[Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [Ep17]

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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor horwaith » 13 Ene 2016, 10:16

Creo que te has tomado lo mismo que le ha dado Zecora a Twilight, porque menudo capítulo has hecho. Realmente esperaba que se estrellase el tren, pero eso sería predecible y aventurero, lo cual va en contra de todo lo que representa este fic xD
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor McDohl » 13 Ene 2016, 16:59

Twilight, que te has fuma...? Oh wait.

Y la hecatombe se avecina. Solo tengo una pega:

¿¿¿Porque a Appleloosa, porque???
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Grey Edge » 13 Ene 2016, 18:14

McDohl escribió en 13 Ene 2016, 16:59:Twilight, que te has fuma...? Oh wait.

Y la hecatombe se avecina. Solo tengo una pega:

¿¿¿Porque a Appleloosa, porque???



Porque a nadie le importa Appleloosa, nadie se acuerda que existe siquiera XD
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Volgrand » 13 Ene 2016, 18:33

Wryn escribió en 13 Ene 2016, 18:14:
McDohl escribió en 13 Ene 2016, 16:59:Twilight, que te has fuma...? Oh wait.

Y la hecatombe se avecina. Solo tengo una pega:

¿¿¿Porque a Appleloosa, porque???



Porque a nadie le importa Appleloosa, nadie se acuerda que existe siquiera XD


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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Pandora » 13 Ene 2016, 19:44

Sólo puedo decir una cosa: quiero que la Twilight fumada se haga canon la temporada que viene. Seriously.

Also, Volgrand, qué cortito eres a veces, hijo mío XDD
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Joypad_Console » 13 Ene 2016, 19:57

Here comes the VU-Bomb!

¡Y que algún mod me devuelva mi CM!
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Sg91 » 13 Ene 2016, 21:47

Spoiler:
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Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Nima » 14 Ene 2016, 02:50

Vale. Por recomendación de unos foreros (os doy mil millones las gracias, Sg y Wryn), y aburrida de estudiar, he decidido empezar a leer este fic. Me he leído los 11 capítulos en poco más de media hora, que hubiera sido menos tiempo de no ser porque debía contenerme la risa (por lo tarde y por padres pared con pared) y me ahogaba. Es uno de los fics más divertidos que ha parido el fandom español en general y usted, oh, gran Volgrand, en particular. Mi agradecimiento también para Unade, por supuesto, de la que pienso que su OC no es tan poco agraciada como la describe :) Me hallo esperando el siguiente con ganas, y pienso pedirte este fic en PDF para conservarlo ad eternum.

Destaco dos momentos:

Spoiler:
El chasquido del látigo del amour volvió a resonar sobre los vítores de la multitud, seguido por el inconfundible gemido placentero de una yegua. Volgrandno pudo seguir hablando, ya que su mensaje se perdió entre la algarabía. Unade recibió un violento empujón cuando Lyra y Bon-Bon pasaron rodando por encimade ella, agarrándose de los pelos y gritando algo similar a “su entrepata es mía”.


Que casi me caigo de la maldita silla, ca***** xDDDDDD :elrisas: :elrisas: :elrisas: He necesitado parar unos minutos porque me estaban cayendo lagrimones gordos :elrisas: :elrisas:



Spoiler:
—Es peor, Volgrand —matizó Unade—. Todo lo que se ha acercado a él ha dejado de existir. Dime, ¿cómo definirías el color del centro?

El aludido dio una nueva calada antes de pasarle el cigarro a Unade. Esta también fumó; ambos ex-humanos se miraron y, coordinados por un conocimiento literario en común, recitaron:

—“Es como si al mirarlo te quedaras ciego”. *
—La Nada... —murmuró Volgrand—. Es la Nada. Magnificum Fornicatum está destruyendo este universo.
—La historia deja de tener sentido. La gente ya no cree en este mundo, por eso está dejando de existir. Increíble, pero Michael Ende realmente estuvo en Fantasía.


Y aquí es cuando paso de sólo considerar el fic absolutamente hilarante a adorarlo a la máxima expresión. REFERENCIA A LA HISTORIA INTERMINABLE. ME ENCANTA, J*D*R. Ya tienes mis veinticincomilmillones :pprainbow:



I. WANT. MOAR!!!! :ppparty: :ppparty: :ppparty:
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor unade » 15 Ene 2016, 04:18

Un placer haberte hecho llorar de risa, Nima.
Gracias a todos por los reviews.
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Sr_Atomo » 15 Ene 2016, 07:58

Si os digo que es de los mejores y más hilarantes fanfics que he leído nunca, deberéis creerlo, porque es la verdad. Aún me estoy riendo... Grande, Volgrand, muy grande... Grande, Unade, muy grande... Sois un par de genios.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Volgrand » 25 Ene 2016, 01:19

Capítulo 12: "El artista invitado"

Spoiler:
NOTA DE LOS AUTORES:

Estimados lectores, antes de proceder a la lectura de este texto os recomendamos visitar Youtube y buscar la canción “Sweet Transvestite” de The Rocky Horror Picture Show. Podéis ver el vídeo antes o, para mayor shock, empezar a reproducirla a partir del segundo 52 cuando empiece... el show.

Disfrutad del capítulo. Hemos sufrido para que la narración estuviera... a la altura.


