Castlemania:Pony of Shadows[Avent][Dark][Crsover] TERMINADO

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Castlemania:Pony of Shadows[Avent][Dark][Crsover] TERMINADO

Notapor McDohl » 06 Feb 2014, 20:41

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Bueno, aquí está el capítulo 1 de cierta promesa que hice a dos usuarios de este foro (y que algunos descubrirán de quien se trata si lo leen).

Espero que os guste. No va a ser un fic excesivamente largo, aunque quizás tarde un poco en ir subiendo los capis. Aun así, espero que le deis una oportunidad y que comentéis lo que os parece :3

-Capítulo 1: Introducción-

Spoiler:
Los últimos rayos de sol se empezaban a ocultar tras unas colinas algo peculiares… ya que eran de arena.

En el basto desierto, es difícil sobrevivir si no dispones de los medios necesarios. Es un lugar donde la muerte suele ser el destino que aguarda a aquellos que osan adentrarse en él sin la preparación adecuada.

Bien lo sabía la poni de tierra y aventurera Aitana Pones, mientras regresaba al oasis que llevaba siendo su hogar en la última semana. La poni de pelaje marrón no era una simple exploradora, sino que se dedicaba a un oficio poco común para los habitantes de un aparentemente pacífico país como era Equestria: era una cazadora de demonios, experta en combatir criaturas demoníacas. Su vida había estado plagadas de aventuras al límite de lo humano.

Y ahora mismo, se encontraba atrapada en mitad de la nada.

No había forma de calcular su posición. Era el sexto día que se adentraba en el desierto con el objetivo de buscar algún punto de referencia, alguna posible ruta a través de aquel arenal… pero nada.

Tenía que admitirlo: la cosa pintaba mal. No tan mal como muchas otras de las situaciones en las que se había visto involucrada… pero no por ello era menos desesperante.

“Salgo del fuego para caer en las brasas, dita sea mi suerte…” –pensó.

Al llegar a la pequeña zona verde donde con casi toda posibilidad había el único lago con agua en kilómetros a la redonda, la aventurera se quitó su salacot y se refrescó la crin.

–¿Alguna novedad? –dijo Tiny Tales, la unicornio de cabellos castaños y pelaje verde, la cual se encontraba retocando con su magia la pequeña cabaña que había conseguido conjurar para que ambas pudieran mantenerse a cobijo. Tiny era una unicornio con un talento mágico peculiar: podía materializar con facilidad objetos por medio de magia. De carácter amable, inocente y algo inseguro, se había visto involucrada en aquel incidente por el mismo azar que había dejado a su compañera trapada en mitad de aquellas dunas.

–Ninguna –dijo Aitana, algo frustrada–; solo arena y más arena. No encuentro la forma de saber dónde estamos y la brújula tampoco ayuda.

Una voz gutural y fantasmagórica retumbó desde dentro de una pequeña brújula que Aitana llevaba sujeta en su chaleco:

No es mi culpa no conocer el lugar donde nos encontramos.

Tiny bajó la vista. Aquello era algo desolador. El oasis disponía de palmeras de cuyos alimentos podían nutrirse… pero no durarían eternamente. Ella misma podía materializar ciertos alimentos de la nada, pero requería una gran cantidad de magia que a la larga terminaría por dejarla agotada y mas hambrienta…

–Cierta yegua me dijo una vez que el universo es enorme y a veces ocurren milagros… –dijo la unicornio, lanzando un suspiro– Estaría bien que ocurriese un milagro ahora mismo.

*CHOOOOOF*

Tiny y Aitana dieron un salto, sobresaltadas por lo que acababan de oír. Sin duda, algo… o alguien acababa de caer al oasis, justo en medio del lago.

Al cabo de unos segundos, un poni emergió del fondo. A pesar de la crin mojada, ambas la reconocieron al instante… aquellas coletas, aquel pelaje rojizo, aquella CM con forma de reloj...

–¿Llego demasiado tarde? –Dijo Macdolia, esbozando una sonrisa.

Unos instantes más tarde, mientras ya caía la noche en el oasis, alrededor de una pequeña hoguera ambas partes se habían puesto al día desde la última vez que se habían visto. Aitana, Tiny Tales y Macdolia habían quedado atrapadas dentro de un enorme laberinto creado al parecer por una regresada Nightmare Moon. Dicho entramado de salas no se limitaba a frías paredes, sino que albergaba todo tipo de salas, criaturas... y trampas. En una de ellas, Aitana y Tiny fueron rescatadas por Kolnarg, el guerrero arcano cuya alma ahora habitaba la brújula de Aitana y las había intentado sacar del laberinto a la fuerza… solo para llevarlas a aquel oasis y además en un tiempo pasado. Macdolia entonces se percató de que aunque fuese durante unos instantes, ella también podía salir del aparentemente irresoluble laberinto: ella era al fin y al cabo una viajera en el tiempo, una yegua espacio-temporal. Su reloj, el cual le permitía entre otras cosas poder desplazarse en el tiempo, solo habilitaba dichos viajes cuando detectaba que alguien estaba en problemas. Fue al desaparecer Tiny y Aitana cuando el reloj le permitió desplazarse a otro punto en otro lugar y otra época... burlando la férrea construcción del laberinto... y trayéndola hasta donde estaban sus amigas.

–Es genial que nos hayas encontrado, Macdolia. A saber qué habríamos hecho de no parecer tú.

–Algo se me habría ocurrido –dijo Aitana–. Aunque no garantizaba nuestra supervivencia de haberlo puesto en práctica –añadió para el cuello de su camisa.

–¿Decías algo, Aitana?

–Nada, Tiny, nada. Bueno, Macdolia, será mejor que pongas en marcha ese reloj tuyo y que nos saques de aquí. Bastante calor hemos pasado ya.

A pesar de no tener cuerpo, estoy de acuerdo –añadió la voz de la brújula.

La yegua espacio-temporal asintió. El laberinto les aguardaba. Cierto era que habían salido de él, pero Macdolia estaba convencida que con tantos otros ponis atrapados allí dentro, el reloj no les permitiría abandonarlos a su suerte. Debían volver para ayudarles a resolverlo y así derrotar a Nightmare Moon.

–Juntémonos todas y cojámonos de una pata, pues.

Una vez estuvieron cogidas, Macdolia invocó su reloj tras tocar su CM.

–Muy bien… ¡allá vamos! –exclamó la yegua al tiempo que pulsaba el botón de su reloj.

Se produjo un rápido destello de luz… y las tres ponis se volatilizaron.

De un destello igual de rápido, las tres ponis aparecieron en un lugar totalmente distinto.

Se trataba de lo que parecía un bosque espeso y de aspecto siniestro por varios motivos: el primero, era de noche cerrada… el segundo, una espesa niebla no dejaba ver mucho mas, el tercero… flotaba en el ambiente una extraña sensación… que ponía los pelos de punta.

–¿A dónde hemos ido a parar? Esto no es el laberinto... –preguntó Aitana.

–¿Quizás sea el Bosque Everfree? –añadió Tiny Tales.

Macdolia no contestó. Intentó consultar los datos temporales… y lo que vio la dejó más helada aun que lo que ya podía estar.

–Chicas…

Pero antes de que pudiese seguir, la yegua lanzó un grito.

–¡CUIDADO!

Como buenamente pudo, Macdolia lanzó un placaje contra las dos yeguas, apartándolas de la trayectoria de un objeto contundente que había sido lanzado hacia ellas.

–¿Qué era eso? –exclamó Tiny.

Aitana no respondió… y se limitó a empuñar su látigo con los dientes.

De entre la niebla, empezaron a acercarse unas figuras que las tres ponis reconocieron en el acto.

–¡Son esqueletos! ¡Esqueletos andantes!

A la afirmación de Tiny acababan de responder el grupo de esqueletos que se acercaba a ellas, eran muchos. Cerca de veinte…. O treinta. En cabeza iba un poni esqueleto que sin duda era el que había lanzado aquel objeto contra ellas: su propio cráneo.

Macdolia frunció el ceño.

–Será mejor que los quitemos del medio antes de pasar a las explicaciones. Te dejo la mitad, Doctora Pones.

La arqueóloga asintió.

–¡Esperad!

Tiny Tales puso en medio de entre las dos y, concentrando magia, generó lo que parecía una larga liana con pinchos.

–Yo también quiero ayudar.

Echándose un rápido vistazo, las tres yeguas asintieron y se lanzaron contra los esqueletos.

La lucha no duró demasiado. El reloj y la cadena de Macdolia bailaban de un lado a otro dirigidos por su dueña y diezmando esqueletos uno detrás de otro. Aitana lanzaba el látigo de una forma asombrosa, demostrando su basta experiencia en su manejo. Y Tiny Tales hacía una demostración de gran habilidad mágica usando su liana de un modo parecido al de sus compañeras. Finalmente, solo quedaron dos.

Macdolia y Aitana fueron hacia ellos y los despacharon de la misma forma que a los anteriores.

