Amor de madre [Slice of life]

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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Sg91 » 07 Ago 2014, 10:24

Capítulo 19

Y que cumplas muchos más


Después de todo ese tiempo gobernando en Ecuestria, ni siquiera el poni de más edad en todo el reino sabía cuántos años tenía exactamente Celestia; cuando los ponis más pequeños les preguntaban a sus abuelos este dato en concreto, la respuesta más usada era: Más de mil, seguro.

Hubo un tiempo en el que el cumpleaños de la princesa era celebrado en todo el reino, y era una festividad más de las tantas que se realizaban; era una tradición que venía de mucho más atrás, de cuando la antigua reina de Ecuestria reinaba en los días más antiguos y primigenios del mismo. Cuando Celestia y Luna pasaron a reinar, relevando a su madre, decidieron mantener el detalle del cumpleaños, tanto para ella como para su hermana pequeña. Pero, con el tiempo, la festividad fue cayendo en el olvido hasta que, por si sola, acabó desapareciendo de la cultura popular; para entonces, Celestia ya había rechazado el hacer otras fiestas, decidiendo quedarse como una pequeña celebración familiar dentro de un ambiente privado y no tan distinguido. Después de todo, a Celestia nunca le había gustado recibir regalos de ponis que apenas conocía.

Debido a esto, ningún poni en toda Ecuestria se acordaba de la edad exacta de su soberana, incluso esta misma se le solía olvidar en ocasiones. Luna siempre aprovechaba ese detalle para chincharla y decirla que ya chocheaba, pero Celestia la respondía con una adusta indiferencia, y de vez en cuando la contestaba diciendo que era el tiempo al que se le olvidaba cuantos años tenía ella.

Cumplir años no era gran cosa para Celestia, hacía tiempo que se había mentalizado de que tendría muchos más en su haber; aunque esa vez había algo distinto. Después de todos esos años viviendo y reinando, echaba la vista atrás, repasando toda su vida, y los acontecimientos más recientes la hacían recordar que allí seguía. No por el hecho de seguir viviendo, sino por todas sus acciones, tanto pasadas como recientes. A lo largo de toda su vida había hecho muchas cosas, unas más importantes que otras, y de algunas se llegaba a arrepentir, sobre todo de las más recientes. Fue entonces cuando, por primera vez, tuvo miedo de cumplir años.

-¡Dos días, dos días, dos días!-canturreaba su hermana, alegremente y corriendo a su lado.

-¿Dos días? ¿Para qué?

-¡Pues para tu cumpleaños, tonta!

-Oh, sí, es verdad…-murmuró ella, con voz cansada.

-¿Otra vez te has vuelto a olvidar? ¿Ves cómo chocheas? Yo de ti me replantearía abdicar, Tia…-comentó Luna, con tonito remolón.

-Por última vez, Luna, no chocheo, simplemente tengo muchas cosas en la cabeza, eso es todo…

-Sí, claro, no es la primera vez que me cuelas esa excusa… de aquí a poco me veo cuidando de ti…-sugirió su hermana, riéndose por lo bajo.

-Muy graciosa… te recuerdo que tú también cumples poco después que yo, y tampoco te quedas tan corta…

-Sí, pero el mío no es hasta dentro de dos meses, y, al contrario que tú, yo me sigo acordando de cuándo y cuántos cumplo…-contestó Luna, con tonito chulesco.

-Mírala ella, qué enterada… a ver ¿cuántos serian?-inquirió Celestia, suspicaz.

-Ah, te los diré sólo si tú me dices cuántos cumples pasado mañana

-Sí, claro, vas lista…

-¡Ja, eso es porque no te acuerdas!-exclamó Luna, echándose a reír.

Celestia prefirió quedarse callada, tratando de ignorarla, pero Luna no estaba por la labor.

-¿Quieres que escriba a mamá y la pregunte? Seguro que ella se acuerda bien, y tiene muchos más que tú y yo juntas…

-Deja tranquila a mamá y no la molestes con tonterías…

-Pero tu cumpleaños no es ninguna tontería… ¿crees que podría venir este año por tu cumple a visitarnos?-inquirió Luna, con un tono emocionado en su voz.

Frente a eso, Celestia suspiró, algo afligida.

-No lo creo, sabes bien que mamá siempre está muy ocupada…

-Jo… hace mucho tiempo que no hemos vuelto a verla…

-Lo sé Luna, yo también la echo de menos…

Por un momento ninguna de las dos dijo nada, pensando en lo mismo; de las dos, la que más cariño siempre había profesado por su madre era Luna y con diferencia, aunque Celestia siempre había sido su ojito derecho. Por parte de su madre, las dos siempre habían recibido el mismo cariño y amor, sobre todo en los cumpleaños. Llevaban mucho tiempo sin verla, y de alguna forma sabían que la cosa seguiría siendo así, pero después de todo ese tiempo, comenzaban a notar de alguna forma su ausencia. Muchas veces, Celestia había llegado a necesitar su consejo e incluso su consuelo en los momentos más difíciles, pero ese vacío seguía estando allí.

-Pero bueno, he estado trabajando en tu regalo desde hace unas semanas, ya casi está terminado-comentó en ese momento Luna, para cambiar de tema.

-¿Ah, sí? ¿Y de qué se trata?

-Tonta, si te lo digo estropearía la sorpresa…

-Es verdad… a ver con qué me sorprendes esta vez…

-Oh, créeme, te gustará-aseguró Luna, guiñándola un ojo.

Al poco rato se presentó Helpful Maid con Frank, y Luna se fue con ella para ayudarla a cambiarlo; una vez sola, Celestia pudo quitarse la careta de alegría fingida y esbozó un triste semblante.

-Tantos años ya… parezca que no hayan pasado…






Antes de que pudiera darse cuenta, los dos días que la separaban de su cumpleaños se terminaron rápidamente y esa misma mañana supo, sin ningún atisbo de duda, que realmente cumplía años. Fue abrir los ojos y notar como ese año caía junto con todos los demás en una enorme cesta colgada de una polea, y esta polea cediera un poco más debido al peso. La sensación fue extraña y distante, pero al mismo tiempo familiar y cercana.

Celestia se desesperezó y se levantó de la cama, con los párpados caídos y legañas en los ojos; aún algo adormilada, se dirigió hacia el baño y se lavó la cara para terminar de espabilarse. La llevó unos buenos minutos cepillarse tanto la crin como la cola, luego se colocó tanto su corona como su collarín y engalanes reales, para luego salir por la puerta; afuera, varias ponis del servicio la estaban esperando.

-¡Buenos días, princesa! ¡Muchas felicidades!

-Gracias, gracias a todas… podéis pasar ya.

Las ponis entraron en la habitación para hacerla y Celestia se dirigió hacia las escaleras para bajar al comedor; por el camino, todo el mundo la felicitaba por su cumpleaños, agradeciéndoles a todos casi al mismo tiempo. Una vez en el comedor, vio a su hermana acompañada por su hijo; ésta, al verla, se dirigió directamente hacia ella y la dio un gran abrazo, al tiempo que decía.

-Felicidades, Tia.

-Gracias, Luna.

-Felicita a tu tía, Frank.

El aludido miró a la alicornio blanca con el ceño fruncido, para luego esbozar una adorable sonrisa y exclamar.

-¡Tía Cewestia!

Ésta se rio ante la dulzura de su sobrino y le agradeció de igual manera, frotando su hocico en su cabecita y dándole un beso en la frente. Tras las pertinentes felicitaciones, se sentaron a la mesa a desayunar. Luna la fue explicando mientras daba de comer a su hijo.

-Hablé justo ayer con Twilight y me dijo que vendrían a eso de las cinco de la tarde, poco después de comer; Pinkie se encargará de todo cuando llegue, hemos pensado en dejar los regalos para entonces.

-Me parece bien, ya sabes que los regalos no son algo prioritario para mí…

-La fiesta será por la tarde, mandamos las invitaciones hace varios días, pero si quieres, repasamos la lista una vez más-la sugirió Luna.

-Está bien, dime.

-Vendrán Twilight y sus amigas, Cadance, Shining Armor, Twilight Velvet, Night Light, Fancy Pants y Fleur…

Celestia no tenía intención de invitar a nadie más que no fuera de su familia, pero con Fancy y Fleur hizo una excepción, ya que desde que los conoció se habían convertido en unos muy buenos amigos suyo y unos ponis en los que confiar; además, de igual modo, Fleur y Luna también habían hecho muy buenas migas y congeniaban muy bien.

Aun a pesar de ser su cumpleaños, el día era como otro cualquiera y el trabajo siempre estaba ahí, por lo que después de desayunar se dirigió a su despacho para ponerse a trabajar; en parte lo agradecía, puesto que así se distraía un poco y olvidaba que cumplía años. Era en momentos como ese en los que agradecía tener algo que hacer, y el trabajo era una de esas tantas cosas que la mantenía ocupada.

Aunque antes no era así. De pequeña adoraba cumplir años, principalmente por todos los regalos y las cuidados que recibía, tanto de su madre como de todo el servicio. Por un día, y uno muy especial, ella era el centro de atención y todo el mundo la atendía en todo momento. Celestia se acordaba muy bien de todos estos cumpleaños, y casi siempre se iba a la cama del todo agotadita y feliz.

Cuando nació Luna, esos cumpleaños se volvían aún más especiales, puesto que tenía a alguien con quien compartirlos y jugar con los juguetes nuevos que siempre recibía; y, de igual manera, ella hacia lo mismo en los cumpleaños de su hermana pequeña, devolviéndola así el favor.

Rara vez Celestia se paraba a recordar su infancia, pero cada vez que lo hacía, una radiante sonrisa aparecía en su cara y los agradables recuerdos la hacían olvidar todo lo demás. Realmente cumplir años no era gran cosa para ella, ya estaba acostumbrada, y sabía bien que aún tendría muchos más en su haber.

Pero esta vez había algo diferente en ese día tan especial; se acordaba perfectamente de cuantos años cumplía, pero esta vez, la cifra llegaba incluso a marearla, pensando en todo lo que había hecho en su vida, y en lo que no había hecho también. Era como si los detalles la eludieran y no quisieran recalcarla lo evidente. Experiencia tenía, y aunque sabiduría no la faltaba, sentía que aún tenía mucho que aprender, especialmente de Twilight y sus amigas.

Twilight… hasta ella misma sabía que no había sido del todo imparcial o justa con ella. Y era en ese mismo día cuando más se acordaba de ello. Para Celestia era como la hija que nunca tuvo, la quería como nunca antes había querido a nadie de esa forma; muchas veces había llegado a tener muy buenas relaciones con otros estudiantes mucho antes que ella, pero con Twilight era distinto. La ahora alicornio siempre había confiado en ella, Celestia también, y aun a pesar de todo, sabía y con creces que ni siquiera ahora la había devuelto todo ese cariño y amor.

Y ahora, hasta lo más pequeño e insignificante, la hacía dudar más que nunca.

El resto de la mañana pasó rápidamente y llamaron a la puerta para indicarla que la comida ya estaba lista; Celestia se dirigió hacia allí y comió en compañía de Luna y su sobrino.

Después de comer, y al poco rato de estar esperando, los invitados fueron llegando poco a poco; los primeros en llegar fueron Twilight y sus amigas, Pinkie entró en el palacio botando y brincando y con una emoción que no la cabía ni en la cara.

-¡Oh, qué bien, es genial, estupendo y fantasbuloso, voy a organizar el cumpleaños de la princesa! ¡Es todo un honor, princesa!-exclamó la poni rosada, dirigiéndose a ella.

-Oh, el placer es mío, Pinkie…

-¡Genial! ¡Ah, y felicidades!-añadió ella, guiñándola un ojo.

-Gracias…

El resto de ponis la fueron felicitando una a una hasta que llegó el turno de Twilight, la cual era la que más emocionada estaba.

-Felicidades Celestia…

-Muchas gracias, Twilight…

-Ahora lo montamos todo, dale unos pocos minutos a Pinkie y lo tendrá listo enseguida.

-No lo dudo, eso desde luego…

Antes de que pudieran darse cuenta siquiera, Pinkie sacó su cañón de fiestas y lo usó para decorar todas las mesas que habían sacado al exterior para usarlas en la fiesta; varios cañonazos bastaron para tenerlo todo a punto, con sus manteles, sus globos, su serpentina y cualquier otra cosa imaginable. A esas alturas, Celestia ya no cuestionaba ninguna de las acciones de Pinkie, sobre todo por consejo personal de Twilight, y para no acabar con un serio dolor de cabeza también.

De las viandas se encargó Applejack, la cual también había hecho una tarta para la ocasión, además de ser su regalo personal para la princesa; ésta era bastante grande, con varios niveles de chocolate, nata y galleta, y con la forma del sol de la marca de belleza de la princesa. Celestia se quedó impresionada, ya que la chiflaban las tartas, y esa en concreto era la que más apetito la abría.

-Uuah, impresionante Applejack, me encanta, en todos los sentidos…-murmuró la princesa, haciéndola la boca agua.

-De nada princesa, la hice con ayuda de mi abuela y pensando en usted en todo momento, por lo que este es el resultado final.

-Pues dale las gracias a tu abuela de mi parte también…

Poco después de que todo estuviera listo, Shining y Cadance fueron los siguientes en llegar; la alicornio rosada corrió hasta su tía y la dio un gran abrazo, al tiempo que la decía.

-¡Muchas felicidades, tía!

-Gracias Cadance…

-Alteza, muchas felicidades…

-Gracias Shining… y no hace falta que seas tan formal ahora, no estás de servicio.

Twilight aprovechó para saludar también a su hermano y su cuñada, a los que apenas había visto desde la última vez en el imperio; los siguientes en llegar fueron Twilight Velvet y Night Light, los cuales felicitaron a la princesa y saludaron a sus hijos también. Los últimos en llegar fueron Fancy Pants y Fleur, los cuales trajeron consigo a su hija, Sweet Cream; al verla, Frank se puso como loco de contento y tanto Luna como Fleur les dejaron juntos un ratito.

Una vez que estuvieron todos, los regalos fueron los siguientes en aparecer; la primera en darla el suyo fue su hermana, la cual sostenía un paquetito envuelto en un papel de regalo azul.

-A ver que es…-murmuró Celestia, desenvolviéndolo.

Luna no dijo nada, tan solo observó a su hermana abrir el regalo con una media sonrisa dibujada en su cara. En cuanto retiró el papel y vio lo que se trataba, una mirada sorprendida se dibujó en la cara de Celestia.

-Ah, pero si es… nuestro viejo diario…

Éste se encontraba restaurado por completo, ya que cuando lo encontró Twilight se encontraba bastante deteriorado debido al paso del tiempo; las cubiertas habían sido cambiadas por unas nuevas, el lomo también, y la unión de los libretos se había vuelto a pegar con goma nueva. Se había añadido una serie de solapas a ambos lados y una cinta de seda que servía para separar las páginas, las cuales habían sido limpiadas y tratadas para que fueran legibles de nuevo.

-Pensé que te gustaría que recordáramos viejos tiempos juntas… por lo que le pedí a Twilight que lo restaurara-reveló Luna.

-Oh, muchas gracias, Luna…-agradeció ella, dándola un gran abrazo.

-Ese es mi medio regalo, por así decirlo, pero también tengo el mío-comentó Twilight en ese momento, pasándola el susodicho.

Un paquete de tamaño medio se encontraba envuelto en un papel de regalo color morado; Celestia lo abrió y se encontró con un álbum de fotos lleno de momentos entre ellas dos, desde que era pequeña hasta los más actuales.

-Si alguna vez me preguntaran qué es lo que más atesoro de ti, son todos esos momentos que pasamos juntas, tanto en clase como fuera de ella. Supongo que ya lo sabrá, pero la quiero mucho, prin… digo, Celestia…-murmuró Twilight, un tanto emocionada.

La aludida no dijo nada por un momento, tan solo pasó las páginas mientras miraba las fotos; en cuanto levantó la vista reveló una emocionada mirada y unos ojos llenos de lágrimas. Sin decir nada, abrazó a la alicornio lavanda con todas sus fuerzas y susurró.

-Gracias, Twilight… yo también te quiero.

Todos los demás sonrieron ampliamente, enternecidos por la escena. La alicornio blanca trató de esconder una triste mirada, consiguiéndolo a marchas forzadas y sin que nadie más lo notara.

Los siguientes regalos fueron pasando uno tras otro, casi sin parar; Rarity la regaló un exquisito vestido diseñado por ella para que lo llevara en eventos importantes como la Gran Gala Galopante o la cena de la Fiesta del Hogar. Fluttershy la regaló una gran corona floral echa a casco, con todo tipo de flores en ella, desde margaritas hasta rosas, claveles y lirios. Celestia se la puso en lugar de la suya y la sentó de maravilla. Pinkie la obsequió con una estatuilla de piedra de tamaño reducido a su imagen y semejanza, aunque a una imagen y semejanza un tanto abstracta.

-¡La he tallado yo misma siguiendo los consejos y patrones que mi padre me llegó a enseñar estando en la granja de rocas! ¿¡La gusta, la gusta?!

-Oh, sí, mucho, nunca antes me habían esculpido así una estatua…

Aunque el regalo de Rainbow Dash fue el más original y vistoso de todos; en cuanto la llegó su turno, se puso unas gafas de aviación y alzó el vuelo a gran velocidad. Cogió carrerilla desde el otro lado de la ciudadela y, en cuanto sobrevoló el jardín del palacio, ejecutó un Sonic Rainboom; pero la cosa no quedó ahí, puesto que luego, dejando tras de sí su característica estela multicolor, escribió en el aire un gran Felicidades, para luego aterrizar frente a una atónita Celestia.

-De su leal súbdita, Rainbow Dash-remató ella, con una pose chula.

Todo el mundo aplaudió a la pegaso cian, incluyendo la propia Celestia, la cual la agradeció por su gran regalo.

-Muchísimas gracias, Rainbow Dash, ha sido impresionante…

-Para una princesa como usted, tan sólo lo mejor de lo mejor-añadió ella, guiñándola un ojo.

El resto de regalos fueron más austeros comparados con el de Rainbow, pero todos ellos igual de remarcables; Shining y Cadance la regalaron una réplica del corazón de cristal, el cual si se le imbuía con magia, mostraba escenas de Celestia y Cadance cuando ésta era más pequeña. Era como un álbum de fotos pero mágico.

Twilight Velvet y Night Light la regalaron un libro muy antiguo con una encuadernación exclusiva y personalizada, con los colores y la marca de belleza de Celestia; fue sencillo para ellos puesto que se dedicaban a eso en su taller de encuadernación situado cerca del centro de la ciudadela.

Finalmente, Fancy Pants y Fleur Dis Lee la regalaron un collar de tres diamantes, cada uno del color de su pelaje, simbolizando su nueva amistad.

Una vez que terminaron de entregar los regalos decidieron atacar la tarta, ya que Celestia lo estaba deseando; Applejack la dio un cuchillo para que hiciera los honores y empezara a partirla. Por un momento Celestia se quedó parada y sin hacer nada, admirando la obra de repostería con la mirada casi perdida, Luna la llamó la atención.

-Hey, Tia, es para todos ¿sabes?

Ante eso, los demás se rieron con ganas, despertando a Celestia.

-Ya lo sé, lista… a eso iba.

-Pues ya estás tardando…

Sin esperar más, Celestia dirigió el cuchillo hacia la tarta para empezar a cortar; en cuanto el filo se posó en ella, algo hizo implosión por encima y una nube de nata y chocolate se extendió hacia todas las direcciones, al tiempo que una voz familiar decía.

-¡Sorpresa!

Celestia miró hacia el frente y vio a un draconequus no deseado saliendo de la tarta, la cual quedó medio destrozada; al ver esto, la cara de Applejack se encendió y esbozó una mirada asesina con la que taladró al sorpresivo visitante.

-¡Discord!-chilló todo el mundo, atónito.

-¡El que viste y calza! ¡Felicidades querida! Madre mía ¿cuántos llevas ya? Ya me llegarás a la zaga y todo…

-Discord… ¿qué haces aquí?-masculló Celestia, requiriendo de todo su autocontrol para no estallar.

-¡Pues felicitándote por tu cumpleaños, por supuesto! Me he acordado justo hoy, al mirar el calendario, y me he extrañado al ver que mi invitación se había extraviado…

-¡Pero porque nadie te había invitado, eso para empezar! ¡Y encima vas y destrozas la tarta, lárgate Discord, ahora!-gritó en ese momento Luna, roja de rabia.

-Oh ¿y eso por qué? Yo pensaba que, ahora que éramos todos amigos, me invitaríais a este tipo de cosas… ¿significa eso que nuestra supuesta amistad no significa nada para vosotros?-inquirió el draconequus, poniendo ojitos de cordero degollado.

-¡No nos vengas con esas! ¡No estás invitado y se acabó, arregla todo este estropicio y lárgate por donde has venido!

-Oh, es una pena, y yo que creía que todo esto de la amistad me podría venir para bien… está claro que ni siquiera vosotros confiáis en mí aun a pesar de todo… ¿así me agradeces toda mi ayuda, Celestia? ¿Ignorándome e insultándome? ¿Eso es lo que los amigos hacen?-inquirió Discord con sorna, mirando mal a la susodicha.

-¡Yo no he hecho tal cosa!-exclamó la alicornio blanca, algo atacada.

-¡Ya basta! ¡Me da igual que te quejes, este es un día especial para mi hermana y se lo has estropeado! ¡Lárgate, no quiero verte!

Discord quiso decir algo, pero en ese momento Fluttershy decidió intervenir.

-Oh, vamos princesa, no se ponga así, seguro que no lo hizo con mala intención…

Ante eso, el draconequus sonrió y exclamó.

-¡Oh, por fin alguien que me da el beneficio de la duda! No esperaba menos de ti, mi querida Fluttershy…

-Sabes que estoy dispuesta a confiar en ti y ser tu amiga, pero esas no son maneras de aparecer en un cumpleaños, Discord. Si arreglas todo este estropicio, te dejaremos probar la tarta-dijo la pegaso, con voz y mirada autoritaria.

La forma en que lo dijo y la mirada que le echó amedrentó al draconequus, el cual se encogió como una larva y suspiró.

-Bueno, supongo que tienes razón…

Al punto chascó sus garras y la tarta volvió a estar entera, incluso llegó a limpiar las alas de Celestia, las cuales se habían quedado sucias al cubrirse de la explosión de nata y chocolate. Debido a esto, Luna se vio en la obligación de dejar que se quedara, aunque muy a regañadientes.

Una vez pasado el susto, Celestia lo volvió a intentar y esta vez no ocurrió nada, pudiendo cortar la tarta tranquilamente; todo el mundo obtuvo un trozo y la probaron, coincidiendo en lo mismo en cuanto a textura y sabor. Applejack recibió mil y un halagos, tanto para ella como para su abuela. Celestia fue la más agradecida de todas, llegando a agradecérselo como unas veinte veces.