* * * ------- * * *


En la historia del multiverso se habían dado multitud de momentos en los que grandes cantidades de entes vivientes y pensantes se congregaron en un punto concreto: Épicas batallas militares, indescriptibles espectáculos visuales, horribles huidas de zonas de guerra... Mas ninguna de estas circunstancias podía igualarse a lo que estaba ocurriendo en Canterlot en aquel preciso momento.

El aullido de entusiasmo de cientos de miles de fans se oía a kilómetros de distancia. El mayor estadio jamás construido estaba lleno a rebosar, y varios zepelines lo sobrevolaban, retransmitiendo todo detalle y proyectando imágenes de Magnificum Fornicatum en sus pantallas gigantes. Por supuesto, las mayores mentes equestrianas se habían unido para inventar y desplegar una red de televisores por cada rincón del continente para que absolutamente nadie se quedara sin ver el que iba a ser el mayor espectáculo de la creación.

Se había cortado todo tráfico de carretas, pues Celestia había decretado que ese día sería declarado fiesta nacional equestriana, y todo Canterlot se había engalanado con estandartes que emulaban el perfil cuatrialado de Magnificum Fornicatum. Toda Equestria sabía ya que aquel era el día más importante de su historia.

Volgrand y Unade cruzaron la vía, poniendo así sus cascos oficialmente en las afueras de Canterlot. A sus espaldas las maldiciones lanzadas por Mad Machine se perdieron en la lejanía.

—Estamos a varios kilómetros del estadio. Así que tendremos que apresurarnos, para lograr llegar a tiempo.
—Creo que la distancia no va a ser el único problema Volgrand.

Unade señaló hacia una conglomeración de ponis alíneados ordenadamente. La fila se perdía en la lejanía hacia Canterlot.

—No me lo digas —musitó Volgrand.
—Sep, llevan camisetas de Magnificum.
—Geeenial. Vamos a tragarnos una cola de semanas para escuchar un adefesio —protestó mientras caminaba para situarse tras las dos últimas ponis.

Las dos ponis que estaban ante ellos, con camisas con el perfil de Magnificum se volvieron hacia ellos dos con los ojos inyectados en sangre. Volgrand las miró desafiante.

—¿¿¿Qué??? Tengo razón —dijo Volgrand ignorando el peligro—. Escuchar a...
—... Vinyl Scratch y Octavia es una tortura comparado con la hermosa voz de Magnificum Fornicatum —intercedió Unade.

Ambas ponis, cambiaron sus miradas a unas de adoración y lanzaron un chillidito al unísono.

—¡Sííííííí! ¡¡Es tan guapo!!
—¡Sííííííí! ¡¡Es lo más grande!!

Volgrand miró a Unade con los ojos como platos.

—Unade qué...
—Tssst, calla —susurró, y después volvió a alzar la voz—. Además, nosotros no estamos aquí para disfrutar del concierto, sino para hacer que otros disfruten de él.
—¿Pero qué, estás dicien...?
—¡Y como técnico de sonido, deberías tenerlo claro, Volgrand!

Antes de que pudiese rechistar más, Unade sacó una gorra de su mochila con los dientes y se la encasquetó a Volgrand entre las orejas.

—¿"Electrónica Web"?
—Sip, los mejores. Ya lo sabes. Calidad y precio. ¡Arreglamos todo!

Unade sacó a su vez un cinturón de herramientas y lo añadió al disfraz de Volgrand. Finalmente este comprendió el concepto.

—Oh, sí... Y nos necesitan ahí dentro. Un lío tremendo con los cables.

Ambas yeguas miraron a los dos ex-humanos con caras de admiración, y Volgrand sintió que la sangre se le helaba. Había visto esa mirada antes: era la mirada de un león a punto de saltar sobre un lechón, la expresión de un niño ante el último caramelo de limón del mundo, la cara desquiciada de un yonki que había recibido demasiada naloxona*. Pero todo sucedió tan rápido que el pegaso azul no tuvo tiempo a avisar a su amiga. Las dos yeguas tomaron aire al tiempo y gritaron:

—¡¡VAN A TRABAJAR EN EL EQUIPO DE SONIDO DE MAGNIFICUM!!
—¡¡IIIIIIIIIIIIIIIHHHHHHHHHHHHHHHH!!
—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!
—¡¡QUEREMOS UN POTRO TUYO TAMBIÉN!!

Unade dio un paso atrás.

—Volgrand, si no has aprendido a volar hasta ahora, creo que es el momento adecuado de hacerlo.

Diciendo esto, la pegaso rosita melocotón desplegó las alas, encogió las patas para centrarse en dos extremidades solamente, y aleteó. Funcionó, se elevó hacia arriba alejándose de la fila del concierto... que ninguna fan se atrevía a abandonar por no perder su puesto.

Volgrand insistió en usar el sistema conocido por su cuerpo: el galotrotovuelo. Tras correr en círculos seguido por varias fans, todo extremidades desacompasadas, se estampó contra una poni que lo esperaba con las patas abiertas y tras él tres más saltaron a la melée.

—IIIIIIIIIIIIIIIIHHHHHHHHHHHHHH, YO LO HE VISTO PRIMERO.
—¡¡VA A PISAR CERCA DE DONDE PISARÁ NUESTRO ÍDOLO, PROBABLEMENTE, QUIERO UN POTRO SUYO!!

