La leyenda de Adenror [Adventure] (añadido capítulo 19)

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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 6)

Notapor Mishiro » 16 Jun 2014, 20:34

Capítulo 7.4

Spoiler:
-Por favor, señorita Sparkle-le pidió con total cortesía el sirviente, al tiempo que retiraba la silla para que la unicornio pudiera tomar asiento-Su Alteza vendrá en seguida-le anunció antes de, con paso rápido y silencioso, salir de la pequeña estancia.

Twilight se terminó de acomodar en el asiento, mientras su “hermanito” hacía lo mismo al otro lado de la mesa y, mientras esperaba el retorno del criado o la llegada de su maestra, no pudo evitar recorrer con interés con su mirada aquella pequeña pero encantadora estancia. No era la primera vez que estaba en aquel pequeño comedor, aunque hacía ya algunos años que no entraba en él, por lo que, ante todo, volver allí hacía que en su memoria despertaran viejos y agradables recuerdos.

Aquella estancia se encontraba en una de las alas más reservadas del castillo real. No era una sala que pudiera considerarse “humilde”, como lo demostraban los muebles de madera noble, las cortinas de sedoso terciopelo, los candelabros de plata, la lámpara de araña de fino cristal de Lafiró o las gruesas alfombras que cubrían los suelos, así como las magníficas vistas que, a través de las amplias ventanas, podían tener los comensales de la bella ciudad capital de Canterlot. Sin embargo, con todo, era un lujo apagado en comparación con el esplendor y boato de la corte, por lo que daba con facilidad una curiosa impresión de sencillez. Lo que proporcionaba ese carácter más intimo a la sala, que era por ello preferido por la princesa Celestia a la hora de recibir algunas visitas, como aquella de su predilecta estudiante y de su leal compañero dragoncillo.

-Oye, Twilight-le dijo de repente Spike-¿Crees que la Princesa habrá hecho que me preparen algunas joyas?-le preguntó, relamiéndose por adelantado mientras sentía como le rugía el estómago.

-Oh…-suspiró, alegre, la unicornio, pensando que su “hermanito” seguía siendo el mismo, incluso ahí, en el mismo palacio real-Seguro que sí, Spike-le contestó.

El pequeño dragón no tuvo mucho tiempo para seguir preguntándose por la comida pues, en cuestión de un minuto, el sirviente regresó a la sala conduciendo con suavidad y rapidez un carrito cargado de platos, a pesar de lo cual, por la maestría del criado, ninguno de los platos, ni de los vasos ni de los cubiertos, hacían prácticamente ni el más mínimo sonido. Sin duda era realmente profesional en su labor, y con ella no tardó en servir con agilidad, los platos sobre la mesa.

Spike tuvo que hacer uso de toda su fuerza de voluntad para resistir a la idea de abalanzarse, hambriento como estaba, sobre la bandeja que tenía delante de sí, sobre la que se acumulaban en orden distintas variedades de crujientes y brillantes gemas, todas de alta calidad. Pero, sintiendo la mirada suspicaz de su “hermana” sobre él, se esforzó por mantener sus garras pegadas a los costados. Sin embargo, la misma Twilight también sentía el peso de la tentación, tras una larga y dura mañana de estudio que le había dejado con un gran apetito, y no miraba con menos fascinación el generoso plato que tenía ante sí, con sus verduras y patatas fritas, que estaban acompañadas por una exquisita y generosa guarnición a base de crema de Horsilly, tan blanca y cremosa como no la había visto más que en algunos de los encargos más especiales e importantes de los Cake.

-¡Buenos días, mi estimada Twilight Sparkle! ¡Y a ti también, Spike!-les sobresaltó, de repente, la armoniosa voz de la princesa Celestia, que en ese momento hizo entrada en el pequeño comedor-¡Oh, no, no! Eso no es necesario-les dijo, haciendo un señal y sin poder evitar una ligera risa, al ver que ambos se disponían a levantarse para hacerle una protocolaria reverencia-¡Sentaos, sentaos!-les insistió hasta que, en efecto, lo hicieron.

La princesa, con un gesto elegante, terminó de avanzar hasta la cabecera de la mesa, donde se sentó, contemplando con una alegre sonrisa a sus dos invitados, con expresión de que nada podía hacerla más feliz que estar en su compañía. Mientras, con la misma y recatada habilidad, el criado, que aún estaba allí, le colocó un plato ante su sitial, con una pequeña y modesta ensalada de lechuga, tomate, pepino y queso; para, a continuación y tras un gesto aprobador de la alicornio, descorchar y abrir una botella de sidra con la que, sin derramar una sola gota, llenó tres alargadas copas que sirvió ante cada uno de los comensales.

-Por ahora eso es todo. Muchas gracias, Buttershy-despidió la Princesa cordialmente al sirviente.

-Majestad-se despidió aquel con una leve reverencia.

-Y, decidme-inició Celestia la conversación tras tomar un breve sorbo de su copa-¿Marchan bien las cosas en Ponyville? Espero que vuestras amigas se encuentren bien, todas tan alegres y animadas como siempre.

-Desde luego, Princesa-asintió Twilight-Todas están perfectamente.

-¿Y está siendo agradable vuestro breve retorno a Canterlot?

-¡Oh, sí, Princesa!-le respondió, de inmediato Twilight, tras tomar el primer trozo de espárrago e intentando no fulminar a su “hermanito” con la mirada, pues masticaba con despreocupada fascinación una crujiente esmeralda produciendo un crispante ruido-Y, la verdad, también muy interesante y estimulante.

-Me alegra oír eso-asintió aquella-Entiendo que habrás descubierto ya la fascinante magia que crearon los aydara.

-¡Desde luego!-la joven unicornio se vio embargada de tal emoción que, a pesar de tener aún el estómago vacío, se olvidó por un momento de comer-Hoy, precisamente, Fogsun me ha mostrado algunos hechizos sencillos y es increíble como usó su magia para despertar y controlar la potencia interna de unas esferas de cobre. En sí no me ha mostrado nada que pueda considerarse prodigioso, y…-se interrumpió al recordar aquella sensación que había experimentado hacía unas noches.

-¿Sí?-la instó a continuar su maestra.

-Princesa…-no estaba segura de cómo plantear aquello, pues se sentía un poco avergonzada por su mala memoria-…la verdad es que hay una cosa sobre la que tendría que haberos hablado antes, pero,…, que, con la llegada de vuestra carta y lo inesperado de vuestra encomienda,…, se,…, se me olvidó-añadió, cabizbaja.

-No te preocupes, Twilight-le dijo para tranquilizarla la alicornio, pues intuía muy bien de qué podía estar hablando su estudiante-¿Qué tienes que decirme?

-Sí, verá, Princesa. Sucedió el viernes por la noche. Poco antes de acostarme, tuve una rara sensación, percibí la presencia de una extraña magia, una hechicería como no había sentido nunca en toda mi vida… Fue cosa de unos segundos, pero aquel conjuro fue tan poderoso que…El sábado por la mañana tuve la idea, claro, de escribirle para contárselo, pero, entonces, llegó su carta y, con mis primeras lecturas, el viaje a Canterlot, las…

-¡Tranquila, tranquila, Twilight!-le interrumpió la Princesa-No pierdas la calma por este pequeño despiste. Te aseguro que no ha pasado nada malo-calló unos segundos y añadió-Bien. Continua.

-Bueno, Princesa, lo más importante es que ahora puedo afirmar que ese conjuro era un hechizo aydara, pues compartía la misma esencia que los que he presenciado esta mañana…Y…-dudó antes de seguir, aunque realmente quería, necesitaba hacer aquella pregunta.

-Pregunta sin miedo-se limitó a decirle la Princesa.

-Y no he podido evitar preguntarme si no tendría algo que ver el que me encargase estudiar la magia aydara con ese hechizo que percibí.

-No es ilógico que te hayas planteado esa pregunta-le sonrió con complicidad-Aunque te diré, en primer lugar, Twilight, que si he querido que estudiases la magia aydara es porque lo he considerado larga y detenidamente y he visto que era lo más conveniente para que continuases con tu formación. Estimo que es un conocimiento que algún día te habrá de servir para mucho.

-Oh…Claro, Princesa…-intentó decir algo su alumna, que sentía un poco tonta, como si acabara de fallar en la pregunta de un examen.

-En cuanto al conjuro que sentiste aquella noche, yo también lo percibí, y te puedo asegurar que no es algo por lo que haya que preocuparse.

-¡Ah! Bueno…-intentó ocultar su decepción la unicornio, que hubiera preferido tener alguna respuesta más concreta sobre qué había sido aquello, pero por la forma de expresarse de la princesa y por su tono, aunque sonaba totalmente sosegado y tranquilo, ella supo que no iba a añadir nada más al respecto.

La princesa la contempló y vio claramente el descontento mal disimulado en el rostro de su alumno, pero se abstuvo de añadir nada más. En estos momentos no consideraba necesario revelarle nada más a Twilight sobre aquel hechizo ni sobre el hechicero que estaba detrás ni sobre sus objetivos. Lo importante ahora era que siguiera con buen paso con su instrucción en la magia aydara.

-Está mañana has estado trabajando con el joven Fogsun Dremtly, ¿no es así?-le preguntó la Princesa, cambiando de tema-Y creo que habrás superado con ello la desconfianza que tuviste hace dos noches cuando te comuniqué que sería él quien se encargase, en última instancia, de tu instrucción, y no Knowling.

-Es verdad que tuve algunas dudas entonces…-asintió la unicornio-Pero al hablar con él, ayer y hoy, se me disiparon. Es un poco…rservado-señaló, aunque a ella ese término le parecía a poco-, pero brillante y muy inteligente.

-Parece que te ha caído bien-comentó, con cierta sonrisa sugerente.

-¿Eh?... Sí. Es bastante cordial…-le respondió, sin percibir ni imaginar nada detrás de las palabras de la alicornio.

-Pues a mí no me lo parece-le interrumpió Spike, tomando la palabra.

-¡Spike!-saltó Twilight, comprendiendo la postura del dragoncillo pero prefiriendo no hacer caso a las…maneras del unicornio.

-¿Y esa opinión tan desfavorable a que se debe, mi querido Spike?-le preguntó Celestia con curiosidad.

-A que parece que me tiene manía o algo contra mí, quizá por no ser un pony…

-No diría eso…-se apresuró Twilight a hablar incluso antes de pensar en qué iba a decir exactamente-Lo que pasa es que Fog… Es algo tímido y… Bueno… Le cuesta coger confianza con los demás. Sin embargo, conmigo es muy amable y ha tenido el detalle de prestarme unos libros que me están resultando muy útiles y prácticos.

-Vaya, Me alegra mucho oír eso-asintió la Princesa, fijándose, curiosa, en la forma en que Twilight se había referido a Dremtly, pero absteniéndose de decir nada al respecto.

-Y, además, ayer el profesor Knowling y yo estuvimos organizando el plan de estudios y él sugirió que podría realizarlo en Ponyville.

-¿En Ponyville?-le preguntó, sin ocultar cierta sorpresa, pues aquello realmente nunca se le hubiera imaginado. Así que Knowling se había atrevido a dar aquel paso…

-Sí-asintió, sonriente la unicornio-A mí también me resultó extraño cuando lo propuso, pero, por otro lado, me pareció una buena idea…-miró a su maestra de reojo mientras cogía con el tenedor un trozo de patata, temiendo haber hecho algo mal.

-Desde luego, si el profesor Knowling lo ha considerado así, debe tener sus razones-comentó la Princesa, con un tono seco, indiferente, que hizo pensar a la unicornio que su maestra no tenía precisamente la mejor de las opiniones sobre el profesor, aunque no se imaginaba por qué. Se preguntó si tendría algo que ver con lo del hechizo del que, por alguna razón, no quería decirle nada-Espero, por otro lado, que no dejes de informarme de tus progresos puntualmente, mi querida alumna-le dijo finalmente la alicornio, retomando un tono agradable mientras comenzaba a tomar, poco a poco, su ensalada.

