Madre del amor hermoso, ¡ha pasado!¡Tenemos un nuevo capítulo! *saca los típicos palitos con petardos y confeti y los explota* Oh, dios santo. Parece hasta mentira. El caso, se me va mucho la pinza a la hora de escribir y tanto he tardado en seguir escribiendo que hasta se me olvidó el motivo de la trama principal XDDDD
También me ha quedado largo y había cosas que quería hacer pero al final he optado por darle una patadita muy pequeña en el culo a la historia para que avance un poco más, que estaba muy atascada.
Nada nada, que os dejo con esto y que os lo gocéis. Que ya me vale del escaqueo. Ah y aquí puede haber errores masivos, ya lo he leído un par de veces pero pls, avisadme, es que es mucho XD
Capítulo 4, La chula, el bajo y el malo
La pony de melena azul tormenta tenía la boca tan abierta que parecía que se le iba a desprender la mandíbula inferior en cualquier momento. Applejack se llevó un casco a la cara.
—¿Quieres tomarte en serio las cosas? —me interpeló.
—Quiero, pero a cada minuto que pasa la situación adquiere mayores estadíos de extravagancia —repliqué.
—Nunca he leído sobre nada similar en todos mis años de estudio —musitó de repente Twilight, acercándose más a mí—. Habla, hace magia, se tiene sobre dos patas, se da un aire a... ¿Qué eres?¿De dónde vienes? Ese cambio de forma, ¿no serás un Replicante ? Tengo que escribir sobre esto inmediatamente a la Princesa Celestia, ¡es un hallazgo sin precedentes! —comenzó a divagar la unicornio púrpura, caminando de un lado a otro y lanzando ideas al aire.
Me acerqué a ella y le tape la boca, acorralándola contra una pared. Se estaba subiendo por las ramas de un árbol que no estaba dispuesto a trepar.
—¡Kalas! —exclamó su amiga, intentando detenerme.
—No hay necesidad de tanto alboroto, ni de hablar con nadie más. ¿Verdad? —dije clavando mi mirada en sus ojos.
La pony intentaba hablar bajo la mordaza de mi mano y se la notaba asustada. Con lo blandengue que soy y la poca fuerza que tengo.
—¡Que pares te he dicho! —dijo AJ apartándome con la cabeza.
—Va, va. Sólo quería asegurarme de que mantendría la boca cerrada.
—Applejack, ¿dónde has conocido a este tipo y qué es lo que quiere? —inquirió la bibliotecaria.
—Soy Kalas Shirren y necesito algunos de tus libros —dije adelantándome a la granjera—. Y no soy un Replicante, no me hace falta cambiar de forma para pasar desapercibido.
—Llegó ayer a la puerta de mi casa y le dimos cobijo. Dice que se ha perdido y que necesita información que probablemente este en los libros de historia —continuó la pecosa—. Viene de otro mundo o algo así.
Nuestra anfitriona se rascaba la barbilla pensativa, inquisitiva. O no le convencía la historia o estaba intentando encajar piezas.
—Mmmm de acuerdo, pero me tendrás que contar tu historia y más de tu mundo —exigió—. Puede ser de ayuda para encontrar lo que buscas y una buena oportunidad para documentar la posible existencia de otros mundos aparte del que conecta con el espejo.
—¿Qué espejo? —pregunté.
—Da a una dimensión alternativa de este mundo, no creo que se te haya perdido nada allí —contestó tajante—. Vamos a cogerte unos libros para que te puedas llevar y comenzar tu investigación. Ah, y que me cuentes tus cosas —añadió complacida.
Así pues, volvimos escaleras abajo donde había un pequeño dragón ordenando libros y elaborando listas. Salgo de Eberron con dragones que construyen ciudades y civilizaciones prósperas y pacíficas para ir a Faerûn donde uno no sabe si los dragones son aliados o enemigos, pasando una temporadara en Kryn, tierra de feroces dragones comehombres y acabo aquí; delitándome con la visión de un dragón asistente bibliotecario de ponies.