Al poco rato, mientras que el ambiente se distendía un poco con música de fondo, Discord se acercó a la princesa y se disculpó.

-Lo siento querida, no era mi intención asustaros, tan solo quería darte una sorpresa…

-Hay mejores formas de dar sorpresas, Discord… pero bueno, lo has arreglado, así que te lo perdono.

-Gracias… pero bueno, creo que ha llegado el momento de darte mi regalo-anunció entonces él para su sorpresa.

-¿Tu regalo? ¿Me has hecho un regalo?-inquirió Celestia, sorprendida.

-Por supuesto, no sería plan si me presentara aquí con las manos vacías ¿no?

Ante eso, recibió una mirada de reproche de parte de la mayoría de los presentes, sobre todo de Twilight y Luna.

Aun así Discord las ignoró y, en ese justo momento, el draconequus chascó sus garras una vez más. Al punto, un punto de luz esférico muy brillante y del tamaño de una piña apareció entre sus garras y se lo tendió a Celestia.

-Ten, toda tuya, espero que te guste.

Celestia alzó un casco y notó entonces que desprendía mucho calor, quedándose anonadada.

-Esto… gracias, pero ¿qué es?

-Querida, pensaba que ya lo sabías…-murmuró Discord, como quien no quiere la cosa.

-Pues en realidad no… ¿qué es?-repitió Celestia, mirándole con cara de circunstancia.

-Pues una estrella… un sol, vamos…

-¿Un sol? Pero eso no tiene…

-¿Sentido? Oh, vamos, sabes muy bien lo que yo pienso acerca del sentido… y también sabes muy bien por qué te lo regalo…

-No, no lo sé…-masculló Celestia, cada vez más descolocada.

-Oh, vamos Celestia, no me hagas tener que repetirme, no me gusta…

Al ver que no iban a ninguna parte así, la alicornio blanca optó por agradecérselo una vez más y dejó el mini sol junto con los demás regalos, quedándose flotando en el aire sobre sí mismo y brillando con gran intensidad.

Tras eso, la fiesta siguió su curso durante el resto de la tarde; trajeron a Frank y Sweet Cream del palacio, donde les habían estado cuidando un poco, y estuvieron con sus respectivos padres, aunque sin separarse mucho tiempo. Una vez más, Rarity lo interpretó a su manera, cada vez más convencida.

-Bueno, mírales querido, no se separan en ningún momento, estos dos van a estar muy unidos en cuanto crezcan…

-Bueno, déjales que estén juntos, mejor así que peleados ¿no?-inquirió Fancy Pants.

-Oh, por supuesto, pero yo lo digo por el hecho en sí…

-Eres un poco casamentera, Rarity…-observó Fleur, divertida.

Aunque Frank, al ver a Discord, se acordó de él y se acercó hasta el susodicho gateando un poco; el draconequus, al verle, exclamó.

-¡Oh, pero mira quien tenemos aquí! ¡Hola Frank, ven con el tío Discord!

El pequeñín alzó la vista y le miró, lleno de curiosidad; observó entonces que, en ese momento, Discord se encontraba apoyado sobre sus patas traseras y quiso imitarle. Apoyó todo su peso sobre sus garras, para luego empezar a enderezarse poco a poco, equilibrándolo y echándolo sobre sus patas traseras; al principio sólo Discord fue testigo de esto, pero Luna, que siempre estaba atenta con su hijo, fue la siguiente en verlo. Por un momento quiso pararle, creyendo que se iba a caer, pero algo la dijo que le dejara hacer, y eso hizo, pero tampoco le perdió de vista. Mucho antes de lo esperado, Frank lo consiguió y se mantuvo en pie y erguido sobre sus patas traseras, mirando a Discord sonriente.

Para entonces, todo el mundo lo había visto y miraban a Frank con los ojos como platos; el draconequus le indicó por señas que se acercara a él y Frank comenzó a caminar hacia delante. Los primeros pasos fueron un tanto erráticos, justo después tropezó y se cayó hacia delante; sin embargo, Discord actuó deprisa y le cogió por las garras con firmeza, manteniéndole en pie. Frank respondió agarrándose con fuerza a él y sonriéndole de nuevo, lo que hizo que algo cálido se extendiera por el pecho del draconequus.

Acto seguido se dio la vuelta y se encontró de frente con su madre, a unos pocos metros de ella.

-¡Mamá, mamá!-exclamó Frank.

Luna reaccionó en ese momento y le dijo.

-¡Ven, cariño! ¡Ven con mamá!

El niño no se lo pensó ni dos veces y echó a caminar hacia ella, siendo guiado al principio por Discord, el cual lo mantenía estable cogiéndole de las garras; más o menos por la mitad, decidió soltarle para que fuera él sólo y Frank siguió caminando a paso ligero, manteniendo el equilibrio casi sin problemas y acercándose hasta su madre. Una vez a su lado, la abrazó por una pata y se agarró a ella, al tiempo que miraba hacia arriba y la sonreía.

-¡Mamá!-exclamó él, todo feliz.

Para entonces, Luna tan solo podía sonreír y sentir cierto orgullo por él y su gran logro; de alguna manera supo que debía hacerlo, y fue por eso por lo que no le paró. Y ahora, Frank mostraba un poco más de su verdadera naturaleza, tan distante para los ponis, pero tan cercana a la vez.

Tras ese momento tan especial, Frank se hizo enseguida a su nuevo andar y empezó a corretear de un lado para otro, sin ni siquiera parar; Luna le vigilaba a una distancia prudencial, al poco rato se acercó a Discord para hablar con él.

-Discord, quería darte las gracias por ayudar a mi hijo a andar sobre sus patas traseras… y perdona por haberte gritado antes, es sólo que a veces me sacas de quicio…

-Oh, querida Luna, no ha sido nada… y no te apures ¿Qué te dice que no seguiré haciéndolo?-inquirió él, guiñándola un ojo.

La alicornio oscura soltó un respingo, pero aun así sonrió tontamente y se lo pasó.

Finalmente, la fiesta acabó poco antes de la puesta de sol, y los invitados comenzaron a marcharse poco a poco; los primeros en irse fueron Shining y Cadance, ya que tenían que volver al imperio de Cristal. Después les siguieron Night Light y Twilight Velvet, los cuales se fueron acompañados de Fancy Pants y Fleur; costó un poco separar a Sweet de Frank, pero finalmente lo dejó ir y volvieron a casa. El siguiente en irse fue Discord, el cual se despidió de todos, Frank incluido, y desapareció tras su puerta, sin volverle a ver de nuevo. Finalmente, Twilight y sus amigas fueron las últimas en marcharse.

-Gracias a todas por tan magnífica fiesta, la verdad es que me lo he pasado muy bien…

-No ha sido nada, Celestia-murmuró Twilight.

-Un placer, princesa-dijo Rarity.

-¡Espero que para el año que viene repita, lo estaré esperando!-añadió Pinkie.

Una vez solas de nuevo, tanto Luna como Celestia dejaron escapar un lánguido suspiro, sintiéndose muy cansadas; no tenían hambre puesto que habían comido tarta, por lo que decidieron no cenar esa noche. Y Frank había caído agotado desde hace un buen rato, por lo que Luna fue a acostarlo.

Esa noche, antes de retirarse a dormir, ambas hermanas estuvieron hablando un poco.

-Ha sido una fiesta genial ¿verdad?

-Sí, la verdad es que sí, hacía mucho tiempo desde la última… ¿por qué dejamos de hacerlas realmente?-inquirió Celestia entonces.

-Porque a ti te dio la gana, punto-murmuró Luna, sin darle más vueltas.

-Sí, lo más seguro es que fuera eso…

Ante eso las dos se rieron torpemente, incluso Celestia llegó a reírse de lo tonta que llegó a ser aquella vez cuando se le ocurrió semejante idea. En un momento dado, Luna la comentó.

-Por cierto Tia ¿estás bien?

-¿Yo? Sí ¿por qué?

-¿Segura? Esta tarde llegué a verte un tanto triste por un momento, cuando recibiste el regalo de Twilight…

Celestia supo que era una tontería negarse o algo por el estilo, por lo que lo admitió.

-Supongo que de ti no me puedo esconder…

-No mucho…-negó su hermana, divertida.

-Ya… no es que estuviera triste, es simplemente que llegué a recordar todos esos momentos con ella y, por un momento, todo lo demás se me vino a la cabeza….

De alguna manera Luna supo a lo que se refería y miró al suelo con gesto comprensivo.

-Lo hecho, hecho está, Tia… sé que fue duro para ti, no lo pienses más, ya te perdoné en su día…

-Lo sé, es sólo que… siento que la debo mucho más aun a pesar de lo poco que la he devuelto…

Celestia quiso continuar, pero por un momento no dijo nada más; Luna no se lo tuvo en cuenta y se puso al lado de su hermana, tratando de reconfortarla frotando su cuello con el suyo. Celestia aceptó el gesto y se lo devolvió, sin decir nada más. Se quedaron en esa pose durante unos pocos minutos más hasta que, al final, el sueño las venció.

-Bueno, me voy a la cama ya. Descansa, Tia.

-Buenas noches, Luna.

Al poco rato Celestia la imitó y se fue a su habitación, cerrando tras suyo; todos los regalos se encontraban allí, se los habían subido hace poco, y lo que más destacaba era el sol en miniatura de Discord, el cual iluminaba mucho más que las velas de su lámpara de araña. Sin poder evitarlo siquiera, Celestia esbozó una sonrisa mientras lo contemplaba, mientras se quitaba tanto su corona como sus demás engalanes reales. Fue al baño, se acicaló un poco, y tras eso, se metió directamente en la cama. Vio el fuerte resplandor del mini sol y por un momento apenas pudo conciliar el sueño; pero, como si hubiera accedido a su petición, éste redujo su brillo hasta un cierto mínimo, en el cual adquirió un resplandor mucho más apagado, dando cierto toque al ambiente que incitaba al sueño. Celestia se acomodó entre las sábanas y cerró los ojos, sumiéndose en sus sueños; antes de caer totalmente dormida, oyó entonces una voz familiar que la decía.

-Feliz cumpleaños, hija mía.

Justo después, la alicornio blanca cayó dormida con una sonrisa dibujada en la cara.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Sg91 » 10 Ago 2014, 19:28

Capítulo 20

Prácticas no remuneradas


Las clases de protocolo y etiqueta se siguieron dando a lo largo de toda esa semana, haciéndose más duras y detalladas conforme pasaba el tiempo; al principio Twilight anotaba mentalmente todo lo que debía saber, pero en cuanto percibió que la cosa iba a más, comenzó a tomar nota. Según Celestia la práctica hacía a la princesa, pero por ahora quería asentar las bases teóricamente para luego pasar a un enfoque más práctico en cuanto terminaran con las clases.

Aunque Twilight comprendía el plan de estudios de Celestia, ella quería poner en práctica cuanto antes todo lo que había aprendido, para así ir asentando sus conocimientos e ir mejorando como princesa. Por lo que, una tarde, decidió comentárselo tras la última clase.

-Ya sé que quieres que terminemos con la teoría primero, pero he pensado que podría empezar a poner en práctica todo lo que ha aprendido hasta el momento.

-He estado pensando en varias formas de aplicar la teoría, ya te iré comentando cuando tenga algo…

-No, pero yo me refiero ahora mismo…

-¿Ya? Pero si todavía no hemos terminado…

-Lo sé, pero yo quiero empezar cuanto antes, quiero hacer las cosas bien, y creo que para eso es mejor empezar enseguida-explicó la alicornio lavanda.

Celestia miró a su estudiante, no muy convencida.

-¿Estás segura, Twilight? Me parece encomiable que quieras empezar ya, pero a mí me parece un tanto pronto…

-No tiene por qué ser de golpe y a la vez, sólo digo que estaría bien empezar a hacer cosas por mi cuenta… no sé, en plan alguna recepción, o presidir algún comité pequeño, acudir a alguna gala… ¿no hay nada parecido a lo que pueda asistir?-inquirió Twilight, con cierto tono imperioso en su voz.

Celestia se quedó pensativa, rumiando posibilidades, hasta que finalmente comentó.

-Bueno, hay algo dentro de pocos días… en Manehattan se ha terminado de construir un nuevo pabellón de deportes, el Trotidson Square Garden, el alcalde me había pedido que lo inaugurara yo, pero ya que te veo tan dispuesta, podrías ir tú en mi lugar…

-¿Una inauguración? ¡Es perfecto! ¿Para cuándo es?

-Para este viernes, quedan tres días, si quieres ir…

-¡Sí por favor, sí, es perfecto como práctica!-exclamó Twilight, muy animada.

-Está bien, se lo comentaré al alcalde para que no hayan malentendidos imprevistos…

La idea en sí la excitaba sobremanera; nunca antes había asistido a una inauguración, y el presidirla la hacía perfecta para practicar sus nuevos deberes reales.

Tras fijarlo oficialmente, Twilight se despidió de la princesa y regresó de vuelta a Ponyville en tren; sabía que podía volar, pero estaba acostumbrada a ir y volver en tren, ya era casi como un hábito, y prefirió mantenerlo así por simple gusto. Además, aún la costaba un poco volar, y no se terminaba de habituar del todo a sus nuevas alas, por lo que lo prefería así.

Una vez de vuelta en Ponyville, se dirigió directamente a su biblioteca para dejar las cosas y ponerse cómoda, Spike la saludó al llegar.

-Hola Twilight ¿qué tal la clase?

-Bien, como siempre… aunque he conseguido convencer a la prin… digo, a Celestia, para que me deje realizar una práctica y voy a presidir la inauguración del nuevo pabellón deportivo Trotidson Square Garden en Manehattan, es este viernes-explicó ella.

-Vaya, eso suena realmente bien… supongo que necesitarás una escolta si es oficial…

-Sí, supongo que sí, pero he pensado que también podrías venir conmigo, siendo mi asistente número uno-añadió Twilight, guiñándole un ojo.

-¿Puedo? ¡Genial!-exclamó Spike.

Justo después, al pequeño dragón le sobrevino una arcada y, justo después, eructó un pergamino enrollado.

-Debe de ser de Celestia, a ver…

Lo desenrolló y comenzó a leer.

Querida Twilight

Acabo de hablar con el alcalde Hoofberg y le parece bien que vayas tú, por lo que te estarán esperando en cuanto llegues; me ha dicho también que puedes traerte a un par de acompañantes si quieres para reservar las plazas necesarias en uno de los hoteles de la ciudad. Confírmame en cuanto puedas quienes van a ir contigo para avisar a Hoofberg.

Con cariño,

Princesa Celestia.


-Vaya, puedo llevar a alguien más…-murmuró ella justo después.

-¿Ah, sí?

-Eso parece… aunque no sé a quién podría llevar…

-¿A alguna de tus amigas, quizás?-sugirió Spike.

-Por ejemplo, aunque tendría que ser sólo a una, y como las demás se enteren podrían montar una buena, como aquella vez con los tickets para la Gran Gala Galopante… -recordó ella, mordiéndose el labio inferior.

-Bueno, pero no tiene por qué ser así ¿no? quiero decir, todas aprendieron la lección…

-Ya, pero aun así…

Aunque eso había pasado hace ya casi tres años, conocía bien a sus amigas, y cuando la emoción toma lugar en el lugar de la razón, poca cosa se podría hacer. Por un momento comenzó a hacer balance sobre a quién le podría interesar ir más a esa ciudad; supo enseguida que Applejack sería la menos interesada, puesto que ya estuvo una vez hace ya muchos años cuando era pequeña y no la resultó tan encantadora como ella pensaba. Fluttershy por su parte no le gustaba mucho los lugares tan llenos de gente, Manehattan destacaba por ser una ciudad muy grande y bulliciosa, lo más seguro es que no la gustara el ambiente de la ciudad. Conociendo a Pinkie tampoco tendría muchas ganas de ir, ya que querría enseguida hacer algo divertido, y en Manehattan solía primar la seriedad y la formalidad. Rainbow Dash podría tener un pase, aunque teniendo en cuenta que ese tipo de eventos serios la aburrían, enseguida la descartó. Finalmente tan solo quedaba Rarity, la opción más segura, ya que Manehattan era una ciudad muy cosmopolita, elegante y refinada, casi tanto como la poni modista; sin duda, la encantaría ir.

-Creo que a Rarity la gustaría ir… se lo comentaré a ella-decidió entonces la alicornio lavanda.

-¿¡A Rarity?! Oh, cielos, tendré que verme presentable entonces…-murmuró Spike, comprobando sus escamas.

Ante eso, Twilight tan solo se rio tontamente, prefiriendo no decir nada más.

En ese momento llamaron a la puerta y Twilight fue a abrir; se encontró entonces con cierta unicornio turquesa mirándola fijamente y con una gran sonrisa en sus labios.

-¡Hola Twilight!

-Ah, hola Lyra…

-¿Estás disponible? Anda, dime que sí…

-Pues sí… ¿qué pasa?-inquirió la alicornio lavanda, extrañada.

-¡Pues que nos vamos de fiesta! ¿Recuerdas que me dijiste que sí aquella vez? Pues ya toca…-anunció ella, con voz queda.

-Espera, espera, no tan rápido ¿ahora mismo?

-No hombre, para esta noche, a eso de las diez y media… hay un nuevo garito al lado de la plaza y me han invitado, así que te vienes conmigo.

-Bof, no sé Lyra, me pillas en mal momento…-murmuró Twilight, algo indecisa.

-Oh, venga ya, me dijiste que vendrías… ¿qué tiene que hacer esta vez su alteza real?-inquirió la unicornio turquesa, mirándola de arriba abajo con gesto cínico.

-Pues mira, este mismo viernes tengo una ceremonia de inauguración en Manehattan, y tengo que empezar a preparar todas las cosas para el viaje, quizás redactar algo para decir en el momento de la inauguración, y…

-Espera ¿para el viernes? Tienes tiempo de sobra, estamos a martes-observó Lyra, perspicaz.

-Ya, pero…

-Vamos, no me seas sosa, me prometiste que vendrías, por lo que tienes que venir… Pinkie Pie también va a estar allí, y puede que el resto de tus amigas también…

Ante esa situación, Twilight se lo pensó por un rápido y fugaz momento; si Pinkie iba a estar allí, lo más seguro es que el resto de las chicas también estarían. Lo más seguro era que la poni rosada insistiera lo suficiente para que el resto se uniera de forma inexorable. Si Rarity iría, podría aprovechar y ofrecerla ir con ella a Manehattan; aunque igual no era muy buena idea si al final todas iban a ir, ya que se podrían enterar enseguida. Aun así, fuera la situación que fuera, bien la prometió a Lyra que iría, así que, técnicamente, no se podía negar. Y tiempo para preparar lo del viernes había, así que…

-Ah, está bien…

-¡Genial! Ya lo verás, nos lo vamos a pasar en grande, a eso de las diez me pasaré por aquí para buscarte y nos iremos para allá ¿vale?

-De acuerdo, pues aquí te espero.

-Muy bien ¡hasta luego, Twilight!

Lyra se fue tan pronto como había aparecido y, una vez sola, Twilight no pudo evitar dejar escapar un hondo suspiro.

-¿Qué pasa, Twilight? Nunca habías dicho que no a una buena fiesta…-murmuró Spike, algo extrañado.

-No es por la fiesta, Spike… conozco a Lyra, y sé que, de alguna manera, aprovechará para encasquetarme un novio o algo por el estilo… y ahora mismo no quiero atarme a nadie, bastante tengo ya con lo de ser princesa como para ponerme a buscar a alguien para compartir mi ya de por sí atareada vida…-explicó ella.

-Bueno, lo cierto es que yo no te veo estando con alguien, si te digo la verdad… la vida de solterona estudiosa y empedernida te pega muy bien…

-¿Eso es jabón o guasa?-inquirió la alicornio lavanda, ceñuda.

-No, tan solo honestidad… ya sabes, lo que se le da tan bien a Applejack…

Twilight dejó escapar una risita por lo bajo, pensando en sus propias cosas; lo cierto es que nunca había llegado a considerar en ningún momento salir con alguien o algo por el estilo. Siempre había estado ocupada con sus estudios y sin apenas tiempo para casi nada más; salvo con sus amigas, nunca se había relacionado con nadie muy a fondo, y menos aún de forma romántica. Incluso más de una vez se había llegado a preguntar si realmente la interesaría tener novio y, en todas esas veces, nunca había llegado a obtener una respuesta satisfactoria.

-Pero bueno, sea como sea, no tienes por qué darle más vueltas. Tan solo ve a divertirte-murmuró Spike, con voz queda.

-Tienes razón, Spike, la verdad es que todo eso me da igual… tan solo iré a pasar un buen rato y nada más.

-De eso se trata-asintió el dragón.

Durante las siguientes horas, Twilight se fue preparando para la fiesta mientras que, por el camino, iba haciendo otras cosas de obligado cumplimiento; cenó un poco para no salir con el estómago vacío y, tras eso, estuvo esperando a Lyra para irse con ella para allá.

Al cabo de unos pocos minutos de espera, llamaron a la puerta y Twilight abrió, dejando a la vista a una unicornio turquesa de ojos amarillos.

-¡Ya estoy aquí! ¿Nos vamos?-inquirió ella, sonriente.

-Claro… bueno Spike, me voy ya, no te vayas muy tarde a la cama…

-Descuida, ve y diviértete-la indicó el pequeño dragón.

Twilight se dejó guiar por Lyra mientras iban atravesando el pueblo, y fueron hablando por el camino.

-Ya verás, te va a gustar, es un garito nuevo que abrieron la semana pasada, junto con la entrada van dos copas gratis y el resto hay que pagar, dicen que tiene muy buen ambiente…

-Yo con una copa voy más que sobrada, la verdad…

-Huy, mírala ella, que recatada… ni que fueras una monja…-murmuró Lyra, divertida.

-Muy graciosa… no soy muy de beber, eso es todo.

Finalmente llegaron al sitio, justo al lado de la plaza, y vieron una considerable cola extendiéndose en dirección hacia esta.

-Madre mía, menuda cola…

-Que va, no te preocupes, los que tenemos invitación pasamos directamente… vamos-indicó Lyra.

La unicornio turquesa enseñó las invitaciones al segurata de la entrada y éste las dejó pasar directamente; nada más entrar, dos ponis del personal las pusieron unas pequeñas pulseras en sus cuernos para poder volver a entrar en el caso de que salieran por lo que fuera y, tras eso, pasaron el vestíbulo para entrar en el salón principal.

El sitio era bastante amplio y estaba muy iluminado, con luces de colores por todos lados y música de ambiente que variaba constantemente, desde melodías suaves hasta otras muy fuertes y cañeras. Había un piso superior reservado para la clientela VIP, Lyra aprovechó para hacer un chiste.