Unade, a pesar de su aspecto arisco, era un alma sensible y por eso cerró los ojos. No podía el espectáculo de Volgrand siendo violado por un ejército de yeguas grupies en celo. Luchando contra las náuseas se volvió, tomó aire, y lo más fuerte que pudo chilló:

—¡IIIIIIIIIIIIIIIIIHHHHHHHHHHHHHHH!

Era el grito grupie que tantas veces había oído a niñas histéricas en conciertos, era el grito animal primitivo que transmitía el siguiente mensaje: chicas, nuestra presa está a la vista, tonta la última. Varias yeguas alzaron la mirada y se volvieron hacia donde Unade señalaba: la lejanía.

—¡¡MAGNIFICUM ESTÁ ALLÍ!! ¡¡Y VIENE HACIA NOSOTRAS!! ¡¡IIIIIIIIIIIIIIHHHHHHHH!!

Y para hacerlo más creíble, bajó al suelo y corrió hacia donde señalaba, abriéndose paso. La estampida no tardó en formarse tras ella. Simulando una serie de torpes tropezones se dejó adelantar, y luego volvió caminando hacia atrás hasta donde había visto caer a Volgrand.

Un manojo de pelo azul, sobado y lamido, estaba en el suelo. Una pezuña salió de aquella balleta azul gigante y tanteó hasta encontrar sus gafas. Unade lo oyó soltar un sollozo**.

—No se han roto. Gracias al cielo...
—Volgrand, no tenemos tiempo. Recomponte. Encoge las cuatro patas bajo tu barriga y aletea. Muerde mi cola. Creo que seré capaz de remolcarte en línea recta mientras tú te mantengas en el aire.
—No se han roto... —fue lo único que pudo contestar Volgrand.

Unade le caló la gorra echando nerviosas miradas sobre su hombro y lo puso en pie.

—Vamos, amigo, tú puedes. Te buscaré el mejor psicólogo cuando volvamos a casa, buscaré un hechizo de borrado de memoria, pero ahora, por lo que más quieras, por todo el amor de Ripley cuando juntó un lanzallamas con un rifle de pulsos usando cinta americana y se metió en el nido alien para rescatar a Newt, ¡encoge las patas y vuela!

Efectivamente, las grupies habían detectado que podía tratarse de una falsa alarma y corrían de regreso para conformarse con el décimo quinto plato. Seamos francos, Volgrand no podía considerarse un segundo plato de nadie en sus cabales.

—¡Volgrand, mueve las alas YA!

Y Volgrand, sin soltar sus gafas y emitiendo ocasionales hipidos, empezó a menear las alas... sin tratar de ponerse en pie. Eso hizo que derivara patéticamente hacia un lado, flotando a pocos centímetros del suelo. Unade lo mordió por la cola y tiró de él hacia arriba, haciéndolo subir finalmente.

Bajo él las grupies se amontonaron y alzaron sus pezuñas.

—¡¡ES UN PIPA DE MAGNÍFICUM...!!

Unade se plantó ante Volgrand agarró sus quijadas con los cascos y lo obligó a mirarla.

—Volgrand, ¡¡Volgrand!! ¡¡No mires hacia abajo!! Vamos a hacer esto juntos, ¿vale? Vas a morder mi cola y concentrarte en mantener tus patas encogidas y mover tus alas, eso es todo. ¿Vale?

Volgrand asintió. Unade acercó el extremo de su cola.

—Vale, muerde... Y recuerda, NO MIRES HACIA ABAJO.

Poco a poco fueron avanzando sobre la fila de grupies. Volgrand mantenía sus ojos fijos en la lejanía y escuchaba las voces bajo él, "es un piiiiipa de Magnificum... veeeeeeenn... veeeen conmigo... quiero un potro tuyo también....". Mas Volgrand supo ignorarlas: haber pasado por el primer infierno ponificado de Dante era una experiencia que nadie querría repetir.

Lentamente, aleteo a aleteo, Unade lo remolcó hasta las puertas del estadio donde la mayor aberración musical de la historia de Equestria iba a ser idolatrada por toda su población en apenas una hora. Se estaban quedando sin tiempo.

A medida que sobrevolaban la capital de Equestria, Volgrand logró recuperar lo suficiente la compostura para observar sus alrededores. La ciudad se hallaba cubierta por pancartas de Magnificum; ponis de toda raza, condición y edad se aglomeraban en las calles, en un imposible intento de acceder al estadio donde Magnificum iba a dar el concierto. Enormes pantallas habían sido instaladas en lugares elevados, las cuales anunciaban el inminente comienzo del concierto.

—Oh Fiof —murmuró Volgrand sin soltar la cola de Unade—. Bira a la ferecha.

Creciendo desde el bosque Everfree, la Nada seguía su imparable avance. Los verdes campos que actualmente deberían hallarse bañados por la luz de la luna estaban cubiertos por el vórtice de locura cegadora que era la Nada; esta se había expandido muchos kilómetros a través del valle que rodeaba Canterlot, engullendo aldeas, campos de cultivo, ríos y montañas. De alguna forma parecía haber evitado Ponyville; de no haber tenido la boca ocupada, Volgrand habría teorizado sobre qué aspectos del mundo estaban siendo olvidados por los lectores del fanfiction en primer lugar.

—Patatas fritas.
—¿Wah? —preguntó Volgrand.
—Patatas fritas —repitió Unade—. Cada vez pienso con más faltas de ortografía. Necesito patatas fritas.
—¡Refifte!