–Bueno, eso es todo. Ahora será mejor que…

Macdolia no acabó la frase.

Tiny Tales, que hacía unos segundos estaba a su lado, había desaparecido de su vista… y la niebla se había vuelto más espesa.

–Doctora… no veo a T…

Pero Aitana Pones tampoco estaba a la vista. La niebla se había vuelto un denso muro que no dejaba ver a mas de un metro.

De pronto un grito se oyó no muy lejos de allí.

–¡TINY!

Macdolia echó a correr como una descosida, solo para chocarse contra alguien.

–¡¿Se puede saber que haces?!

–¡Doctora! ¿Lo has…?

–¡¿Crees que soy sorda?! ¡Claro que lo he oído! ¡Vamos!

Ambas salieron al trote a toda velocidad… solo para ver una imagen que las dejó en estado de shock.

Una figura encapuchada con alas de murciélago se alzaba ante ellas. No acertaron a verle la cara, pero dos ojos rojos como la sangre brillaron dentro de su capucha. Y en sus patas delanteras, cargaba con una inconsciente Tiny Tales.

–No puede ser… ¿Qué es..? –empezó Aitana.

La figura extendió las alas y empezó a alzar el vuelo.

–¡SUÉLTALA! –gritó Macdolia al tiempo que lanzaba su reloj… que fue a enredarse en una de las patas de aquel ser– ¡Te ten…!

Pero la figura, en vez de descender… Alzó mas aun el vuelo, llevándose a Macdolia tras de sí.

–¡Mierda!

Aitana, que estuvo rápida de reflejos, dio un salto lo suficientemente alto como para agarrarse de la cola de Macdolia como pudo.

Pero ni aun así la figura descendió, sino que alzó mas el vuelo… en dirección a lo que la niebla, que acababa de levantarse, dejaba a la vista.

Se trataba de un enorme castillo de estilo medieval y de aspecto siniestramente tétrico. Parecía abandonado, pero al mismo tiempo se encontraba en un estado inexplicablemente bueno.

Y la enorme Luna con la silueta de Nightmare Moon lo iluminaba dándole aun un aspecto mas siniestro.

“Mierda… Me escurro… ¡j*der!”

Aitana no había logrado cogerse del todo bien… y terminó por soltarse de la cola de la yegua… cayendo en dirección al foso del castillo.

–¡¿A DÓNDE NOS HAS TRAIDO MACDOLIA…!? –alcanzó a gritar en su caída.

-¡AITANA! –gritó la yegua espacio-temporal.

El misterioso secuestrador, al verse liberado de una de sus cargas, aumentó la velocidad de vuelo… y bajó en picado en dirección a lo que parecía el ala principal del castillo.

–Oh oh… ¡La madre que…!

Macdolia se olió demasiado tarde lo que pretendía. Justo cuando estaba a punto de colisionar contra el edificio, la figura viró en el aire… desenganchándose de la cadena y condenando a la yegua a un vuelo sin motor contra una enorme vidriera que decoraba la fachada de entrada.

El cristal estalló en mil pedazos cuando la yegua lo atravesó.

Metros más abajo… Aitana Pones salía a flote en el lugar adonde había ido a parar, muy por debajo del castillo. Nadando como pudo, alcanzó lo que parecía un embarcadero y trepó por los viejos maderos para salir de aquel foso de agua helada.

–¿Qué co*o era esa cosa? ¿Y qué cojones es este sitio? –maldijo Aitana tosiendo mientras intentaba sacudirse el agua, pues estaba calada hasta los huesos.

Creo conocer la respuesta… –dijo la voz de Kolnarg desde la brújula–. Creo que estamos… en el Castillo del Poni de las Sombras, conocido como Castlemania.

Aitana se quedó parada un segundo.

–¿Perdón? ¿Has dicho el poni de…?

Conocía los cuentos de viejas sobre el Poni de las Sombras… pero no eran más que relatos para asustar a los potrillos…

¡Y ahora resultaba que eran ciertos! ¡Y encima estaba en su castillo!

–Me emocionaría de no ser porque ahora tengo dos cosas más en que pensar antes de escribir la tesis que dejara aun mas con la boca abierta a esos cretinos de la universidad: rescatar a Tiny Tales… y dar una paliza a Macdolia por meternos es este fregado. Definitivamente, dita sea mi suerte…


-Capítulo 2: Tocatta y Fuga-



-Capítulo 3: Rondo-



-Capítulo 4: Canon-



-Capítulo 5: Unísono-



-Capítulo 6: Aria-



-Capitulo 7: Requiem-

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Re: Castlemania: Pony of Shadows [Aventura] [OCs]

Notapor HotRoder » 06 Feb 2014, 20:58

jolin, ultimamente estas "on fire" con los fics Mcdohl XDDDD

bueno, demomento me he leido el primer cap y he de decir que me ha gustado el guiño principal, (ahi dejando bienclaro que estamos hypeados de cierto juego *cof*cof*castlevania:LOS*cof*cof*) la aparicion de macdolia ha sido, comica de en plan "aparicion en el momento y lugar adecuados" y me he reido un poco tirando a bastante, y luego me ha intrigado el pony muercielago, para ser un prologo/capitulo 1 esta interesante, a ver como lo desarrollas y esperare el proximo capitulo que quiero ver como lo haces. y si, se quienes son los otros 2 pero no voy a decir nada para que la gente lo lea X3
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Re: Castlemania: Pony of Shadows [Aventura] [OCs]

Notapor Angelus-Y » 06 Feb 2014, 20:59

POR FAVOR :rdawesome: :rdawesome: :rdawesome: !Que pasada! Cada vez que leo algo de estos OCs, me enamoro, jajaja. Que interesante se ha puesto el primer episodio, si señor. Bien redactado (o eso creo xD) los personajes me llaman mucho la atencion y se ha hecho bastante fluido, ademas de añadir factores de fantasia pero que dan adecuados saltos en la escena que lo han embellecido muy bien.

Y si, en cuanto lo he visto he corrido a leerlo xD, no me pegueis...pero el titulo ya me ha llamado la atencion y ese personaje de ojos rojos....uyuyuy que mal rollo para los tres personajes, los cuales me ha despertado intriga de que mas habilidades esconden :D2 Sobre todo:
Spoiler:
Me ha llamado la atencion la capacidad de Tiny en cuanto a magia...increible la verdad. Macdolia aunque no se mucho de ella veo que tambien tiene sus ases bajo la manga en situaciones peliagudas y esta arqueologa tambien me ha encantado :) Me gustaria saber mucho mas de este mundillo, que tiene una pinta exquisita.


Magnifica introducción señor Mc Dohl, sus obras por distintas que sean logran alcanzarme, espero ansioso proximas publicaciones. :D
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Re: Castlemania: Pony of Shadows [Aventura] [OCs]

Notapor Volgrand » 06 Feb 2014, 21:48

Angelus-Y escribió en 06 Feb 2014, 20:59:POR FAVOR :rdawesome: :rdawesome: :rdawesome: !Que pasada! Cada vez que leo algo de estos OCs, me enamoro, jajaja. Que interesante se ha puesto el primer episodio, si señor. Bien redactado (o eso creo xD) los personajes me llaman mucho la atencion y se ha hecho bastante fluido, ademas de añadir factores de fantasia pero que dan adecuados saltos en la escena que lo han embellecido muy bien.

Y si, en cuanto lo he visto he corrido a leerlo xD, no me pegueis...pero el titulo ya me ha llamado la atencion y ese personaje de ojos rojos....uyuyuy que mal rollo para los tres personajes, los cuales me ha despertado intriga de que mas habilidades esconden :D2 Sobre todo:
Spoiler:
Me ha llamado la atencion la capacidad de Tiny en cuanto a magia...increible la verdad. Macdolia aunque no se mucho de ella veo que tambien tiene sus ases bajo la manga en situaciones peliagudas y esta arqueologa tambien me ha encantado :) Me gustaria saber mucho mas de este mundillo, que tiene una pinta exquisita.


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Tomo nota. Estate atento al subforo de fics :P
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Re: Castlemania: Pony of Shadows [Aventura] [OCs] C-1

Notapor McDohl » 21 Feb 2014, 01:16

Bueno, aquí está el episodio 2 de este fic. Me he visto obligado a añadir [Oscuro] a la descripción por escenas que suceden y por algunas que pueden estar por venir:

-Capítulo 2: Tocatta y Fuga-

Spoiler:
Un rayo de luna iluminaba la estancia anteriormente decorada por una vidriera… y ahora totalmente rota; y en medio de aquella estancia, una yacía una yegua tirada en el suelo con diversos cortes por todo su cuerpo.

No en vano acababa de atravesar dicha vidriera.

“El impactó debió de dejarla inconsciente” murmuró para sí una figura que observaba desde lo alto.