-Mira Twi, si quieres puedes colarte allí arriba, con que te presentes ya vale…

-Muy graciosa, nunca me aprovecharía de mi título así, no es plan…

-Oh, venga ya, qué aburrida, eres una princesa, si quisieras podrías hacer lo que te diera la gana…

-Pero que sea una princesa eso no significa que por ello pueda hacer lo que me diera la gana…

-Sí, vale, lo que tú digas… ¡eh, mira, ahí están tus amigas!-observó la unicornio turquesa en ese momento.

Un poco más al fondo pudo distinguir la esponjosa crin rosada de Pinkie Pie junto con todas las demás; la poni rosada se mostraba especialmente emocionada, mientras que Fluttershy era la menos entusiasmada por estar allí.

-Hola chicas…

-¡Anda, hola Twilight, qué sorpresa! ¿Qué haces aquí?-inquirió Pinkie.

-He venido con Lyra, me ha invitado…

-¡Oh, qué bien ya estamos todas, podemos empezar!

-Desde luego… Twilight, me voy a por las copas ¿me ayudas a llevarlas?-la pidió Rarity en ese momento.

-Ah, claro…

Ambas ponis se acercaron hasta la barra, que estaba bastante llena de gente, teniendo que esperar un rato para poder avanzar.

-Y dime querida ¿qué tal te va todo?-inquirió la unicornio blanca en un momento dado.

-Oh, pues bien, no me quejo, sigo con las clases de protocolo y etiqueta…

-Ya pronto podrás juntarte con la crème de la crème de Canterlot…-murmuró Rarity, divertida.

-Y, bueno, ahora que lo comentas, para este viernes voy a ir a una ceremonia de inauguración en Manehattan, y me preguntaba sí…

En ese momento se hizo un hueco entre los ponis y Rarity aprovechó para colarse, cortando momentáneamente a Twilight; una vez a su lado de nuevo, la alicornio lavanda quiso retomar la conversación, pero en ese justo momento, el camarero apareció.

-¿Qué van a tomar?

-Seis sangrías, por favor-pidió Rarity.

Mientras esperaban, Twilight miró por un momento a su alrededor buscando a Lyra, sin encontrarla.

-¿Dónde se ha metido esta poni?-se preguntó Twilight, extrañada.

-¿Qué querías decirme antes, querida?-inquirió Rarity en ese momento.

-Ah, sí, pues que para este viernes voy a asistir a una inauguración, y ha pensado que igual querrías…

Sin embargo, fue interrumpida una vez más por el camarero, el cual reapareció con las seis copas; Rarity le entregó las entradas como pago y Twilight le dio su invitación, el poni los rasgó un poco una sola vez y se los devolvió. Inmediatamente después, la unicornio blanca cogió tres copas y Twilight cogió otras tres, llevándolas con las demás y repartiéndolas. Twilight se quedó con la suya y la dio un sorbo, estaba bastante sabrosa, y además la habían añadido canela, por lo que el sabor mejoraba aún más.

Twilight quiso volver a retomar la conversación con Rarity, la cual parecía haberse olvidado, pero delante de todas las demás no quería tocar al tema y decidió esperar un poco. Estuvieron hablando un rato apartadas de la pista, mientras se bebían las copas; al poco rato, Lyra reapareció.

-Ah, aquí estás ¿dónde te metías?-inquirió Twilight al verla.

-Estaba saludando a unas amigas que he visto al fondo… ¿Qué bebes?

-Sangría ¿quieres una?

-¿Sangría? Por favor, Twi, que blanda eres, a mí dame algo más sustancial… me voy a por una sidra ¿me acompañas?-la pidió ella.

-Claro… chicas, me voy un momento con Lyra, ahora vuelvo…

De vuelta a la barra, esta vez tuvieron que esperar un poco menos y Lyra pidió su copa; mientras esperaban, la unicornio turquesa la comentó a Twilight.

-Hey, Twilight, ¿ves a esos de ahí, en el centro de la pista? No han parado de mirarte desde que entramos aquí…

La alicornio lavanda miró disimuladamente y vio a un grupito de sementales de su edad, los cuales la lanzaban miraditas fugaces e indiscriminadas.

-Son guapos ¿eh?-inquirió Lyra, esbozando una sonrisita pícara.

-Creo que sólo me miran porque soy una princesa…-murmuró la alicornio, tratando de escurrir el bulto.

-¿Y eso que tiene que ver? venga, ve a bailar con alguno…

-¿¡Qué?! ¡Pero si ni siquiera les conozco!

-¿Y eso que tiene que ver? venga, voy contigo, así te ayudo un poco.

Nada más decir eso, Lyra se bebió su sidra de un solo trago y arrastró consigo a Twilight, la cual apenas pudo hacer nada por librarse de su amiga y sus celestinas intenciones. Antes de que pudiera darse cuenta, se encontró delante de uno de esos sementales que antes vio, era un poni de colores cálidos, crin amarronada y ojos de color canela; su marca de belleza consistía en un parasol y unos prismáticos.

-Princesa ¿me haría el honor de aceptar un baile con este humilde poni?-inquirió en ese momento el poni, con voz melosa.

Twilight se puso inmediatamente muy nerviosa, sin poder evitar sonrojarse más de la cuenta; físicamente el poni era guapo, y su mirada era profunda. Por un momento miró a su lado y vio a Lyra juntándose con otro de esos sementales, bailando con él y poniéndole ojitos tiernos. Sintiéndose atrapada, y sin apenas salidas, murmuró entrecortadamente.

-Eh… sí, supongo…

Nunca se había considerado una poni bailarina, pero en ese momento se dejó llevar por el semental, el cual la dirigió en todo momento; por decir algo, murmuró.

-No sé tu nombre…

-Keeper Safe, alteza…

-No hace falta que seas tan formal…

-Está bien… Twilight…-murmuró Safe, acercándose un poco más a ella.

De alguna manera supo que tenía que saber su nombre a la fuerza, por lo que no se molestó en preguntarle cómo lo sabía; por seguir hablando con él, inquirió.

-¿A qué te dedicas?

-Soy socorrista en piscinas, lagos y playas… ahora estoy de receso, pero este verano trabajaré en las playas al sur de Fillydelphia.

-Ah, suena interesante…

-Lo es, me gusta mucho nadar y ayudar a la gente…

Twilight trataba de mantener las distancias, pero Safe se acercaba cada vez más a ella; miró a un lado buscando a Lyra y se la encontró bailando un pegado junto al otro poni, mientras le besaba con fuerza, sorprendiéndola gratamente. Trató de ignorarla, pero el poni socorrista apenas la daba espacio, sintiéndose cada vez más nerviosa y más atrapada.

-¿Y tú? ¿Cómo es la vida de una princesa?

-Oh, bueno, ahora mismo estoy aprendiendo…

-Debe ser todo lujo y confort…

-La verdad es que prefiero una vida más sencilla y humilde… después de todo, aunque ahora sea una princesa, sigo siendo yo misma…-contestó ella, algo molesta.

-Vaya, eso es muy modesto por tu parte…

-Siempre me he considerado una poni modesta…

-Mira, yo también…

Con cada palabra que él decía, más la mostraba su verdadera cara, y eso la molestaba cada vez más, además de ponerla más nerviosa que antes. Miró a su alrededor, buscando una salida o un escape, y en ese momento vio a sus amigas al otro lado de la pista.






Las demás habían terminado sus copas y se acercaron a la pista para bailar un poco.

-¿Alguien ha visto a Twilight?-inquirió en ese momento Applejack.

-Fue a acompañar a Lyra a la barra…-recordó Rarity.

-¡Y desde entonces no la he vuelto a ver!-exclamó Pinkie.

-¿Dónde se habrá metido?-se preguntó Rainbow en voz alta.

-Ehm… chicas, me parece que está ahí…-murmuró Fluttershy a media voz, y señalando hacia la pista.

Todas las demás miraron hacia donde la pegaso señalaba y se quedaron a cuadros al ver a su amiga pegada a un muy guapo semental, bailando con él y cada vez más cerca el uno del otro; Rainbow soltó una risotada.

-¡Ja, que bueno, mirad a esa cabeza de huevo como mete ficha! ¡No pierde el tiempo!

-Oh, cielos…-murmuró Fluttershy, roja como un tomate.

-Caramba, querida, anonadada me dejas…-soltó Rarity, algo recelosa.

-¡Vaya con la princesa!-rio Pinkie, divertida.

-Mirad eso, nuestra Twilight se ha hecho mayor…-observó Applejack, esbozando una sonrisita.






Por su parte, Twilight se encontraba más nerviosa que nunca, sentía como si estuviera encerrada en una trampa para ratones de la que se sentía incapaz de salir, y la mirada de Keeper Safe la cautivaba y la aterraba al mismo tiempo.

-¿Sabes? Creo que no podemos pedir mejor momento…-comentó entonces él.

Twilight quiso decir algo, pero sintió como si se la hubiese pegado la lengua al paladar; fue entonces cuando vio que el semental se inclinó sobre ella para besarla. La alicornio lavanda se quedó paralizada, sin saber bien qué hacer y muerta de miedo; por un momento pensó en aceptar el gesto y dejarse llevar, para experimentar por sí misma cómo se sentía un beso. Y, por unos breves momentos, le dejó hacer. Pero en cuanto notó su aliento sobre sus labios no pudo más y estalló.

-¡No!

Le apartó entonces de un golpe y el semental se cayó sobre sus ancas, anonadado por lo que acababa de pasar. Los dos se miraron por un momento y, sin decir nada más, Twilight echó a correr hacia la salida.

Lyra fue la primera en verlo todo, y en cuanto vio que su amiga se marchaba, decidió dar carpetazo al semental con el que se encontraba, dejándole de besar de seguido.

-Oye, eres un buen poni, muy guapo y besas bien, pero que quieres que te diga, no eres mi tipo, y además, tengo novia.

-¿¡Qué?!-masculló el poni, alucinado.

-Bueno, adiós, que te vaya bien en la vida…

Y tras esa rápida despedida, echó a correr tras Twilight; de camino, se encontró con Pinkie y compañía, que también corrían hacia la salida.

-¿Lo habéis visto vosotras también?

-¡Sí! ¿Qué demonios ha pasado?

-No lo sé, vamos, tenemos que encontrarla.

Salieron del garito y miraron a su alrededor buscando a una alicornio lavanda; Rainbow alzó el vuelo y la vio corriendo hacia un callejón.

-¡Por allí!

Las demás siguieron a Rainbow hasta el callejón, donde se encontraron a su amiga temblando como un flan y lloriqueando por lo bajo; Lyra se acercó a ella y la habló.

-Eh, Twilight ¿Qué ha pasado? ¿Por qué has salido corriendo?

-Sí, parecía que ya lo tenías hecho… ¿no te gustaba el semental acaso?-inquirió Pinkie.

-Pinkie…-le espetaron las demás.

Twilight tardó un poco en calmarse, en cuanto estuvo un poco mejor habló.

-Oye, mira Lyra, gracias por invitarme, pero no hace falta que lo vuelvas a hacer…

-¿Qué? Pero Twilight…

-No, Lyra, simplemente no ¿vale?

-Pero si no me explicas…

-¡Te he dicho que no!-exclamó ella, apartándola de golpe.

La unicornio turquesa se quedó en el sitio, visiblemente dolida y sin habla; sin previo aviso, Twilight echó a correr otra vez y las demás la siguieron, pero Rarity habló con ella por un momento.

-No se lo tomes en cuenta, déjanoslo a nosotras ¿vale?

Lyra tan solo asintió con la cabeza y las observó irse, quedándose allí mirando a la nada; en cuanto vio que se había quedado sola se levantó y echó a andar pesadamente, con las orejas gachas y un triste semblante en su cara.






Las demás siguieron a Twilight hasta que se detuvo en otro callejón; en cuanto la alicornio lavanda vio que estaba sola con sus amigas, se dio el lujo de echarse a llorar. Todas las demás fueron a consolarla de inmediato, arropándola entre todas para que se sintiera mejor y se calmara antes. En cuanto pareció estar más tranquila, Rarity fue la primera en hablar.

-¿Mejor, querida?

-Sí…-masculló la princesa, secándose las lágrimas.

-Vale, a ver ¿qué ha pasado? ¿Te dijo algo ese semental acaso?

-Si te incomodó o algo parecido dímelo y yo ajustaré las cuentas con ese mamarracho-aseguró Rainbow, molesta por momentos y chocando sus cascos.

-¡Sí, eso, una cosa es divertirse y otra muy distinta es importunar divirtiéndose!-señaló Pinkie.

-Sabes que te escucharemos y apoyaremos…-comentó Fluttershy.

-Siempre estaremos ahí, dulzura, ya lo sabes…-añadió Applejack.

Ante todos sus comentarios, Twilight esbozó una gran sonrisa, lo que dejó algo más tranquilas a las demás; tras eso, la alicornio lavanda pasó a explicarse.

-Veréis, es que… no me sentía cómoda, yo…

-¿Por qué?-inquirió Rarity.

-¿No te gustan los sementales?-preguntó Rainbow, con delicadeza.

-No… quiero decir, sí, o sea… no sé, es que… yo…

-A ver, tranquila querida, con calma, no tienes por qué decirlo si no quieres…

-No, no es eso, si él era guapo, es que… yo… ah, creeréis que soy una tonta…-masculló Twilight, algo azorada.

-Nada de eso, dulzura, cuéntanos …-la animó Applejack.

La alicornio lavanda las miró por un momento, viendo que todas la miraban dispuestas a escucharla y comprenderla; finalmente se armó de valor y lo dijo.

-Es que… tenía miedo.

Ante esa confesión, las demás se miraron entre sí algo extrañadas por el comentario; Rarity y Rainbow se miraron ceñudas, con aire pensativo, mientras que Pinkie se pronunció.

-¿Miedo? ¿Y por qué tendrías miedo?

-Porque… veréis, yo nunca antes he tenido novio, y… no sé cómo manejar estas situaciones, y yo sólo le veía interesado por lo que era, y no por mí, y entonces…

-Entiendo lo que dices-anuncio entonces una suave voz.

Todos miraron por un momento a Fluttershy, la cual quiso por un momento esconderse tras su propia sombra; pero, como Twilight, se armó de valor y habló.

-Yo tampoco he tenido nunca novio… ya sabéis como soy, mi forma de ser casi nunca me deja relacionarme con los sementales que me gustan, y me asusto enseguida por cualquier cosa. Yo también he sentido muchas veces esa sensación de terror, de no saber lo que hacer, y muchas veces me quedaba quieta como una tonta delante de ellos, sin ni siquiera saber qué decirles. Por eso mismo también me daban de lado…

Ante esa explicación, tanto Rainbow como Rarity comprendieron todo un poco mejor y la poni modista habló.

-Vale, ya veo lo que pasa, las dos estáis sexualmente reprimidas… Fluttershy debido a su timidez, y Twilight…

-Por mi etapa asocial. Me centré sólo en mí misma y en mis estudios y no me preocupé en salir y conocer a más gente… siempre lo sospeché, porque había leído al respecto, pero nunca me atreví a reconocerlo, ni siquiera a mí misma. Ahora es cuando más me doy cuenta.

Tras esa última confesión dejó escapar unas pocas lágrimas y lloró en silencio, Fluttershy también. Todas las demás arroparon a ambas ponis y las animaron sin ni siquiera tener que decírselo. De alguna manera, comprendieron su dolor y lo compartieron entre todas, ayudándolas a sentirse un poco mejor.

-Gracias, chicas… sois las mejores amigas que una poni puede tener-murmuró Twilight, sonriendo.

-Eso ya lo sabes…

Finalmente acordaron que, entre todas, ayudarían tanto a Twilight como a Fluttershy a superar sus represiones soltándose poco a poco, y no de golpe, como había pasado esa misma noche.

Una vez que estuvo todo bien, decidieron cerrar la noche por hoy y todas se fueron de vuelta a sus casas, Pinkie acompañó a Fluttershy hasta su cabaña en las afueras del pueblo, y Rarity hizo lo propio con Twilight.

-No hacía falta que me acompañaras, Rarity…

-Ah, tonterías querida, siempre viene bien algo de compañía… además, comprendo cómo te sientes, yo siempre he sido muy abierta en cuanto a relaciones se refiere y nunca he tenido problemas, pero puedo entender lo que estás pasando, debe de ser terrible no poder expresarte como tú quieres en el momento oportuno…

-Sí, es verdad, es por eso que reaccioné tan mal ante él… además, era un imbécil, sólo quería estar conmigo por mi título… eso también me hizo echarme atrás-añadió ella.

-Bah, pasa de esos, tú te mereces a un buen semental que te quiera por cómo eres y no por lo que eres…

Ante eso, Twilight sonrió y abrazó con fuerza a su amiga, en un gesto de cariño y agradecimiento.

-Gracias, Rarity, de verdad…

-Ah, no es nada, querida…

Las dos rompieron el abrazo y, justo en ese momento, Twilight recordó la inauguración y aprovechó que estaban solas para comentárselo una vez más.

-Ah, por cierto, que casi se me olvida, lo de la inauguración…

-¿Inauguración? Espera, sí, me acuerdo que me dijiste algo así antes y te corté ¿qué era lo que querías decirme?-inquirió la poni modista, curiosa.

-Pues eso, que este viernes inauguro un nuevo pabellón deportivo en Manehattan y puedo llevar a alguien más conmigo, me preguntaba si querrías venir…

Ante eso, Rarity se quedó casi sin habla por un momento hasta que habló.

-Espera ¿Manehattan?

-Sí, es mi primera práctica como princesa, se lo pedí expresamente a Celestia, y me la dio a mí…

-¡Oh, pero eso es fabuloso! ¡Manehattan, siempre he querido ir, el glamour de esa ciudad rivaliza con el de Canterlot, la gran manzana, la ciudad que nunca duerme! ¡Oh, gracias querida, me encantaría ir contigo!

-En ese caso no se hable más, te vienes conmigo.

-¡Sí, perfecto!

Rarity se lo agradeció como unas diez veces más hasta que no pudo seguir haciéndolo más; finalmente las dos se despidieron y Twilight entró en casa, sintiéndose más cansada que nunca. Sin hacer nada más, y anotándose mentalmente el mandarle la carta mañana a Celestia para avisarla, se dejó caer en la cama, durmiéndose casi al instante.






Lyra volvió a casa enseguida, sorprendiendo a Bon Bon, la cual no la esperaba tan pronto.

-¿Ya estás de vuelta? ¿Cómo así?

Vio entonces nada más entrar la cara que llevaba y se preocupó enseguida por ella, preguntándola.

-Hey, ¿Qué te pasa cielo, a qué viene esa cara?

La unicornio turquesa la explicó todo lo que había pasado, omitiendo los otros detalles; una vez enterada, Bon Bon se pronunció.

-Bueno, sus razones tendría… y si dices que estaba tan nerviosa, lo más probable es que ese empujón fuera por los nervios…

-Ya, si lo sé, pero aun así… no puedo evitar pensar que todo lo que ha pasado ha sido por mi culpa…-masculló Lyra, con la preocupación grabada en su cara.

Ante eso, Bon Bon tan solo sonrió y se dirigió a ella.

-Eh, te conozco bien y sé que siempre haces las cosas con buena intención… en este caso, las cosas no han salido del todo bien, pero eso no significa que Twilight te vaya a dar de lado. Vamos, alegra esa cara, no me gusta verte tan triste…

Lyra esbozó una divertida sonrisa y Bon Bon se deleitó en ella.

-Así está mejor…

A continuación, se inclinó sobre ella y posó sus labios sobre los suyos, besándola suavemente; poco a poco, dejaron pasar a la pasión, tumbándose en el sofá y dejándose llevar. Pero en un momento dado, Bon Bon se despegó de ella e inquirió.

-¿Segura que no hiciste nada más?

-No, tan solo tomar un copa y bailar…

-¿Sólo? No sé yo, aquí hay algo raro…

La poni de tierra la volvió a besar y se pronunció de nuevo.

-A ti te gusta la sidra, pero normalmente no sueles beber licor de uvas… ¿Lyra?

Ante esa tesitura, y visiblemente asombrada, murmuró.

-Bueno, sí, vale, fui con ella para animarla y me lie con un tío… pero fue muy pasajero…

Aun a pesar de esa confesión, Bon Bon negó con la cabeza y murmuró.

-Eres incorregible…

Tras eso se tiró de nuevo sobre ella y la besó con fiereza; en un momento dado se despegó de ella y añadió.

-Ya te he dicho que tú solo tocas para mí… y no me gusta compartir mis dulces melodías con nadie más…

-Entendido… ¿hacemos un poco de música entonces?-sugirió Lyra, sonriendo pícaramente.

-Por favor… y en sí sostenido-añadió Bon Bon.

A eso, Lyra soltó una carcajada para luego volver al meollo del asunto. Afuera, el resto de Ponyville dormía.

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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor horwaith » 10 Ago 2014, 22:14

solo espero que no hagas lo que pienso (bonita firma la actual), o ¿si? Buena historia la que has puesto a Twilight en este capitulo, con sus conflictos personales para elegir a quien llevará y lo que ha sucedido en el baile; sigue haciendo tan buenos como hasta ahora, porque en este has conseguido darle una profundidad a todos bastante buena.
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Sg91 » 10 Ago 2014, 22:28

horwaith escribió en 10 Ago 2014, 22:14:solo espero que no hagas lo que pienso (bonita firma la actual), o ¿si? Buena historia la que has puesto a Twilight en este capitulo, con sus conflictos personales para elegir a quien llevará y lo que ha sucedido en el baile; sigue haciendo tan buenos como hasta ahora, porque en este has conseguido darle una profundidad a todos bastante buena.


No pienso hacer nada raro, aunque... ¿en qué piensas? :D

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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor horwaith » 10 Ago 2014, 22:46

Sg91 escribió en 10 Ago 2014, 22:28:
horwaith escribió en 10 Ago 2014, 22:14:solo espero que no hagas lo que pienso (bonita firma la actual), o ¿si? Buena historia la que has puesto a Twilight en este capitulo, con sus conflictos personales para elegir a quien llevará y lo que ha sucedido en el baile; sigue haciendo tan buenos como hasta ahora, porque en este has conseguido darle una profundidad a todos bastante buena.