—Esto sí que es nuevo, dragón asistenta. Hahahahahaha —reí desmesuradamente, casi al borde de las lágrimas. Los poderosos y orgullosos dragones, haciendo tareas del hogar.
—Hey, Twilight. ¿Quién es vuestro amigo? —preguntó éste, extrañado.
—Se llam...
—Mejor sentaos, que la historia va para largo —la interrumpí, casi sin aliento—. Y déjame la lista de libros, así apunto los que necesito. Ay, mi barriga, qué risa.
Se miraron entre ellos y se encogieron de hombros. Se reunieron entorno a mí y empecé a contarles mi historia. Mientras tanto hojearía la lista e interrumpiría mi narración para preguntar por los libros con títulos no tan obvios.
*DLC: Before Equestria, sorry guys os toca leer el Compendio de Tontunas y a mí actualizarlo
Contar mis aventuras llevó unas horas, entre la de tonterías que me han pasado y que Twilight es como una especie de máquina de hacer preguntas se ha alargado más de lo que yo pensaba. Con los libros y todo, ya estaba listo para pasarme por mi tienda.
—Es muy interesante esto que cuentas de otros mundos suspendidos en el mismo plano, y todas esas criaturas y artefactos —la pony no podía contener su éxtasis—. Me gustaría poder ayudarte con mis conocimientos, pero no era conocedora de otros mundos hasta hace relativamente poco. Además de que no me vas a permitir pedirle ayuda a Celestia.
—Ya, bueno, prefiero mantener un perfil bajo. Por ahora —indiqué.
—Vamos, Kalas. Es casi media tarde y todavía me quedan cosas que hacer. Así te dejo en tu tienda y yo puedo seguir a lo mío—dijo Applejack, que ya se encontraba saliendo por la puerta.
—¿Tienda?¿Pero no querías ser discreto? —preguntó Spike.
—Es irónico, sí, pero las aventuras son lo mío y así a lo mejor conozco a otros aventureros, otros lugares, más información —expliqué—. Ya sabes, la clase de información que me puede sacar de este atolladero. Además de que tener compañeros no viene mal, mis capacidades tienen límite y necesitan ser complementadas.
—Bueno, iremos a hacerte una visita en otra ocasión para ver cómo vas con tus pesquisas o si tenemos algo que pueda servirte de ayuda. Hasta más ver —se despidió la princesa.
—Hasta luego —dijo el dragón.
—Hoo —ululó el buhó.
Me despedí con un simple airéo de la mano antes de transformarme en murciélago y montar sobre Applejack. Hasta el búho tiene cabida en la conversación y ni siquiera es mágico. Creo que ya va siendo hora de dejar de sorprenderse, seguro que se pone más rara la cosa.
Unos minutos de trote después habíamos llegado a mi destino de hoy, mi "casa". Una tienda de campaña amplia, con un mostrador, una cama, materiales, un tablón en la entrada... Excelente, ahora sólo queda que llegue alguien.
—Bueno, montaraz, me vuelvo a la granja. Cuídate y no montes ningún lío, ¿eh? —se despidió AJ.
—No te prometo nada —dije mientras colgaba sendas hojas en el cartel de la entrada antes de entrar en la tienda.
Dentro habían colocado unas lámparas y velas que estaban encendidas. Si quería mantener la ilusión las luces se tendrían que ir. Con las luces apagadas y la capucha sobre la cabeza, me dirigí detrás del mostrador, donde me sentaría a leer los libros que traía conmigo en mi mágica bolsa.
Llevaba un buen rato inmerso en la lectura, había hojeado índices, leído muy superficialmente algunos capítulos y continuaba seleccionando información interesante pero nada muy útil por ahora, cuando noté una presencia estática fuera de la tienda. Varios ponies habían mirado el cartel y ninguno había entrado, pero este permaneció un buen rato mirando las notas.
Finalmente entró, aproximándose tímidamente hacia donde yo estaba. Cuando se plantó frente a mí comenzó a musitar algo, falta de decisión.
—¿Sí? —le pregunté sin levantar la vista de la lectura.
—Hola, es que... —dijo con voz queda, dando un pequeño respingo.