Al ver que la yegua no reaccionaba, la figura optó por descender. Abriendo sus alas, planeó hasta llegar al suelo. Muchos habrían pensado que se trataba de una pegaso, pero tras dar un nuevo vistazo habrían detectado su error: sus pupilas, alargadas en vez de redondas, y sus alas, carentes de plumas y recubiertas de membranas, dejaban entender cual era su verdadera naturaleza…

Y si todo esto aun no era suficiente… aun quedaban los colmillos.

La poni vampiro se relamió.

“Creo que hoy no tendré que salir a buscar la cena”


Muchos metros más abajo, una poni de tierra trotaba escaleras arriba por una galería subterránea decorada por antorchas.

-¿Se puede saber cuantos metros debo de haber caído? –se quejó- Estas escaleras no parecen tener fin.

Aitana Pones había conseguido secarse como buenamente había podido. Aunque se encontraba en el reino del Poni de las Sombras, la verdad es que la caída que había sufrido la había dejado a mucha distancia del castillo, en las galerías subterráneas que había por debajo de él… y la habían condenado a tener que subir de nuevo a ras de suelo.

-Puta Daring Do, ella puede volar. Pero mira, así es más difícil si cabe. Ya solo falta…

Aitana no pudo terminar la frase, ya que la escalera había llegado a su fin mostrándole una nueva estancia. Una enorme caverna decorada con pilares, muchos de ellos seguramente pilares maestros que sostenían el castillo. La yegua avanzó a través de un estrecho pasillo serpenteante que cruzaba por el medio de la cueva. El pasillo era como un gigantesco puente de piedra y a ambos lados se vislumbraba una caída que de seguro no auguraba un final placentero.

-Solo dime que lo del final no es lo que creo que es… -decía Aitana para sí mientras cruzaba el puente.

Pero sus sospechas resultaron ser ciertas cuando llegó al final del pasillo: una enorme reja le impedía el paso al siguiente tramo de escaleras.

-Mierda… tocará hacerlo difícil, pues. Derrotada por una puerta, asco de día.

La yegua se asomó al borde y miró hacia arriba. Tras fijar su vista en ciertos puntos del muro que tenía enfrente, tomó algo de impulso.
Una voz resonó en la brújula que llevaba colgada.

-“¿No irás a subir por ahí?”

Aitana no contestó, de un salto se lanzó en dirección al muro al tiempo que lanzaba su látigo hacia una argolla que colgaba de uno de los salientes. El látigo se enroscó en la argolla de forma precisa y la yegua chocó de forma calculada contra la pared, quedando suspendida como su estuviera haciendo rappel.

-“Si no te conociese… diría que estás loca. Pero esto no es lo más loco que has hecho así que, ¿por qué no?”

Aitana se medio sonrió mientras reunió fuerzas para subir por la pared hasta la altura de la argolla. Sobre ella había un saliente. Aitana aprovechó para desenganchar el látigo y observar de nuevo la caverna en busca de su siguiente objetivo: una gran estalactita.

-Si sigo así, podré llegar a lo alto de la caverna… Solo esperó que esas estalactitas sean sólidas o mi futuro es un tortazo de la hostia…


-¡ATRÁS! –gritó Macdolia mientras retrocedía de un salto.

La poni de tierra acababa de llevarse uno de los sustos de su vida. Al abrir los ojos había caído en dos cosas: primero, estaba empapada en un charco de sangre; suya, evidentemente, consecuencia de los cortes que los cristales habían hecho por todo su cuerpo… y segunda, una figura desconocida estaba junto a ella… bebiendo de dicho charco.

-Oh, qué lástima. Has despertado. Y yo que tenía más hambre.

Macdolia fue entonces consciente del dolor que le producían aquellos cortes. Si seguía perdiendo sangre la cosa iba a ponerse fea. Sacar el reloj ahora era un suicidio, pues requería un esfuerzo que ahora mismo no podía realizar.

-¿Quién eres tú y qué es este lugar?

La poni vampiro sonrió, dejando al descubierto sus afilados colmillos. Era una yegua de pelaje verde oscuro y crin morena, recogida en un moño bastante alto y cantoso. Su CM era un títere deshilachado.

-Mi nombre es Laura –dijo, con una voz siseante-. Y te encuentras en el castillo del Poni de las Sombras, Castlemania.

Macdolia se quedó estupefacta. Su “padre” le había hablado del Poni de las Sombras… y de la leyenda que lo envolvía. Se suponía que era un remanente del poder de Nightmare Moon, de cuando ella fue expulsada y encerrada en la…

Y entonces cayó en la cuenta.

La luna… mostraba la silueta de Nightmare Moon.

“Entonces… ¿la leyenda resulta ser cierta? ¿porqué no me sorprende? Pero hay algo que no entiendo…”

-¿Eres tú la que se ha llevado a Tiny Tales?, ¡contesta! –gritó la yegua.

Laura sonrió.

-No sé de qué me hablas, pero si esa tal Tiny Tales ha sido conducida a algún sitio… ese sitio sin duda es el pináculo que hay en la torre más alta del castillo, allí donde el Poni de las Sombras mora. Te recomiendo que te des prisa; aquí tienes un incentivo para que te apresures.

Laura lanzó un estridente chillido que obligó a Macdolia a taparse los oídos. Acto seguido, extendió las alas y alzó el vuelo.

-¡Espera! –gritó Macdolia, pero era demasiado tarde, Laura se había marchado por el agujero de la vidriera.

En ese instante, el suelo empezó a temblar ante lo que parecía un retumbe continuo.

-Oh oh… no me gusta nada.

Antes de que Macdolia pudiese decir algo mas… una de las paredes se vino abajo, derribada por una criatura.

-¡¿Qué Changelings es esa cosa?!

La criatura en cuestión lanzó un bramido. Se trataba de un enorme toro de unos 5 metros de altura de pelaje morado, astas gigantescas… y al que le faltaba la parte trasera del cuerpo, ya que llevaba los huesos de la cadera arrastrando.

Macdolia supo lo que tenía que hacer… y echó a correr. Su trote era muy débil debido a la continua pérdida de sangre y a las heridas aun abiertas, pero para su fortuna, la criatura no era excesivamente rápida… aunque lentamente le iba ganando terreno a la yegua espacio-temporal.


Por debajo del nivel del suelo, Aitana por fin terminó de escalar el último tramo de la cueva.

-Ya era hora de que llegase arriba del todo. A ver si por fin salgo de este asco de caverna.

La exploradora trotó por el tramo de escaleras hasta llegar a una nueva puerta… que, para variar, estaba cerrada.

-Pues y una mierda pinchada en un palo si se creen que otra puerta va a poder conmigo.

Tomando impulso, la yegua cargó contra la puerta. No consiguió derribarla, pero notó como la había conseguido desplazar un poco.

-Venga, otro más.

De nuevo cargó contra ella, llevándosela por delante esta vez pero quizás con demasiado ímpetu, ya que la puerta cayó al suelo y a Aitana le fue imposible detenerse antes de caerse a lo que había detrás: un pequeño foso.

Para su fortuna, la caída solo fue de unos cuatro metros.

-Ay, j*der. Mierda de…

-“CUIDADO”

La advertencia que había salido de su brújula llegó justo a tiempo, ya que Aitana pudo retroceder antes de que un hacha enorme la partiese en dos.

-¿¡QUE COJ…?!

La aventurera se encaró a lo que tenía delante: un enorme minotauro, que blandía una igual de enorme hacha.

-Que típico para ser un perro faldero del Poni de las Sombras, Medio-Toro -dijo con voz socarrona Aitana.

El minotauro no respondió. En su lugar cargó con su hacha, siendo esquivado por un salto acrobático de la poni de tierra.

-“No parece tener consciencia propia. Dudo que te escuche. Lo mejor será que lo despaches y rápido”

-No hace falta que me lo digas dos veces –respondió Aitana a la voz de Kolnarg.


Mientras tanto, Macdolia luchaba por escapar de aquella criatura… pero cada vez se le acercaba a menos distancia y las heridas se le iban abriendo cada vez más. Para colmo de males, el enorme salón donde se encontraba tenía las puertas cerradas y el único lugar por el que podía escapar, el boquete que había abierto la criatura, se encontraba muy lejos de su alcance.

-Solo puedo hacer una cosa si quiero tener una oportunidad…

La yegua fue hacia una de las enormes puertas y se detuvo allí.

-Muy bien… me rindo, aquí me tienes.

La criatura, viendo que la poni por fin había desistido en su huida, cargó contra ella, confiada…

Pero cuando quiso darse cuenta, la poni y no estaba.

Fue entonces cuando notó que algo se le había posado encima de la cabeza. Macdolia había conseguido aunar fuerzas y saltar en el último segundo, justo cuando la criatura le embestía.

Ahora, reuniendo las pocas fuerzas que le quedaban, Macdolia se esforzaba porque la criatura no la derribase de encima de su cabeza. Tras zarandearla de un lado a otro, el enorme animal opto por moverse como buenamente podía para quitarse de encima aquella poni… sin caer en la cuenta de hacia dónde se movía.