Unade no llegó a responder; frente a ella varios guardias de seguridad pegaso le hicieron señas para que aterrizara. Un poco más atrás vio una densa barrera de esos mismos profesionales, frenando a alocadas fans pegaso (y alguna grifo) que se lanzaban contra la misma cual groupies desbaratadas. Era obvio que por la fuerza no iban a entrar, por lo que Unade decidió aterrizar tan cerca como pudo de una de las puertas del estadio.

Volgrand aterrizó tras ella, soltando la cola de su amiga y escupiendo algunos pelos a continuación. Por suerte su pelaje se había secado con el vuelo, lo cual le hacía sentirse un poco menos... violado.

El estar rodeado por otra caterva de groupies expectantes por entrar en el concierto no ayudó demasiado. Mirara a donde mirara, ponis de toda raza o sexo portaban camisetas y pancartas de Magnificum Fornicatum; algunos exigían entrar a gritos, otras hablaban de lo guapísimo que era su ídolo... A través de la puerta los dos ex-humanos lograron ver el escenario, justo al fondo del enorme estadio. Incluso si caminaran en línea recta, deberían superar a miles de ponis histéricos para llegar al mismo.

—Oh, mierda —murmuró Unade—. No sé cómo vamos a llegar a Vinyl y Octavia.

Volgrand, por su parte, tragó saliva.

—Yo tengo una idea, pero... es muy, MUY arriesgada.

Su amiga lo miró alzando una ceja.

—A ver, ¿qué pasa si sale mal?
—Que acabamos los dos violados por una panda de yeguas histéricas y en celo.
—¿Le has cogido gusto a esto o qué? —respondió Unade con cara de cruz—. ¿Y si sale bien?
—Llegamos a Vinyl y Octavia y, potencialmente, salvamos el mundo.
—¿Y la opción es...?
—Dejamos que el mundo se hunda en la Nada.

La pegaso melocotón buscó algo en su maleta pero, al cabo de unos segundos, lanzó una maldición.

—¡j*der!
—¿Qué?
—¡No me queda tabaco! —tras unos segundos se explicó—. Si voy a morir quiero echarme un último cigarrito.

Volgrand puso un casco sobre el hombro de su amiga en señal de apoyo; después se ajustó la gorra de “Electrónica Web” (que, por alguna razón, no se le había caído, aunque aún estaba un poco húmeda) e inspiró profundamente.

—¡¡OH, DIOS MIO!! ¡¡EL CONCIERTO NO SE PODRÁ REALIZAR!!

Al instante, cientos de ponis se tornaron hacia ellos, identificando como reales sus falsos uniformes de técnicos de sonido.

—¡No es posible!
—¡¿Por qué?! ¡¿Qué ha pasado?!
—¡No puede haberle pasado nada a Magnificum! ¡Todavía no me ha dado un potro!
—¡SE HAN SOLTADO UNOS CABLES DEL EQUIPO DE SONIDO! —mintió Volgrand—. ¡HAY TANTA GENTE QUE JAMÁS LLEGAREMOS A TIEMPO PARA SOLUCIONARLO! ¡SOLO NOSOTROS PODEMOS ARREGLAR EL PROBLEMA!

Hubo un instante de silencio tras ese grito, en el Volgrand y Unade pudieron escuchar las voces de los fans que les rodeaban: “Son técnicos de Magnificum”, “Son los pipas de nuestro ídolo”, “Oh, Dios, quiero que me dé un potro”. Ambos amigos retrocedieron unos pasos solo para verse completamente rodeados.

—Volgrand, si salimos de esta te voy a matar.

Sin embargo, parecía que, aunque sostenida de un hilo, se mantenía la calma; frente a ellos varias yeguas gritaron “¡Dejadles pasar!”, y empujaron a la muchedumbre para abrir poco a poco un pasillo hacia el escenario. Volgrand y Unade, actuando como si el más mínimo sonido fuera a provocar una avalancha, avanzaron lentamente, sintiéndose como gacelas heridas en medio de una manada de hienas hambrientas.

Se giraron con la sangre helada cuando escucharon un grito entre la muchedumbre. Pero no un grito cualquiera: fue como el bramar de un cuerno de caza, una llamada a la guerra, un grito visceral y profundo. Una yegua de tierra, ataviada con una camiseta de Magnificum, saltó por encima de la multitud y se echó sobre Volgrand. El desdichado pegaso azul retrocedió, viendo su vida pasar frente a sus enormes ojos. El plan había fallado, toda esperanza estaba perdida: Ahora serían violados hasta que la Nada se adueñara de toda Equestria y ellos desaparecieran por siempre.

Hay que reconocer que era una muerte original, cuanto menos.

Pero, en el último instante, algo interceptó a la asaltante: otra yegua, una pegaso esta vez, se lanzó contra la primera y la desvió, placándola contra el suelo. Era una poni tan secundaria que ni siquiera llegaba a ser una poni de fondo, pero esa valiente hembra se giró rápidamente y gritó:

—¡¡Corred!! ¡No sé cuánto tiempo podré contenerme yo misma!


Los dos ex-humanos echaron a galopar hacia el escenario, pero frente a ellos el pasillo temblaba, retorciéndose en su deseo incontrolado y, finalmente, estalló hacia ellos por su derecha.

—¡¡Volgrand!! ¡¡No lo vamos a lograr!!