Levanté la vista del libro que me ocupaba, apartándolo a un lado de la mesa. Esperando que continuara. Era una pony verde, con hiedras enrolladas sobre su cuerpo y flores creciendo en su melena, no parecía del tipo que se va a matar trasgos por ahí.
—Al parecer se te pueden hacer encargos —pausó un momento, tomando aire. Parecía nerviosa —. Es que me encuentro con un problema para enviar una carta a mi hogar.
—¿Dónde vives que sea tan peligroso para que el Servicio Postal de Equestria entregue una carta? —la pregunto abriendo un libro, Regiones y Geografía de Equestria; por una página doble que contiene el mapa del reino y poniéndolo sobre la mesa, entre los dos.
—Hollow Shades, he oído rumores sobre un ataque de... batponis... allí —seguía muy tímida y parecía que le costaba relacionarse con otras personas.
Al noreste de aquí, un buen viaje en rayocarril cruzando montañas, ríos y al amparo de las hojas y ramas de un bosque.
—Supongo que podría hacerse. ¿Cómo de peligrosos dices que son esos... batponies? —me picaba la curiosidad, los vampiros los mezcles con lo que los mezcles...
—Nunca he visto a ninguno, pero tienen alas y son bastate veloces por lo que dicen, aunque no salgan por el día ese no es un momento en el que ir —explicó.
—¿Y no te has planteado ir tú misma para reunirte con la gente a la que quieres? —pregunté, intentando provocarla para comprobar hasta dónde estaba dispuesta a llegar.
—No me dejarían entrar —contestó con desazón—. El ejército está rodeando el pueblo en este momento, tengo a uno de mis amigos de allí alojado en mi casa por ello.
Si la quería reclutar iba a tener que molestarla un poco más. Quizá pinchando en su orgullo...
—Bueno de eso trata ser aventurero. No hay reglas, sólo obstáculos. Un pequeño saltito en el corazón de vez en cuando no hace daño, ¿o... —mantuve una pequeña pausa dramática— es que no tienes lo que hay que tener? Esperaba que el primer pony que entrara aquí viniera sediento de aventuras —dije con fingida decepción.
—Supongo que ya he tenido mi dosis de aventuras para una vida, lo siento —sentenció.
Al menos para eso sí que se la veía decidida.
—Menuda lástima. Bueno, trae la carta y yo la llevaré. Si quieres venir conmigo o unirte al gremio siempre estás a tiempo —dije, intentando tirarle la caña a ver si picaba.
—Quizás mande a mi amigo con ella, se llama Fast Wanderer. Le gusta ayudar de vez en cuando —indicó.
Justo en ese instante, una pegaso de color azul cielo y melena multicolor entró en la tienda. Se dirigía con decisión hacia aquí y con unos aires de soberbia que prometían.
—¿Dónde hay que firmar para irse de aventuras? —preguntó, dando por sentado su validez—. Oh, hola Nature —saludó despreocupadamente al reparar en al otra pony—. ¿Cómo te va? No pensaba que te fueran las emociones fuertes.
—No me van, estoy aquí por el rumor del ataque a Hollow Shades —replicó esta, retraídamente.
—Me pienso unir a estos aventureros, a lo mejor puedo echarte un cable con eso —dijo llevándose una pezuña al pecho, henchido de orgullo y lanzándole una mirada cuanto menos petulante.
—Hahahahaha, ¿quién dice que tengas lo que hay que tener? —la pegaso picó al instante—Pareces un bufón de la corte con esas pintas —reí para su crispación.
Esta sí que iba a responder tal y como yo quería.
Para este momento Nature había quedado totalmente fuera de la conversación. Las cosas se iba a poner interesantes.
—¿Qué has dicho? —interpeló, chocando su frente con la mía—. Puedo hacer cualquier cosa que me propongas y más.
—Pruébalo —le repliqué socarronamente.
—Dispara —exigió, arrogante .
La miré a los ojos unos segundos. No hay duda, es del tipo que actúa primero y piensa después. Veremos si es capaz.