Un movimiento demasiado errático hizo que chocase violentamente contra una de las enormes puertas, derribándola… y cayendo inconsciente en el proceso.

Macdolia bajó como pudo y se dirigió hacia la puerta derribada. Justo cuando la iba a cruzar… la criatura empezó a arder sin motivo alguno. La yegua no pudo hacer nada sino ver como el pobre animal se consumía.

-Era una abominación… pero no merecía un final así. Me aseguraré de que el Poni de las Sombras responda por esto… pero antes, debo ver si encuentro una forma de tratarme todos estos cortes antes de que me desmaye…


Muchos metros más arriba, en el pináculo, Tiny Tales abrió los ojos.

-Llévala al altar y prepáralo todo. Hay que empezar la ceremonia –dijo una voz grave.

-¿Porqué ella, mi Señor? ¿Es porque es la única unicornio de ese grupo? –respondió una voz algo más aguda.

La voz grave respondió.

-Ella posee un poder… especial. Nos ayudará a deshacernos de aquello que mas tememos en este momento. No dejaremos que nadie vuelva a blandirlo en nuestra contra.

“¿Q… Qué esta ocurriendo?... Porqué no puedo… moverme?” pensó la unicornio, totalmente confusa.

La figura de voz grave se acercó a Tiny Tales. Llevaba puesta aun la capucha, pero sus brillantes ojos rojos dejaron a la vista… que se trataba de la misma figura que la había secuestrado.

-Duerme algo más, pequeña. Dentro de poco nos serás muy útil.

Tiny no pudo hacer nada antes de que una extraña somnolencia provocase que volviera a sumirse en un profundo sueño.


Mientras, Aitana se limpiaba el polvo del chaleco.

-Demasiado fácil –dijo, ajustándose su salacot mientras el minotauro yacía en el suelo con un hilo se sangre en su cabeza y con su hacha rota en mil pedazos justo al lado.

“Increíble… posees el espíritu necesario…”

Las pupilas de Aitana se dilataron de forma desmesurada.

-Kolnarg… tu no has sido, ¿verdad?

-“No, esta vez no fui yo. Esa voz viene de otra parte”

“Efectivamente, estoy un poco más adelante. Intenta llegar hasta mí…”

La yegua sabía por experiencia propia que no debía fiarse de voces extrañas, era de sentido común.

-Pero a menudo, en este tipo de situaciones el sentido común es el menos común de los sentidos.

Aitana salió de un salto del foso y trotó en la dirección de donde provenía la voz de su extraño interlocutor.
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Re: Castlemania: Pony of Shadows [Aventura] [Oscuro] [OCs] C

Notapor Volgrand » 21 Feb 2014, 03:03

Jejeje, me encanta cómo has pillado el personaje de Aitana. Buen capítulo, ¡espero más!
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Re: Castlemania: Pony of Shadows [Aventura] [Oscuro] [OCs] C

Notapor McDohl » 21 Feb 2014, 13:09

Volgrand escribió en 21 Feb 2014, 03:03:Jejeje, me encanta cómo has pillado el personaje de Aitana. Buen capítulo, ¡espero más!


Me alegra oír eso :D

Y bueno, comisioné un dibujo sobre este fic hace meses porque lo tenía ya en mente por entonces y deseaba una portada en condiciones, aunque a posteriori después de que la petición de comisión se empezase a llevar a trámite fue cuando decidí incorporar a Aitana y a Tiny, de ahí que no estén el dibujo, mis disculpas... :(

Aquí lo dejo :3 del mismo modo, lo subo al primer hilo.

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Re: Castlemania: Pony of Shadows [Aventura] [Oscuro] [OCs] C

Notapor HotRoder » 21 Feb 2014, 13:31

leido, no quiero hablar mucho por spoilers pero, interesante, espero el proximo cap :P
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Re: Castlemania: Pony of Shadows [Aventura] [Oscuro] [OCs] C

Notapor McDohl » 05 Mar 2014, 21:52

Marchando el capítulo 3. Tengo que darle ritmo a esto, que tampoco son tan largos los capis :sisi2:

Spoiler:
-Capítulo 3: Rondo-
Tras abandonar el salón principal, aun iluminado por la hoguera en la que la criatura seguía ardiendo, Macdolia avanzó por un pasillo que la condujo a una estancia totalmente distinta.

-Siendo el castillo del Poni de las Sombras… no esperaba una estancia así –murmuró la yegua, contemplando la enorme sala que se abría ante ella.

En Equestria no se rendía culto religioso a ningún dios. Como mucho, se trataba a sus gobernantes, Celestia y Luna, como princesas alicornio con poderes por encima de cualquier poni de cualquier raza, pero no se les levantaban altares de culto y iglesias; sin embargo Macdolia había viajado a muchos lugares y a muchas dimensiones y estaba familiarizado con aquel tipo de construcciones, pero no del estilo a la que ahora contemplaba, pues estaba en una enorme sala de amplia bóveda de crucería, con diversas alas a derecha e izquierda. Las columnas eran de aspecto recargado, decoradas por multitud de candelabros que parecían arder sin consumir ni un ápice de cera. Las paredes estaban llenas de pequeñas alcobas que albergaban estatuas que quedaban ensombrecidas, no dejando ver de manera muy clara que intentaban representar.

-Espero que no sean pegasos llorosos… Aun tengo escalofríos cuando los recuerdo –dijo la yegua para sí.

Pero sin duda lo más sorprendente, era lo que había en el centro de la estancia.

Normalmente, aquellas construcciones tenían un altar donde un sacerdote oraba una ceremonia en nombre del dios al que se daba culto… pero en aquella sala no había altar alguno, sino una especie de círculo mágico que lanzaba destellos de color verde… y que parecía encerrar en su interior una serie de estatuas. Cinco, para ser exactos.

Macdolia quiso acercarse al círculo, pero notó como se le nublaba la vista.

-Maldición… las heridas… me estoy mareando…

Tras como había conseguido librarse de la criatura en la sala anterior, la yegua espacio-temporal no había sino agravado los cortes que tenía por el cuerpo, haciéndole perder más sangre.

“Empiezo… a tener… frio…”

Poco podía intuir la poni de tierra que su sensación de frio no sólo venía dada por su estado físico... sino también por lo que ahora mismo sobrevolaba su cabeza.

Decenas de pequeños cráneos fantasmagóricos estaban drenando la energía vital de Macdolia, dándose un festín con ella.

La yegua se desplomó sobre sus patas traseras.

“No… No puedo seguir mas…” –pensó para sí mientras se le cerraban los ojos.



“No te rindas…”

-¿Qué?

Macdolia volvió a abrir los ojos, sorprendida.

Había sido un segundo… pero había escuchado una voz. Una voz que venía…

-El círculo… alguien me habla… en el círculo…

La yegua intentó levantarse… pero los fantasmas redoblaron sus esfuerzos por drenarla.

-No… alguien me necesita… no puedo rendirme…

Macdolia hizo acopio de las fuerzas que le quedaban y se lanzó hacia el círculo. Casi sin ver por donde iba y con su energía casi agotada, tropezó consigo misma y rodó por el suelo, quedando boca arriba… y viendo al fin la enorme cantidad de ectoplasma que la sobrevolaba.

Casi sin tiempo a asimilar lo que estaba viendo, optó por la opción desesperada: apoyándose en sus patas, dio un salto hacia atrás. El salto no le hizo recorrer mucha distancia, pero consiguió hacerle entrar en el círculo mágico que había en la sala.

Y entonces el sello brilló con intensidad.

Los fantasmas se desvanecieron en un grito lastimoso, heridos sin duda por la luz emitida. Macdolia pensó que por fin podría desmayarse, pero fue más bien todo lo contrario.

Sus heridas empezaron a cerrarse.

-No me lo puedo creer, es un círculo sagrado. Me está sanando.

Y no solo eso. Su presencia dentro de aquel círculo había provocado que las estatuas que habían dentro del mismo empezasen a brillar, y también algo más: empezaron a agrietarse… y a revelar lo que contenían.

Todas y cada una de ellas eran representaciones de animales: una cria de tigre, una tortuga, pájaro que Macdolia reconoció como una cría de fénix, un dragón y una paloma. Poco a poco fueron despojándose de su capa pétrea y bajando de sus pedestales, hasta que quedaron frente a la yegua espacio-temporal. La paloma fue la que mas se acercó a Macdolia y cuando esta la tuvo cerca, alzó su pata y dejó que se posase en ella; bajando un poco la cabeza la yegua le frotó la coronilla con la mejilla.

-¿De dónde salís todos vosotros? ¿Cómo es que estabais aquí encerrados?


Aitana se dio un par de golpes en la cabeza con una de sus patas.

-Debo de estar alucinando. No puede ser verdad…

-Y sin embargo, lo es. Ni siquiera yo llegué a conocer a uno –comentó Kolnarg.