No pienso hacer nada raro, aunque... ¿en qué piensas? :D

ya te he dicho que bonita firma xD
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor EdoNova » 20 Ago 2014, 22:43

Vale, ya me he puesto al día con este fanfic, lo adoro, especialmente todas las escenas que implican a Luna y a Frank, j*der, simplemente son hermosas y enternecedoras, en más de una ocasión se me ha partido el alma en sus escenas, ver a Luna tan maternal, tan dócil, tan tierna... simplemente es increíble
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Sg91 » 21 Ago 2014, 10:45

EdoNova escribió en 20 Ago 2014, 22:43:Vale, ya me he puesto al día con este fanfic, lo adoro, especialmente todas las escenas que implican a Luna y a Frank, j*d*r, simplemente son hermosas y enternecedoras, en más de una ocasión se me ha partido el alma en sus escenas, ver a Luna tan maternal, tan dócil, tan tierna... simplemente es increíble


Me alegro de que te guste... :) ¿por dónde vas? :D

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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor EdoNova » 21 Ago 2014, 10:47

Sg91 escribió en 21 Ago 2014, 10:45:
EdoNova escribió en 20 Ago 2014, 22:43:Vale, ya me he puesto al día con este fanfic, lo adoro, especialmente todas las escenas que implican a Luna y a Frank, j*d*r, simplemente son hermosas y enternecedoras, en más de una ocasión se me ha partido el alma en sus escenas, ver a Luna tan maternal, tan dócil, tan tierna... simplemente es increíble


Me alegro de que te guste... :) ¿por dónde vas? :D


Creo que te he dicho que me he puesto al día, me los he leído todos esta semana
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Sg91 » 21 Ago 2014, 11:00

EdoNova escribió en 21 Ago 2014, 10:47:
Sg91 escribió en 21 Ago 2014, 10:45:
EdoNova escribió en 20 Ago 2014, 22:43:Vale, ya me he puesto al día con este fanfic, lo adoro, especialmente todas las escenas que implican a Luna y a Frank, j*d*r, simplemente son hermosas y enternecedoras, en más de una ocasión se me ha partido el alma en sus escenas, ver a Luna tan maternal, tan dócil, tan tierna... simplemente es increíble


Me alegro de que te guste... :) ¿por dónde vas? :D


Creo que te he dicho que me he puesto al día, me los he leído todos esta semana


Ah, vale, vale

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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor EdoNova » 21 Ago 2014, 11:02

Sg91 escribió en 21 Ago 2014, 11:00:
Ah, vale, vale


:) No sé si terminaste la saga que estaba escribiendo, pero ya está terminada
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Sg91 » 21 Ago 2014, 14:58

Capítulo 21

La ciudad que nunca duerme


-¡Vamos Twilight, que el tren espera!-oyó a Spike llamándola desde afuera.

-¡Ya voy Spike! ¡Sólo una vez más!

-¡Querida, ya es la tercera vez que lo revisas todo, dudo mucho que te estés dejando nada!

Lo más probable era que así fuera, pero casi desde que se levantó, a Twilight la invadía una extraña sensación nerviosa; quizás porque se encaminaba a su primera práctica como princesa. Se iban esa misma mañana en tren y había un largo viaje por delante, de casi cinco horas; por ello, se habían tenido que levantar a las siete de la mañana y ya casi era la hora de salida. Por lo que dejó de dar más vueltas y salió de la biblioteca, cerrando tras de sí la puerta y girando la llave con su magia.

-Aleluya…-masculló Spike.

-Sí, sí, ya estoy, vámonos…

La princesa Celestia había hecho que prepararan un tren privado para ella y sus acompañantes, para salir de Ponyville a eso de las siete y media y llegar a Manehattan a mediodía. Un pelotón de cuatro guardias solares había venido a recogerles y llevarles hasta el tren, uno de sus integrantes se dirigió hacia ella.

-Alteza, el tren espera en la estación…

-Muy bien, vamos para allá… ¿Cuántos sois en total? Celestia me dijo que me cedía un destacamento entero, no creo que sea para tanto…

-Somos diez en total, nos acompaña el sub capitán Skipper, alteza, esperan en el tren.

-Hala, qué barbaridad, sólo es una inauguración, no un recibimiento diplomático…-murmuró ella, algo azorada.

-La seguridad es la seguridad, alteza. Además, desde que sufrimos el ataque changeling se ha estado incrementado la seguridad de todos los actos reales desde entonces, no podemos arriesgarnos a que nos ataquen de nuevo. Además, a nosotros nos han estado entrenando mucho más duro desde entonces…-explicó el guardia.

-Visto así tiene sentido… aunque lo sigo viendo exagerado.

El paseo hasta la estación duró más bien poco y llegaron enseguida allí, donde el tren esperaba; éste llevaba un convoy reducido, con sólo cuatro vagones, como la última vez. Aunque esta vez, la decoración temática llevaba sus colores y no los de Luna.

Pero lo que más destacaba en el andén era la presencia de todas sus demás amigas, que habían venido a despedirles.

-¡Buen viaje a los tres!-se despidió Applejack.

-Pasáoslo bien…-les dijo Fluttershy.

-¡Haced que tiemble la ciudad!-exclamó Rainbow.

-¡Y haced fotos! ¡Muchas, muchas fotos para poder ver!-añadió Pinkie.

Se despidieron de todas ellas una por una antes de abordar el tren; una vez dentro, tanto ella como Rarity y Spike se pusieron cómodos en el vagón salón; la poni modista admiró el lujo que éste rezumaba por todos los costados.

-Oh, es fabuloso, digno de una princesa…

-Ah, no es para tanto…

-Qué modesta eres, querida… si yo fuera tú, alardearía siempre que pudiera…

Twilight rodó los ojos y no dijo nada más, tumbándose en uno de los alargados sofás y poniéndose cómoda; en ese momento la puerta de acceso lateral se abrió y apareció en el vagón el sub capitán Skipper, el cual se cuadró ante Twilight y se presentó.

-El sub capitán Cloud Skipper se presenta a su servicio, alteza.

-Gracias, descanse sub capitán-le dijo ella, aplicando el protocolo.

-Si necesita algo, lo que sea, no dude en pedírmelo.

-Así lo haré, puede retirarse.

Skipper se cuadró una vez más ante Twilight y se fue de allí; una vez solos, Spike opino.

-Qué tipo más estirado ¿no?

-Es el hombre de más confianza de Celestia después de mi hermano…

-Y el mismo que realizó el golpe ¿verdad? él y esa bat poni de la guardia lunar…-recordó Rarity.

-Sí, Midnight Blossom, llegué a conocerla mucho antes cuando fuimos a Hollow Shades… -comentó Twilight.

-Oh, sí, ya recuerdo, las columnas de cotilleos de las revistas de Canterlot comentan que esos dos están saliendo… curiosa combinación ¿verdad?

-Hombre, no se ven muy a menudo a ponis diurnos y bat ponis siendo pareja, eso desde luego…

Al poco rato de abordar el tren, oyeron su silbato tronar y, justo después, se pusieron en movimiento, comenzando así el viaje. Se asomaron por una ventana y vieron a sus amigas agitando sus cascos, ellos hicieron lo mismo para despedirse; por su parte, Pinkie echó a correr tras el tren llorando como una magdalena. En cuanto tomaron la primera curva, tanto la poni como el pueblo desaparecieron de la vista.

Como la última vez yendo en tren, éste tomó dirección norte, rodeando la montaña que alberga Canterlot, y dirigiéndose hacia el este; pero en cuanto llegaron al cruce que llevaba hacia Hollow Shades, el tren continuó todo recto, bordeando el denso bosque que lo acogía y entrando en un largo túnel que atravesaba todo Foal Mountain.

Tras salir del túnel, el viaje continuó por terrenos menos elevados y más llanos, rodeados de una vegetación más húmeda, pudiendo notar como se acercaban cada vez más a la costa. Por el camino vieron pequeños núcleos dispersos de población como granjas, comunas o haciendas; extensos campos de trigo, avena y cebada se extendían más allá donde alcanzaba la vista, así como muchos más de girasoles, tulipanes o lilas.

A eso de las once llegaron a vislumbrar por primera vez las aguas del océano Imperecedero, uno de los más grandes y extensos a ese lado del mundo conocido; con unas aguas frías y una fauna de lo más variada, el océano Imperecedero tenía fama de ser feroz y cruel, con fuertes tormentas y galernas sobre todo en verano e invierno, y con mareas más tranquilas en primavera y otoño. El tren se acercó un poco más hasta la costa y luego la bordeó dirigiéndose hacia el sur. Una hora después, pudieron ver el skyline de Manehattan recortándose en la distancia.

-Ah, mirad, ya estamos llegando…-observó Twilight.

-Y casi, casi a la hora prevista… menuda precisión-murmuró Spike impresionado, mirando el reloj del vagón.

-Oh, qué emoción, ya puedo sentir desde aquí todo el encanto y glamour que desprende una ciudad como Manehattan… estoy ansiosa por explorarla de arriba abajo…-masculló Rarity, muerta de la emoción.

-Lo malo es que no estaremos más de un día, no sé si te daría tiempo a verlo todo… y he oído que hay mucho que ver en una ciudad como Manehattan…-comentó en ese momento Twilight, preocupada.

-Oh, no te apures, querida, me he hecho un horario súper detallado y preciso para que me dé tiempo a ver todo lo que yo quiero ver, incluyendo la inauguración y la posterior recepción. Me puedo llevar a Spike conmigo si necesitas tiempo para ti-añadió la poni modista.

-Gracias Rarity, puede que se aburra si está mucho tiempo quieto…

-Eh, oye, yo no soy tan inquieto… además, puedo ayudarte…-añadió el dragón.

-Lo sé Spike, pero puede que esté ocupada durante toda la mañana, mejor vete con Rarity y haced turismo juntos…-le sugirió ella.

-Oh, bueno, está bien…

-Ya verás lo bien que lo vamos a pasar Spikey wikey y yo…-aseguró Rarity abrazando al dragón, el cual no pudo evitar que se le subieran los colores.

En cuanto se acercaron a la ciudad, el tren enfiló el puente de Manehattan que cruzaba el ancho río Hoofson hasta la Terminal Central, la estación de tren principal de la ciudad; Twilight se preparó para entrar en la ciudad, poniéndose su corona, el collarín y sus demás engalanes reales. Una vez que el tren se detuvo, cuatro guardias entraron en el vagón salón y precedieron tanto a Twilight como a los demás antes de que salieran. En el andén había todo un comité de bienvenida esperándoles, una poni de pelaje blanco, crin y cola negra, con gafas de montura de igual color y vestida de ejecutiva, se adelantó para hablar con Twilight.

-Alteza, sea bienvenida a Manehattan; soy Second Order, la teniente de alcalde de la ciudad.

-Gracias, muchas gracias, me alegro mucho de estar aquí para oficiar la ceremonia.

-El alcalde Hoofberg la está esperando en el pabellón para enseñárselo, pero antes les llevaremos a su hotel.

En la calle había una serie de carrozas esperándolas; Twilight, Rarity y Spike abordaron la primera, la segunda la utilizaron para llevar el equipaje y la tercera la usaron los guardias solares. Second Order fue con ellos en la primera, una alargada carroza tirada por dos sementales. A una señal suya se pusieron en movimiento hacia el hotel, atravesando las calles de la bulliciosa ciudad; Rarity no se perdía ni un solo detalle, admirando los altos edificios construidos en piedra y de todos los colores y tamaños.

-A Manehattan siempre se la ha considerado una ciudad adelantada a su tiempo, innovadora y muy diferente del resto de ciudades de Ecuestria-comentó Second Order en un momento dado.

-Oh, ya lo creo que sí… ni siquiera Canterlot se la compara, es mucho más clásico, pero no tiene nada que ver…-asintió Rarity.

-Si de algo nos sentimos orgullosos los manehatianos es de nuestra querida ciudad… y la gran diversidad que hay aquí también es una de las mayores señas de identidad de esta metrópolis-añadió la teniente de alcalde.

-¿A qué hotel vamos?-inquirió en ese momento Spike.

-A uno de los más lujosos de toda la ciudad, al Palace. Está en frente de la catedral.

Desde donde estaban el viaje no fue muy largo y llegaron enseguida al citado hotel; era bastante bajito en comparación con otros edificios de la ciudad, pero era muy parecido a un palacete, por lo que su nombre era de lo más acertado. Su estructura era muy similar a la de una U ensanchada, y la fachada destacaba enseguida por estar altamente recargada en cuanto a decoración se refiere, con un estilo neogótico que le encajaba a la perfección. El interior era casi tan lujoso como el palacio de Canterlot, incluso aún más, siendo particularmente incisivo en los detalles. Un botones se encargó de llevar el equipaje hasta su suite, y los guardias solares peinaron el perímetro para asegurarlo. El sub capitán Skipper acompañó a Twilight y sus demás acompañantes en el ascensor, cabiendo casi de milagro, Second Order incluida.

Su suite estaba en el último piso, y era la más lujosa de todo el hotel; tenía un total de tres habitaciones en un solo espacio, baño comunal con jacuzzi, salón de estar, mini bar con barra incluida y una espaciosa terraza con vistas a esa parte de la ciudad. La boca de Rarity se pasó abierta la mayor parte del tiempo, y Spike se quedó embelesado al ver que el jacuzzi estaba rematado con joyas en la parte superior del mismo.

-La dejo que se asiente un rato, alteza, la espero abajo en el bar-la comentó Order antes de retirarse.

-Bien, enseguida bajo.

Una vez solos, Twilight se dirigió a los demás.

-¿Y bien? ¿Qué os parece?

-Es perfecto…-masculló Rarity, sin poder salir de su asombro.

-Es precioso…-hizo lo propio Spike, sin poder apartar la vista de las gemas del jacuzzi.

-Sí, es bonito, aunque un poco exagerado ¿no creéis?

-¿¡Bromeas, querida?! Es una suite digna de una princesa como tú, han sabido cómo captar tu realeza en un solo espacio…

-Ah, no es para tanto… pero bueno, yo ahora me voy a ver con el alcalde, la ceremonia es a las seis de la tarde, supongo que comeré con las altas esferas y estaré ocupada durante el resto de la mañana, así que id a divertiros mientras tanto ¿vale? Os espero a las seis frente al Trotidson Square Garden-organizó Twilight rápidamente.

-Muy bien, querida, allí estaremos.

-Vale, divertíos.

Tras eso, Twilight se retiró y bajó al bar en compañía de su escolta; Rarity y Spike se quedaron un rato más en la suite, deshaciendo un poco el equipaje. Una vez que estuvieron del todo asentados, Rarity comenzó a organizarse.

-Muy bien, tenemos hasta las seis, así que hay tiempo de sobra para visitar lo más destacado… ahora mismo son las doce y media, hasta la hora de comer nos da tiempo a visitar el parque central, la plaza temporal, el teatro de Briddleway está de camino y puede que dé tiempo también a dar un paseo por el puente de Manehattan…

-Ajá… ¿dónde vamos a comer?-inquirió Spike.

-Oh, aquí mismo, me gustaría probar el menú del restaurante, y teniendo en cuenta lo lujoso que es este hotel, estoy segura que la comida será deliciosa…

-En ese caso no perdamos más tiempo y pongámonos en marcha…-sugirió el dragón.

-Cierto, Spike, no hay tiempo que perder… ¡Manehattan nos espera!-exclamó la poni modista.

Sin más premura, poni y dragón se pusieron en camino hacia su primer destino, el parque central; como no se encontraban muy lejos desde donde estaban, fueron andando contemplando la ciudad a ras de suelo. Justo enfrente, nada más salir del hotel, pudieron admirar de nuevo la fachada gótica de la catedral de la ciudad, con pináculos rematados con boliches y contrafuertes sosteniendo las paredes.

Lo que más destacaba de la ciudad era la cantidad de ponis que había andando por las calles, así como el fluido tráfico de carrozas rodando por los caminos empedrados, destacaban enseguida los famosos taxis amarillos. Vieron también pasar al tranvía por una ancha avenida, haciendo sonar su campana para hacerse ver y oír. Rarity se trajo consigo su cámara y estuvo todo el rato sacando fotos tanto de los edificios que los rodeaban como de cualquier otra cosa que la llamaba la atención; más de un vez tuvo que pedir a alguien que les sacara una foto a Spike y a ella con algo de fondo para resaltar.

-Se te va a acabar el carrete, Rarity…-comentó Spike.

-Oh, no te preocupes, Spike, tengo muchos más…-le tranquilizó ella, señalando a sus abultadas alforjas.

El parque central destacaba por ser el mayor espacio verde de toda la ciudad; era como un gran remanso de paz y tranquilidad justo en el medio de un atareada y bulliciosa metrópolis, un oasis en una jungla de piedra y caliza. Un enorme lago ocupaba gran parte del parque, junto con un palacete en lo alto de un risco que lo dominaba. Las extensas hectáreas que conformaban el parque siempre estaban llenas de ponis que se relajaban y pasaban el día tomando el sol, leyendo, jugando con sus mascotas, o de merendola con los amigos. En un lugar como ese Rarity se hartó de tomar fotos y llenó el carrete, teniendo que entrar en los baños públicos para cambiarlo sin que le diera demasiado la luz, para no velar las fotos.

La siguiente parada fue la plaza temporal, saliendo desde el acceso sur del parque y tomando la cuarta avenida todo recto pudieron llegar sin problemas. La plaza temporal estaba situada en el mismo centro de la ciudad, y estaba rodeada por parte de los edificios más altos; las calzadas se entrecruzaban justo en el centro y era un punto de reunión y referencia en toda la ciudad. Destacaba también por albergar en ella el teatro de Briddleway, el cual vieron desde el otro lado de la calle, y por ser el lugar donde más publicidad había en toda la ciudad, con carteles de todo tipo que anunciaban productos de lo más variados, desde la soda más famosa hasta las henoburguesas que tan de moda estaban últimamente. En este sitio Rarity gastó medio carrete y Spike degustó un perrito caliente con una zanahoria hervida y con kétchup y mostaza por encima.

El puente de Manehattan ofrecía unas magníficas vistas a la ciudad por el lado de la costa este, recortándose el skyline de la misma con el cielo azul; con calzada peatonal a ambos lados del puente, línea ferroviaria que discurría justo en el centro y un carril para las carrozas, el puente en su conjunto era todo un portento de la ingeniería y conectaba esa parte de la ciudad con el resto de Ecuestria. Las fotos desde allí eran las que mejor salían.

-¡Sonríe, Spike!-exclamó Rarity, poniéndose a su lado.

-¿Más? ¿Pero cuántos carretes te has traído?

-Oh, pues unos pocos…-murmuró la poni, guardándose una bolsa llena de ellos.

-¿¡Sólo unos pocos?! Pues menos mal…

-Oh, vamos Spike ¿Qué tiene de malo la fotografía? Cada vez que te haces una foto con alguien a quien quieres ¿no la guardas y atesoras?

Ante eso, las mejillas del dragón se encendieron sin remedio y éste balbuceó.

-Eh… sí, supongo que sí…

-En ese caso, la siguiente va para el álbum… ¡patata!

Se sacaron unas cuantas más antes de la hora de comer y, para llegar a tiempo, cogieron un taxi que les acercó hasta el hotel; un vez allí, se dirigieron directamente al comedor y pidieron una mesa para dos. La carta era variada y rezumaba lujo y alta cocina por los cuatro costados, Rarity se pidió el menú del día mientras que Spike prefirió algo más sencillo, pidiendo un buen surtido de gemas. En un momento dado, el dragón comentó.

-¿Cómo le irá a Twilight?

-Oh, en este momento debe de estar comiendo con el alcalde y su equipo… haciendo cosas de princesas, ya sabes.

-Sí… espero que no se aburra mucho…






El Trotidson Square Garden la sorprendió gratamente; tenía entendido que en una ciudad como lo era Manehattan les gustaba hacer las cosas a lo grande, y demonios, así era. Con un total de cuatro canchas para albergar partidos de deportes de todo tipo y hasta conciertos, todo el pabellón en su conjunto era gigante, con un total de setenta y seis mil metros cuadrados capaces de albergar poco más de ochenta y cuatro mil ponis en su interior. La cifra llegó incluso a marear a Twilight, tanto en sentido literal como figurado; por un lado se mostró muy impresionada, pero tampoco pudo evitar preocuparse debido a ese mismo detalle.

-¿No es esa una cifra muy elevada? ¿Qué pasaría si se llegara a llenar de ponis de una sola sentada?-inquirió ella, algo inquieta.

-El aforo máximo del pabellón no está fijado para llenarlo en su totalidad. Después de todo, ese no es el propósito, si quisiéramos podríamos llenarlo con la cuarta parte de la población de la ciudad, pero evidentemente no vamos a hacerlo-la explicó el arquitecto, un poni entrado en años y que peinaba canas.

-Lo sé, eso es indudable, pero piense por un momento en una situación, si no igual, parecida; si ocurriera algo, lo que fuera, toda esa gente querría salir del lugar y a la vez…-comentó Twilight, visiblemente preocupada.

-Ya veo por dónde van los tiros, princesa… pero no tema, en caso de evacuación esta todo pensado para evitar taponamientos y avalanchas, junto con sus protocolos y normas-añadió el arquitecto.

-Comprendo su preocupación, princesa, pero como ya le ha dicho el señor Angle, está todo pensado y calculado. Quisimos que el Trotidson Square Garden fuera tan útil y seguro como nosotros queríamos que fuera, y la puedo asegurar que se ha cumplido y con creces ese detalle en concreto-la aseguró el concejal de urbanismo.

La comida en un famoso restaurante cerca del pabellón estaba resultando mucho más entretenida de lo que en un principio Twilight pensó que sería; de alguna forma supo que tendría que lidiar con un montón de ponis importantes, y así fue, por lo que la situación era perfecta para practicar todo lo que Celestia la había enseñado hasta el momento.

Con ella se encontraban un montón de miembros del ayuntamiento, a su lado se había sentado el alcalde Hoofberg, al cual había conocido nada más llegar al pabellón; era un poni alto, delgado, de facciones rectas y de avanzada edad, de pelo ceniciento. Vestía con un pulcro traje negro con corbata roja, llevaba puesto un pin de la bandera de la ciudad y su marca de belleza consistía en un bastón de mando.

Frente a ella se encontraba sentado Angle Lens, el arquitecto del pabellón, un poni de edad aproximada a la del alcalde, de ancha frente, pelo ondulado y canoso y facciones rectas; su marca de belleza consistía en una escuadra y un escalímetro. A su lado se encontraba sentado Length Street, el concejal de urbanismo, un poni más joven, de crin oscura y ojos más claros; su marca de belleza consistía en un plano escalado. Justo al lado estaba Leisure Time la concejala de ocio, deportes y tiempo libre, una yegua de mediana edad de crin azulada y pelaje blanco; su marca de belleza consistía en una máscara teatral feliz.

El resto de asistentes a la comida eran otros trabajadores y funcionarios, pero Twilight sólo se hablaba con esos pocos; Second Order estaba sentada a la siniestra del alcalde Hoofberg, escuchando la mayoría de las ocasiones e interviniendo muy pocas veces, salvo cuando la situación lo ameritaba.

-El proyecto del Trotidson Square Garden ha sido uno de los más grandes que la ciudad ha encarado hasta la fecha, y el hecho de que finalmente lo hayamos conseguido, nos enorgullece aún más. Y, por supuesto, nos congratula su presencia en el día de su inauguración, alteza-añadió otro poni sentado cerca de ellos.

-Gracias, yo también celebro el estar aquí con todos ustedes…-asintió ella, siguiendo el protocolo y sonriendo una vez más.

-Aunque me cogió por sorpresa que la princesa Celestia no pudiera venir en este día tan especial, ¿qué la ha hecho que tuviera que delegar en usted, si no es intromisión?-inquirió en ese momento Hoofberg, genuinamente extrañado.