—Primera prueba superada —digo suavemente tras la pausa—. Tienes agallas y confianza en ti misma y eso me gusta. Pero cuidado con sobreestimarte —añadí, algo agrio.
—Ha, pan comido. ¿Dónde firmo? —preguntó, excitada.
—Tómatelo con calma. Segunda prueba: ve a buscarme un fardo de paja —le pedí.
En el mismísimo instante en que terminé la frase, mi candidata salió disparada de la tienda, levantando el polvo del suelo y revolviéndome los papeles. Menudas alas tan potentes, pero buscaba potencia en otro lado.
—Veo que la conoces. ¿Es siempre así de impetuosa? —le pregunto a Nature, sacando un fardo de paja de detrás del mostrador.
—Sí, casi siempre. Pero es la pegaso más rápida de Ponyville y por si fuera poco está entrenando para ser parte de los Wonderbolts —explicó, algo divertida por lo del heno.
—Un día ir tan rápido la va a matar —digo en el momento en que la pony voladora entra a toda velocidad con otro fardo de paja y con pose triunfal.
—¡Ya está, apenas unos segundos! —exclama.
—Sí, unos segundos que podrías haber aprovechado para preguntarme si yo tenía algún fardo —le replico, señalando al fardo sobre la mesa.
—P-p-pero... —musitó.
—Has fallado la segunda prueba. Reunir información es una habilidad clave para un venturero. Vas a tener que trabajar más si quieres ayudar aquí a tu amiga —la regaño.
—Argh —gruñe la aprendiza.
Voy a dejar que por lo menos se quite la frustración de encima, aunque sea puro teatrillo.
—Última prueba. Demuestra que puedes defender la carta de Nature con tu vida y entregarla pase lo que pase —le pido, sacando un muñeco de prácticas de detrás del mostrador.
La pegaso comienza a golpear, zarandear, cocear y manipular al pobre maniquí. Parece una horda de trasgos rematados de la cabeza saqueando un pequeño huerto.
—Toma esto. Y esto. Demasiado rápido para ti —grita, maltratando al pelele.
Me acerco a la otra pony para susurrarle.
—¿Estás segura de que quieres que esta entregue la carta? Voy a vigilarla igual, pero parece algo... inestable —le pregunto.
—Mejor te envío a mi amigo. Es bastante maduro y aunque a ella quizás la dejen pasar, no me fío de cómo llegue la carta —responde Nature.
—De acuerdo, entonces ella pasará a ser la escolta para ponerla a prueba. Su misión será proteger a tu amigo con la carta —sentencié —. El precio son unos 7 bits, estamos de oferta porque acabamos de abrir.
—Bien, aquí tienes —accede tendiéndome las monedas. Odio las monedas—. Reconocerás a mi amigo por su estatura, es bastante bajito para la edad que tiene.
—De acuerdo pues, tardaremos lo menos posible. Hasta entonces, espera noticias para dentro de 1 semana.
La otra parecía seguir a lo suyo, abusando de que su rival no respondía a los golpes. Ese exceso de energía no puede ser sano.
—Señorita bufona, está usted admitida —alzo un poco la voz para captar la atención de mi empleada.
—¿Eh, qué? —dice, desorientada una vez la saco de su ensimismamiento
—Que estás dentro. Tienes que defender a su amigo y su carta. ¿Estamos? —requiero.
—¡Genial! —exclama RD— Verás cómo llevamos tu carta en un pispas, Nature.
—Bien, tengo que escribirla y ya te presento a quien vas a escoltar —concluye la pony verde.
Le tiendo una mano hacia la puerta, en señal de que puede irse.
—Bueno, señorita Nature. Si nos disculpas, aquí tenemos cosas de qué hablar y tú una carta que escribir —le digo—. Gracias por elegir nuestros servicios.
—Gracias a ti, no sabes el favor que me haces —sonrío, marchándose de la tienda.
—Hasta luego, Nature —se despidió esta... este...
—¿Cómo decías que te llamabas, bufona? —le pregunté a la pegaso.
—Es Rainbow Dash y no soy ninguna bufona, soy la mejor voladora d- —le puse un dedo sobre los labios.