-Desde luego, Princesa-asintió rápidamente la unicornio.
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 6)

Notapor horwaith » 16 Jun 2014, 20:42

has puesto todo lo que esperaba, me encanta como lo has desarrollado (independientemente de que te haya ayudado a ello) y la última parte te recuerdo que me la dijiste casi xD

El dibujo esta muy bien, aunque se nota que los ponis se te dan mejor que los dragones bebe, has clavado el aspecto de rarity bastante bien, incluso en el pelo y la cola, además se nota el movimiento al tener la pata flexionada.
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 6)

Notapor Mishiro » 19 Jun 2014, 17:54

Capítulo 7.5

Spoiler:
A pesar de que la unicornio se encontraba embargada por una profunda sensación de cansancio, tanto como para que incluso la idea de levantarse le pareciera una labor imposible, no lograba conciliar el sueño. Tampoco era capaz de silenciar las preguntas y dudas que resonaban en su cabeza y, a pesar de querer reposar de aquellos pensamientos, no podía apartarlos de su mente, como si fuera un insistente enjambre de moscas que, por mucho que agitaras sus patas, atacándolas, no lograra alejar de sí.

Suspiró, intentando centrarse, para acallar aquellas ideas, en sus meras sensaciones. Las causadas por el contacto cálido del sol, apenas suavizadas por la sombra que le proporcionaban las tupidas ramas del árbol a cuyo pie estaba recostada; las de la suave brisa que recorría su pelaje o las de la hierba y el césped bajo su cuerpo. El lugar estaba lo bastante alejado de la granja y de cualquier otro sitio como para que no le llegara ningún ruido y, aún forzando sus oídos, apenas percibía más que los suaves, casi mudos sonidos del bosque, así como el canto ocasional de algún pájaro.

Lo cierto es que no se encontraba bien. Aunque aquella mañana, al examinarse después del incidente en el baño, había creído encontrarse ya bastante recuperada en gran parte, al ir pasando las horas había percibido claramente un empeoramiento de su estado que no entendía ni podía explicar. Primero había sido la pata trasera izquierda, sobre la cual, junto a su cutie mark, destacaba una negra costra en mitad de una despejada zona donde el pelaje casi había desaparecido por completo. Como una mancha de aceite sobre el agua, el malestar físico se había extendido a partir de allí hasta cubrir gran parte de su cuerpo, privándola a su paso de energía y, al mismo tiempo, de las ganas de dormir. Sólo podía quedarse allí, recostada sobre el césped, respirando lentamente y dejando que el tiempo pasase.

Pero eran sobre todo sus pensamientos los que la atormentaban. En su cabeza, una extraña mezcla de sensaciones, de ingratos recuerdos del más remoto pasado y de los terribles hechos recientes, se mezclaba, originando un horrible estofado mental que ni podía ni quería comprender. Muchos de aquellos elementos no eran precisamente novedosos. El malestar por algunos malos recuerdos de su infancia y pasado, la desazón por aquellos últimos meses de caída en desgracia, la sensación de estar pérdida y sin tener ninguna esperanza de cara al futuro…Todo aquello era ya muy conocido por la hechicera. Pero, como si aquello no fuera suficiente, aún había aquella tarde algo nuevo que se sumaba a los anteriores para atormentándola.

Y es que, por mucho que le daba vueltas a ello, la actitud de aquella familia, sobre todo de la tal Applejack, le resultaba incomprensible. No era sólo que la hubieran ayudado en un momento puntual de necesidad, cuando se presentó, herida y llevada por una desesperada carrera hasta su porche, si no que, todavía después, la habían hospedado y, sin esperar nada a cambio, le habían proporcionado un techo, una cama y comida. Aún más, todos resultaban extraña y sinceramente cordiales, incluso la pony rubia, aunque a veces fuera algo ruda. Aquella granja no era precisamente un lujoso hotel de Canterlot y ella odiaba que la hicieran madrugar, pero también debía admitir para sí que, en el fondo, en el trato con aquellos humildes ponies había una sencillez que contrastaba, para bien, con la antigua vaciedad de los halagos de sus fan o con la fingida cortesía de los empleados que le hacían la pelota en busca de una generosa propina.

El recuerdo de su antigua vida hizo que volviera su depresión. Añoraba sus días de gloria, cuando llenaba las plazas ante carruaje y recibía los aplausos y el reconocimiento que tanto merecía. Nunca había ganado fortunas con esa vida, pero si lo suficiente para ser independiente y satisfacer de vez en cuando su ansía de lujos y caprichos. En casi todos los pueblos del valle de Canterlot la habían aclamado… En casi todos, hasta que llegó allí, a Ponyville…

Y una vez que la historia de su desastrosa actuación y de su inutilidad frente a la osa menor corrió por todo el reino, las burlas y los chistes sustituyeron a los aplausos, el desprecio a los contratos… Con su reputación arruinada y expuesta como un fraude ante todos, sólo fue cuestión de unas pocas semanas el que consumiera sus pocos ahorros. Ya no podía subirse a ningún escenario sin que la abuchearan y tampoco estaba dispuesta a buscar un trabajo “normal”.

Tuvo que abandonar la habitación del motel en que había estado alojada tras perder su carreta y, poco a poco, la necesidad le obligó a desprenderse de todas sus posesiones, hasta quedar en la total indigencia. En esas condiciones, abandonar las calles de Canterlot para refugiarse en el lugar más lejano que recordó, donde esperaba no tener que soportar la mirada desdeñosa de algún pony, le pareció la mejor idea del mundo.

Suspiró y miró a su alrededor, observando el amplio manzanar que la rodeaba. Una granja… Si se hubiera encontrado un poco mejor, casi se habría podido reír. Desde que abandonara la granja de su familia materna para ir a la escuela de magia, se habría prometido que no habría fuerza alguna que pudiera arrastrarle a otro rústico, sucio y horrible rancho como aquel… Pero allí estaba. En aquel lugar todo le había recordado a aquellos años de su pasado que hubiera preferido olvidar, arrojar y enterrar en el pozo más profundo, guardar y encerrar bajo siete llaves en el cofre más inexpugnable. Todo, excepto el inexplicable comportamiento de sus habitantes. Un comportamiento que, pese a ser relativamente cordial, amable y atento, a ella no dejaba de molestarle.

Le molestaba sentirse en deuda con ellos. Aquellos simples ponies la habían ayudadazo y ella, la Gran y Poderosa Trixie, no estaba capacitada siquiera para devolverles el más mínimo gesto. Y no era una cuestión de ser amable o educada, sino de la más elemental autoestima. Pero, en esos momentos, ni siquiera era todavía capaz de hacer el más sencillo hechizo sin que aún le doliera la cabeza, menos de intentar usar su magia para… “¿Para qué”?, se preguntó a si misma, “Applejack y las demás me toman por una farsante… ¡A mí! ¡A la Gran y Poderosa Trixie!... ¡Bah! Ellas fueron las culpables de mi ruina… Sí, eso… Ellas me han hecho acabar así”, se dijo de repente, “Por culpa de ellas, de todo este odioso pueblo, de su envidia por mi gran exhibición, por mi talento… Sobre todo por culpa de esa unicornio cuyo nombre no quiero recordar…”, sintió la ira crecer en su interior al ver en su mente una imagen de aquella pony lavanda. “¡Oh!”, cayó de repente en la cuenta, “quizá eso lo explique, quizá se sienten…, ¡no!, saben que son culpables de mi pésimo estado y esta es su forma de compensarme”, pensó, “por eso también quieren verme fuera cuánto antes, para dejar atrás sus remordimientos…”.

Trixie habría querido poder acoger esa “teoría” y aferrarse a ella, sintiéndose, no sabía por qué, un poco mejor con ella, pero no pudo. Por mucho que no lo entendiera, tenía que admitir que el comportamiento de Applejack y de sus parientes no reflejaba ese pesar. Lo único de lo que si sentía segura era de que, muy probablemente, tras llevar ya allí un fin de semana entero, debían estar deseando que se fuera… Realmente no parecían tan decididos a echarla de una forma directa y llana, pero ella no estaba más dispuesta a tolerar las indirectas y retorcidas maneras que usaran para conseguirlo. ¿Irse? ¿Y ella? ¿Quería irse también…? El problema fundamental es que no tenía realmente a dónde.

Sí. Tenía siempre en mente aquella puerta, la extraña magia que la había fulminado y el extraordinario poder que había sentido latiendo en el interior de aquel caverna, fuera lo que fuera, pero no era una meta muy definida. Todavía necesitaría recuperarse por completo y buscar información sobre el lugar antes de soñar siquiera con intentar volver a acercarse a aquella extraña puerta. Tenía que estar bien preparada si quería poder enfrentarse a lo que fuera que estaba oculto en aquella fortaleza… Cuánto más pensaba en ello, más difícil y peligroso se le aparecía, más tiempo requeriría… ¿Y dónde iba a pasar ese tiempo, cómo iba a hacer ese acopio de energía? No tenía ningún refugio ni la ayuda de nadie. Quedarse allí le daba la ventaja de estar, de hecho, ya “instalada” y de la cercanía que mantenía respecto a la cueva en que había tenido aquella experiencia.

Y, estaba así, recostada y con los parpados cerrados, dejando ya libremente que su cabeza vagara de un tema a otro, cuando una nueva sombra apareció sobre ella. Sintiéndose un tanto adormilada no notó aquella presencia hasta que una pezuña se posó sobre su hombro, agitándola. Abrió los ojos y reconoció, a pesar de que en los primeros segundos sólo pudo percibir una figura borrosa, a Applejack. “Oh… Vaya”, escuchó Trixie su pensamiento casi como si fuera algo ajena ella-, “¿Qué querrá ahora?”, pensó, no sin algo de disgusto.

-Trixie, preciosa-le sorprendió de repente escuchar la voz de la pony rubia, “¿Preciosa?, ¿a qué viene eso? ¿Pretende ser ahora, amistosa?”-Te estado buscando un buen rato. Ya es hora de comer y te estamos esperando. Además, como no desayunaste, supongo que tendrás bastante hambre.

-Pues no, no tengo -fue la respuesta, un tanto cortante, que le dedico la unicornio, que realmente estaba cada vez más desconcertada. ¿Qué le pasaba a aquella pony? Ya era la segunda vez que la había dejado con la palabra en la boca, pero ella seguía acudiendo y haciendo como si nada pasara, como si nada le importara. Si a ella alguien la hubiera tratado así, nunca más le habría dirigido la palabra, eso cuánto menos.

-Oye…-escuchó indecisa la voz de la granjera-…La verdad es que antes, bueno, me he excedido con mis palabras. Creo. Y lo siento.

Al oír aquello, la unicornio no pudo evitar quedarse mirando a la pony como si, repentinamente, esta hubiera brotado como una seta delante de ella o caído desde el cielo. Por segunda vez, acudía a ella con una disculpa… Y ella no sabía mucho de lo que era pedir perdón pero, por alguna razón, al contemplar sus ojos esmeraldas, veía una chispa de honesta sinceridad que señalaba con claridad que sus palabras no eran falsas. Trixie no entendía cómo, pero esa mirada le afectó, haciendo que por un momento sintiera ciertos remordimientos por no procurar ser si acaso un poco más amable, por lo menos.