La riada de yeguas saltó hacia ellos dispuesta a acabar (sexualmente) con los dos falsos técnicos de sonido. Pero en el último instante un nuevo grito de batalla surgió a las espaldas de Volgrand y Unade.

—¡¡Ninguna fan del metal se queda sin su concierto!! ¡Hermanas, a mí!

Notaron el retumbar de la carga de caballería en el suelo y no les dio tiempo a darse la vuelta para encararla. Las vengadoras del metal, vestidas con muñequeras tachonadas y chaquetas que simulaban cuero, pasaron rozando a Volgrand y Unade, levantando sus crines y haciendo temblar el suelo bajo ellos.

Más fans locas se echaron sobre los dos ex-humanos desde los lados; la pegaso melocotón logró esquivar a un semental que saltó sobre ella, babeante y desquiciado. Justo cuando iba a volver a atacarla, una cabeza de yegua, maquillada como un panda agresivo y con varios piercings, se materializo a su derecha y lanzó al asaltante a varios metros de distancia de un soberano cabezazo.

—¡Giselle! ¡Madolina! ¡Aquí!

Junto a la primera yegua dos unicornias con el mismo maquillaje aparecieron. Sus cuernos brillaron y una barrera plateada apareció a ambos lados de Volgrand y Unade. La primera yegua se volvió hacia ellos:

—¡¡SEGUIDME!! ¡¡Y no miréis atrás!! —después volvió a mirar al frente— ¡Hermanas del metal, FORMACIÓN DE CUÑA!***

No hizo falta que se lo repitiesen dos veces: ambos ya estaban corriendo hacia el escenario, flanqueados por las amantes del metal. Volgrand osó girarse durante un momento y mirar a su espalda: todas las fans de Magnificum Fornicatum se abalanzaban sobre ellos como un ejército de lemmings encocados.

Con la orden de la Madre Superiora del Heavy, las Hermanas del Metal adquirieron una perfecta formación de cuña, abriendo el camino para Volgrand y Unade, y barriendo a su paso y a cabezazos a todo aquel que osaba ponerse en su camino. A ambos lados de los ex-humanos Giselle y Madolina mantenían las defensas mágicas, deteniendo a yeguas que, cual babeantes zombies hiper-hormonadas, se estampaban contra las mismas.

Cabezazo a cabezazo, el escenario parecía cada vez más cerca, y Unade llegó a creer que iban a lograrlo. Pero entonces, sobre las crines de cientos de fans que se agolpaban a los pies del mismo, surgió un estandarte portando la efigie cuatrialada de Magnificum Fornicatum.

Una densa línea de yeguas y sementales se formó, tomando posiciones para frenar la carga. Portaban más camisetas, emblemas y joyas de Magnificum que ningún otro asistente a ese concierto, y en medio de su formación se alzaba su estandarte. Eran la línea infranqueable, aquella que marcaba la diferencia entre los fans del montón y... ellos.

Eran los Fans de Primera Fila.

Las Hermanas del metal, viendo un enemigo digno del mejor Wall of Death, cerraron filas y aceleraron su carga.

A pesar del griterío que había a su alrededor, un silencio se formó en la mente de Volgrand; su conciencia se enfocó y su corazón latió al unísono junto al del resto de las Hermanas del Metal. Aceleró su galope con pasos certeros y firmes, como martillazos sobre un yunque, acercándose a la línea de carga y preparándose para dar el mejor cabezazo que jamás volvería a dar en su vida.

—¡¡RONNIE JAMES DIO, CONCÉDENOS TU FAV...!! ¡¡Bargh!!

Unade saltó sobre su desbocado amigo, lanzándolo al suelo. El resto de la carga pasó sin percatarse de que habían caído.

—¡¿Pero qué haces?! ¡Hay que acabar con esos putos pijos!
—¡Volgrand, idiota, que te van a matar!

Furibundo, el pegaso azul se puso en pie para volver a unirse a la carga. ¡Cómo se atrevía a robarle su momento de gloria! ¡Iría allí y...!

Las Hermanas del Metal chocaron contra los Fans de Primera Fila; una explosión de ponis, algunos del tamaño de Big Mac, ocurrió a continuación. Pero eso no fue más que el inicio: las segundas filas de ambos ejércitos, unicornios, cargaron sus mejores hechizos. Decenas de explosiones multicolor se sucedieron por la zona, algunas yeguas se vieron convertidas en pollos, y aún así siguieron dando cabezazos. Las pegasos se lanzaron en picado sobre la melé, cogiendo a sus rivales y alzándolos en el aire para luego lanzarlos por donde Discord perdió la chancla.

Equestria jamás volvería a ver una batalla como aquella.

Volgrand observó la escena durante un instante y después volvió a agacharse.

—Vale, quizá tengas razón —comentó mientras un poni pasaba volando por encima suyo, y no por efecto de las alas que no poseía.
—¡Quítate esa gorra y ponte esta camiseta, corre!

El aludido hizo lo que le ordenaban, pero puso cara de asco al ver que se trataba de una camiseta de Magnificum.

—¡Tía! ¿En serio?
—¡Sí! Hay que pasar desapercibidos. Ahora camina agachado, y avanzaremos hasta el escenario. Si alguien pregunta grita lo grande que es nuestro ídolo y salvador, ¿vale?
—j*der, qué asco... vale vale. Me tendré que lavar la boca con jabón después de esto.

Fueron avanzando poco a poco entre pisotones, cargas y hechizos descontrolados.