-Oh, simplemente tenía otros asuntos pendientes que requerían de su atención y me pidió a mí ir en su lugar, eso es todo-explicó Twilight, sin dudar en ningún momento.

-Oh, por supuesto, debí haberlo imaginado…

Era en esos momentos cuando muchas de las dudas e inseguridades que había llegado a sentir recientemente simplemente desaparecían, dando paso a un sentimiento de confidencia y seguridad en una situación típicamente formal y distendida. Incluso llegó a pensar por un momento que se podría llegar a acostumbrar y todo.

La comida se alargó un poco más hasta los postres y luego hicieron tiempo hasta la ceremonia de inauguración, descansando en un salón de fumadores y tomando unas copas; por petición de Twilight nadie fumó en su presencia puesto que a ella la molestaba el humo, y tampoco fumaba, razón de más para no hacerlo. Las conversaciones adquirieron un tinte más informal y los temas fueron variando a otros más simples y cercanos. En un momento dado, Twilight se acercó a uno de los ventanales que ofrecía unas buenas vistas a esa parte de la ciudad, recordando tanto a Spike como a Rarity.

-¿Cómo les irá? A mí también me hubiera gustado visitar la ciudad…






Después de comer, Rarity y Spike fueron a visitar el resto de los destinos que la poni modista quería conocer; pasearon por la cocina del Tártaro, un barrio situado al oeste de la ciudad y donde residían un montón de ponis inmigrantes provenientes de otras partes de Ecuestria. Se caracterizaba por ser, en sus inicios, un barrio muy conflictivo y difícil, ya que la mayor parte de la delincuencia de la ciudad por aquel entonces se concentraba en ese barrio. Pero ahora todo eso había cambiado y era un barrio residencial más tranquilo y habitable, hogar de muchos artistas y bohemios.

Otro barrio al que visitaron fue la pequeña Griffonia, una pequeña comuna de grifos en medio de una gran ciudad de ponis; aunque pequeño, era un barrio con mucha clase y la gastronomía grifo imperaba sobre un mar de plumas y calles empedradas.

Justo al lado estaba el barrio Diamante que, como la pequeña Griffonia, era una comuna habitada principalmente por perros diamante; algo más grande que la pequeña Griffonia, el barrio Diamante destacaba sobre todo por sus calles decoradas y la gran afluencia de perros diamante por sus calles, además de los ponis que pasaban por allí.

Finalmente acabaron su visita en Trottery Park City, un barrio residencial con un largo parque que bordea esa parte del río; a Rarity le hubiera gustado visitar también la isla de la amistad, el hogar de la famosa estatua de la amistad, pero no había tiempo, por lo que se conformaron con verla en la distancia desde el paseo del parque. Y, por supuesto, hubo más fotos.

-Las vistas desde aquí son maravillosas ¿no crees, Spike?-inquirió en ese momento Rarity, observando la figura de la estatua en la lejanía.

El pequeño dragón tardó un poco en contestar, ya que por un momento se había quedado embelesado contemplando la figura y el porte de la poni modista; desde que llegaron a Ponyville, nada más verla Spike supo que lo que sentía era algo que nunca se llegaría a concretar de alguna u otra forma. Rarity era una poni preciosa, elegante y fina, él tan solo era un dragón que ni siquiera alcanzaba la mayoría de edad. Y nada más. Sabía que ella le tenía mucho cariño, pero no sabía con certeza si Rarity era consciente de lo que él sentía por la poni. O igual sí.

-¿Spike? ¿Estás bien, cariño?-inquirió ella, al no obtener respuesta.

Ante eso, Spike reaccionó y habló.

-Rarity… ¿guardarás todas estas fotos?

-Por supuesto que sí, serán unos muy buenos recuerdos de viaje…

-Entonces… ¿atesorarás las mías?

Sin necesidad de que dijera nada más, Rarity supo enseguida a lo que se refería Spike y esbozó una dulce sonrisa, pensando bien lo que decirle.

-Spike… sabes tan bien como yo que eres muy especial para mí. Siempre has estado ahí, cuidando de mí, ayudándome desinteresadamente y apoyándome en los momentos difíciles. Si hay algo que quiero atesorar como lo que más, son todos esos momentos. Porque sé que siempre vas a estar ahí.

El pequeño dragón notó entonces como su corazón martilleaba en el pecho, comprendiendo sus palabras. Lo sabía. Y también supo, sin ningún atisbo de duda, que aunque fuera imposible, ella siempre estaría a su lado. Sin decirle nada más, la poni modista le regaló un suave abrazo y Spike se lo devolvió gratamente.

Justo después, una serie de campanadas melodiosas se extendieron por todo el parque, un carillón indicaba y media no muy lejos de allí; Rarity alzó la vista y vio el reloj desde la distancia, marcando las cinco y media.

-¡Ah, y media ya, se nos va el tiempo, y nosotros sin vestirnos! ¡Vamos, Spike, tenemos que volver ya al hotel! ¡Taxi!-exclamó ella, dirigiéndose hacia la salida del parque.

Cruzar la ciudad a esa hora les llevó unos buenos minutos, llegando al hotel a menos cuarto; a velocidad record, Rarity se duchó, acicaló y se puso sus mejores galas para asistir a la inauguración y posterior recepción. Por su parte, Spike se vistió con un pequeño esmoquin que la poni modista le diseñó exclusivamente para él.

-Oh, mírate, estás monísimo…

-Me tira un poco de la cola…-se quejó Spike.

-Eso es porque lo tienes recogido, espera…

Con su magia, Rarity se lo ajustó rápidamente y le quedó mejor, listo para irse al pabellón. Sin perder más tiempo, bajaron a la calle y volvieron a abordar el taxi, ya que le pidieron al semental que los llevó que les esperara.

-¡Al Trotidson Square Garden, necesitamos llegar antes de las seis!-exclamó Rarity, toda azorada.

-¡Agárrense entonces!-exclamó el taxista, antes de echar a correr.

El taxi atravesó rápidamente el tráfico de la ciudad mientras se dirigía hacia el pabellón, el cual estaba situado unas manzanas más abajo partiendo desde el hotel; finalmente llegaron a tiempo, a pocos minutos antes de que empezara la inauguración. Un montón de ponis se encontraban congregados frente a la entrada principal del Trotidson Square Garden, en las primeras filas se podían observar a un montón de periodistas cubriendo el evento; también vieron a algunos de los guardias reales apostados en sitios estratégicos y vigilando el perímetro. Un pequeño atril se erguía en lo más alto de las escaleras que llevaban hasta la entrada, la cual se encontraba precintada por una cinta roja. Rarity y Spike se abrieron paso entre la multitud hasta llegar a la primera fila.

-¿Dónde está Twilight? No veo nada, tan solo patas y más patas…-murmuró Spike, algo azorado.

-Oh, pobrecito mío, súbete a mí…-le indicó Rarity, cogiéndolo con su magia y posándolo en su lomo.

Desde lo alto del lomo de Rarity pudo ver todo mucho mejor y, en ese momento, apareció un poni al que conocían de nada, situándose detrás del atril; otra serie de ponis se encontraban dispuestos en fila detrás de él. En un momento dado, habló.

-Buenas tardes a todos los ciudadanos aquí presentes, soy el alcalde Hoofberg y la inauguración del ya terminado Trotidson Square Garden va a dar comienzo; antes que nada, me gustaría agradecer a la constructora por la gran labor realizada y también a todos ustedes, ya que sin sus contribuciones hubiera sido imposible emprender tan ardua empresa. Y ahora, den la bienvenida a la princesa Twilight Sparkle, que ha venido expresamente a inaugurar el complejo.

El alcalde dio paso a la princesa, la cual fue recibida tras una gran ovación y aplausos mientras saludaba a la multitud; Rarity y Spike la saludaron desde donde estaban, y ella les devolvió el gesto rápidamente. Una vez introducida, Twilight se colocó tras el atril, releyendo rápidamente unas notas que traía consigo antes de dirigirse a la multitud.

-Desde hace muchos años atrás, los deportes han sido y son una de las más reconocidas y disfrutadas actividades practicadas por todo el mundo; son beneficiosos para la salud, poseen un marcado carácter social y son disfrutados por ponis de todas las edades y clases sociales. Hay muchos tipos de deportes, desde el clásico fútbol, el baloncesto, el rugby, el beisbol… todos estos tienen en común que se juegan en lugares acondicionados para tal efecto, adquiriendo así un lugar único, un baluarte del deporte y de la actividad. Y el Trotidson Square Garden es, quizás, el más nuevo, grande y completo de todos esos baluartes que se han construido hasta la fecha. Aquí, ponis de toda índole vienen, no sólo a jugar, sino que también vienen a hacer música o a dar espectáculos. Esto los convierte en, no solo baluartes del deporte, sino en fortalezas multitarea de cualquier actividad física o de ocio que se precie. Y no sólo eso, sino que también se convierte en un punto de encuentro para ponis de toda Ecuestria, reforzando aún más su carácter polivalente. Por lo que es para mí un gran honor inaugurar este pabellón.

El corto pero intenso discurso de Twilight fue muy bien recibido por todos los presentes, los cuales aplaudieron a rabiar; justo después apareció una yegua portando consigo un cojín rojo sobre el que había unas tijeras plateadas. La alicornio lavanda las cogió con su magia y las usó para cortar la cinta, quedando así el Trotidson Square Garden oficialmente inaugurado. Las puertas se abrieron al público y casi todos los presentes entraron en el pabellón para verlo por dentro; Twilight se encontró con Rarity y Spike junto a la puerta y les saludó, al tiempo que fue con ellos.

-¿Qué tal he estado?

-Oh, pues fabulosa querida, un discurso muy edificante… corto, pero intenso.

-Oh, sí, te ha quedado muy bien, eres toda una princesa…

-Gracias, Spike… vendréis conmigo a la recepción ¿no?

-Por supuesto… ¿dónde es?

-En un salón de fiestas cerca de aquí, a pocos metros del hotel. Se hará dentro de diez minutos.

Aun a pesar de que iban algo justos de tiempo, pudieron ver algunas de las canchas antes de dirigirse hacia allí; tanto Rarity como Spike acompañaron a Twilight en su carroza para ir hacia el salón de fiestas, siendo escoltados en todo momento por los guardias solares.

El salón estaba situado en otro lujoso hotel, y ocupaba casi toda una planta del mismo, con unas muy buenas vistas a esa parte de la ciudad; en la recepción se reunieron un montón de ponis famosillos y del mundillo empresarial, el alcalde Hoofberg y sus concejales también estaban allí. Un extenso catering ocupaba una serie de mesas dispuestas en forma de U a lo largo de toda la espaciosa estancia, y un gramófono reproducía música de ambiente que se extendía por todo el lugar. Twilight estuvo recibiendo a un montón de ponis que la iban presentando, por lo que no pudo estar mucho tiempo con Rarity y Spike; la poni modista se aclimataba a la situación como un camaleón, aunque al pequeño dragón le resultó más aburrido de lo que esperaba. En un momento dado, el gramófono fue cambiado para poner un disco que, a esas alturas, a todos le resultaba familiar. La melodiosa voz de Frank Sinatra invadió el salón y muchos ponis comenzaron a bailar a su son, sorprendentemente animados. En un momento dado, comenzó a sonar una canción que exaltó aún más a los presentes, y no era para menos, puesto que era una muy especial, al menos para los manehatianos. Como siempre, la orquesta comenzó a sonar con unos acordes vivos y melodiosos antes de que Sinatra comenzara a cantar.

Start spreading the news, I'm leaving today

I want to be a part of it, New York, New York.

These vagabond shoes, are longing to stray

Right through the very heart of it, New York, New York


Se había hablado mucho de esta canción en concreto cuando el disco salió a la venta en Manehattan, y por una buena razón, ya que esa Nueva York de la que tanto hablaba Sinatra en ella era extrañamente similar a Manehattan, y en muchos aspectos además.

I wanna wake up, in that city that doesn't sleep.

And find I'm king of the hill, top of the heap.

These little town blues are melting away

I'll make a brand new start of it, in old New York


Ese era uno de esos aspectos; desde hacía mucho tiempo atrás, a Manehattan siempre se la había llamado la ciudad que nunca duerme debido a su bullicio y ajetreo constante incluso en las noches más cerradas. Y no sólo eso, sino que recalcaba lo antigua que era la ciudad; y Manehattan era quizás tan antigua como esa Nueva York.

If I can make it there.

I'll make it anywhere.

It's up to you, New York, New York


Si por algo destaca la ciudad, es que a veces suele ser muy cruel, sobre todo con los forasteros; normalmente, la mayoría de los ponis de negocios afincados allí suelen recalcar que en esta ciudad es sálvese quien pueda. Y ese mismo detalle incluso se refleja fielmente en la propia canción.

New York, New York,

I want to wake up, in the city that never sleeps

And find I'm a Number 1, Top of the list, King of the hill, A number one…


Y, por supuesto, la mayoría de los ponis que se mudan a esa gran ciudad lo hacen para triunfar y escalar a lo más alto.

These little town blues, oh they're melting away

I'm gonna make a brand new start of it, in old New York


El tono con el que repetía esas líneas era tan diferente del anterior que parecían unos versos completamente diferentes, recalcando aún más lo especial que era esa Nueva York. Casi tanto como Manehattan.

And if I can make it there, I'm gonna make it anywhere

It's up to you, New York, New York!


La reiteración de Nueva York junto con el punto más álgido de la orquesta ponía la puntilla y acababa una canción que, para los manehatianos, era tan especial como su propia ciudad. Incluso ya se estaba sugiriendo hacer una versión alternativa y todo.

La recepción siguió su curso tranquilamente, Rarity tuvo la oportunidad de conocer a algunos ponis famosillos de la ciudad, llegando a llamar la atención gracias a su vestido; aunque de todos los ponis que la halagaron, una en concreto se mostró especialmente entusiasmada.

-Cielo santo, qué preciosidad de vestido, es divino ¿dónde lo ha comprado?-la preguntó una yegua joven, de crin rubia y pelaje color canela.

-Oh, querida, no lo he comprado, lo he diseñado yo misma, es mío-reveló ella, esgrimiendo su mejor sonrisa.

-Ah… ¿me está diciendo que es usted modista?-inquirió la yegua, asombrada.

-Así es… me llamo Rarity y llevo mi propia tienda en Ponyville, Carrusel Boutique, donde todo es único, fabuloso y chic.

-Uauh, es precioso, que de joyas, y que bien quedan… es usted toda una artista, señorita Rarity…

-Oh, muchas gracias, señorita…

-Ay, es cierto, no me he presentado… lo siento, soy Setting Scene, trabajo como aparejadora en el escenario de la Semana de la Moda que se va a celebrar dentro de poco… no, en serio, qué bordados, y la tela… definitivamente tiene usted que estar presente-comentó en ese momento ella.

-¿Presente? ¿A qué se refiere, querida?

-Pues a la Semana de la Moda, por supuesto… un talento como el suyo tiene que ser exhibido ante todo el mundo, estoy segura que si se presenta con algo nuevo, atrevido y exótico ganará seguro.

-¿Qué? ¿La Semana de la Moda? ¿Yo?-inquirió Rarity, sintiéndose mareada por momentos.

Conocía muy bien tal semana, era uno de los eventos de moda más prestigiosos de toda Ecuestria, y por una semana, un montón de firmas y diseñadores se dejaban caer por la ciudad para presentar sus nuevos diseños o bien participar en el concurso, que era el principal gancho del evento. Ella siempre había querido asistir, pero no tenía contactos ni el dinero suficiente como para poder conseguir una acreditación.

-Por supuesto que sí, tiene que asistir, señorita Rarity, definitivamente tiene usted que ir-insistió Setting.

-Oh, me encantaría, de veras que sí, pero me temo que no tengo el dinero suficiente como para permitirme una acreditación…-explicó ella, algo apenada.

Ante eso, Setting se quedó pensativa por unos breves momentos antes de volver a hablar.

-No se preocupe, conozco personalmente a Prim Hemline, uno de los jueces del concurso… quizás pueda conseguir convencerla, aunque necesitaría unas cuantas referencias…

Rarity se quedó con la boca abierta, incapaz de creerse lo que la estaba diciendo.

-Espera, espere ¿de verdad? ¿Haría eso por mí?

-Por supuesto que sí, eso que lleva puesto es puro talento natural, señorita Rarity, y merece ser mostrado al mundo.

Frente a ese halago, la poni modista se quedó sin palabras, llegando a emocionarse hasta las lágrimas.

-Yo… no sé qué decir… es como un sueño…-masculló Rarity, estática.

-Ni lo piense, querida… aunque, si no la importa, necesitaría esas referencias, como bien la dije.

-Oh, sí, un momentito…-asintió Rarity, saliendo de su trance y rebuscando en su bolso.

La recepción se alargó un poco más hasta que finalmente terminó a las siete y media; Twilight se retiró al hotel junto con Rarity y Spike, mientras que la poni modista la iba a contando todo.

-Oh, Twilight, no te lo vas a creer, pero puede que consiga una acreditación para ir a la Semana de la Moda y participar en su concurso.

-¿De veras? ¿Y cómo así?

-Una aparejadora me ha hecho el favor de una manera súper generosa… oh, estoy tan emocionada, siempre había querido ir, y ahora podré…

-Eso es estupendo, estoy segura de que deslumbrarás a todos con tu colección.

-Ah, eso me recuerda que tengo que diseñar algo nuevo para la ocasión… y, por supuesto, podréis venir todas conmigo-añadió ella, guiñándola un ojo.

El resto del día lo pasaron tranquilamente en el hotel, disfrutando de todas sus comodidades y servicios que ofrecía; Spike se fue con el equipo de animación y otros potrillos de su edad y tanto Twilight como Rarity aprovecharon que el hotel tenía Spa para hacerse un tratamiento completo.

La cena transcurrió en un ambiente tranquilo y relajado, y para el final del día, el sub capitán Skipper reportó a Twilight el informe de toda la jornada.

-Ha sido un día muy tranquilo, alteza, durante la inauguración no ocurrió nada fuera lo normal, aunque mis hombres tuvieron que mediar un poco con la prensa, estaban especialmente pesaditos.

-Sí, ya lo vi poco antes de empezar… ¿algo más?

-Nada más, alteza.

-Muy bien, gracias sub capitán, puede retirarse.

Skipper se cuadró ante ella antes de retirarse, dirigiéndose a la habitación especialmente acondicionada para él y sus hombres. Una vez solos, Twilight dejó escapar un suspiro cansado, quitándose todos sus engalanes reales.

-Bof, estoy agotada…-masculló ella, entrando al baño.

-Normal, querida, yo también, ha sido un día muy ajetreado-asintió Rarity, mientras se quitaba el maquillaje.

-Pero bueno, ya se ha acabado, mañana nos volvemos y todo volverá a la normalidad… ¿te ha gustado la visita?

-Oh, ya lo creo que sí, si no hubiera sido por ti, no hubiera conseguido esta gran oportunidad para asistir a la Semana de la Moda… muchísimas gracias, querida, eres la mejor amiga del mundo…

-Claro que sí… además, si te soy sincera, de todas las demás, tú eres con la que mejor me llevo. Siempre has estado ahí, apoyándome y ayudándome a salir adelante… gracias por todo, Rarity, de verdad-añadió Twilight.

Ante eso, Rarity esbozó una gran sonrisa, ligeramente emocionada, y dándola un gran abrazo. La alicornio lavanda se lo devolvió con la misma fuerza. En cuanto terminaron con el baño, salieron de él y, en ese momento, Twilight inquirió.

-¿Y Spike? ¿Ha vuelto ya?

-Sí, cayó rendido hace poco, una de las animadoras me pidió llevarlo a la cama.

Y así era, el pequeño dragón se encontraba durmiendo en su canasto, ligeramente desarropado; Twilight le volvió a arropar y le dio un beso de buenas noches en la frente.

-Es adorable incluso cuando duerme…-comentó Rarity entre susurros.

-Sí…

Tras eso las dos se dieron las buenas noches y cada una ocupó una cama, cayendo dormidas rápidamente. Afuera, Manehattan seguía despierta.

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PD. Banda Sonora Original de Amor de madre :roto2rie:


Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor EdoNova » 21 Ago 2014, 15:14

Sg91 escribió en 21 Ago 2014, 14:58:
Capítulo 21

La ciudad que nunca duerme


-¡Vamos Twilight, que el tren espera!-oyó a Spike llamándola desde afuera.

-¡Ya voy Spike! ¡Sólo una vez más!

-¡Querida, ya es la tercera vez que lo revisas todo, dudo mucho que te estés dejando nada!

Lo más probable era que así fuera, pero casi desde que se levantó, a Twilight la invadía una extraña sensación nerviosa; quizás porque se encaminaba a su primera práctica como princesa. Se iban esa misma mañana en tren y había un largo viaje por delante, de casi cinco horas; por ello, se habían tenido que levantar a las siete de la mañana y ya casi era la hora de salida. Por lo que dejó de dar más vueltas y salió de la biblioteca, cerrando tras de sí la puerta y girando la llave con su magia.

-Aleluya…-masculló Spike.

-Sí, sí, ya estoy, vámonos…

La princesa Celestia había hecho que prepararan un tren privado para ella y sus acompañantes, para salir de Ponyville a eso de las siete y media y llegar a Manehattan a mediodía. Un pelotón de cuatro guardias solares había venido a recogerles y llevarles hasta el tren, uno de sus integrantes se dirigió hacia ella.

-Alteza, el tren espera en la estación…

-Muy bien, vamos para allá… ¿Cuántos sois en total? Celestia me dijo que me cedía un destacamento entero, no creo que sea para tanto…

-Somos diez en total, nos acompaña el sub capitán Skipper, alteza, esperan en el tren.

-Hala, qué barbaridad, sólo es una inauguración, no un recibimiento diplomático…-murmuró ella, algo azorada.

-La seguridad es la seguridad, alteza. Además, desde que sufrimos el ataque changeling se ha estado incrementado la seguridad de todos los actos reales desde entonces, no podemos arriesgarnos a que nos ataquen de nuevo. Además, a nosotros nos han estado entrenando mucho más duro desde entonces…-explicó el guardia.

-Visto así tiene sentido… aunque lo sigo viendo exagerado.

El paseo hasta la estación duró más bien poco y llegaron enseguida allí, donde el tren esperaba; éste llevaba un convoy reducido, con sólo cuatro vagones, como la última vez. Aunque esta vez, la decoración temática llevaba sus colores y no los de Luna.

Pero lo que más destacaba en el andén era la presencia de todas sus demás amigas, que habían venido a despedirles.

-¡Buen viaje a los tres!-se despidió Applejack.

-Pasáoslo bien…-les dijo Fluttershy.

-¡Haced que tiemble la ciudad!-exclamó Rainbow.

-¡Y haced fotos! ¡Muchas, muchas fotos para poder ver!-añadió Pinkie.