Pero el efecto fue breve, pues en seguida se recordó a sí misma todas las ofensas de la pony rubia… Aunque, al estar disculpándose, hizo a la maga quedar algo confusa… ¿Debía ser generosa la Gran y Poderosa Trixie con aquella simple campesina que parecía haber reconocido su error? Lo cierto es que pensaba que estar molesta con una pony tan simple a la que parecía no importarle humillarse disculpándose carecía de la clase y elegancia que ella, como la Gran y Poderosa Trixie, debía ejercitar en cada hecho y acto… Por otro lado, realmente no se sintió inspirada ni con ganas de mantener la tensión levantada entre ellas.

-…-suspiró, no se le daba bien ni sabía con claridad que decir-Bueno…-dijo, intentando recuperar su acostumbrado tono de superioridad-La Gran y Poderosa Trixie ni siquiera se acordaba, realmente, de ningún incidente. Ha sido algo demasiado pequeño.

“Bueno, supongo que esa es su forma de aceptar las disculpas”, pensó Applejack. No sin preocupación fijó su mirada en la costra descubierta del flanco izquierdo del unicornio, pero no estaba segura de volver a sacar el tema de las vendas, a pesar de su importancia. Al ver de nuevo aquella herida, se preguntó de nuevo por lo que le habría pasado a Trixie para acabar así, mas entendía que no era el momento ni la circunstancia apropiada para interrogarla al respecto. Viendo lo recelosa, cerrada y suspicaz que era, quizá nunca lo fuera. “En cualquier caso, lo cierto es que no es cosa mía, pero…”

Y más que el mero hecho puntual de las heridas y la fiebre con que la maga había llegado a su porche, le causaba cierta inquietud su estado general. Recordó que, la noche del viernes pasado, estuvo una hora larga para retirar toda la suciedad que había acumulado en su pelaje, su desecha crin y su alborotada cola. Sabía bastante de ensuciarse como para comprender que aquello no era producto de un incidente puntual, si no de días, semanas, incluso meses a la intemperie. Por lo que ella recordaba, su carreta fue destruida por la osa menor y, si, como parecía, no tenía un solo bit, ¿dónde vivía? Era posible que hubiera estado a merced de cualquier cosa durante un largo tiempo. “Realmente no es la pony más agradable que puedas echarte al hocico, pero tampoco era como para merecerse esto”, pensó.

-Entonces, Trixie, ¿estás segura de que no tienes hambre? A nosotros nos gustaría que nos acompañaras-le dijo, finalmente, conteniendo todas sus preguntas y queriendo ser lo más suave posible con la susceptible unicornio.

-…-pareció pensarlo aquella, aunque en realidad, como era de esperar, sí sentía hambre-Bueno, quizá pueda comer algo, sí-le respondió, levantándose con lentitud y sacudiéndose un par de hojas que se habían enredado en su cola-¡Uf!-se sintió algo molesta al apoyar las patas traseras sobre el suelo, mostrando una mueca de dolor que no se le paso a su interlocutora.

-¿Te encuentras bien?-no pudo evitar preguntarle, inclinándose hacia ella por si necesitaba ayuda, ya que parecía costarle el terminar de alzarse.

-La Gran y Poderosa Trixie siempre está bien-le replicó la hechicera, aunque en esta ocasión su voz careció de convicción y de fuerza, despertando casi la piedad de Applejack más que su rechazo.

La pony rubia contemplo por unos largos minutos como, tambaleante y con expresión de caminar sobre afiladas cuchillas, Trixie lograba con un esfuerzo casi sobrenatural, levantarse en sus cuatro patas y dar unos pasos vibrantes hacia delante. Tras llevar varias horas acostada en el césped, la unicornio ya se había olvidado de los dolores que, tras su carrera desde el baño, le habían obligado a buscar asiento, pero ahora los recordaba con total claridad. Realmente era evidente que no podría llegar muy lejos así, por lo que Applejack, con cautela, decidió que tenía que intentar intervenir.

-…Mira, Trixie… He pensado que…-buscó la forma de decirlo de manera que no se ofendiera, aunque le costaba dar con una-…Aunque no haga falta, quizá debas dejar que te lleve sobre mi lomo,.., para no,…, para no mancharte las pezuñas con el barro.

-¿Barro?-le preguntó, sorprendida, Trixie, antes de darse cuenta de lo que realmente había intentado la pony-¡Oh! ¡Sí!... Bueno-no le gustaba la idea, pero el dolor, sobre todo de su pata trasera izquierda, era tanto que accedió a aquello, agradecida en su interior de que Applejack hubiera mirado por su orgullo-…No es algo que sea habitual, pero la Gran y Poderosa Trixie te permitirá tener el honor de llevarla.

Applejack prefirió no contestar y se limitó a ofrecerle el lomo a la maga, que, con un poco de dificultad, se acomodó sobre ella, aferrándose al cuello de la rubia con sus patas delanteras. La rubia se sorprendió al notar lo liviano que le resultaba el cuerpo de la unicornio, y supuso que aquellas semanas no debía de haber, precisamente, comido demasiado.

-Bueno. ¡Adelante!-la espoleó, sin más, Trixie, con algo de impaciencia.

-Oh…-nuevamente se esforzó por mantener el hocico cerrado Applejack, mientras empezaba la marcha hacia la granja. “Lo que hay que hacer a veces…”, se dijo.
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 6)

Notapor Kenji Brony » 19 Jun 2014, 18:05

No se por que tenias recelo por escribirlo. Esta bien escrito y historia muy bien planteada. Me gusta, y espero el siguiente capitulo.
Pd: Yo quiero ver BOBOBO ¬¬. (Otra vez jajajajajjja)
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 7)

Notapor Mishiro » 26 Jun 2014, 18:28

Capítulo 7.6

Spoiler:
Cuando, finalmente, se detuvo de nuevo ante aquella puerta, por segunda vez en aquel día, apenas pudo hacer otra cosa que quedarse unos momentos quieta, recuperando el aliento. Llevaba tras de sí una larga jornada, incluso para ser lunes, y, tras forzar durante horas sus alas, las sentía ya doloridas y empapadas en sudor, hastiadas del duro esfuerzo de ir de un lugar otro. Respiró profundamente e intentó controlar su frustración, dirigiendo una rápida mirada a la casa que tenía ante sí, esperando que esta vez ella estuviera dentro.

Finalmente, cuando se sintió un poco recuperada, alzo la pezuña y llamó, escuchando atenta, a través de la puerta, como el sonido rebotaba en el recibidor y se perdía hacia el fondo, por el pasillo. Al poco, le llegó el ruido de unas pisadas que se acercaban y el de unas voces que no llegó a terminar de entender ni de reconocer. Cuando la puerta se abrió, una unicornio de color gris claro con una crin bicolor púrpura y blanca, salió a recibirla.

-¡Oh! Veo que estás de vuelta, Rainbow-la saludó con una sonrisa.

-Sí, señora Sparkle-asintió la pegaso-Y, ¿ha vuelto…?

-Sí-asintió rápidamente Velvet, haciéndose a un lado para que la pegaso de crin arco iris pudiera pasar-Twilight llegó hace ya veinte minutos. Está en su cuarto, puedes ir a verla.

-Muy bien, muchas gracias-asintió Rainbow, entrando en la casa.

-Oh, no hay de qué-le respondió la unicornio.
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 6)

Notapor Mishiro » 26 Jun 2014, 18:49

Capítulo 8. Una larga noche para un día tranquilo

Capítulo 8.1


Spoiler:
El constante y monótono sonido de la pluma, acariciando con suavidad el pergamino al tiempo que dejaba sobre el mismo su negro rastro de tinta, era lo único que podía escucharse en la habitación. El declinante sol del atardecer entraba por las ventanas, iluminando ya apenas algo, pero lo suficiente como para que la joven unicornio no tuviera que encender ninguna luz para continuar con su labor. Un silencioso reloj colgado sobre su cama señalaba con sus agujas que se acercaban ya las siete y media de la tarde y, con ella, el anochecer y la cena. Sintiéndose cansada, pues llevaba toda la tarde estudiando la compleja escritura aydara, tomando apuntes de uno de los libros que Dremtly le había prestado, apenas pudo contener un bostezo.

A raíz de ello iba a dar por terminada aquella dura sesión de trabajo cuando un repentino sonido la distrajo por completo, irrumpiendo en el hilo de sus pensamientos. Un ruido de golpes, rápido, insistente y repetitivo, procedente de algún lugar del piso inferior. Agotada como se sentía, tardó unos segundos en darse cuenta de que era alguien que llamaba a la puerta principal. “¿Quién será a estas horas?”, se preguntó, pues a aquellas horas era raro que sus padres recibieran visitas y ella no imaginaba que nadie pudiera ir a verla a ella, sus amigas no tenían motivo y de sus conocidos de Cantertlot, se dio cuenta, nadie sabía de su estancia en la capital. No tardó, en cualquier caso, en escuchar a su madre ir a abrir la puerta y, diez segundos exactos después, con la rapidez del rayo, sorprendía a Twilight, irrumpiendo en su cuarto, cierta pegaso azul cían.

-¡Oh, por Celestia! ¡Menos mal que estás aquí!-comentó con claro alivio la recién llegada, cerrando tras de sí la puerta con rudeza-No sabes qué día me has dado-le señaló con cierto tono áspero de enojo en la voz.

-¡Rainbow!-no pudo evitar exclamar al verla irrumpir de esa manera en su dormitorio-¿Se puede saber de qué estás hablando?-le preguntó en seguida, molesta por las maneras de la pegaso.

-No te me vayas a poner en plan Rarity-le replicó, algo desdeñosa, la pegaso, mientras se ajustaba la revuelta crin. La pony lavanda se fijo en como llegaba su amiga, sudando y con el rostro algo colorado, como si acabara de terminar una dura sesión de ejercicio o de prácticas de vuelo y acrobacia-¡Uf!-bufó-No sabes lo que he tenido que pasar para poder dar contigo-le siguió diciendo mientras se arrojaba y acomodaba sobre la cama de su amiga unicornio.

-¿Eh?-se extrañó aquella ante la declaración-¿Viene ahora cuándo me explicas a qué el ajetreo y tal entrada?

-He venido volando desde Ponyville-empezó a narrar la pegaso de crin arco iris-Y…-hace una mueca-…Es gracioso, porque salí temprano para que pudiéramos estar de vuelta en seguida y… ¡No, déjame hablar!-le ordenó más que pidió a Twilight al ver que hacía gesto de intervenir-O sea, me levanto temprano, me encargo pronto de las nubes, ¡y lunes!, para poder venir a Canterlot lo más pronto posible. ¿Y qué me encuentro al llegar? ¡Qué resulta que tú no estás y que no saben bien tus padres cuándo volverás exactamente!... Por no mencionar que tardé media hora en encontrar tu casa… Pero no me rendí y pensé que no podía quedarme sin más esperando, ¡ese no es mi estilo! Así que fui al Celestium… ¡Una hora! ¡Una hora buscándolo por la ciudad!-la miró molesta-Y luego otra hora hasta que me enteró de que tú hacía rato que no estabas allí, que te habías ido… Tu madre me dijo que habías recibido una invitación a comer de Celestia, así que voy al Palacio… Al menos en este caso no me pierdo, pero, nuevamente, sin rastro tuyo por lado alguno… Ya sólo me quedaba la esperanza de que hubieras vuelto a casa, pensando en que una empollona como tú no tendría mejor plan que encerrarse en su cuarto a estudiar y, visto lo visto, tenía razón, lo que ha sido un golpe de suerte que ya me hacía falta… En fin, ¡que odisea me has hecho pasar!-se quejó nuevamente con cansancio.

-Rainbow Dash-empezó a replicarle la unicornio, confusa por las palabras de la pegaso-Sinceramente, no entiendo de qué hablas ni de qué te estás quejando. No recuerdo que hubieras quedado en vernos… ¿Así qué tantas prisas han sido para…?

-¡Pues para lo que fueran! ¡Lo que digo es que cuándo haces falta estás ilocalizable!-le recriminó la otra.