—¡Unade, nos van a aplastar!
—¡Casi lo prefiero a la alternativa!

De pronto hubo un cambio en la luminosidad: la oscuridad se hizo presente con el sonido de los diferenciales del equipo audiovisual. Y con él, casi todo el público detuvo la pelea y guardó silencio, expectante.

—Oh mierda... ¡oh mierda! ¡Creo que está a punto de empezar!
—j*der... Volgrand, ¡dime que tienes patatas fritas! ¡¡DIME QUE LAS TIENES!! ¡¡LE TENGO CARIÑO A LA POCA CORDURA QUE ME QUEDA!!

Los ponis que habían dejado de pelear miraban al escenario impasibles, como hipnotizados. Así que fue seguro ponerse en pie para tratar de orientarse.

El escenario estaba completamente a oscuras, aunque se dejaba entrever una escenografía de lo que parecía una catedral gótica. Súbitamente, a un lado del escenario, hubo una explosión densa y concentrada de humo; la silueta de un violonchelo se formó y, con un ligero cambio en las luces, una poni apareció sosteniéndolo:

Octavia Auditor.

La virtuosa alzó el arco en un lento y teatral movimiento, manteniéndolo así durante unos largos segundos; Volgrand y Unade notaron cómo se les erizaba el pelo del lomo con la expectación. Entonces bajó el arco, y una larga y perfecta nota llenó todo el estadio.

—Uooo...
—Oh, cielos...

Cuando la segunda nota de la melodía sonó, una nueva explosión de humo ocurrió al otro lado del escenario. En esta apareció la silueta de un inconfundible equipo de DJ y, una vez más, con un ligero cambio en la luminosidad, Vinyl Scratch fue revelada tras los platos. La unicornio paseó lentamente la vista, oculta tras sus gafas de sol, por el público para, finalmente, detenerse sobre Octavia durante un instante, como contagiándose de su grandiosidad. Bajó la mirada a los controles y los tocó con un solo casco, con gesto sencillo que parecía decir “hágase la música”.

Y la música se hizo.

La percusión revoloteó junto a los hábiles arpegios de Octavia; como ondinas, como elementales del aire, los hijos pródigos del virtuosismo de ambas artistas se entrelazaron y danzaron invisibles en el aire, mas su danza movía los sentimientos de los únicos ponis que no habían sucumbido al poder del Gary Stú.

—¡Santo Dios!
—¡Son grandiosas!

El dúo se prolongó por casi un minuto, en el que Volgrand y Unade se mantuvieron ensimismados por el mismo, mientras que a su alrededor nadie parecía reaccionar al espectáculo. Poco a poco la música creada por ambas virtuosas derivó hacia un estilo... ¿Rock? ¿Burlesque? ¿Una combinación de ambas? El cello de Octavia, poco a poco, vio su sonido distorsionado, siendo más parecido a una guitarra eléctrica que a un instrumento clásico; la percusión del equipo de Vinyl se volvió más rítmica e... ¿incitante?

Al fondo del escenario, iluminando los recargados frescos góticos de la escenografía, una deflagración de llamas verdes ocurrió; en el centro de la misma surgió una figura que, entre las sombras, anunció sin palabras que debían llamarle “Majestad”.

El artista invitado.

La figura avanzó hacia el borde del escenario poco a poco, caminando al ritmo de la música y dejando que la luz lo revelara lentamente. Vestía una camisa ajustada de redecilla y una larga capa de raso carmesí. El pelaje de su rostro era gris y bordeado en negro; el maquillaje en torno a sus ojos, que mantenía cerrados, era tan exagerado que más parecía una armadura, y se había incluído purpurina y lentejuelas en él. Allá donde debería haber una crin tenía una larga ristra de escamas rojas, como la cresta de un dragón, y su cola parecía una fría llamarada negra. En sus patas delanteras, guantes altos estampados con un diseño de cristales; en las traseras, dos ligas y herraduras de tacón de aguja.

La criatura sonrió, mostrando sus dientes afilados, y dio un último paso hacia el público, con la soltura de una cabaretera. Entonces abrió los ojos: amarillos, con pupilas de diferente tamaño y color, una azul y la otra marrón.

—No... me jodas... —murmuró Volgrand.
—Eso es... ¿nuestra mentira?

(Música de The Rocky Horror Picture Show. Sweet Transvestite)

¿Qué tal? Veo
que conocéis... a mi amado... ídolo.
Tanta expectación, tanta excitación
solo puede traerla el único

Soy incapaz
de competir
con quien os roba los sesos
No parezco gran cosa, en comparación
pero os haré gritar como posesos.


En este punto, Sombra Discordante se levantó a dos patas y echó hacia atrás la capa carmesí para revelar toda su decadente grandiosidad.

Soy el más grande transexual,
que ha conocido jamás Equestriaaaaaaa.

La nota barítona llenó el escenario, acompasada por el perfecto acompañamiento de Vinyl y Octavia. Unade y Volgrand descolgaron la mandíbula.

—¡Esto es decadente!
—¡Es lascivo!

Ambos amigos, sin despegar la mirada del escenario, gritaron al unísino:

—¡Es la hostia!

En el escenario, Sombra discordante, tomó el micro con una pezuña y paseó una mirada lasciva sobre las primeras filas.

Dejadme... hablaros de él
y las ideas que siembra.
Cree humillante que me vista... de hembra
pero sé que... kas yeguas sois... el alma de todo
y con este homenaje a vosotras le incomodo.