La arqueóloga había seguido la voz que la había llamado a través de unos pasillos con celdas a ambos lados, las cuales parecían contener a algunas criaturas que emitían balbuceos lastimosos e indescifrables y que no se molestó en comprobar… hasta que llegó a una nueva sala circular con una escalera en espiral que subía a los niveles superiores… y en la cual había una figura fantasmagórica que la poni de tierra contemplaba estupefacta.

-Vaya… Yo tampoco me lo esperaba, la verdad –respondió la figura. Vestía botas de cuero; un chaleco marrón claro y pantalones azules, ambos cubiertos por una chaqueta larga con rebordes ligeramente victorianos; alrededor del cuello llevaba un pañuelo rojo y un colgante con un crucifijo. Su larga melena estaba recogida por una coleta anudada con un trozo de tela negro-. Quien me iba a decir que el alma guerrera que sentí en los niveles inferiores iba a ser un poni parlanchín disfrazado de explorador. Es verdaderamente raro.

-Mira quién habla –respondió Aitana-. A ver, voy a dejarte claras dos cosas. Primero, no soy un poni, soy UNA poni. Y segundo, aquí el raro… eres tú, humano.

La figura lanzó una risita.

-¿De verdad? ¿Acaso hay más como tú?

Aitana arqueó una ceja.

-No tienes ni puñetera idea de nada, ¿verdad? Esto es Equestria. Aquí hay todo tipo de razas viviendo: ponis, grifos, mulas, dragones… Pero ¿humanos? No sois más que material de leyenda, folklore barato y novelas cutres.

La figura se quedó pensativa.

-Pero estaba en Transilvania la última vez… -pareció murmurar para sí- ¿Cómo es que ahora todo este castillo está aquí?

Aitana suspiró y se quitó el salacot. Aquello tenía pinta de ir para largo, así que tocaba poner los puntos sobre las íes.

-A ver, humano, o lo que seas: no me estoy enterando de nada. Más vale que te expliques y rapidito porque ahora mismo tengo a dos amigas que puede que estén en peligro y no tengo tiempo que perder –La yegua sabía que Macdolia, dentro de lo que cabe, sabía defenderse sola, pero Tiny había sido abducida por aquella figura y desconocía su propósito para haberlo hecho.

La figura entrecerró los ojos y fulminó a Aitana con la mirada. La yegua notó entonces que lo que tenía delante no era un ser corriente: aquel humano… era el primero que veía pero sus ojos no mentían, era un guerrero, y uno excepcional.

-A ver, poni…

-Aitana, si no te importa.

-Muy bien. A ver, Aitana: este castillo se alzaba en un país de mi mundo llamado Transilvania. Se le conoce como Castlevania.

-Querrás decir Castlemania.

-Sé muy bien lo que digo: su nombre es Castlevania. Y estaba habitado por el Señor de las Sombras: Drácula.

-¿El Señor de las Sombras? ¿Y qué hay del Poni de las Sombras?

-Espera, Aitana. No le interrumpas.

-Como decía –siguió la figura-, Drácula se alzó en 1999 una vez más. El Señor de las Sombras revive cada 100 años para intentar sumir el mundo en la mas profunda oscuridad; pero para impedir que eso suceda, estamos nosotros: los cazavampiros. Muchos son los clanes que a lo largo de la historia han luchado contra Drácula, siendo el mío el más famoso, los Belmont. Yo soy Julius, el último de dicho linaje, y vine aquí para detener a Drácula de una vez por todas, junto a otros muchos cazavampiros.


Macdolia asintió.

-Ajá, así que vosotros cinco vinisteis aquí con vuestra ama, la última de las Renard.

Los animales lanzaron un gritito a modo de confirmación.

-¿Podéis contarme que ocurrió entonces?


Julius prosiguió su relato.

-Acabar con Drácula no es sencillo y para hacerlo más difícil, no se le puede destruir totalmente. Al cabo de 100 años volvería a alzarse, eso siempre que un acólito suyo no intente hacerlo resucitar prematuramente. Teníamos que poner fin a todo aquello de una vez por todas… y con la ayuda del hijo de Drácula, Alucard, trazamos un plan para usar el poder de todas las familias de cazavampiros sumados al suyo propio para sellar la fuente de poder de Drácula, que no es otra que éste mismo castillo. Y lo hicimos aprovechando un eclipse solar, el último del milenio. Con el castillo sellado, Drácula no podría volver a alzarse, pero veo que nos equivocamos.

-Espera… ¿Me estás diciendo que encerrasteis todo el castillo… en un eclipse? Según las leyendas, los humanos erais seres corrientes sin ningún tipo de talento mágico.

-Aitana, creo que lo entiendo –dijo Kolnarg.

-Extraño artilugio llevas ahí. ¿Es una especie de familiar? –comentó Julius.

-Es una larga historia –atajó la yegua- ¿Qué quieres decir, Kolnarg?

-Piénsalo: si encerraron el astillo en un eclipse, es posible que alteraran el espacio y el tiempo, y un eclipse es aceptado por muchos como “La cara oculta de la Luna”. ¿No recuerdas lo que vimos antes de caer al foso, por encima del castillo?

-¿Lo que vim…?

Aquel recuerdo entonces le vino a la mente… y le cayó encima como un puño de granito.

-La Luna de Nightmare Moon…

Esta vez fue Julius el que suspiró.

-Ahora soy yo el que no se entera, pequeña poni.

Aitana clavó los ojos con furia en Julius. De no ser porque parecía un fantasma, lo habría coceado por haberle llamado así.

-Hace un tiempo –Aitana no estaba segura de la fecha, al haber viajado en el tiempo-, hubo un incidente. Una de las figuras con más poder de nuestro mundo, la Princesa Luna, fue corrompida por su propia oscuridad y transformada en Nightmare Moon, la cual buscaba sumir el mundo en una noche eterna.

-Esa historia me suena –comentó Julius de pasada.

-El caso es que su hermana mayor, la Princesa Celestia, recurrió a un arma arcana, los Elementos de la Armonía, y al usarla selló a Nightmare Moon… en la Luna.

El semblante de Julius cambió por completo.

-Veo que quieres decir… Cuando vuestra Princesa selló ese peligro en vuestra Luna, de algún modo afectó al sello que había sobre Castlevania, trayéndolo a vuestro mundo, ¿es eso?

Aitana asintió.

-En ese caso, me alegra haber dejado mis recuerdos encerrados en el castillo y bajo este aspecto. Aitana, veo que sólo hay una cosa que podamos hacer. Drácula debe de haber vuelto. Debes encontrarlo y destruirlo. Quizás así logres que Castlevania se desvanezca y vuelva al sello donde fue encerrado.

La yegua miró a la figura. Aquello cada vez tomaba un cariz mas surrealista. Si llegaba a escribir una tesis, estaba convencida que la universidad al completo pediría que acabase sus días con una camisa de fuerza.

Pero no le quedaba otra.

-Aitana salvándole el culo al mundo sin que el mundo lo sepa: que clásico. Al final acabaré hasta las narices… -murmuró.


Ya sanada del todo, Macdolia abandonó aquel pequeño santuario sagrado.

-Entonces, vuestra ama os dejó aquí para que salvaguardaseis el castillo, confinados en este círculo sagrado que solo alguien que no fuese un sirviente de la oscuridad pudiese superar, ¿no?

El dragón lanzó un rugido.

-Pues tocará ir tras ese tal Drácula y darle su merecido. Si lo que decís es cierto, fue él quien se llevó a Tiny Tales. ¡Juntos la rescataremos!

Los animales en pleno lanzaron un grito asertivo.


Tiny Tales volvió a abrir los ojos y volvió a comprobar que no podía moverse.

Se hallaba en una sala circular rodeada de candelabros que emitían una tenue y fantasmagórica luz.

-Aquí estoy, mi Señora –dijo una voz.

Tiny vio como de entre las sombras surgía una poni murciélago de crin morena y pelaje verde.

-Muy bien –dijo la voz aguda que Tiny había oído con anterioridad y que ahora pudo identificar como femenina-. Termina los preparativos. Nuestro Señor nos ha ordenado que lo destruyamos esta noche.

-¿Esta es la yegua de la que me habló la morenita de coletas? La verdad es que me dejó con hambre…

Una figura saltó delante de ella. Se trataba de otra poni múrcielo de pelaje negro como la noche y crin roja sangre. Su CM era una especie de murciélago subido en una calavera.

-No está aquí para saciarte, Laura. Ella es el catalizador que nos ayudará a destruirlo. Ahora vete y prepáralo todo.

Laura siseó levemente, pero luego bajó la cabeza.

-Si, mi Señora Carmilla –dijo, retirándose.

La poni murciélago se giró hacia Tiny Tales. Los ojos de Carmilla eran más rojos que su crin, aunque aquello pareciese no ser posible.

-Oh, has vuelto a despertar. No te preocupes, pequeña: pronto nos serás muy útil y después… podrás servir a mi Señor. Si tu talento es como dice, serás una de sus favoritas para toda la eternidad.

Tiny no podía decir ni hacer nada, pero sus ojos mostraban cada vez más terror.