-¿Eh?-se quedó perpleja Twilight-¿Cuándo hago falta? ¿A qué te refieres? ¿Es que ha pasado algo?

-¡Oh! ¿Qué si ha pasado algo?-pareció indignarse-¡Pues claro qué ha pasado algo! ¿O crees que me tomo todas estas molestias sólo para saludar?-realmente el tono de la pegaso mezclaba cierta irritación que su interlocutora no entendía y un sarcasmo que encontraba directamente molesto-Tienes, tenemos, que ir a Ponyville inmediatamente-concluyó, recalcando con fuerza la última palabra.

-Bueno, bueno…-intentó mantenerse calmada y tranquilizar a su vez a su amiga-¿Por qué no lo hablamos con calma y me explicas bien y con detalles precisos qué es lo que ha pasado que tanto te alarma?

-¿Y qué tal si te alarmas tú un poquito y empiezas a recoger lo que necesites mientras repongo fuerzas? Tenemos más bien prisa, ¿sabes?

-Mira, Rainbow-tomó aire mientras se frotaba la frente-Ahora mismo, a menos que me vayas a decir algo como que Discord ha escapado otra vez y está sembrando el caos en Ponyville, lo mejor va a ser que te calmes un poco, te quedes dónde estás y me informes ya de cuál es el motivo de tu preocupación.

-¿Algo como Discord? ¡Algo como Discord! Podemos estar perfectamente ante algo peor que Discord, que Nigthmare Moon, que Chrysalis o que el rey Sombra… Peor que cualquier enemigo o adversidad que hayamos tenido que afrontar-le replicó, aunque su tono de angustia creciente y de terror no impresionó para nada a la aprendiza de Celestia, que la contemplaba con ojos entrecerrados que parecían evaluar la salud mental de su amiga.

-Bueno, ¿y quién era la qué se ponía en plan Rarity, eh?-la picó la unicornio-Y ahora que ya has dejado claro qué es “muy peligroso”, quizá puedas empezar a aclararme algo de verdad, porque aún no me he enterado de nada que me explique por qué estás aquí.

-De acuerdo…-asintió, suspirando, molesta la pegaso por la falta de “comprensión” de su amiga-Pues resulta que ayer, por la tarde, como suelo cuando hace mucho calor, me dirigí a la cuenca del lago Glasshallow y, cuando llegue…

-Espera un momento-le interrumpió Twilight-¿A dónde has dicho?

-¡Oh!-dirigió una rápida mirada al techo, crispada por el hecho de que se pusiera a preguntarle una banalidad así cuando se trataba de una grave amenaza a la seguridad de Equestria de lo que le pretendía hablarle-¿Qué más dará…?-se quejó antes de añadir, al ver fruncir el entrecejo a Twilight-Al lago Glasshalow. Está al sureste de Ponyville, en el fondo de una pequeña depresión rodeada de altas colinas. Un buen lugar para estar en verano… Pero, esa no es la cuestión. ¿Puedo seguir o tienes alguna duda más que pueda aclararte, como qué cuando digo “ayer” me refiero al domingo?

-Continúa-se limitó a indicarle la unicornio, suspirando e intentando ignorar aquella puya.

-Bueno. Pues lo primero que noté es que había algo distinto en una de las colinas… La verdad es que tardé un par de minutos en ver lo que era, pero, ¡es que resultaba tan difícil de creer! De alguna manera, la cima de una de las colinas más altas se había desmoronado sobre sí misma y ahora terminaba en una abovedada y agrietada cumbre-le explicó, dibujando en el aire con sus pezuñas un claro dibujo semi-circular.

-¡¿Qué se ha derrumbada la cima de una colina?! ¡¿Esa era la emergencia?!-no pudo evitar saltar Twilight al oírla-¿Pero qué me estás contando, Rainbow? ¿No sabes acaso lo que es un terremoto?-le preguntó con cierto tono burlón.

-Sé que es un terremoto y sé que no fue uno-le replicó, con tono duro-No hubiera afectado a una única colina si hubiera sido un temblor de tierra.

-¿Estás segura de eso, Dash? Podrías no estar recordando bien como era la orografía del lugar y parecerte que no ha cambiado nada más.

-¿La qué? ¿Oro…? Yo sólo sé que esa colina terminaba hace unos meses en una alta y puntiaguda cumbre y que un terremoto que pudiera derribarla se habría notado en Ponyville y qué…. ¡Oh! ¡Lo de la colina no es lo realmente importante! ¡Lo importante es lo que encontré en el interior!

-¿Y por qué no pasas directamente a lo que encontraste si tanta prisa hay?

-A ver. La cuestión es que decidí echar un vistazo y explorar a ver si encontraba la causa del desplome. En la cumbre, como he dicho, se abrían varias grietas, algunas lo bastante grandes como para entrar por ellas, aún siendo estrechas y bastante oscuras. Así que Pinkie y yo…-hizo una breve pausa por si Twilight quisiera preguntar, pero no se dio el caso. La aparición como de la nada de la pony rosada no era algo que a esas alturas sorprendiera a la unicornio-…tomamos la decisión de entrar y recorrer una de ellas.

-Un momento, a ver si lo entiendo,…, ¿entrasteis las dos en el interior de una colina potencialmente inestable? ¿No pensasteis que podría pasaros si hubiera ocurrido otro derrumbe como el que probablemente ya sufrió la montaña y, además, recientemente? Y más dado que nadie sabía donde estabais y no quieras pensar cuánto tiempo habríamos tardado en averiguar vuestro paradero. Un riesgo sencillamente insensato, Rainbow, me parece.

-¿Eh? ¿De qué hablas? ¡Pues claro que hay riesgo! Es el pan de cada día para aventureros del calibre de Daring Do y yo, que ni siquiera tenemos tiempo para pensar en él riesgo cuando nos enfrentamos a los misterios del…Oh, espera-se interrumpió, pasando de un tono épico a uno burlesco-Olvidaba que estaba hablando contigo-se empieza a reír, pero lo deja al ver la expresión molesta de su interlocutora-…Bueno, la cosa es que entramos y, tras un estrecho y largo camino, llegamos a una gran caverna subterránea. Estaba muy oscura y no podíamos ver donde acaba, pero terminamos por descubrir una extraña estructurada levantada en lo que podría ser su centro.

-¿Una extraña estructura?-repitió, perpleja, la unicornio, empezando a interesarse por la historia de su amiga multicolor.

-Sí. Por lo que pude ver era como un gran edificio circular, construido en piedra, con cuatro torres alzadas sobre su cumbre.

-Y, a ver si adivino, ¿intentasteis entrar, no?-intuyó Twilight.

-¿Acaso se podía hacer otra cosa? No íbamos a haber llegado allí para nada-le preguntó Rainbow Dash.

-Eh…Sí, claro…Sigue con la historia. ¿Qué paso después?

-Aquí viene lo importante. Vimos que en lo alto de una de esas torres había una serie de ventanas abiertas, así que subimos hasta ellas y…

-Y supongo que entrasteis…-terminó por ella Twilight, mientras se preguntaba en su interior cómo habría “subido” Pinkie Pie, pues intuía que la pegaso no la habría estado llevando sobre su lomo. Pero no se molestó en preguntarlo, teniendo en cuenta el carácter extraordinario de las habilidades de aquella pony-…Eh…Continua-le indicó a la pony azul, que ya estaba más que disgustada por tantas interrupciones.

-A ver si puedo terminar, sí-la fulminó con la mirada durante dos segundos-Como te intentaba decir…Llegamos a lo alto de la torre. Entramos. Había una escalera de caracol. Empezamos a descender-fue enumerando rápidamente la pegaso, ansiosa por acabar cuánto antes aquella charla-Y, entonces, de repente, ¡casi nos fulmina un rayo!

-¡¿Un rayo?!-repitió, extrañada, su amiga.

-Sí. Aquella torre tenía una especie de,…, poderosas defensas mágicas-le comentó la pegaso, intentando usar las palabras que, en su opinión, resultaran más interesante y atrayentes a su amiga-Por suerte ni ese ni los posteriores…-recalcó el plural-…nos lograron hacer nada-señaló con orgullo-,…, pero al mismo tiempo la escalera temblaba y el techo se comenzaba a desmoronar sobre nosotras… Tuvimos suerte y, gracias a mi habilidad, pudimos escapar totalmente intactas las dos. Pero está claro-quiso concluir antes de que Twilight dijera nada-, que se trata de un lugar muy peligroso y que tiene algo que ver con lo que le ha ocurrido a la montaña. No sería de extrañar que supusiera una gran amenaza para Ponyville, ¡o incluso para toda Equestria!

-¿Entonces? ¿Ésa-recalcó con irritada incredulidad la palabra-es la gran emergencia por la que con tanta prisa teníamos que ir a Ponyville?

-¿Acaso te parece poca cosa?-le preguntó, ofendida en su orgullo, Rainbow, molesta en parte por considerar infravalorada tanto su opinión como su “hazaña”.

Twilight no respondió inmediatamente y, aunque las formas de la pegaso le provocaban ciertas ganas de “estamparle” sin más una negativa en el hocico, se controló y se quedó unos instantes dándole vueltas al relato que le acababa de contar. Así que habían encontrado algo que podría ser una antigua fortaleza, subterránea o enterrada por el paso del tiempo, protegida por algún tipo de hechicería… No podía negar que era un objeto más que digno de estudio y que despertaba su curiosidad… Sin embargo, por mucho que le daba vueltas a lo que había escuchado, no encontraba ninguna razón para la el alarmismo del que hacía gala su amiga.

-Mira, Rainbow…-buscó la mejor forma de decírselo-Entiendo que es un asunto que, sin duda, merece clara atención y que deberá investigarse en profundidad. Te agradezco, además, las molestias que te has tomado de venir a informarme, pero… Sinceramente, no veo motivo alguno de alarma en tal descubrimiento. No parece que sea algo que suponga una amenaza real, al menos inmediata, para nadie, por lo que no tengo excusa para faltar a los compromisos que tengo en Canterlot. Hay muchos ponies, empezando por la propia Princesa, que se han tomado importantes molestias para que pueda realizar los estudios en los que hasta unos segundos estaba inmersa. No puedo dejarlo todo repentinamente y así como así por algo que no es una urgencia. Además-quiso, con todo, darle un último buen gesto-, lo mejor que puedo hacer es aprovechar para consultar la biblioteca del Celestium y la del Castillo Real, por ver si encuentro algo sobre esa estructura de la que me has hablado. Pero, de momento, eso es todo lo que puedo y voy a hacer.

-¿Eh?-se mostró al principio incrédula la pegaso ante tal respuesta-¿¡Eso es lo propones hacer!? ¿Leer? Lo mejor y más seguro es ir a investigar el lugar mismo, no mirar a ver si encontramos un libro sobre él. Eso es una pérdida de tiempo-sentenció.

-Ya. Leer una pérdida de tiempo…-murmuró molesta, Twilight-¿Cómo también lo eran las novelas de Daringo Do?-le preguntó y, antes de que le pudiera replicar, siguió-Necesitamos información y yo creo que ya deberías haberte dado cuenta de que intentar obtenerla directamente del lugar quizá no sea lo mejor. Será mejor que este asunto me lo dejes a mí. Además, no es nada recomendable que nadie, nadie-recalcó-, se vuelva a acercar a ese lugar.

-…Pues yo creo que nos iría mejor yendo directas al asunto, que es lo que hace Daring Do, mirar cara a cara al peligro… ¿O es que te asusta la idea, eh?-intentó picarla-¿Tienes miedo, eh, Twy?

-No voy a caer en semejante provocación-respondió la unicornio, alzando, no obstante, el tono de su voz.

-¿Ah, no?-inquirió también con alta voz la pegaso-¡Pues yo creo que sí!

-¡Pues crees mal!