Se despidieron de todas ellas una por una antes de abordar el tren; una vez dentro, tanto ella como Rarity y Spike se pusieron cómodos en el vagón salón; la poni modista admiró el lujo que éste rezumaba por todos los costados.

-Oh, es fabuloso, digno de una princesa…

-Ah, no es para tanto…

-Qué modesta eres, querida… si yo fuera tú, alardearía siempre que pudiera…

Twilight rodó los ojos y no dijo nada más, tumbándose en uno de los alargados sofás y poniéndose cómoda; en ese momento la puerta de acceso lateral se abrió y apareció en el vagón el sub capitán Skipper, el cual se cuadró ante Twilight y se presentó.

-El sub capitán Cloud Skipper se presenta a su servicio, alteza.

-Gracias, descanse sub capitán-le dijo ella, aplicando el protocolo.

-Si necesita algo, lo que sea, no dude en pedírmelo.

-Así lo haré, puede retirarse.

Skipper se cuadró una vez más ante Twilight y se fue de allí; una vez solos, Spike opino.

-Qué tipo más estirado ¿no?

-Es el hombre de más confianza de Celestia después de mi hermano…

-Y el mismo que realizó el golpe ¿verdad? él y esa bat poni de la guardia lunar…-recordó Rarity.

-Sí, Midnight Blossom, llegué a conocerla mucho antes cuando fuimos a Hollow Shades… -comentó Twilight.

-Oh, sí, ya recuerdo, las columnas de cotilleos de las revistas de Canterlot comentan que esos dos están saliendo… curiosa combinación ¿verdad?

-Hombre, no se ven muy a menudo a ponis diurnos y bat ponis siendo pareja, eso desde luego…

Al poco rato de abordar el tren, oyeron su silbato tronar y, justo después, se pusieron en movimiento, comenzando así el viaje. Se asomaron por una ventana y vieron a sus amigas agitando sus cascos, ellos hicieron lo mismo para despedirse; por su parte, Pinkie echó a correr tras el tren llorando como una magdalena. En cuanto tomaron la primera curva, tanto la poni como el pueblo desaparecieron de la vista.

Como la última vez yendo en tren, éste tomó dirección norte, rodeando la montaña que alberga Canterlot, y dirigiéndose hacia el este; pero en cuanto llegaron al cruce que llevaba hacia Hollow Shades, el tren continuó todo recto, bordeando el denso bosque que lo acogía y entrando en un largo túnel que atravesaba todo Foal Mountain.

Tras salir del túnel, el viaje continuó por terrenos menos elevados y más llanos, rodeados de una vegetación más húmeda, pudiendo notar como se acercaban cada vez más a la costa. Por el camino vieron pequeños núcleos dispersos de población como granjas, comunas o haciendas; extensos campos de trigo, avena y cebada se extendían más allá donde alcanzaba la vista, así como muchos más de girasoles, tulipanes o lilas.

A eso de las once llegaron a vislumbrar por primera vez las aguas del océano Imperecedero, uno de los más grandes y extensos a ese lado del mundo conocido; con unas aguas frías y una fauna de lo más variada, el océano Imperecedero tenía fama de ser feroz y cruel, con fuertes tormentas y galernas sobre todo en verano e invierno, y con mareas más tranquilas en primavera y otoño. El tren se acercó un poco más hasta la costa y luego la bordeó dirigiéndose hacia el sur. Una hora después, pudieron ver el skyline de Manehattan recortándose en la distancia.

-Ah, mirad, ya estamos llegando…-observó Twilight.

-Y casi, casi a la hora prevista… menuda precisión-murmuró Spike impresionado, mirando el reloj del vagón.

-Oh, qué emoción, ya puedo sentir desde aquí todo el encanto y glamour que desprende una ciudad como Manehattan… estoy ansiosa por explorarla de arriba abajo…-masculló Rarity, muerta de la emoción.

-Lo malo es que no estaremos más de un día, no sé si te daría tiempo a verlo todo… y he oído que hay mucho que ver en una ciudad como Manehattan…-comentó en ese momento Twilight, preocupada.

-Oh, no te apures, querida, me he hecho un horario súper detallado y preciso para que me dé tiempo a ver todo lo que yo quiero ver, incluyendo la inauguración y la posterior recepción. Me puedo llevar a Spike conmigo si necesitas tiempo para ti-añadió la poni modista.

-Gracias Rarity, puede que se aburra si está mucho tiempo quieto…

-Eh, oye, yo no soy tan inquieto… además, puedo ayudarte…-añadió el dragón.

-Lo sé Spike, pero puede que esté ocupada durante toda la mañana, mejor vete con Rarity y haced turismo juntos…-le sugirió ella.

-Oh, bueno, está bien…

-Ya verás lo bien que lo vamos a pasar Spikey wikey y yo…-aseguró Rarity abrazando al dragón, el cual no pudo evitar que se le subieran los colores.

En cuanto se acercaron a la ciudad, el tren enfiló el puente de Manehattan que cruzaba el ancho río Hoofson hasta la Terminal Central, la estación de tren principal de la ciudad; Twilight se preparó para entrar en la ciudad, poniéndose su corona, el collarín y sus demás engalanes reales. Una vez que el tren se detuvo, cuatro guardias entraron en el vagón salón y precedieron tanto a Twilight como a los demás antes de que salieran. En el andén había todo un comité de bienvenida esperándoles, una poni de pelaje blanco, crin y cola negra, con gafas de montura de igual color y vestida de ejecutiva, se adelantó para hablar con Twilight.

-Alteza, sea bienvenida a Manehattan; soy Second Order, la teniente de alcalde de la ciudad.

-Gracias, muchas gracias, me alegro mucho de estar aquí para oficiar la ceremonia.

-El alcalde Hoofberg la está esperando en el pabellón para enseñárselo, pero antes les llevaremos a su hotel.

En la calle había una serie de carrozas esperándolas; Twilight, Rarity y Spike abordaron la primera, la segunda la utilizaron para llevar el equipaje y la tercera la usaron los guardias solares. Second Order fue con ellos en la primera, una alargada carroza tirada por dos sementales. A una señal suya se pusieron en movimiento hacia el hotel, atravesando las calles de la bulliciosa ciudad; Rarity no se perdía ni un solo detalle, admirando los altos edificios construidos en piedra y de todos los colores y tamaños.

-A Manehattan siempre se la ha considerado una ciudad adelantada a su tiempo, innovadora y muy diferente del resto de ciudades de Ecuestria-comentó Second Order en un momento dado.

-Oh, ya lo creo que sí… ni siquiera Canterlot se la compara, es mucho más clásico, pero no tiene nada que ver…-asintió Rarity.

-Si de algo nos sentimos orgullosos los manehatianos es de nuestra querida ciudad… y la gran diversidad que hay aquí también es una de las mayores señas de identidad de esta metrópolis-añadió la teniente de alcalde.

-¿A qué hotel vamos?-inquirió en ese momento Spike.

-A uno de los más lujosos de toda la ciudad, al Palace. Está en frente de la catedral.

Desde donde estaban el viaje no fue muy largo y llegaron enseguida al citado hotel; era bastante bajito en comparación con otros edificios de la ciudad, pero era muy parecido a un palacete, por lo que su nombre era de lo más acertado. Su estructura era muy similar a la de una U ensanchada, y la fachada destacaba enseguida por estar altamente recargada en cuanto a decoración se refiere, con un estilo neogótico que le encajaba a la perfección. El interior era casi tan lujoso como el palacio de Canterlot, incluso aún más, siendo particularmente incisivo en los detalles. Un botones se encargó de llevar el equipaje hasta su suite, y los guardias solares peinaron el perímetro para asegurarlo. El sub capitán Skipper acompañó a Twilight y sus demás acompañantes en el ascensor, cabiendo casi de milagro, Second Order incluida.

Su suite estaba en el último piso, y era la más lujosa de todo el hotel; tenía un total de tres habitaciones en un solo espacio, baño comunal con jacuzzi, salón de estar, mini bar con barra incluida y una espaciosa terraza con vistas a esa parte de la ciudad. La boca de Rarity se pasó abierta la mayor parte del tiempo, y Spike se quedó embelesado al ver que el jacuzzi estaba rematado con joyas en la parte superior del mismo.

-La dejo que se asiente un rato, alteza, la espero abajo en el bar-la comentó Order antes de retirarse.

-Bien, enseguida bajo.

Una vez solos, Twilight se dirigió a los demás.

-¿Y bien? ¿Qué os parece?

-Es perfecto…-masculló Rarity, sin poder salir de su asombro.

-Es precioso…-hizo lo propio Spike, sin poder apartar la vista de las gemas del jacuzzi.

-Sí, es bonito, aunque un poco exagerado ¿no creéis?

-¿¡Bromeas, querida?! Es una suite digna de una princesa como tú, han sabido cómo captar tu realeza en un solo espacio…

-Ah, no es para tanto… pero bueno, yo ahora me voy a ver con el alcalde, la ceremonia es a las seis de la tarde, supongo que comeré con las altas esferas y estaré ocupada durante el resto de la mañana, así que id a divertiros mientras tanto ¿vale? Os espero a las seis frente al Trotidson Square Garden-organizó Twilight rápidamente.

-Muy bien, querida, allí estaremos.

-Vale, divertíos.

Tras eso, Twilight se retiró y bajó al bar en compañía de su escolta; Rarity y Spike se quedaron un rato más en la suite, deshaciendo un poco el equipaje. Una vez que estuvieron del todo asentados, Rarity comenzó a organizarse.

-Muy bien, tenemos hasta las seis, así que hay tiempo de sobra para visitar lo más destacado… ahora mismo son las doce y media, hasta la hora de comer nos da tiempo a visitar el parque central, la plaza temporal, el teatro de Briddleway está de camino y puede que dé tiempo también a dar un paseo por el puente de Manehattan…

-Ajá… ¿dónde vamos a comer?-inquirió Spike.

-Oh, aquí mismo, me gustaría probar el menú del restaurante, y teniendo en cuenta lo lujoso que es este hotel, estoy segura que la comida será deliciosa…

-En ese caso no perdamos más tiempo y pongámonos en marcha…-sugirió el dragón.

-Cierto, Spike, no hay tiempo que perder… ¡Manehattan nos espera!-exclamó la poni modista.

Sin más premura, poni y dragón se pusieron en camino hacia su primer destino, el parque central; como no se encontraban muy lejos desde donde estaban, fueron andando contemplando la ciudad a ras de suelo. Justo enfrente, nada más salir del hotel, pudieron admirar de nuevo la fachada gótica de la catedral de la ciudad, con pináculos rematados con boliches y contrafuertes sosteniendo las paredes.

Lo que más destacaba de la ciudad era la cantidad de ponis que había andando por las calles, así como el fluido tráfico de carrozas rodando por los caminos empedrados, destacaban enseguida los famosos taxis amarillos. Vieron también pasar al tranvía por una ancha avenida, haciendo sonar su campana para hacerse ver y oír. Rarity se trajo consigo su cámara y estuvo todo el rato sacando fotos tanto de los edificios que los rodeaban como de cualquier otra cosa que la llamaba la atención; más de un vez tuvo que pedir a alguien que les sacara una foto a Spike y a ella con algo de fondo para resaltar.

-Se te va a acabar el carrete, Rarity…-comentó Spike.

-Oh, no te preocupes, Spike, tengo muchos más…-le tranquilizó ella, señalando a sus abultadas alforjas.

El parque central destacaba por ser el mayor espacio verde de toda la ciudad; era como un gran remanso de paz y tranquilidad justo en el medio de un atareada y bulliciosa metrópolis, un oasis en una jungla de piedra y caliza. Un enorme lago ocupaba gran parte del parque, junto con un palacete en lo alto de un risco que lo dominaba. Las extensas hectáreas que conformaban el parque siempre estaban llenas de ponis que se relajaban y pasaban el día tomando el sol, leyendo, jugando con sus mascotas, o de merendola con los amigos. En un lugar como ese Rarity se hartó de tomar fotos y llenó el carrete, teniendo que entrar en los baños públicos para cambiarlo sin que le diera demasiado la luz, para no velar las fotos.

La siguiente parada fue la plaza temporal, saliendo desde el acceso sur del parque y tomando la cuarta avenida todo recto pudieron llegar sin problemas. La plaza temporal estaba situada en el mismo centro de la ciudad, y estaba rodeada por parte de los edificios más altos; las calzadas se entrecruzaban justo en el centro y era un punto de reunión y referencia en toda la ciudad. Destacaba también por albergar en ella el teatro de Briddleway, el cual vieron desde el otro lado de la calle, y por ser el lugar donde más publicidad había en toda la ciudad, con carteles de todo tipo que anunciaban productos de lo más variados, desde la soda más famosa hasta las henoburguesas que tan de moda estaban últimamente. En este sitio Rarity gastó medio carrete y Spike degustó un perrito caliente con una zanahoria hervida y con kétchup y mostaza por encima.

El puente de Manehattan ofrecía unas magníficas vistas a la ciudad por el lado de la costa este, recortándose el skyline de la misma con el cielo azul; con calzada peatonal a ambos lados del puente, línea ferroviaria que discurría justo en el centro y un carril para las carrozas, el puente en su conjunto era todo un portento de la ingeniería y conectaba esa parte de la ciudad con el resto de Ecuestria. Las fotos desde allí eran las que mejor salían.

-¡Sonríe, Spike!-exclamó Rarity, poniéndose a su lado.

-¿Más? ¿Pero cuántos carretes te has traído?

-Oh, pues unos pocos…-murmuró la poni, guardándose una bolsa llena de ellos.

-¿¡Sólo unos pocos?! Pues menos mal…

-Oh, vamos Spike ¿Qué tiene de malo la fotografía? Cada vez que te haces una foto con alguien a quien quieres ¿no la guardas y atesoras?

Ante eso, las mejillas del dragón se encendieron sin remedio y éste balbuceó.

-Eh… sí, supongo que sí…

-En ese caso, la siguiente va para el álbum… ¡patata!

Se sacaron unas cuantas más antes de la hora de comer y, para llegar a tiempo, cogieron un taxi que les acercó hasta el hotel; un vez allí, se dirigieron directamente al comedor y pidieron una mesa para dos. La carta era variada y rezumaba lujo y alta cocina por los cuatro costados, Rarity se pidió el menú del día mientras que Spike prefirió algo más sencillo, pidiendo un buen surtido de gemas. En un momento dado, el dragón comentó.

-¿Cómo le irá a Twilight?

-Oh, en este momento debe de estar comiendo con el alcalde y su equipo… haciendo cosas de princesas, ya sabes.

-Sí… espero que no se aburra mucho…






El Trotidson Square Garden la sorprendió gratamente; tenía entendido que en una ciudad como lo era Manehattan les gustaba hacer las cosas a lo grande, y demonios, así era. Con un total de cuatro canchas para albergar partidos de deportes de todo tipo y hasta conciertos, todo el pabellón en su conjunto era gigante, con un total de setenta y seis mil metros cuadrados capaces de albergar poco más de ochenta y cuatro mil ponis en su interior. La cifra llegó incluso a marear a Twilight, tanto en sentido literal como figurado; por un lado se mostró muy impresionada, pero tampoco pudo evitar preocuparse debido a ese mismo detalle.

-¿No es esa una cifra muy elevada? ¿Qué pasaría si se llegara a llenar de ponis de una sola sentada?-inquirió ella, algo inquieta.

-El aforo máximo del pabellón no está fijado para llenarlo en su totalidad. Después de todo, ese no es el propósito, si quisiéramos podríamos llenarlo con la cuarta parte de la población de la ciudad, pero evidentemente no vamos a hacerlo-la explicó el arquitecto, un poni entrado en años y que peinaba canas.

-Lo sé, eso es indudable, pero piense por un momento en una situación, si no igual, parecida; si ocurriera algo, lo que fuera, toda esa gente querría salir del lugar y a la vez…-comentó Twilight, visiblemente preocupada.

-Ya veo por dónde van los tiros, princesa… pero no tema, en caso de evacuación esta todo pensado para evitar taponamientos y avalanchas, junto con sus protocolos y normas-añadió el arquitecto.

-Comprendo su preocupación, princesa, pero como ya le ha dicho el señor Angle, está todo pensado y calculado. Quisimos que el Trotidson Square Garden fuera tan útil y seguro como nosotros queríamos que fuera, y la puedo asegurar que se ha cumplido y con creces ese detalle en concreto-la aseguró el concejal de urbanismo.

La comida en un famoso restaurante cerca del pabellón estaba resultando mucho más entretenida de lo que en un principio Twilight pensó que sería; de alguna forma supo que tendría que lidiar con un montón de ponis importantes, y así fue, por lo que la situación era perfecta para practicar todo lo que Celestia la había enseñado hasta el momento.

Con ella se encontraban un montón de miembros del ayuntamiento, a su lado se había sentado el alcalde Hoofberg, al cual había conocido nada más llegar al pabellón; era un poni alto, delgado, de facciones rectas y de avanzada edad, de pelo ceniciento. Vestía con un pulcro traje negro con corbata roja, llevaba puesto un pin de la bandera de la ciudad y su marca de belleza consistía en un bastón de mando.

Frente a ella se encontraba sentado Angle Lens, el arquitecto del pabellón, un poni de edad aproximada a la del alcalde, de ancha frente, pelo ondulado y canoso y facciones rectas; su marca de belleza consistía en una escuadra y un escalímetro. A su lado se encontraba sentado Length Street, el concejal de urbanismo, un poni más joven, de crin oscura y ojos más claros; su marca de belleza consistía en un plano escalado. Justo al lado estaba Leisure Time la concejala de ocio, deportes y tiempo libre, una yegua de mediana edad de crin azulada y pelaje blanco; su marca de belleza consistía en una máscara teatral feliz.

El resto de asistentes a la comida eran otros trabajadores y funcionarios, pero Twilight sólo se hablaba con esos pocos; Second Order estaba sentada a la siniestra del alcalde Hoofberg, escuchando la mayoría de las ocasiones e interviniendo muy pocas veces, salvo cuando la situación lo ameritaba.

-El proyecto del Trotidson Square Garden ha sido uno de los más grandes que la ciudad ha encarado hasta la fecha, y el hecho de que finalmente lo hayamos conseguido, nos enorgullece aún más. Y, por supuesto, nos congratula su presencia en el día de su inauguración, alteza-añadió otro poni sentado cerca de ellos.

-Gracias, yo también celebro el estar aquí con todos ustedes…-asintió ella, siguiendo el protocolo y sonriendo una vez más.

-Aunque me cogió por sorpresa que la princesa Celestia no pudiera venir en este día tan especial, ¿qué la ha hecho que tuviera que delegar en usted, si no es intromisión?-inquirió en ese momento Hoofberg, genuinamente extrañado.

-Oh, simplemente tenía otros asuntos pendientes que requerían de su atención y me pidió a mí ir en su lugar, eso es todo-explicó Twilight, sin dudar en ningún momento.

-Oh, por supuesto, debí haberlo imaginado…

Era en esos momentos cuando muchas de las dudas e inseguridades que había llegado a sentir recientemente simplemente desaparecían, dando paso a un sentimiento de confidencia y seguridad en una situación típicamente formal y distendida. Incluso llegó a pensar por un momento que se podría llegar a acostumbrar y todo.

La comida se alargó un poco más hasta los postres y luego hicieron tiempo hasta la ceremonia de inauguración, descansando en un salón de fumadores y tomando unas copas; por petición de Twilight nadie fumó en su presencia puesto que a ella la molestaba el humo, y tampoco fumaba, razón de más para no hacerlo. Las conversaciones adquirieron un tinte más informal y los temas fueron variando a otros más simples y cercanos. En un momento dado, Twilight se acercó a uno de los ventanales que ofrecía unas buenas vistas a esa parte de la ciudad, recordando tanto a Spike como a Rarity.

-¿Cómo les irá? A mí también me hubiera gustado visitar la ciudad…






Después de comer, Rarity y Spike fueron a visitar el resto de los destinos que la poni modista quería conocer; pasearon por la cocina del Tártaro, un barrio situado al oeste de la ciudad y donde residían un montón de ponis inmigrantes provenientes de otras partes de Ecuestria. Se caracterizaba por ser, en sus inicios, un barrio muy conflictivo y difícil, ya que la mayor parte de la delincuencia de la ciudad por aquel entonces se concentraba en ese barrio. Pero ahora todo eso había cambiado y era un barrio residencial más tranquilo y habitable, hogar de muchos artistas y bohemios.

Otro barrio al que visitaron fue la pequeña Griffonia, una pequeña comuna de grifos en medio de una gran ciudad de ponis; aunque pequeño, era un barrio con mucha clase y la gastronomía grifo imperaba sobre un mar de plumas y calles empedradas.

Justo al lado estaba el barrio Diamante que, como la pequeña Griffonia, era una comuna habitada principalmente por perros diamante; algo más grande que la pequeña Griffonia, el barrio Diamante destacaba sobre todo por sus calles decoradas y la gran afluencia de perros diamante por sus calles, además de los ponis que pasaban por allí.

Finalmente acabaron su visita en Trottery Park City, un barrio residencial con un largo parque que bordea esa parte del río; a Rarity le hubiera gustado visitar también la isla de la amistad, el hogar de la famosa estatua de la amistad, pero no había tiempo, por lo que se conformaron con verla en la distancia desde el paseo del parque. Y, por supuesto, hubo más fotos.

-Las vistas desde aquí son maravillosas ¿no crees, Spike?-inquirió en ese momento Rarity, observando la figura de la estatua en la lejanía.

El pequeño dragón tardó un poco en contestar, ya que por un momento se había quedado embelesado contemplando la figura y el porte de la poni modista; desde que llegaron a Ponyville, nada más verla Spike supo que lo que sentía era algo que nunca se llegaría a concretar de alguna u otra forma. Rarity era una poni preciosa, elegante y fina, él tan solo era un dragón que ni siquiera alcanzaba la mayoría de edad. Y nada más. Sabía que ella le tenía mucho cariño, pero no sabía con certeza si Rarity era consciente de lo que él sentía por la poni. O igual sí.

-¿Spike? ¿Estás bien, cariño?-inquirió ella, al no obtener respuesta.

Ante eso, Spike reaccionó y habló.

-Rarity… ¿guardarás todas estas fotos?

-Por supuesto que sí, serán unos muy buenos recuerdos de viaje…

-Entonces… ¿atesorarás las mías?

Sin necesidad de que dijera nada más, Rarity supo enseguida a lo que se refería Spike y esbozó una dulce sonrisa, pensando bien lo que decirle.

-Spike… sabes tan bien como yo que eres muy especial para mí. Siempre has estado ahí, cuidando de mí, ayudándome desinteresadamente y apoyándome en los momentos difíciles. Si hay algo que quiero atesorar como lo que más, son todos esos momentos. Porque sé que siempre vas a estar ahí.