“Tengo que salir de aquí…”

La yegua no podía moverse, cierto, pero quizás…

“No pierdo nada por intentarlo”

Centrando toda su atención en la punta de su cuerno, Tiny intentó hacer magia. Pero por mas empeño que ponía, no parecía que surgiese efecto. Al final, sólo una pequeña chispa brotó de su cuerno.

“Estoy nerviosa… debo concentrarme y acumular toda la magia que me sea posible… quizás así pueda liberarme de este hechizo… pero si no fuera posible… Macdolia, Aitana, por favor, apresuraros…”


Y como siempre, añadido al primer hilo :3
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Notapor Volgrand » 06 Mar 2014, 00:19

Esa maldición de aitana es cierta como la vida misma xD. Cualquier día dirá "anda y salvaos vosotros solos!".

Buena me gusta el camino que toma esta historia.
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Notapor horwaith » 06 Mar 2014, 01:01

Volgrand escribió en 06 Mar 2014, 00:19:Esa maldición de aitana es cierta como la vida misma xD. Cualquier día dirá "anda y salvaos vosotros solos!".

Buena me gusta el camino que toma esta historia.


Lo que esta en negrita es cierto, pero ella no es asi y quiere salvar a todos. Buen escrito y me he quedado de ganas, quiero otros 5 para ayer
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Notapor Volgrand » 06 Mar 2014, 01:07

horwaith escribió en 06 Mar 2014, 01:01:
Volgrand escribió en 06 Mar 2014, 00:19:Esa maldición de aitana es cierta como la vida misma xD. Cualquier día dirá "anda y salvaos vosotros solos!".

Buena me gusta el camino que toma esta historia.


Lo que esta en negrita es cierto, pero ella no es asi y quiere salvar a todos. Buen escrito y me he quedado de ganas, quiero otros 5 para ayer


Hahaha no es por fastidiar, pero aitana es mi personaje xD xD. Y no es tan descabellado que un día dijera eso.
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Notapor horwaith » 06 Mar 2014, 01:59

Volgrand escribió en 06 Mar 2014, 01:07:
horwaith escribió en 06 Mar 2014, 01:01:
Volgrand escribió en 06 Mar 2014, 00:19:Esa maldición de aitana es cierta como la vida misma xD. Cualquier día dirá "anda y salvaos vosotros solos!".

Buena me gusta el camino que toma esta historia.


Lo que esta en negrita es cierto, pero ella no es asi y quiere salvar a todos. Buen escrito y me he quedado de ganas, quiero otros 5 para ayer


Hahaha no es por fastidiar, pero aitana es mi personaje xD xD. Y no es tan descabellado que un día dijera eso.


Komenasai, volgrand-sama. No me acordaba en ese momento, algun dia te pregunto en cuantos fics ha salvado el trasero al mundo, hoy (y mucho menos en este hilo) no me apetece
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Notapor Volgrand » 06 Mar 2014, 03:28

Ehm....vale, supongo.
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Notapor McDohl » 21 May 2014, 23:44

Bueno, mis disculpas por el retraso, pero aquí traigo el capítulo 4. Este es mas largo (y mas oscuro) que los anteriores, espero que lo disfrutéis:

Spoiler:
-Capítulo 4: Canon-

Aitana alzó la vista, examinando la sala en la que ahora se encontraban. No sólo la escalera de caracol, pegada firmemente al muro, parecía subir varios niveles, sino que además, habían más puertas como por la que ella había venido desembocando en aquella sala.

-Bueno, Julius: tu eres el que ha recorrido el castillo. Dinos como llegar a Drácula.

El fantasma del cazavampiros calló durante unos instantes, hasta que al final contestó:

-No lo sé.

El semblante de la yegua se congeló durante unos segundos.

-Espera, no lo debo de haber oído bien –Aitana tomó aire y…– ¡¿cómo cojones no puedes saberlo, j*der?! ¡¿No fuiste tu en que se cargó a ese capullo la última vez?!

Julius se aguantó la risa. Era hasta cierto punto divertido ver como un animal tan aparentemente dulce como un poni lanzaba insultos sin cortarse un pelo.

-Verás Aitana, es una de las particularidades de Castlevania: su forma cambia con cada nueva manifestación. Puede haber un complejo completamente distinto al que yo conocí por encima de nosotros, los únicos elementos comunes a todos los castillos son una torre del reloj y los aposentos de Drácula, en el pináculo.

Aitana relajó el rostro e hizo esfuerzo por recordar. Durante unos instantes lo vio, cuando volaba agarrada a Macdolia: un pequeño pináculo, en lo más alto del castillo.

-Entiendo… En fin: supongo que era mucho pedir que el señor del castillo construyese su sala del trono en el salón principal, como hacen todos los señores. Manda cojones… No nos quedará otra que subir a lo mas alt…

Pero antes de que Aitana acabase la frase, oyó numerosos golpes uno detrás de otro, provenientes de las salas continuas a la que se encontraba.

Y supo lo que eran: puertas abriéndose.

-Mierda, lo que faltaba.

La yegua empuño su látigo firmemente al tiempo que Julius lanzaba una exclamación.

-¿Peleas con un látigo?

Aitana lo miró fijamente.

-Pelear no es la palabra, pero lo uso, si. ¿Algún problema?

-No, ninguno –contestó el cazavampiros- es solo que…

En ese instante. Las puertas que daban a la habitación empezaron a abrirse… y a ser cruzadas por un gran número de seres que Aitana asoció a los mismos que emitían quejidos indescifrables cuando cruzó el pasillo a todo correr.

Eran criaturas con aspecto de poni, pero con una peculiaridad, una muy obvia: no tenían ningún tipo de rasgo: ni facial, ni corporal… nada de crin, nada de CM, nada de nada. Parecían más bien como cuerpos recubiertos por una extraña película blanca, como si fuesen maniquís andantes.

Y eran muchos, muchísimos. La sala fue abarrotándose cada vez más. Aitana, viéndose rodeada y con la escalera demasiado lejos de su alcance, no tuvo otra opción que situarse en el centro de la habitación.

-¿Qué mierdas son? –comentó la exploradora, que empezaba a sentirse algo agobiada por la gran cantidad de seres que empezaban a congregarse allí dentro.

Julius los miró detenidamente.

-Su aspecto… Me resulta vagamente familiar…

Aitana intentó contarlos. ¿Cuántos podían haber ahora mismo? ¿Doscientos? ¿Trescientos, quizá?

Pero ocurría algo extraño: los seres no atacaban. Solo se quedaban estáticos y se movían lentamente para dejar entrar a más como ellos.

Hasta que hubo un momento en el que dejaron de entrar.

–¿Qué va a pasar ahora?

Pero antes de que la poni de tierra recibiese respuesta, los cuerpos empezaron a brillar con una extraña aura roja… y comenzaron a flotar.

–¡¿Qué cojones…?!

¡Aitana, siento una enorme concentración mágica por encima de nosotros! ¡Y cada vez es más poderosa!

Guiada por las palabras de Kolnarg, la arqueóloga miró hacia arriba… solo para encontrarse con algo que unos minutos antes no estaba ahí; algo que, de no haber sido porque estaba acostumbrada a ver cosas más irreales, le habría dejado estupefacta.

Los cuerpos que flotaban se estaban aglutinando en un enorme orbe de unos veinte metros de diámetro, todo formado por cuerpos: se superponían los unos a los otros, creando cada vez más una esfera perfecta, sin ningún hueco ni resquicio.

–Maldición –murmuró por lo bajo Julius–. Ahora sé que son, o más bien que es. La forma equina no me hizo caer en la cuenta.

Pero antes de que Aitana abriese la boca para exigir una respuesta, una voz retumbó en la sala.

–A ti, intrusa, que has entrado en los dominios de mi señor: no te dejaremos salir de aquí. Pronto te unirás a mí, a nosotros. Porque yo soy Legión: el que es muchos… y es uno.

Aitana apretó el látigo con sus patas.

–Y una mierda.


Muchos metros más arriba… Una yegua de crin morena y pelaje rojizo hacía esfuerzos por memorizar nombres.

-A ver si me los he aprendido: tú te llamas Qing Long –dijo señalando al dragón, que asintió-; tú eres Bai Hu –el pequeño tigre lanzó un maullido-; el pequeño fénix es Zhu Que –el pájaro se posó en su cabeza-; y tu, pequeña amiga –concluyó, girando su cabeza y mirando a la tortuga que llevaba subida a la grupa-, eres Xuan Wu; ¿lo he dicho bien?

Los cuatro animales parecieron alegrarse al ver como su nueva amiga se había aprendido, tras varios intentos fallidos, como se llamaban.

-No es mi culpa, tenéis nombres complicados y en un idioma que no me es familiar…

En ese instante, la paloma se posó delante de ella, junto a una estatua.

-Es verdad, tu no tienes nombre, ¿no?, pues eso no puede ser. Dado los nombres de tus amigos, ¿Qué tal si te llamo Gezi?