-Pues…-iba a empezar a decir algo la pony de pelaje azulado cuando el sonido de unos golpes en la puerta la interrumpieron. Ambas se quedaron un momento quietas y calladas, hasta que la unicornio finalmente reaccionó dando pasó al visitante, que no era otro que Spike.

-Eh… Esto… Disculpad…-dijo, nervioso, tras asomarse a la puerta pero sin decidirse siquiera a pasar-Me ha parecido que de repente subíais un poco el tono de más y… Bueno, quería asegurarme de que todo estuviese bien.

-¡Oh, genial, Spike!-le recibió alegremente Rainbow, alzándose para acercarse a él, volando a media altura-Por fin alguien que tiene sentido común.

-Eh…-se quedó mudo el pequeño dragón, preocupado por el tono y la mirada que le dirigía la pegaso-Bueno… Eso intento.

-Y por eso sabrás que tengo razón al decirle a Twilight que debe venir conmigo a Ponyville a examinar unas peligrosas ruinas que he encontrado antes de que puedan suponer una amenaza mayor para Equestria-le resumió, con tono seguro y firme, el estado de la situación tal y como ella lo entendía.

-¿Qué?-le preguntó algo desconcertado el bebé dragón mientras le dirigía una mirada interrogante a la unicornio, cuya mirada era bastante elocuente a la hora de indicarle a su joven ayudante con quien “debía estar”.

-Rainbow Dash dice que ha encontrado un sitio tan o más peligroso que el bosque Ever Free-intervino la unicornio antes de que aquella pudiera volver a hablar-Un lugar que posiblemente lleva oculto mucho tiempo, posiblemente décadas o más, quizá incluso desde antes de que Ponyville existiera, pero que, por lo visto, ella cree que de repente es una amenaza que hay que atender urgentemente, metiéndonos de cabeza en él sin estudio o análisis previos. Total, ella no los necesita, pues para eso es una “aventurera”-su tono sonaba evidentemente molesto.

-…-la pegaso se sintió tan ofendida que ni siquiera daba con las palabras para responder. Dirigió una muy expresiva mirada a Spike, como esperando que dijera algo en su apoyo, por pequeño que fuera, pero el dragón se limitó a tragar saliva mientras sentía cuatro enfadados ojos que le escrutaban. Finalmente, tras unos pesados minutos en que la tensión era tan densa que se podría haber cortado con un cuchillo, la pegaso perdió totalmente la paciencia-¡Oh! ¡No os aguanto más!-se limitó a gritar antes de, con su típica rapidez, cruzar el cuarto hasta la ventana más cercana, abrirla y desaparecer por ella.

-¿Has visto eso?-dijo Twilight cerrando la ventana con su magia-Esta Rainbow Dash…-hizo un movimiento negativo con la cabeza.

-¿Pero, qué es lo que ha pasado?-no pudo evitar preguntar, con curiosidad, Spike.

-Que ha encontrado una especie de ruinas subterráneas que tienen hechizos protectores para, seguramente, evitar la entrada de intrusos y cree que pueden suponer un peligro para Ponyville, para toda Equestria de hecho-le explicó, haciendo hincapié en lo “exagerada” que era la postura de la pegaso,

-Pero, ¿podrían serlo?-le preguntó Spike, preocupado.

-Siendo una cuestión de magia, sólo podría responderte con plena seguridad tras verlo, pero… No. No lo creo. Me sorprendería mucho. Un edificio con protección mágica no es algo que pueda tildarse de raro ni de novedoso. A lo largo de toda la historia, por todo el orbe, se encuentran ejemplos a docenas… Y, probablemente, no pase nada si nadie se acerca.

-¿Estás segura, Twy?-el dragón, tras pensarlo, empezaba a pensar que su hermana minusvaloraba aquel peligro.

-¿Perdona?-le miró inquisitiva la unicornio, que aún seguí estando un tanto molesta tras la tensa “conversación” con Rainbow Dash.

-Eh… Nada, nada-retiró su pregunta Spike, queriendo evitar enfadar a su “hermana”-Y… Bueno. ¿Mañana todavía tendremos que quedarnos en Canterlot, no?-quiso cambiar de tema lo más rápido posible.

-Sí, Spike-Twilight pareció tranquilizarse al hablar de otra cosa-Aún hay algunos pasos de mi introducción al estudio de la magia aydara que tengo que dar en el Celestium. Hay algunos materiales delicados que Fogsun quiere enseñarme y que son demasiado importantes como para que puedan sacarse del centro.

-Ah…-asintió el dragón, que de repente cayó en la cuenta de algo-¡Oh! Entonces, ¿te has pensado lo de la invitación?-le preguntó, sonriente y con un brillo de ilusión en los ojos. Aún recordando el sabor y el tacto crujiente de aquel pastel de rubíes.

-¿La invitación?-repitió, confundida por un momento la unicornio, hasta que cayó en la cuenta de a lo que se refería-…No he tenido tiempo para considerarlo, Spike-le respondió sinceramente. En parte porque era verdad en buena medida.

-Pero, ¿vamos a aceptarla, no? Seguro que nos llevan a un magnífico restaurante…-no pudo evitar relamerse, sobre todo por la cercanía de la hora de la cena-…Ear tiene muy buen gusto para esas cosas.

-¡Oh, Spike!-suspiró la unicornio ante el carácter aún infantil de su “hermanito”-Para empezar, hay mucho más en la vida que llenar el estómago, ¿sabes?

-Eh… Sí, claro-asintió aquel-Pero, ¿qué tiene eso con aceptar o no aceptar lo propuesto por Ear?

Twilight suspiró. Lo cierto es que se encontraba cansada y poco animada para ponerse a explicar a su “hermanito” una situación que parecía que, claramente, se le escapaba a su infantil percepción. La unicornio recordó a Fogsun, su dual comportamiento según la cantidad de presentes, y pensó en Ear, su extraño ayudante, preguntándose a qué habría venido lo de invitarles a comer cuándo debía saber lo mucho que molestaría mucho al unicornio para el cual, en teoría trabajaba.

Lo cierto es que el comportamiento de Fogsun era particularmente curioso. Al estar solo con ella parecía bastante abierto y hablador, al menos buena parte del tiempo, pero al haber sólo uno más en la misma instancia… Se retrotraía de manera clara, como una tortuga que se escondiera en su caparazón. Sin duda ahí estaba la clave, se dio cuenta, de por qué Ear insistió tanto el domingo para llevarse a Spike a comer y porque esa mañana no dejaba de llevarle de un lado a otro… “Evidentemente. Lo hacía para que Fog pudiera hacer su trabajo”, pensó, “pero, entonces, ¿a qué viene esta invitación? ¡Es todo lo contrario de lo que debería hacer!”.

-¿Es que hay alguna razón para no hacerlo?-le preguntó Spike, que parecía un poco preocupado y sorprendido por su inesperado y largo silencio.

-Supongo que no… Que no la hay-musitó finalmente a modo de respuesta, aún cuestionándose las motivaciones del pegaso…
Última edición por Mishiro el 07 Feb 2015, 20:14, editado 3 veces en total
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 7)

Notapor horwaith » 26 Jun 2014, 22:27

otra vez una buena preparación, realmente buen capítulo y me han gustado todas las escenas que has puesto en él, sobretodo las de trixie. Si en el próximo necesitas ayuda, me lo dices también.
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 7)

Notapor Mishiro » 21 Jul 2014, 11:10

Capítulo 8.2

Spoiler:
El amplio gabinete, presidido por una gran mesa de ébano y por un amplio retrato de la soberana de Equestria colocado entre dos amplios ventanales, estaba perfectamente iluminado por una gran lámpara de araña de cristal que brillaba a gran altura, colgando de una transparente bóveda que permitía ver la belleza del cielo nocturno. Hacía apenas unos momentos que las princesas acababan de cumplir con su regio deber de, respectivamente, bajar el sol y subir la luna, y el ciclo diario seguía, pues, monótono y firme, su curso.

La blanca alicornio entró en su despacho, dirigiéndose hasta su cómodo trono, sito tras su mesa, con una expresión de ligera preocupación en el rostro. Llevaba buena parte de la tarde, desde la comida que había compartido con su estudiante predilecta, meditando sobre los planes que Knowling podía estar forjando en su mente. Le había sorprendido, aunque entendía el movimiento, que hubiera dado tan pronto el paso para acercarse, aún indirectamente, a Ponyville. Eso aún le situaba lejos de sus objetivos, pero ella intuía que aquel profesor podía tener algunos trucos escondidos bajo la pezuña.

Brown había demostrado una gran voluntad y determinación a lo largo de los últimos diez años en su ambición de someter a sus deseos el gran poder contenido en los fragmentos del Adenror. Realmente, la alicornio estaba convencida de que no tendría ninguna posibilidad de acercarse a las cada vez más profundas ambiciones que podía intuir en sus hechos, pero cada vez temía más los daños que podía ocasionar, llegado el caso, si se le permitía avanzar demasiado lejos. Además, aunque esperaba que no se culminara tal posibilidad, podía llegar en su imprudencia a desatar energías que estaba muy lejos de comprender y mucho menos de lograr controlar.

Estaba meditando sobre ello cuando, repentinamente, alguien llamó a su puerta. La Princesa, aunque por un momento quedó desconcertada al salir de forma brusca y repentina del hilo de sus pensamientos, en seguida intuyó quién debía ser, pues sólo una única pony en toda Equestria tendía a acudir a verla a aquellas horas. Además, el sonido del choque del calzado de cristal contra la robusta madera de roble, claro y sólido a la vez que extrañamente delicado, delataba también a la visitante.

-¡Adelante!-la invitó a pasar, viendo al instante la figura de su hermana, la princesa Luna, entrando y cerrando tras de sí antes de ir a sentarse frente a la soberana del sol, que a su vez intentó mostrarle su mejor y más sonriente cara-¡Buenas noches, hermanita!-la saludó, informal.

-Buenas noches, hermana-le respondió alegre, hasta que se fijo en la expresión de aquella y, directamente, le preguntó-¿Ocurre algo?

-¿Por qué lo preguntas?-le replicó la otra, como con tono curioso.

-Muy bien-le dijo Luna con tono insinuante-Ahora lo que te debo preguntar es: ¿Qué ocurre?

-No ocurre nada… Si acaso… Tan sólo…-se corrigió al ver el rostro escéptico de su hermana-La verdad es que se están dando ciertas circunstancias que requieren que me mantenga especialmente vigilante, pero no es nada que no se pueda supervisar y mantener bajo control sin demasiado esfuerzo.

-¿Circunstancias como las del aprisionamiento de Discord, que se suponía no se podía escapar?-le preguntó, algo preocupada, pero más bien siendo sarcástica, Luna-Porque ya sabemos que pasó al final. Que tuviste que recurrir a las portadoras de los Elementos para volverlo a encerrar y que estuvieron a un paso de ser derrotadas.

-Eh… Bueno. Discord es un caso especial, como ambas sabemos-tosió ligeramente, buscando reforzar su tono y darle más seguridad-En este caso, el improbable causante de los problemas carece por completo de un potencial tan destructivo como aquel.

-¡Oh, claro! Entonces no debo preocuparme, pues es evidente que tú no lo estás ni le dabas vuelta a ese asunto tan intrascendente-se burló la princesa de la noche-De hecho, siendo tan poco importante, ¿por qué no me pones al día?

-…Supongo que tienes razón-accedió Celestia, que, ante esa insistencia e interés que no esperaba, finalmente pensó que era lo mejor compartir la información con su hermana. “Además”, pensó, “al fin y al cabo es corregente de Equestria, yo le dije que debíamos gobernar juntas y eso es algo más que presidir actos públicos y llevar corona… Por no olvidar que esta actitud de ocuparme yo de todo y que ella no se preocupase de nada fue en parte responsable de su transformación en Nigthmare Moon”.

