo! –chilló la pegaso, blandiendo la espada para defenderse de los estoques del semental.

— ¡Y yo que no me iba a quedar quieta, j*der! –respondió la yegua, dándole una fuerte coz en la cabeza al unicornio, que quedó aturdido.

— ¡Nos has puesto en grave peligro! ¡Y por Luna, deja de usar el cetro como arma, so bruta!

Poison no pudo esquivar correctamente y recibió un fuerte golpe en el costado, que la dejó sin aliento unos instantes y rompió su posición de defensa. Un nuevo golpe la tiró al suelo, pero rodó a la izquierda a tiempo para evitar que un par de cascos se clavasen en su cráneo. Con una acertada coz en la entrepierna del musculitos, logró tirarle al suelo a la vez que ella se ponía en pie de nuevo, resollando. Le dolía un poco el costado, y eso dificultaba su respiración. Si al menos pudiera distraerles…

Una risa entre histérica y maníaca se oyó detrás de ellas. Fire Roar, el joven artillero de La Sirena Mutilada, observaba la escena muerto de risa, una jarra de zarzaparrilla flotaba en un halo amarillento procedente de su cuerno.

—Capitana, no me creo que os esté costando tanto cargaros a esos. Es una distracción, ¿verdad? Para que se confíen y después hacerles ¡boom! y ¡zas!, ¿a que sí? ¿Y quién es esa detrás de ti? –apuró la jarra de un sorbo y la lanzó a la cabeza del grifo-. Tú, pajarraco, y el de detrás, el grandote, si te metes con la capitana te metes conmigo y tós nosotros.

Ambos, grifo y poni de tierra, gruñeron y se encararon a Fire, que seguía sonriendo ampliamente, como si estuviera jugando en vez de arriesgando su vida. Poison tomó aire y embistió al musculitos, espada en mano, con nuevas fuerzas para luchar. Tras ella, la exploradora había sacado un látigo de su capa y forzaba a los unicornios a permanecer a distancia a base de restallarlo contra sus cuernos. Sin embargo, la capitana sabía que aquella clara desventaja iba a hacer difícil una victoria rápida.

Volaban las estocadas y en el aire resonaban los golpes del metal y los restallidos del látigo. Uno de los unicornios, aprovechando que estaba quieta, mordió la punta y se lo arrebató a la yegua roja, blandiéndolo con su magia. Poison se giró, y de un empujón apartó a su cliente a tiempo de que el látigo se estrellase contra el ala izquierda de la pegaso y no contra la exploradora. Gimió de dolor, esperando que el golpe no le hubiera roto el ala.

Se oyó un sonido de metal cayendo al suelo. Con el golpe, la exploradora había soltado el cetro, que quedó ante la golosa mirada de sus enemigos.

—Eso es, zorra, danos lo que queremos –uno de los unicornios recogió el cetro rápidamente del suelo, colocándolo a su espalda-. Vámonos.

—No, querido, me temo que no puedo permitir eso –gruñó Poison, que comenzaba a estar harta de aquellos bribones-. Fire, maniobra del Portador de la Luz.

— ¡A la orden, capitana!

La pegaso odiaba tener que usar aquella técnica (a pesar de haberla creado ella misma) por los dolores de cabeza que solían darle los efectos secundarios, pero era la manera más efectiva de conseguir refuerzos y unos minutos de distracción.

De una rápida sacudida se quitó el brazalete de su pata derecha y desengarzó la joya de color rojo. Con gran dolor de su ala herida, alzó el vuelo tanto como pudo y lanzó la joya al aire.

— ¡Fire!

El joven semental apuntó su cuerno a la gema y disparó un rayo de su magia. Poison se lanzó en picado al suelo y cubrió la cara de la exploradora a tiempo de que un estallido de luz lo cubría todo en un radio de 20 metros. Los enemigos cayeron al suelo, cegados por el fuerte resplandor, justo lo que Poison esperaba que pasase. Le arrebató el cetro al unicornio, tirado en el suelo con las pupilas totalmente contraídas y se lo lanzó a su cliente.

—Vete de aquí, rápido. Ponte a salvo –la capitana metió la pezuña en las alforjas y nuevamente sacó un tarrito de barro, que también le lanzó-. Si de nuevo te encuentras en peligro, ¿a quién vas a llamar? –Poison sonrió levemente.

La yegua roja asintió, escondió lo mejor que pudo el cetro en su capa y salió corriendo hasta perderse de vista en un callejón. Sólo entonces la pegaso suspiró aliviada, mientras el resplandor empezaba a disiparse, y los enemigos se volvían en sí.

—Maldita bruja… -el musculitos fue el primero en ponerse en pie, tambaleándose-. De esta no sales, p*ta.

Poison sonrió, recogiendo la espada del suelo. Sólo ella podía notar que su tripulación estaba llegando, esperados refuerzos para igualar aquella lucha.

— ¿Podrías, por favor, dejar de llamarme así? No me gusta –dijo Poison, apuntándole con la espada.

—Cierra la p*ta boca, zorra –el grifo habló por primera vez-, y dinos dónde co*o están el cetro y la otra poni.