La paloma pareció reaccionar a aquel nombre y se acercó volando a Macdolia para frotarle la mejilla con el pico.

-Ji ji, veo que te gusta, me alegro.

Aquella charla había relajado un poco el ambiente, pero Macdolia seguía inquieta por Aitana y por Tiny. Tras conversar con sus nuevos amigos y acompañantes, estaba claro que la mejor forma de asegurarse que no sufrirían más daños era derrotar al señor del castillo, ese tal Drácula, y así poner fin a la amenaza que suponía para Equestria.

Los cinco animales habían explicado a la yegua que los aposentos de Drácula estaban en el punto más alto del castillo, así que la yegua se había puesto en marcha, intentando buscar como acercarse a su objetivo. Tras abandonar la basílica donde se encontró a los animales petrificados, Macdolia encontró una zona que parecía subir a los pisos superiores. Al final de dicho tramo, el aspecto de las salas cambió respecto a lo que venía viendo.

Ahora la yegua cruzaba por unos lujosos salones bien iluminados y mejor decorados, como si se tratase del castillo de Canterlot durante las recepciones a puerta abierta que la princesa realizaba una vez al año.

“G.G.G se llamaba, si no me equivoco. Pero me pregunto a qué viene tanta luz. No pega nada con el castillo de un vampiro”

Pero si aquello resultaba desconcertante… mas lo fue lo que vio a continuación.

Al final de uno de los pasillos, Macdolia vio a alguien. Se trataba de una poni de tierra de pelaje rosa tenue y crin verde esmeralda embutida en traje de sirvienta… y que parecía limpiar el suelo con un extraño artilugio: era una especie de escoba pero con vara curvada y flexible y cuyo extremo terminaba en una especie de esfera de aspecto calavérico que emitía un ruido como de ventilador y que estaba provista de ruedas, para facilitar su desplazamiento.

-Esto… ¿hola?

La poni cesó en sus menesteres y se acercó hasta donde estaba la poni de pelaje rojo.

-Yōkoso –dijo, haciendo una reverencia.

Macdolia no supo que responder. Y menos aun… cuando la poni de tierra, haciendo alarde de una agilidad increíble, se incorporó e intentó cocear a la poni de coletas con una rápida patada lateral. Sorprendida, no pudo esquivar del todo el impacto, el cual le alcanzó en la pata izquierda.

-¿Pero qué…? –exclamó la yegua, que cayó de rodillas.

La poni sirvienta se dispuso a descargar una patada descendiente directa a la cabeza de Macdolia, pero algo se interpuso: Gezi voló rápidamente y golpeó a la agresora con sus alas, rasgándole parte del vestido. Inmediatamente después, Qing Long alzó el vuelo y la embistió con ambas patas, lanzándola por los aires. La poni lanzó un gritito y se deshizo en una lluvia de pétalos carmesí.

La mandíbula de la poni de coletas se abrió de par en par.

-¿Qué se supone que acaba de ocurrir?


Mientras, en otra sala, dos ponis murciélago ultimaban unos preparativos.

-Mi señora, ya está todo listo.

Tiny Tales se encontraba ahora situada en el centro de la sala. Los candelabros seguían ardiendo emitiendo una siniestra luz, pero tres pebeteros habían sido colocados de forma equidistante entre sí del centro que la yegua ocupaba. Sobre los pebeteros flotaban tres figuras circulares similares a sellos mágicos y de tenue brillo blanco que representaban una enorme espada, un dragón y un trono respectivamente. Y por encima de Tiny había suspendida en el aire una enorme caja cuyo contenido se encontraba cerrado y sellado por varias cadenas.

“¿Qué se supone que me van a hacer?” se lamentaba la unicornio ante aquel panorama.

Carmilla se adelantó unos pasos y le levantó la cabeza a Tiny Tales.

-Mi Señor me aseguró que tu poder es un reflejo de cierta técnica usada contra él. Veamos si es cierto o no.

La poni murciélago empezó a entonar una letanía que parecía una especie de conjuro. Tiny Tales notó como su cuerno empezaba a brillar al tiempo que uno de los sellos, la espada. Para su sorpresa y asombro, el sello empezó a difuminarse y a estirarse en dirección a su cuerno. Cuando en sello, prácticamente convertido en un fino hilo, tocó a Tiny, la unicornio recibió una sacudida que hizo que sus pupilas se dilatasen.

Su mente se empezó a ver invadida por imágenes de un enorme ser con forma grotesca que sumía el mundo en una lluvia de fuego y destrucción. Las imágenes se amontonaban una detrás de otra. Tiny pensó que su mente se vería sobrepasada por todo aquel torrente de imágenes e intentó lanzar un grito, pero no le llegó la voz.

-Perfecto –dijo Carmilla al terminar el conjuro, cuando el sello fue absorbido del todo por el cuerno de Tiny- Vamos con el segundo.

De nuevo la poni murciélago empezó a recitar otro hechizo. Tiny, que aun temblaba por lo ocurrido, vio con cara horrorizada como otro sello, el del dragón, empezaba a estirarse y a acercarse a su cuerno.

“¡No, por favor!” quiso gritar, pero la voz no le salió.

De nuevo al tocar su cuerno el sello, un nuevo torrente de imágenes se agolpó en su mente. La misma criatura sumía en fuego abrasador a figuras sin identificar por medio de unas enormes bolas de fuego oscuro.

Tiny sentía como su mente se desbordaba… pero al mismo tempo empezó a sentir algo más. Era una sensación que nunca había sentido antes.

-Muy bien, vamos con el últi…

-¡NO!

Tiny Tales lanzó por fin un grito cuando vio claro lo que iba a suceder. La unicornio se incorporó ante la sorpresa de sus dos captoras.

-¡¿No se suponía que estabas impidiendo que se moviese, Laura?!

-¡No lo entiendo, mi Señora! ¡No debería poder liberarse!

Tiny Tales lo tuvo claro. Cerró los ojos y noto como un torrente de magia se acumulaba en su cuerno.

-¡NO! –alcanzó a oír gritar a Carmilla antes de desaparecer de la sala usando un hechizo de teletransporte.

Ambas ponis se quedaron mirándose la una a la otra.

-¿Cómo es posible, mi Señora?

-Es el Dominus… Realmente su poder era como nuestro Señor aseguraba. Hay que encontrarla y esta vez asegurarnos que absorbe el tercer glifo.


Aitana Pones trotaba escaleras arriba mientras se esforzaba por patear cuerpos por el enorme hueco de la sala. Desde que los cadáveres se habían aglutinado en aquel enorme orbe, habían empezado a descender sobre la arqueóloga con un nivel de agresividad bastante más elevado. A duras penas conseguía deshacerse de todos.

-Esto se debe a que ahora todos poseen una mente de colmena. Y la orden común es asimilarte a ti también –comentó Julius, el cual para poder desplazarse había decidido poseer en látigo de Aitana.

-Pues que esperen sentados. Van frescos si piensan que me voy a unir a su mierda de ejército.

La yegua seguía subiendo escaleras, pero la cosa no pintaba demasiado bien: cadáveres a ambos lados la acosaban cada vez más. Era cuestión de tiempo antes de que se viese acorralada por aquella marea de cuerpos.

-Mierda y mas mierda. Y todo por culpa de este orbe de los cojones.

La yegua descargó un latigazo contra la aglutinación esférica de cadáveres que flotaba en medio de la sala. El latigazo tuvo un efecto inesperado: varios de los cuerpos se desprendieron y cayeron al suelo desde gran altura, aplastándose algunos de ellos.

-Interesante… Quizás deberías seguir golpeando la esfera, son menos enemigos que luego deberás vencer -comentó Kolnarg.

-¿No me digas, genio? –respondió sarcásticamente la arqueóloga. Pero sabía que el espíritu del lich tenía razón. La yegua empezó a descargar furiosamente su látigo contra aquel orbe al tiempo que coceaba y embestía los cadáveres que se le acercaban. La yegua dejó de avanzar, pero comprobó como la pared de cuerpos que rodeaba al enorme globo empezaba a disminuir… hasta que se rompió uno de los segmentos.

-¡De p*ta ma…!

-¡CUIDADO!

La advertencia de Julius llegó a tiempo y Aitana reaccionó en el último segundo. Un enorme haz de luz brotó del agujero abierto en el orbe que la yegua llegó a esquivar por milímetros. El haz golpeó en la pared y en algunos cadáveres, desintegrando del todo a los segundos y abriendo un boquete en la primera.

La arqueóloga esta vez sí se sorprendió.

-¡SU p*ta MADRE ALICORNIO! ¡¿Qué co*o..?!

-Legión posee un sistema de autodefensa en caso de perder su recubrimiento –explicó el cazavampiros-. El núcleo genera extremidades que pueden emitir este tipo de ataques que acabas de ver por los agujeros hechos en el orbe.

Aitana abrió los ojos de par en par.

-¿Has dicho núcleo?