-Así pues, hermana, ¿a qué amenaza habremos de hacer frente?-le preguntó Luna directamente.

-Para que puedas entender bien la situación, he de retrotraerme en una gran distancia hacia el pasado-le empezó explicando Celestia-A los tiempos en que Star Valtader creó la sociedad de los aydara.

-¿Valtader?-se sorprendió Luna, de oír, tan tantos siglos, aquel nombre de nuevo-¿Hablas de aquel alquimista de Hidronia?-le preguntó, recibiendo un asentamiento de su hermana en respuesta-Pero si él y sus aydara son anteriores incluso a mi destierro, ¿cómo puede tener algo que ver con una amenaza que nos deba preocupar HOY?-recalcó la última palabra, usando sin darse cuenta la voz real de Canterlot.

-Por favor, hermana-le pidió Celestia, sonriendo-No creo que sea necesario que se entere toda Equestria de lo que hablamos.

-Oh. Lo siento-se disculpó Luna-Pero no intentéis desviar mi atención, que apenas habéis empezado la historia-le instó, nerviosa, suspicaz de que su hermana quisiera hurtarle aún la explicación.

-Prosigo, no te preocupes-le respondió su hermana, intuyendo sus pensamientos-No creo que necesites que te recuerde las ideas de Valtader y las medidas que hubieron de tomarse contra ellos. Eso lo sabes bien. Lo que ya ignoras, pues ocurrió casi un siglo después de…-Celestia quiso evitar nombrar la rebelión de su hermana-…Hace ya casi novecientos años, es que los aydara resurgieron nuevamente.

-¿Cómo? ¿Y lo permitiste?-le preguntó Luna, extrañada y casi indignada.

-Por entonces, esos nuevos aydara no eran más que un pequeño grupo de intelectuales que habían decidido desempolvar los viejos estudios de alquimia de Valtader. No era algo que me hiciera especial ilusión, como podrás imaginar, pero no tenía una razón real para oponerme a ellos y, tampoco, lo he de admitir, tiempo y energía para abrir semejante frente. Llevaba sólo un siglo teniendo que hacer frente yo sola a todos los asuntos y controlar al mismo tiempo el sol y la luna. Aún no estaba del todo acostumbrada a llevar yo sobre mi lomo todo el peso…-comentó, aunque se arrepintió en seguida de haber dicho aquello, no porque la pudiera hacer parecer débil, sino por lo que podría pensar Luna, acordándose nuevamente de cómo la había siempre marginado del poder antes de su exilio… Lo que venía siendo igual a lo que llevaba haciendo en buena parte desde su retorno, se tuvo que reprochar a sí misma.

-Y supongo…-decidió Luna no decir nada al respecto-Que esos aydara no se mantuvieron mucho tiempo como simples alquimistas.

-En principio lo hicieron-le explicó Celestia-De hecho, ganaron prestigio y fama como estudiosos de la naturaleza y como grandes eruditos, tanto como para borrar el anterior pasado del grupo y desterrar al olvido la memoria de Valtader. De hecho, los aydara dieron un gran paso en sus investigaciones y elaboraron una nueva magia que superaba las formas de sus antecesores. Ellos dejaron en un rincón, como secundarios, los calderos y los fuegos, las moldes y los yunques, y se enfocaron en conectar directamente su magia con la de los propios elementos, gracias a lo cual crearon conjuros que les permitían, sólo con su energía y con la de aquellos, sacar a luz sus propiedades y usarlas tal y como quisieran. Una gran proeza que al principio usaron para el beneficio de toda Equestria, lo que es una de las razones por las que les deje estar.

-Entiendo.

-Entonces entró en escena Sunnight. Era un poderoso hechicero y, hasta ahora, el mayor alquimista que ha habido entre los aydara. Eso es lo que se sabe por lo común de él-añadió Celestia tras unos segundos.

-¿Y qué es lo que no se sabe “por lo común”?-fue la lógica pregunta que a continuación le hizo su hermana.

-Que también fue una importante amenaza para la paz, no ya sólo de Equestria, si no también de sus reinos vecinos. Era una serpiente que mantenía una máscara de cara a la galería mientras conspiraba entre bastidores con una clara meta en mente. El poder. Era un ser soberbio que sólo soñaba con ceñir una corona sobre su cabeza. Fue él quien recuperó los escritos de Valtader que trataban sobre sus “ideas” acerca de cómo debe regirse la sociedad y, desde luego, estaba decidido a llevarlas a cabo.

-¿Y cómo lo detuviste?

-Me temo que no estuvo en mi pezuña hacer tal cosa-le contestó, cabizbaja.

-¿Cómo?-se sorprendió Luna ante tal respuesta-¿Y, entonces, consiguió su propósito?

-En buena parte, sí.

-…-estaba sin palabras la alicornio de la noche-Sigue-le instó, ardiendo de curiosidad.

-En esos tiempos, Equestria, como otros reinos cercanos, sufrió los ataques de Atila, conocido sencillamente como “el Humo”. Se trataba de un enorme y poderoso reptil, el rey de los dragones negros, un ser de gran fuerza y furor. Por entonces, en lo que hoy es gran parte del sur de Equestria, existía una especie de reino de los dragones. Estaba dividido en pequeños señoríos, hasta unos trescientos, cada uno liderado por un dragón negro, que mantenía como súbditos a los demás dragones y como esclavos a las demás criaturas…-no pudo evitar la alada unicornio un gesto de desagrado-…por eso, aunque había normalmente un rey, en la práctica no ejercía gobierno alguno. Hasta que llegó Atila. Él unificó y sometió a todos los señores y los mantuvo juntos convirtiéndolos en un terrorífico ejército devastador con el que arrasó sin piedad cientos de aldeas, decenas de ciudades, reinos completos. Como soberana de Equestria, que no fue sólo no ajena a sus agresiones sino de hecho una de sus principales víctimas, participé y lideré la gran alianza que, no sin duros sacrificios y batallas, logró poner fin a la guerra, derrotar a Atila y expulsar y acabar con su imperio.

-¿Y los aydara?

-Sunnight supo aprovechar la ocasión para sus propios deseos. Si miras un libro de historia leerás que, con mi aprobación y permiso, los aydara se instalaron en el devastado sur para buscar, estudiar y conseguir nuevos productos y elementos para sus estudios alquímicos.

-Pero, la realidad fue distinta…-afirmaba, no preguntaba.

-Sí. Así es. Lo cierto es que Sunnight se aprovechó de las disensiones surgidas entre los aliados sobre qué destino debía darse a los antiguos dominios de los desterrados dragones y, finalmente, por una política de hechos consumados, se adueñó del territorio, construyendo fortalezas en los puntos clave y, con apariencia de gobernante magnánimo, ganándose con engaños el favor de los pocos supervivientes, antiguos esclavos a los que los dragones no habían matado ni llevado consigo. No pude convencer a los demás reinos de que se declarará ilegítima tal usurpación. Así fue como obtuvo al final la corona que tanto deseaba y ser reconocido como rey. El primer Rey de Hiponia, para ser más exacta.

-¿Hiponia? ¿Ese no era el nombre que Valtader le había dado a su presunta “utopía”?

-Precisamente.

-¿Y qué pasó después?

-Al principio Hiponia pasó a ser mi principal preocupación, pues era vecina de Equestria, unidas ambas por una larga y débil frontera, así como por conocer que los deseos de Sunnight apenas estaban empezando a cubrirse. Sin embargo, mis desvelos al final no tuvieron, por suerte, sentido-y, al ver el desconcierto en el rostro de su hermana, se explicó-Sunnight acabó cayendo por su propia obra, destronado por su propio aprendiz, de mucho mayor talento, poder y ambición.

-¿Y no empeoró eso la situación?

-No. Resulta que era un gran hechicero, pero torpe para gobernar. Creía que con sencilla fuerza podía mantenerse un gobierno e intentó que todos le reconocieran como nuevo soberano… Pero… Aunque no fuera la mejor solución, apoye a una serie de poderosos antiguos consejeros, que lograron hacerle caer. A partir de ahí, aunque no pude influir todo lo que quise, si puede asegurarme de que nadie demasiado peligroso llegase al trono. Catorce reyes fueron pasando, uno tras otro, tras la caída del primer usurpador. No podía mantenerlos controlados, pero les apoyaba a cambio de cierta estabilidad y libertad para los ponies que se asentaban en las prósperas tierras de Hiponia. No era una buena política a largo plazo, pero, por entonces, era lo mejor que podía hacer.

-¿Y en ese largo plazo…?

-La crisis se desató tras el asesinato del decimoquinto y último rey. El criminal era un astuto hechicero, quizá no tan poderoso como otros, pero sí hábil, buen conocedor de los demás, incansable a la hora de luchar por lo que ambicionaba y carente de escrúpulos para conseguir sus deseos. Ante su aparición, mis habituales medidas de control fracasaron y, después de que purgara a muchos de sus rivales por el trono, me tuve que enfrentar a un rey de Hiponia que había llegado a ser más poderoso y peligroso de lo que Sunnight lo fue. Por fortuna, en estos momentos contaba con un poco más de libertad de movimientos, y, contactando con los opositores moderados a su mando, puede forjar una rebelión contra él al tiempo que me preparaba por si sucedía una guerra abierta. Sin embargo, al final, no fue necesaria. Un hábil golpe de casco conjunto entre Equestria y algunos aydara moderados, logró derrotar a aquel unicornio, sobre el que se decretó una damnatio memoriae, al tiempo que mis enviados lograron persuadir al antiguo consejo de que me entregaran la soberanía e integraran Hiponia en Equestria, como se hizo a principios del siglo VI.

-Hermana, la clase de historia está resultando muy interesante, pero imagino que nos acercamos ya al problema actual.

-Desde la integración y división del reino, los aydara fueron desvaneciéndose. Hubo algunos unicornios, como hoy hay, que se dedicaban al estudio de su magia, pero ya no formaban un gremio, ni de eruditos y mucho menos de conspiradores. Nada que debiera alarmarme, hasta hace una década.

-¿Qué aconteció?

-Hubo una excavación arqueológica en un viejo yacimiento aydara que dio lugar a un importante descubrimiento. En una vieja cripta situada en Scotliris se encontró un poderoso artefacto, un fragmento del Adenror.

-¿Qué clase de utensilio es ese “fragmento del Adenror” que decís?

-Se cree que fue obra de Sunnight y que era la pieza definitiva de la magia aydara, pero poco más han descubierto los eruditos sobre ella, salvo que tenía cierto papel en la coronación de los reyes y que su potencial es, aparentemente, ilimitado, más del que quizá nunca ha experimentado un unicornio, ni siquiera el mismísimo Star Swirl-se limitó a decirle Celestia.

-Y ese descubrimiento despertó en alguno de esos eruditos que has mencionado el deseo de ir más allá del mero estudio con este glorioso instrumento.

-Su nombre es Brown Knowling, actualmente el más prestigioso estudioso de los aydara y el principal especialista en el conocimiento de la pirámide de Adenror. El fue quién dirigió la excavación y estudio de la cripta de Scotliris y, desde entonces, se centró en el análisis de esta pieza. Con el tiempo, accedió a otras. Se le confió el cuidado de la primera parte que se conocía del Adenror, que fuera descubierto en las ruinas del palacio real en Ádralon, así como de las encontradas después en Cherady y en Faradis. Hoy tiene a su disposición cuatro fragmentos y está a la caza del quinto.

-El riesgo es que consiga aprisionar bajo su casco todos los fragmentos, entiendo. ¿Cuántos le faltan?

-Dos-le respondió con sencillez Celestia.

-¿Y se ha determinado alguna medida para impedírselo?