Soy el más grande transexual,
que ha conocido jamás Equestriaaaaaaa.


Volgrand alzó las pezuñas y gritó “Equestriaaaaaaaa””.

—¡Este tío, es realmente grande! ¿Cómo lo ha conseguido?
—No lo sé. —respondió Unade, con la mirada fija en el espectáculo y las alas más tiesas que había visto jamás un pegaso.


Así que, relajaos y disfrutad
dejad que os encienda
permitid que dirija este baile.
Pero no os humilléis
o me aburriréis,
quiero amantes rebeldes.

Soy el más grande transexual,
que ha conocido jamás Equestriaaaaaaaaaaa.



Con un acorde de cello y alzando un micro sobre su cabeza en gesto triunfante, las luces cayeron sobre Sombra Discordante, acabando la canción.

Volgrand y Unade ya se habian lanzado en una ovación y aplauso con los cuatro cascos antes de que la música cayese.

—¡UOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
—¡INCREIBLE!
—¡ARTISTA!
—¡¡OLÉ!!

Y sus voces resonaron por encima de los murmullos de las distendidas conversaciones que se sucedían a su alrededor. A algo de distancia de ellos, la batalla entre las HdM y los FdPF no había acabado.

Sombra Discordante colocó de nuevo el micro en su soporte y dirigió una mirada de soslayo hacia los dos vociferantes ponis. Hubo un casi imperceptible gesto de sorpresa en su rostro, y después se volvió hacia sus dos músicas y les hizo una señal.

—Chicas, toquemos algo romántico —susurró.

Octavia obedeció al instante.

Hubo un arpegio magistral que arrastró las almas de Unade y Volgrand. Tras dos pasadas, hubo una orquestación que secundó al violoncelo y dotó a aquella solitaria melodía de poder. Y entonces, hubo una voz de barítono que, en apenas dos notas, hizo suya la canción.

Volgrand sintió que se le descolgaba la mandíbula de nuevo. Aquella voz, aquella interpretación era lo más poderoso que había escuchado nunca. No hablaba de campos verdes y pequeñas nubecitas en un cielo azul bajo el que retozar con tu ligue. No. Aquella canción era la pasión del que sabe que lo sacrificaría todo por el amor de su vida, era el arrebato del que se pone en pie para enfrentarse a solas contra el mundo por aquello que ama, era el miedo a perderlo, era la libertad de amar en contra de normas, de costumbres... Era la fuerza del que ha elegido amar con todas sus consecuencias. Volgrand hubiese llorado... pero había tanta energía y tanta pasión en aquella canción que desperdiciarla en lágrimas habría sido un insulto. Y entonces se sorprendió prometiéndose a sí mismo algo: "Vas a salir de aquí, Volgrand, y te vas a llevar este recuerdo contigo".

A su lado, Unade abría unos desmesurados ojos con las alas más enhiestas que había visto nunca Volgrand y se preguntó, por un momento, qué debía pasar por la mente de su amiga. En ese instante se percató de que sus propias alas estaba totalmente desplegadas... y le dio igual. Se volvió al escenario para beberse hasta el último gramo de la actuación.

Unade, por su parte, notó como aquella canción estaba arrastrando fuera del oscuro cubil en el que se escondían, los sentimientos que ella había luchado tanto por esconder y encerrar. Sintió que un puño se le cerraba en el pecho, y no se percató de que estaba llorando hasta que Volgrand se volvió hacia ella.

—Unade, ¿estás bien?
—No, no estoy bien. Acabo de verlo tan claro, todo... Lo que siento en realidad...
La aludida se giró hacia su amigo con gruesos lagrimones cayéndole sobre el pelaje del rostro;
—Tranqui, Unade, dime qué te pasa.

Volgrand la encaró, tratando de decirle sin palabras que fuera lo que fuera, él siempre estaría ahí para ella, que siempre podría contar con su apoyo. No era por nada que él había pensado en ella como la única a quien confiar que había acabado en Equestria.

—Unade, tía, sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras.
—Volgrand, solo es que... Me siento tan avergonzada...
—Dudo que sea más vergonzoso que estar convertida en una patética pegaso rosita melocotón.

Tras una larga nota bemol, Sombra Discordante guardó silencio y dejó que Octavia tomara el protagonismo con un espectacular solo de violoncelo. Ella no tocaba su instrumento: lo hacía cantar; cada nota, cada arpegio, arrastraba un sentimiento único, casi como si el cello estuviera deseando poder tener labios y expresar en palabras lo que intentaba transmitir.
Unade cerró los ojos, tratando de encontrar la serenidad que había perdido.

—No he sido sincera... He tratado de ir de dura, pretendiendo que no sentía nada, pero no es cierto.

Abrió los ojos y miró fijamente a Volgrand a las gafas luchando por hacer salir las palabras por su garganta. Se aferraban a su pecho, temerosas.

—Unade, sabes que caminaría por la puerta del asilo de Arkham a tu lado, que volvería a atravesar la alianza de Calebeis, que volvería a enfrentarme dichoso a todas las fans locas del universo si te tengo como compañera de batalla. En este mundo, o en cualquier otro, seremos aliados. Dime qué te pasa.