La capitana miró donde antes habían estado ambos elementos, y se encogió de hombros, sonriendo.

—No lo sé. Si no está es que se han debido de ir, ¿no crees? –se recolocó el flequillo de un golpe de cabeza-. Vamos, los grifos sois criaturas extremadamente inteligentes, ésa ha sido una pregunta estúpida, querido.

El grifo hizo un amago de abalanzarse sobre la yegua, pero una espada en su cuello lo detuvo. Detrás de cada enemigo su tripulación se encargaba de inmovilizarlos, hasta que los cinco contrincantes estuvieron atados y con un sable al cuello o pistola en la sien.

— ¿No habéis oído a la señorita? Dejad de insultarla – susurró Helm Salt al oído del grifo.

—Gracias, contramaestre. Teniente, haga con ellos lo que crea conveniente.


Imagen



Horas después todos brindaban en El Manehatanés Errante, celebrando una nueva y apurada victoria. Cherry Pie cantaba en el escenario mientras cuatro de sus chicas bailaban con ella, todas portando hermosos collares y brazaletes de brillantes gemas. Cherry llevaba una tiara con rubíes.

Poison, cansada y con el ala vendada, miraba el espectáculo sin verlo realmente. Le daba vueltas a la cabeza al porqué de aquella pelea. Sabía que aquel cetro era un objeto de cuento, demonios, ¡su propia madre le cantaba canciones sobre el Cetro del Alicornio cuando era una potrilla!, y que, por lo tanto, sería muy valioso. Pero tanto

Sacudió la cabeza, enfocando al escenario, donde Cherry había terminado de cantar y estaba recibiendo las ovaciones de todo el antro, que pedía un bis. Lo cierto es que tenía una voz preciosa.

—Capitana… Le requieren atrás –Blade Bottle salió de la nada discretamente-. Creo que es un cliente.

—Vamos, Blade, que hay confianza. Puedes llamarme Poison –la yegua sonrió cálidamente mientras se retiraba despacio.

Al otro lado de la taberna, un unicornio orondo que claramente llevaba peluca miraba nervioso a todos lados, como si creyera que le iban a atacar en cualquier momento. Aquel individuo evidentemente no era de aquellos lares, ni pertenecía a aquel lugar. Así que su presencia sólo podía significar una cosa: negocios.

— ¿S-sois la que llaman La Dama Venenosa? –tartamudeó el unicornio.

—Así es. ¿Qué se le requiere, caballero?

Momentos después Poison volvió a la mesa que compartía con su tripulación y susurró al oído de su teniente:

—Tenemos un nuevo encargo.


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· Pues aquí tenemos la segunda entrega de la piratilla más fantabulosa de todos los mares :D Y sabéis que es verdad (?) Como dije en el otro capítulo, se agradecen las críticas constructivas

· De nuevo, gracias, Volgrand, por haberme hecho de mentor/padrino/senpai y soportarme dándote la lata a casi todas horas <3 Eres amor :wub:

· He dispersado unas cuántas referencias por el fic: dos a canciones, una a un videojuego y otra a una serie de TV, a ver quién las pilla todas :)

· Desde aquí aviso que el siguiente capítulo tardará un poco más que este :rarsad: Por desgracia estoy a punto de empezar mis exámenes y mi tiempo para escribir se verá bastante reducido, pero a cambio prometo traeros un capítulo lleno de intriga, acción, romance, comedia... O al menos se intentará :D2

· MIL MILLONES DE GRACIAS POR LEER <3
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Re: [Aventura] La dama venenosa (Capítulo 1)

Notapor McDohl » 02 Jun 2014, 22:45

Hay que ver lo bien que me lo paso leyendo este fic. Las descripciones son muy ricas en detalles y el ritmo es francamente bueno, lo que se le pide a una buena historia de duelos a capa y espada.

Suerte con los exámenes ;)

P.D: me pregunto quien será la cliente que se llevó el Cetro del Alicornio... :3
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Re: [Aventura] La dama venenosa (Capítulo 1)

Notapor horwaith » 03 Jun 2014, 09:22

Genial capítulo y buena forma de pelear en una taberna, aunque temo el encargo que le de el nuevo "cliente" xD
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Re: [Aventura] La dama venenosa (Capítulo 1)

Notapor Pandora » 03 Jun 2014, 12:56

¡Anoche se me olvidó comentar que este capítulo tiene banda sonora! Para entrar de lleno en el capítulo, recomiendo ponerse de fondo las canciones I'm shipping up to Boston de Dropkick Murphys; Black Friday Rule, Devils Dance Floor, Drunken Lullabies y Seven Deadly Sins de Flogging Molly y Lightbringer de Pentakill :3
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Re: [Aventura] La dama venenosa (Capítulo 1)

Notapor agustin47 » 03 Jun 2014, 15:44

Oh, adoro este personaje, escuchar como habla es casi como escucharte a ti :qmeparto: está genial, se hace muy ameno leerlo, como siempre. Siempre te lo diré, escribes mejor de lo que tú misma piensas.

PD: Así en una lectura rápida(no tengo mucho tiempo) solo he pillado la referencia al juego, esa cancioncita de South Park The stick of the truth me ha matado :qmeparto:
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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