—Que sí, de Ponyville. Ya me lo ha dicho tu amiga. No seas plasta —la ataje antes de que soltara una perorata sobre lo impresionantes que son sus habilidades.
—¿Por qué no tienes cascos? —preguntó al fijarse en las manos.
—Me duele la cabeza de explicar la misma tontería una y otra vez —gruñí hastiado—. Te cuento mientras te entreno y te buscamos algo de equipo decente, ¿te parece?
—Mientras haya acción cuenta conmigo. No retengo muy bien las cosas —dijo con total naturalidad.
—Ya veo, ya —dije con cierta desesperanza.
El resto de la tarde la pasaría practicando con ella a un lado de la tienda, en las sombras donde nadie pudiera verme, hablándole superficialmente sobre mis peripecias mientras analizaba su cuerpo y su manera de luchar. Aprovechando su velocidad y la fuerza de sus patas no estarían mal unas cuchillas para sus alas y unas herraduras/armadura dedicadas a cocear más que a proteger. Unas alforjas para que cargue equipo, una armadura ligerita que no le impidiera el vuelo, una daga por si acaso y lista para repartir leña.
Al caer la noche nadie más se había acercado y Rainbow me había dejado solo antes de que cerraran los comercios para comprar las cosas que le había recomendado traer mañana. Así que monté mis campanitas, me recluí en mi tienda y me dispuse a sumergirme en los mares de letras que inundaban aquellas torres de libros.
La calidez del amanecer venía flotando con la brisa, el aroma a hierba fresca y el suave gorjeo del agua del río endulzaban mi despertar. En mi cara, abierto en canal, se posaba "Predicciones y Profecías" un tomo como cualquier otro con título similar en los demás planos; lleno de cuentos de viejas y predicciones desmesuradas. Éste, junto con "Cuentos Potriles", "Leyendas de Equestria" e "Historia Temprana"; podían serme de utilidad, pero necesitaba leerlos con más detenimiento.
Tras organizar un poco el lugar y guardar los libros, redactaría una nota para dejar en el tablón. No hay nadie para atender esto y no tengo tiempo para encontrar a alguien que pueda estar a cargo, además sólo somos tres, eso no da ni para empezar. Bastará con que dejen sus peticiones y nombres en el tablón y nos ocuparemos a la vuelta.
Rainbow Dash llegó mientras redactaba el anuncio, haciendo una entrada penosa. Se me había olvidado quitar mi alarma y ella no se dio cuenta, tropezando con las cuerdas y armando el consiguiente escandalo tintineante; salvándose del tortazo con el suelo gracias a sus alas y su rápida capacidad de reacción.
—¿Vas a avisar así en cada sitio que entremos? —le pregunté divertido.
—Si no tuvieras este lío montado no habría pasado nada —replicó—. ¿Qué haces? —preguntó, acercándose y observando el papel.
—Escribir un aviso, no va a haber nadie aquí hasta que volvamos —contesté con parsimonía.
—"Estamos fuera cumpliendo un encargo, disculpen la molestias. Dejen sus peticiones en el tablón y las atenderemos al volver. Gracias por su atención." —leyó la pegaso.
—No repitas las cosas, ¿no ves que molestas a los lectores? —dijo una voz masculina y resultona, aleccionándola.
—Sí, es bastante molest.. —me corté en seguida y levanté la mirada del pergamino. Sólo podía ser él—. Tú...
—¡Discord! —exclamó Rainbow.
A nuestro lado, sentado sobre la mesa se hallaba una quimera con transtornada cara de pony y partes de animales que parecían piezas sobrantes de una maqueta colocadas en un modelo diferente. Le reconocí por sus representaciones en "Historia Temprana" y porque de él emanaba una energía horrorosamente familiar, sólo que más poderosa. Ante mí uno de mis principales sospechosos.
—¡Es culpa tuya que yo esté aquí! —dije tirando hacia abajo de su chiva para encararle.
—¡Plop! —dijo a la vez que su cabeza se separaba de su cuerpo, colgando de mi mano—. Pero qué agresivo. Yo que sólo venía a saludar.