-Lo cierto es que, actualmente, por solicitud mía, Knowling se está encargando de supervisar la instrucción de la joven Twilight Sparkle en la magia aydara.

-¿Cómo?-se sorprendió una vez Luna, esta vez incluso más que las anteriores-¿Twilight? Es decir, habéis enviado a instruirse en las prácticas aydara a esa unicornio, Twilight y, no contentan con ello, la habéis colocado bajo la supervisión de ese ser que, en realidad, bajo la apariencia de un profesor, esconde una ambiciosa amenaza para Equestria. ¿Y cuál es vuestra meta? ¿Delegar el combate, vuestro debe real, en la joven discípula? ¿Consideráis en serio que es adecuado?-su voz delataba tanto su incredulidad como su desaprobación-Cierto que superó la prueba que le pusisteis, salvando el imperio de Cristal, pero… Me sigue pareciendo una imprudencia lo mucho que pareces dispuesta a delegar en ella.

-Es una decisión que tiene su sentido-le comentó Celestia-Ampliará la instrucción de Twilight y me servirá para detener, llegado el momento, a Knowling.

-¿Y por qué no ha llegado ya el momento si sabes, es decir, si sabemos ya lo que se propone?

-No es tan sencillo, Luna.

-Observo y contemplo todos los datos que me habéis proporcionado y, por mucho que reflexionó y el problema desde enfoques distintos examino, nada encuentro que explique la complejidad que le atribuís. Mas bien parece que lo más prudente sería enviar cuánto antes a la guardia a poner a tal peligro bajo buen recaudo en una celda.

-Has tenido la razón ante tus ojos, pero no la has visto, hermanita mía.

-¿Y por qué no me la señalas tú, hermana?-le dijo Luna, algo molesta por la ambigua y algo condescendiente respuesta de Celestia.

-Pero si queréis que tome alguna medida más directa-cambió Celestia de tema-Hay una misión que podríais llevar a cabo y que os viene como herradura a la pezuña.

-¿Una misión?-no pudo evitar preguntar, con curiosidad, la princesa de la noche, aún sabiendo que su hermana pretendía así evitar responder.

-He pensado que no os sería difícil acercaros a su mente y, cuando se durmiera, entrarais, usando tu poder, en sus sueños. Eso podría proporcionarnos una valiosa información.

-¿Esa es la misión? ¿Qué podemos hallar en sus ensoñaciones que nos facilité el detenerle o qué, más sencillo, no sepamos ya? ¿Qué necesitamos más que ser consciente, como lo somos, de qué es una amenaza?

-Eso no lo podremos saber hasta que no lo hagas-se limitó a decir la princesa del día.

-¿Estáis completamente convencida de vuestro plan?-le preguntó, directamente, Luna.

-Así es, hermana. Te lo aseguro-afirmó Celestia, con un tono firme y seguro en su voz. Pero fue, finalmente, la mirada de la diosa del sol, que reflejaba su total determinación, lo que decidió a Luna.

-Entonces-se levantó-Creo que se ha depositado un cometido en mis cascos.
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 7)

Notapor EdoNova » 21 Jul 2014, 11:13

Madre mía Mishiro, como te gusta extenderte XD
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 7)

Notapor Mishiro » 21 Jul 2014, 11:16

Capítulo 8.3

Spoiler:
Tras dirigir una última mirada desde el elevado balcón al panorama que a sus pies le ofrecía la ciudad, con su multitud de luces brillando en la oscuridad bajo el cielo nocturno cual replica o reflejo de las estrellas, la princesa Luna, finalmente desistiendo, le dio el lomo a Canterlot para entrar de nuevo en sus privadas estancias. Se sentía frustrada y sinceramente preocupada. Aquello era algo que nunca le había ocurrido, pero era innegable. De alguna manera, Knowling era capaz de impedir que entrara en su subconsciencia, dejando impotentes los poderes que como diosa de la noche tenía sobre los sueños. ¿Cómo lo había hecho? La princesa no era capaz de imaginarlo. Lo que su hermana le había contado sobre él ya le había parecido preocupante pero, en este mismo momento, tras un primer contacto con sus habilidades, más convencida estaba de que lo conveniente era una actuación de inmediata y definitiva.

Realmente, cuánto más lo pensaba, menos entendía las medidas que se dedicaba a tomar su hermana ante diversas situaciones a las que ella, como gobernante, habría respondido de manera muy distinta. Eso no era nuevo, ya que sus discrepancias procedían de su misma entronización. No, más, desde prácticamente al nacer el destino las convirtió en hermanas. Sin embargo, desde su retorno, aunque rehecha su filial relación, las discrepancias en asuntos políticos no habían dejado de agrandarse. Y, como siempre, Celestia las había solucionado ignorando por sistema cualquier opinión que difiriese de su posición, empezando por la de la nocturna alicornio.

Las extrañas medidas, o mejor dicho, la carencia de medidas tomadas en asuntos diversos, ya para atrapar al fugado Tirek del Tártaro, ya para frenar al tal Knowling en sus ambiciones le era sencillamente incomprensible. Mucho menos lo de confiarle la tutela de Twilight Sparkle a ese mismo unicornio, más dadas las muy altas expectativas que la princesa del sol parecía tener para su aprendiz favorita. Y no era el primer caso en que discrepaba de los mandatos de Celestia… El enviar a la misma Twilight y sus amigas a salvar del rey Sombra al imperio de Cristal era sólo la más reciente que podía recordar anterior a esta. Su hermana tendía a dar complicados rodeos en lugar de afrontar de manera directa los conflictos. Esa política le causaba bastante desagrado.

Y ella, esta vez, no iba a quedarse de cascos cruzados. Al fin y al cabo era princesa de Equestria y su gobernante en rango de igualdad con su hermana, no una mera súbdita que le debiera obediencia, y menos ciega, a aquella. Tenía tanto derecho como Celestia a ejercer labores como soberana e iba a actuar como tal. Y, en primer lugar, iba a averiguar cómo había interferido en su poder y qué oscuros secretos escondía en sus sueños. Quizá así, con la información que consiguiera, logrará empujar a su hermana a la acción. Sin embargo se tuvo que recordar que no era tan sencillo alertar a la blanca alicornio. Aunque no sentía por Sparkle ni la mitad de la predilección que tenía por ella la diosa del sol, debía reconocerle el mérito de ser la responsable de dejar en evidencia la maldad de la reina Chrysalis, que a Celestia se le había colado bajo el hocico y que a punto estuvo de suponer una grave catástrofe para toda Equestria. A su hermana no sólo la había engañado la soberana de los changellings si no que también se había negado a ver la verdad cuando se la pusieron delante. ¿Le haría lo mismo a ella cuando le hablará de Knowling?

“Eso no será lo mismo”, se dijo a sí misma Luna, para inspirarse confianza, “Twilight no deja de ser una joven unicornio, aún con mucho camino que recorrer y mucha vida por delante. Yo soy una princesa y gobernante de Equestria. No dejaré que me vuelva a marginar de mis derechos reales. Le haré ver que estoy más que dispuesta a que pueda compartir de verdad el trono conmigo y a que eso lo tendrá que hacer siempre, no sólo cuando ella quiera”.
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 8)

Notapor horwaith » 21 Jul 2014, 15:54

muy bueno y vamos a ir conociendo mas detalles sobre todos los implicados, me gusta el capitulo mucho. De los detalles, me quedo con los de luna y con el final de Pinkie Pie, me gustan sobretodos los demás
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 8)

Notapor Mishiro » 25 Ago 2014, 21:52

Capítulo 8.4

Spoiler:
Con las cortinas cerradas, la habitación se encontraba totalmente a oscuras, entrando apenas unas chispas de blanquecina luz lunar por una de las ventanas. También se encontraba en silencio, y eso, junto a la apagada atmósfera del cuarto, indicaban con claridad al pegaso que sin necesidad de mirar un reloj que debían ser altas horas de la noche. Su intención inmediata hubiera sido acomodarse de nuevo entre las sábanas para seguir durmiendo, pero una incomoda sequedad en su garganta, finalmente, le impulsó, a pesar de su mucha desgana, a levantarse y a, aleteando perezosamente, dirigirse a la cocina.

El pegaso recorrió lentamente el estrecho pasillo y, tras llegar a su destino, se sirvió uno tras otro hasta cuatro generosos vasos de agua para apaciguar su sed. Bostezó ampliamente y se secó el sudor de la frente, pues estaba siendo una noche especialmente calurosa para ser de mayo. Lo cierto es que odiaba bastante despertarse a media noche, ya que siempre le costaba volver a conciliar el sueño y algo le decía que al día siguiente iba a necesitar tener plenas sus energías.

Sin embargo, sus planes para regresar rápidamente a su cama iban a verse postergados, pues, al ir por el corredor hacia su habitación, no pudo dejar de darse cuenta, a pesar de volar medio dormido, que por debajo de la puerta que conducía al cuarto de su compañero, se percibía aún la luz encendida. Acercándose a ésta y poniendo el oído atento, le llegó a su agudo oído, además, el suave pero muy conocido para él sonido de la pluma sobre el pergamino. Aún debía estar despierto, pensó. ¿Tendría que decirle algo?... Tras unos minutos de duda, a pesar del cansancio y de intuir que aquello sería más bien inútil, se decidió a llamar a la puerta.

-…Adelante-escuchó la voz del unicornio desde el otro lado. Aunque en principio el tono era neutro, Ear le conocía ya muchos años como para no percibir un cierto deje de molestia en la voz de su amigo.

El pegaso, pues, entró en el cuarto de Fog. La habitación del joven estudioso parecía en todo una prolongación del caótico salón y los libros se apilaban por doquier en altas columnas, llenando estantes y rebosando por todos y cada uno de los muebles. El rubio, que estaba inclinado sobre su escritorio, ocupado escribiendo algo, no se molestó en darse la vuelta al entrar Ear y ni siquiera le preguntó nada, ni siquiera el por qué le interrumpía. Él era así. Ni en ese tipo de casos se sentía capaz ni quería iniciar una conversación. Su compañero, claro, sabía perfectamente que debería ser él quien rompiese el hielo.

-…Fog…-buscó las palabras que consideró más adecuadas-¿Puedo preguntarte qué estás haciendo?-le preguntó mientras intentaba contener un bostezo.

-Estoy trabajando en mi traducción de la columna de Thunderain-se limitó a responderle con total normalidad, sin volverse y sin dejar aquello en lo que estaba.

Suspirando, Ear se acercó un poco más para observar el escritorio de su amigo. Sobre un pergamino en blanco una pluma sostenida por el aura dorada de la magia de Fog transcribía el significado de un calco que tenía el unicornio desplegado sobre la mesa y que el pegaso supuso del citado monumento. Aparte, un puñado de diccionarios y de otras obras de consultaban llenaban, abiertos y cerrados, el resto de la superficie disponible.

-No es por nada, Fog,…, pero, ¿sabes qué hora es?

-Las dos y cuarto-se limitó a responder tras mirar las agujas del reloj que colgaba sobre su cama.

-Sí. Las dos y cuarto…de la noche-repitió, y añadiendo y recalcando aquellas últimas palabras el pegaso-Quizá no es el mejor momento para que estés con eso. No sé. Sólo lo sugiero.

-El encargo de instruir a la señorita Sparkle en los principios de la magia aydara no me deja muchos más momentos, así que a mí me parece que es perfecto-se encogió de hombros el unicornio, deteniendo sólo un momento el movimiento de la pluma para consultar una palabra en uno de los diccionarios que tenía dispuestos-Voy muy atrasado con la traducción. Esperaba ir ya por el decimocuarto cilindro y estoy aún en el octavo. Así que di rápido lo que quieras. Estoy muy ocupado.