-Sí, núcleo. El que se halla en el centro de la esfera.

Aitana no necesitó pensarlo dos veces.

-¿No irás a…? –empezó Kolnarg.

-¿Tu qué crees? –contestó la yegua, que sacó un objeto similar a una pequeña caja y lo toqueteó un par de veces, iluminándose con una luz roja. La poni de tierra coceó los cadáveres que se le acercaban para tener espacio de sobra alrededor y, de un salto, se lanzó dentro de Legion.

Durante unos segundos La sala quedó sumida en un silencio sepulcral, pero al cabo de unos instantes, el extremo del látigo surgió del interior de Legión, enroscándose en la barandilla de la escalera. Aitana surgió del interior parcialmente cubierta de un líquido rojo y viscoso mientras se esforzaba por abandonar a aquel monstruo, dejándose caer y quedándose colgada del látigo. Acto seguido un tentáculo surgió del mismo agujero y abrió su extremo, apuntando a la arqueóloga.

-¿Qué será primero? –murmuró con una sonrisa la poni de tierra mientras venía como el extremo comenzaba a iluminarse, preparando un nuevo disparo que esta vez no erraría el blanco.

Pero en ese instante, se oyó un ruido que venía del interior de aquel orbe. El tentáculo se estremeció y el orbe entero se desplomó empezando a arder por completo al entrar en contacto con el suelo. Los cadáveres que se habían desprendido cayeron al suelo y se quedaron totalmente inertes.

-En mis años de cazavampiro… jamás oí que alguien se hubiese atrevido a plantar una bomba en pleno núcleo de Legión para destruirlo directamente. Eres verdaderamente temeraria, pequeña poni, alocada incluso.

-¿No lo sabes? –dijo Aitana mientras reía de pura satisfacción al ver arder a su enemigo- “Loca” es mi segundo apellido.


Tras atravesar aquellos salones, Macdolia no salía de su asombro. No solo sus enemigos tenían aspecto de lo más simple (no en vano, la habían atacado en los últimos minutos una armadura azul que empuñaba una amenazante hacha, una pintura de aspecto siniestro y un esqueleto vestido con un chaleco y pajarita que le había lanzado un plato de una especie de comida extremadamente picante, ya que ardió al caer al suelo), sino que había comprobado que sus acompañantes no eran meros animales de compañía: Bai Hu había cargado contra la armadura, sumiéndola en una especie de corriente eléctrica cuando la cría de tigre la tocó, Zhu Que voló en dirección al cuadro y éste ardió cuando el pequeño fénix lo picoteó y Xuan Wu se interpuso entre Macdolia y el plato de comida cuando este iba a alcanzarla, recubriendo a la yegua en un enorme caparazón que la tortuga generó alrededor de ella, protegiéndola.

-Está claro que vuestra antigua maestra os trajo aquí para que la ayudaseis en su lucha contra Drácula, ¿no es así?

Los animales asintieron.

-En ese caso, espero estar a la altura de vuestra antigua ama. Gracias por prestarme vuestro poder.

Macdolia siguió vagando por el pasillo, pero entonces sintió que algo no encajaba.

-Es extraño… juraría que ya he pasado por aquí.

La yegua abrió la puerta y siguió avanzando, pero a los pocos minutos se detuvo.

-Este pasillo es demasiado largo, hace tiempo que debería haber llegado al extremo del castillo. Aquí hay truco.

La yegua se acercó de nuevo a la puerta, pero esta vez, la abrió muy lentamente… y vio a una criatura de lo más curiosa: un conejo blanco con chistera y monóculo, embutido en un esmoquin morado y que se erguía sobre sus patas con la ayuda de un bastón. Y detrás de él, una puerta que parecía distinta de las demás y que sin duda conducía a otra zona del castillo.

-Esperad aquí –susurró a los animales.

La poni de tierra abrió la puerta sin hacer ruido e intentó acercarse al conejo, que parecía despistado en ese momento, pero cuando lo tenía a unos cinco metros de distancia éste lo vio. Antes de que Macdolia pudiese hacer o decir algo, el conejo sacó de la chistera un enorme reloj que encaró a la poni. Cuando quiso darse cuenta, Macdolia estaba sola en el pasillo, con los animales a su lado de nuevo.

-Ya veo lo que ocurre. No pensé que me toparía una criatura así…

Los animales parecían confusos por la repentina aparición de la poni.

-Pero dos pueden jugar a este juego.

La yegua se tocó la CM y ante ella se materializó su reloj de bolsillo. De nuevo volvió a repetir los pasos anteriores, acercándose lentamente al conejo de la sala contigua. Cuando de nuevo el conejo pareció reparar en su presencia, Macdolia empuñó el reloj de bolsillo con fuerza.

-¡SLOW!

El conejo sacó de nuevo el enorme reloj, pero esta vez cuando lo encaró a la yegua, no desapareció sin dejar rastro, sino que se quedó estático unos segundos. Macdolia siguió acercándose a la criatura, que al bajar el reloj mostraba un aspecto confuso.

-No puedes detener el tiempo si yo lo ralentizo primero –dijo la poni de tierra-. Has tenido mala suerte al toparte conmigo precisamente.

El conejo no se lo pensó dos veces. Metió el reloj en la chistera y dándose la vuelta, echó a correr como un desesperado.

-¡Quieto ahí! –gritó Macdolia, preparándose para lanzar la cadena.

Pero antes de que pudiese hacer algo, algo afilado golpeó al conejo, que se desvaneció en una rápida llamarada.

-Interesante… No pensé que alguien podría vencer al Cronomago usando su técnica contra él –dijo una voz.

Ante Macdolia se apareció un poni que empuñaba una enorme espada de lo más curiosa: la empuñadura era circular y con la forma de un enorme reloj de bolsillo. El poni que tenía delante era de pelaje blanco y crin plateada y brillante. Llevaba un monóculo en su ojo derecho y un reloj de bolsillo plateado sujeto con una cadena. Vestía ropa ligeramente recargada y de aspecto gótico y su CM era similar a la de Macdolia: un reloj de bolsillo, solo que plateado y con la manecilla de las horas apuntando a las III y la de los minutos a las X y algo más: su esfera tenía XIII números.

Los animales se unieron rápidamente a la yegua, pero no parecían lo que se dice hostiles ante la presencia de aquel poni.

-¿Quién eres? –preguntó la yegua.

-Alguien como tu: un viajero del tiempo, pequeña poni –contestó el semental-; Aeon es mi nombre. Y asuntos debo tratar contigo, la que porta el don del viaje espacio-temporal.


Tiny Tales reapareció en medio de una estancia levemente iluminada, pero fácilmente reconocible: una enorme biblioteca.

No sabía cómo había llegado allí. Su intención era teletransportarse fuera del castillo, pero era obvio que el nerviosismo por lo vivido había hecho que el hechizo no funcionase del todo, lanzándola a una ubicación aleatoria dentro de aquellos muros.

Pero no solo era nerviosismo lo que sentía la unicornio. Otra sensación se hacía cada vez mas latente aumentaba dentro de ella. Una muy clara pero que su maestro siempre le había dicho que no poseía.

Era poder.

Tiny era sin duda una poni muy talentosa. Su magia le permitía generar los más diversos objetos solo con el pensamiento, pero su talento rara vez había sido usado para el combate. Su vida era pacífica y siempre había deseado que fuera así. No sentía esa “adrenalina” que muchos unicornios mostraban cuando se enfrentaban en duelos mágicos.

Pero ahora mismo, Tiny notaba que un poder inconmensurable moraba dentro de ella. Uno capaz de hacerle realizar las mayores hazañas…

-¡GRAAAAAAAAAAGHH!

La mente de Tiny volvió en sí cuando escuchó aquel grito. De lo alto de una de las librerías una criatura similar a una gárgola se abalanzó sobre ella, dispuesta a atacarla.
Los ojos de la unicornio brillaron con un tono rojizo mientras concentraba magia. Un torrente de energía en forma llamaradas verdes y afiladas surgió del cuerno de Tiny Tales y golpeó con fuerza a la gárgola, lanzándola contra en suelo.

Los ojos de Tiny volvieron a la brillar, esta vez con mas intensidad. Este brillo se trasladó a su cuerno y ante ella apareció un portal que invocó una enorme esfera de magma humeante que impactó contra la gárgola, rompiéndola en pedazos.

Tiny recuperó su aspecto habitual cuando vio como la gárgola se reducía a polvo… y entonces sintió un enorme dolor. Era un dolor que parecía que la iba a partir por la mitad.

-Tu cuerpo no está preparado para usar Dominus –dijo una voz en su cabeza.

-¿Quién es? ¿Qué eres? –respondió una asustada Tiny Tales.

La voz dejó escapar un suspiro.

-Esto va a ser más largo de lo que creía…


Como siempre, se aceptan críticas. Espero tener el siguiente lo antes posible. Dado que acabaré exámenes en dos semanas, espero poder trabajar con mas frecuencia en mis fics :3
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