El pequeño dragón notó entonces como su corazón martilleaba en el pecho, comprendiendo sus palabras. Lo sabía. Y también supo, sin ningún atisbo de duda, que aunque fuera imposible, ella siempre estaría a su lado. Sin decirle nada más, la poni modista le regaló un suave abrazo y Spike se lo devolvió gratamente.

Justo después, una serie de campanadas melodiosas se extendieron por todo el parque, un carillón indicaba y media no muy lejos de allí; Rarity alzó la vista y vio el reloj desde la distancia, marcando las cinco y media.

-¡Ah, y media ya, se nos va el tiempo, y nosotros sin vestirnos! ¡Vamos, Spike, tenemos que volver ya al hotel! ¡Taxi!-exclamó ella, dirigiéndose hacia la salida del parque.

Cruzar la ciudad a esa hora les llevó unos buenos minutos, llegando al hotel a menos cuarto; a velocidad record, Rarity se duchó, acicaló y se puso sus mejores galas para asistir a la inauguración y posterior recepción. Por su parte, Spike se vistió con un pequeño esmoquin que la poni modista le diseñó exclusivamente para él.

-Oh, mírate, estás monísimo…

-Me tira un poco de la cola…-se quejó Spike.

-Eso es porque lo tienes recogido, espera…

Con su magia, Rarity se lo ajustó rápidamente y le quedó mejor, listo para irse al pabellón. Sin perder más tiempo, bajaron a la calle y volvieron a abordar el taxi, ya que le pidieron al semental que los llevó que les esperara.

-¡Al Trotidson Square Garden, necesitamos llegar antes de las seis!-exclamó Rarity, toda azorada.

-¡Agárrense entonces!-exclamó el taxista, antes de echar a correr.

El taxi atravesó rápidamente el tráfico de la ciudad mientras se dirigía hacia el pabellón, el cual estaba situado unas manzanas más abajo partiendo desde el hotel; finalmente llegaron a tiempo, a pocos minutos antes de que empezara la inauguración. Un montón de ponis se encontraban congregados frente a la entrada principal del Trotidson Square Garden, en las primeras filas se podían observar a un montón de periodistas cubriendo el evento; también vieron a algunos de los guardias reales apostados en sitios estratégicos y vigilando el perímetro. Un pequeño atril se erguía en lo más alto de las escaleras que llevaban hasta la entrada, la cual se encontraba precintada por una cinta roja. Rarity y Spike se abrieron paso entre la multitud hasta llegar a la primera fila.

-¿Dónde está Twilight? No veo nada, tan solo patas y más patas…-murmuró Spike, algo azorado.

-Oh, pobrecito mío, súbete a mí…-le indicó Rarity, cogiéndolo con su magia y posándolo en su lomo.

Desde lo alto del lomo de Rarity pudo ver todo mucho mejor y, en ese momento, apareció un poni al que conocían de nada, situándose detrás del atril; otra serie de ponis se encontraban dispuestos en fila detrás de él. En un momento dado, habló.

-Buenas tardes a todos los ciudadanos aquí presentes, soy el alcalde Hoofberg y la inauguración del ya terminado Trotidson Square Garden va a dar comienzo; antes que nada, me gustaría agradecer a la constructora por la gran labor realizada y también a todos ustedes, ya que sin sus contribuciones hubiera sido imposible emprender tan ardua empresa. Y ahora, den la bienvenida a la princesa Twilight Sparkle, que ha venido expresamente a inaugurar el complejo.

El alcalde dio paso a la princesa, la cual fue recibida tras una gran ovación y aplausos mientras saludaba a la multitud; Rarity y Spike la saludaron desde donde estaban, y ella les devolvió el gesto rápidamente. Una vez introducida, Twilight se colocó tras el atril, releyendo rápidamente unas notas que traía consigo antes de dirigirse a la multitud.

-Desde hace muchos años atrás, los deportes han sido y son una de las más reconocidas y disfrutadas actividades practicadas por todo el mundo; son beneficiosos para la salud, poseen un marcado carácter social y son disfrutados por ponis de todas las edades y clases sociales. Hay muchos tipos de deportes, desde el clásico fútbol, el baloncesto, el rugby, el beisbol… todos estos tienen en común que se juegan en lugares acondicionados para tal efecto, adquiriendo así un lugar único, un baluarte del deporte y de la actividad. Y el Trotidson Square Garden es, quizás, el más nuevo, grande y completo de todos esos baluartes que se han construido hasta la fecha. Aquí, ponis de toda índole vienen, no sólo a jugar, sino que también vienen a hacer música o a dar espectáculos. Esto los convierte en, no solo baluartes del deporte, sino en fortalezas multitarea de cualquier actividad física o de ocio que se precie. Y no sólo eso, sino que también se convierte en un punto de encuentro para ponis de toda Ecuestria, reforzando aún más su carácter polivalente. Por lo que es para mí un gran honor inaugurar este pabellón.

El corto pero intenso discurso de Twilight fue muy bien recibido por todos los presentes, los cuales aplaudieron a rabiar; justo después apareció una yegua portando consigo un cojín rojo sobre el que había unas tijeras plateadas. La alicornio lavanda las cogió con su magia y las usó para cortar la cinta, quedando así el Trotidson Square Garden oficialmente inaugurado. Las puertas se abrieron al público y casi todos los presentes entraron en el pabellón para verlo por dentro; Twilight se encontró con Rarity y Spike junto a la puerta y les saludó, al tiempo que fue con ellos.

-¿Qué tal he estado?

-Oh, pues fabulosa querida, un discurso muy edificante… corto, pero intenso.

-Oh, sí, te ha quedado muy bien, eres toda una princesa…

-Gracias, Spike… vendréis conmigo a la recepción ¿no?

-Por supuesto… ¿dónde es?

-En un salón de fiestas cerca de aquí, a pocos metros del hotel. Se hará dentro de diez minutos.

Aun a pesar de que iban algo justos de tiempo, pudieron ver algunas de las canchas antes de dirigirse hacia allí; tanto Rarity como Spike acompañaron a Twilight en su carroza para ir hacia el salón de fiestas, siendo escoltados en todo momento por los guardias solares.

El salón estaba situado en otro lujoso hotel, y ocupaba casi toda una planta del mismo, con unas muy buenas vistas a esa parte de la ciudad; en la recepción se reunieron un montón de ponis famosillos y del mundillo empresarial, el alcalde Hoofberg y sus concejales también estaban allí. Un extenso catering ocupaba una serie de mesas dispuestas en forma de U a lo largo de toda la espaciosa estancia, y un gramófono reproducía música de ambiente que se extendía por todo el lugar. Twilight estuvo recibiendo a un montón de ponis que la iban presentando, por lo que no pudo estar mucho tiempo con Rarity y Spike; la poni modista se aclimataba a la situación como un camaleón, aunque al pequeño dragón le resultó más aburrido de lo que esperaba. En un momento dado, el gramófono fue cambiado para poner un disco que, a esas alturas, a todos le resultaba familiar. La melodiosa voz de Frank Sinatra invadió el salón y muchos ponis comenzaron a bailar a su son, sorprendentemente animados. En un momento dado, comenzó a sonar una canción que exaltó aún más a los presentes, y no era para menos, puesto que era una muy especial, al menos para los manehatianos. Como siempre, la orquesta comenzó a sonar con unos acordes vivos y melodiosos antes de que Sinatra comenzara a cantar.

Start spreading the news, I'm leaving today

I want to be a part of it, New York, New York.

These vagabond shoes, are longing to stray

Right through the very heart of it, New York, New York


Se había hablado mucho de esta canción en concreto cuando el disco salió a la venta en Manehattan, y por una buena razón, ya que esa Nueva York de la que tanto hablaba Sinatra en ella era extrañamente similar a Manehattan, y en muchos aspectos además.

I wanna wake up, in that city that doesn't sleep.

And find I'm king of the hill, top of the heap.

These little town blues are melting away

I'll make a brand new start of it, in old New York


Ese era uno de esos aspectos; desde hacía mucho tiempo atrás, a Manehattan siempre se la había llamado la ciudad que nunca duerme debido a su bullicio y ajetreo constante incluso en las noches más cerradas. Y no sólo eso, sino que recalcaba lo antigua que era la ciudad; y Manehattan era quizás tan antigua como esa Nueva York.

If I can make it there.

I'll make it anywhere.

It's up to you, New York, New York


Si por algo destaca la ciudad, es que a veces suele ser muy cruel, sobre todo con los forasteros; normalmente, la mayoría de los ponis de negocios afincados allí suelen recalcar que en esta ciudad es sálvese quien pueda. Y ese mismo detalle incluso se refleja fielmente en la propia canción.

New York, New York,

I want to wake up, in the city that never sleeps

And find I'm a Number 1, Top of the list, King of the hill, A number one…


Y, por supuesto, la mayoría de los ponis que se mudan a esa gran ciudad lo hacen para triunfar y escalar a lo más alto.

These little town blues, oh they're melting away

I'm gonna make a brand new start of it, in old New York


El tono con el que repetía esas líneas era tan diferente del anterior que parecían unos versos completamente diferentes, recalcando aún más lo especial que era esa Nueva York. Casi tanto como Manehattan.

And if I can make it there, I'm gonna make it anywhere

It's up to you, New York, New York!


La reiteración de Nueva York junto con el punto más álgido de la orquesta ponía la puntilla y acababa una canción que, para los manehatianos, era tan especial como su propia ciudad. Incluso ya se estaba sugiriendo hacer una versión alternativa y todo.

La recepción siguió su curso tranquilamente, Rarity tuvo la oportunidad de conocer a algunos ponis famosillos de la ciudad, llegando a llamar la atención gracias a su vestido; aunque de todos los ponis que la halagaron, una en concreto se mostró especialmente entusiasmada.

-Cielo santo, qué preciosidad de vestido, es divino ¿dónde lo ha comprado?-la preguntó una yegua joven, de crin rubia y pelaje color canela.

-Oh, querida, no lo he comprado, lo he diseñado yo misma, es mío-reveló ella, esgrimiendo su mejor sonrisa.

-Ah… ¿me está diciendo que es usted modista?-inquirió la yegua, asombrada.

-Así es… me llamo Rarity y llevo mi propia tienda en Ponyville, Carrusel Boutique, donde todo es único, fabuloso y chic.

-Uauh, es precioso, que de joyas, y que bien quedan… es usted toda una artista, señorita Rarity…

-Oh, muchas gracias, señorita…

-Ay, es cierto, no me he presentado… lo siento, soy Setting Scene, trabajo como aparejadora en el escenario de la Semana de la Moda que se va a celebrar dentro de poco… no, en serio, qué bordados, y la tela… definitivamente tiene usted que estar presente-comentó en ese momento ella.

-¿Presente? ¿A qué se refiere, querida?

-Pues a la Semana de la Moda, por supuesto… un talento como el suyo tiene que ser exhibido ante todo el mundo, estoy segura que si se presenta con algo nuevo, atrevido y exótico ganará seguro.

-¿Qué? ¿La Semana de la Moda? ¿Yo?-inquirió Rarity, sintiéndose mareada por momentos.

Conocía muy bien tal semana, era uno de los eventos de moda más prestigiosos de toda Ecuestria, y por una semana, un montón de firmas y diseñadores se dejaban caer por la ciudad para presentar sus nuevos diseños o bien participar en el concurso, que era el principal gancho del evento. Ella siempre había querido asistir, pero no tenía contactos ni el dinero suficiente como para poder conseguir una acreditación.

-Por supuesto que sí, tiene que asistir, señorita Rarity, definitivamente tiene usted que ir-insistió Setting.

-Oh, me encantaría, de veras que sí, pero me temo que no tengo el dinero suficiente como para permitirme una acreditación…-explicó ella, algo apenada.

Ante eso, Setting se quedó pensativa por unos breves momentos antes de volver a hablar.

-No se preocupe, conozco personalmente a Prim Hemline, uno de los jueces del concurso… quizás pueda conseguir convencerla, aunque necesitaría unas cuantas referencias…

Rarity se quedó con la boca abierta, incapaz de creerse lo que la estaba diciendo.

-Espera, espere ¿de verdad? ¿Haría eso por mí?

-Por supuesto que sí, eso que lleva puesto es puro talento natural, señorita Rarity, y merece ser mostrado al mundo.

Frente a ese halago, la poni modista se quedó sin palabras, llegando a emocionarse hasta las lágrimas.

-Yo… no sé qué decir… es como un sueño…-masculló Rarity, estática.

-Ni lo piense, querida… aunque, si no la importa, necesitaría esas referencias, como bien la dije.

-Oh, sí, un momentito…-asintió Rarity, saliendo de su trance y rebuscando en su bolso.

La recepción se alargó un poco más hasta que finalmente terminó a las siete y media; Twilight se retiró al hotel junto con Rarity y Spike, mientras que la poni modista la iba a contando todo.

-Oh, Twilight, no te lo vas a creer, pero puede que consiga una acreditación para ir a la Semana de la Moda y participar en su concurso.

-¿De veras? ¿Y cómo así?

-Una aparejadora me ha hecho el favor de una manera súper generosa… oh, estoy tan emocionada, siempre había querido ir, y ahora podré…

-Eso es estupendo, estoy segura de que deslumbrarás a todos con tu colección.

-Ah, eso me recuerda que tengo que diseñar algo nuevo para la ocasión… y, por supuesto, podréis venir todas conmigo-añadió ella, guiñándola un ojo.

El resto del día lo pasaron tranquilamente en el hotel, disfrutando de todas sus comodidades y servicios que ofrecía; Spike se fue con el equipo de animación y otros potrillos de su edad y tanto Twilight como Rarity aprovecharon que el hotel tenía Spa para hacerse un tratamiento completo.

La cena transcurrió en un ambiente tranquilo y relajado, y para el final del día, el sub capitán Skipper reportó a Twilight el informe de toda la jornada.

-Ha sido un día muy tranquilo, alteza, durante la inauguración no ocurrió nada fuera lo normal, aunque mis hombres tuvieron que mediar un poco con la prensa, estaban especialmente pesaditos.

-Sí, ya lo vi poco antes de empezar… ¿algo más?

-Nada más, alteza.

-Muy bien, gracias sub capitán, puede retirarse.

Skipper se cuadró ante ella antes de retirarse, dirigiéndose a la habitación especialmente acondicionada para él y sus hombres. Una vez solos, Twilight dejó escapar un suspiro cansado, quitándose todos sus engalanes reales.

-Bof, estoy agotada…-masculló ella, entrando al baño.

-Normal, querida, yo también, ha sido un día muy ajetreado-asintió Rarity, mientras se quitaba el maquillaje.

-Pero bueno, ya se ha acabado, mañana nos volvemos y todo volverá a la normalidad… ¿te ha gustado la visita?

-Oh, ya lo creo que sí, si no hubiera sido por ti, no hubiera conseguido esta gran oportunidad para asistir a la Semana de la Moda… muchísimas gracias, querida, eres la mejor amiga del mundo…

-Claro que sí… además, si te soy sincera, de todas las demás, tú eres con la que mejor me llevo. Siempre has estado ahí, apoyándome y ayudándome a salir adelante… gracias por todo, Rarity, de verdad-añadió Twilight.

Ante eso, Rarity esbozó una gran sonrisa, ligeramente emocionada, y dándola un gran abrazo. La alicornio lavanda se lo devolvió con la misma fuerza. En cuanto terminaron con el baño, salieron de él y, en ese momento, Twilight inquirió.

-¿Y Spike? ¿Ha vuelto ya?

-Sí, cayó rendido hace poco, una de las animadoras me pidió llevarlo a la cama.

Y así era, el pequeño dragón se encontraba durmiendo en su canasto, ligeramente desarropado; Twilight le volvió a arropar y le dio un beso de buenas noches en la frente.

-Es adorable incluso cuando duerme…-comentó Rarity entre susurros.

-Sí…

Tras eso las dos se dieron las buenas noches y cada una ocupó una cama, cayendo dormidas rápidamente. Afuera, Manehattan seguía despierta.

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PD. Banda Sonora Original de Amor de madre :roto2rie:



No ha estado mal, aunque echaba en falta la famosa aparición de Frank y Luna
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Volgrand » 22 Ago 2014, 22:37

Un bonito capítulo "de relleno" ,ya que no ocurre nada de transcendencia en la historia. No es que eso sea algo negativo :D

He notado que en algunos momentos se repiten bastante algunas expresiones. Por ejemplo:

-La seguridad es la seguridad, alteza. Además, desde que sufrimos el ataque changeling se ha estado incrementado la seguridad de todos los actos reales desde entonces, no podemos arriesgarnos a que nos ataquen de nuevo. Además, a nosotros nos han estado entrenando mucho más duro desde entonces…-explicó el guardia.


Lo vi en algunos sitios más, pero es que lo leí ayer y ahora no recuerdo xD. También he visto mejoría con los laísmos que te caracterizan, aunque aún se te coló alguno creo. Aparte de eso, muy buen trabajo. Gracias por escribir.
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Metallic Lenneth » 24 Ago 2014, 23:28

asdoasdopls :roto2rie: Este fanfic es larguísimo, me rcuerda al de BP.
Lo había empezado a leer hará ya un tiempo, y hoy me he puesto nuevamente. Me he leído el capítulo donde Luna y Twilight realizan una visita al antiquísimo pueblo de Hollow Shades, el festival y luego cuando hablan con la matriarca. sencillamente genial, me ha hecho emocionar.

Quiero seguir leyéndo aún más, me pregunto que cosas vendrán mas adelante... eso si es que el fic aún no termina. :zpalomita:
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Sg91 » 26 Ago 2014, 19:03

Capítulo 22

Tempus fugit


Tras la inauguración, la vida en Ponyville siguió su curso tranquilamente; varios días después, llegó al correo de Rarity un sobre certificado con una acreditación para la Semana de la Moda de Manehattan que se celebraría la semana que viene. En cuanto la vio, le dio un vahído a la poni modista; luego se fue corriendo por todo el pueblo loca de contenta, para dar las buenas noticias a todas sus amigas. Casi sin decidirlo siquiera, todas ellas quedaron automáticamente invitadas por Rarity para acompañarla durante toda una semana a la gran ciudad.

El resultado final de la Semana de la Moda fue esperado e inesperado al mismo tiempo; para presentarse al concurso, Rarity hizo una nueva tela especial para lucirla durante la exhibición. Pero cometió el error de pasarse de generosa con una antigua amiga, Suri Polomare, la cual la robó las telas que ella misma la dio. Por ello, no pudo presentarse con las nuevas, por lo que tuvo que improvisar sobre la marcha para hacer unas nuevas en un tiempo record, usando a sus amigas para ello y abusando de su amistad. Los nuevos diseños gustaron, y fue entonces cuando Rarity comprendió lo que había hecho. Se disculpó con sus amigas en cuanto tuvo la ocasión y estas la perdonaron; fue entonces cuando su generosidad se vio recompensada en forma de trofeo de la Semana de la Moda, ya que ella creía que había perdido, pero su antigua amiga Suri había intentado mantenerla alejada del concurso en cuanto vio que tenía una oportunidad de ganar si Rarity no reclamaba su premio. Y fue Coco Pommel, la ex ayudante de Suri, la que decidió dárselo, inspirada por su generosidad.

De vuelta a Ponyville, Twilight volvió a sus estudios de protocolo y etiqueta, los cuales entraban en su etapa final; al mismo tiempo, la vida en el pueblo seguía su curso de manera vertiginosa, al menos para Twilight. Desde que se convirtió en princesa casi todo era un no parar, o al menos esa era la sensación que le daba a ella; las demás apenas notaban nada significativo, y lo achacaban a sus nuevos deberes reales, los cuales apenas se hacían notar. Celestia la comentó a Twilight que en cuanto terminaran con las clases comenzarían con el resto de prácticas, y se mostró particularmente satisfecha con su trabajo en Manehattan.

-Para ser tu primera práctica te desenvolviste muy bien, ya me dijo el alcalde Hoffberg que todo fue sobre ruedas en todo momento.

-Sí, la verdad es que no estuvo mal, me sentí bien en todo momento y apenas me puse nerviosa…

-Eso es importante, mantener la calma es vital para poder entrar bien en cualquier situación y ambiente. Estupendo, Twilight, tu primera práctica la has sacado con nota.

-Gracias, prince… digo, Celestia. ¿Qué otras prácticas voy a hacer?-inquirió la alicornio lavanda, ansiosa.

-Tengo ya unas cuantas para hacer aquí en Canterlot, entre ellas un par de reuniones con varios comités, y también algo especial; en el próximo pleno de la Cámara Alta, tú abrirás la sesión disciplinar-anunció Celestia.

-¿De veras? Pero yo pensaba que la sesión la abría el presidente, en este caso, Fancy Pants…

-Y así es, pero en la próxima sesión se cumplirá un año desde la restauración de la cámara, y he pensado que, como celebración de tan relevante evento, tú podrías hacer los honores ésta vez.

-Vaya, será todo un honor…

En ese momento alguien llamó a la puerta y Celestia le dio paso; un guardia solar apareció en el umbral de la puerta y anunció.

-Alteza, ha llegado un grifo al palacio, solicita una audiencia con usted y la princesa Luna.

Esa noticia pilló por sorpresa a Twilight, la cual se quedó un tanto extrañada; pero Celestia comprendió enseguida de quien se trataba.

-Ah, bien, dígale que espere, ahora le recibimos. Lo dejamos aquí por hoy, Twilight, tengo asuntos que atender.

-Muy bien.

Acompañó primero a Twilight hasta la puerta y, una vez que se fue, fue a avisar a su hermana.

-Luna, ya está aquí el cocinero grifo.

-Ah ¿ya? Por fin, pensaba que no vendría nunca…-comentó Luna, parando su trabajo.

-Lo sé, yo también, algo les debió retener en el reino grifo… vamos.

La alicornio oscura acompañó a su hermana hasta el patio de armas, donde el susodicho esperaba; era un grifo de mediana edad, de plumaje ceniciento y pelaje claro, con unos ojos oscuros y una mirada profunda. Llevaba consigo un carro tapado con una gruesa lona, el cual desprendía un desagradable olor. Tanto Luna como Celestia supieron al instante lo que llevaba en él, la alicornio blanca fue la primera en hablar.

-Bienvenido a Ecuestria, mi buen señor, espero que el viaje haya sido de su agrado…

-Gracias, alteza… aunque antes que nada, me han pedido que las diga que lamentamos profundamente la tardanza, yo estuve dispuesto a venir aquí cuanto antes, pero hemos tenido problemas recientemente en nuestras fronteras y, debido a esto, me he acabado retrasando. Me llamo Gastón, a su servicio, alteza-se presentó el grifo, hablando con un marcado acento de su tierra, el cual destacaba por pronunciar las erres como si fueran ges.

-El placer es mío… yo soy la princesa Celestia, y esta de aquí es mi hermana, la princesa Luna.

-Encantada-murmuró ésta, con gesto solemne.

-Alteza... por lo que tengo entendido, es usted la que más precisa de mis servicios.