Vinyl Scratch pasó de acompañar a Octavia a tocar junto a ella; la orquestación de su equipo ganó intensidad, con unos poderosos acordes que simularon la misma melodía de Octavia; esta última los adornó haciendo increíbles florituras con su instrumento. Unade sintió cómo esas notas se clavaban en su alma, y supo que no podía guardarse ese sentimiento más: tenía que soltarlo. Tenía que admitir deuna vez lo que sentía y que siempre se había negado a expresar en público.

—La verdad es que...
—¿Sí?
—Es que...
—Venga, dilo ya.
—¡¡Echo mucho de menos a mi churri!!

—Unade, seguro que lo sabe y que..

—Nunca le digo lo que siento porque me hace sentir vulnerable. Y ahora estoy aquí, y no sé si podré alguna vez decirle que...

Volgrand se adelantó y abrazó a su amiga, al tiempo que el espectacular dúo empezaba a perder fuerza.

—Tranquila tía, volverás a verlo.

Y con una larga nota sostenida y un revoloteo del violoncello, la melodía murió. En el silencio Volgrand alzó la cabeza, extrañado, y miró alrededor.

—¿No has oído a alguien gritar “¡¿qué?!”?

Unade echó un vistazo al alrededor, al igual que su amigo, hasta que ambos ponis miraron por un instante al lector.

—No, no he oído nada.

Sombra Discordante avanzó hacia el borde del escenario e hizo una señal a Octavia y Vinyl para que avanzasen con él.

—Ha sido un... placer —ronroneó esta última palabra— actuar para vosotros. Ahora, sin más dilación —en este punto se giró directamente hacia donde dos ponis tenían las alas enhiestas y concluyó— os dejo con vuestro único héroe y salvador: Magnificum Fornicatum.

Dos pares de alas se replegaron con aprensión. Dos rostros poniescos se retorcieron en una mueca de disgusto y a su alrededor hubo un estallido de histeria: gritos, empujones, pelos siendo arrancados, desmayos...

Sombra discordante hizo una señal a sus guardias personales y, tras una breve reverencia, el telón cayó ante los tres artistas.

Engullidos por el público Volgrand y Unade trataban de mantener el equilibro entre yeguas babeantes, chillidos histéricos y empujones.

—¡¡Tenemos que llegar hasta detrás del escenario!! —gritó Unade.
—¿Qué?

Era casi imposible escucharse con aquellos gritos. Una sombra pasó sobre los dos ponis, como un pájaro gigante.

—¡¡Que tenemos que llegar hasta detrás del escenario!!
—¡¡No, lo que tenemos que hacer es llegar hasta detrás del escenario!!

Dos sombras volvieron a pasar sobre los ensordecidos ponis.

—¿Qué?
—¡¡Estás sorda!! ¡El escenario, el escenario!
—¡No me llames gorda, hay que ir al escenario!
—¡¿Qué?!

Dos enormes garras se cerraron sobre los dos ex-humanos y los arrastraron al aire. Primero se sintieron sorprendidos por estar en el aire, pero cuando volvieron la cabeza para ver qué ocasionaba ese vuelo involuntario empezaron a gritar: Eran dos vamponis de sombra, con unas enormes garras negras, ojos llenos de un vacío de locura, y unas enormes bocas que abrieron para mostrarles una hilera de agujas y una larguísima lengua roja como la sangre.

—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!
—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!

La histeria del concierto ahogó el grito de socorro de los dos ponis.

* * * ------- * * *



NOTA DE LOS AUTORES:

*NALOXONA: Si has venido hasta aquí para averiguar qué es esto, eres una persona afortuanada. Si ya sabes lo que es y lo has visto en directo, repite conmigo: “Estudia enfermería”, dijeron, “será divertido”, dijeron. Su p*ta madre...

**Todos sabemos que un semental violado es gracisoso. ¿Verdad? ¡¿VERDAD?! ¡¡IROS AL INFIERNO!!

***Basado en hechos reales. Lo juro.
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Pandora » 25 Ene 2016, 02:12

¡PERO CABRÓN, NO LO DEJES ASÍ, QUE ME VOY A ESTAR MORDIENDO LAS UÑAS HASTA QUE LAS RANAS CRÍEN PELO!

Y por favor, ese pedazo artista invitado (y la manera de describirlo que casi parece que haya estado allí). MÁS, POR FAVOR, MÁS.

O me convierto en una de esas fangirls asesinas y te violo.

Lo juro.
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Joypad_Console » 25 Ene 2016, 14:33

Lástima que el artista invitado no cantara la de Pony Patootie, que es mi canción favorita de su repertorio. ;)
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Sr_Atomo » 25 Ene 2016, 20:42

No me he podido reír más al leerlo porque estaba en clase, que si no...

Por cierto, creo que ya sé por dónde van los tiros al principio del próximo capítulo, lo que no le quita absolutamente nada de magia al fanfic. Ganas tengo de leerlo, aunque...

Spoiler:
ello implique ser culpable de la destrucción de Equestria por mi parte como lector de esta historia aberrante...
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor LloydZelos » 25 Ene 2016, 21:04

j*der, vaya rumbo ha tomado esto. Montar un programa para destruir el badfic y salvar Equestria, la catástrofe de refrescarle la memoria al pueblo, las referencias a Mad Max en el tren que me mataron del todo, la heroica carga de las hermanas del metal... Y lo que queda. Eso si, algo me dice que no hemos visto lo más siniestro que este fic tiene que ofrecer. Continúa o te mato.
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