—Déjate de juegos o se lo contaré a Fluttershy —amenazó la enardecida potra.
—Oooooh, ¿me vas castigar cuando vengo a ofrecer mis servicios para la comunidad? —decía haciendo pucheritos.
—¡Calla, engendro! —vociferé, lanzando su cabeza y disparando una flecha tras él.
Al instante noté un peso sobre la espalda. Se encontraba apoyado contra mí y estaba usando la flecha como si fuera un mondadientes. Me estaba empezando a sacar de mis casillas.
—Tienes un claro problema de gestión de la ira, ¿te lo has hecho mirar? —preguntó.
—Sí, tengo un problema y ¡eres tú! —grité clavando una daga en el aire donde estaba la criatura, daga que se desmaterializó en mis manos para mi disgusto.
—Casi, casi —canturreó divertido, volando en una butaca por la "estancia".
—¡Discord, ya basta! —volvió a exigir la pegaso azul, esta vez encabritándose y coceando el suelo.
—Si el gatito no arañara podríamos haber hablado como personas civilizadas —explicó con tono petulante—. Creo que no es consciente de su situación aquí.
Me tenía de los nervios, anulado completamente. No estoy preparado para luchar contra una deidad, no aún.
—Está bien, ¿qué es lo que quieres? —murmuré cabizbajo.
—Pues estaba yo el otro día, tomando el té sobre el tren de camino a Canterlot, cuando noté una ligera perturbación en la Fuerza —comentó.
—¿Pero tu afinidad no es el caos? —pregunté extrañado, lo que me faltaba era alguna criatura de Fuerza causando alboroto.
—Referencias, melón. Si no colamos referencias baratas el fic se nos va a tomar viento —explicó algo irritado.
—¿Eh? —dijimos Rainbow y yo a la vez.
—Nada nada, no lo entenderíais. —refunfuñó, quitándole importancia al tema—. El caso es que había aparecido una entidad que perturbaba el equilibrio entre la ley y el caos. Y esa entidad...
—Soy yo —dije, concluyendo su frase.
—Exacto —asintió con las manos juntas en frente de él.
—¿Y qué es exactamente lo que quieres de mí? Porque no tendrás nada que ver con que yo esté aquí, ¿verdad? —le pregunté, cansado de sus tonterías.
—Qué va, sólo quier vigilarte de cerca —susurró, acercándose a mi cara con un catelejo en su ojo. Luego dio un respingo —. Uy, tenemos visita. Mejor me voy, auf wiedersehen—chasqueó los dedos y desapareció.
—¿Pero q-? —exclamé, sobresaltado.
A lo lejos, venían Nature y su amigo, bastante más bajo que ella. Mejor disimular este mal rato y olvidarlo por ahora, Discord es un sujeto realmente irritante. Hay algo en sus palabras que no me convence.
—Ni una palabra de esto. Lo hablaremos en otro momento —le dije muy serio a Rainbow.
—Discord es un idiota, da por sentado que aparecerá de nuevo —contestó ella.
—Ya basta. Más tarde. Vamos —ordené, saliendo afuera a recibir a nuestra clienta y nuestro aliado.
—Vale —asintió la pegaso.
Una vez fuera, cerré la lona y colgué el aviso en el cartel. Saldríamos a la de ya, necesitaba despejarme. El amigo de Nature parecía un potrillo y llevaba un gran bastón a su espalda.
—Mmm, hola —dijo Nature, una vez llegó donde nosotros.
—Hola, Nature —saludó la aprendiza.
—Saludos, soy Fast Wanderer. Encantado de conoceros—expresó el pony de pelaje azul grisáceo.
—Kalas. Buenos días. ¿Nos vamos yendo? —pregunté impaciente.
—Me gusta ese espíritu. Bueno, Nature, te contaré cuando vuelva —se despidió Fast.
—Cuenta conmigo, Nature. La carta llegará sana y salva —dijo Rainbow Dash, alzando el vuelo.
—Mhm —asintió la pony de la noche.
—Adiós —gruñí casi entre dientes.
Y así, partimos hacia el horizonte trazado por las vías del rayocarril.