-Así es, aunque no para mí, sino para alguien muy querido…

-¿Puedo preguntar de quien se trata?-inquirió Gastón, curioso.

-Por supuesto, se trata de mi hijo.

-¿Su hijo? No sabía que hubiera sido madre, aunque… no termino de comprenderlo…

-Lo comprenderá en cuanto lo vea… acompáñenos, por favor-pidió Celestia.

Para que Gastón pudiera asentarse cuanto antes, le llevaron primero hasta las cocinas del palacio; desde que habló con el rey grifo, Celestia había mandado construir una nueva antesala separada de la cocina principal, para que el grifo pudiera trabajar tranquilo y aparte del resto de chefs equinos, y así evitar cualquier tipo de problema o conflicto. Tanto las princesas como el chef sabían bien que estaban tratando un tema espinoso para los ponis, por lo que Gastón aceptó con sumo agrado su nuevo espacio de trabajo.

Aunque no sólo la cocina era importante, puesto que la conservación de la carne que el grifo traía consigo requería de ciertas condiciones que una simple despensa no podía proveer; pero Celestia estaba en todo y había conseguido subsanar ese aspecto. Bajó a las mazmorras y, en la celda más fría y húmeda de todas, realizó un encantamiento helador que enfrió aún más la estancia, manteniendo la temperatura en óptimas condiciones para la conservación de la carne; las paredes se congelaron, el techo también y el ambiente se llenó de un vapor helado, realizando un último encantamiento de hermetismo para evitar que el frio no se escapara de la celda. Gastón recibió con gran alegría su nueva despensa helada, guardando en ella toda su carne.

-Nosotros la guardamos en cuevas profundas y húmedas, pero la verdad es que nunca antes había visto nada semejante… tiene recursos para todo, alteza…-la alabó el grifo.

-Gracias, Gastón, lo que sea para que todo vaya como tiene que ir…

Una vez que el grifo estuvo asentado del todo, dejando el resto de sus cosas en las dependencias del servicio del palacio, se dirigió directamente a conocer al hijo de la princesa Luna. Se reunió con ella en una de las salas de estar del tercer piso, nada más entrar vio a la alicornio oscura acompañada de una criatura que le sorprendió en todos y cada uno de los aspectos.

-Gastón, le presento a Frank, mi hijo. Saluda a tu chef personal, cariño…

-¡Hola!-exclamó el pequeñín, mirando atentamente al grifo.

El aludido se acercó a Frank, observándole con mucha atención y visiblemente sorprendido.

-Con todos mis respetos, alteza, pero… ¿qué es exactamente?-inquirió en un momento dado.

-No lo sabemos, lo estamos investigando, pero por el momento no tenemos ni idea de lo que se puede tratar. Lo encontré hace ya un año y medio en los jardines del palacio y decidí adoptarlo como mi hijo legítimo.

Gastón siguió estudiándolo con la mirada, mostrándose un tanto extrañado.

-Entiendo, aunque… su aspecto no le hace ver como una criatura carnívora ¿qué le dice que pueda consumir carne?

-Es muy sencillo… abre la boca, cariño… abre, no seas cabezón…

Costó un poco, pero finalmente consiguió que abriera la boca; en cuanto Gastón vio los colmillos, lo comprendió.

-Oh, ya veo… en ese caso sí que puede consumir carne…-asintió el grifo.

-Exacto, su pediatra me aconsejó que fuera dándole algo de carne en cuanto cumpliera un año, y no quiero retrasarlo mucho más… si mi hijo necesita comer carne para poder sobrevivir, que así sea, no quiero dejarle malnutrido sólo porque mi especie no coma carne-explicó Luna.

-Muy loable por su parte, alteza, es usted muy buena madre…

-Gracias… dentro de poco será la hora de comer ¿podría preparar algo para él?

-Por supuesto ¿qué quiere que haga? He traído un poco de todo, pollo, ternera, cerdo, vaca, cordero…

-Eh… bueno, empiece con algo pequeño… no sé, lo que usted vea…-murmuró Luna, sintiéndose un tanto turbada.

-Puedo asar un poco de pollo para que lo pruebe, los contra muslos siempre son los más jugosos-sugirió Gastón.

-Está bien, pues pollo, vale-asintió ella, con ganas de finiquitar la conversación.

El grifo se retiró para prepararlo y Luna decidió hacer tiempo pasándolo con su hijo, al que no había visto en toda la mañana. Para ella el tiempo también pasaba volando, sobre todo ahora que era madre; el día a día se había convertido en toda una rutina, trabajaba por las mañanas y luego pasaba un poco de tiempo con su hijo antes de comer, durante la comida y poco después de la comida. Normalmente era ella la que lo acostaba para que durmiera la siesta; luego por la tarde, después de terminar la jornada, volvía a estar con él hasta el final del día. Y, durante las horas en las que ella trabajaba, su niñera Helpful Maid se encargaba de él.

Al poco rato, una de las ponis del servicio se presentó en el lugar.

-Alteza, la comida ya está servida.

-Ya vamos… ¿has oído, cariño? A comer…

Para Frank ese era uno de sus momentos preferidos del día, ya que le gustaba bastante comer; al contrario que otras veces, el pequeño se puso de pie y echó a correr hacia el pasillo. Luna se había acostumbrado a cargarle con su magia desde que era más pequeño, y ahora que sabía andar sobre sus patas traseras le costaba un poco más tenerle vigilado, ya que se movía deprisa. Pero Frank no era tonto, y en cuanto llegaba a las escaleras se paraba de golpe y miraba hacia abajo; aún no había cogido la suficiente confianza como para bajar las escaleras él solo, por lo que su madre le ayudaba. Sosteniéndole con su magia de las garras, él iba bajando las escaleras poco a poco, sin que Luna tuviera que decirle cómo hacerlo siquiera. Le salía él solo, casi por instinto.

Tardaron un poco, pero finalmente llegaron al comedor, donde su tía Celestia les estaba esperando. Al verla, Frank la saludó.

-¡Tía Cewestia!

-Hola, Frank… qué mayor eres ya, viniendo tú solito…-le dijo su tía, divertida.

-Aún le cuesta bajar las escaleras… ¿verdad, cariño?

-¡Verdad!-exclamó él, tratando de encaramarse a una silla.

Ambas alicornios se rieron divertidas ante la dulzura del niño, y finalmente comenzaron a comer; en ese aspecto, las cosas también habían cambiado y ahora Frank comenzaba a comer por sí solo. Antes Luna le tenía que estar dando, pero Frank prefería comer él mismo sin que su madre le estuviera ayudando constantemente, aunque a veces requería de su ayuda, muy de vez en cuando.

De primer plato trajeron puré de calabacín y patata que se comió con sumo gusto; hasta ahora, con el cubierto que mejor se llevaba era la cuchara, y a él siempre le había gustado casi cualquier tipo de puré, por lo que no había problema. Esta vez apenas tuvo que pedir ayuda a su madre, comiéndoselo él solito como un campeón.

-Ya te lo he dicho antes, pero lo cierto es que Frank me sorprende gratamente, es muy precoz para su edad…-comentó Celestia en un momento dado.

-Sí, la verdad es que aprende muy rápido…-asintió Luna.

El segundo plato, al menos para Celestia y Luna, consistió en cogollos de ensalada con cebolleta, aceitunas, pimientos y espárragos; el segundo plato de Frank, el pollo, tardó un poco más en llegar, pero Luna le dio de picotear alguna que otra aceituna aprovechando que no tenían hueso. Al cabo de unos pocos minutos más, apareció Gastón por la puerta llevando consigo una pequeña bandeja en la cual se podía ver un cubreplatos estratégicamente colocado.

-Altezas… el pollo está listo.

-Ah, bien… póngalo ahí.

El grifo sirvió a Frank y destapó el plato, dejando a la vista el pollo; un olorcillo penetrante y sabroso, incluso para Celestia y Luna, invadió el comedor y Frank lo miró con atención, sin saber lo que era. Ambas ponis miraron la carne con cierta aprensión.

-Espero que esté a su gusto…

-Sí, bueno, primero tiene que probarlo… espera, cariño, que te lo parto…-murmuró Luna, sin poder ocultar un evidente nerviosismo.

La alicornio oscura cogió cuchillo y tenedor con una temblorosa magia y comenzó a trocear la carne para que Frank pudiera comerla; no fue fácil para ella, pero finalmente pudo deshuesar por completo la pieza y partirla en trocitos pequeños. Gastón se ofreció a hacerlo él mismo al ver el reparo de la princesa, pero ésta se negó.

-No, he de hacerlo yo, tan solo tengo que acostumbrarme, eso es todo…

Una vez lista la carne, cogió un trocito con el tenedor y se lo acercó a Frank.

-Toma cariño, come, tienes que comerlo.

Frank lo miró un tanto extrañado, llegando a olfatearlo un poco, pero finalmente lo aceptó y se lo llevó a la boca; al principio se mostró un tanto chocado, como si le extrañara el sabor. Pero poco después siguió masticando con gusto, llegando a opinar por el camino.

-¡Está íco!

-¿Te gusta, cariño?-inquirió Luna.

-¡Sí! ¡Más!-pidió él.

Respirando más aliviada, y principalmente por él, Luna le dio el resto de la carne, comiéndosela toda.

El resto de la comida pasó tranquilamente, siendo el postre pastelillos rellenos de crema y nata; Celestia fue la que más los disfrutó, puesto que eran uno de sus postres preferidos, como casi cualquier tarta, pastel o bollo que se preciara.

-Siempre has sido igual de zampabollos, Tia…

-Eh, oye, nada de eso, yo sólo disfruto lo que como…

-Ya, claro… tienes nata en el hocico-añadió Luna, divertida.

Celestia se limpió al tiempo que su hermana y sobrino se reían de ella; aun así, la alicornio blanca se rio con ellos, sin darle mayor importancia.

Tras la comida, Luna acostó a Frank para que durmiera la siesta y volvió al trabajo, ya que tenía papeleo pendiente; poco a poco, su hijo iba creciendo y haciéndose más mayor. Y para ella, no había nada mejor que verle haciéndolo en compañía de su familia.






Después de llegar de Manehattan, Twilight tenía pendiente el hablar con Lyra, ya que la dejó con la miel en los labios después de la fiesta aquella noche; en cuanto pudo hablar con ella se disculpó enseguida, ya que recordaba muy bien haberla tratado mal cuando ella tan solo intentaba ayudarla. Aun así, la unicornio turquesa no la dio mayor importancia, aunque por su parte también se disculpó; la forzó a ir a la fiesta sin saber ni siquiera que podría pasarlo tan mal. Pero al igual que ella, Twilight la disculpó sin echarle más importancia.

Desde entonces no habían retomado la investigación sobre el origen de Frank, tampoco sabían nada de Over Seeker desde la última vez que le vieron, y no habían vuelto a hablar con Zécora; las últimas semanas habían sido un no parar para Twilight, por lo que la sugirió proseguir la búsqueda consultando toda la documentación que Lyra consiguió sacar de la biblioteca de su bisabuelo. A la unicornio turquesa la pareció estupenda la idea y quedó con su amiga una tarde en su biblioteca, trayendo consigo todos los papeles, pergaminos, notas y apuntes que tenía.

El trabajo de Mythic Hearstrings resultó ser mucho más extenso de lo que en un principio parecía; aun a pesar de dedicarse a la mitología, el unicornio se había interesado por otros muchos temas de lo más variados, llegando a plasmarlos en casi todas y cada una de sus notas y observaciones.

-Caramba Lyra, sabía que tu bisabuelo fue muy prolífico, pero no hasta este nivel…-comentó Twilight bastante sorprendida, mientras consultaba varios pergaminos a la vez.

-¿A que sí? Hasta a mí me sorprende, y todo lo que tengo aquí sólo es una cuarta parte del total de su biblioteca…-apuntó ella.

Debido a esto, ya llevaban casi dos horas seguidas sin encontrar nada relevante a lo que ellas estaban investigando; todo lo que ya habían consultado lo dejaron aparte mientras iban cogiendo más apuntes de la pila principal. La alicornio lavanda cogió una serie de papeles sin encuadernar con su magia, y en cuanto los inclinó, algo se deslizó de entre estos, cayendo al suelo junto a ella; Twilight lo cogió y vio que se trataba de una foto en la que salían Lyra y Bon Bon frente a la tienda de caramelos de ésta última. Las dos sonreían a la cámara y se las notaban muy felices.

-Ey, Lyra, me parece que se te coló esto entre los papeles…-comentó ella, dándosela.

La aludida la cogió con su magia y la observó, llegando a esbozar una genuina sonrisa.

-Ah, sí… esta nos la tomamos al poco de llegar yo al pueblo…

-Ah… ¿y desde cuándo la conoces?-peguntó Twilight, curiosa.

-Pues desde hace dos años ya. La conocí casi sin proponérmelo, fue todo tan… natural…

La alicornio lavanda pudo notar cierto tono de nostalgia en su voz, y tal vez algo de alegría que no supo identificar del todo.

-Te fuiste de la ciudad poco antes que yo… casi sin avisar-recordó justo después, pensativa.

-Sí, bueno, la verdad es que podía haber avisado, pero sentía que debía buscar un cambio de aires… no me malentiendas, la vida en Canterlot no está nada mal, pero estaba cansada del bullicio de la gran ciudad. Así que me vine aquí esperando encontrar algo diferente… y la encontré a ella.

El tono y la forma con que lo dijo llamó la atención a la alicornio lavanda, la cual escuchaba atentamente; casi sin proponérselo, las dos pararon su investigación y Lyra siguió hablando, perdiéndose en sus recuerdos.

-Llegué al pueblo de mañana, buscando un hotel o una taberna en la que parar mientras encontraba algo mejor; pasando entonces por su tienda de caramelos, vi a un poni con muy mala pinta saliendo escopeteado de ella y con una bolsa llena de ellos. Entonces oí la voz de Bon Bon gritando pidiendo ayuda y no me lo pensé dos veces; usando mi magia, agarré al ladrón por las patas y éste tropezó y cayó de bruces al suelo, desparramando todo su botín. Al verse sorprendido salió huyendo, dejándose los caramelos atrás, y decidí recogerlos para devolvérselos a su dueña. Fue entonces cuando la conocí por primera vez. Me dio las gracias como unas veinte veces y se presentó; como agradecimiento, me invitó a desayunar y yo acepté, mientras nos íbamos conociendo un poco mejor. Bon Bon resultó ser todo lo que me esperaba y lo que no me esperaba también; una yegua atenta, trabajadora, honrada, y con algo de genio, pero a la vez buena y dulce, casi tanto como sus caramelos. La expliqué que era nueva en el pueblo y no tenía dónde parar, y ella me ofreció quedarme en su casa ayudándola en su tienda. Casi sin pensarlo siquiera, acepté. Esa fue quizás la mejor decisión de todas las que tomé en mi vida.

A Twilight la llamaba la atención la forma en la que contaba la historia, sobre todo por cómo lo hacía; podía notar cierta emoción y mucho sentimiento en la narración, cosa que la hacía seguir escuchando atentamente. Lyra continuó sin que ella se lo pidiera.

-Aun a pesar de su gran talento haciendo dulces y caramelos, Bon Bon apenas vendía y la costaba un mundo hacer caja. Yo apenas lo entendía, ya que había probado algunas de sus creaciones y me parecieron muy buenas. Me comprometí a ayudarla a levantar el negocio y, una mañana, descubrí por qué apenas tenía clientela; y es que su mal genio llegaba a espantar a casi cualquier poni que pasaba por allí, incluso a los potrillos más pequeños, los cuales la veían como una bruja amargada por lo que pude averiguar más tarde. La expliqué entonces cual era el problema, y digamos que… no se lo tomó del todo bien. Aun así yo no me desanimé y pensé en alguna forma de atraer clientes; entonces se me ocurrió algo y, una mañana, saqué mi vieja lira y comencé a tocar dentro de la tienda. En menos de cinco minutos, la tienda se llenó de ponis que vinieron a escucharme; y, cual efecto rebote, compraron caramelos aprovechando que ya estaban allí. Mi idea funcionó y Bon Bon hizo más caja que nunca, incluso su humor llegó a cambiar y todo. Ahora su tienda tiene más éxito que nunca, incluso ha aprendido a relajarse un poco más. Y… bueno…

La unicornio turquesa pausó por un momento su historia, llegando a enrojecer ligeramente.

-¿Y qué más? Si no te importa, claro…-inquirió Twilight, llena de curiosidad.

Lyra la miró por un momento y sonrió brevemente antes de contestar.

-Bueno, creo que a ti te lo puedo decir… después de todo, eres mi amiga.

-Claro que sí…

La unicornio turquesa suspiró y anunció.

-Desde entonces, Bon Bon y yo comenzamos a salir…

-¿Ah, sí?-inquirió Twilight, sorprendida.

-Sí… fue ella quien me lo pidió primero, al mismo tiempo que yo me declaré… en el día más feliz de mi vida.

-Vaya, qué sorpresa… no sabía que te gustaran las yeguas, pensaba que te iban los sementales… como te vi aquella vez con ese chico en la fiesta…-recordó la alicornio lavanda.

-Bueno, la verdad es que no les hago ascos a ninguno de los dos, tú ya me entiendes… pero con Bon Bon todo pasó de forma tan genuina, tan natural… nunca pensé que llegaría a enamorarme de alguien como ella, pero aun así aquí estamos. Y seguimos juntas.

-Qué bien… me alegro mucho por ti, Lyra…

-Gracias, Twi… sabía que lo comprenderías.

A esas alturas, ninguna de las dos tenía ganas de seguir investigando, por lo que siguieron charlando animadamente, dejando pasar el tiempo.

-¿Y tú? ¿Qué tal te han ido las últimas semanas? Ya me enteré que hubo una exposición de Star Swirl el Barbudo en la plaza, ¿llegaste a verla?

-Me hubiera encantado verla entera, pero apareció cierto draconequus no deseado que nos arruinó los planes a Cadance y a mí… pero al final no fue tan malo del todo…

-¿De veras? ¿Y ya confías en él? No sé tú, pero yo no me fío ni un pelo de ese tipo…

-Bueno, hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere, pero realmente ha cambiado… aunque siga siendo un metomentodo de primera…

-Brr, prefiero tocar madera… ah ¿y te acuerdas de la pedazo de fiesta que montó aquel poni con Pinkie? ¿Cómo se llamaba, Breeze, Maze?

-Cheese, Cheese Sandwich… sí, claro que me acuerdo, como para no acordarme, menuda montaron entre los dos… la verdad es que estuvo bastante bien, incluso yo misma llegué a soltarme un poco…

-Sí, me acuerdo, subiste al escenario con las demás y estuviste bailando…

-Sí, si no hubiera sido por mis amigas, me hubiera costado mucho más… ah, por cierto, te llegué a ver aquella vez en la colecta del centro de mascotas de Ponyville ¿Quién era el semental con el que estabas? No me sonaba de nada…

-Ah, sí, es Noteworthy, un compañero mío del centro de música al que estoy yendo… vamos a formar una banda y el chico es muy bueno tocando el clarinete, me invitó a ir con él, me parece que le hago tilín, pero no quiero herir sus sentimientos…

-Oh, ya veo… bueno, mientras sepas cómo decírselo…

-Sí, bueno, ya veré cuándo encuentro la ocasión… ah, por cierto, ya sabía que eras buena haciendo magia y todo eso, pero… ¿en serio convertiste a ti y a tus amigas en breezies?

-Ah, sí, encontré el hechizo en la biblioteca del antiguo castillo de Everfree y quise probarlo… fue más complejo de lo que parecía a simple vista, pero al final pude lograrlo.

-Ya, ya, me enteré por Rose, que llegó a veros cuando pasó por allí acompañando al doctor, y en cuanto me lo explicó me quedé en plan ¿en serio? Eso me lo tiene que confirmar Twilight…

-Pues sí, ya ves, no hay nada que no pueda hacer…

-Desde luego, estás hecha toda una pro…

La conversación se fue derivando en otros derroteros, haciendo la tarde enseguida; al poco rato, apareció Spike llevando una tarjeta consigo.

-¡Twilight, hay correo tardío, acaba de llegar de la oficina hace nada!

-¿Qué es?

-Una tarjeta con una postal… parece que Over Seeker se va a hacer a la mar…-anunció él.

-¿En serio? Déjame ver eso…

Twilight levitó ambas cosas con su magia y las acercó, Lyra se inclinó para verlas mejor; la postal era una en la que se podía ver una serie de paisajes de la ciudad de Fillydelphia, entre ellos parte del puerto, varias calles y el edificio histórico que alberga la rajada campana de la amistad. En la tarjeta había una foto de Seeker frente a un enorme galeón. En la otra cara de la postal había algo escrito, Twilight y Lyra lo leyeron por lo bajo.

Querida Twilight, aquí me ves a punto de partir en este fastuoso galeón que me llevará hasta la Poninesia; después de muchos dimes y diretes, he conseguido que unos comerciantes me acerquen hasta allí, y podré hacer investigaciones sobre el terreno. No te preocupes, te mantendré informada con lo que me vaya saliendo, sé que por ahora no puedes acercarte, por lo que déjamelo a mí. Saluda a Lyra y Zécora de mi parte. Over Seeker.

-Ah, entonces es por eso por lo que ha estado tan callado…-murmuró Twilight, pensativa.

-Vaya, menudo galeón… ya me gustaría a mí viajar en uno de esos…

-Sí… bueno, al menos no todo está tan parado, espero que Seeker pueda encontrar algo por allí.

Lyra se quedó allí un rato más hasta que finalmente se fue, llevándose todos los apuntes de su bisabuelo.

-Lo dejaremos para otro día… al final, entre pitos y flautas, lo hemos abandonado sin darnos cuenta…

-Ya ves, pero eso es porque tú me das mucha conversación…

-Pues anda que tú…

Las dos se miraron por un momento antes de echarse a reír de manera confidente.

-Bueno, pues nos vemos otro día…

-Sí, cuídate, hasta luego.

Una vez sola Twilight se estiró un poco, sintiéndose algo agarrotada después de estar tanto tiempo tumbada.

-¿Lyra ya se ha ido?-inquirió en ese momento Spike, saliendo de la cocina removiendo algo en un bol.

-Sí… ¿Qué estás haciendo?

-Masa de hojaldre para la cena…

-¿Quieres que te ayude?

-No, mejor no, recuerda lo que pasó la última vez que te acercaste a la cocina…

-Oh, vamos, ni siquiera me dejaste intentarlo…

-Eh, no, lo intentaste y casi lo quemas todo…

-Pero eso solo fue un pequeño accidente…

-¿Ah, sí? Pues menos mal que solo fue pequeño…

-Oh, venga, déjame ayudarte…

-Que no…

-Jo, anda, Spike…

-Te he dicho que no…

Los dos siguieron discutiendo mientras se metían en la cocina, tratando de zanjar el asunto. Afuera, la noche se echaba sobre Ponyville.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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