Ear suspiró, un tanto cansado por una actitud que ya había visto miles de veces y preocupado por la falta de sentido de la realidad que a veces embargaba a su amigo cuando se centraba demasiado en su trabajo, haciéndole perder de vista las nociones más esenciales. Sentía que debía intentar convencerle de que se retirara a descansar, pero también que los argumentos convencionales que persuadirían a otros no harían mella alguna en ese unicornio.

Y, aparte, entendía más o menos su postura. Aquel era un proyecto importante y de peso, una gran obra de investigación que podía darle más que renombre en el mundo de la erudición y de la alquimia, un prestigioso trabajo que Knowling había pretendido que dejara de lado… Si el profesor hubiera conocido a Dremtly la mitad de bien que su asistente, habría tenido desde el principio la certeza de que eso era imposible. Con las consecuencias evidentes y patentes. Consecuencias que a Fogsun parecían no importarle no más mínimo.

-Bueno, Fog…-quiso buscar una solución razonable a su problema-Sólo tienes que estar con ella por las mañanas, eso te deja la tarde libre.

-He usado buena parte de la tarde de hoy, por si no te has dado cuenta, en preparar la lección de mañana. ¿O te crees que le dedicó estas horas sólo por placer si pudiera hacerlo en otras?

-Pues…-decidió abstenerse de contestar a aquello-Entonces, ¿has ocupado preparando esa lección que debe comenzar a las nueve?

-Sí-Ear pudo percibir que Fog empezaba a impacientarse. Finalmente, el unicornio dejo la pluma sobre el escritorio y se giro para mirarle-Earion Razid. Soy plenamente consciente de mis deberes y cumpliré con ellos. No necesito que seas mi agenda. Ahora, ¿tienes algo más que comentar?

-Pues… Pues sí, hay una cosa que quería decirte-le mintió descaradamente el pegaso mientras buscaba algo con lo que improvisar, hasta que las mismas palabras del unicornio le dieron el tema-Sobre la… “señorita Sparkle”-concluyó, con tono algo burlón.

-¿Qué pasa con ella?-decidió ignorar Dremtly aquello.

-“Señorita Sparkle”-repitió una vez más Ear-Vaya…La verdad es que me suena raro oírte llamarla así. Después de ver lo bien que parecíais llevaros esta mañana casi pensaba que para ti ya sería simplemente Twilight.

-No tengo tiempo ni ánimo para tus bromas y menos para descabelladas insinuaciones-mostrándose finalmente irritado con su asistente-¿O vuelves con lo de esta mañana cuando se te ocurrió invitarles a que nos acompañasen a comer? Me parece que tienes pocos quehaceres, ¿sabes? Por eso te aburres y te entretienes inventándote raras historias y romances. Pero no te preocupes, ya encontraré la forma de darte cosas más reales en que pensar.

-Yo creo que estás más bien algo disgustado porque he dado justo en el clavo-le replicó Ear, sabiendo que le molestarían sus palabras, agravadas por la pose de suficiencia que puso al pronunciarlas.

-En serio-respiró profundamente Fogsun, intentando mantenerse totalmente calmado-No sé que ideas tendrás en tu…cabeza. Pero déjalo estar.

-¿Y qué ideas crees que tengo?-le preguntó, sonriendo y con una mirada pícara.

-Mira. Somos ya bastante mayores para que me vengas ahora con ese tipo de juegos. Ambos sabemos lo que pareces insinuar, así que no perdamos más el tiempo ninguno de los dos. No sé qué te ha sugerido tal idea, pero olvídalo.

-¿Olvidar? No sé qué se supone que debo olvidar.

-No voy a seguir con esto.

-¿Qué es esto? En cualquier caso, lo que es verdad es que Twilight es una joven muy agradable y parecéis tener muchas cosas en común. Por la mañana estabas muy cómodo con ella. O eso creo.

-Eres libre de creer lo que quieras.

-Agradable, inteligente, y también diría que guapa-comentó, insinuante.

-No sé que decirte al respecto. Ya sabes que no tengo ningún interés en esas cosas.

-Ya, es cierto. No tienes “ningún interés” en “esas cosas”.

-De verdad, deja el tema.

-Bueno… Realmente sólo quería recordarte que mañana habíamos quedado después de la lección con ellos. Ya sabes, para ir a comer al restaurante de Cooklight. Por si lo habías olvidado.

-Pues ya lo has hecho-le replicó Fog, volviéndose otra vez hacia su escritorio. El unicornio no sabía qué le molestaba más, si la interrupción en sí o las insinuaciones del pegaso, insinuaciones… ¿Sin fundamento? No pudo evitar que por un segundo la imagen de cierta unicornio lavanda llenara su mente, pero la dispersó en seguida, sintiendo aún la mirada de Ear clavada en él, en parte casi como si temiera que le leyera la mente-¿Aún estás aquí?-preguntó unos minutos después, al ver que aquel seguía allí.

-Igual que tú, por lo que veo-se encogió de hombros el pegaso.

-¿Eh?-le miró el unicornio, desconcertado ante tales palabras.

-Me parece que los dos deberíamos irnos a la cama. A eso que dicen que conviene hacer por las noches y que es tan bueno para la salud… ¿Cómo es? ¡Ah, sí! Dormir.

-Ya dormiré cuándo haya terminado lo que tengo que hacer hoy.

-¿Y eso cuándo será?

-Cuando sea.

-¡Oh!...-suspiró-De acuerdo…-accedió finalmente el pegaso, que aleteo lentamente hasta la puerta, por la que desapareció no sin echar un último vistazo al unicornio, que parecía haber vuelto a concentrarse en su trabajo.

Una vez que la puerta se hubo cerrado, Fogsun intentó hacer su mejor esfuerzo por retomar su hilo de trabajo. Sin embargo, antes de poder encauzar su pensamiento, una imagen vino a asaltar su mente: la de una unicornio de pelaje lavanda… ¿Cómo la había definido Ear?... “Agradable, inteligente y guapa”… “¡No! No estoy para eso para eso”, se regañó a sí mismo con tono duro. “Esto ha sido sólo culpa de la broma de Ear. No es real. No es real.”, se repitió varias veces antes de volver a intentar ponerse con la traducción. Pero su esfuerzo su en vano. Tendría que dejarlo para el día siguiente.
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 9)

Notapor Mishiro » 25 Ago 2014, 21:57

Capítulo 8.5

Spoiler:
El suelo temblaba bajo sus pezuñas, que se manchaban por el polvo levantado mientras pequeños guijarros vibraban sobre la superficie. Las casas se estremecían y los árboles caían derribados. La gran plaza de Ponyville se veía desierta, así como sus calles. O al menos algo le decía que era así, aunque en realidad no podía saberlo, ya que apenas llegaba a percibir nada debido a la total oscuridad que le imponía un vacío cielo desprovisto de luna y de estrellas. Realmente ni en pleno día habría podido fijarse en ninguna de aquellas “minucias”. Su mirada estaba con total firmeza clavada en la monstruosa figura de la ursa minor que tenía ante sí, rugiente y visiblemente enfadada.

La gran bestia avanzaba hacia ella, clavando en la insignificante unicornio la rabiosa mirada de dos ojos inyectados en ira. La hechicera no tenía la menor idea de cómo había podido llegar a aquella situación, pero estaba claro que si no actuaba, iba a ser su final. Respiró hondo e intentó hacer memoria de algún conjuro, algún hechizo que pudiera salvarla de aquel momento fatal, pero nada acudía a su mente. Empezó a sentir como sus dientes castañeaban como si estuviera congelando y como sus patas, que a duras penas le sostenían, tropezaban y se negaban a obedecerle. El miedo le estaba paralizando y dominando. Y no podía apartar la vista del monstruo cuya sombra se arrojaba sobre ella… Casi se sentía ya rodeada, bañada por su pútrido aliento.

De repente, la ursa inclinó su cabeza. Trixie veía ahora más cerca que nunca su negro y húmedo hocico, sus grandes colmillos, su boca babeante y sus ojos ambarinos… ¿Ambarinos? No. Eran violetas. ¿Violetas? De repente algo ya no tenía sentido en aquello. De alguna manera aquel absurdo detalle la descolocó tanto que toda la escena pareció quedarse sin sentido. Estaba aún desconcertada por el color de los ojos de la ursa cuando, aún más, de repente, ¡tenía un cuerno de unicornio sobre su cabeza!

-¿Un cuerno?-dijo o, más bien, se escuchó la unicornio decir a sí misma de alguna forma, pues no fue verdaderamente consciente de haber hablado.

-¡Farsante!-se escuchó de pronto a… ¿la ursa? ¿La ursa había hablado? Más bien había gritado con una profunda voz grave-¡Farsante!-repitió.

Y, cuando se quiso dar cuenta, una pata de la ursa cayó a su lado, pisando con fuerza el suelo… Pero, no era de la Ursa. Acababa en un gran casco y tenía los rasgos de ser de un pony. Al seguirla hacia arriba… La Ursa misma había desaparecido y ahora sobre la asustada unicornio no se encontraba la feroz criatura del bosque Ever Free… Sino algo que le resultaba con mucho más aterrador.

¡Ella! ¡La yegua que había causado su ruina, Twilight Sparkle! Aunque… Era una inmensa unicornio, de no menos de diez metros, que la miraba desde la altura con una sonrisa fría y una mirada llena de maldad. Antes de poder siquiera pensar en huir, la enorme unicornio la levantó con su magia y la alzó ante sus ojos. Vio entonces que no solamente era colosal, también tenía alas… ¡Era una alicornio! Y, por como la contemplaba, sabía que no tenía buenos planes para ella.

-¡Ahora todos saben que no eres más que una farsa!-le dijo aquella alicornio, haciendo un gesto hacia lo que les rodeaba.

No sabía cómo había cambiado todo tan de repente, pero ahora se encontraban en mitad de un gran anfiteatro, pleno a rebosar de ponies en las gradas. No podía distinguir el rostro de ninguno, pero sí intuía que la miraban todos con odio y desprecio. De hecho, aunque no entendía lo que decía, si percibía el odio en los gritos que coreaban. Empezó a respirar de forma agitada, incluso aún más aterrada que ante la ursa… Aquella Twilight monstruosa parecía dispuesta a arrojarla a aquella multitud furiosa para que la despedazasen en su ira. Sintió el mayor miedo que ha sentido nunca recorrer su lomo, su columna y sus patas. Quiso gritar pero se encontró inesperadamente que no podía, ni tampoco moverse. ¿Qué le estaba pasando?

-¡Nunca fuiste una hechicera de verdad!-le gritó la descomunal alicornio-¡Y ahora ha llegado tu fin!-exclamó, alzándola aún más en el aire.

La pequeña unicornio, sintiéndose insignificante, vio como la elevaba su enemiga fácilmente con su magia hasta ponerla por encima de su cabeza. La alicornio alzaba el rostro hacia el cielo, contemplándola con un extraño brillo en los ojos.

-No te preocupes-le dijo, de repente-Yo tampoco disfrutaré cuando te devore.

Y, sin más palabras, Trixie sintió como caía sin más hacia el hocico abierto de aquella monstruosa pony y sobre sus potentes dientes. Apenas si pudo gritar esta vez…
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 9)

Notapor horwaith » 27 Ago 2014, 21:54

Muy buenas situaciones las de twilight en el restaurante, las de trixie (sobretodo su historia, es preciosa) y me gusta lo que piensa Luna sobre Knowling y su propia hermana. Me encantará seguir viendo como desarrollas todos y el punto de vista que tienes de los sucesos. Como siempre puedes contar conmigo para hacer las correcciones, como siempre
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 9)

Notapor EdoNova » 03 Sep 2014, 21:39

He tardado un siglo y medio en llegar al final, pero ya llegué.
Esta última parte, que tengo más reciente ha sido buena, me ha gustado ver a una Trixie que parece más una niña asustada que una valiente potra, felicidades, y esperemos a más
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